Neymar vs messi

Tema en 'Relatos' iniciado por Víngilot, 6 Julio 2014.

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    Víngilot

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    Neymar vs messi
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    Hola, qué tal a todos. Esta es una historia para la actividad “Tú eliges el Final”, de Elaine.

    Disfruté mucho escribiéndola, ojalá que a ustedes les agrade al menos un poco. Es bastante extensa, ojalá que no les enfade, pero es que uno se inspira ahora con el Mundial. Un placer.



    Neymar VS Messi


    24 horas para La Gran Final.

    Río de Janeiro palpita, contiene la respiración para lanzarse al agua y zambullirse en el mar de emociones que será el día de mañana… Todo Brasil ansía volver a ser el rey del futbol y repetir aquellos tiempos en los que acaparaba todo el show y nadie se atrevía a hacerle sombra… pero las cosas han cambiado y es menester hacer algo al respecto. Brasil palpita… y reclama su lugar en la historia…

    Por su parte, los protagonistas de la contienda de mañana viven con igual intensidad y nervio la noche previa. Del lado del argentino se vive así:

    Messi se encuentra en “su casa”, en las instalaciones de entrenamiento. Ha solicitado permiso para ingresar a una de las canchas y por supuesto que se lo han otorgado ¿quién le podría negar algo? Está ubicado en el centro del campo, perdido en sus recuerdos… cuántas victorias, cuántos goles, cuántas noches gloriosas. Tiene confianza en sí mismo y en el equipo, pero un extraño presentimiento hela su interior.

    -Mañana tenemos que ganar.

    Sentencia el capitán de los ches apretando las quijadas y los puños.

    Por su parte, Neymar lo vive de la siguiente manera:

    Ha recibido atención privilegiada después de llevar a su equipo a la final aportando siete goles y cinco asistencias. Está en su cuarto, sin playera, con el torso desnudo, toca la guitarra y canta temas románticos y nostálgicos tanto en inglés como en portugués mientras su novia lo abraza por la espalda y lo mira enamorada. Ambos sentados sobre la cama. El joven astro puede aparentar lo contrario pero este chico desenfadado, rockero y bohemio se transforma cuando está con David Luiz y Dani Alves y se comporta como ellos o hasta más tremendo. En este momento está sereno y necesitado de apoyo y afecto. Santo remedio: allí está su novia.


    ------------------------------

    10 horas para el enfrentamiento.

    Se ha despertado temprano, tanto que ha escuchado cuando los trabajadores del complejo deportivo inician sus labores a las 5:00 am. No pudo dormir ni bien ni mucho, en realidad, a causa del partido de hoy, pero no será algo que le afecte, le gusta saborear todo el entorno de un encuentro de futbol, incluso el temorcito característico de los grandes partidos, su alma vibra con la intensidad de este día tan especial.

    Ha desayunado algo ligero mientras leía en el diario lo referente a La Gran Final, de hecho cosas buenas y malas, parejo. Se ha dado un baño, aseado, vestido con espectacular y elegante traje del equipo y ahora dirige sus pesados pasos a la conferencia de prensa donde será protagonista. Tan pronto llega al lugar, los flashazos de las cámaras lo saludan. Toma su lugar en la mesa saludando con cortesía a todos los presentes. Acomoda la botella de agua frente a sí, se acomoda el nudo de la corbata y espera la lluvia de preguntas… Cuestionamientos vienen, respuestas van… Una vez finalizada la conferencia de prensa, el entrenador Felipe Scolari se despide cortésmente y se aleja. Cuando está por ingresar al hotel su celular suena y contesta. Es el presidente de la Federación Brasileña de Futbol, que lo felicita por lo bien que estuvo en la conferencia transmitida por internet, pregunta por el estado de los chicos y le recuerda que estará a como dé lugar en el Maracaná, por la noche para presenciar el encuentro. Se despide. El técnico guarda su celular, entra al hotel y escucha los comentarios de apoyo de los empleados.

    Y es en el comedor donde los chicos ya sufren la previa del partido nocturno. Rostros tensos y pocas palabras dominan la sala. Ha habido también poco apetito y los platillos servidos cuidadosamente por los cocineros, lucen llenos excepto por Maicon que ha repetido plato en tres ocasiones. El chef del lugar ha indicado con disimulo que ni uno más pues le podría causar un efecto perjudicial.

    -¿Qué puerco´mpadre? ¿Tiene hambre el nene?

    Dice irónico Dani Alves que se acerca al lateral, acompañado por Julio César y Hernanes.

    -Cálmate Tigresa- “¡Oye!”, se duele Dani-. Lo que pasa es que como mucho cuando estoy nervioso.

    -Mira, mira, mira. Pues entonces a todas horas estás nervioso ¡Comes hasta dormido! Nos damos cuenta, ni modo que…

    -¡Ya caones! Si les pesa, lo devuelvo!

    -¡No, no, no, no, no, no! Está bien, así déjalo. Ya nos vamos, sólo íbamos de paso.

    Por su parte, Dante ha instado a David Luiz para que lo apoye a él y a Maxwell en caso de una “tragedia”.

    -¿De qué hablas? Eso no va a pasar.

    Dice David Luiz.

    -Sí, bueno, yo sé que debo ser positivo, optimista, pero…

    -Bájale. El entrenador ya ha pensado en eso. Me lo ha encargado personalmente.

    Sonríe confiado el brasileño.

    -¿A qué te refieres…?

    -Gran parte del poder ofensivo recae en Messi, si logramos nulificarlo entonces será más probable ganar. Y… no te vayas a molestar, pero… yo sé que deseas marcarlo… me va a tocar a mí.

    -¿El entrenador te dijo eso?

    Pregunta algo incrédulo Maxwell.

    -Oye ¿quién mejor que yo para marcar al mejor delantero del mundo? No lo voy a dejar hacer nada.

    Asegura y presume David Luiz.


    Como ya se dijo con anterioridad: el día es especial, es raro… muchos negocios no han abierto el día de hoy y la mayoría de los que sí, han decorado el establecimiento con la bandera de Brasil. Nadie sale de Río a no ser que sea extraordinariamente urgente, y quizá ni así. Incluso el alcalde de la ciudad ha suspendido la presencia a una reunión de trabajo fuera del país, alegando que era necesario que permaneciera allí para tratar asuntos delicados en beneficio del pueblo, ajá. No Sr. Presidente, no se le perdona, la responsabilidad está antes que todo. Pero bueno, el futbol provoca cada cosa y acontecimiento… es todo un fenómeno.

    Millares de playeras de Brasil se ven por todos los rincones de Río y otro tanto igual de vehículos portan banderines y peluches conmemorativos, o presumen los logos de su equipo. De Argentina, aunque también se ven muchos aficionados, no compiten en número con los primeros. Las familias planean ver el encuentro juntos y disfrutar de una buena cena si es que no alcanzan boleto; por el contrario, si son afortunados, en el estadio convivirán unidos. Los amigos y compañeros de clase han realizado sus apuestas, en ocasiones leves, pero en otros casos, más severos, por ejemplo: alguien le apostó a su amigo que en caso de perder, el derrotado habrá de raparse la mitad de la cabeza, depilarse una ceja, rasurarse sólo la mitad del rostro y peor aún, vestir la playera del equipo rival durante todo un día. Terrible.

    Y ni siquiera las mascotas se salvan pues sus dueños los visten tanto con el jersey brasileño como con el del Flamengo, Fluminense, Botafogo, Santos y demás históricos clubes amazónicos. Principalmente a perros y gatos, y ellos, sin tener vela en este entierro también participan activamente aunque no lo deseen.

    En general, toda la ciudad huele a futbol, se respira por doquier, sólo se habla de ello, es una cosa impresionante, lo siento por los que no gustan del juego.


    4 horas para el enfrentamiento.

    A estas alturas del día ya todos los caminos llevan al Maracaná. Peatones y automovilistas ya inician su peregrinar no importa que sea la hora de la comida. También los comentaristas preparan sus últimas cartas y ultiman detalles. Ya no falta nada, el juego ya está aquí.

    Y dentro del recinto sagrado, donde dentro de unos cuantos minutos se librará una batalla sin cuartel y la afición abarrotará su cuerpo para vestirlo de gala, el Maracaná se da un último respiro, un último instante de quietud… mira con su único ojo verde hacia el cielo despejado, siente la calidez del sol y al viento sobre su piel y entonces vuelve a notar cuán guapo y funcional lo han puesto, es una belleza y pronto la afición lo va a percibir y a chulear para ego suyo.


    1 hora antes del enfrentamiento.

    Brasileños y argentinos ya calientan motores en sus respectivos espacios. Los técnicos advierten las últimas estrategias, los últimos movimientos y dudas. El Maracaná está a punto de vestirse, sólo le faltan algunas cuantas prendas. La afición colma ya las tribunas y charla, bebe, canta, observa, ríe, anima, toma fotografías, manda mensajes, realiza llamadas, ondean las banderas, sueñan con el triunfo, viven…

    En las calles aledañas al estadio todavía millares de aficionados deambulan por aquí y allá en una clara fiesta futbolera y forman gigantescas serpientes multicolores pero con fuerte tendencia amarilla.

    Los comentaristas deportivos realizan algunos breves enlaces con los canales que transmitirán el choque, ya sea desde los modernos y cómodos palcos, o desde el mismo campo de juego. Reportan el ambiente y las condiciones del lugar y son inmejorables. Halagan en particular a la Federación Brasileña por la realización de todo esto. Pretenden encontrar a alguno de los protagonistas de la tarde-noche que esté “perdido” pero no lo consiguen. Tendrán que esperar un poco más. Los árbitros también se alistan ya y todo Brasil se muere de ansias porque inicie ya la Gran Final.


    10 minutos para el enfrentamiento.

    Amazónicos y ches forman dos columnas en el túnel de acceso a la cancha. Un túnel que parece sala, lujosa, luminosa y amplia. Los jugadores miran de reojo a su rival, realizan los últimos movimientos de calentamiento esperando la orden del árbitro para saltar al campo de juego. Las cámaras toman las primeras imágenes de los “gladiadores” para la televisión. A los locales los lidera Neymar con el gafete de capitán y le siguen Julio César, Dani Alves, Dante, Luiz Gustavo, Ramires, Marcelo, Oscar, Fred, David Luiz y Thiago Silva. A los visitantes los encabeza Messi como capitán y le preceden el Kun Agüero, Di María, Zabaleta, Romero, Gago, Maxi Rodríguez, Marcos Rojo, Ezequiel Garay, Mascherano y Demichelis.

    Todos ellos escuchan y sienten cómo vibra el recinto que está lleno hasta las lámparas.

    Arriba en los palcos, los comentaristas analizan los últimos encuentros entre estos dos conjuntos y revisan la tabla histórica e irremediablemente tocan el tema de Pelé y Maradona, referentes respectivos de cada nación. Se reservan pronósticos pero no falta el aventurado que “apuesta” por uno u otro. Desean que el partido sea una fiesta como lo ha sido hasta ahora, todo un espectáculo, y contienen el aliento…

    Los “hombres de negro” dan la indicación de avanzar a los muchachos y tan pronto aparecen los primeros fuera del túnel, las 80 mil gargantas en el estadio explotan y una lluvia torrencial de papelillos cae sobre el empastado y sobre ellos mismos.

    Es intimidante para algunos de los jugadores, sencillamente este escenario les colma el corazón.

    Se toman la foto oficial donde cada uno busca lucirse de diferentes maneras por aquello de que “esa imagen, como ese partido pasarán a la historia”. Enseguida se entonan los himnos, momento en el que al escucharse el himno local, la comunión entre equipo y fanaticada se culmina para dar al entorno un aire de dignidad, sueños y esperanza, provocando que a más de uno se le erice el bello de la piel y lágrimas de éxtasis se asomen en sus ojos.

    Cada equipo se instala en una parte del campo y patean la pelota y miden su carrera y el estado de la grama, mientras los capitanes se acercan a la media cancha con los árbitros para realizar el volado. Lo gana Neymar que de buen grado, saluda a su rival, luego regresa con su familia y los reúne y Julio César, estentóreo, hace una última arenga.

    Se acomodan en sus puestos, cada quien con su tarea ya asignada. El “eterno infaltable” posa ansioso entre Messi y el Kun que lo pondrán a rodar. El árbitro checa que todo esté bien y que la cámara lo tome para su vanidad… y silba…


    1er Tiempo.

    -¡A la guerra por su majestad! ¡Inicia La Gran Final: Brasil-Argentina, el clásico de Sudamérica! Transmitimos desde el estadio Maracaná en la hermosísima Río de Janeiro. Les saludan desde el palco de transmisión… ¡Me interrumpo porque se viene la primera del partido! ¡Di María ha desbordado, servicio al área, cabezazo del Kun…! ¡¡NO LO PUEDO CREER, ESTO ES INCREÍBLE!! ¡¡PARADÓN!! ¡¡PARADÓN GIGANTESCO DE JULIO CÉSAR, PORTERO BRASILEÑO!! ¡Era el 1-0, se los juro que ya lo iba a cantar y El César me ha tapado la boca! ¡Qué parada, Ramón, te saludo con gusto, bienvenido al juego! ¡¿Te abrochaste el cinturón?!

    -Saludos a la audiencia y a ti, Rogelio. Buenas tardes-noches. ¡Desde que pitó el árbitro lo he asegurado, ah! Imaginaba que pasaría algo así. Casi siempre Argentina inicia sus ataques con Di María y a éste le encanta encarar desde el primer segundo. Y pues sí, caramba, qué atajada la de este chico: una soberbia reacción arriba para evitar el 1-0. ¡No lo cante hasta que entre! Demostrando por qué es titular, te dejo…

    -¡Corner que cobra el aludido Di María, el baile del áreaaaaa… Fácil, arriba se impone el arquero brasileño! Sale jugando rápido con Dani Alves por la pradera izquierda, éste controla la pelota… pero la retrasa para Luiz Gustavo. ¡¿Qué le pasó a Dani Alves?! Parecía que agarraba impulso pero no´más vio parado enfrente a Mascherano y que se deshace del balón. Creo que eso me olió a miedo. Bueno, seguimos. Ya la tiene por el centro Neymar, el llamado mejor jugador del torneo ¿a qué les sabrá a Ronaldo y a Messi? Me pregunto. Ya lo “muerde” Fernandito Gago, le saca el balón, no hay falta, descarga sobre Messi… ¡Excelente anticipación de David Luiz mandando la pelota para afuera! ¡Ramón dime algo: tus primeras impresiones del encuentro!

    -No ande provocando usted a la gente ¡¿cómo miedo?! Eso se llama inteligencia, no miedo. -“Claro”, se oye la voz de Rogelio y luego su risa y después la risa disimulada de Ramón-… Veo tieso al equipo local en estos primeros instantes, y también muy retrasado, mira cómo la línea de defensas casi no sale a achicar el campo. La línea de media cancha también muy pegada a sus compañeros de atrás, y Fred y Neymar pues esperando la primera bola.

    -Saque de manos de Zabaleta, en corto para Maxi Rodríguez, marcan Luiz Gustavo y Marcelo, par de fintas del argentino, no puede salir, le apoya Mascherano, servicio para éste ¡No, engaña! Filtra para el Kun que cierra en diagonal ¡Tiene el gol, servicio para Messi…! ¡¡David Luiz!! ¡Se revuelve como león para evitar la caída de su marco! ¡Quién sabe cómo le hizo pero le gana la pelota a Messi que ya se relamía los bigotes! Ahora el esférico con Dani Alves por derecha, éste no tiene miedo y va a encarar a Gago ¡No puede! Gana el argentino, avanza unos metros, amaga con centrar, le filtra la pelota a Di María, le ganaron la espalda a Thiago Silva ¿dónde está el lateral de esa zona? ¡Di María en el área encara a Ramires, ya se lo quitó, disparáaaaa…! ¡¡JULIO CÉSAR, ABAJO ESPECTACULAR!!... ¡Le tiraron abajo donde le duele a los porteros y qué reacción otra vez de este muchacho! ¡La afición local ya estaría gritando “portero, portero”, si no estuvieran preocupados y preguntándose por qué sus muchachos están tan mal atrás! ¡Bueno, llevamos cuatro minutos y fracción, la albiceleste ha tenido tres de gol y los brasileños no han podido pasar ni de media cancha! ¡Ramón, aprovecha el respiro que se están tomando los locales!

    -Es lo que te digo, Rogelio: están muy atrás, como entumidos, y con gente como Di María, eso es un suicidio ¡es letal! Urge que tomen el balón Luiz Gustavo y Oscar, y que proyecten a sus compañeros para que el equipo salga. La retención es importantísima, excepto por Julio César, ningún brasileño ha tenido diez segundos el balón en los pies. Eso te acaba. Y en relación a lo que comentabas de la ausencia de David Luiz por la banda derecha… Si te has fijado bien, está haciéndole una marca personal a Messi, lo ha estado siguiendo a todas partes y ya le ganó la primera. Y me pregunto: ¿irá a ser así todo el partido? Se arriesga el entrenador Scolari en ordenar una marca personal sobre el mejor jugador del mundo. Podría apostar que no va a resistir David Luiz por mucho tiempo. Messi es Messi.

    Tal como lo afirman los comentaristas, es evidente el dominio inicial de los argentinos sobre sus rivales y continúa así por diez minutos más en los que originan otras tres jugadas de gol que Julio César logra contener: Una media vuelta dentro del área de Di María, que parece colarse al fondo de la portería y el arquero alcanza a tapar angustiosamente. Un disparo potente desde la punta izquierda del área, de Zabaleta, con efecto que de nuevo el portero desvía a tiro de esquina en el que no sucede nada. Y un tiro más, esta vez desde fuera del área, por el centro, de la pierna de Mascherano que parece un cañón, el balón que se va alejando del cancerbero directo adentro, y que Julio César alcanza a desviar con las uñas. Maradona y compañía comienzan a odiarlo. Se está convirtiendo en la figura del partido y de su equipo el cual no mete ni las manos, a pesar de las indicaciones estentóreas y acertadas del arquero amazónico.

    Los dos delanteros no ayudan en la recuperación de la pelota, Oscar flota perdido en el medio campo y el resto del conjunto se ha metido y amontonado atrás recibiendo un auténtico baile de su némesis que hoy viste todo de azul rey, por su parte, Brasil viste su habitual uniforme con jersey amarillo, short verde y calcetas blancas. A cada intento de salida ya sea en corto o por despeje, los ches los apagan rápidamente. El entrenador Scolari trata de alentar y acomodar a sus muchachos en vano. Su contrincante, Sabella le está dando una cátedra de cómo se juega al futbol.

    Punto y aparte es el impecable marcaje de David Luiz sobre Messi, en verdad que no lo ha dejado hacer nada. De 10. Sin embargo, el delantero rosarino no se desespera, sabe que en cualquier momento explota.

    La parcialidad brasileña en las tribunas es reflejo fiel de la situación sobre el empastado. Están fríos, callados, quietos… al principio vitoreaban las atajadas de Julio César y cada jugada que David Luiz le nulificaba a Messi, pero ahora resoplan cada salvada de su portero, niegan con la cabeza y reniegan del desempeño de su equipo. Lucen desangelados. Toda la campaña publicitaria del Hexacampeonato los había ilusionado pero la cruel realidad los está martillando terriblemente.

    En cambio, la considerable afición argentina corea los “ole” cada vez que su equipo pasea el balón por las narices contrarias, se levantan de sus asientos cada vez que llegan al marco rival y se lamentan por los aciertos de Julio César y David Luiz. A pesar de ello, saben que pronto caerá el gol, que sólo es cuestión de tiempo para conseguirlo. Están muy relajados y contentos. Los cánticos en apoyo a su equipo, salen de su alma, no de su garganta, y en su paso por el corazón recogen una fuerza descomunal y un sentimiento incombustible que posteriormente se levanta en el aire, se riega por todo el estadio y crean una atmósfera mágica, enloquecedora, motivadora, hostil, insoportable, sublime, conmovedora, fascinante… ¿visitantes? ¡Para nada!

    Sin embargo, las cosas empiezan a cambiar para bien de los locales quienes emparejan poco a poco el nivel. Comienzan a “soltarse” sobre la grama, a sentirse realmente en casa y hacer lo que saben. La línea del fondo, segura y cobijada por Julio César, ha adelantado quince metros; Oscar ha tomado el balón, totalmente cubierto y desahogado por Luiz Gustavo, y ha proyectado a Marcelo, Dani Alves, Fred y Neymar, apoyados por Ramires y el mismo astro amazónico. Su portero ya no trabaja tanto y por el contrario, aunque tarde, Brasil tiene su primera oportunidad de abrir la puerta de Romero al minuto 18, en un buen y medido centro al área por parte de Dani Alves desde la banda y rematado de cabeza por Fred, pero pasa rozando el poste izquierdo de la portería contraria. Muy pronto se dan cuenta de que Argentina no es invencible, a pesar de contar con la bendición del Papa.

    En los próximos diez minutos el partido se desarrolla principalmente en el medio campo donde ninguna de las dos escuadras logra hacerse del dominio del balón. El espectáculo desaparece un poco y la lucha encarnizada se desata. El entrenador Scolari luce más tranquilo y su rival más inquieto. También las aficiones viven situaciones similares a los técnicos. Mientras que la fanaticada brasileña se anima paulatinamente y deja de sufrir, los seguidores de los pamperos ya no se divierten tanto y han disminuido la intensidad del apoyo a su equipo.

    El árbitro también ha empezado a trabajar más. Al principio no intervenía mucho que digamos por lo fluido y limpio del juego, pero ahora ha tenido que aparecer más para poner orden y lo ha conseguido. Ha amonestado ya a Luiz Gustavo y a Neymar por parte de los locales. El primero por una entrada fuerte sobre Maxi Rodríguez, y el segundo por reclamar airadamente que no le marcan las faltas que le cometen, para coraje de su técnico. Por parte de los argentinos, sólo ha recibido el cartón amarillo Zabaleta por fuerza desmedida en una entrada a Oscar.

    En dicho tiempo de “relajación” en las porterías, estas se han visto sacudidas en una ocasión por bando para emoción en las gradas. Di María, el más ofensivo de los visitantes esta tarde-noche, ha vencido por fin a Julio César con potente disparo en una “melé” que se había hecho en el área local, pero el arquero consigue quitarle fuerza al remate que se dirige “caminando” al arco, y Marcelo, presto y veloz, alcanza a cortarle el avance casi en la raya en una agónica y emocionante jugada. Del otro lado, en una acción a balón parado, Neymar cobra la falta con maestría evitando la barrera azul con una comba hermosa y letal, dejando también sin oportunidad de llegar a la pelota a Romero, de hecho dejándolo como estatua, sin embargo el esférico se estrella en el poste y abandona enseguida el campo para susto de los argentinos e ilusión de los brasileños. Con esta jugada empezarían los roces entre los jugadores pues el orgulloso Romero, “lastimado” por la acción le gritaría a sus rivales y al mismo Neymar: “¡Con la mirada! ¡Con la sola mirada la desvié!”. Esto provocaría a los amazónicos y motivaría para anotarle a como dé lugar y hacerlo tragar sus palabras, mismas que en sus compañeros encenderían risas burlescas que demostrarían de frente a sus oponentes acompañado por algún “cariñito” que pase inadvertido al señor juez. Finalmente…

    -Recién rebasamos los 27 minutos de juego ¡0-0 el marcador! El encuentro está parejo, cosa que en los primeros momentos de la tarde no creíamos que fuera a suceder. Dígame algo, Ramón: ¿sabe usted dónde está Messi? Porque no lo he visto para nada. No sé si se equivocó de estadio y se fue a otro, o yo, que he venido al lugar equivocado. Dígamelo, por favor que me aflige de una forma terrible.

    -Sí, este… No, está usted bien. No se ha equivocado de lugar ¡usted está donde tiene que estar! Messi es el que… bueno, obviamente que también nos acompaña, pero David Luiz se ha convertido en su sombra ¡su sombra! ¡No podría siquiera acomodarse el cabello sin sentir el rostro de su marcador! Impecable, realmente impecable el defensor del Chelsea.

    -¡Ah, y mire: es el que inicia la salida de su equipo! ¡Se da todavía ese lujo! ¡Qué partido se está mandando ¿eh?! Descarga sobre Luiz Gustavo, éste rápidamente con Oscar, le va a caer Mascherano ¡TÚNEL! ¡QUÉ CAÑITO SE HA MANDADO OSCAR, HA HECHO QUE LA GENTE SE LEVANTE DE SUS ASIENTOS! ¡Toca a la banda para Dani Alves que haber si se anima a encarar! Bailotea, Zabaleta lo marca, ya le va a apoyar Gago… ¡PASA ENTRE LOS DOS, PUEDE MANDAR EL SERVICIO O ENFILARSE A LA PORTERÍA! ¡MANDA EL CENTRO!...

    Los dos delanteros pican a primer palo, sólo que Fred regresa al centro del área ganando una ventaja de dos pasos sobre su marcador. Neymar jala bien la marca de su rival y ambos quedan estáticos en el primer poste de la portería. Miran el preciso centro que Dani Alves envía, como en cámara lenta. El argentino con angustia, el brasileño con alegría, sabe que va directo a su compañero ubicado a su espalda.

    Fred se levanta y se suspende en el aire… Sonríe… sabe que con un centro así, sin marca y con el portero guardando en su arco, no puede fallar, sólo que lo quisiera, pero no, desea todo lo contrario. Conecta el balón con la cabeza y gira el cuello para mandarlo lo más lejano posible de Romero, éste, viejo lobo de mar, está consciente que un remate así es imposible de detener, entonces intuye hacia dónde lanzará su cabezazo Fred y se lanza hacia su derecha. Se la juega. No le importaría hacer el ridículo lanzándose hacia un lado y que el balón fuera a la zona contraria. Se la juega con tal de evitar la anotación. Su treta funciona, adivinó la trayectoria de la pelota y podría sacarla estirándose lo más que pudiera si no fuera por lo inatajable de ese remate. Nunca. El balón va al ángulo. Romero está volando pero sólo hará la fotografía más vistosa y la jugada más emocionante. No va a llegar…

    -¡¡¡GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOLLLLL!!! ¡¡¡GOL DE BRASIL!!! ¡¡¡GOLAZO DE FRED!!! ¡¡¡1-0 LOS LOCALES SOBRE ARGENTINA!!! ¡¡¡LLEGÓ SU MAJESTAD Y DE QUÉ FORMA!!!

    El grito de gol en el estadio es ensordecedor. Viene cargado de una descomunal fuerza emocional retenida durante mucho tiempo. Hacía ya muchos años que no se cantaba un gol con esa pasión tan desatada. El coloso de nombre Maracaná revive, se mueve, palpita y grita con sus miles de diminutas gargantas el gol al mismísimo cielo que ya presenta las primeras estrellas y éste responde con un inusual e inexplicable relámpago. Es el saludo alegre de dos amigos que siempre están mirándose pero no se tocan y esta es su forma de expresarse, ambos tienen vida propia.

    Fred corre hacia su derecha después de anotar el gol gritándolo con todo su poder, se eleva la playera para mostrar un mensaje de dedicatoria de la anotación a su novia y sus suegros. Resiste la patada que Neymar le da a la pasada en el trasero en un arrebato de felicidad y éxtasis. No lo ve y apenas lo siente, lo que sí ve es a toda la afición de pie, brincando, aplaudiendo, sonriendo, agitando las banderas… y luego Marcelo y Luiz Gustavo echándosele encima, venciéndolo y derribándolo para que a Neymar, Dani Alves y Oscar se les haga más fácil el brinco.

    En el área carioca, Ramires y Julio César se abrazan y festejan el gol con gran júbilo, y Dante levanta los puños al cielo en señal de victoria. Thiago Silva, en la media cancha mira embelesado alrededor de sí en las tribunas, estaría aterrado si no fueran sus seguidores. Y David Luiz es el que menos escándalo hace, después del gol se para frente a Messi y esboza una sonrisa burlesca, el argentino trata de evitarlo pero el brasileño como queriendo y no se le acerca y lo provoca. Messi reacciona pero se contiene a tiempo y se aleja irritado a su lado del campo. Empieza a desesperarse.

    En la banca, el entrenador Scolari, Maicon, Hernanes, Hulk, Jo, Bernard y los demás jugadores viven la anotación de igual manera, sólo que Hulk, también como queriendo y no, disimuladamente se burla de los argentinos de la banca, cosa que no percibe el técnico Sabella ni el cuarto árbitro, mas el entrenador Scolari sí se percata y lo recrimina muy dulcemente.

    El árbitro tiene que interrumpir el festejo porque el juego debe continuar. Los argentinos, heridos en su orgullo, ya están posicionados para mover y deseosos de empatar tan pronto como sea posible.

    Continúa el partido con una Argentina volcada al ataque pero sin peligro. A cada llegada al área contraria se topan con una barrera impasable y en ella se desbarata cada ataque che que en Messi no tienen la punta de lanza de todas las ocasiones anteriores. Julio César ya no se ha lanzado en ningún momento, sólo ha visto pasar dos tiros de larga distancia muy desviados. Y como no tiene esa tarea de detener tiros, ahora lidera y mueve a su defensa para evitar ser burlados y lo consiguen.

    Brasil tampoco ha logrado realizar una jugada de peligro. Se plantan bien atrás y se preparan para el contragolpe que no ha rendido frutos, sólo en una ocasión parecía que Neymar se escapaba dejando en el camino a Demichelis, pero la pelota se le alarga, permite la salida de Romero y todo termina en una emoción. Sin embargo tanto va el cántaro al agua, hasta que se rompe. A los 39’…

    -Maxi Rodríguez con el balón, pasa para Di María, pegado a la línea de cal, Marcelo y Dante ya le caen ¿los irá a encarar? Marcos Rojo le hace la pasada y jala la marca de Marcelo ¡Eso estaba esperando, ya encaró y ganó… cañito sobre Dante, se lo está llevando en la carrera! Luiz Gustavo cierra para contenerlo ¡ya se lo llevó también en velocidad, puede tirar! ¡No, decide mandar centro para el Kun, está solo! ¡Qué brinco, Dani Alves, salvador le quita la pelota! ¿Qué está pasando? ¿Acaban de marcar penalti? ¡Sí, penal ha marcado el árbitro! ¡Los brasileños van inmediatamente a reclamar, no les parece que sea penal esa jugada! ¡Ramón, te apuesto a que Messi cobra la falta!

    -Ni lo dudes, je, mira al Kun que está tirado en el suelo, casi lo pisan los brasileños que siguen reclamando al señor juez, y no lo ven a él, ahí sus compañeros lo protegen un poco. Mmn, a mi parecer no hay falta, más bien sería juego peligroso de Dani Alves que se tira una patada karateca muy vistosa para sacarle la pelota de la cabeza, ya, al Kun, pero éste quizá, haya fingido la falta.

    Las repeticiones aclaran la situación: no existe falta alguna, igual existiera o no, ya se ha marcado el penal y la gresca se ha desatado, no sólo en la cancha si no también en las tribunas. Es todo un clásico. La pasión ha rebasado a la razón. Se encienden aún más las cabezas por el festejo de la barra argentina por la marcación, entonando un canto por demás presuntuoso. Esto enfurece todavía más a Dante que siente cómo le estalla el canto en los oídos puesto que la barra enemiga se ubica exactamente en esa portería. Su carácter lo traiciona y vuelve a reclamar al juez que ya lo había perdonado, esta vez no se tienta el corazón y lo amonesta. Le sale barato al defensa que es jaloneado hacia atrás por Ramires y Julio César para no correr más peligro. Al renglón de amonestados se han unido Dani Alves, “cometedor” de la falta, y Thiago Silva, también por reclamar airadamente. Fuera de ellos, los demás jugadores de Brasil se han mantenido calmos, confían en su futbol y saben que pueden volver a anotar y ganar el partido. Del otro lado, todos fríos, demuestran tener más dominio sobre su actuar y sobre todo si han salido beneficiados.

    Tienen que pasar cuatro minutos para que el penalti pueda cobrarse, y el cobrador no puede ser otro más que Messi. Nadie le pelea el balón. Es cien por ciento efectividad pero esta noche, será la primera de peligro que tenga en todo lo que va del partido. Recibe del señor juez la pelota, le da unas caricias tallones con las manos y la coloca sobre el punto penal. No siente nervios, ha hecho eso tantas veces. Se incorpora para cobrar la falta y empatar el partido, sin embargo, una vez que levanta su mirada ve frente a sí a Julio César, a escasos dos metros de él. Los ojos de su rival son distintos a los de cualquier otro adversario que haya enfrentado. Expresan confianza, honor, temple, pero hay algo más, algo que a Messi lo sobresalta al interior: es el deseo ferviente y el hambre despiadada de querer convertirse en héroe. Y ambos saben que este es el momento perfecto. Julio César da la media vuelta, pareciera en cámara lenta y camina hacia sus dominios, llega hasta la línea de cal, se vuelve hacia su rival y se apresta a jugar. No hace aspavientos, ni rituales, ni nada. Sólo siente cómo se tensa cada uno de sus músculos y se concentra en el balón, en nada más. Por el contrario, Messi cree ver cómo la portería se hace pequeñita ¿o es acaso que su rival crece cada vez más? De pronto se percibe agitado, su boca está abierta y su ceño fruncido. Hasta ve y siente a su amiga la pelota, desacomodada para patear. Quisiera acomodarla a su plena satisfacción pero el cuerpo no le responde, está rígido, entonces, como si estuviera la música de su reproductor en pause y de pronto le pusiera play, el ruido ensordecedor del estadio ataca sus oídos. Hace un pequeño y pasajero gesto de dolor. Escucha los silbidos, abucheos y numerosas ofensas que la afición local le lanza sin cesar, inmisericordes. Se turba aún más. Ya se le ve el rostro desencajado, de pronto siente una urgencia porque el árbitro autorice su disparo, ya quiere dejar de ver, escuchar y sentir todo eso. Piensa que ya ha pasado una eternidad. Sus compañeros fuera del área le notan un semblante desconocido en él. Sus rivales le desean el mayor de los fracasos. Romero ve la escena donde nace el círculo de media cancha, de su lado, quiere sentir y admirar todo el poder del gol, quiere ver cómo estalla “su” barra después de la anotación, piensa que ya es hora de poner a cada equipo en su lugar…

    -¡Pita el árbitro…! ¡Tiro de Messiiii! ¡¡LA TAPÓ JULIO CÉSAR!! ¡¡QUÉ SEÑORA ATAJADA, NO LO PUEDO CREER…!

    A pesar de su desequilibrio interior momentáneo, la calidad se impuso, apenas decayó un poco, lo suficiente para que Julio César sacara con “las uñas” lo que parecía gol, después, balón al poste y hacia afuera. Es una bella estampa del guardameta brasileño, digna de la eternidad. El estadio en verdad que estalla, se cimbra con violencia ante el grito jubiloso de la afición local que ondea sus banderas y golpea aún con mayor dureza a Messi.

    Las autoridades brasileñas en el palco de honor se felicitan efusivamente, escena que se repite en muchísimos casos no sólo del estadio o Río, si no también del país. En la banca amazónica, entrenador, cuerpo técnico y jugadores quisieran meterse al campo a felicitar a su portero pero tienen que contenerse, claro está. Es una sensación maravillosa la que fluye por sus cuerpos en estos instantes. En la cancha sí que se desatan los brasileños. Prácticamente todos corren a felicitar a su compañero, aunque para desgracia de éste, de formas muy violentas a causa de la adrenalina. Patadas, jalones de cabello, coscorrones… nunca olvidará esta jugada. David Luiz, mostrando una postura glacial, provoca todavía más a Messi. Fred se burla de cuanto argentino puede. Todos lucen eufóricos.

    La afición argentina prueba el segundo trago amargo del encuentro y saben que esto ya no está bien. Sus caras largas lo demuestran claramente. Aprietan puños y quijadas ante las burlas y celebración de su contraparte. A Demichelis su jerarquía le impide dejarse llevar por la molestia que siente, tiene que poner el ejemplo, es todo un referente. Estático, sonríe con amargura y odio, da la media vuelta y regresa a su posición retando a la afición rival con la mirada. Todavía hay mucho defensa en él para impedir la derrota, todavía hay mucho de argentino en él, para ganar.

    El resto de la albiceleste tampoco da crédito a lo ocurrido, se han dado cuenta de que el rival de enfrente está fastidiándolo todo, incluso a su goleador, al llamado mejor jugador del orbe. En una muestra de apoyo se han acercado al delantero el Kun, Gago, Ezequiel Garay y Di María, dándole una palmada en la espalda o alguna palabra de aliento. Y respecto a Messi, pues obviar que ha tenido el peor partido de su vida, que sabe que este día ha sido un fantasma, que está siendo terrible, que siente por igual coraje, frustración, miedo, frío, calor, pesadumbre… Y esta postal pasará a la historia, la de un Messi con la cabeza gacha, una apenas perceptible mirada triste, desesperada, sin brillo y un lamento que parece boliviano.

    Después de todo este suceso, el encuentro continúa con unos brasileños muy motivados y una Argentina que ha perdido homogeneidad, tanto así que varios jugadores ya no recordaban que tenían un corner a favor hasta que Mascherano los advierte con autoridad viéndose el equipo muy mal a la vista de todos. Nada ocurre con el tiro de esquina y los locales manejan a placer el trámite del primer tiempo que llega a su fin. Los papeles se han invertido por completo, todavía en el último minuto de juego:

    -¡Se ha cumplido el tiempo reglamentario! ¡La albiceleste y su gran afición han de estar deseando con todo que el árbitro silbe! ¡Pelotita en el círculo, aquí se podría acabar todo! Oscar con el balón en los pies ¡¡Cañito sobre Mascherano, está inspirado el joven del Chelsea ¿eh?!! Encara a Garay ¡Qué pase manda para Neymar, a la espalda de Demichelis! ¡¡De dónde salió ese pase!! ¡Que alguien me diga!... ¡¡NEYMAR LA PRENDE DE BOLEAAAA!! ¡¡GGAAAAAAHH…!! ¡¡RIFLAZO DE MEDIA VUELTA IMPRESIONANTE QUE LE SACA PINTURA AL PALO DERECHO DE LA PORTERÍA ARGENTINA!! ¡¡PARECÍA GOOOL!! ¡¡QUÉ TIRO, RAMÓN!!

    -¡La jugada entera! ¡¿Viste lo que hizo Oscar?! ¡Brillante, exquisito, relampagueante! Y qué mala suerte para la verde amarelha, ese tiro cruzadísimo de Neymar dejó parado a Romero ¡lo dejó sin aliento! ¡Desde nuestra perspectiva, la gente de Brasil gritó gol! ¡Qué jugada tan emocionante, con qué buen sabor de boca se va a terminar el primer tiempo!

    -¡No para los argentinos! ¡Se termina la primera parte y pesadilla para los ches! ¡Brasil derrota 1-0 a Argentina!

    Con rapidez avanzan por la sala de acceso a sus vestidores, movidos por la adrenalina que experimentan a causa de la victoria parcial. Todos van sonriendo, unos gritando, Fred aullando de gusto. David Luiz canta el himno nacional y Maxwell lo acompaña. Thiago Silva los apura pues no desea que se junten con los argentinos, todavía, quiere mantener el orden. Otro que ha pensado en ello es el entrenador Scolari que va hasta atrás, sujetando a Marcelo a manera de amigos, evitando así que sus pupilos den rienda suelta a su hambre de gloria. Unos metros atrás se observa a los visitantes, caminando, malhumorados, fastidiados, tensos. Alcanzan a escuchar toda la felicidad que sienten sus rivales. Intolerable. Demichelis encabeza y Messi finaliza el andar, y tan pronto ingresan a sus vestidores, el delantero se refugia en su rincón con la cabeza gacha, pensando miles de cosas, todas qué ver con su pésimo rendimiento. A pesar de ello, todos lo respetan, ni uno solo de sus compañeros le reclama algo, por el contrario, la mayoría lo anima.

    -Yo no sé qué diablos está pasando, pero quiero ganar el partido.- Aborda Demichelis a Messi, poniéndose en cuclillas para estar al parejo.- Estos cab… yo te aseguro que no vuelven a anotar. Lio… es sólo un gol. Sé lo que tienes dentro y lo necesitamos más que nunca… No vamos a perder, no.

    Enseguida se aleja y conflictúa más al delantero que siente que la cabeza le va a estallar. En el vestidor contrario, Scolari se dirige a sus muchachos, los jugadores lo escuchan y perciben el orgullo que emana de su mentor, provocado por ellos, y estos a su vez, se enorgullecen de él. Estallan en júbilo los amazónicos y el ambiente es inmejorable. En las tribunas, la afición maradoniana espera impaciente y esperanzada la segunda mitad, los brasileños saborean el momento y sueñan con un partido heroico y épico de sus jugadores, algo que sea inolvidable. El árbitro checa el tiempo y da la indicación a los equipos de abandonar sus guaridas y ambas escuadras saltan al terreno de juego. Messi, en su recorrido al empastado, trata, desea reprogramarse. Piensa que está viviendo un capítulo de horror y tiene que terminarse ya, para lección, como tortura ya estuvo bueno. Su calidad debe alegrar los rostros albicelestes y poner a temblar a los brasileños. Paso a paso siente cómo algo se mueve en su interior: es el monstruo que está despertando…

    2do Tiempo.

    -¡La otra mitad de la gloria está en marcha! ¡¡Cómo quisiera poder vivir sin futbol!! ¡La pelotita a rodar y a divertirse, por favor, muchachos, déjenla ser! ¡Brasil mueve por conducto de Neymar y Fred, balón retrasado para Luiz Gustavo…!

    La hoguera vuelve a arder con la leña que se le echa, la afición a degustar el platillo, a sonreír, a bailar, a dejarse maravillar por “brazuka”. Argentina por el empate, Brasil por la hazaña. El Maracaná ha descansado y ansía revivir viejas glorias. El entrenador Scolari ha planteado el encuentro de manera que su equipo tenga el balón en su poder y acatan la indicación jugando a todo lo largo y ancho de la cancha, haciendo correr a sus rivales, teniendo una de peligro antes…

    -¡Luiz Gustavo conduce con cabeza levantada, ole, bailotea aunque eso no sea lo suyo, le salió lo brasileño! ¡Fernandito Gago que no se come las fintas! Luiz Gustavo cede para Marcelo que pasa como bólido por dentro ¡Desde ahí el balazo…! ¡¡ROMERO, ATAJADÓN A MANO CAMBIADA Y A TIRO DE ESQUINA!! ¡Corner para los locales!

    El tiro de esquina se cobra y Fred se eleva y remata pero el cabezazo pasa cerca. Los brasileños se siguen insinuando y los argentinos cada vez se ven peor. No encuentran el balón y así es imposible llegar al área enemiga, ni siquiera el pressing lo hacen con eficacia, se les nota tiesos, cansados, pesados, sufriendo seriamente el partido. Para colmo, Mascherano que es un pistón y presiona aquí y allá, al ver que prácticamente ninguno de sus compañeros lo apoya, los reprende una y otra vez, y no falta el tonto que responde al regaño. Y los brasileños se dan un festín. Messi continúa sin generar una de gol, no tiene la pelota pero corre tras ella en una muestra de vergüenza profesional y hambre de ganar. Tienen que pasar once minutos para que pueda tocar a su gran amiga, pero es desarmado por su marcador cuando intenta siquiera hacer algo.

    Al minuto 13, en un trazo largo desde Dani Alves hasta Neymar, éste supera en velocidad a Ezequiel Garay, recibe de pecho de forma soberbia colocándose en dirección al marco enemigo y apenas internándose en el área para poder hacer el gol de mil maneras, ante la afición que se va poniendo de pie en oleadas, para conocer el destino de la jugada. El abanderado señala “fuera de lugar” para berrinche de los seguidores y jugadores amazónicos. Neymar, que ya se saboreaba el gol, se muerde los labios para no reclamar. Al siguiente minuto se hace el primer cambio de los amazónicos: Marcelo abandona la cancha y en su lugar ingresa Maicon, hombre por hombre.

    -¡Se viene Maicon, en la primera del encuentro para él, está fresco y puede encarar a Zabaleta! ¡Gana y manda balón al área! ¡¡RECEPCIÓN SOBERBIA DE NEYMAR, QUEDÓ SOLO, PUEDE FUSILAR AL PORTERO…!! ¡¡NO LO HACE, RECORTA A ROJO, SIGUE SIN DISPARAR, YA LE CAE DEMICHELIS, TOQUECITO SUAVEEEE!! ¡¡¡GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOLLLLL!!! ¡¡¡QUÉ DIGO GOL, GOLAZO, QUÉ SEÑOR GOL SE HA MANDADO!!! ¡¡2-0 BRASIL SOBRE ARGENTINA!! ¡Ramón, tu comentario! ¿Imaginabas este escenario?

    -¡Ni el más ferviente soñador! ¡Qué gusto da por el pueblo brasileño, por la Federación que se ha esforzado tanto, es su Copa, qué gusto que el futbol sea así, que pueda originar estas sensaciones!

    Cronos desea saborear el instante y disminuye el tiempo a voluntad como en cámara lenta. Se concentra en el festejo de Neymar, por demás provocador. Se saca la verde amarelha dejando entrever una leyenda en otra playera que trae debajo: “En tu cara”. Corre sin tanto alarde, de hecho más soberbio que nada. Va agitando su jersey y le pasa a un lado a Romero para asegurarse que lea el mensaje. A éste último le estalla en el estómago el desprecio, la vergüenza y el coraje que ya no logra contener. Sin embargo su honor y orgullo son admirables, da la espalda al festejo de los locales y se guarda para sí el dolor que siente. Sabe canalizarlo y lo hará, si no para empatar, sí para evitar una escandalosa goleada. Va tomando forma.

    A Neymar lo acompañan en la carrera, sin tocarlo, queriendo que su mensaje sea captado por las cámaras, Fred, Oscar, Luiz Gustavo, Dani Alves, y Maicon con quien se encuentran para agradecer el preciso pase. Éste apunta con el dedo como para dejar en claro que el 10 brasileño es el causante de todo. Ramires, ubicado en la zona se deja llegar a Dani Alves y festeja con él como en el básquet, a pechazos, diciendo repetidamente “¿quién es el bueno?” Julio César y Thiago Silva se abrazan mientras Dante se les sube y mantiene el puño en alto, están que no caben de felicidad, llorarían si no sintieran pena. Y David Luiz vuelve a mofarse de su marca, le aúlla casi en el oído y grita comentarios que arden en los corazones argentinos. En la banca, el entrenador Scolari muestra una sonrisa orgullosa y alegre, tiene las manos en los bolsillos y mueve sus ojos divertidos y ligeros por aquí y allá, a todo lo largo y ancho del Maracaná. El resto de los suplentes saben que la victoria está cercana y fantasean con la goleada, entonces Hulk y Hernanes desean ingresar a la cancha y ser partícipes de la historia y de la gloria. Toda la afición se regocija y vibra con el triunfo que ya parece definitivo, y en una estampa hermosa, millares de banderas se agitan incansables por toda la “casa”… para ellos la noche perfecta.

    Y ello lo ve y vive Messi que no tolera la felicidad del rival, que se niega a admitir el destino del encuentro, la realidad. Sabe qué hacer para apagar esa hoguera, está concentrado, inalterable. El monstruo ha despertado…

    -¡Qué poema de gol ha hecho Neymar, sin duda, qué calidad para hacer esa jugada! ¡Me pongo de pie! ¡Excelso! Primero la sangre fría para no matar a la primera, después el recorte electrizante sobre el defensor que cierra para tapar el tiro, la visión que tiene para darse cuenta de que Romero sale a achicar, darse el lujo de dejarse llegar todavía a Demichelis y tocarla suave, bombeadita a la esquina, al segundo palo, inalcanzable, de crack! ¡La selección argentina a mover después del 2-0! Di María para Messi…

    Recibe el balón y sin pensarlo dos veces saca un zapatazo largo y brillante cual estrella fugaz por el cielo nocturno. El Scratch du Oro y su afición todavía están sonriendo, incluso festejando, pero al final de ese arcoíris que traza el infaltable descubrirán la seriedad y preocupación. Julio César nunca espera un disparo desde la media cancha. Reacciona y mide el trayecto del balón para detenerlo. Paso a paso hacia atrás, su ansiedad aumenta. Se esfuerza y se lanza pero no va a impedir lo inevitable…

    ¡Gol! ¡Qué gol de Messi! ¡¿Cómo, qué tipo?! ¡¡GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOLLLLL!!

    Por fin estaba libre de su marcador, suelto, a placer, el portero confiado, y con el humor y la urgencia que traía… No festeja y no por respeto a nadie, si no porque sabe que aún no consigue nada, pero sí disfruta del festejo esperanzador aunque algo insípido de su afición. No obstante, ese gol será el detonante, el estímulo que los argentinos necesitaban para acordarse de que saben jugar al futbol. También para la fanaticada es suficiente para volver a animar a sus guerreros, sacudirse la pesadumbre en que comenzaban a sumergirse, abrir la fábrica y encender la caldera. Su equipo los necesita más que nunca y la comunión entre ambos debe respetarse y fortalecerse.

    -¡¡Qué partido estamos viendo, Rogelio!! Hace dos minutos todo mundo pensaba que esto ya estaba resuelto y mira: la toma Messi y mete un gol de media cancha, ese no fue un tiro haber qué sale, la quiso poner allí y allí la puso, sin lugar a dudas, hoy, el mejor jugador del mundo, le pese a quien le pese ¡¡Es un deleite este chico!! ¡¡2-1 el marcador, la Gran Final en su clímax!! ¡¡El Fénix resurge de sus cenizas!!

    Ya nada vuelve a ser como antes, apenas mueve la pelota Brasil, la presión de Argentina es asfixiante. Bastan unos segundos para que, de un rebote, el visitante tenga una llegada más por conducto de Di María que evade en diagonal rivales con facilidad pasmosa y al tocar la media luna dispara abajo y a la izquierda de la puerta, pero Julio César achica, recuesta con reflejos felinos, se queda con la pelota y deja todo en un ¡Ah! Con un guardameta así, la Selecaopuede estar tranquila, pero ¿será posible resistir los embates ches durante prácticamente treinta minutos, cual César y sus legiones sobre Vercingétorix y los galos en Alesia? Para colmo, David Luiz ya no luce tan seguro como antes, ese gol de Messi lo ha afectado y preocupado aunque finge mantener el control sobre su rival tratando de amedrentarlo con razones que ya se perciben desesperadas. Para desgracia del brasileño, el 10 argentino parece motivarse con la situación y va a recuperar el balón hasta su área, otra vez, sin esa marca personal y pegajosa, emprende el vuelo hacia su obsesión, quita al primero: Luiz Gustavo y pasa a la banda donde Zabaleta recibe y se sube a la moto driblando sobre Maicon, toca para Di María que aprovecha ese temorcito natural que todo defensor le tiene, retiene unos segundos el balón y cede después para Messi que entra veloz por el centro del área, marcado a duras penas por David Luiz. Lio muestra su inteligencia y en lugar de llevarse la pelota, deja correr el pase de Di María, sólo hace una genial finta y deja un bombón para el Kun, ubicado a su costado derecho. Tiene apenas un metro de ventaja sobre Thiago Silva, pudiera hacer un auto pase, algún regate, pero ve algo adelantado al portero y bombea suave a segundo palo, imitando un poco la jugada de Neymar… Julio César es un porterazo, lo ha demostrado, pero a esta no va a llegar ni en avión. Observa impotente cómo la pelota se dirige al fondo de la portería… ¡Tank! La pelota toca el larguero y pica… Todo mundo se detiene por instantes esperando la decisión del árbitro, excepto Dante que instintivamente corre por el balón y lo manda a corner. Enseguida, los veintidós gladiadores, todo el Maracaná voltea hacia el árbitro y el juez de línea de la zona “¿Fue gol o no?” Es la pregunta que todos se hacen. El silbante de inmediato se quita la responsabilidad cuando se vuelve hacia su asistente, y éste al sentir toda la presión del estadio y no estando cien por ciento seguro, se decide por marcar tiro de esquina creyendo que “salvará el pellejo”, craso error, tras la marcación los argentinos se abalanzan sobre él y su colega. Los brasileños se acercan a “pacificar” y provocar al adversario, calentando las cabezas con sonrisas burlescas y comentarios venenosos. Dante de plano le lanza un beso a Maxi Rodríguez y le dice: “Ni modo, mi reina”. El argentino siente como una bomba eso y aunado a la frustración de estar haciendo un partido digno del olvido, estalla y golpea a su ofensor en dos ocasiones en el rostro. Mordió el anzuelo. Simultáneamente, Marcos Rojo no se mide en la reclamación y rebasa el límite de lo permitido al “acordarse” de la señora madre del árbitro. Expulsión directa. De hecho, en el momento en que muestra la tarjeta roja, Dante, “indefenso” sufre el castigo de Maxi Rodríguez, Thiago Silva se apresta a defender a su compañero jalando de los cabellos al agresor. Demichelis se percata de la situación y se pega una carrera de treinta metros para lanzarse contra Thiago Silva. La bronca se desata…

    Cada quien defiende a los suyos y la cosa no parece tener solución. La violencia se traslada a las tribunas y se hace el caos. Admirablemente, algunos jugadores resisten la calentura del momento y tratan de apaciguar las cosas. Julio César, Oscar, Dani Alves, Maicon, Ramires y el entrenador por parte de los locales intervienen con éxito “eliminando” a los principales promotores de la bronca. Del lado argentino son Di María, Messi, Zabaleta, Mascherano y Romero los que tranquilizan a los más radicales. El sonido local hace lo mismo con la afición pidiendo calma y orden y para tranquilidad de todos la hoguera rápido es apagada. Afortunadamente los desmanes duran apenas poco más de dos minutos, nada de qué lamentarse.

    -¡Parece que se tranquiliza todo, Ramón! ¡Vaya odio el que se tienen estos dos ¿no?! ¡La cajita de Pandora apenas se entreabrió!

    -¡Y qué bueno, esto no tiene que pasar por más odio que se tengan, no hay justificación! No podemos entender que la pelota no quiere esto, ella es egoísta y con esto nadie se acuerda de ella.

    -Terrible, no, esto no puede ser… Bueno… y, pues, Ramón, la repetición nos muestra que la pelota parece rebasar en su totalidad la línea de gol.

    -¿”Parece” dijiste mi buen Rogelio, con todo y repetición?

    -Bueno, ah… la jugada es muy apretada, mejor… ¡Se queda con nueve Argentina! Justamente sí, pero me parece que también del lado brasileño debe irse al menos uno, si no, sería injusto. Creo que va a pesar la localía sobre el señor juez. Haber si no se le va de las manos el partido.

    Y la predicción del comentarista se hace realidad descomponiéndose por completo el partido con faltas a granel, situación que el principal no consigue controlar, no deja conforme a nadie en una sola de sus marcaciones. Perdona de manera increíble a Dante que se desata con su violencia tanto física como verbal; sin embargo, amonesta y regaña airadamente a Oscar que “reclama” una falta en su contra; a Mascherano también lo deja jugar gratis pues no hay jugador contrario al que no le haya cometido al menos una falta, incluso a Julio César; y contrariamente a Di María lo ha amenazado de expulsarlo por fingir una falta, esto sólo por mencionar algunos casos.

    Otra circunstancia digna de mencionar es el hecho de que Argentina, contando nada más con nueve hombres, se echa para atrás a la espera del contragolpe, ideal para la velocidad y regate de Messi y Di María, veneno puro. El Kun ha salido de cambio por Lavezzi, a quien ha ordenado su técnico que entre a morirse en la cancha, y a Zabaleta, tronado ya, lo ha cambiado por Basanta. No tienen prisa por empatar, saben que les basta una y tienen poco más de veinte minutos para ello.

    Del otro lado, la obligación de atacar está en Brasil, todo lo define así: el deseo ferviente de jugadores y todo el pueblo brasileño de coronarse campeones del mundo derrotando a la Argentina de Lionel Messi, contando con dos jugadores más en el terreno de juego y siendo locales. Sin embargo, el técnico Scolari es sabio y sabe claramente que en estas condiciones, es más factible el empate de los ches que su soñada victoria. No se confía y menos se aloca por lo que toma todas las precauciones posibles, situación que reprueba la afición y se lo hace saber con silbidos de desesperación. Algunos mismos jugadores le piden que los deje ser, que les permita sumarse al ataque, el entrenador no accede y varios reniegan.

    De resaltar la marca impecable de Mascherano sobre Oscar y Luiz Gustavo, anulando el mediocampo amazónico que inoperante, sólo se dedica a mandar balones frontales al área facilitando la labor defensiva de Argentina que se siente cómoda así. Se agazapa lista para atacar.

    La siguiente jugada de peligro ocurre al minuto 33, ni más ni menos que en contragolpe, a favor de los visitantes. Aprovechan la “inocencia” de su rival de nada más mandar pelotazos al área haber qué pasa. En uno de ellos, despeja la defensa a la banda izquierda donde Di María toma el balón y vuela imparable hasta la otra portería, acompañando por el centro Messi. Dani Alves, más que marcarlo, lo ve y sigue durante todo el recorrido hacia su puerta, donde apoyado por Luiz Gustavo medio consiguen pararlo, entonces manda pase para Messi ubicado en la media luna, botándose y desmarcándose por centímetros de David Luiz. Bailotea y hace fintas endiabladamente. Cualquier otro defensa ya hubiera perdido, pero por algo David Luiz está considerado uno de los mejores defensores del mundo y resiste estoico. Sólo los seis jugadores participan en la jugada, incluyendo al portero, los más cercanos están a veinte metros de distancia. Finalmente Lio consigue deshacerse de su marcador, apenas por un paso moviéndose a la derecha, sabe que de seguir unos pasos más hacia el área, David Luiz lo alcanzará, y entonces patea rápido, no con potencia pero sí cruzado abajo, bien colocado. Y quién sabe cómo, pero Julio César alcanza a llegar a un tiro inalcanzable para desviar con las uñas un poquito el trayecto del balón que se estrella en el poste, el rebote le queda a Di María en inmejorable posición, sin la marca de Dani Alves que se dirigía a auxiliar a David Luiz. Sólo Luiz Gustavo se interpone entre el argentino y la portería. Tiene todas las de perder pero mostrando corazón y oficio, logra contener el primer intento de disparo, después contiene al maradoniano que siente que se le va la jugada y desesperado saca el tiro que se queda en los guantes de Julio César que se ha reincorporado y lanzado salvador y oportuno.

    El Maracaná se cimbra con la emoción de la jugada… los fanáticos argentinos se jalan los cabellos y la ropa, hacen berrinches y vociferan temperamentalmente. La familia brasileña resopla y agradece a las deidades futboleras por la salvada. Ya han probado el peligro de su rival, saben que la amenaza es real.

    -¡¡JULIO CÉSAR, JULIO CÉSAR!! ¡¡ERA EL EMPATE ARGENTINO Y EL PORTERO DESTRUYE TODAS LAS ILUSIONES Y ESPERANZAS DEL ENEMIGO EN DOS OCASIONES!! ¡¡Se me ahogó el grito de gol en la garganta!!...

    Un par de minutos después los locales responden.

    -Dante con el balón en los pies, sale la Selecao, va a mandar la pelota al área ¡Así sucede! ¡Fácil para los centrales! ¡¡SE EQUIVOCA DEMICHELIS, LE QUEDÓ A FREEEEED!! ¡¡AAAAAAHH!! ¡¡LA FALLÓOO!! ¡¡ESTABA SOLO Y LA MANDÓ POR UN LADO!! ¡¡Era el 3-1, el gol que mataba. Si Argentina llega a empatar, esta no se le va a olvidar al 9 brasileño!! ¡Ramón!

    -Fallan ambos. Demichelis quien no mide bien la pelota y se le pasa, y creo que a Fred le sorprende verse tan solo, tenía tiempo para hacer muchas cosas pero se apura a disparar, tal vez creyendo que le iban a caer y saca un tiro muy desviado, chorreado, feo. Lástima de la recepción que había hecho, en un solo movimiento recibe y se la acomoda para tirar, definió mal, en verdad qué lástima.

    El entrenador Scolari no cree lo que se acaba de comer su jugador. Ríe para no llorar. “No inventes”, dice en varias ocasiones acompañado de algún gesto de desesperación, coraje, sorpresa, hace aspavientos e implora al cielo perdón para su pupilo. Pero llama más la atención el berrinche que hace el propio Fred lamentándose en serio. Se maldice a sí mismo y se ofende una y otra vez. Ningún argentino se mofa de él, saben que se acaban de salvar de la derrota y todo lo que ello hubiera implicado.

    Ya corre el minuto 40 y la victoria está cerca. En un sector del estadio la afición ya pide el final del partido con silbidos ensordecedores, varios jugadores también le piden al silbante el final. Entre ellos se tratan de calmar “¡5 minutos, 5 minutos!” se gritan entre sí. El entrenador Scolari a duras penas frena a su banca que ya no aguantan los nervios. Los aficionados argentinos animan a los suyos a ir por la última y el Maracaná es un océano de sentimientos encontrados, es un volcán a punto de hacer erupción, es una gran moneda a punto de mostrar sus dos caras, es un contenedor de emociones tan intensas, tan reprimidas, que si estas fueran explosivos alcanzarían para borrar para siempre del mapa a Río y toda la periferia. Sorprendentemente, Messi, a punto de perder, permanece sereno. Tiene pocos minutos pero piensa que le bastan. Está “ciego”, no ve la derrota, ni el ser 9 contra 11, ni estar de visita, ni los minutos que restan, ni siquiera a sus rivales, nada, no ve nada, sólo sabe que tiene que anotar y quedará cumplida su tarea, que podrá dormir tranquilo el día de hoy. El monstruo sigue suelto…

    Nadie controla el balón, no parece un duelo disparejo. A veces lo posee el local y a veces el visitante, pero sin llegar a las porterías. Finalmente Dante se anima a ofender y cual Ronaldo se quita de encima a dos rivales, limpia la zona y se pone en posición de disparo o bien para hacer alguna jugada de peligro. La afición le festeja la hazaña ovacionándolo escandalosamente “¡pégale de ahí!” le gritan. Obedece incitado por la gente y deseando cubrirse de gloria con el gol definitivo, dando la puntilla a su contraparte. Dispara… pero el balón rebota en Ezequiel Garay y como por arte del destino le cae a Di María que ya sabe qué hacer: llevar la pelota hasta el campo contrario y mandar el centro para un Messi que estará allí para terminar la jugada. Sin embargo tarea nada fácil, cerca de él, quizá no marcándolo pero sí cerca se encuentran Dani Alves y Luiz Gustavo, y casi en la frontera, en su territorio ya, custodiando Thiago Silva y David Luiz. No le importa, emprende el vuelo y en menos de diez segundos ya quitó a dos…

    -…¡¡Limpió la zona y se viene el contragolpe, qué espectacular es este muchacho, es el diablo con el balón en los pies!! ¡¡SE VIENE EL EMPATE, SON 2 CONTRA 2!! ¡¡DANI ALVES RETRASA LA JUGADA!! ¡¡MESSI EN EL CENTRO COMO VERDUGO QUE ES!!

    Di María nunca tiene la intención de anotar, ni siquiera de internarse al área. Nada más quiere y necesita un pequeño espacio para mandar el centro a su acompañante. Y lo consigue…

    -¡¡SALIÓ EL CENTRO!! ¡¡BALÓN PARA MESSI!!...

    El pase es un bombón, el balón bajito, casi al ras de pasto, potente, al primer palo y el efecto con toda la ventaja para el delantero. Sonríe Lio. De todos modos la jugada es brava, ya se adelantó un paso de su marcador pero el remate requiere de una alta dosis de calidad, de técnica, y ambas las tiene. Intuye que Julio César va a achicar el ángulo de tiro. No le importa. Y a los que sí, observan expectantes la culminación de la jugada. Pelé contiene la respiración, Scolari eleva la cabeza como para ver mejor, Oscar cree que será gol, Dante ya se siente culpable, el Kun aprieta sus puños y Maradona parece que está de buena suerte.

    Conecta de zurda, con la parte interna del pie para que el efecto sea de afuera hacia dentro, siempre lejos de los guantes del portero. David Luiz se ha barrido pero no alcanza a detener el disparo por centímetros. Todavía justo antes de tirar, Lio mira cuán hermoso es el balón y siente un instante de felicidad infinita pero lejana, sorda…

    -¡¡¡GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOLLL…!!! ¡¡¡GOLAAAZO DE LIO MESSI, LA PUSO EN EL ÁNGULO!!! ¡¡¡NADA QUÉ HACER EL PORTERO!!! ¡¡¡SE EMPATA A 2 LA GRAN FINAL EN LOS ÚLTIMOS MINUTOS DEL JUEGO!!! ¡¡¡DE ALARIDO, DE LOCURA, PARTIDAZO!!!...

    Explota la fanaticada argentina en las tribunas enemigas que resienten la fuerza descomunal del invasor… El futbol es hermoso, siempre…

    Messi también estalla. Descarga toda esa presión acumulada durante la temporada con el Barcelona y las críticas de su rendimiento con la selección argentina. Grita su gol como pocas veces y casi se desgarra la garganta, arrebatado, enajenado, corre veloz y potente hacia la banda izquierda donde le pasa por un lado a Di María que eufórico le jala los cabellos a la pasada, luego lo suelta y acompaña hacia la zona de publicidad, se la brincan y se acercan a la afición. Pronto todos sus compañeros se unen, hasta Romero que prácticamente ha cruzado todo el campo para festejar el milagroso empate.

    Al entrenador Scolari se le cumple lo que tanto se temía. Apenas se desmorona un segundo, pero “regresa” para mantener la compostura, indica estentóreamente a sus chicos colocarse en sus posiciones, les aplaude y trata de animar. Presiona al árbitro.

    El equipo en general se desploma. Ese gol “de último minuto” les cae como balde de agua fría. Julio César arenga a sus compañeros, en ningún momento bajó la mirada o buscó en el cielo refugio o explicación. Es un roble; Dante sí que se deja abatir, está convencido de que todo fue culpa suya, es la muerte para él; David Luiz y Dani Alves se acompañan, misma postura, manos en la cintura y rostro desencajado; Maicon observa las tribunas y prueba la tragedia griega que está viviendo; Luiz Gustavo mira el marcador como queriendo comprobar que sea cierto, mil veces fuera mejor un mal sueño; Oscar piensa que no merece el uniforme que viste; Ramires trata de controlar a Fred que siente cómo le hierve la sangre y quisiera sacar el coraje que no aguanta; Thiago Silva, furioso, con los puños temblándole de rabia, sólo espera que el árbitro reanude el partido para quebrar a algún enemigo, esto no puede quedarse así; Neymar pide perdón de rodillas aunque no se sabe a quién. En la banca, todos sedentes y rostros largos, ya estaban a punto de festejar la victoria y ahora prueban el desencanto del encuentro. El fantasma del “maracanazo” deambula en el santuario contagiando a la mayoría de fatalidad.

    Los argentinos terminan paulatinamente el festejo, regresan a sus posiciones caminando, pensando ya en el tiempo extra ante la presencia del árbitro que los apura. Se reanuda el encuentro, mueven los brasileños, pero ante el desánimo, pronto recupera el cuadro pampero, saben que éste es el momento de dar el tiro de gracia y se lanzan al frente en la última jugada seguramente del partido. Messi pide la pelota, ya sin la marca de un David Luiz exhausto y abatido. Le bastan un par de fintas y algunos movimientos de los elementos de ataque para abrir un boquete en la defensa y filtrarle un pase a Di María que lo deja completamente solo y mano a mano contra Julio César. Es el gol de la voltereta, del triunfo y la gloria. Di María tiene toda la ventaja, Julio César lleva todas las de perder. Su achique es deficiente y muy lento, le regala prácticamente todo el lado derecho de la portería para meterla y Ángel no desaprovecha y dispara… Algo sucede entonces, algo que no tiene explicación, sencillamente es increíble… Se ignora de dónde Julio César saca energías, que de hecho las puras energías no eran suficientes para lo que hace. Inexplicablemente, Julio César ya vencido debido a su incorrecta postura de defensa, se recupera y se lanza espectacular hacia su derecha para desviar con las yemas de los guantes el disparo que va a dar en el poste y retorna a él. Irónicamente el estadio enmudece, ni la afición brasileña, ni la argentina da crédito a lo que ha visto. “No puede ser”, “¿Cómo lo hizo?” son algunas de las frases de incredulidad ante esta heroica hazaña. Di María que incluso ya había desviado la mirada de la jugada, iniciando con el festejo, se sorprende cuando no escucha reacción alguna de la fanaticada, entonces se vuelve hacia la portería para ver cómo el balón regresa a su rival. Se lamenta.

    Pero la sorpresa no queda ahí, apenas inicia, la etiqueta de héroe no se da tan a la ligera. Julio César mismo, asombrado por lo que acaba de hacer siente cómo un calor recorre su cuerpo y lo excita. No lo piensa, es mecánico, instintivo. Se desprende inmediatamente del balón lanzándolo unos pasos adelante y él trota detrás. Pareciera que va a despejar, entonces se le adelanta un poco el balón y Messi lo presiona, pero Julio César se lo quita de encima con frialdad y buena técnica. Se detiene un par de segundos y mira de cerca a algunos de sus compañeros y rivales, un par de segundos, sólo eso… y avanza. Empieza trotando pero pisa el acelerador poco a poco, desviándose hacia la banda izquierda. Sus amigos piensan que se ha vuelto loco, pero esta irreverencia ha despertado a la afición. El entrenador Scolari mira incrédulo a su pupilo enfrentar a Gago, próximo al ecuador de la cancha, hace un gesto de pesimismo que se convierte en momentánea alegría al salir vencedor su muchacho. Éste ha hecho túnel sobre su rival viéndose soberbio y animándose aún más, entonces rebasa la frontera… Ya allí, después de sembrar a dos ches los brasileños por fin se dan cuenta de que ¡tienen que ayudarle! Neymar y Fred ya hacen movimientos para recibir el esférico, Luiz Gustavo va escoltando al portero como todo un tacle; Ramires también se pone en posición de receptor en mediocampo; Thiago Silva y Dante resguardan la portería por si las cosas salen mal y Maicon pide a David Luiz y Oscar que se replieguen. Sólo Dani Alves tarda en reaccionar, completamente tronado.

    Julio César corre extasiado, sonriendo por dentro, sintiéndose libre. El factor sorpresa lo beneficia pues los argentinos dudan sobre quién debe contenerlo, apenas lo suficiente para pensar en posibilidades de gol para su equipo. Lavezzi le sale al encuentro y Julio César, inteligente hace pared con Fred que se bota para recibir. El Pocho todavía intenta parar con falta al portero amazónico pero Luiz Gustavo se interpone entre los dos como la humedad y es éste quien recibe la falta, pero el árbitro aplica la “ley de la ventaja”. La pared es en corto e inmediatamente Julio César tiene que planear cómo burlar a Demichelis, no es tan difícil, va encarrerado y con un ligero pero eficiente movimiento de cintura le quebra al defensor la propia, y pisa el borde del área enemiga…

    Todo aficionado brasileño, donde quiera que sea que esté viendo el encuentro “le ordena” al portero que tire, aún más asombrado que emocionado. Las cosas se complican de repente cuando Ezequiel Garay hace una buena y rápida cobertura bloqueándole al portero local el disparo, situación que a Julio César no le importa mucho pues no busca el gol propio si no del compañero que sea, entonces cede la pelota para Neymar, completamente solo en la media luna. Festeja el gol antes de hacerlo. La sonrisa se le borra cuando, por confiado, no controla el balón y se le escurre hacia la derecha, al encuentro de Basanta aunque el astro brasileño todavía tiene ligera ventaja. Neymar se apresura y alcanza a disparar antes de que el argentino le tape. Conecta cruzado y abajo, a la derecha de Romero al que deja estático, pero por desgracia brazuka pega en el poste ¡maldito poste! piensa el tirador. La suerte les sonríe a los brasileños cuando el balón rebota en dirección a Julio César que reacciona antes que Ezequiel Garay y por más que éste último trata de bloquear el remate dándole accidentalmente una patada al portero, éste se tiende “de palomita”, toca la pelota y esta entra sin ningún inconveniente al arco argentino.

    El Maracaná grita eufórico la anotación del campeonato, el pueblo brasileño ríe exaltado sacudiéndose de encima el fantasma del “maracanazo”, agradeciendo a su Cristo Redentor este inolvidable partido. Julio César grita fuera de sí tensando cada músculo. Todo el equipo se abalanza alegre festejando el gol del hexacampeonato, se arremolinan sobre el guardameta abrazándose, jalándole los cabellos, llorando ya de felicidad algunos jugadores.

    -…¡¡JULIO CÉSAR, BENDITO SEAS!! ¡¡SEÑOR, GRACIAS POR REGALARNOS ESTE TIPO DE MOMENTOS!! ¡¡PUEDO MORIR TRANQUILO Y FELIZ!! ¡¡QUÉ GOL SEÑORAS Y SEÑORES!! ¡¡BRASIL SE VA A CORONAR CAMPEÓN DEL MUNDO POR SEXTA OCASIÓN EN SU HISTORIA!! ¡¡ESTE GOL HA VALIDO EL TÍTULO, ESTE GOL LO FIRMAN MARADONA Y PELÉ!!...

    Messi mira incrédulo la celebración de los brasileños, ellos estuvieron tan cerca del título… no se lamenta, lo han dado todo, van a perder dignamente, pueden estar orgullosos, trabajar duro y pensar en el próximo mundial. Como buen líder, se acerca a sus compañeros más decaídos y los anima a levantar la mirada, Demichelis, Mascherano y Romero se unen a su causa y pronto la escuadra albiceleste ya está de pie, orgullosa, humilde, ejemplar, señorona. El árbitro no se mete en problemas y silba el final de una buena vez ¿quién podría reclamarle? Además el tiempo reglamentario se ha cumplido y ambas selecciones adoptan cada cual, su rol de campeón y subcampeón. El final apenas y lo oficializa la tv, pues a nadie en el estadio parece importarle o necesitar de ese señalamiento.

    La Selecao se une: cuadro titular, banca y cuerpo técnico, todos que no caben de alegría, de pronto un rostro extraño aparece entre ellos y lo reciben como el miembro errante de la familia. Messi ha ido a felicitarlos y mientras intercambia algunas palabras con Scolari, David Luiz le llega por detrás y lo eleva en sus hombros llevándoselo al centro del campo. Le dice, con lágrimas en los ojos que lo disculpe y que permita servir de pedestal “al mejor jugador del mundo”. La afición y las cámaras se han percatado de la escena y se deshacen en aplausos, luego lo baja y cede el lugar a Neymar que con la playera en la mano le pide a su compañero en el Barcelona que intercambien jerseys, Messi acepta sonriente y se halagan mutuamente, el par de titanes son capturados miles de veces por las cámaras inmortalizando este instante…

    Momentos después, llega el clímax de la noche: las autoridades de la FIFA permiten que sea el propio Pelé quien entregue la Copa al capitán Neymar que merecidamente invita a Julio César a recibirla juntos, y cual sueño frágil y tesoro invaluable la toman entre sus manos y la elevan al cielo haciendo que sus compañeros también levanten las palmas deseando alcanzar el codiciado trofeo entre alaridos, sonrisas, lágrimas y los fuegos artificiales que coronan una magnífica estampa, digna enemiga del olvido…
     
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    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

    Tauro
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    Aplausos y más aplausos. Me he leído un partido que me mantuvo en tensión todo el tiempo. Desde el comienzo, pues sentí que era parte de esa algarabía previa a la gran final., notándose por todos lados en Río. Jajajaja, como dijo el comentarista ¡Partidazo!

    Excelente narración, clara y precisa, mágica por la imaginación. El final del partido, ¡wow! Inesperado, genial, emocionante, loco y jubiloso. Me gustó todo y a pesar de lo largo del capítulo, jamás me aburrí, sino al contrario, quería que siguiera, hasta pensé en los tiempos extras cuando sucedió lo que sucedió xD

    Simplemente hermoso. Gran final, sin duda *u* No tengo pronóstico personal de quiénes vayan a la final, pero en casa escucho algunos. Alguien dice que Alemania y Argentina y otro dice que serán Alemania y Holanda. En fin, a esperar para ver quién será.

    Saludos.
     
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    Borealis Spiral

    Borealis Spiral Fanático Comentarista destacado

    Libra
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    Concuerdo total y completamente con Master, este partido te ha quedado increíble. Con sólo decirte que con cada jugada narrada y que denotaba un pleigro para cualquier equipo de anotar un gol, mi estómago se iba a mi gargante ante la expectación, la ansiedad y la tensión. Me ha encantado la manera que tienes de entrelazar las metáforas con los objetos o las sensaciones de los personajes; una lectura muy amena, sí señor. Ten por seguro que tendré grabado este partido cuando esté viendo la final verdadera xD A ver si la vida real lo hace tan bien como tú nos lo dejaste ver. El final me lo esperaba de alguna manera y aunque fue epicofantástico y me pareció correctísimo, no diré que hubo una parte de mí que deseaba que el otro equipo ganara xD Nunca termino por decidirme en esta clase de asuntos.

    Y nada, espero tener la oportunidad de leer algo tuyo en otra ocasión que ya segura estoy que será deleitable. Sin más, me despido deseándote los mejor posible.

    Hasta otra.
     
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    Bruno TDF

    Bruno TDF Usuario VIP

    Libra
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    Escritor
    La verdad es que no me alcanzarían las palabras para describir lo sensacional que estuvo este relato. Ha sido bastante largo; pero lo que lograste es que me mantuviera expectante a lo largo y ancho de todos los párrafos, lo que es un logro enorme dada la extensión del One-shot :P.

    Todos los aspectos técnicos están impecables. La faltas de ortografía brillaron por su ausencia. La narración fue muy fluida, calmada de a ratos y muy dinámica en otras instancias, para adecuarse a los sentimientos que pretendías reflejar en casa escena; en este aspecto, el resultado final fue excelente, dejando para el disfrute de los usuarios de FFL un partido que, si bien no se cumplió ante la desastrosa derrota de Brasil contra Alemania, quedará igualmente en la memoria de los futboleros. Deseo que la cantidad de palabras no llegue a espantar a quienes se acerquen a ver de qué va este One-shot, y le den una oportunidad: leerlo merece la pena.

    Siguiendo con el tema de los procedimientos narrativos, en un principio no me convenció la estructura de las conversaciones entre los jugadores de Brasil, en la previa del partido; se me hacía raro que el diálogo y la narración de lo que hacía el hablante fueran escritas en párrafos aparte. No obstante, fui aceptando que así como lo escribiste estaba correcto, que no merecía ningún reproche. Pasa que estoy bastante acostumbrado a la secuencia "—Diálogo —narración." Si tu intención desde el vamos fue escribir las conversaciones de esa forma, debo decir que lograste algo bastante interesante.

    Otra cosa que me gustó mucho fue la intercalación entre las voces del dúo relator/comentarista y la de propio narrador omnipresente. Comenzando las primeras líneas del partido, me quedé sorprendido al pensar que el partido sería narrado desde la perspectiva del relator de fútbol (me recordó a un libro que se está vendiendo estos días: uno que incluye el relato completo que hizo Víctor Hugo Morales del partido Argentina/Inglaterra en el Mundial '86; pensé que iba a ser algo parecido xd); después no, pero me pareció bueno que hayas usado un narrador omnipresente, pero no habríamos podido disfrutar la exquisitez de los sentimientos que se desarrollaron a lo largo de esta final del mundo mundial.

    ¡Ha sido excelente, vuelvo a decir! Describiste tan bien los escenarios, y los acompañaste con una narración tan precisa, que la imaginación voló y fue capaz de construir este encuentro memorable.

    Te felicito ¡Ah! Y me disculpo por demorar en aparecer ^^u. Ésta es tu nota:

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    Felina

    Felina Iniciado

    Escorpión
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    Muajajajaja sabía que terminaría siendo algo así xD no me daba idea con el título y bueno, el fut y yo nos divorciamos hace time así que xDDD
    Me acordé!!! Fue inevitable, la infancia es poderosa xD ajskdhsajdhajkdsad quiero partidos así tú sabes de qué equipos ficticios. Oh, aunque naturalmente seré feliz y requetefeliz si por ahí te decides también en comenzar a publicar cierta historia que tienes de futbol e.é digo nada más xD
    Ajajajaja que me quedé pegada de mi lap hasta que terminé de leerlo!! Mira que pensé "por qué mierda no son así los partidos de México ewé" xDD y bueno, perfecto! Tú ahí haciendo lucir tu talento para la escritura en diversos temas, que te leí en tragedia, fantasía y ahora esto. Aplausos, joven! A seguir adelante, todavía tienes muchas, muchas historias por contar!
    Publica cofcofCánticosyGolescofcof ;D


    Ya Ne~

    P.D. Me estoy reservando publicar alguito porque he recordado que tengo cuchocientos shots del mundo de Harry Potter y alguno por ahí de Rurouni Kenshin, así que cuando pueda desempolvar mis libretas vendré con algo "ligero" para este foro, porque presiento que no es sitio para publicar lo que realmente es mi fuerte xDDD
     
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