Danganronpa Nunca estarás sola [Tenko x Himiko]

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por Hygge, 15 Enero 2018.

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    Hygge

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    Título:
    Nunca estarás sola [Tenko x Himiko]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2756
    Nunca estarás sola


    Tenko suspiró, recargando su cuerpo en el marco de la ventana. Tal y como se lo temían, había salido un día gris y triste. Recorrió con la mirada las calles, sintiendo el olor a tierra mojada, y supo que aquel día acabaría por llover. Y realmente esto no le hubiese afectado si no fuese por el hecho de que su querida Himiko tenía, aquel mismo día, una actuación de magia con su clase del colegio, al aire libre.

    Aún así se puso de pie, y alisó con un gesto enérgico las arrugas de su falda en cuanto escuchó los pequeños pasos de la joven maga corretear hacia el salón. Aquel día, el apartamento que compartían las chicas junto a una tercera amiga, Angie, estaba más animado que nunca; casi podían sentir la emoción de la niña a flor de piel. Y Tenko no se permitiría ser quien le robase esa hermosa sonrisa de su rostro nunca.

    —¡Angie, Tenko! ¿Habéis visto mi super caja mágica de las tres brujas oscuras? —inquirió Himiko, adentrándose en la estancia agitada y jadeando, pues no estaba acostumbrada a moverse demasiado y ya le faltaba el aire. Tenko se giró hacia ella con demasiado interés, mientras que Angie parecía estar escuchando aunque con los ojos cerrados, meditando en el sillón. ¿Le estaría rezando a Atua?—. La necesito para uno de mis trucos, pero no aparece...

    —¡No te preocupes, Yumeno-san! —exclamó de repente la luchadora de NeoAikido, dándose un golpe en el pecho con determinación—. ¡Encontraré ese objeto en un santiamén, déjamelo a mí! Todo sea por verte hacer esos trucos tan increíbles, ¡nadie merece perderse semejante actuación! —y antes de que alguna de las chicas pudiese reaccionar, la joven echó a correr por toda la casa, buscando como si la vida le fuese en ello rincón por rincón. Aunque para ella sí que le fuese, pues ver a Himiko triste le dolería en el alma.

    Himiko suspiró, agachando su cabeza mientras se arrastraba paso por paso para buscar en alguna habitación más. Había olvidado buscar en el dormitorio de Angie y de Tenko, y mientras se dirigía a la de esta última, escuchó a la artista hablar desde el salón con aquella vocecita animada que tanto la caracterizaba.

    —Atua dice que la caja que buscáis está más cerca de lo que creéis, ¡solo debéis creer en él y él os ayudará a buscar! ¿No es maravilloso? —ensanchó su sonrisa mientras hablaba, sin abrir los ojos ni separar las palmas de sus manos unidas. De repente, con cada pregunta, inclinó su cabeza hacia cada lado—. ¿No lo es~? ¿No lo es~?

    —Nyeh... ¿Atua dice eso? —murmuró Himiko, echando un vistazo hacia atrás antes de adentrarse en la habitación de Tenko. Fue en ese instante, cuando se acercó hacia su escritorio, que abrió los ojos al percatarse de que su caja estaba allí, aparentemente rota y llena de líquidos de colores que no supo identificar en ese instante. Como si alguien lo hubiese usado para almacenarlos y se hubiese caído. Enfurecida, tomó la cajita entre sus manos y gritó, llamando la atención de toda la casa—. ¡Tenko, ¿has sido tú?! ¿Por qué le has hecho esto a mi caja?

    La aludida dejó de buscar entre los cajones en cuanto la voz de la chica llamó su atención. Corrió hacia su encuentro, perpleja, mas se quedó en el marco de la puerta al ver la caja que buscaba Himiko en ese estado. Y lo peor de todo: en su cuarto. Se llevó la mano al pecho, donde residía su corazón, y su rostro formó una mueca que marcaba tanto la pena como la confusión del momento.

    —Yumeno-san, yo no... yo no he sido —murmuró, más afligida por el estado de la querida caja de la pequeña que por la culpa que estaba recibiendo. Intentó dar un paso al frente, alargando débilmente su brazo hacia esta, como si tratase de intentar solucionar su estado inútilmente—. Ahora que lo pienso, sí que la recogí anoche del salón, porque me la encontré y no quería que se te perdiese, pero yo no le haría jamás es-

    —¡No... No te acerques, mentirosa! —exclamó Himiko, abrazando la caja mientras se dejaba llevar por la rabia. La miró a los ojos, con sus mejillas ardiendo por la frustración, y echó a correr dándole un pequeño empujón a la sorprendida chica—. No quiero hablar más contigo, ¡le pediré a Angie que me lleve!

    Tenko abrió los ojos, profundamente angustiada, viendo la pequeña figura de la joven correr hacia la salida seguida de una sonriente Angie, que casi no parecía seguir la situación, pero tampoco le importaba demasiado. Trató de avanzar un par de pasos, aún en medio del shock emocional, y cuando se percató de todo y echó a correr hacia la puerta con sus últimas fuerzas, esta se cerró con fuerza frente a su rostro.

    —¡Yumeno-san, espera! —gritó, pero ambas chicas ya se habían perdido de vista. Se abrazó a sí misma, apoyando su frente contra la puerta en silencio, entrecerrando los ojos sin saber qué podía hacer. Su mirada, por alguna razón, acabó desviándose hacia la ventana, y reparó en que las primeras gotas de lluvia habían comenzado a caer.

    >>No... Por favor, que no se suspenda su actuaciónsusurró.


    ***
    El pequeño cuerpecito de Himiko no podía dejar de temblar. A medida que caminaban por las calles, algo menos concurridas que de costumbre debido al mal tiempo que se avecinaba, su corazón golpeaba más y más fuerte contra su pecho. Estaba muy nerviosa, siempre se ponía así con este tipo de eventos en los que ella era protagonista, pero en aquella ocasión... se sentía más insegura que de costumbre. Aunque no quisiese admitirlo, se sentía cómo le faltaba un apoyo importante.

    Alzó la mirada del suelo, encontrando a una sonriente Angie a su derecha, quien caminaba agitando sus brazos hacia delante y hacia detrás, tan excéntrica y animada como solo ella podía serlo. Aún así, a su izquierda... Su ceño se arrugó con molestia al recordar la imagen de su caja destrozada en la habitación de Tenko, y cualquier sentimiento de añoranza fue sustituido por ello una vez más. Esa chica había arruinado parte de su actuación estrella, y encima le había mentido a la cara. ¿Pero qué demonios le pasaba?

    —Iuh~ —de un momento a otro escuchó un susurro muy cerca de su oído, e Himiko se percató de que había perdido de vista a Angie por un segundo crucial. Fue entonces cuando la sintió detrás de ella, recargando sus brazos en sus hombros mientras caminaban, tan despreocupada como siempre—. ¡Estás muy tensa, Himiko~! Atua nos protege a todos al fin y al cabo, solo déjate llevar...

    —¡U-uah! —exclamó, tensando sus hombros para poder llevar el peso de la mayor sin perder el equilibrio hacia delante. Trató de respirar hondo, y a pesar de que sirvió para calmarla un poco, seguía sintiendo un molesto vacío en su pecho—. S-sí, debería no hacer nada, como siempre... Pero estará toda la gente mirando, y... Y...

    >>Y no puedo hacerlo.

    Pero antes de que pudiese escapar, Angie la tomó animadamente de los hombros, conduciéndola hacia delante e impidiendo que diese media vuelta. Los grititos y temblores de la pequeña no servirían para hacerla cambiar de opinión.

    —¡Mira, si ya casi hemos llegado! Atua me dice que rendirse no es una opción, y estoy segura de que él también quiere ver la actuación, aunque puede que salga desastrosa.

    —¿A-ah?

    Sin embargo, al doblar la esquina y llegar a la explanada donde se llevaría a cabo el pequeño festival de magia, la niña detuvo sus pasos al sentir una gota de agua tocar su mejilla. Aturdida, se secó con un dedo mientras alzaba la mirada hacia el cielo, y fue entonces cuando pudo comprobar que aquella no sería la primera ni la última gota. La zona en cuestión no contaba con más de un grupo de personas que, al comprobar que finalmente comenzaría a llover, decidieron abandonar antes de que la lluvia los empapase al cabo de un tiempo.

    Angie exclamó un "Oooh" sorprendida, ladeando la cabeza mientras los veía marcharse, como si de verdad le sorprendiese el hecho de que Atua aparentemente se equivocase. Himiko sin embargo, se sintió aliviada y desilusionada a partes iguales. Al menos, pensó en el fondo, tendría tiempo para preparar otro truco mejor para sustituir el de la caja... Y Tenko, q-quizás, podría venir a verla.

    Suspiró, ajustando su gorro de maga para evitar mojarse el cabello, y observó a Angie sin saber muy bien qué hacer.

    —Supongo que la actuación se ha suspendido, deberíamos volver a casa, ¿verdad?

    —¡Síp! Al parecer Atua decidió que hoy no era un buen día, démosle las gracias por su decisión —juntó sus palmas, sin borrar su sonrisa permanente. Entonces, aún en su posición, agregó—. Quizás por eso me dijo que cogiese aquella caja que me encontré por ahí, ¡nadie iba a necesitarla al final!

    El silencio se hizo tras aquellas importantes palabras, e Himiko sintió de un momento a otro que el mundo se le venía a los pies. Con los ojos abiertos por la sorpresa, le dirigió una mirada confusa y nerviosa a la joven artista, quien silbaba tranquila mientras dejaba que las gotas de agua acariciasen su bronceada piel.

    —Espera... ¿F-fuiste tú, Angie? —balbuceó, sintiendo que le costaba procesar las palabras que estaba emitiendo. La imagen de Tenko en su mente, confusa y entristecida ante su enfado, hizo que la punzada en su pecho se hiciese más fuerte—. Pero... ¿por qué? ¿P-por qué no dijiste nada cuando estaba riñendo a Tenko?

    —¿Ah? ¿Decir qué? —ladeo su cabeza mientras hablaba, dejando caer su cabello albino hacia el lado al que se inclinaba. Su sonrisa, de un momento a otro, se había vuelto extraña—. No estaría escuchando. ¡Rezar a Atua conlleva sumergirte en lo más profundo de tu ser! Es muy difícil para principiantes, ¡pero para mí no es ningún problema!

    La pequeña maga sintió que no podía continuar escuchando más. Ya no era capaz de sentir enfado hacia Angie, si no que se sentía horrible consigo misma por haberse comportado así con alguien que era inocente. Alguien que verdaderamente, solo quería ayudarla. Apretó sus puños, ocultando su mirada gracias a su gorro de bruja, y pronunció finalmente, sin ganas.

    —Me entretendré un rato en el parque, puedes irte sola a casa.

    Y ante la mirada curiosa de la albina, la menor echó a correr calle abajo, perdiéndose entre la lluvia que comenzaba hacerse más y más fuerte. Angie la observó marcharse, y de un momento a otro alzó el brazo, agitándolo animadamente de un lado al otro.

    —¡Está bien! ¡Bye-onara~!


    ***

    Se balanceó de un lado al otro con sus pies en el suelo, escuchando únicamente el chirriar de las cadenas del columpio, y la lluvia sobre su cabeza. Aún a pesar de estar empapándose y muriéndose de frío, no se sentía con las suficientes fuerzas como para regresar a casa y mirar a Tenko a la cara. Le había gritado y llamado mentirosa cuando ella en realidad no había hecho nada, y lo peor era que la joven había dicho la verdad. Pero ella... ella no la había creído. Tan obcecada había estado, que ni siquiera se le pasó por la cabeza que aquellas sustancias de colores pudiesen ser las témperas de Angie. ¡Pero cómo podía ser tan tonta!

    A pesar de todo, empezó a creer que se estaba volviendo loca por la culpabilidad. Había empezado incluso a oír y todo la voz de la propia Tenko llamándola tras de sí, tan real como si en verdad estuviese allí en aquel momento. Se refregó los ojos con las manos, empañados por la lluvia, obviando aquella voz insistente que suponía que salía de su cabeza...

    Cuando de un momento a otro dejó de sentir la lluvia sobre su cabeza.

    Extrañada, Himiko necesitó de unos segundos para levantar la cabeza y encontrar, en su lugar, un paraguas protegiéndola de la lluvia. Parpadeó, aún más confusa, y fue cuando la vio. Allí estaba Tenko, jadeando y completamente roja por la carrera que posiblemente se había pegado hasta poder alcanzarla. Pero... ¿C-cómo? ¿Por qué estaba allí a pesar de... de todo? ¿No estaba enfadada con ella?

    —¡Yumeno-san, al fin te encuentro! —balbuceó la luchadora, agachándose ligeramente con su brazo extendido con el paraguas, tratando de recuperar el aliento. Levantó la mirada, dirigiéndole una sonrisa sincera que a Himiko le sorprendió aún más—. He estado buscándoos desde que vi que había empezado a llover, no quería que...

    —¡Tenko!

    Pero Tenko no pudo continuar hablando, porque para su sorpresa, Himiko reaccionó de una forma que nunca hubiese esperado. No estaba claro si era por la acumulación de emociones del momento, pero la pequeña maga se abalanzó con todas sus fuerzas hacia Tenko, rodeándola con sus pequeños brazos y ocultando su rostro enrojecido por la vergüenza de su mirada.

    —¡A-a-a-a-ah! —exclamó Tenko, sintiendo cómo sus fuerzas se desvanecían de un momento al otro al sentir el cuerpo de Himiko abrazándola de verdad. Tanto fue así, que casi perdió el equilibrio, y el paraguas acabó cayendo de su mano al ser incapaz de reaccionar. Su rostro se enrojeció aún más, y sintió sus piernas temblar, todo por aquella pequeña pero tierna acción de la niña. Dificultosamente, llevó sus agarrotadas manos hacia su espalda, correspondiendo el gesto con una mezcla de felicidad y curiosidad—. ¿Q-q-qué te ocurre, Y-yumeno-san?

    —¡Nyeh, t-tonta! ¿Por qué viniste después de lo mal que te traté antes? —inquirió, inflando sus mejillas sin separarse de ella.

    La mayor no pudo evitar sentir una gran mezcla de emociones en aquel mismo instante, siendo incapaz de reparar en sus palabras hasta que no pasaron un par de segundos. Fue entonces cuando logró articular mejor sus palabras, agachándose para quedar a su altura, mientras se separaba con delicadeza con una mano en su hombro, sin dejar de dirigirle la cálida sonrisa dibujada en sus labios.

    —Vine a traeros el paraguas, porque no quería que os mojárais. El otro se lo llevó Angie, me la encontré viniendo hacia aquí. Pero en realidad era una excusa para venir a verte, no podía perderme tu actuación por nada del mundo, lo siento. Sé que estabas enfadada conmigo y aún así vine y... —al ver que la niña agachaba la cabeza, notando evidentes rastros de culpabilidad, negó con la cabeza con tranquilidad. No se sentía dolida ni enfadada. Su amor por aquella chica le impedía llegar a enfadarse jamás con ella—. Siempre que yo esté aquí, nunca estarás sola. Aunque no me necesites, siempre estaré dispuesta para ayudarte en todo lo que necesites, ¿sí?

    Himiko asintió lentamente, repetidas veces, sintiendo unas irremediables ganas de llorar. Tenko era demasiado buena con ella, y aún así... Rápidamente alzó la cabeza, reparando en que el paraguas se había caído al suelo, y tuvo una brillante idea. Corrió hacia este y lo levantó del suelo con toda la determinación que su perezosa persona podía acaparar.

    —Ya sé, para compensar llevaré yo el paraguas todo el camino. ¡Yo y mi magia nos encargaremos! —exclamó, alzándolo para cubrir a Tenko, pero debido a la fuerza del aire y a su baja estatura se balanceó hacia los lados con violencia, sin ser capaz de sostenerlo y dándole a Tenko en la cabeza. Infló sus mejillas, frustrada.

    La mayor no pudo evitar reír ante aquel tierno gesto, y sin percatarse de ello, ayudó a la chica a agarrar el paraguas, sosteniendo sus manos entre las suyas para darle mayor soporte. Sus mejillas se colorearon en cuanto se percató de ello, pero a Himiko no pareció importarle.

    —Nyeh, lo llevaremos entre las dos entonces. Seguro que gasté toda mi magia hoy y por eso no puedo hacerlo sola, así que acepto tu ayuda —fingió, ocultando una pequeña sonrisa.

    —A-a-ah, ¡c-c-claro, me parece genial! ¡Todo lo que dices me parece genial en realidad, pero ya me entiendes! ¡E-es decir...!

    Ambas no pudieron evitar estallar en una pequeña risa, y comenzaron a caminar de vuelta a casa, resguardadas de la lluvia mientras ambas sostenían sus manos y el paraguas entre ellas. Era una imagen peculiar, pero sin duda enternecían. El camino de vuelta fue el mejor momento que Tenko sin lugar a dudas vivió en mucho tiempo.

    [...]

    —Ya hemos llegado a casa, ¿puedes soltarme ya las manos?

    —Solo un poco más... ¡Yumeno-san tiene las manos muy suaves!

    —¡Tenko!

    Sin duda, había cosas que nunca cambiarían.
     
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    Dios, lo que he podido fangirlear.

    A ver, a ver, por dónde empiezo. Pues debería empezar por el hecho de que amo que Angie, Himiko y Tenko vivan juntas, eso es super canon. Y me imagino mucho a Angie liándola con Himiko y Tenko ya harta de la vida, ay. Por otro lado, me puedo imaginar perfectamente a Himiko super nerviosa por la actuación que tiene, aunque seguramente intentaría mentir y fingir para hacer creer a los otros que no es así.

    En general, todo lo que has descrito aquí me ha parecido muy in character. Y es que la pobre Himiko estaría tan nerviosa que ni pensaría que Tenko nunca sería capaz de arruinar nada que tenga que ver con ella, y Angie sería tan desastrosa (y estaría tan metida en su mundo de Atua) que ni se daría cuenta en decirle a la maga lo que había pasado.

    Y claro, al final la pobre se siente arrepentida y se va sola al parque (y Angie sigue en su mundo(?). Pero claro que, ¿cómo puede pensar que Tenko lo dejaría así? Es Tenko, ama a Himiko demasiado, y pase lo que pase siempre estará ahí cuidando de ella y preocupándose porque esté bien.

    Ay, me encanta este relato. Es un muy buen hurt/comfort, y me encantan esta clase de fics, porque lo pasas mal porque sus personajes, pues aquí entre nos, son un poco estúpidos, pero luego sabes que se reconcilian y todo bien y eres feliz. Lo has manejado todo muy bien, creo que los personajes han estado muy acordes a su personalidad en cuanto a la situación y además, ha sido muy rápido de leer por que tienes una narración muy fluida.

    He amado el final, esas tres últimas frases han sido lo que más me han hecho sonreír como tonta. Tenko nunca va a dejar de ser Tenko.

    Lo único que quería señalar es que, bueno, sé que hemos visto doblajes distintos pero supongo que en japonés seguirá siendo igual. No se consideraría un fallo y no tienes por qué cambiarlo, pero personalmente me ha sonado un poco raro leer "e Himiko", ya que es cierto que es una h+i, pero hay que pensar que esa h se pronuncia aspirada y que, de nuevo, personalmente, creo que no pasaría nada si hubiese sido "y Himiko". Pero por lo demás, no tengo nada que comentar. Gracias por hacer este relato del V3 tan cute, a ver si to también me animo.

    ¡Sigue así!
     
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    Velvet

    Velvet Entusiasta

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    Ronpa Strikes Back: Quinta entrega. Mhm, las estoy contando.

    AMISTAD? Eso se come? ¿Donde está mi romance? Oooooooh. En fin: eso no quita que el shot tenga la calidad a las que Liz las tenía acostumbradas a comienzos del ’18.

    OOOOOH el Hurt/Comfort siempre me pone mal. Fucking malentendidos, arruinando relaciones desde 2013. Amanene ya cubrió la parte de la trama, así que para dejar algo constructivo no me queda otra que centrarme en la técnica.

    Un aciertazo dividir esto en tres escenas. Parecerá una tontería que te enseñan en lengua castellana, pero el 101 de las historias es “siempre debe tener introducción, nudo y desenlace”. Y adivina qué: una regla tan simple como esa se ejecuta a la perfección en esta historia. En un H/C tiene que haber una pelea, un arrepentimiento y una disculpa. Intro, nudo y desenlace, y efectivamente lo que cubriste en cada una de las escenas. Este también es un +1 en el cajón.
     
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