Long-fic No te olvide...

Este fic es para la actividad ¡Crea tu personaje ideal! Espero les guste :)

Capitulo 1


Una mañana normal de instituto, sonó mi despertador avisándome que era hora de levantarme. Abrí un ojo alcanzando ver la hora y estire mi brazo derecho para apagarlo. Me escondí entre mis sabanas para seguir durmiendo pero recordé que ya era el último día de clases y luego ¡vacaciones al fin!

Mi nombre es María Nagakure. Tengo aproximadamente dieciséis años. Hace tiempo que no llevo la cuenta así que no recuerdo con precisión la fecha de mi cumpleaños. Apenas se mi edad por el año de preparatoria en el que estoy.

Me destape lentamente la sabana, estire todo mi cuerpo y dispuesta a hacer un último esfuerzo me alce de la cama.

Me limite a lavarme los dientes, cepillar mi largo cabello que por cierto es de un intenso color rojizo. Al terminar de cepillarme me ate el cabello en una media colita dejando mis rizos caer por mi espalda y me acomode mi flequillo con la mano. Luego me coloque el uniforme. Uno sencillo que hasta una persona sonámbula se lo pondría bien. Consta de una camisa blanca con un moño rojo atado en el cuello y una falda negra.

Mis ojos, de color violeta azulado, miraron de arriba abajo la heladera en busca de algo comestible. Terminé sacando un envase de leche del cual tome un sorbo directamente del pico y después mastique unas galletitas de chocolate. Mis favoritas.

Encendí la televisión para ver las noticias. Nada nuevo. Antes de marcharme vi que el pronóstico era soleado acompañado de una agradable temperatura.

Agarre mi mochila de la mesa y me la colgué al hombro. “Un poco mas y llegara mi descanso” Pensé dándome las ultimas fuerzas para salir de mi departamento.

Sí, básicamente vivo en un departamento sola, aunque todo es pagado y mantenido por un tío mio que vive en Tokio. ¿Qué hago aquí entonces? Me quede en Karakura, lugar donde mis padres vivieron toda su infancia, porque iba a ser un cambio muy radical para mí dejar el instituto así como si nada y marcharme a Tokio. Para mí, sinceramente, me daba igual. Lo único que buscaba era paz y el poder olvidar la trágica muerte de mis padres.

Karakura es un lugar pintoresco a pesar de ser un pueblo o como también le dicen “barrio”. Los estudiantes de mi instituto son personas normales y corrientes que estoy segura que pasan la mayoría del tiempo buscando actividades para no aburrirse y yo misma me puedo incluir en ese grupo lamentablemente.

Lo que ninguno de ellos sabe es que no soy como todos los demás. Soy diferente. Un ser que oculta a los humanos un gran intelecto además de poderes magníficos. Una Quincy al igual que todos mis antepasados incluidos mis padres a excepción de mi tío que es el único Nagakure que no posee ninguna habilidad y es otro ordinario humano.

Como suele ser mi costumbre, tome el largo camino al instituto junto con las personas que puedo considerar “mis compañeras”. Ellas siempre están hablando y soltando carcajadas o bromas a cada rato. Yo sólo me dedico a caminar junto a ellas aunque en ocasiones me dicen que soy una persona muy callada o con falta de humor. ¿Qué les puedo decir? Tienen razón. Desde la muerte de mis padres me convertí en una persona “cerrada” por así decirlo, que no le dirige la palabra a nadie excepto que se me pregunte.

Al ver el gran edificio del instituto me alegre un poco pero lo disimule. Lo que menos quería era un motivo por el cual me hablaran sobre mi repentino buen ánimo.

La entrada de la escuela estaba en pleno movimiento para entrar a clases. En ese momento sentí una punzada en mi corazón fuera de lo común. Justamente ocurrió apenas pise el terreno de la escuela. Tengo que admitirlo, eso fue extraño incluso para mí.

Quizás solo era la sensación que me predecía la presencia de un futuro Hollow por los alrededores. Los Hollow son espíritus que se han quedado en el mundo humano demasiado tiempo y han perdido sus corazones al no ser guiados por un shinigami hacia la Sociedad de Almas. Aunque los Quincys nos encargamos de eliminarlos directamente, somos más prácticos en ese sentido.

Una vez que un alma se convierte en Hollow, comienza a devorar otras almas sean de vivos o muertos para llenar el vacío causado por su descenso. La mayoría de los Hollows se convierten en criaturas concentradas solo en encontrar las almas más poderosas para devorarlas.

Mi objetivo luego de la terrible muerte de mis familiares, a causa de un Hollow muy poderoso, es acabar con esas criaturas sin piedad. Por suerte en mi familia se me consideraba una Quincy muy fuerte a pesar de ser precoz. Pero los malditos Hollow no solo me habían quitado a mis padres, sino también a alguien muy especial. Alguien a quien podía considerar mi verdadero amigo.

Alguien quien me entendía a la perfección y de hecho tenía la misma opinión que yo. Me causa nostalgia el recordar aquellos tiempos en que jugábamos juntos y no poseíamos noción de lo que realmente sucedía en el mundo y mas correctamente dicho, en Karakura.

Entre sin más a mi salón. Todos mis compañeros ya estaban sentados en sus pupitres. Algunos haciendo tareas pendientes y otros comentando entre ellos lo que harían en las vacaciones. Yo sólo apoye mi mochila en mi banco y me deje caer en el respaldo de este. Seria una larga mañana.

 

Capitulo 2


La clase estaba acabando. El profesor dijo las últimas palabras cerrando su libro de actividades. Sin más por hacer los estudiantes comenzaron a hablar entre ellos. Solo María se quedo callada observando a su alrededor aburrida.

Sonó el timbre de receso y como de costumbre todos los jóvenes se levantaron apresurados de sus pupitres para tomar un descanso fuera del salón. La ultima en salir fue María que cargaba unos libros en su pecho. Quería leer algo en la azotea para aprovechar el lindo día.

Al atravesar el lumbral de la puerta choco con alguien haciéndola caer. Se sobo la cabeza adolorida, luego vio sus libros caídos en el suelo, solo bufó y trató de recogerlos a todos. Para su sorpresa, la persona con la que tropezó la ayudó a levantarlos. Alzo su vista topándose con unos ojos de un profundo color anaranjado.

—Lo siento –Murmuró la pelirroja levantándose del suelo.
—Deberías tener mas cuidado la próxima vez- Dijo el muchacho colocando el ultimo libro sobre las brazos de ella.

María lo miró extrañada, de alguna manera se le hacían conocidos esos ojos, parpadeo varias veces mientras miraba como se alejaba esa persona con las manos en los bolsillos. Sin caso alguno de acordarse de quien se trataba, se encogió de hombros y siguió su marcha.

Al llegar a la azotea sintió la suave brisa chocar contra su rostro que a su vez corrió algunos mechones de su pelo hacia atrás. Respiro profundamente el agradable aire que soplaba ahí arriba y se preparo para sentarse en el suelo a leer uno de los libros que cargaba.

En ese instante, se escucho el crujir de la puerta abriéndose lentamente. María volteo bruscamente y abrió sus ojos como platos al ver quien entraba. Otra vez ese muchacho de cabello anaranjado alborotado y ojos del mismo color.

Al observarlo bien, volvió a sentir una punzada en su corazón. Una especie de dejà vù. De algún otro lado lo tenía que conocer.

—Lo siento, no sabias que estabas aquí - El muchacho giro su cuerpo hacia la puerta, volviéndose.
—Puedes quedarte – Se apresuró a decir la pelirroja.
— ¿No te molesta? - Esta vez se comenzó a acercar a María.

Esta negó con la cabeza y le regalo una sonrisa que dejo un poco en trance al joven estudiante.

— ¿Cómo te llamas?- Preguntó María sentándose de piernas cruzadas y abriendo el libro
—Ichigo Kurosaki ¿y tu?
—Ma…
— ¡Ichigo! ¡Aquí estas! ¡Se aproxima un hollow y debemos…! - De repente entro una chica de cabello azabache corto y de baja estatura por la puerta que callo al ver que su amigo tenia compañía - Vámonos después me encargo de sus recuerdos- Lo agarro del brazo obligándolo a caminar junto con ella.

—No es necesario – María la miro desafiante - Yo me encargare del hollow- Extendió su brazo derecho hacia un lado y un haz de luz rodeo su mano haciendo aparecer un arco.

— ¡Es una Quincy! - Exclamó la azabache soltando a Ichigo.
—Tranquilos, en un instante acabare con ese hollow – Dijo la pelirroja para luego saltar del techo con una gran impulso aterrizando perfectamente en el suelo.
—Sigámosla Rukia – Musitó el joven de cabello anaranjado.
—Sí- Asintió esta sacando un guante rojo de su bolsillo y colocándoselo - ¿Listo?

Ichigo se paro frente a Rukia y cerro sus ojos. Ella apoyo la mano con el guante sobre su pecho y lo empujo hacia atrás dejando salir el alma de este que estaba vestido como todo un shinigami.
Los dos comenzaron a correr hacia la dirección de María quien también corría pero hacia la dirección del hollow a una velocidad increíble.

Un monstruo enorme con una marcara en forma de cráneo y un gran agujero donde debería ir el corazón se alzó ante la pelirroja haciéndola retroceder unos pasos. Rukia e Ichigo también se detuvieron en seco y observaron de arriba abajo al hollow

María levantó su brazo derecho, el cual seguía con el arco de luz, con su mano izquierda hizo aparecer una flecha y la coloco sobre la cuerda del arco apuntado directamente hacia la cabeza del hollow.
Lentamente fue soltando la flecha la cual a una velocidad indescriptible atravesó la cabeza de hollow y este se desvaneció en el aire en un segundo. María se froto ambas manos con una sonrisa satisfecha pero al voltear se encontró con unas caras no muy conformes.

—Me siguieron hasta aquí…-Murmuro la pelirroja atónita de verlos a ambos detrás de ella.
—Esa no es la manera correcta de deshacerse de los hollow, un shinigami debe golpearlos con su espada así pueden ir en paz a la sociedad de almas- Hablo Rukia con tono serio y firme.

El joven estudiante de cabellera naranja miro hacia al cielo siguiendo las destellos de lo que antes era el hollow. De repente una sombra lo cubrió por completo pero en el intento de avisarle a su compañera la oscuridad lo termino absorbiendo, haciéndolo desaparecer.

—Me da igual, la idea es prevenir la muerte de muchas personas- Se encogió de hombros haciendo caso omiso de lo que había dicho la azabache.
— ¿Dónde esta Ichigo?- Rukia giro sobre su propio lugar buscándolo.
—Yo ya me voy, suerte encontrándolo – La pelirroja salió disparada hacia el edificio ya que había sonado el timbre de fin del receso.
—Tsk tendré que buscarlo yo misma – Masculló Rukia mirando todo su alrededor.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Los días siguientes fueron normales para nuestra pelirroja favorita. Siguió asistiendo a clases como lo haría cualquier humana, luego salía con sus “compañeras” a comprar y a la noche finalizaba el día leyendo algún que otro libro.

A diferencia de María, Ichigo seguía desaparecido. En realidad se encontraba sumergido en una inmensa oscuridad, solo. Caminaba de lado a lada buscando una salida pero lo único que podía ver era sombras y más sombras. Llevaba días tratando de escapar y no tuvo éxito. Rendido se sentó en el suelo de brazos cruzados pensando en una solución.

La pelirroja aun tenía esa punzada en su corazón. Ya eso era demasiado extraño, tenia que buscarle una causa. Pensó detenidamente una y otra vez. Nada le venia a la mente. Pero un recuerdo le vino a la cabeza.

Una de un niño jugando con ella. Sin duda alguna era su mejor amigo de la infancia. Cuando al fin el recuerdo se volvió mas nítido lo pudo ver con claridad. Ese niño era…

Inmediatamente salió por la ventana de su departamento. Las estrellas ya estaban en el oscuro y azulado cielo. Se le dificultaría encontrar el aura espiritual de ese chico. Sin más se dirigió corriendo hacia el instituto. Miro hacia todos lados buscando algún rastro de él. Esto se estaba volviendo incluso más raro. Ni siquiera en ese lugar sentía algo.

Volteo lentamente hacia la entrada del edificio pero se detuvo al notar a ciertas sombras moverse a su alrededor. Con sus poderes de Quincy apunto a una de ellas con su arco. Al seguir su patrón de movimiento logro darle a una ocasionando que se abriera una enorme puerta hacia algún otro mundo.

Intrigada de que trataba todo lo ocurrido ingreso por la entrada de ese mundo. Al poner un pie dentro la puerta se cerro de golpe para luego desvanecerse.

— ¿Quién esta allí? –Se escucho una voz preguntar que provenía de las sombras.
—Soy una Quincy que entro aquí por accidente ¿Conoces la salida?- La voz de María retumbo por todo el lugar.
—No, pero me alegra que al menos no este aquí solo- Ichigo salió caminando de en medio de la oscuridad.
— ¡Ichigo! ¿Qué haces aquí? Rukia te debe estar buscando- Comenzó a caminar hacia él.
—Desde ese día que destruiste a ese hollow estoy atrapado aquí- Bufo este por lo bajo.
—Lo siento, Rukia tenia razón. Sé que si un Quincy destruye indiscriminadamente a un hollow causa un desequilibrio en el universo- Respondió poniéndose cabizbaja.
—Ahora lo importante es salir de aquí- Alzo la vista hacia arriba buscando una salida.
—Tengo una idea –Chasqueo los dedos con la mirada iluminada- Si golpeamos las paredes de este lugar con tu Zampakutuo y mis flechas quizás logramos derrumbarlas y salir de aquí.
—Probemos entonces- El muchacho desenvaino su espada especial de shinigami y la apunto hacia donde antes estaba la puerta.

Ambos jóvenes se prepararon para realizar el plan de María. La pelirroja volvió a invocar su arco y comenzó a disparar sus flechas junto a Ichigo que golpeaba una y otra vez la pared.

Luego de varios intentos vieron que causaron una grieta en la pared y continuaron. Al fin consiguieron derrumbarla y salieron corriendo por el inmenso agujero que causaron.

— ¡Lo logramos! –Exclamó la pelirroja arrojándose hacia el suelo cansada.
—Hacemos buen equipo - Chistó el muchacho de pelo naranja.
—Siempre lo hemos sido –Sonrió María.
— ¿De que hablas? –Este no pudo evitar poner su semblante intrigado.
—Déjame que te refresque la memoria…

 

Y este es el ultimo cap de three-shot :) disculpen, es mi primera vez narrando en segunda persona y no quedo tan bien seguro u.u Me gusto participar de la actividad! ^^ ya sin mas les dejo el ultimo cap :

Capitulo 3


*flash back*
El día era cálido, corría una suave brisa como hoy, afuera estaba perfecto para jugar. Como todo niño normal tú estabas sentado junto al lago jugando con tus juguetes solo. Cuando una niña se te acerco intrigada a ver con que jugabas. Le ofreciste tu muñeco de súper héroe con esa enorme sonrisa tan característica tuya.

Pasaron los minutos convirtiéndose en horas y tú continuabas jugando con esa niña que era tu nueva amiga. Te le quedabas viendo en algunas ocasiones cautivado. Ella te miraba extrañada cuando lo hacías pero no comentaba nada al respecto, solo sonría.

Al llegar el atardecer no te quedo otra opción que marcharte. Le preguntaste a esa niña de cabellera pelirroja si la volverías a ver el día siguiente. Ella solo asintió devolviéndote tu muñeco.
Saliste corriente enérgico hacia la dirección que se encontraba tu casa dejando a tu nueva amiga atrás.

Al día siguiente no pudiste ir al lago. Tu madre estaba enferma y deseabas quedarte en casa a cuidarla. El vecindario se entero de la noticia y gracias a ellos la niña pelirroja no se enojo contigo, entendía tus razones.

A los pocos días volviste al lago animado de jugar con tu amiga. Miraste hacia todos lados pero no estaba. Tu cara lo expresaba todo. Estabas triste de no verla allí. Ya que no la encontraste diste la media vuelta.

Lo malo es que siendo tan niño cualquier cosa podía asustarte, aunque sorprendentemente en ti no se notaba. Entonces cuando ese monstruo gigante se alzó ante ti solo te le quedaste mirando, sin parpadear ni moverte de tu lugar.

Para tu sorpresa la niña pelirroja volvió aparecer. Sus ojos estaban hinchados, parecía que había estado llorando. Su mano derecha la apunto al bicho, que al observarlo bien notaste que era un espíritu, y le disparo con el arco que apareció misteriosamente.

Pero no alcanzo con eso. En ese momento lograste reaccionar al ver que el espíritu se aproximaba hacia ti, lo único que hiciste fue correr junto a tu amiga.

Ella disparo reiteradas veces flechas hacia el monstruo. En una oportunidad este alzo su gran brazo para aplastarlos a la niña y a ti. Ella en una milésima de segundo te empujo hacia un lado para salvarte.

Con una flecha letal la niña pelirroja logro desvanecer al espíritu y se acercó a ti con una sonrisa para ver tu estado.

— ¿Estas bien? ¿No te lastimo el hollow?-Te pregunto ella ofreciéndote su mano con la cual te levantaste del suelo
—Si, gracias… ¿Qué fue todo eso?- Se te veía tan confundido por todo lo que acababa de suceder.
—Un espíritu que nos quería hacer daño, pero tranquilo no volverá- La niña sacudió sus manos con su sonrisa satisfecha.
— ¿Puedo saber tu nombre?- Lograste decir con cierta timidez. Parecía que te sentías intimidado por sus poderes.
—María Nagakure ¿Y tú?
—Ichigo Kurosaki
—Me alegra haberte conocido Ichigo-kun pero debo irme ahora-Lanzo un suspiro-Vine aquí para despedirme de ti pero con todo lo que sucedió no pude hacerlo. Nos volveremos a ver algún día –Se echo a correr inmediatamente término de hablar saludándote con su brazo.
— ¡No te olvidare María! –Gritaste juntando tus manos alrededor de tu boca para que se escuchara más.

*fin flashback*

Pasaron las semanas así como los meses, después años y nunca la volviste a ver. Con el tiempo el único recuerdo que te quedo de esa niña fue su distinguida cabellera rojiza y su contagiosa sonrisa.

Ahora estas parado frente a una Quincy escuchando la historia de como te conoció en el pasado. Tus ojos estaban abiertos como platos. No podías creer que habías olvidado algo tan importante.

Inmediatamente la estrechaste entre tus brazos dejándola muy confusa a María. La abrazaste con fuerza, en señal que lamentabas no haberte dado cuenta que era ella. Tu primera amiga.

—Perdona, paso tanto tiempo que ya casi lo olvidaba-Murmuraste con la voz llena de culpa.
—No es tu culpa, yo cambie mucho en todos los aspectos –Ella te dio una palmeadas en la espalda tratando de separarse de ti.
—Créeme que no te reconocí –La soltaste finalmente.
—Yo tampoco…-La pelirroja te hablo ya separada de ti- Pero nunca podría olvidar al niño que fue la primera persona que me gusto –Esta vez hablo un poco avergonzada, de un momento a otro su personalidad había cambiado al contarte su historia.
— ¿En-enserio? –Estabas muy sorprendido-Yo….de hecho…-Te callaste un segundo- No te olvide…-Murmuraste tomándola de la barbilla y aproximándote a su rostro.
— ¿Qu-que haces Ichigo-kun?- Tartamudeo ante tu acción.
—Aunque era solo un niño deseaba hacer esto- Finalizaste tu movimiento con un corto beso que hizo acelerar el corazón de la estudiante.

Así te volviste a encontrar con esa niña. Aquella persona que te volvió loco a pesar de tu edad al verla en el primer instante. Sí, ahora estaba diferente, no podía sonreír con tanta facilidad como antes, había crecido unos cuantos centímetros de altura al igual que el largo de su cabello. Aunque nunca la hubieras reconocido no perdiste la esperanza de volverla a ver.

Esas palabras siempre resonaron en tu cabeza: “Nos volveremos a ver algún día”. Estas te hacían repetirte a ti mismo todos los días “No te olvide…”.