One-shot No es un adiós, es un hasta pronto

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Hygge, 7 Abril 2017.

  1.  
    Hygge

    Hygge Game Master

    Acuario
    Miembro desde:
    17 Junio 2013
    Mensajes:
    14,207
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    No es un adiós, es un hasta pronto
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2310
    Comencé a escribir este fic allá por junio del año pasado, o al menos un trocito de él, y desde entonces quedó pausado. Pero ayer me vino la inspiración de madrugada y... ¡al fin lo terminé! Este era un regalo para Nekita, así que ya estoy más tranquila por haberlo acabado <3

    Nota aclaratoria: Este fic está ambientado en el fanfic de Bruno EVF "El club de los que no quieren a Haxorus", un tiempo antes de que todo iniciase, por lo que esta sería la despedida que ambos tendrían... para siempre.


    No es un adiós, es un hasta pronto.

    "Solo es una despedida temporal, no será para tanto."

    Despedida.

    La palabra, a pesar de que trataba de autoconvencerse de que no sería para tanto, dolía. Dolía aunque sabía que no debería hacerlo. Dolía aunque sentía que debería dejar de pensar en ello, evitar preocupar a los demás. Y lo hacía. Claro que lo hacía. Pero duele.

    Por un momento le fue imposible mantener el semblante impertubable, la pose de que todo iba a ir bien, de que no había nada por lo que preocuparse. Él ya había pasado por esto antes. Entonces, ¿por qué sentía que esta vez algo había cambiado? ¿Por qué seguía siendo todo tan difícil? Quizás, por el hecho de que había tratado de no volver a incumplir su promesa nunca más. Quizás, porque esta vez debía despedirse de ella en persona.

    Quizás porque algo le decía que esta vez, todo podría llegar a ser diferente.

    Apoyó su mano con suavidad sobre la corteza de aquel tronco recubierto de escarcha, sintiendo el frío contacto con su piel, mas no parecía molestarle. Había llegado a pasar tanto tiempo en aquel lugar, que ya se había acabado acostumbrando completamente al clima del Bosque del Lago. Tanto, incluso, que afirmaría ser sin lugar a dudas su lugar favorito de toda Galeia.

    Sacudió su cabello al comenzar a sentir un ligero peso encima y al levantar la cabeza, descubrió que había comenzado a nevar. Pronto, la figura de Staraptor dejó de sobrevolar los lindes del bosque para regresar junto a su entrenador. Desplegó sus alas hasta aterrizar a varios pasos de distancia, y se sacudió el plumaje para sacarse toda la nieve de encima.

    Sus ojos diminutos pero profundos le dirigieron al entrenador una mirada significativa. Suspiró, habiendo captado el mensaje; no la había encontrado.

    —Todo era mucho más fácil al principio, ¿verdad que sí? —posó su mano sobre el pelaje del pokémon, acariciándolo con la mirada perdida en el cielo estrellado. Su voz, sin embargo, dejaba entrever cierto aire melancólico. Staraptor no dejó de prestarle atención—. Sin preocupaciones, sin reglas, sin obstáculos. Tan solo se suponía que debíamos disfrutar. O al menos, ellos deberían de hacerlo. ¿Por qué todo tuvo que cambiar de esta forma?

    No esperó respuesta alguna, ni siquiera un sonido de exclamación que le indicase que al menos, su pokémon le estaba escuchando. Ambos se entendían a la perfección, y no precisaban de palabras para hacérselo saber al otro. Al menos, había logrado criar a sus compañeros hasta ese punto, y sabía que podía confíar en ellos en todo momento. Eran su equipo, su principal compañía. Su familia.

    Dejó de pasar su mano por el plumaje de su compañero alado y se estiró con cuidado, comenzando a ver las estrellas. Cerró los ojos, sintiendo la helada brisa invernal hondear su bufanda y descolocarle su cabello castaño, y respiró hondo. Aquello era la calma antes de la tormenta, y lo sabía bien. Quizás pasaría mucho tiempo hasta que podría volver a disfrutar de un momento así, pero no le importaba. Al menos, pudo haberlo aprovechado por última vez. Y aquello era suficiente para él.

    De un momento a otro, el plumaje de Staraptor se erizó por completo. Dante abrió los ojos al notar la alteración en el estado de su compañero, y miró hacia todos lados, alerta. Los árboles y arbustos se movían al sol del viento, mas no veía nada inusual, a pesar del reducido campo de visión del que disponía en aquellas horas de la noche.

    Crack.

    De las ramas más altas del tronco en el que se encontraba apoyado, descendió con suavidad y elegancia una pequeña hoja escarchada. Su rostro se ensombreció en una expresión difícil de definir entonces, y agachó la mirada hacia el suelo.

    —Liza, sé que estás ahí.

    El tiempo pareció detenerse tras pronunciar aquellas simples palabras salidas de sus labios. Intentó mantenerse inamovible, pero por muy buen actor que intentase ser en aquel instante, no podía esconder de sí mismo lo que pronunciar aquel nombre significaba para él. Su corazón había comenzado a acelerarse inmediatamente; a pesar de saber que llegaría aquel instante, por alguna razón aún no se sentía preparado para ello.

    Fueron cuestión de escasos segundos; casi no le había dado tiempo a reaccionar cuando, con un grácil y veloz movimiento, una sombra saltó de la rama más baja hasta posicionarse, segun su oído le indicaba, detrás de sí mismo. Tal y como la caracterizaba, esa velocidad en cuanto a escalar árboles se refería solo podía tratarse de una persona. La imagen del día en el que se conocieron se reprodujo en su cabeza en el momento menos oportuno, y se permitió admirar el árbol cubierto de escarcha con un dejo de nostalgia en su mirada.

    —Liza...

    A pesar de la determinación con la que sus palabras sonaban en su propia cabeza, a la hora de la verdad de sus labios no salió más que un tembloroso susurro. Una fuerza extraña le impedía dar media vuelta y acortar distancias, como si su fuerte vínculo con ella le indicase, sin la necesidad de comprobarlo por sí mismo, que el estado de la pequeña era desolador. Tenía miedo, miedo de comprobar que así era, y que el causante de su dolor era él mismo.

    Dante prometió protegerla desde hacía tanto... pero jamás llegó a replantearse el hecho de tener que protegerla de sí mismo.

    Armándose de valor tomó una pequeña bocanada de aire y giró sus pasos sobre la nieve, levantando la mirada poco a poco... Y su corazón pareció detenerse cuando los orbes azules de la joven le devolvieron la mirada.

    No le hizo falta admirarla más de dos segundos para saber que se trataba de ella. La pequeña Liza, aquella que siempre llevaba una sonrisa plasmada en su rostro a pesar de las dificultades a las que se veía expuesta, aquella que derrochaba energía por cada poro de su ser, ahora se materializaba en una joven castaña más adulta, quien se abrazaba a sí misma temblorosa e indefensa frente a él. Lágrimas recorrían sus mejillas sonrosadas con insistencia, y mordía su labio inferior en un intento por contener el llanto, sin éxito, pues ya era demasiado tarde. Su respiración agitada le sobrecogió, podía vislumbrar el pequeño vaho salir de sus labios con cada respiración, debido al frío que inundaba el bosque del lago.

    Pero aún a pesar de todo, el intenso brillo que deslumbraba de sus ojos estaba cargado de determinación. Aquel simple detalle demostraba que detrás de aquella quebrada joven se encontraba la pequeña entrenadora que conoció hacía tantos años. Su esencia permanecía allí, inamovible.

    Incapaz de seguir viéndola en ese estado, decidió que lo mejor era comenzar a conversar. Quizás, así dejaría de sentir con tanta fuerza aquella insistente punzada de culpabilidad en su pecho.

    —Escucha, pequeña, yo no... —Dante llevó su mano a su cabello, descendiendo la mirada por unos instantes al ser incapaz de sostenerle la mirada en ese estado por demasiado tiempo—. No tardaré demasiado en volver, será un viaje corto en comparación con el resto. Solo debo atender unos asuntos, estaré junto a vosotros en menos de lo...

    — ¿...De verdad pensaste que creería en tus palabras, Dante? ¿Crees que me encontraría así si tan sólo se tratase de un solo viaje más?

    Por primera vez, Dante pudo escuchar de nuevo su voz. Se encontraba temblorosa y quebrada por el llanto, pero seguía sonando firme y clara después de todo. Aquello hizo que dudase de sus palabras, de si continuar hablando o callar, temiendo empeorar su estado.

    —Jamás volvería a mentirte, Liza, lo sabes bien. Emily, Ukita y tú sois lo más importante para mí, no podría arriesgarme a dejarles solos de ninguna forma, y menos ahora con todo... esto —respiró hondo, en un intento por calmarse y así, tratar de calmarla a ella—. Por ello mantendré la precaución, no debes preocuparte por mí.

    A medida que continuaba sus palabras, dio un pequeño paso hacia delante, intentando acortar distancias con la joven y poder reconfortarla. Intentar tranquilizarla, abrazarla o al menos brindarle su chaqueta para que dejase de temblar, lo que sea, pero no podía continuar viéndola así por más tiempo. Sin embargo ella dio un paso atrás, casi por inercia.

    — ¿¡Acaso no tienes idea de lo peligroso que es salir allá afuera ahora mismo!? ¡La extrema precaucion no es la solución, entiéndelo de una vez! —exclamó, agravando la expresión de su rostro. Una sombra difusa comenzaba a ocultar sus ojos, y extendió las manos en un rápido gesto con su cuerpo, impidiéndole el paso—. ¡Estas loco si crees que te dejaré marchar!

    Pero a pesar de que se mantuvo varios segundos en aquella posición, sus constantes sollozos impedían que fuera tomada en serio. Staraptor, quien observaba a la amiga de su entrenador quizás conmovido, le dirigió una mirada significante a su entrenador. "Si todo fuese tan fácil, Staraptor, ahora mismo no estaría haciéndola sufrir así. Créeme", le hubiese gustado decirle en otras circunstancias.

    Con el corazón en un puño, y harto de aquella situación, comenzó a caminar hacia ella una vez más, decidido a acabar con aquella distancia que se le hacía tan fría, dolorosa y distante. Pero pronto sintió un choque de temperaturas en su rostro, y al alzar la cabeza, Liza le había lanzado una bola de nieve para impedir que se acercase.

    La bola en su puño temblaba, la joven estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para realizar aquella acción con éxito.

    —No... no te acerques. N-no tienes derecho a acercarte —susurró, en una débil advertencia. Ya no era capaz de mirarle a los ojos, mas su ceño aún se encontraba fruncido por la frustración.

    —Liza, por favor, vas a enfermarte si continuas más tiempo aquí. ¡Mírate, estás congelada!

    Otro paso más, y dos bolas de nieve casi intentaron desestabilizar al joven. Se sacudió su ropa y cabello con rapidez, aquello no iba a detenerle. No podía permitir que aquella situación se prolongase por mucho más tiempo.

    —¡He dicho que no te acerques, Dante! ¡Déjame en paz! —gritó, lanzando desesperada una bola tras otra entre sollozos y lágrimas—. Prometiste... ¡Prometiste que no volverías a mentirme! ¡Sabes que este viaje es peligroso y aún así te atreves a mentirme! ¡No es jus...!

    Las palabras de Liza murieron en sus labios al sentir de repente un agarre en su brazo, el cual impedía que continuase lanzando más bolas de nieve. Alzó la mirada para encontrarse con Dante frente a frente, observandola con una mirada de dureza que logró hacer flaquear sus fuerzas.

    —¿Qué puedo hacer para que llegues a creerme? ¿Quieres lanzarme bolas toda la noche y día si hace falta? ¿Quieres que permanezca aquí todo el tiempo que desees? Cualquier cosa, Liza, cualquier cosa y la cumpliré, con tal de que entiendas que jamás volvería a mentirte de nuevo.

    Y tras mirarse mutuamente durante unos segundos eternos, Dante sosteniendo el brazo de la castaña, poco a poco sintió como su brazo iba descendiendo, y las fuerzas abandonaban el cuerpo de la joven hasta quedar de rodillas. El chico rápidamente la imitó atrayéndola hacia sí con sus brazos, rodeándola justo cuando Liza acabó quebrando en llanto. Ambos sentados en el frío suelo, abrazados. Quizás, en el último abrazo que compartirían juntos.

    —L-lo siento, Dante, lo siento tanto... —sollozó la joven entre sus brazos, escondiendo la cabeza en su pecho—. Me asusta tanto que pueda pasarte algo... Yo... No quiero perderte a ti también... N-no... No podría soportarlo...

    A medida que escuchaba sus palabras, acarició su cabello castaño con suavidad, sintiendo su respiración relajarse poco a poco.

    —Tranquila, tranquila... Todo estará bien, ya lo verás. Jamás te dejaría sola de nuevo, debo cumplir mi promesa. Y aunque no esté presente, siempre te estaré cuidando, a ti y a los demás. Tenlo siempre por seguro, pequeña.

    .
    .
    .

    La noche habia caído sobre sus cabezas cuando quisieron percatarse de ello. Una noche estrellada, con miles de astros iluminando el cielo nocturno. Recargándose contra el árbol, y con Liza entre sus brazos, intentando brindarle algo de calor, ambos observaron este detalle en silencio. En un gesto en el que secó una lágrima traviesa que amenazaba por escapar del rostro de la entrenadora, Dante levantó su mentón y le señaló un astro en el cielo.

    —¿Ves esa estrella de allí? ¿Aquella que se encuentra siempre cerca de la Luna, y que a pesar de lo pequeña que es, es fácil de hallar en el firmamento? Digamos... que esa estrella soy yo, vigilándoos y velando por vosotros cuando no esté a vuestro lado. ¿No suena bien?

    La joven se permitió sonreír, alzando la cabeza a su vez en busca de aquella particular estrella.

    —¿La estrella Dante, eh? Me parece bien, la bautizaremos así de ahora en adelante —asintió con algo más de energía, a pesar de que en el fondo, había sentido sus palabras como las que diría alguien a quien no se le volvería a ver de nuevo.

    Agitó su cabeza despejando esos pensamientos, y continuó el juego como si nada.

    —¡Espera un momento! ¿Y yo por qué no tengo una estrella?

    —Oh, bueno... tú puedes ser todas las demás si quieres.

    —¿Eeeeh? ¡P-pero eso sería abusar! ¡Yo quiero una...!
     
    • Ganador Ganador x 2
    • Adorable Adorable x 2
    • Fangirl Fangirl x 2
  2.  
    Bruno TDF

    Bruno TDF Usuario VIP

    Libra
    Miembro desde:
    9 Octubre 2012
    Mensajes:
    5,541
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Ha sido buena idea proponer que este fic saliera a la luz de la Mesa, porque he disfrutado un montón su lectura. Entiendo los motivos por los que en un principio hubieras preferido mantenerlo como un intercambio privado, pero la verdad es que, a juicio personal, hubiera sido un desperdicio. ¡Si es que es un relato encantador que merece ser visto por más personas!

    Sobre cuestiones ortográficas y gramaticales no voy a hablar porque en esos terrenos tenés, siempre, un desempeño impecable.

    Siento cierta predilección por los relatos en los que prima el sentimiento de melancolía. Dante es mi personaje masculino preferido por lo mismo, por esa faceta sentimental que tiene, que lo vuelve tan especial. En este fic supiste condensar muy bien el tono de la ambientación (ayudado por la nieve y las estrellas) y la personalidad de su protagonista. Tratándose de un personaje ajeno, lo manejaste tan bien durante la narración que de ratos sentía como si estuviera leyendo los post de rol de Neki, salta la vista lo bien que comprendés a Dante. Me encantó.

    Debo decir que ha sido muy angustiante leer tanto sufrimiento xD. Y pensar que después pasa lo que pasa en El Club, madre mía; Liza habrá pasado un sufrimiento indecible, este fic de algún modo me ayuda a entender cómo se desarrollarla dentro de su nueva vida como Campeona de Galeia, en caso de retomar mi fic y enfocarme en ella (lo que era parte de mi plan de narración (?)). Al menos ha sentido un final enternecedor para finalizar la lectura con el kokoro más relajado.

    ¡Espero que la Mesa vuelva a ver un relato tuyo, que éste me encantó! <3
     
    • Fangirl Fangirl x 2
  3.  
    Velvet

    Velvet Entusiasta

    Sagitario
    Miembro desde:
    8 Julio 2018
    Mensajes:
    138
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Fuck. Otra historia de la cual me pierdo el contexto. Basado en un fanfic del cual la última actualización fue en Octubre del 2014 y que por alguna extraña razón no está en Fanfics Abandonados. Y se puede seguir comentando!

    Hay mucha salsa acá adentro. El self-insert falso vuelve a las andadas, al igual que un potencial shippeo que nunca vamos a poder ver hecho realidad porque el longfic murió hace casi cinco años. Una lástima otra vez!

    Y por fin vuelve el angst adolescente, yesss! Esto es lo que quería ver. Dame adolescentes llorando porque piensan que el otro se va a morir, eso es el combustible feeling-ero de cualquier fic.
     

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso