Harry en ese momento no estaba de buen humor, el que pudiera hablar con serpientes había aterrado al resto de alumnos, muchos le daban esquinazo, le evitaban, hasta sus propios compañeros, pero lo peor no era eso, estaba comiendo en el comedor o iba a cualquier sitio tenía al chico detrás suya. Era ya cansino, el ruido de la cámara, del flash, de esa voz, estuvo a punto hasta de romper su máquina, pero de haberlo hecho el miedo hacía él hubiera aumentado. Ni un minuto dejaba al pobre Harry Potter.