One-shot No voy a olvidarme de ti [Dante x Emily | Pokémon Rol]

Título: no voy a olvidarme de ti.
Fandom: Pokémon Rol Championship.
Personajes: Emily Hodges, Dante Miles.
Palabras: 681
Summary: "No supo muy bien por qué, pero estaba nervioso a pesar de la calma que reinaba. ¿Por qué tenía ese mal presentimiento?"
N/A: Para la actividad "no te vayas sin decir adiós".

La fina arena de las Islas Artistas fue lo primero que sintió antes de abrir sus ojos. Al abrirlos, fue el sereno mar lo que le dio la bienvenida.

No supo muy bien por qué, pero estaba nervioso a pesar de la calma que reinaba. ¿Por qué tenía ese mal presentimiento?

Pasaron segundos, incluso minutos, y él no se movió ni un ápice. Solo estaba mirando las olas romper en calma. Hasta que apareció ella.

Fue como una aparición espectral. No sintió su llegada, de hecho ni siquiera había dejado huellas en la arena.

Simplemente apareció.

—Ah~ ¡Las Islas Artistas! —exclamó, con ese tono infantil tan característico—. Nunca pudimos venir de vacaciones aquí, ¿eh? Me hubiese gustado, los dos solos… ¡no pienses nada raro, eh! —y rio.

—¿Emily?

Dante la miró incrédulo. Hacía bastante tiempo desde la última vez que vio a Emily, hacía bastante tiempo desde su ruptura, pensaba que nunca volvería a verla. ¿Habían acaso quedado en las Islas o se habían encontrado de casualidad?

—¡La misma! —se giró con entusiasmo, cambiando su sonrisa por una mueca de molestia en cuanto vio la cara del chico—. Hey, podrías alegrarte más por verme.

—¿Qué es esto? ¿Qué hacemos aquí? ¿Por qué no hay nadie más? —las preguntas se arremolinaban en su mente.

Y la ansiedad de que algo malo iba a pasar se incrementaba.

—Es un sueño, cariño —respondió la chica, aun con una sonrisilla, pero mucho más calmada, quizás algo preocupada incluso.

—¿Un… sueño?

—Ahá. Un sueño muy bonito, debo decir, me encanta esta isla.

El silencio se instauró entre los dos. Dante parecía intentar asimilar la situación, Emily parecía debatirse sobre cómo seguir aquello.

>>¿Damos un paseo?

Dante asintió… y empezaron a caminar.

* * *

—Emily.

—¿Uhm?

—Tengo… tengo un mal presentimiento.

La chica se paró en seco, mirando al castaño con ojos abiertos. El chico se paró después de un metros y se dio la vuelta, asustándose ante el rostro desencajado de su amiga.

>>¡Emily! ¿Estás bien?

Se acercó corriendo hasta agarrarla de los hombros, mirándola directamente a los ojos. No recibió palabra alguna, solo una lágrima.

—Estoy muerta, Dante.

—… ¿Cómo?

La chica asintió, levemente, mientras más lágrimas se acumulaban en sus ojos. Intentó limpiarse los ojos, pero al final las lágrimas que aparecían eran más que las que podía quitar.

—¡Estoy muerta, Dante! ¡Muerta! —gritó, con voz desgarrada, entre hipidos y sollozos—. Todos lo estamos, hemos muerto… no hemos podido salvaros, no hemos podido ganar esta vez… ¡y hemos muerto!

Dante estaba en shock. ¿Debía creerle? ¿Era ese su mal presentimiento? ¿Emily había… muerto?

>>Y nunca pude decirte lo mucho que lo siento… lo mucho que te quiero, Dante. Te quiero tanto…

Lo único que el chico pudo hacer fue abrazarla. La rodeó con sus brazos, empezó a acariciar su cabello y dejó que llorase todo lo que necesitase, mientras él también derramaba unas lágrimas en silencio.

* * *

—Dante, por favor, quiero que mi madre y Alice lo sepan…

Tras unos eternos minutos, finalmente los llantos cesaron y ambos acabaron sentados en la arena, Dante rodeando con su brazo Emily, quien apoyaba su cabeza en el pecho del chico. Miraban al mar con la mirada perdida.

Emily pudo explicarle más tranquilamente lo que había sucedido y Dante, aunque reticente, no tuvo motivos para no creerla. Todo tenía sentido.

>>No ahora, no aún… Pero quiero que lo sepan, así que, por favor…

—Claro, Emi, yo se lo diré.

—Gracias.

Otro largo silencio solo interrumpido por las olas.

—¿Estarás bien, Dante?

El chico no respondió al instante. Se quedó en silencio, mirando al horizonte.

—Lo estaré, con el tiempo.

La chica asintió.

—Creo que es hora de irme, Dante —la joven se puso en pie, obligando al chico a hacer lo mismo, quedándose uno frente al otro—. Por favor, nunca olvides que te he querido hasta el final… —llevó sus manos a las mejillas contrarias, ojos empañados—. Nunca voy a olvidarte… —susurró, con un hilo de voz.

El roce de sus labios fue lo último que Dante recordó soñar.