Explícito de Naruto - Necesitado.

Autor: Caótica/Insane
Titulo: Necesitado.
Tipo: One-shot, explícito.
Advertencia: Quizá OcC, no sé.
Género: Nosé.

Contenido oculto

Naruto bebió un sorbo de la copa, aburrido. Su noche había sido un fiasco, todo fue una rotunda mierda y él, siendo un chico enérgico y feliz comenzaba a perder lo que se denominaba paciencia. Llegar a casa, acariciar a su esposa para que ésta le dijese que estaba muy cansada… ¡al diablo! Él también lo estaba, le ponían misiones de asesinato y espionaje, llevando sin hacerle el amor a la predilecta del clan Hyüga por un par de meses, porque siempre que lo intentaba ella apartaba el contacto humano. Al principio la entendió, quizá tenía muchos deberes con los asuntos del clan, quizá también hacía misiones pequeñas y le quitaba algo de energía, pero para no coger en varios meses… ¿acaso estaba hecha de plástico? Era una necesidad del cuerpo y de la mente, sentirte conectado con tu pareja en un nivel erótico y placentero.

Bufó y llevó otra copa a su boca. Ya estaba de madrugada y no tenía una pizca de sueño. Tampoco tenía deseo de volver a casa a esperar a que ella le naciera estar con él, ya que recordando las casi inexistentes veces que han estado juntos ha sido por él. Hinata no ha tenido iniciativa, no propone nada nuevo, no experimenta y eso lo hacía sentir frustrado por el hecho de cuestionarse si quizá obtiene lo que él quiere de ella en alguien más cuando está fuera de la aldea. Pues varios rumores circulaban de que la heredera del clan Hyüga salía bastante con Kiba Inuzuka después de completar misiones enmendadas por Kakashi.

Se mordió la lengua por sus pensamientos. Le disgustaba enormemente criticar a las personas, pero su necesidad lo carcomía. Varios días caminando entre rangos de batalla, esquivando navajas afiladas y gastando chakra como un demonio, esperanzado en volver a ver la mujer que creía amar, cocinarle algo de ramen instantáneo, prender un par de velas y unas copas de vino. Tal vez no era una buena combinación, pero a él le resultaba romántico, para que apareciera Hinata, rieran unos minutos y le dijera que estaba muy cansada, que quizá otra noche. Eso lo hacía preguntarse qué sucedería si se decidieran a tener hijos… ¿sería su nueva excusa para no tener intimidad? Relajó sus hombros y pidió una rodaja de limón para exprimirla con sus labios y sentir aquel sabor ácido en sus papilas gustativas.

Se levantó del asiento y metió las manos en los bolsillos, pagando la cuenta para salir y caminar por las calles de la aldea, meditando lo repelente de sus pensamientos. Al principio se dijo así mismo que era una tontería, pero en cuanto Shikamaru, Sasuke y Neji expresaron con una sonrisa lasciva y orgullosa cuando él les preguntó que sería lo primero que harían al llegar a la aldea perdió los estribos. A ellos los esperaba una mujer que los extrañaba en cuerpo y alma, ¿pero a él? Una mujer que decía amarlo años atrás y ahora ni la mínima atención le prestaba. Probablemente solo fue un amorío adolescente, pero ahora, con sus veintitrés años de edad se sentía necesitado, carnal y psicológica mente.

Se sentó en una banca desolada del parque. Las luces de los hogares yacían apagadas, probablemente la población civil y parte de la ninja estaban descansando a gusto, y él a mitad de todo más sólo que un mugroso perro.

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Kakashi esparció los documentos sobre el escritorio. Neji los tomó y los guardó en su bolso ninja, asintiendo para desaparecer con el equipo recién encomendado. Esta misión debería tardar un par de días, si su cabeza no fallaba en cálculos. En el momento que llegaron en donde iban a descansar Naruto se sentó en las raíces de un árbol, observando a Neji hablando con Tenten. Podía ver una pasión y amor entre sus miradas, la maldita conexión que él necesitaba.

—últimamente estás muy distraído —los ojos azules ascendieron hasta la dueña la voz.

—¿Por qué lo dices?

Ino elevó una ceja.

—Tienes cara de “no he follado en años”

Naruto rio por la espontaneidad de ella, recostando su rostro en la palma de su mano, volviendo la vista al frente.

—El clan Yamanaka es experto en leer la mente.

Ino se sorprendió levemente y Naruto cerró la boca. Había pensado en voz alta.

—Bromeo —una risa nerviosa escapó de sus viriles labios.

—Ya lo creo —habló irónica—. ¿Problemas con Hinata?

Naruto permaneció en silencio. Ino se sentó a su lado, ofreciéndole una paleta de mora la cual recibió pero se quedó jugando con el caramelo en sus manos sin quitarle la envoltura. No parecía tener intenciones de comerla.

—Algo así —susurró distraído con el sonido de la envoltura—. ¿Cómo te va viviendo ahora con Sai?

Ino relajó los hombros y acarició su larga coleta rubia.

—Bien.

—No suenas muy convencida de ello —murmuró con una sonrisa en sus labios al sentirse comprendido, al parecer no era el único que estaba en el limbo emocional —. Anda, cuéntame que ya he contado yo.

Ino suspiró y le quitó de las manos la paleta. Si no se la comería él lo haría ella, a fin de cuentas no pensaba compartirla hasta que lo vio con un rostro desdichado.

—Sai es algo inexpresivo… para todo —torció los ojos acentuando desaprobación en la última palabra—. Eso me frustra un poco, porque no sé si estoy haciendo las cosas bien o si al final soy una maestra en apagar "la llama".

Naruto fue ahora el que levantó la ceja y arrugó la nariz incrédulo. ¿Ino apagar la llama? Jamás. Por opinión de la mayor parte de la hoja, y hasta quizá el país del fuego era una de las kunoichis más sensuales por su forma de caminar, hablar y hasta sonreír. Hasta podría recordar en una charla de una de sus misiones el cómo su grupo de amigos cercanos la catalogaba como una mujer ardiente. Charlas sin peso alguno, pues la mayoría ya estaban casados o en un amorío con alguien, pero aun así no eran ciegos, y simplemente eran opiniones banales para distraerse de tanta mierda, pero opiniones sinceras.

Ino desenvolvió el caramelo y lo llevó a su boca. Naruto detalló de soslayo el cómo movía sus carnosos labios en ese caramelo, denotando el color morado de la paleta entre el rosa de su pintalabios.

—Quizá no soy tan buena cómo me creo —murmuró sacando el dulce de su boca. Naruto divisó cada movimiento de sus labios y una sonrisa traviesa surcó los suyos.

—Quizá Sai es solo un hombre que no sabe mostrar sus emociones —sentenció como la verdad absoluta, porque no era secreto para nadie —. No te estreses por ello.

Ino le miró levantarse. El pequeño rubio había madurado, bastante. Naruto le miró de perfil y en un breve instante le quitó la dichosa paleta de caramelo, sorprendiéndola en demasía al verlo metérsela a la boca.

—Los regalos no se piden de vuelta —comentó él y comenzó a caminar hacia Neji y Tenten para preguntar cuál sería el rol de cada uno en aquella misión de espionaje.

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Ino estaba acostada en la cama con la vista al techo. Ya hacía una semana que había pasado aquella misión, llegando a buscar a Sai en cuanto pisó la aldea pero su novio no dijo más que un hagámoslo de una manera simple; con la sonrisa fingida que tanto lo categorizaba como un muñeco sin vida. Suspiró y dio vueltas en la cama. Ya había intentado hablar con él varias veces sobre eso, pero nada había cambiado.

Miró el reloj, eran las 11:00 de la noche y no tenía ni un poco de sueño. Se levantó y caminó hacia el armario, colocándose su prenda diaria para salir a caminar un rato.

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Naruto estaba con Shikamaru hablando en una de las bancas de la aldea. Shikamaru estaba comentándole que Chöuji no dejaba de comer barbacoa, y eso ya le estaba trayendo problemas de salud según Sakura, pero cortó el tema por un momento al posar sus ojos negros a lo lejos. Naruto le siguió la mirada y vio a Ino.

—Es raro verla caminar sola a estas horas de la noche —bostezó y sacó un cigarrillo del bolsillo—. Fumaré uno antes de llegar a casa, o Temari me matará.

Naruto rio brevemente para levantarse de la banca con las manos en los bolsillos.

—Me marcho ya —habló y Shikamaru elevó una de sus cejas—. Hoy me toca recorrido nocturno… ser jöunin no es como pensé.

—En eso tienes razón, es problemático —echó su cabeza hacia atrás—. Suerte.

Naruto desapareció en humo y el Nara sonrió brevemente.

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—Deberas que eres tú la que tiene cara de “insatisfecha” —bromeó con los brazos atrás de la cabeza. Ino le miró divertida. Desde que volvieron a la aldea comenzaron a hablar y bromear más en contenido adulto, si es que así podría llamársele.

—Al menos he cogido hace unos días —relajó los hombros y lo miró a los ojos, volteándose—. ¿Qué tal tú?

Naruto frunció el ceño brevemente, provocando una risa chillona en ella.

—Al menos podría decirse que recuperé mi virginidad por tanto tiempo sin hacerlo —bromeó nuevamente.

—Sabes que hay muchas interesadas en ti desde tu estatus en la guerra —habló moviendo las manos como algo obvio.

—¿Y tú?

—¿Eh?

Naruto la hizo sentir chiquita frente a la intensidad de sus ojos azules.

—¿Tú no estás interesada?

Ino flaqueó por un instante pero recompuso su postura, disimulando una risa fresca al escuchar un juego de palabras sin importancia. Naruto permaneció serio frente a ella, dando un paso al frente, provocando que ella no apartara la mirada de él.

—¿Qué pasaría si digo que quizá sí?

—¿Quizá sí qué?

Ino le hizo frente y caminó hacia él con las manos en la cintura, no permitiendo ser intimidada por el hombre fornido y seguro en el que se había convertido Naruto Uzumaki.

—Quizá sí quiera acostarme contigo —comentó con naturalidad, apoyándose en su propia cintura desnuda por su traje morado de diario.

Cuando notó la sonrisa en sus viriles labios sintió la necesidad de retroceder. En primer lugar porque estaba casado, en segundo porque su esposa era una amiga suya. Y tercero pero no menos importante, ella tenía novio. Pero Naruto no le permitió dar el brazo a torcer, acorralándola entre un tosco y frondoso árbol, cual bestia desea devorar una presa.

—¿Y bien? —preguntó con su mirada sobre ella, susurrando en el lóbulo de su oreja. Ino sintió su vientre arder por los latidos desenfrenados de su corazón. Era algo incorrecto, y tanto él como ella lo sabían, pero lo buscaban desde aquella plática en la última misión que compartieron. Naruto necesitado de atención, y por otro lado ella insatisfecha con su sexualidad.

—¿Preguntas? —murmuró deslizando sus delgadas manos por la tela de su uniforme Jöunin—. Muéstrame que Hinata no te rechaza por ser un don nadie en la cama.

Naruto sonrió con sorna y mordió su cuello, apretándola contra la tosca madera, creando una fricción dolorosa en ella.

—Espero que Sai esté equivocado en su inexpresión —murmuró en contraparte al sujetarla con rudeza por el cabello. Ino jadeó ahogadamente y él succionó la piel tersa de su cuello con suma necesidad, deslizando su otra mano por la abertura de su falda, serpenteando en sus muslos.

Ino se percató en la oscuridad de los orbes azules, y aunque tuviesen los ojos del mismo color su matiz rayaba en lo distinto.

La mano izquierda no soltó la coleta de su cabello. Cosa que jamás había podido ejercer en Hinata por su tímida personalidad, algo que aunque al principio fue excitante se terminó tornando aburrido y monótono. Jamás pudo tocarla en una misión, y ahora estaba con Ino dentro de la aldea en medio de un parque solitario comiéndole la boca.

—Naruto —gimió y mordió su labio inferior, rasgándolo. Naruto se quejó levemente y ahora fue él quien la mordió. Se veía desesperado, como si no pudiese parar. Tampoco es como si ella desease que lo hiciera—. Tócame.

Naruto se relamió los labios al distanciarse y la volteó con rudeza. Ino quedó con la mejilla derecha sobre el tronco, sosteniéndose de la madera con fuerza al sentir que un intruso se adentraba en su falda, sintiéndose húmeda ante la sensación de la lengua ajena, que viajaba por toda su intimidad hasta llegar a morder su botón, provocando que sus piernas temblaran por el orgasmo que la azotó sin tregua alguna.

Naruto se levantó y se relamió los labios, apartando la larga falta para acomodarse en su centro al bajar su cremallera.

—Shhh —susurró besando la parte de atrás de su nuca—. Si no quieres que nos escuche cualquier civil que le nazca caminar a estas horas.

Ino respiraba frenéticamente con la vista nublada, asintiendo. Cuando Naruto entró ella sintió que podría caer en cualquier momento, pero él la sostuvo con firmeza de las caderas, entrando y saliendo en ella con la respiración agitada. Estaba estrecha y húmeda.

Ino cerró los ojos y perdió el equilibrio del agarre del árbol por ser volteada y su cavidad ultrajada con maestría. No le cabía en la cabeza que Hinata rechazara tal atención tan determinada y caliente. Se agarró de sus hombros como le fue posible y lo besó apasionadamente, distanciándose cada ciertos segundos para susurrarle que le diera más duro. Naruto al escucharla pronunciar palabras soeces sentía que estaba más próximo a venirse, y quería venirse en ella.

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Shikamaru, Sasuke, Neji y Naruto estaban sentados frente a la fogata en una misión de protección al señor feudal del país del fuego.

—Y bien, ¿qué harán al llegar a casa? —cuestionó Shikamaru dejándose caer en el césped, mirándolos de soslayo. Percatándose que sonrisa lasciva y traviesa que ejerció él meses atrás la traía Naruto en el rostro.

—Descansar… como es debido —habló el rubio y miró el fuego de la fogata, casi y ejercía el mismo calor que Ino Yamanaka sobre él.