Two-Shot Naranja y púrpura (Robin & Nami)

Título: ¿Tántrico o tétrico?
Tema: Libro
Claim: Robin + Nami (Nakamaship)
Rating: T
Palabras: 626
Advertencias: ¿Tensión sexual? ¿Robin haciendo comentarios demasiado directos? Nada fuera de lo usual en el mundo de OP.
Summary: Robin lee un libro "especial" y Nami se siente incómoda.
AN: Comence esto para el desafío "Juego de Palabras" de FFL, un total de 10 drabbles o one-shots... ¡espero les guste!

—Buenos días, navegante-san —saludó Robin, al ver que la joven amanecía.

—Robin, ¿te quedaste leyendo otra vez? —preguntó Nami, somnolienta, refregándose los ojos.

—Así es —asintió la pirata mayor, señalando el libro marrón apoyado en el escritorio frente a ella— Anoche encontré en la biblioteca un libro que no había visto antes y decidí mirarlo.

—¿Terminaste todos los libros que compraste en la isla anterior? —lo había dicho como una broma, pero no dudaba que fuese cierto, Robin era capaz de terminar libros en menos de un día.

Nami se puso de pie y tomó su bata. Tras envolverse en ella, caminó hasta su nakama para mirar el libro que había captado su interés.

—¿De qué libro se tra... —la navegante no pudo terminar de hablar al ver la tapa del "inocente" libro.

—Fue un interesante descubrimiento, no pude evitar leerlo con sumo interés, ya casi lo he completado pero aún me falta... ¿sucede algo, Nami-chan?

—Ro... Robin, tú... —suspiró hondo y completó la frase, con un tono más elevado de lo inicialmente planeado— ¡¿Qué haces leyendo "Sexo tántrico para principiantes"?

Un silencio tenso se formó tras las palabras de la joven de cabellos naranjas, mientras la arqueóloga pensaba en una respuesta apropiada, posando su dedo índice en su mentón pensativa. Finalmente, respondió lo que consideró apropiado.

—"Sexo tántrico para parejas y principiantes" —corrigió ella.

Nami sintió el repentino deseo de salir corriendo y esconderse en un rincón del barco en posición fetal.

—No comprendo tu sorpresa —comentó Robin, frunciendo el cejo— Es una práctica natural e interesante. De hecho, creo que no soy la única a bordo que ha leído este libro...

Un escalofrío recorrió la espalda de la navegante. De Robin podía llegar a comprenderlo, por más bizarro que fuese de Robin podía esperarse cualquier cosa. Pero... ¿y si uno de sus nakamas hombres andaba con fetiches extraños y deseos sexuales tan extraños? Sólo pensarlo daba miedo...

—¿Quieres decir que el libro... no es tuyo?

—No, por supuesto que no —negó la morena— Lo encontré escondido en la colección de otra persona en la biblioteca.

—¿Quién? —preguntó Nami con un hilo de voz.

—Ah, eso es un secreto.

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—Um, Zoro... —musitó Usopp— ¿No notas algo raro en Nami?

El espadachín le dedicó una mirada a la chica de cabellos naranjas, que se escondió tras su plato y retomó su conversación con Robin. Luego volvió a mirar al tirador.

—Nah, debe ser tu imaginación —decidió Zoro.

—Ah, querida Nami-san, tan radiante como siempre —dijo Brook al ingresar a la cocina— ¿Me permitiría ver sus panties en esta ocasión, Nami-san?

—¡Ni en un millón de años! —gritó Nami, golpeando al esqueleto de regreso a la puerta.

—Oh, ¡cuanta energía! ¡Mi corazón late como nunca! —exclamó el músico— Ah, pero yo no tengo corazón. ¡Yohohoho!

Tras esa breve interrupción, Brook tomó asiento junto a la arqueóloga, y Sanji le sirvió un desayuno que rápidamente se ocupó de proteger de la mano de goma de su capitán, mientras Sanji protegía la comida de las mujeres de la tripulación. Al notar que la conversación entre Robin y Nami había finalizado, el esqueleto le dirigió la palabra a la primera.

—Por cierto, Robin-san —susurró Brook— Noté que tomaste uno de mis libros prestados anoche, ¿puedo saber por qué razón?

Robin dirigió su mirada a la navegante, que miraba discretamente y con cierto miedo a los hombres de la tripulación uno por uno, luego al espadachín, que no le hacía el menor caso, al cocinero, que alababa su belleza a los cuatro vientos, y al tirador, que había dejado de intentar adivinar que le sucedía a Nami y ahora le contaba una historia increíble al resto de sus nakamas. Luego una mínima sonrisa se formó en sus labios.

—Me aburría.

 

Título: Confianza
Tema: Lápiz
Claim: Robin+Nami (Nakamaship)
Rating: K
Palabras: 586
Advertencias: Situado luego de la saga Arabasta, poco después de que Robin se una a la tripulación.
Summary: Nami no puede continuar su mapa sin un lápiz... y con una ex-asesina a unos pocos metros de ella.

La joven navegante chasqueó la lengua y miró el lápiz en sus manos. Su filosa punta estaba rota, y su mapa a medio terminar. Vaya mala suerte la suya.

—Tsk, estúpido lápiz. —musitó Nami, arrojando el lápiz fuera de su vista.

Dirigió su mirada a la puerta, la cual se había abierto inesperadamente. Juraba por Dios que si esos idiotas volvían a interrumpirla con sus ridículos juegos, iba a convertirlos en polv-

—¿Sucede algo, navegante-san? —preguntó la más reciente nakama, mirándola confundida.

Nami parpadeó un par de veces. No, era sólo Robin quien se encontraba en la puerta, un libro en sus manos y una sonrisa de satisfacción en su rostro.

—Espero no le moleste que lea aquí, la cubierta se puso muy ruidosa para la lectura, ya que el nuevo juego de nuestro capitán... —explicó ella, sentándose en la cama que le pertenecía.

—¿Juego? —preguntó Nami, curiosa.

—Más bien consiste en ver quien logra arrojar más objetos sobre la cabeza de espadachín-san. Él no lo encontró tan divertido.

—Me imaginaba algo así, ¿para qué me molesto en preguntar?

Un silencio se formó, un tenso silencio, algo incómodo para ella. Nami se volvió a su mapa casi terminado y se quedó mirándolo, admirando su trabajo completo pero insultándose internamente por dejarlo sin completar. ¿Pero qué podía hacer? Su único lápiz restante estaba roto y estaba en una habitación con una ex-asesina que probablemente no tenía uno...

Oh, ahí estaba lo incómodo. Recordó la antigua profesión de Robin y sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Si, la había aceptado inmediatamente en cuanto entregó las joyas de Crocodile, pero eso no significaba que no desconfiara de ella, había sido una ladrona por mucho tiempo como para confiar en la gente con tanta facilidad.

¿O quizas sólo estaba imaginando cosas? Robin había estado con ellos hace ya casi una semana entera, si quisiera intentar algo de seguro ya lo habría hecho, ¿no? Había tenido más de una oportunidad, pero sin embargo siempre estaba la duda de cual era su verdadera personalidad, era tan calmada...

—¿Necesitas ayuda? —la distante voz de la arqueóloga la trajo de regreso a la realidad bruscamente.

—Eh... no, gracias.

—Oh, es un magnífico mapa. —comentó la mujer, que de alguna forma ya había llegado a su lado. La navegante se maldijo a sí misma por ser tan distraída— Muy impresionante para alguien de tan corta edad.

—Muchas gracias. —replicó Nami, sintiéndose sonreir ante esas amables palabras.

Ninguno de sus otros nakamas habían comentado sobre su habilidad para la cartografía. Excepto tal vez Sanji, pero él adoraba hasta el simple hecho de su nacimiento, así que no contaba.

—¿Hm? —Robin frunció el cejo, su mirada posaba en el lápiz roto a un lado del escritorio.

La arqueóloga cruzó sus brazos y varios brazos extra aparecieron de la nada. Uno de ellos abrió el cajón de la mesa de luz junto a la cama de Robin y otro extrajo algo de ella. El objeto fue pasando de mano en mano hasta que llegó al escritorio, donde la última mano depositó el lápiz sobre el mapa de la joven de cabellos anaranjados y desapareció junto con las demás dejando tras sí unos pocos pétalos.

Nami tomó el lápiz en sus manos, era largo, filoso y perfecto, justo del tipo que necesitaba.

—¡Gracias, onee-sama! —exclamó Nami, resumiendo el proceso de creación del mapa una vez más.

Robin simplemente sonrió y regresó a su lectura. Esta tripulación no estaba nada mal, era mucho más interesante de lo que se imaginaba...