Nieve Escarlata

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por xKarinchi, 5 Septiembre 2016.

  1.  
    xKarinchi

    xKarinchi Iniciado

    Libra
    Miembro desde:
    5 Septiembre 2016
    Mensajes:
    16
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Nieve Escarlata
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2209
    [​IMG]

    Historia:

    Adara es una niña de nueve años que vive una pacífica vida en un lejano pueblo perdido en las montañas. Su día a día es como el de cualquier otra pequeña, tiene a sus padres y a su adorable hermana pequeña. Va a la escuela, saca buenas notas, tiene amigos y sobre todas las cosas le encanta el invierno.

    Todo marchaba bien, hasta la llegada de una trágica noche que lo cambiará todo.

    (Capítulo 1) Pesadilla I - El despertar
    Era un día como cualquier otro, seguí la rutina de siempre, como cada mañana, me levante de la cama para desperezarme antes de bajar a desayunar. Corrí las cortinas para que entrara un poco de luz. Tanto los coches como casas y las calles estaban cubiertas por una fina capa de nieve. Estaba claro que el invierno ya había llegado al pueblo, aun cuando los grandes ventanales estaban cerrados, podías notar como una pequeña corriente de aire invadía hasta el último rincón del cuarto. Poca gente se podía ver por las blancas calles, preferían resguardarse en sus casas y los que podías observar caminando lentamente por las frías calles, eran aquellos que no les quedaba más remedio que ir a trabajar o a estudiar. Yo adoraba el invierno, adoraba la nieve, tan blanca y pura, era como si purificara las oscuras calles de este pueblo. Era de las pocas cosas que adoraba de este pequeño y aburrido lugar, las duraderas nevadas. Las yemas de los dedos se me habían helado de estar apoyada sobre el marco de la ventana, ya era época de abrigarse con varias capas para no congelarse. Suspire, sabía que iba a ser un día como los de siempre, nada cambiaba en la aburrida rutina que llevaba desde que nos mudamos aquí, desearía que algo cambiase, aunque fuese un pequeño detalle sin importancia. Cualquier cosa, el nombre de alguna calle, el profesor de clase de lengua, que cayese una hoja más del árbol del jardín. Solo pude reír ante tal absurdo pensamiento, sabía perfectamente que nada iba a cambiar, sabía que mi monótona vida seguiría así para siempre. Alejé estos pensamientos y fui a lavarme la cara con un poco de agua caliente, cepille la pequeña melena plateada que ya cubría mi espalda y bajé a desayunar. Mi padre leía el periódico que el cartero dejaba siempre en la puerta, mi hermana pequeña por otra parte aún se estaba desperezando. Ya estaban sentados en la mesa desayunando en silencio. Mi madre me dio un beso en la mejilla y el ya esperado "Buenos días". Me senté en una de las sillas a devorar lo que había sobre la mesa, un vaso de zumo de naranja y un bol de cereales. Una vez terminado el desayuno, mi hermana y yo fuimos a la habitación a cambiarnos, en nuestro colegio por suerte, no teníamos uniforme, por lo que podíamos elegir nuestra ropa. Ese día opté por una camiseta blanca, un jersey azul, unos tejanos negros y mis bambas preferidas, unas bambas blancas que a los lados llevaban unas pequeñas y blancas alas de ángel. Desde que leí sobre ellos en un libro, me ha emocionado la idea de que en algún lugar o incluso en algún planeta, existan ángeles, seres capaces de volar libremente allá donde les plazca, sin restricciones, sin tener que pagar peaje en un autobús. No podía faltar el típico abrigo que te hace parecer una pelota, no tenía otro así que no tenía más remedio que ponérmelo si no quería congelarme por el camino. Busqué la mochila y metí los libros necesarios para hoy, estamos a Martes y toca matemáticas, mitología griega, lengua inglesa, ciencias y música. Definitivamente el peor día de la semana, odiaba con todo mí ser esas asignaturas. Mitología griega era lo único interesante hoy. Se me paso por la cabeza fingir dolor de estómago, no sería la primera vez y más un martes, pero me apetecía salir, respirar aire fresco y caminar sobre la nieve. Mi hermana pequeña no tardó en quejarse —Date prisa o llegaremos tarde— El reloj sobre mi escritorio marcaba las 8:45, aún faltaba un largo cuarto de hora para que las puertas del colegio abriesen, pero a mi hermana le gustaba llegar un poco antes de la hora, sea cual sea el sitio.

    Al salir se notaba mucho el cambio de temperatura. Cada paso que daba se hundía en la nieve, esa sensación me gustaba mucho, era como estar pisando nubes. Pero esa sensación desapareció enseguida en cuanto oí que me llamaban desde la otra calle, eran compañeros de clase. Tenía un par de amigos de confianza, no era popular pero tampoco la marginada de la clase. Mis notas no eran de matrícula de honor, de vez en cuando sacaba algún excelente, quizás un suficiente en matemáticas pero nada del otro mundo. No sobresalía en ninguna materia, pero no me importaba mucho. Prefería no ser el centro de atención o peor todavía, que me pidan ayuda para estudiar.

    El camino a la escuela era corto, a paso normal tardábamos unos 10 minutos, íbamos bien de tiempo, en otros pueblos no nevaba mucho pero en este resulta muy abundante, hubo un verano en el que cayeron copos de nieve, fue el verano más fresco de todos los tiempos.

    Antes de llegar al recinto se podían divisar las grandes puertas metálicas que ya estaban abiertas, todos iban entrando en silencio a excepción de los ya conocidos como grupo "Vip", siempre tan ruidosos. La escuela estaba dividida en dos secciones, la primera a la derecha para los niños de tres a seis años. La segunda a la izquierda para los de siete a doce años. Compartíamos patio, gimnasio y comedor. No era muy espacioso pero la decoración hacia que se asemejase a un cuartel militar, impresionaba bastante.

    A primera hora teníamos "Mitología Griega", clase que adoraba, la profesora siempre ha sido muy simpática y alegre. Nunca ha perdido los nervios, aún recuerdo la clase en la que no paraban de volar aviones de papel y la profesora se unió a la competición, el que ganaba se llevaba un positivo en la asignatura. Se me pasó la hora volando y para cuando me di cuenta ya estaba el profesor de matemáticas apuntando fórmulas en el pizarrón, sin duda iba a ser un día muy largo.

    Nada interesante a lo largo del día, muchos deberes, muchos sermones. Me despedí de mis amigos, sin darle tiempo a Sara de que se burlara de mí, me fui corriendo a la salida.

    De vuelta a casa paré en la tienda de golosinas a comprar unos caramelos para después de cenar. Los de frambuesa eran mis favoritos, compré algunos de más para mi hermana pequeña. Hacía más frío que en la mañana, claro genio si estamos en pleno invierno y ya es prácticamente de noche, la temperatura ha bajado considerablemente.

    El camino a casa es muy tranquilo, no había mucha gente, como en la mañana. Desde la acera vi las luces encendidas del comedor y la cocina, mis padres ya habían vuelto de trabajar y seguramente ya estarían preparando la cena. Abrí la puerta y me llegó un olor agradable, creo que hoy toca pizza para cenar. Espero que sea de 4 quesos, era mi favorita.

    Durante la cena siempre hablábamos de cómo nos había ido el día, mi hermana había sacado un excelente en ciencias y un notable en educación física. Al compañero de trabajo mi padre le había tirado una grapadora a la cabeza, normal en su trabajo. Ellos dos se dedicaban a hacer informes psicológicos a la gente de la planta doce, la compañía para la que trabajan es bastante conocida, pequeña pero famosa. Y a veces a los trabajadores no les gustaba su informe, podían llegar a despedirlos dependiendo del resultado. Por otro lado mi madre dependienta de una tienda de antigüedades, durante invierno no tiene muchas ventas, es en verano cuando vienen muchos turistas y las ventas se disparan.

    Al acabar, recogimos la mesa y pusimos una película. Nos acurrucamos en el sofá con unas mantas y los caramelos. A la mitad de la película, mi hermana se quedó dormida apoyada sobre mi hombro, iba a llevarla a la cama cuando oí unos golpes muy fuertes provenientes de la puerta. Sería el viento, quizá, no me moví del sofá. Se volvieron a escuchar golpes, esta vez como si quisieran echar la puerta abajo. Mis padres bajaron rápidamente por las escaleras, mi padre sostenía un bate de béisbol, pero de poco sirvió. Antes de llegar a la puerta, se vino abajo, golpeando a mi padre que quedó inconsciente en el suelo. El hombre que entró llevaba un pasamontañas y sostenía un cuchillo en su mano izquierda. Dio señales de que no gritáramos, Alicia refunfuñó y se levantó sin saber que estaba ocurriendo. Le tapé la boca para que no gritara.

    Nos arrinconó en la cocina, mi padre aún no despertaba. Inutilizó la corriente eléctrica y los móviles. Si gritábamos para pedir ayuda sería peor... Acercó un portátil a mi madre
    —Tu cuenta del banco, ahora— su voz era aterradoramente grave.
    No dudó ni un segundo, tecleo a gran velocidad lo que creo que era una cifra de dinero. Una vez terminado, el hombre cerró el portátil y lo guardó en su mochila. -Se acabó- pensé, ingenua de mí. Se acercó y me agarró por el cuello del jersey, levantándome del suelo, acercó su cara, podía notar su aliento.
    —¡No!— gritó desesperada mi madre, recibió una bofetada en la mejilla tan fuerte que acabó en el suelo. Mi hermana empezó a llorar, mi madre seguía gritando desde el suelo. Mi cuerpo temblaba, no podía deshacerme del agarre, intenté darle patadas pero de nada servía. Todo paso tan rápido, lo siguiente que note fue el metal frío en mi cuello, tiró mi cuerpo al suelo recibiendo un golpe en la cabeza. Notaba algo caliente salir de mi garganta, tarde en darme cuenta que era sangre. Salía a cantidades, todo se volvía borroso, sonó podía escuchar los desgarradores gritos de mi madre y en fuerte llanto de mi hermana. Su figura se volvía oscura, dolía respirar, sentía cada vez más frío. No podía moverme, las lágrimas caían por mis mejillas y un gran charco carmesí se formaba a mí alrededor. Mi madre intentaba parar la hemorragia, pero era inútil... ¿Todo iba a acabar así? Aún quería hacer muchas cosas, quizá pueda ir ahora a la tierra de los ángeles, ingenua de mi...

    Desperté en un hospital, la luz me cegaba, sentía todo mi cuerpo entumecido, me dolía absolutamente todo del cuerpo, incluidas las pestañas. Intenté incorporarme un poco, estaba conectada a varias máquinas y tenía agujas metidas por los brazos. Paredes blancas, maquinas con cables, camillas, sin duda estaba en un hospital. Poco a poco fui recordando, llevé mi mano al cuello, vendado. Eso quiere decir que ¿Sobreviví? Perdí mucha sangre, ¿cómo han podido salvarme? Espera, ¿y mi madre? ¿Mi hermana? ¿Mi padre? No había nadie más en aquella sala, como pude me puse de pie, quité aquellas agujas que dolían como mil demonios. Caí al suelo, me mareé al salir de la camilla, seguramente sea por la pérdida de sangre.
    Entraron varias personas vestidas de blanco, no alcance a escuchar lo que decían, estaban hablando entre ellos, volvieron a subirme a aquella fastidiosa camilla. Intenté quejarme pero me era imposible decir nada, mi garganta dolía horrores. Me colocaron de nuevo las agujas para poder seguir con lo que creo que era la transfusión de sangre.

    —Has perdido mucha sangre, es mejor que descanses y no intentes levantarte— dijo una voz masculina.
    Intenté hablar, pero era inútil, una de las enfermeras se percató —No podrás hablar hasta dentro de un par de semanas, tus cuerdas vocales fueron dañadas. Si necesitas algo solo pulsa este botón y una enfermera vendrá— Genial, pensé. ¿Y ahora como les pregunto dónde está mi familia?
    Uno de ellos apuntaba algo en unas hojas y acto seguido se marcharon, desde la habitación podía oir murmurar a los enfermeros en el pasillo. —Ya se ha despertado, aun no puede hablar pero parece que está estable— era la voz de la enfermera de hace un momento.
    —¿Aún no le habéis dicho sobre su familia?— esta vez una voz masculina, supongo la del chico que estaba apuntando en las hojas.
    —Es mejor que esperemos un poco más, no sabemos lo que recuerda— ¿Esperar? ¿Esperar a qué?
    —Tarde o temprano se enterara que sus padres y su hermana están muertos, si no le decimos ya se puede hacer ideas equivocadas.— ¿Qué? No, no puede ser... Debe ser una broma, estaban vivos, ¿los mató aquel hombre? No puede ser verdad...

    _________________________________________________

    Lo he publicado en varios sitios:
    Wattpad: Nieve escarlata - ♠Paula López♠ - Wattpad
    Delirios de un escritor: Nieve Escarlata [En curso]
    Fantasitura: [Ciencia Ficción] Nieve Escarlata
    Amor Yaoi: Nieve Escarlata por xKarinchi
     
    Última edición por un moderador: 5 Septiembre 2016
  2.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
    Miembro desde:
    9 Abril 2016
    Mensajes:
    331
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Oh se ve genial, se va volviendo muy interesante, me entran ganas de saber su continuación.

    Adara: Oh que nombre mas lindo, son como melodias para mis oidos.

    El pueblo perdido en las motañas, me indican algun pais como, USA, Rusia, Alemania, Polonia, algún otro país de Europa?.

    Ojalá lo continues y no lo abandones, trabajos así son dignos de seguí leyéndolo, especialmente cuando inician tan bien.

    Saludos.
     
  3.  
    patrinas

    patrinas Entusiasta

    Capricornio
    Miembro desde:
    16 Diciembre 2011
    Mensajes:
    89
    Pluma de
    Escritora
    esta chulo, haber cuando lo continuas, estoy impaciente ahora por lo que le pase a la pequeña.
     

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso