Microrrelato O de Obediente - [Días de Abecedario 3.0]

Las madres son perfectas aún en sus imperfecciones. Tal vez no sea genial cocinando pero sabes que es una gran compinche en todas tus locuras. Tal vez no sea fácil sacarle un «tienes permiso», pero sabes que estará allí cuando más la necesites.

Es la superheroína y a la vez también es la villana de todas tus historias. La que sonríe y te frunce el ceño prácticamente al mismo tiempo. Y la que además posee un gran corazón, dulce y sencillo, y uno tan duro como el diamante en bruto. Te entiende perfectamente, sabe cuándo vas a manipularla, te aprovecharás de su nobleza y cuándo le dirás que «no» en una rabieta.

Sabe que no te gusta ir por el pan al kiosco de la esquina, que no te gusta lavar los platos, ni mucho menos barrer el piso y hacer la cama es una pérdida de tiempo. Sabes que no eres igual a tu hermano o hermana que hace todo sin rechistar, y sabe también que odias que te comparen.

Pero, ¿sabes tú lo único que quieren ellas? Aparte de que seas un hijo o hija obediente, simplemente desea que la vida te sea menos dura. El mundo como tal es sólo peligro para ellas, pero sabes que si puedes defenderte en lo más simple, lo demás será pan comido. Sólo quiere protegerte y sentirse reconfortada en un futuro porque ha hecho un buen trabajo.

Te ama, aún cuando te es más fácil decirle que la odias. No olvides que aunque se muestre como la más fuerte, es tan frágil como un cristal.