Nuestro último amanecer

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por KyrieShepard, 22 Julio 2014.

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    KyrieShepard

    KyrieShepard Iniciado

    Tauro
    Miembro desde:
    18 Julio 2014
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    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Nuestro último amanecer
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    4046
    El principio de una pesadilla. Como el brote de una enfermedad gira por completo la vida de tantas personas alrededor del mundo de la noche a la mañana, cambiando por completo lo que creían que sería de un día para otro. Como sus caminos se entrelazan y se adentran a un sendero desconocido, donde no saben si en ese preciso momento, sería su último amanecer.


    Esta historia está basada en el ambiente del videojuego realizado por Naugthy Dog "The last of Us" , por lo que los derechos del autor son autentica mente de ellos. Sin embargo, los personajes del mismo no aparecen en este fanfic.

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    CAPITULO 1.

    Media Noche.
    -Parte 1-


    John miró a su hija a los ojos, abiertos de par en par; en los cuales se reflejaba la luz nocturna como luceros en medio de aquella obscuridad que impregnaba la noche. Tragó saliva mientras podía notar el miedo que recorría sus manos temblorosas. En la cocina, no se encontraban más que él, un contador que había pasado sus cuarenta hace no más de unas semanas, y su hija, Alisson, de dieciséis años, se mantenía quieta, en silencio. El grito desgarrador proveniente de la calle los había dejado helados y sin habla. No era para nada común. Sin embargo, eso no era lo que más los agobiaba, no. Anna, la esposa de John y madrastra de Alisson había salido hace unos cuantos minutos, asegurando que la Señora Puff, su gatita siamés estaba rondando por los alrededores.


    —Anna está afuera— susurró Alisson mientras recuperaba el aliento de forma lenta, como si no quisiera romper el silencio que los impregnaba.


    John pensaba en muchas cosas, cómo qué había causado el grito de esa persona. Estaba seguro que no había sido su esposa, sin embargo su estómago dio un revuelco repentino cuando comenzó a dirigirse hacia la puerta entreabierta que su esposa había dejado minutos atrás, e imaginar lo que podía encontrar.


    —Espera aquí—dijo en voz baja mientras caminaba sigilosamente hacía afuera. Por su parte ; Alisson, se sentía mucho más nerviosa, por lo que se limitó a acercarse a la ventana de la cocina y abrir la cortina para poder mirar que ocurría afuera. ¿Asalto?¿Accidente? No podía adivinar qué era lo que había causado aquello, sin embargo, las masas ahí afuera se escuchaban demasiado silenciosas como para haber presenciado algo así. ¿Tan impactados se encontraban?


    Por su parte, John camino rápida pero silenciosamente hacía el pequeño jardín de la entrada, miro alrededor buscando a su esposa, pero no encontró más que los arbustos que dividían las casas en los suburbios. Además, ese gran manzano parecía esconder sombras tenebrosas entre sus ramas, algo que hacía temblar de pies a cabeza a John.


    —Anna...¡Anna¡—habló por fin mientras se acercaba a la acera de la calle, por donde la había visto partir en busca de su minino peludo. Se mantuvo firme a no acobardarse en caso de que su esposa necesitara ayuda, aunque él no encontrarla por ningún lado lo hizo titubear de golpe.


    Una mano rodeo la boca de John, impidiéndole liberar el quejido que por reflejo habría proferido. Sus ojos miraron la figura un poco ancha, su esposa estaba ahí. Por lo que le hizo sentir un gran alivio, pero el mirar de su mujer le decía algo más, algo que no podía adivinar. Anna se llevó el dedo índice a los labios mientras le indicaba que entraran de nuevo a la casa. John asintió mientras iba detrás de ella, mirando hacia atrás, como si algo fuera a salir de entre las sombras.



    Alisson se había pegado a la puerta principal, y había visto cómo sus padres regresaban a casa. En cuanto Anna puso un pie en la casa, ella la envolvió en un gran abrazo mientras suspiraba con gran alivio.

    —Ha sido en casa de Clara. Ha sido ella, puedo asegurarlo—agregó inmediatamente Anna mientras cerraba la puerta, dispuesta a tomar el teléfono y marcar a la policía.No pasaron ni unos segundos cuando los gritos de la que se hacía llamar Clara, comenzaron a desgarrar el aire de forma horripilante.


    ¿Qué estás haciendo?¡Detente¡...A-ayuda... ¡Por el amor de dios¡ Ayu... ¡Ahhhhhh¡—Congelados de pies a cabeza, los tres integrantes de la familia se vieron unos a otros, como si no pudiesen creer lo que estaban escuchando. Sin poder actuar, se quedaron mudos mientras seguían escuchando los gritos que pedían ayuda del otro lado de la calle.


    Anna ; que mantenía el teléfono que emitía aquel zumbido inquietante para todos, lo poso en su lugar y dio un paso, seguido de otro, como si apenas pudiese hacer reaccionar sus extremidades. Pero, por el contrario, John estiro la mano y la detuvo a medio andar del brazo de camino a la puerta. Lo miró con ojos amenazantes, sin embargo él mantuvo su postura con una mirada predominante, mucho mayor a la de su mujer. Alisson sabía lo que esa mirada decía; haber perdido a su madre había sido duro, pero mucho más para su padre.


    Anna se soltó de golpe con un tirón mientras trataba de no levantar la voz más de lo necesario—No querrás que me quede aquí, ignorando lo que...—John , por su parte, no hizo más que guardar silencio y sus cejas se juntaron.


    Delicadamente, John poso sus manos en los brazos de su esposa, admiro sus mejillas; aunque en ese momento estaba pálida, sus ojos y cabellos castaños se tornaron negros con respecto a su piel, lo que le dio un aire a su difunta esposa, suspiro mientras dejaba caer los brazos al momento de girarse hacía la puerta. Alisson trato de seguirlo, pero su madre la tomo de la mano, deteniéndola.


    ***​


    John salió por la puerta con paso apresurado, si habían titubeado ahora tendría que apresurarse. A lo lejos los gritos y jadeos de Clara se hacía más y más fuertes, mas agitados y descabellados. Sentía que los pelos se le ponían de punta. Cuando cruzo la calle, pudo ver como Jorge, su vecino, también había ido a investigar, junto a su hijo de dieciocho años, el cual John no recordaba su nombre.


    —Jorge— habló John mientras asentía en forma de saludo breve , seguido de su hijo, el cual pareció no verle debido a que la obscuridad no le había permitido darse cuenta que se había dirigido a él.


    —John—agregó andando Jorge mientras ninguno de los presentes se detenía ante la puerta. —Mi mujer está llamado a la policía, pero debemos actuar ahora, ese maldito de su esposo debe de haberla golpeado de nuevo— parecía lógica la acusación, pero John no lo creía por completo, tenía un mal presentimiento. El aire se puso más denso cuando los gritos cesaron por completo, sin previo aviso, así de la nada.


    Se abrieron paso por la puerta pulida de madera principal; esta hizo un estruendo dentro de la casa, si querían pasar desapercibidos no lo estaban haciendo muy bien que digamos.


    El pasillo amplio de la entrada llevaba a la sala, mientras se adentraban a lo que podría ser la boca del lobo, comenzaron a escuchar sollozos. Lo que todos por instinto guardaron silencio para encontrar el origen de los mismos.


    —Creo que vienen de arriba—comentó el primogénito de Jorge mientras señalaba las escaleras. John, seguido de Jorge y su hijo, subieron los escalones hasta llegar a la primera planta, ya que todas las casas ahí tenían el mismo diseño, John reconoció inmediatamente que los lamentos y lloriqueos provenían del baño que viene adjunto a la recamara más grande.


    Hizo una mueca mientras trataba de tranquilizarse, el simple hecho de escuchar a una mujer llorar lo llenaba de rabia imaginar que su esposo era el causante de eso. Cerró los puños mientras recorrían la habitación, llegando a la puerta del sanitario amplio. Había sangre que llevaba un camino desde el cuerpo inmóvil del marido de Clara, hasta lo que era dentro del sanitario. Trago saliva al ver sangre como si estuviera en una película. Por su parte, Jorge y su hijo eran de estómago débil, por lo que ver el cuerpo de su vecino hizo que una arcada saliera de ambos y tambalearan por un segundo. John simplemente suspiro, tratando de controlarse y se limpió el sudor frio de la frente. Camino hacia el baño, donde primero visualizo las piernas delicadas de la mujer, recargada en la tina ensangrentada. Llorando por lo bajo y diciendo lamentos que apenas podía comprender. Se inclinó hacia ella buscando el ayudarle.


    —Clara…soy John, el esposo de Anna…—dijo mientras se acercaba a ella, pudo ver como se aferraba a su cuello, por lo que entendió que más de la sangre de su esposo, ella también se encontraba herida. Además de que su respiración comenzaba a entrecortarse.


    —Vamos, vamos, vamos—repitió John nervioso mientras la cargaba, ella seguía balbuceando palabras; “No quise hacerlo” decía. “El me lastimo, yo no quería…”


    Podía imaginar lo que había pasado. Por fuera ellos eran una pareja tranquila, pero por lo que Anna decía que hablaba con Clara, su matrimonio no iba por buen camino. Pero llegar a estos extremos… parecía casi imposible.


    Jorge y su hijo se habían adelantado para despejar la multitud de personas que de pronto se habían formado en la entrada de la puerta. Ninguno se había atrevido a entrar a la casa más que ellos, y habían llegado tarde. La curiosidad humana no servía más que para mirar y quedarse de brazos cruzados en este tipo de situaciones, esto lleno de coraje a John mientras miraba los ojos curiosos de sus vecinos. Tal vez por eso no congeniaba con la mayoría de ellos.


    —¡Jorge¡ La policía viene en camino…¡Clara¡ Oh Dios mio ¿Qué le paso? — exclamó la mujer de Jorge mientras llegaba corriendo, abriéndose paso entre la multitud espectadora.


    —Vamos, lo único que sé es que debemos llevarla a un hospital—agregó Jorge mientras se acercaba a Clara, que con el simple hecho de ver su cuello teñido de carmesí, palideció de pies a cabeza. Su mujer, por su parte, estaba más nerviosa que nada; era curioso ya que eran una pareja demasiado dispareja, ella era enfermera y trataba con este tipo de cosas todo el tiempo, y él, bueno, no debe ser necesario mencionarlo.


    —Creo que tu no vas—agregó John de forma irónica mientras caminaba hacia su cochera. Anna y Alisson ya estaban esperando su llegada ahí mismo, Anna no había pensado dos veces las cosas cuando llego con las llaves del automóvil. John por su parte se limitó a dar indicaciones sin perder tiempo. Sentía que su camisa estaba empapada y no le agradaba la idea de que fuera con sangre.

    —Yo me encargo de ella en el camino—agregó la esposa de Jorge mientras se colocaba en la parte trasera de la camioneta. Los movimientos de todos eran algo brusco, apresurado y mecánico, nervioso por lo que podría pasar y posiblemente por la cantidad de sangre y confusión que había en la escena.


    Anna no podía dejar sola a Clara, era una de sus mejores amigas, a decir verdad había sido su primera compañera a la llegada del vecindario. Anna, al no tener un “buen visto” por su apariencia física. Tiene diabetes y sobrepeso. No era una buena combinación. Sin embargo era una persona con buen corazón. Había impulsado sus ánimos por convivir con los vecinos, ahora Clara necesitaba de alguien y Anna estaba dispuesta a acompañarla. Y bueno, John seguiría a Anna a donde fuera. La amaba.


    John se acercó a su hija que se quedaba quieta mirándolos actuar, acarició su mejilla mientras le daba un beso en la frente.


    —¿Entiendes que debemos ir, cierto? —se aseguró su padre más que en realidad preguntarle, Alisson asintió algo nerviosa y mareada por lo que acababa de presenciar. Había visto a Clara sana y salva hace unas cuantas horas, ayudando a su esposo a entrar el cual; al parecer había terminado borracho y herido en algún bar, ya que el mismo no podía mantenerse de pie.


    Siguió con la mirada a su padre mientras él no le quitaba la vista de encima. No era necesario recordarle que debía quedarse en casa y esperar a que llegaran. Era viernes y no sería necesario que fuera caminando a casa.


    John abordo la camioneta junto con su esposa y acompañantes en la parte trasera, el motor de la camioneta rugió como bestia en medio de los susurros de la multitud. La cual abrió un camino para que salieran disparados por la angosta calle que los suburbios alejados de la metrópoli de la ciudad tenían.


    Alisson miro como se alejaban y la obscuridad se los tragaba. Miró a su alrededor y un escalofrío recorrió su cuerpo cuando algo suave recorrió con delicadeza su pierna. Mirando hacia abajo soltó un suspiro mientras cargaba entre sus brazos a la Señorita Puff.


    ***​

    John mantenía fuertemente unidas sus manos al volante mientras trataba de recordar la vía más rápida al hospital más cercano. Estando tan lejos del centro de la ciudad era difícil tener un centro médico a la vuelta de la esquina. Miraba por el retrovisor como la enfermera trataba de calmar a Clara mientras seguía lamentándose.


    —Shhh, todo estará bien, tranquilízate, trata de no hablar, pronto llegaremos…—comenzaba a decir la mujer mientras mantenía presionada la herida de su cuello, de la cual parecía calmarse un poco el brote de sangre, sin embargo John sabía que corría el riesgo de morir, ahí, justamente en su camioneta. Miro de reojo a su mujer mientras ella correspondía con una mirada asustada escondida detrás de una máscara relajada.


    Regresó al camino y se limitó a llegar al hospital más cercano, lo que más le sorprendió, fue la cantidad de personas que había dentro del hospital una vez que habían entrado por la sala de emergencias. El lugar estaba repleto de familiares esperando las noticias de quien sea que estuviese en aquellas camillas, postrado. Todo esto solamente hacía que John se sintiera nervioso. Una vez que Clara estaba en una camilla y la llevaron a Urgencias, Anna la acompaño todo el tiempo que pudo hasta que le obstruyeron la entrada. No era familiar, pero era lo único que tenía en ese momento.



    Anna se sentó en el suelo mientras John la acompañaba, mientras tanto la mujer de Jorge se comunicaba con el mismo para ver qué tal le iba con la policía, pero para su sorpresa, aun no llegaban. Era extraño puesto que no deberían tardar si sabían de lo que se trataba.


    Los hospitales nunca le habían gustado a John, no desde que había perdido a su esposa en uno. El sonido silencioso de los pasillos, las blancas paredes que reflejaban cualquier luz alrededor y el olor a alcohol junto con medicamentos hacían que su estómago se revolviera.


    Pasaron unos minutos mientras Anna parecía estar nerviosa, quería saber noticias de su amiga, aunque cada que preguntaba a las enfermeras estas parecían que estaban distraídas con tantos pacientes que habían en una pequeña clínica. Esto solo alerto más a John mientras miraba alrededor.


    —¿Qué crees que este pasando? —dijo John mientras tomaba de la mano a su mujer. Esta, sin embargo, parecía que aún no comprendía lo que pasaba alrededor. John se levanto de un tirón mientras sentía como la edad comenzaba a hacer de las suyas, cuarenta años no hacían que sus huesos crujieran, pero si que no se moviera con la facilidad que antes lo hacían, su vida sedentaria tampoco ayudaba.

    Anna lo siguió , John la tomo de la mano para ayudarla a levantarse, las personas caminaban por toda la clínica mientras se escuchaban llantos, enfermeras de un lado para otro y pidiendo por mas medicamentos para sus pacientes. Todo era una locura.


    ***
    Alisson había cerrado la puerta con llave, no le gustaba correr riesgos cuando se trataba de quedarse sola en casa, siempre había sido muy miedosa , aunque ahora ya no era la niña pequeña que lloraba y se quedaba en la entrada de su casa a espera de su padre. Ya no lo era. Se había centrado en los estudios y era buena alumna, destacada, aunque ella misma sabía que no era perfecta. Sin embargo siempre daba lo mejor de ella. Su madre era maestra de una universidad, asi que había estado pensando estudiar pedagogía al terminar sus estudios.

    Subió las escaleras mientras iba encendiendo una por una las luces hasta su habitación, había algo en la obscuridad que no le agradaba, demasiado misteriosa y silenciosa. Inquietante si cabe mencionar.

    Había mantenido a la Señorita Puff en sus brazos durante todo el trayecto, cuando estuvo ya en su habitación se desvistió. Hizo bola toda la ropa y la lanzo al cesto como jugadora de basquet ball, encestando victoriosamente. Sintió un poco de frió al encontrarse simplemente en ropa interior, por lo que procedió a colocarse su short ligero y blusa rosada de tirantes para acostarse de una vez por todas.

    No antes de ir a su cómoda cama, se asomo por la ventana para ver como Jorge, aun parecía estar esperando a la policía para que se arreglara el asunto. El saber que había un cadáver al otro lado de la calle no le daba ánimos por dormir, el hecho de que no estuviera nadie mas en casa mas que ella tampoco ayudaba.

    Camino descalza sintiendo el frío bajo sus pies y dio un brinco a su cama, la cual hizo un rechinido tétrico mientras el silencio predominaba. Se oculto bajo sus sabanas y cerro los ojos para dejarse llevar por el silencio de la noche. Miro hacía su reloj, eran dos para la media noche. Sintió un escalofrío al momento de girarse y abrazar su almohada.

    Escucho su respiración, su pulso en los oídos, y lo reconfortante que se sentía lo frío de su cama contra su mejilla.

    Aunque, de pronto, mas que esos ligeros y delicados sonidos, uno irrumpió a lo normal. Un crujido, un sollozo. No, era algo distinto, raro. Se levanto de golpe, quedando sentada en su cama, cerro los ojos y trato de encontrar el sonido que había cesado de pronto. Cuando volvió a aparecer, algo parecido a un golpeteo y un gruñido del otro lado de la pared comenzaba a aumentar. Extrañada se levanto y se acero al muro, justamente al otro lado. Cuando estuvo en la pared y el sonido aun era un poco difuso, acerco lentamente su oído al muro para poder escuchar mejor.

    —¡AHHHHGGG¡—Alisson soltó un grito al escuchar aquel gruñido tan extraño, aterrador, no era nada de este mundo, la sorpresa la había hecho caer de sentadera , agitada con el corazón dando a mil.

    —Pero que rayos...—bufó mientras se reincorporaba. Pero eso no era todo. Los gritos parecían inundar las calles.

    ***​
    Había pasado mucho desde que Clara se encontraba en quirófano. Era una suerte de que hubieran llegado en ese momento, ya que muchos heridos y enfermos al parecer estaban siendo colocados al final de la lista de las personas que necesitaban atención en ese momento.

    —Llamare a Alisson—dijo Anna mientras se dirigía a la salida, ya que en el lugar no se permitía usar celulares, tampoco el fumar pero al parecer muchas personas no hacían caso al respecto.

    Anna abrió la puerta con un empujón y se encontró con la oscuridad de la calle, dio unos pasos mientras el teléfono sonaba, una, dos, tres, no contestaba. Imaginó que ya se habría quedado dormida. Aun así volvió a marcar para asegurarse de que sus instintos maternos no la engañaban. No le gustaba dejar a Alisson sola, menos después de lo que había pasado, pero el deber la llamaba.

    John, por su parte, miraba a los pacientes sentados que esperaban atención medica, no se veían bien, algunos tocian sangre, muchos parecían estar entre muertos y drogados. No sabia que era peor. John sentía un peso en los hombros que no lo dejaba tranquilo. Algo andaba mal y no le gustaba. Miro a Anna al otro lado del cristal, la cual cuando giro aun con el teléfono pegado al odio, le sonrió con dulzura y saludo con la mano mientras inclinaba su cabeza. Lo cual hizo que John sonriera y la saludara del mismo modo.

    Giro su cabeza hacia alrededor y varios médicos pasaron para revisar rápidamente a los enfermos que aun no podian tener una consulta completa. Uno de los médicos se acerco con un cubrebocas y tomo el rostro de uno de ellos, con una pequeña lampara la dirigió a los ojos del mismo, viendo como reaccionaban ante la luz. Chequeo general, algo por lo que había pasado muchas veces John.

    Cuando paso al siguiente no paso a mayores, simplemente otro chequeo rápido, así los demás doctores seguían su ejemplo, pues los demás pacientes que tenían en camilla también necesitaban cuidados. John pareció tranquilizarse viendo que los doctores no se alarmaban ante lo que veían.

    Pero todo cambio cuando uno de ellos comenzó a agitarse como loco. Los que se encontraban a su alrededor intentaron detenerlo, ya que parecía convulsionarse o algo parecido, pero era distinto, su cuerpo se movía frenéticamente mientras soltaba gruñidos al aire. Todo parecía mas que un simple ataque cuando el mismo se abalanzo y mordió en el brazo a uno de los doctores. John se movió bruscamente , alejándose de la escena cuando vio la sangre brotar de su brazo y los gritos del doctor proferirse en el aire. La multitud también pareció alterarse, porque de pronto, varias personas alrededor, algunos pacientes ya en camilla, otros que al parecer se habían dado por muertos, varios comenzaron a llegar por las puertas, por los pasillos y habitaciones. Esto dejo en estado de shock a John. Sin embargo la verdadera pesadilla estaba a través de aquel cristal. Anna miraba desconcertada y con horror lo que ocurría dentro de la clínica. Mientras miraba adentro y baja el teléfono. Una figura negra alargaba parecía acercarse a gran velocidad , esta misma se intercepto contra su esposa y la tiro de lleno al suelo, levantaba los puños y golpeaba contra su mujer una y otra vez, en cuanto pudo se vio envuelto en un noqueo desesperante.

    Camino entre la multitud con cierta dificultad al no poder creer lo que estaba pasando. Su mujer gritaba desesperada mente por ayuda, cuando miro hacia su esposo y coloco su mano débilmente contra el cristal.
    Cuando en fin pudo decir algo, comenzó a correr con desesperación y odio hacia donde su mujer yacia.

    —¡NOOOO¡—Grito mientras los ojos le ardían. Una vez llegando abrió la puerta de golpe y soltó un tiro contra el rostro del tipo con ganas y lo dejo en el suelo por unos segundos. Se arrodillo mientras los sonidos que había a su alrededor parecían distantes, como si una granada se hubiera detonado cerca y el sonido pareciera confuso. Solo veía a su mujer en el suelo, su rostro manchado de sangre y apenas reconocible. Un nudo en la garganta hizo que el odio encarnara, y un dolor en el estomago comenzó a invadirlo. Apretó los puños con enfado mientras las lagrimas recorrían su rosto, sus manos temblorosas sostuvieron el rostro de Anna mientras lo acariciaba con delicadeza.

    Se inclino para recargar su frente contra la de ella mientras dejaba que su llanto y desesperación salieran a flote, grito, lloro, maldijo. No podía hacer mas. Cuando de pronto se vio en su situación. Miro alrededor con recelo. Las personas cayendo, gritando, viendo como sus amigos, parientes y familia eran atacados por esos monstruos que parecían; habían salido de la nada. Habían estado entre nosotros y solo se quitaron la mascara cuando quisieron. No comprendía del todo lo que estaba pasando a su alrededor. Aun sentía una gran desesperación y algo dentro de el no quería aceptar que fuera real. Con la mirada perdida se levanto y miro como su atacante se levantaba del frío concreto de la calle. Con los ojos entornados camino rápidamente con dificultad hasta la camioneta. Busco las llaves en su bolsillo y abrió la camioneta rápidamente, se refugio dentro de ella y se limpio el sudor y las lagrimas revueltas en sus mejillas.

    —Alisson— Pensó.



     
    Última edición: 23 Julio 2014
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    warrior

    warrior Entusiasta

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    me encanto mucho están bien hecho los personajes están bien equilibrados increíble si tu historia es así el juego debe ser increíble te felicito sigue asi
     
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  3.  
    KyrieShepard

    KyrieShepard Iniciado

    Tauro
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    Nuestro último amanecer
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    Drama
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    Media Noche

    -Parte 2-


    Ay por dios...—susurró Alisson mientras cubría su boca con sus manos, un escalofrío recorrió su cuerpo mientras miraba aquellas personas siendo atacadas por otras, la multitud que se había formado en la calle se convirtió en blanco fácil para el ataque. Alisson comenzó a dar vueltas por su habitación, no sabía qué hacer, si quedarse en casa o llamar a sus padres. No tenía idea de que sería más conveniente. ¿Y si ellos también estaban en peligro? Lo más seguro es que ellos vendrían a buscarla...pero, ¿Y si no?¿Y si algo malo le hubiese pasado?

    Ali se negaba a creer eso, no podría perder de nuevo a su familia, a su madre. Anna siempre había sido amable con ella, no la llamaba mamá pero siempre la había querido como una. Su padre la amaba mucho, al principio no quería aceptar alguien más en la familia, pero la soledad y aquel hueco que dejo su madre, además del cariño por su padre la había hecho intentarlo.

    ¿Lo perdería todo? Sus pasos comenzaron a sonar más silenciosos cuando comenzó a bajar las escaleras a gran velocidad. Se acercó a las puertas para asegurarse que estaban cerradas, los gritos en la calle seguían como fondo continuo. Ali respiraba con dificultad, sentía que la cabeza le explotaría. Quería que se limitara a creer que era un mal sueño y despertar rápidamente. Pero se sentía demasiado real como para ser un sueño.


    Miro la puerta trasera mientras escuchaba ruidos provenientes de esta. Se abrió paso y llego hasta ella, miro por la ventana que tenía la misma. Estaba vacía, silenciosa.

    —¡Ayuda¡—gritó una mujer. Alisson dio una zancada larga hacia atrás cuando la miro pegarse contra el vidrio y golpear con el puño la puerta. La mujer estaba desesperada y herida, su rostro estaba manchado de sangre. Como chica de buena fe. Ali abrió la puerta rápidamente mientras ayudaba a la visitante a entrar. Esta se aferró a sus brazos y nerviosa la miro.


    —Por favor, mis hijos están allá afuera...—sus dorados cabellos se tornaron opacos con aquella mirada agotada y distante, rendida. No había visto que sus manos se aferraban a su abdomen, de la cual parecía que de una cascada se trataba. —Están...escondidos...por favor...dije que buscaría ayuda...—La mujer no pudo decir más, pues cayó azotando contra el suelo. Sus manos no pudieron sostener lo que trataba de cargar. Su abdomen estaba completamente abierto, desde intestinos y más que no pudo identificar quedaron alrededor de ella.

    Alisson se llevó una mano a la boca y tuvo que vomitar lo más lejos que pudo. Presenciar algo tan grotesco y explicito le estaba dejando el estómago revuelto. Con sudor en la frente regreso al pasillo para mirar el cuerpo de la mujer. Tomo una gran bocanada de aire cuando se aventuró o más bien dicho, se propuso salir en busca de aquellos niños. No tenía idea de cómo los encontraría o como sabría que eran los hijos de esa difunta mujer. Pero no podía ignorar la última voluntad de esa mujer. Su amabilidad la había heredado de su difunta madre.

    Suspiró mientras se movía hacia la puerta, pero la silueta de alguien se presenció de momento a otro, la miraba con ojos hambrientos y llenos de rabia. No sabía el porqué, pero no tuvo tiempo para pensar cuando corrió a la oscuridad de su casa. En la sala; aprovecho el ángulo ciego del corredor mientras se escondía detrás de uno de los muebles. Había colocado sus piernas cerca de su pecho y trataba de ahogar sus sollozos con las manos. En sus mejillas corrían lágrimas y en su garganta había quedado atorado un grito de auxilio.


    Pudo escuchar como entro corriendo por la sala, se detuvo y comenzó a husmear por todos lados, como si pudiera olerla. Alisson tembló mientras la vibración del suelo relataba la cercanía de su opresor. No resistiría guardar los gritos por mucho tiempo, de eso estaba segura. Los gruñidos de la bestia estaban cada vez a metros, a centímetros de ella. Cerró los ojos mientras esperaba su llegada e improvisar su huida.


    Su celular sonó. Hubiera sido una desgracia si lo hubiera llevado consigo todo el tiempo, pero no, esta vez lo había dejado olvidado en la cocina. La criatura giro su cuello bruscamente y comenzó a correr de dónde provenía el sonido. Alisson quedo sorprendida de pronto, y un gran alivio recorrió su columna, pero no dudo dos veces cuando rápida pero silenciosamente salió por donde la bestia había entrado. Una vez que estuvo afuera comenzó a correr hacía la calle.


    Tuvo que brincar los arbustos y mallas que se encontraban en su camino, pero logro acercarse a donde los gritos y llamados de auxilios eran más fuertes. Cuando logro brincar la barda que al parecer, había estado ensangrentada, resbalo al último instante y soltó un sollozo de dolor cuando su pierna se torció. No era nada grave, pero cuando se dio cuenta de lo que estaba presenciando, había deseado no haber salido nunca de casa.


    Las personas corrían por todas partes, al estar en los suburbios estaba muy poblado, en muy poco espacio. No eran personas de mucho dinero, por lo que de la misma forma eran de familia numerosa. Personas siendo atacadas en el suelo, derrumbadas, mordidas, asesinadas. Alisson tuvo que recuperar el aliento antes de volver a levantarse y dudosa comenzar a caminar entre la multitud. Cuando se vio en medio de toda la multitud, comenzó a correr. No sabía ni que nombre gritar, a quien buscar, como eran por lo menos. Cuando corría se topó con otro de sus vecinos. Michel, su vecina de treinta años se colocó frente a Alisson, inclino el rostro hacia ella y de pronto se lanzó sobre Ali.

    Ella callo de golpe contra su espalda, mientas el peso de Michel hacía imposible que se levantase, sus dientes soltaban mordiscos desesperadamente y sus puños se levantaban con tal de embestirla contra su rostro. Alisson estaba desesperada, gritó con fuerza mientras trataba de quitársela de encima sacudiéndose frenéticamente, pero no daba resultado. Cuando logro detenerla al acercarse a ella, sus dientes estaban a centímetros de su cara, tanto que la saliva le caía en la mejilla y frunció el ceño como un gesto de repugnancia y desesperación. Cuando ladeo su rostro, miro debajo de la camioneta que se encontraba justo al lado de ella. Dos niños, uno con los mismos cabellos dorados que la mujer que había suplicado clemencia por sus hijos, y una pequeña niña con ojos verdosos, igual de brillantes que la madre pero cabellos castaños rizados le caían sobre el rostro manchado de sangre.


    Ali los miro con los ojos abiertos de par en par, los niños con sus mirada llena de terror le correspondieron de la misma forma al mirarla, algo en su interior hizo que girara hacía su adversaria y logro apartarla con una patada en el abdomen. Michel callo hacía atrás y de inmediato se reincorporo. Alisson, por su parte, apenas se había levantado cuando la misma corrió hacia ella de nuevo y la estampó contra el automóvil. Alisson la tomo por el cuello para evitar que se acercara.


    Trataba de ignorar el olor a pestilencia que emanaba de la boca de la mujer enferma y resistía a la fuerza que la misma le aplicaba. No era fuerte, y no resistiría mucho. La mirada de Michel parecía ser más desquiciada de momento a otro, cuando de pronto esos ojos tan grandes se comenzaron a entrecerrar hasta que el cuerpo de la mujer callo de costado frente a sus ojos.


    Confundida miro a Ethan, el hijo de Jorge, tenía la frente sudada y en la camisa llena de sangre, llevaba aferradas a las manos un tubo de cañería mientras miraba a Alisson, sonriente pero algo nervioso.


    —Ali ¿Te encuentras bien? —habló el pelinegro con la cara pálida. Alisson lo conocía muy bien, habían sido grandes amigos en la infancia, ahora apenas se hablaban, pero el recuerdo de haberle regalado una rana y que él hubiera corrido al baño no le convencía que fuera resistente a lo que estaba pasando ahora mismo.


    Alisson asintió mientras le sonreía aliviada. Ethan giró su rostro y esquivo a otro de esos corredores y lo tumbo con otro golpe en la nuca, tirándolo al suelo.

    La chica aprovecho para agacharse en el suelo y mirar debajo del auto. El chico abrazaba a su hermanita que sollozaba descontroladamente, además de que la niña trataba de silenciar sus gritos de terror.


    —Mamá pronto vendrá con ayuda, no te preocupes, vamos a estar bien…—le susurró el rubio mientras giraba su mirada hacia Alisson y se quedaba mudo de pronto. Ali trago saliva, pues no sabía cómo les diría aquello. Sin embargo, aquel chiquillo de no más de 11 años la miró fijamente, sus ojos cristalinos delataron lo que Alisson tenía miedo de decirles. Notó como apretó fuertemente la mano de su hermana, pero curiosamente el chico no rompió en llanto.

    —Vengan conmigo—Ali ofreció su mano para ayudarlos a salir, los niños miraron con recelo, pero la niña pequeña tomo su mano y salió con cuidado, seguido de su hermano.


    La niña no podría tener más de 6 años, era una niña pequeña, tenía sangre en la mejilla, un suéter que le quedaba grande y al parecer llevaba un vestido largo rosado que le llegaba un poco debajo de las rodillas. La misma tomo de la camisa a su hermano mientras este, con una mirada dura y decidida miró a Alisson. Los gritos giraban alrededor, pero el chico se tomó el tiempo para preguntar antes de irse.


    —Mamá…¿Te envió? —susurró, tratando de no llamar mucho la atención de su hermana.

    Alisson asintió. El chico bajo la mirada, pero tomo de la mano a Kat mientras volvía hacia su salvadora.


    —Gracias—e inclinó su rostro. Alisson no sabía cómo tomarlo, algo en el pecho le dolía, sentía el dolor ahogado del pequeño, sin embargo no hubo tiempo para resentimientos.


    Ethan llego y la tomo del hombro. Apenas habían pasado unos segundos y cuando volvió a mirar, había gente herida, monstruos salidos de la nada los seguían. Parecía que era una película de terror.


    —Mi padre ira en busca de mi madre— dijo Ethan mientras la miraba, ella comprendió lo que significaba, su padre y su madre estaban allá, probablemente también en la misma situación. Debía ir a buscarlos. Era lo único que le quedaba. No los perdería a ellos. Alisson lo miro con determinación mientras se giraba hacía los niños. Ethan levanto una ceja sin saber quiénes eran.


    —Vendrán con nosotros— aclaro sin más Alisson sin darle oportunidad de preguntar.

    Ethan se limitó a mirarlos curioso y después voltear hacia atrás, donde un clacson lo alerto, y también a todos los corredores. Ethan miro a Alisson y no hicieron falta palabras. Alisson cargó a la pequeña mientras tomaba de la mano al niño. Ethan se abrió paso con el tubo de cañería y victoriosamente lograron llegar al automóvil 2008 que su padre había comprado no hace más de unos años.


    Entraron rápidamente y su padre se aseguró que todos estaban. Arranco con estruendo y se alejó del vecindario.


    En los próximos segundos se vieron envueltos en varias de esas personas que ahora trataban de devorarlos. De enfermarlos como ellos lo estaban. Varios se estrellaron contra la defensa del auto, otros contra los cristales laterales. Kat se abrazaba a sí misma y Alisson lo único que pudo hacer fue abrazarla y decirle que todo estaba bien, mientras le cubría los oídos para que no escuchara los golpes bruscos de los cuerpos golpeando contra el automóvil.


    Una vez se vieron a salvo, el ruido ceso y no hubo más que silencio y jadeos de cansancio. Ethan miro a su padre que, ahora que lo veía , estaba igual de pálido a su hijo. Había de decirse: de tal palo tal astilla.



    —¿Qué rayos esta pasando? —gruñó Ethan mientras se limpiaba el rostro con su misma camisa, el sudor recorría su frente y laterales de manera exagerada. Sin embargo, su padre se quedó callado ante la cuestión.


    —Vamos a por tu madre, es lo único que importa…—Ethan lo miro enfadado, Alisson y los que iban atrás no comprendían porque, curiosamente en ese momento Jorge miro por el retrovisor para sorprenderse con los niños que Alisson llevaba. Suspiró mi continuó manejando. Había muchas calles repletas de personas pidiendo ayuda, muchos trataron de entrar por la fuerza al auto, pero Jorge se había librado de ellos con la amenaza de arrollarlos, aunque muchos no tenían nada que perder. Era eso ser atacado por “ellos”·


    Unos segundos de silencio se hicieron presentes cuando el sonido de un celular rompió el silencio. Ethan busco con desesperación en sus bolsillos hasta que por fin contesto y algo en su voz cambió.

    —Si…está bien…— dijo mientras miraba a su padre y le ofrecía el teléfono. Él lo miró con desconfianza y al final lo tomo.


    —…¿Karen?... —preguntó con un nudo en la garganta, su voz decía el dolor que le provocaba las sospechas.


    —…Jorge…¿E-están a salvo? — preguntó su esposa mientras parecía que los gruñidos provenían del otro lado. Nadie hablaba, todos se mantuvieron callados, la conversación no era muy clara pero no era porque quisieran escuchar lo que decían, sino que nadie se atrevía a romper el silencio.


    Jorge asintió, aunque su esposa no lo estuviera viendo. —Si cariño, no te preocupes…ahora mismo estamos yendo a por ti y regresaremos…—Jorge palideció y fue interrumpido por un largo rato mientras escuchaba a su esposa detenidamente. Las lágrimas comenzaron a recorrer su rostro.


    No Jorge…he visto esas cosas, nadie aquí ha logrado salir con vida Jorge…o herído por esas cosas…incluso …—guardo silencio para evitar romper en llanto—incluso yo Jorge, me han mordido la pierna, estoy sangrando mucho…—Karen suspiró mientras en llanto rompía y un toque de desesperación la abordaba—…He visto como pasa…y ahora también estoy enferma como ellos…—agregó la mujer mientras con decepción se daba cuenta de que ella estaba perdida—…Los amo tanto…a los dos, no vengan por favor.


    —¡Karen espe…¡—no pudo terminar la oración cuando se dio cuenta que había colgado. Miro fijamente el teléfono cuando de pronto piso el freno. Alisson y los niños se movieron bruscamente, Ethan golpeo contra el tablero del automóvil. Vio como su padre abría la puerta de pronto y lanzaba el teléfono hacia el concreto de la calle. Comenzó a gritar y a golpear el suelo. Sus gritos tenían un toque de desesperación, de tristeza, de impotencia. Alisson miro a los niños y los abrazó a ambos.


    —Tranquilos, pasara pronto…—dijo sin estar segura de lo que decía.


    Ethan salió disparado de la camioneta y trató de calmar a su padre, ya que entre más golpeaba el suelo con fuerza, sus nudillos comenzaban a sangrar. Nunca había visto a su padre de esa manera. Al final, su padre se detuvo y rompió en llanto, Ethan, por su parte, tuvo que ser fuerte, o al menos eso pensó que sería lo correcto, pues con el rostro duro abrazo a su padre y escondió su mirada en la oscuridad.


    Se estaba perdiendo demasiado en poco tiempo. Jorge se levantó una vez que se sentía aliviado, sin embargo se alejó un poco y comenzó a respirar. Ethan entendía que quería estar solo y relajarse, pero también comprendía que estaban solos en la calle, y no era seguro.


    Ya ningún lugar le parecía seguro.


    ***​

    John manejaba a toda prisa por la avenida, habían pasado unos minutos desde que había dejado atrás a su mujer. Aún se sentía noqueado por todo lo que estaba pasando. Pero sabía qué dudar no haría más que perder el tiempo, debía encontrar a su hija y después idearse un plan para salvarse ambos. Podrían salir del pueblo y buscar ayuda, hasta que todo el asunto terminase. Después regresarían a su vida normal, si, eso haría. Pero primero debía asegurarse que estaba a salvo.

    Sentía los ojos hinchados y su vista se le nublaba, no estaba bien, había manejado mucho tiempo y ahora la cabeza le daba vueltas. Su corazón parecía una bomba de tiempo , además de que esa presión en los hombros seguía presente.


    La calle parecía demasiado recta, faltaban unos minutos para llegar a casa, pero en un abrir y cerrar de ojos , John se vio con una horda de esas bestias directamente hacia él. Volanteo y volcó. Las bestias rodearon el automóvil envuelto en llamas.


    Un zumbido recorrió a John, los sonidos, gritos, el calor lo inundo. El llanto de Alisson. Todo se hizo distante.
     
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    KyrieShepard

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    Media Noche


    -Parte 3-

    Alisson miró como una luz de un automóvil venía en dirección opuesta. Entrecerró los ojos por lo cegadora que era la luz y los abrió completamente cuando identificó el mismo.


    —Quédense aquí—ordeno a los niños mientras abría la puerta rápidamente y corría en dirección a la calle, donde el auto en algunos segundos pasaría. Sonrió al divisar a su padre a lo lejos, su mirada cansada después de un largo dia de trabajo era lo que nunca había olvidado. Era la misma que cuando miraba las cuentas bancarias.


    —…Papá…—susurró para si misma. Mientras se mantenía recta , sus pasos se hicieron mas cercanos cada vez, la calle era recta y los autos podrían verse a mucha distancia de por medio. —¡Papá¡ ¡Papá estamos aquí¡ —acelerada comenzó a correr en dirección al automóvil. Sus ojos entornaron cuando noto si solitaria compañía, se quedó con la boca abierta mientras comenzaba a faltarle el aire de nuevo con un nudo en la garganta. —Ay no, no, no no. —Comenzó a recitar mientras cada vez el automóvil se acercaba.


    Ethan había presenciado la escena ya cuando estaba a medio camino. Hizo una mueca mientras comenzaba a correr hacia ella. Por un segundo simplemente fue tratar de alcanzarla para saber lo que el padre de Ali tenía por decir. Que había visto. Qué había sido de su madre, aunque él mismo tenía una idea, pero sentía la necesidad de que alguien le diera un poco de esperanza.


    De la obscuridad salieron sus guerreros al ataque. De entre los callejones, arboles, automóviles, de todos lados comenzaron a salir esos corredores. Eran demasiados, por doquier empezaron a conquistar camino y a sus víctimas. Sus gruñidos comenzaron a inundar el aire y Ethan miro la esbelta figura de Alisson, descalza, corriendo por la calle. Alisson admiro como un grupo de corredores, demasiados para su gusto, llegaron y embistieron la camioneta de su padre. No era nada a comparación de la fuerza de su motor, pero ese repentino movimiento hizo que la camioneta volcara y comenzara a girar.

    Miró todo tan rápido. Los corredores siendo aplastados, su padre girando en la camioneta, los gruñidos de las bestias acercándose. Los sonidos tan fuertes que , al mismo tiempo carecían de vida la inundaron, la ahogaron. Dejándola en shock mientras la camioneta continuaba su trayecto físico, directamente hacia ella. Su rostro se mostró como dos grandes lunas brillantes, horror puro emanaba de ellos. ¿A caso era lo que decían “Ver tu vida pasar frente a tus ojos”? Alisson no había visto su muerte, pero si su vida entera, había visto morir a lo que consideraba su vida.


    “Al menos mamá nos estará esperando” Pensó en el último segundo.


    Cerró los ojos, entregándose a la eternidad sin condición.


    ***

    El corazón de Ethan se detuvo por un segundo, no quedaría nada de Alisson en unos cuantos segundos. Con desesperación corrió lo más que pudo. Todo paso demasiado rápido. Se lanzó contra Alisson y cayeron de lleno contra la orilla de la calle mientras el automóvil terminaba su recorrido, deteniéndose pausadamente entre los fierros y escombros que habían quedado de lo que alguna vez fue un medio de transporte. Sintió el frio cuerpo de Ali contra su pecho mientras la mantenía entre sus brazos, su pálida piel se reflejaba contra las luces pequeñas que había alrededor. En ese momento, justo en ese preciso momento pudo sentirla tan frágil; algo no muy común en ella. Aunque no se lo dijera, la conocía. No dejaba ver su debilidad.


    Ali comenzó a moverse con dificultad mientras parecía ajena al mundo que la rodeaba. Su mirada se volvió lejana, cuando esta cambió por completo y se tornó angustiada. Frunció el ceño con dolor y se levantó rápidamente, con el pie lastimado y cojeando corrió lo más que pudo hasta donde yacía la camioneta.


    —¿PAPÁ?....¡PAPÁ¡ —gritó con angustia mientras el calor del fuego en la camioneta comenzó a emitirse alrededor, sin poder hacer mucho se hinco junto a la ventana del conductor, su padre estaba herido, había sangre por todos lados. El fuego comenzaba a propagarse por el automóvil y pronto llegaría a su padre. Alisson se inclinó con dificultad mientras trataba de sacarlo, pero el acero del cinturón de seguridad se había atorado y no podía ayudarlo. Gimió y lloró , halo a pesar de que el acero le quemaba la piel. Ethan corrió hacia ella y miró a su vecino, nunca había sido muy bueno hablando con él, siempre que salía al jardín le miraba con ojos amenazantes, era extraño. Su postura siempre había sido recta y fuerte, ahora parecía derrotado. Jorge gritó desde la otra esquina, donde había ido a liberarse por unos minutos. Desde ahí podía notarse la desesperación en las palabras. Estilaban horror.


    —¡CORRAN¡ —Gritaba el padre de Ethan mientras movía sus manos con fuerza, dirigiéndolas hacia la camioneta. Los ojos del padre aún se encontraban llorosos e hinchados por el dolor de su esposa, pero ahora había algo más dentro de ellos, tenía miedo. No por él. Por perder lo único que le quedaba.


    Al momento de tocar el hombro de Ali, Ethan notaba que los corredores parecían levantarse de su pequeño receso. Tragó saliva con dificultad, pero Ali se liberó de su mano con un movimiento rápido, continuando con su lamento, tratando de ayudar a su padre.


    Suspiró el pelinegro mientras trataba de sonar lo más comprensible—Alisson…tenemos…—Alisson interrumpió con furia y dolor—¡NO ME IRE SIN ÉL¡


    Hubo un pequeño y breve silencio, los sonidos que anunciaban la llegada de la muerte estaban atormentando a Ethan, y a su padre. Los pequeños se encontraban aun en la camioneta, mirando alrededor. Kat estaba hecha bolita mientras su hermano la abrazaba. No podía hacer más. El chico había heredado la responsabilidad de cuidar a su familia, y ser la fuerza de su hermana. Aun así dentro de su corazón no podía haber más que miedo e inseguridad.


    Ethan admiró toda la escena, su padre se acercaba a toda velocidad, los pequeños arrinconados de un lado del interior del automóvil y Alisson, que se mantenía fuertemente aferrada a su padre, aun halando para sacarlo de ahí. Un dolor surgió dentro de él, enfadado y con un tono severo, le restregó en la cara a Alisson.


    —Morirás, y no digas que no sé lo que se siente…aquí no eres la única que ha perdido algo—¿Habría algo más detrás de esas palabras? Alisson sintió un dolor en el pecho y con la mirada llena de odio le escupió sin mirarle palabras hirientes.


    —Entonces…VETE—concluyo.


    Ethan soltó un gran bufido y cerró los ojos. Su padre había llegado a la escena y le tomó el hombro a su hijo. Indicándole que se dirigiera al auto, estaba desesperado pues los corredores ya estaban al cien y listos para atacar. Gruñían dando a delimitar su territorio, y su comida.


    —Perdóname—susurró Ethan al momento de aplicar el atemi que había aprendido por azares del destino, justo en el cuello. Alisson quiso gritar o levantarse para golpearlo, pero en cuanto intento incorporarse, cayó al suelo. Se sentía mareada y sin fuerzas, su cabeza la sentía como si fuera un globo. Ethan aprovecho esos segundos para tomarla entre sus brazos y cargarla hasta la camioneta. Con la mirada dura corrió con la chica hasta donde los chicos estaban gritando. Habían llegado a la camioneta y estaban golpeando con intensidad los cristales, y ocurrió lo que Ethan estaba rezando que no ocurriese. Uno de ellos logró atravesar el cristal con un golpe y los vidrios cayeron sobre los niños, esto gritaron y su hermano aparto a Kat de la ventana, de donde las manos grises y mugrientas trataban de entrar por la fuerza. Ethan estaba inmovilizado, no podía luchar. En cambio, su padre decidido se lanzó contra las bestias y comenzó a golpearlas con un palo de madera que había conseguido en uno de los postes cercanos que; al parecer no le duro mucho, pues casi inmediatamente se rompió.


    —¡Papá¡¡No hagas eso¡ ¡Vámonos¡ —gritó mientras corría hacia el con Alisson en los brazos, ella comenzó a forcejear aun débil por la interrupción de su corriente sanguínea.


    —¡Vete¡¡Vamos¡¡No dudes¡ —gritó su padre. Tenía tantas cosas en la cabeza, quería decirle demasiadas cosas, desde que estúpido estaba actuando hasta cuanto lo quería, pero con una sola mirada sintió todo lo que ambos querían saber del otro. Con mirada triste corrió por el camino que su padre había logrado librar y entro a la camioneta con dificultad. Una de las bestias lo tomo de la camisa y lo halo hacia fuera tirándolo al suelo. Sintió que un zumbido se generó dentro de su cabeza y miró confundido lo que pasaba alrededor. A lo lejos venían más de esas personas, de esos enfermos. Frunció el ceño y sintió como las manos firmes y grandes de su padre lo levantaban pero, alrededor había demonios tomando partes del alma de su padre, pero lo único que más le sorprendió fue la mirada de paz que su padre llevaba. Sus ojos le ardieron y logró situarse en el asiento del conductor. Un silencio predomino.

    Miro alrededor aturdido sin saber realmente lo que ocurría. Su padre coloco la mano en el cristal y le sonrió antes de salir corriendo y haciendo de lado a otro las bestias, llamándolas. Pero no todas eran tan tontas, varias seguían golpeando e intentando entrar, el cristal parecía ser un punto ciego para Ethan, sin pensarlo dos veces metió la llave y encendió el automóvil. Rugió con furia, como la que el chico tenía dentro de él. En ese momento se preguntó la existencia de un Dios y que este permitiera que pasara esto.


    Pisó el acelerador mientras se alejaban del lugar sin mirar atrás, sería más difícil irse si lo hiciera, Alisson que estaba desparramada en el asiento de a lado se reincorporaba y enojada, llena de odio miró a Ethan y comenzó a balbucear palabras que él entendía , pero no quería escucharlas, no en ese momento.


    Detrás, Kat lloraba en los brazos de su hermano, mientras este seguía abrazándola y susurrándole que todo saldría bien. Que todo esto se juntara comenzó a alterar a Ethan, sin embargo continuo manejando. Estaba tratando de pensar cuando la voz de Alisson comenzó a recuperar su claridad y tono.


    —Maldito desgraciado….—comenzó—eres un desgraciado…— se inclinó hacia él y comenzó a lanzar puñetazos por el aire, le gritaba desgraciado mientras el trata de libarse de ellos, la pequeña niña comenzó a sollozar y su hermano seguía susurrándole. Los movimientos de la camioneta comenzaron a hacerse más agresivos y a perder el control, Ethan piso el freno, haciendo que todos se movieran bruscamente hacia adelante y regresaran a su lugar. Alisson apenas había logrado reincorporarse del afrenón cuando Ethan la miro a los ojos con los suyos bien abiertos, llenos de lágrimas y el ceño fruncido. La tomo de los brazos y la sacudió, como si eso la hiciera reaccionar.


    —¡Déjalo ya¡…¡DEJALO ALISSON¡ —gritó mientras ella se quedaba perpleja, el silencio atrás se hizo perturbarte y solo lo acompañaban los gruñidos a lo lejos. Alisson inmediatamente le respondió con mirada llena de rabia.


    —¡Yo no te pedí que me trajeras¡¡Yo elegí morir¡¡Tengo el derecho a decidir cómo morir¡

    —¡¿CREES QUE ERES LA ÚNICA QUE HA PERDIDO ALGO?¡¡¿CREES QUE ME HA GUSTADO DEJAR A MI PADRE ALLÁ ATRÁS CON ESAS BESTIAS?¡ Déjame responderte esa pregunta. ¡NO¡ Odio haberlo hecho—mientras decía estas palabras, podría notarse la culpa mientras se lo comía vivo, pero con su juicio bien claro, le susurraba las palabras como si las escupiera en su rostro—¡Lo Odio¡ Odio todo esto, ¿Pero sabes? Las cosas a veces no son como uno queremos, no se puede hacer todo, no se puede salvar a todos. Deberías agradecer por no haberte dejado hacer una estupidez como esa. ¿Crees que tu padre hubiera querido eso? ¡No¡ Pensaste de manera egoísta y te dejaste llevar por lo que sentías en ese momento. Mi padre entendió lo que debió hacer muy tarde. ¡Mira como termino¡ …—tomó una bocanada de aire antes de terminar con la discusión y la camioneta quedara en silencio como una tumba—Así que siéntate , abróchate el cinturón y cierra la boca de una vez.


    Alisson quedo con la boca abierta, nunca había visto a Ethan actuar así, un escalofrió le puso los pelos de punta y la dejo sin habla. Se sentó en su lugar y miró hacia atrás. Con sus manos temblorosas y una mirada cautiva se abrochó el cinturón con lentitud. Lo único que se escuchaba era el automóvil y los dientes de Ethan rechinando. Alisson conocía a Ethan, siempre había sido un chico tranquilo y respetuoso, jamás lo había visto en esa faceta. Por un segundo pensó en que no sabemos de lo que estamos hechos hasta que la situación se presentaba. Y ella había demostrado que tenía mucho menos de lo que aparentaba. Y eso le defraudo.


    Ethan tenía una infinidad de sentimientos tan contradictorios entre si en ese preciso momento, pero no podía dejarse llevar por ellos e impedir que actuara. Miró por el retrovisor y divisó a los niños asustados, entrecerró los ojos y suspiró.


    Tenían miedo.


    Él no era la excepción.


    ***​

    John se sentía en medio del mismo infierno, el calor le ahogaba hasta por las orejas y no podía moverse. Estaba de cabeza y veía como la sangre carmesí goteaba hasta el suelo, tiñendo de un rojo oscuro intimidarte. Trato de hablar pero no pudo hacer nada. La voz y llanto de Alisson lo hicieron moverse de pronto, tratar de zafarse, pero había algo en él, estaba débil y no podía continuar. Se preguntó ¿Qué sería de Alisson? Había fallado en la última misión que se le había asignado. No había podido proteger a su esposa y ahora su hija corría con la misma suerte. En cuanto a él, siempre había puesto su vida frente a la de su familia, pero el destino es tan cruel que le gustaba quitarle lo que más quería frente a sus ojos.


    Las sombras eran borrosas y silenciosas. No escuchaba más que voces lejanas y una luz cegadora proveniente de la ventana. Miró fijamente mientras trataba de centrar su vista en algún objeto cuando su corazón se llenó de emoción. Dos personas, dos personas que conocía hasta con los ojos cerrados estaban frente a él, le tomaron de los hombros y ese peso que había cargado desde hace muchos años se liberó.

    —John...—susurró una voz dulce. Su mano cálida acarició su mejilla y la admiró lo más que pudo. Cerró los ojos, en ese momento ya no sentía ni frío ni calor. No había bien ni mal. Ni dolor.


    —Estoy listo...—susurró mientras selló sus parpados en una eternidad que ni él mismo sabía cuál era, desconocida era para él, sin embargo, un enorme sosiego lo invadió.


    Sonrió. Había esperado mucho por ese momento.
     

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