No importa la distancia [SessKag]

¡Hola! He vuelto con un song-fic, espero les guste como siempre es mi pareja preferida el Sesshome.

Advertencia: Posible OcC (como lo sigo diciendo es inevitable n.nU)

Disclaimer: Inuyasha no me pertenece ni ninguno de sus personajes. Tampoco la canción me pertenece.

Link: http://www.youtube.com/watch?v=cFL61cnR1-U (Esté video fue hecho por mí, espero les guste)

¡Bueno espero les guste!

No importa la distancia.

Una vez soñé
que en algún lugar
yo podría ser alguien
si lograse amar.​

Kagome salió despedida hacia atrás, el dolor en su hombro derecho le recordó que esta vez Inuyasha ni nadie vendría a rescatarla. Estaba sola. Los separaron, ahora cada uno dependía de sus propias habilidades. Miró con temor al frente, miles y miles de demonios, ella no podría con todos. En su mente destelló un viejo recuerdo, débil, quiso ser fuerte, quiso ser alguien en un mundo que no le correspondía… donde su amor no pudo alcanzar a su hanyo, a Inuyasha.

Sueños.

Solo eran míseros sueños.

Y también soñé
que si he de triunfar
mi orgullo aferrado
tendré que superar.​

O eso es lo que pensaba. Su orgullo de mujer se negaba a dejar ir a Inuyasha, ¿Qué tenía Kikio que ella no? Se preguntaba y negaba a ver la verdad, aún teniendo la respuesta frente a sí.

-Humana deja de humillarte así, ese estúpido amor que le profesa al cadáver nunca se ira.

Crueldad. Pero esas palabras hicieron que su orgullo se resquebrajara, hasta que no pudo aferrarse a nada y pudo continuar. Ahora con otra meta, con otro sueño.

Un día llegare
no importa la distancia
el rumbo encontrare
y tendré valor.​

Saltó para esquivar esas garras que querían arrebatarle su vida, ella no se resignaría a morir por nada, aún a pesar que la herida de su hombro escocia y quemaba, quiso soltar un buen de blasfemias pero cerró la boca mordiéndose el labio inferior.

Algo golpeo su pecho, no, no fue ningún tipo de ataque fue un presentimiento, su corazón palpito más fuerte que antes y una sonrisa se formó en sus labios. Sí, ella sentía la presencia de alguien muy preciada para ella.

Sesshomaru.

Sus ojos localizaron la dirección que había de seguir. Un rumbo atestado de demonios sedientos de sangre y ansias de muerte, su mano se dirigió a su espalda, tomó una flecha en un segundo.

-Ten valor, Kagome- se susurró así misma- demuestra valor.

Paso a paso iré
y persistiré
a cualquier distancia
yo el amor alcanzare.​

La flecha atravesó en línea recta, desintegrando todo a su paso. Con la convicción en su corazón y la fuerza en su pecho. Comenzó a avanzar, tal vez fuera lento, tedioso pero no iba a detenerse. Necesitaba llegar… iba a llegar, nada se lo impediría, ni un montón de míseros demonios.

¿Por qué tanto empeño?

Porque Sesshomaru estaba al final de ese camino, no importaba las horas que le tomara, persistiría hasta el final.

-¡SESSHOMARU!

Una vez te vi
era todo irreal
y aunque fuese un sueño
te sentía junto a mi.​

Gruño. A él no podía estar pasando esto. Esa voz no podría ser de ella. NO PODRÍA SER DE ELLA. Tal vez fuera un engaño una treta de Naraku pero ese olor no lo engañaba, era hierba silvestre, el aroma de Kagome.

Sus ambarinos ojos se movieron para luego entrecerrarse con molestia, fue por unos segundos pero casi pudo asegurar que la silueta que se había alzado era la de Kagome. Irreal pero desde ese momento la sintió junto a él, sujeta a su ser.

Se que estas ahí
que te encontrare
aunque tarde una vida
yo jamás renunciare.​

Blandió su espada, el hedor a sangre putrefacta le llegó a sus fosas nasales, inundándolas. Ahora sí, estaba furioso pues el olor de Kagome se disipo.

-Se que estas ahí- más sangre- te voy a encontrar.

Sus ojos centellaron pasando de un color dorado miel a un profundo carmesí, en su vocabulario no estaba la palabra rendirse, ni mucho menos renunciar, y por la sangre de su padre que iba a exterminar hasta dar con… ella.

Un día llegare
no importa la distancia
el rumbo encontrare
y tendré valor.​

Sus cabellos platinos volaron al momento de girar su cuerpo, algo parecido al alivio se formó en su pecho al momento de encontrar el camino para llegar a la causa de esos malditos sentimientos que había comenzado a sentir y que nunca soñó siquiera llegar a experimentar.

No había distancia que pudiera con él, no había nada capaz de detenerlo, el valor había podido controlar a su bestia interior. Ese valor que solo inspiraba ella.

Paso a paso iré
y persistiré
a cualquier distancia
yo el amor alcanzare.​

Soltó una maldición, a Sesshomaru no le gustaba nada la situación en la que se encontraba. Parecía que los monstruos no se acababan, es más parecía que aumentaban. Su avance era lento, demasiado para su gusto pero no cedería, por su vida que él llegaría.

Él la alcanzaría.

Mas allá de toda gloria
del orgullo y el valor
el poder de un héroe
esta en su corazón.​

-¡SESSHOMARU!

Todo pensamiento ahora fue inútil, su bestia interior salió sin ningún problema, porque esa dulce sangre no pertenecía a los esbirros de Naraku. Fue en ese pequeño instante en que la furia de Sesshomaru salió a flote por la perdida de conciencia y el miedo… sí, el miedo que ahora residía en su pecho al pensar siquiera en la posibilidad de perderla, que lo que aún quedaba de su brazo izquierdo palpito.

-¿Tienes algo que proteger, Sesshomaru?

Esa noche no entendió, porque no sabía cuan valioso era una vida. Y lo frágil que podía ser. Porque no entendió que el poder venía del corazón… no hasta ahora.

Un día llegare​

no importa la distancia​

junto a ti estaré​

con tu resplandor.​

Kagome perdió la noción de su alrededor, la herida recién recibida le paralizo. Rogó que su último llamado fuera contestado.

-¡Kagome!

Ella ladeó su cabeza siguiendo esa voz, una sonrisa floreció de sus labios bañados de sangre. ¿Era su imaginación o Sesshomaru brillaba? Se preguntaba. Porque era verdad, donde debía hallarse el brazo izquierdo del aludido estaba bañado de una extraña luz.

Sus ojos borrosos lograron captar como los demonios fueron arrasados, dejando tan solo cenizas de lo que alguna vez fueron sus enemigos. Tosió llenando su boca de un sabor nada agradable, un sabor metálico. Alzó su brazo intentando con eso llegar hasta él, sin importarle la distancia que los separaba.

-Junto a ti… quiero estar.

Paso a paso iré​

y persistiré​

a cualquier distancia​

yo tu vida​

y tu amor tendré.​

El heredero a las tierras del Oeste no daba crédito a sus ojos su brazo izquierdo estaba donde antes hubo nada y una espada completamente impotente estaba entre sus largos dedos. Pero eso paso a segundo término al oír ese débil susurró.

-Kagome.

Ella forzó una risa- ¿Siempre eres tan elocuente?- sus parpados le pesaron.

La distancia que les separaba fue acortada en segundos, ella se sintió calida y amada cuando unos brazos- sí, ahora su Sesshomaru podría abrazarla completamente- la levantaron la mitad de su cuerpo del suelo.

-Escúchame bien, si mueres aquí me demostraras que sigues siendo débil.

Ella sonrió muy a pesar de su condición, sonrió. Solo para él.

-¿Y como podría no serlo cuando me vienes a rescatar?- respiró hondamente- Tienes todo de mí… mi vida- ella se aferró a una de sus manos varoniles, levantándola hasta su rostro- y mi amor- depositó un suave beso en esa mano.

-Persistente.

-Hasta el final- agregó Kagome- y no me importa la distancia que deba recorrer.

No me importa la distancia. Si tú me estarás esperando al final.