Un espacio en blanco y el tempo se paraliza, el vaivén del metrónomo que provoca la tensión en mis músculos, disminuye mi ritmo cardiaco como si estuviera a punto de subirme a una montaña rusa, mis parpados se vuelven pesados y sedo ante el temor. En un parpadear mis manos toman vida por sí mismas bailando sobre el piano, relatando una historia en blanco y negro que surge de aquellos recuerdos nostálgicos, la melodía brota lentamente como una lluvia gélida robándome el aliento transformando la oscuridad en luz. Limitando mi existencia en solo un tintinear, saltando de octava en octava con un tono sutil y a la vez grave pautas pequeñas que provocan una ligereza en mi pensar al recordar aquel jardín de Edén. El clímax se aproxima y un inquietante ardor recorre mis muñecas, se reduce el ritmo, la atmosfera se relaja y el capullo del tulipán florece su canto aclama por ser escuchado pero la hada se ha esfumado; este viaje termino y la imaginación falleció.