Drabble de Naruto - No me llames más (Sasuhina)

Tema en 'Fanfics Terminados de Naruto' iniciado por MelodiaVal, 8 Noviembre 2010.

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    MelodiaVal

    MelodiaVal Noctambula

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    Título:
    No me llames más (Sasuhina)
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    Hola gente!!!! aqui con un nuevo fic,
    pues, este es para mi amiga Hitomi Hyuuga, a quien le prometi un sasuhina hace como mil años y en el cual la inspiración me traicionaba.
    en fin, logré hacer esta canción basandome en la canción de Karina "no me llames mas" (esa tipa no me agrada junto con la cumbia, pero la historia me resulto irresistible luego de escucharla en un cumpleaños de 15) así que aqui dejo mi obra maestras (?)
    Autor: Ruriko​
    Título: no me llames más​
    Pareja: Sasuhina con un poco de Narusaku (Kami sama, perdon por mi pecado) y unos antecedentes naruhina (perdon por ese otro pecado de destruir la pareja)​
    Genero: Drama​
    Clasificación: creo que es M por las explicaciones de que anduvieron haciendo Naruto y Hinata en la cama, para cualquier "grande" ya sabra a que me refiero.​
    Sumario: <<Era cierto, su marido podia ser algo frio y bastante serio, pero tenía sus motivos, y aun así, Hinata tenía el consuelo de que la quería>>
    Advertencia: creo que hay bastante OoC (no pude controlarlo) y... no lo se, tristeza para cualquier naruhina (incluida, lo que hago por mis amigos)​
    Dedicado: a Hitomi-chan, mi muy querida amiga que tanto me ha ayudado. Tambien va para fetel que tanto lo quiero y a quien prometi avisar de mi proximo fic sasuhina.​

    No me llames mas

    ----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------​


    El joven Uzumaki giró en su cama, y se levantó con un semblante culpable. Observó a la fémina a su lado mientras dormía, se veía indefensa con sus ojos color luna cerrados y su cabello azulado recorriendo su cuerpo desnudo. Una puntada de culpa lo invadió, no sabía lo que hacía pero él no era un hombre monopolizado; para él las cadenas no existían y lo único que hacía era seguir al corazón. Naruto se vistió y buscó en el armario las maletas ya preparadas para seguir a su corazón, que le decía que buscara a Sakura Haruno, la chica que por aquel entonces amaba…






    Hinata despertó, la noche anterior había hecho el amor con su novio, pero ella se durmió con preocupación ya que por la forma en que la trataba entendía de perfecta manera que algo malo ocurría. Su cabeza giraba y recorría con la mirada la habitación iluminada por la tenue luz exterior, mientras un céfiro proveniente de las ventanas abiertas a acariciaba con suavidad. La joven Hyuuga se paró y buscó entre sus sábanas una camiseta de Naruto para colocarse y cubrir su cuerpo desnudo, pero no encontró nada; el lecho estaba completamente vacío, sin la presencia de la camisa, ni la de su novio.

    —¿Naruto-kun? —preguntó ella al aire en voz alta como queriendo identificar la estadía de su conyugue en el sitió. Pero nadie respondió. La casa estaba vacía. La muchacha de ojos perla se paró de su cama y se encaminó al armario para buscar algo de ropa, sorprendiéndose al notar que la ropa de Naruto ya no estaba—. Naruto… —susurró y bajó desnuda las escaleras para llegar a la cocina donde encontró una nota en papel naranja flúor pegada en la heladera. Con algo de miedo, se acercó a paso lento y con sus finos dedos retiró cuidadosamente el papel del frigorífico, para seguidamente abrir sus ojos como platos al leer las líneas que seguían.

    Hina-chan:
    Lamento escribir estas líneas ahora y no poder haberte dicho las cosas en la cara, pero no podía ver tu expresión cuando lloraras. No es la mejor manera de decírtelo pero ya hace meses que me vengo viendo con una mujer y… me enamoré de ella. No la podía dejar sola, nos amábamos, pero no tuve el valor para decírtelo de frente. De verdad lo siento y espero que sigas tu vida de manera feliz.


    Naruto.


    Una gota rebelde escapó de los ojos de la muchacha y cayó sobre la hoja mientras borroneaba la tinta. Un sollozo escapó de los labios de la chiquilla, mientras esta se dejaba caer al suelo dolorida mientras sujetaba su pecho y sus lágrimas escurrían casi como cascada. Ella lo presentía, el día que él le dijo que la amaba, entre la felicidad, la punzada amarga del presentimiento le pinchó. Por eso hacía tres meses que no la besaba. Por eso no le decía te amo. Por eso la noche anterior fue la primera en tres meses en la que el inició el acto sexual; era una despedida.

    —N-Naruto-kun —sollozó la muchacha cayendo en la amargura del entendimiento, pretendiendo dejar de llorar y hacerse valer, sin resultados positivos. El amor de su vida se fue, y solo le quedaba una nota y el olor suyo en su piel…

    La joven Hyuuga caminaba por las calles oscuras y llenas de neblina con semblante triste, deteniéndose en una taberna donde se acercó con su sonora taconeada a la barra para pedir un tequila. Más de un silbido hubo proveniente de los parroquianos presentes —probablemente gracias a su corta falda negra y su blusa azul escotada—, pero los ignoró y se sentó a llorar en paz mientras esperaba su brebaje del olvido, con deseos de que un milagro le cayera del cielo y le ofreciera olvidar el dolor, añorando un consuelo que no tenía ni de amigas que perdió gracias a su loco amor de adolescente, ni de su familia que ya había pasado a mejor vida. Estaba totalmente sola. Pero una voz fría y tajante la distrajo de su letargo.

    —Hmph, me tapas la luz —dijo un hombre a su lado. Hinata alzó la vista y se encontró con un hombre no mucho mayor que ella de cabello negro y ojos azabaches como la noche, de tez blanca como el mármol y una revista de la farándula en las manos.

    —Y-Yo… lo l-lamento mu-mucho —dijo tartamuda la joven mientras el hombre recorría con la mayor sutileza del mundo el cuerpo de la chica; le gustaba.

    —No deberías estar aquí y menos que menos vestida así, posiblemente quieran violarte —dijo sin ningunas señal de impunidad en sus palabras, a lo que la muchacha se sonrojó violentamente por lo directo que era en cuanto a sus palabras.

    —L-Lo sé pero… ya no me importa nada, m-mi vida… mi vida s-se fue por el dre-drenaje —dijo con semblante triste la joven mientras le escurrían los ojos y recibía su tequila bebiendo de golpe, para terminar atragantándose mientras un ardor típico del alcohol le recorría la garganta, la cual le dolía, pero no con la intensidad de su corazón. Sus ojos de luna —algo enrojecidos por aquel entonces—nuevamente se posaron en los ojos azabaches del muchacho, que miraban al suelo con melancolía—. ¿Y… a ti q-qué te ocurrió? —preguntó la chica con nerviosismo mientras jugaba con sus dedos intranquilamente.

    —Hmph, pertenezco a tu mundo, Sasuke Uchiha —se presentó el hombre mientras
    tendía su mano, a lo que la Hyuuga dudo antes de aceptarla.

    —H-Hinata Hyuuga —alegó la muchacha y el joven le sonrió de manera arrogante y superior.

    —Hmph, otra vez te sonrojaste…

    Pasaron 5 años de que Naruto había huido con Sakura y ambos se habían casado. Pero la felicidad del chico no duró demasiado, porque el amor duró lo que el dinero, que en cuestión de meses se esfumó. Sakura ya no era la joven dulce y divertida de la que se enamoró, además de perder gran parte de su atractivo físico luego de cortarse el cabello y perder peso de manera totalmente drástica, cayendo casi en la anorexia una vez.

    —Naruto, esto ya es demasiado para mí, las cosas no van bien —seguía quejándose la muchacha de cabello rosado, y el joven Uzumaki no le prestaba atención mientras jugaba con un envase vacío de rammen—. Ni siquiera me escuchas, yo pensé que me amabas, pero no haces nada para tratar de mantenerme, ¿qué te crees que soy, la sirvienta? Yo no puedo seguir aportando cosas para los dos, desde que nos casamos…

    —¡Desde que nos casamos no has dejado de quejarte Sakura! ¡Hablas mucho de mí pero tú tampoco aportas muchas cosas! —se quejó ya harto el muchacho rubio mientras el envase caía al suelo. La joven Haruno lo miró con rabia por haber tirado el envase al suelo, y le implantó una cachetada en la mejilla a su marido.

    —¡Ni siquiera puedes mantener el departamento limpio! —se quejó con los nervios a flor de piel, y con coraje, Naruto se agachó a levantar el envase mientras sus ojos escurrían contra su voluntad—. Ojalá me hubiese quedado con Sai, él era más considerado —volvió a decir la muchacha y el joven se paró enfadado.

    —¡Ya basta, si tanto te gusta recalcar los errores de las personas, búscate otro porque yo no estoy para ello Sakura! ¡Y si quieres comparar, me arrepiento de haberme venido contigo, Hinata era mucho mejor que tú, más dulce y más bella, me quería y alentaba en vez de recalcarme cada error que cometo! —se volvió a quejar el hombre, y se encerró en la habitación dejando a su mujer fuera golpeando la puerta con rabia. La oscuridad invadía el sitio y el muchacho enfadado se sentó contra la puerta para no dejar que Sakura entrara, ya se había hartado. El joven recorrió con la mirada la habitación; la cama estaba desecha, la ropa desparramada por el suelo, la televisión prendida —con el cable cortado y lluvia en la pantalla—y suciedad por donde se mirara.

    —¡Naruto, ábreme! —se quejaba la mujer, pero el muchacho la ignoró luego de que por debajo de una de sus maletas, un pequeño trozo de papel captara su atención. Se vio frente a frente con una carta amarillenta, la carta en la que Hinata había plasmado sus sentimientos, y había confesado a Naruto todos sus sentimientos. Otra vez las lágrimas se avivaron mientras manchaba todo aquel viejo papel y escuchaba a la fémina de cabello rosa gritarle desde atrás de la puerta…
    El teléfono del pequeño departamento Uchiha —antes conocido como Hyuuga—comenzó a sonar inundando el sitio. La casa era tal y como era desde que la muchacha era soltera, el único cambio, era una habitación extra que construyó el matrimonio que habitaba el hogar. Una mujer de cabello azulado y ojos perla salió de la cocina vestida con un jean gris y una camiseta verde esmeralda.

    —Yo atiendo Sasuke-kun, dale de comer a Hikari —dijo la aludida dándole indicaciones al hombre, quien simplemente le respondió con un “Hmph” y se acercó a una pequeña niña de cabello azul, y ojos color luna que reía y peleaba mañosamente por no comer su alimento—. Residencia Uchiha ¿Quién habla? —dijo educadamente la muchacha y al oír la voz del teléfono su sonrisa se borró, y sus ojos gotearon—. T-Tú… por qué… —la voz en el tubo volvió a hablar, y la voz de Hinata comenzó a temblar cuando le respondió—. T-Te veo hoy… hoy a la tarde en la… la café-cafetería del centro comercial—dijo tartamudeando la muchacha y seguidamente cortó, cayendo arrodillada al suelo luego de recibir un golpe en su corazón casi tan duro como aquel día de hace 5 años. Sasuke llegó con la niña en brazos hasta donde estaba la muchacha.

    —¿Qué te ocurrió? —interrogó agachándose para quedar a la altura de su mujer, quien se tapó los ojos y el rostro con vergüenza, para seguidamente hacer una señal de una negativa. A pesar de que la voz de su marido sonaba fría, ella entendía que estaba preocupado; lo conocía demasiado bien.

    —N-No es… nada —dijo con la voz ahogada mientras el muchacho la ayudaba a pararse, y la pequeña la abrazaba—. Sa-Sasuke-kun —habló la joven.

    —¿Qué pasa?

    —¿T-Tú… tú me amas? —preguntó la muchacha y el joven volteó el rostro.

    —Tsk… tú ya sabes que sí, pero no me hagas decírtelo tan seguido, me siento un marica —se quejó el hombre. Era cierto, su marido podía ser algo frío y bastante serio, pero tenía sus motivos, y aun así, Hinata tenía el consuelo de que la quería, y que no era un accesorio en su vida, ella era alguien, alguien importante.

    El viento frío acompañaba la tarde teñida de tonos anaranjado, los cuales se veían acompañados por purpuras y rojo manchando el cielo con colores entre fríos y cálidos. Las hojas habían caído de los árboles y un hombre de ojos azules y cabello rubio estaba pendiente de ese cambio, persiguiendo con la mirada a una pequeña hoja con un sector aun verde, que daba vueltas por la calle. El ventanal de la cafetería le permitía la visión del área que daba a la calle sin problema alguno.

    —H-Hola Naruto… —se oyó una voz femenina a las espaldas del muchacho y este volteó. La silueta femenina era más delgada, mucho más de lo que alguna vez fue, a pesar de que no parecía un esqueleto. Sus labios rosa eran carnosos, su rostro estaba blanco y su cabello era mucho más largo, ahora con el flequillo peinado a un costado del rostro. Sus pechos eran firmes y extrañamente más grandes, al igual que sus caderas, cuerpo que se veía tapado por un pantalón de corderoi negro una polera de lana roja, a juego con sus azabaches de taco aguja.

    —Hinata… has cambiado mucho —mencionó este, y extrañamente la muchacha no se sonrojó. Ahora ya no podía sonrojarse, menos que menos con él, desde que comenzó con el Uchiha había ganado fortaleza, una fortaleza que le ayudó a entender que no podía actuar como la chica tímida y sumisa que era frente a Naruto.

    —Muchas gracias —dijo y se sentó agarrando el menú—. Camarera —llamó y una joven rubia con cuatro coletas en su cabeza se acercó.

    —¿Si señorita? —preguntó con educación la muchacha.

    —Un cortado doble y un cenicero por favor —pidió la muchacha a lo que la rubia asintió y anotó en una pequeña libreta.

    —¿Su acompañante va a pedir algo? —interrogó y antes de que el muchacho pudiera negarse, la joven Hyuuga habló.

    —Traiga unos tostados —pidió y la hembra de ojos verdes, asintió y se alejó en dirección a la cocina. El joven de ojos azules, observó mientras la chica que algún día fue su mujer, encendía un cigarrillo, y la mesera regresaba de la barra con un cenicero de cristal para luego alejarse nuevamente para dejar el pedido en la cocina—. ¿D-de qué… necesitabas hablar que m-me llamaste? —dijo tratando de contener su tartamudeo.

    —¿Ahora fumas? —interrogó el muchacho observando a la bella mujer con el cigarrillo en los labios. Hinata trató de recordar a su familia, para sacar la suficiente fortaleza y valentía para responder.

    —¿Q-Que te parece? —interrogó en un intento de parecer agresiva o por lo menos fría, así como su marido le había enseñado para ser respetada. Los ojos del muchacho se abrieron como platos ante tal respuesta, y antes de poder hablar, la camarera llegó con los tostados y el cortado. Hinata sopló su bebida mientras el muchacho la miraba con ojos perdidos.

    —Hinata yo… yo quería que volvamos —le dijo el muchacho a la mujer la cual sentía como si se le revolviera el corazón, pero que no hacía nada, se mantenía indiferente. Otra vez se esforzó por recobrar el semblante frío y cortante.

    —Dime… dime algo q-que no sepa… —volvió a decir tartamudeando y la rabia se apoderó del joven.

    —¡Por favor Hinata! ¿Qué rayos te ocurrió? ¡Tú no eras así, nunca me hablaste así! ¿Es que no recuerdas el cómo me tratabas antes? —interrogó el muchacho y la joven Hyuuga agachó la mirada.

    —Creo que… no lo quiero recordar —dijo esta mientras observaba su reflejo en su café, con temor a llorar, no podía llorar, no frente a él. El la abandonó y ahora intentaba ocultar los platos rotos, pero una relación para ella ya no se arreglaba así, y a pesar de perdonarle al chico lo que hizo, para ella no había segundas oportunidades, no desde que conoció a Sasuke y conoció lo que era el respeto por uno mismo. Él se lo había enseñado.

    —¿A-A que te refieres? —Ahora era él quien tartamudeaba, era él el sumiso, Hinata lo tenía a sus pies, solo le faltaba el poder manejar la situación.

    —N-Naruto… tu solo me llamaste porque te sentías solo y triste… p-porque las cosas con aquella mujer no resultaron bien y… y crees que sigo siendo la misma tonta que se va a tirar a tus pies y te perdonará sin pedirte nada a cambio —fue diciendo la muchacha a lo que el joven Uzumaki la miraba con sorpresa sin poder creer lo que oía, y menos que menos de quien lo oía—. Pero… yo ya no soy así, y ahora estoy mucho mejor, recuperé mis amigas, tengo un trabajo, y los mas importante, una familia, con una preciosa hija —le comentó al muchacho y luego agachó la mirada—. Una hija tuya —volvió a mencionar la chica y el muchacho con sorpresa negó con la cabeza.

    —¿M-Mía? Pero… ¿por qué no me dijiste nada? —exigió el rubio con nervios, sin poder creer lo que se perdió durante todo ese tiempo.

    —Supuse que, si tu mujer se enteraba, arruinarían gran parte de su relación por ello, así que me quedé con la niña por sugerencia de él —le comentó y Naruto no pudo evitar que se le cayera una pequeña lágrima.

    —¿Quién es él —interrogó luego y la muchacha bajó la mirada.

    —Cuando me dejaste, esa misma noche fui a un bar. Estaba realmente deprimida, lo único que quería era olvidar. Allí fue donde lo crucé, perdido, solo y tan triste como yo, mientras ojeaba una revista de famosos sin ningún interés.

    >>Me comentó sobre su familia, la cual lo habían olvidado y lo único que hacían por él era enviarle dinero para que estudie, estaba en último año, a diferencia de mi que todavía me faltaban un año para acabar con el secundario.

    >>Le conté que me dejaste y bebimos un par de copas, para que casi sin darnos cuenta, terminamos en su habitación de lo ebrios que estábamos. A la mañana siguiente nos disculpamos por lo ocurrido y decimos salir, comenzando a encontrarnos desde entonces.

    >>Me ayudó a cuidar a mi hija que había nacido nueve meses después de conocernos, pero que sabíamos que no era suya porque usamos condón y le hicimos un ADN, hasta que terminé el colegio y un día mientras hamacábamos a Hikari me pidió matrimonio, a lo que no dude aceptar y nos casamos por iglesia, no por civil, ya que él creía que con la unión frente a Dios alcanzaba para que no nos separáramos nunca.

    El joven Uzumaki atendía al relato mientras intentaba enjuagar las rebeldes lágrimas que resbalaban por sus mejillas, mientras aquella bella muchacha soplaba su bebida que anteriormente le había quemado la lengua.

    —¿Y no le piensas decir a tu hija que ese hombre no es su padre? —preguntó Naruto tratando de tocar el sentido de la moral de la muchacha, ya que conocía que esta era incapaz de romper ninguna regla. Pero la respuesta lo sorprendió.

    —No, ella ya tiene por entendido que Sasuke es su papá, además de que se parece a mí, no tiene ningún rasgo tuyo por suerte—explicó la muchacha quien sin darse cuenta siquiera, había dejado de tartamudear—. Lo siento mucho… Naruto, pero tú te fuiste con esa otra mujer y me dejaste, así que ahora debes atenerte a las consecuencias, no puedo volver contigo —finalizó la muchacha mientras terminaba de beber su cortado y tomaba un tostado dejando dinero en la mesa—. Con eso puedes pagar las tostadas y el cortado, adiós Naruto y por favor, por el bien de tu hija, no me llames más —finalizó la mujer mientras se paraba.

    Naruto observó a la silueta femenina mientras se alejaba en dirección a la puerta, donde vio a un hombre alto de cabellos azabaches en compañía de una niña pequeña que se acercaba a Hinata. La mujer alzó a la niña y el hombre rodeó la cintura de la fémina mayor para seguidamente darle un beso en la boca a causa de lo cabizbaja que la notaba. Naruto sintió celos, y un enorme dolor lo invadió; el que estaba besando a Hinata pudo haber sido él, pero había desperdiciado las oportunidades.

    —Señor, debe pagar por las cosas —dijo una voz femenina y al voltear se encontró con la muchacha que antes le había atendido. El muchacho se paró de la mesa dejando el dinero en la mesa.

    —Quédese con la propina —mencionó este y se fue, resignado, triste, y arrojando su celular a la basura, ya no tenía a nadie más a quien llamar.



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    Palabras: 3223 sin contar título.​


    Bueno, tengo la sensacion de que no es lo que buscabas y no tiene tanto sasuhina como te prometi, pero estoy realmente arruinada con la inspiracion, te quiere

    Ruriko-chan
     
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    Scriptina

    Scriptina ナルト♥ さくら

    Leo
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    Pluma de
    Escritor
    Naruto descarado. Lo odié.
    Honestamente querida autora, la historia podría haberse desarrollado en unos cuantos capítulos más. La trama era consistente pudiste haberla; extendido y lograr un desenlace más ameno (no me pareció malo este, pero sí brusco y escueto).

    En fin. La pareja no es de mi total agrado, sin embargo creo que bajo las circunstancias me agradó... un poco. xD
    Tú escribes bien y deberías advertir de esos minúsculos errores en la ortografía.

    Gracias por publicar.
    Saludos,
    Roux.
     
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