Kimetsu no Yaiba My Hashira Academia

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por milog, 9 Octubre 2020.

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  1. Threadmarks: Ira
     
    milog

    milog they/them

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    My Hashira Academia
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    1538
    SUMMARY: —Uhhhh tu cabello... uhhh, ¿es tu fuente de poder? —¡Exacto! —¿¡De verdad!? —sonrió amplia y el otro chico que adivinaba bufó, pero Kyoujurou solo rio suave, apenado. —No, lo siento —giró a Urokodaki—, tengo el poder de manejar el calor, puedo hacer que las cosas lleguen a más de mil grados o a cero, no menos. —¿Eso también funciona en gente? —preguntó otra chica. —Su- ¿supongo? Nunca lo intenté... —Deberíamos probarlo.

    Básicamente, es un au de bnha donde todos los pilares son estudiantes de secundaria(? Tal vez aparezcan otros personajes, pero por ahora, no sé lol

    Historia para FICTOBER, uso la lista del grupo de fb Lo que callamos los fanfickers. Está interesante el grupo, y todos son bienvenidos!

    Sí, ya sé que estoy atrasada, estoy escribiendo lo más rápido que puedo(?) Al final de la historia, una pequeña ficha técnica de un personaje, al estilo de bnha(?

    Los personajes no son míos, si lo fueran, sería un todos con todos.

    Disfruten!

    Se miró al espejo una última vez. Repitió en su cabeza lo que diría. Tomioka Giyuu, agua, manipulo todo lo que tenga células mías– ¿Tiene sentido? Tal vez debería explicarlo más. Pero tampoco quiero hablar demasiado. Tal vez–

    Su celular comenzó a sonar, la alarma que se había puesto para llegar a tiempo.

    Los primeros días siempre son difíciles, lo bueno es que son solo uno.

    ¿Verdad?


    La ceremonia de entrada fue breve, no estaba seguro si eso era bueno o malo. Entre sus compañeros reconoció a algunos del examen de ingreso, pero la verdad es que no recordaba ningún nombre. Recordaba algunos poderes, como el chico que cambiaba de color, o la chica que tenía alas, o el chico que reía mucho, aunque ese no era su superpoder ¿o sí? La verdad, no había prestado tanta atención, lo recordaba por su risa y su cabello.

    Qué pena que no recordaba su nombre, porque se estaba acercando a él.

    —¡Oye! —dijo, un poco alto, y algunos de sus compañeros lo shushearon, porque seguían en la ceremonia de apertura—, ¿me recuerdas? Charlamos en el examen.

    Giyuu asintió y miró al frente. Vio de reojo cómo el chico miraba al frente unos segundos, luego se volvía a él, y se inclinaba apenas.

    —Me llamo Rengoku Kyoujurou —susurró.

    —Tomioka.

    —¿Ese es tu primer nombre?

    Se giró a él, encontrándose con que Kyoujurou miraba al frente, sin dejar de estar inclinado a él. Giyuu también se volvió.

    —Tomioka Giyuu.

    —Gusto en conocerte.


    Luego de la ceremonia de entrada, las clases normales comenzaron. Tenían clases comunes, con profesores comunes. Algo aburrido, pero Giyuu lo agradecía. Estaba nervioso por las clases de héroe, siempre se ponía nervioso cuando se trataba de su poder. Además de que

    —Qué mierda miras.

    Bajó la mirada veloz, pero no era dirigido a él. Levantó la cabeza apenas, viendo como un muchacho salía del salón. Se quedó un momento mirando la puerta, tratando de no pensar en nada, pero algo un poco imposible.

    —¡Tomioka! —Kyoujurou le puso una mano en el hombro, pero después dio un pequeño apretón—, huh, eres bastante delgado... ¿Listo para almorzar?

    Giyuu se pasó una mano por el rostro, terminó de guardar sus cosas y siguió a Kyoujurou hacia la cafetería.


    La primera clase luego del almuerzo era Educación Física, con Urokodaki Sakonji. Se cambió el uniforme por la ropa de deporte, y salió al patio, donde Kyoujurou lo esperaba. Urokodaki estaba parado en la mitad del mismo, esperando a todos. Cuando todos estuvieron, se habló.

    —Mi nombre es Urokodaki Sakonji, profesor de esta clase. Aquí aprenderán a sacarle el mayor provecho a sus poderes, a convertir sus debilidades en fortalezas, y será su primer paso en su largo camino para ser héroes.

    La mayoría aplaudió y gritó un poco, a lo que Urokodaki levantó una ceja. Todos dejaron de aplaudir lentamente.

    —En fin —se aclaró la garganta y siguió—, digan su nombre y su poder. Sean rápidos y concisos —dijo. Hubo una pausa, en la que todos se miraron entre sí, esperando que alguien hablara primero, pero el profesor señaló a uno—. Tú, comienza.

    El muchacho frunció el ceño, nervioso, pero se aclaró la garganta.

    —Tomioka Giyuu, convierto el líquido que absorbo en... ¿más líquido?

    Urokodaki se cruzó de brazos y se escucharon un par de murmullos.

    —Como... ¿pis?

    —Pues, sí, pero–

    Todos rompieron en carcajadas.

    —¡Siguiente!

    —¡Rengoku Kyoujurou! —exclamó, dando un paso al frente—. Mi poder es–

    —¡Oh! —exclamó una chica, de cabello verde con puntas rosadas—, ¿puedo adivinar?

    —No —respondió el profesor.

    —¡Claro! —habló sobre él Kyoujurou.

    —¡Puedes volar!

    —Frío.

    —¿Telequinesis? —cuestionó otro chico.

    —Helado.

    —Ummm... —la chica entornó los ojos, pensando.

    —Tiene que ver con mi–

    —¡Tu cabello!

    —¡Tibio!

    —Uhhhh tu cabello... uhhh, ¿es tu fuente de poder?

    —¡Exacto!

    —¿¡De verdad!? —sonrió amplia y el otro chico que adivinaba bufó, pero Kyoujurou solo rio suave, apenado.

    —No, lo siento —giró a Urokodaki—, tengo el poder de manejar el calor, puedo hacer que las cosas lleguen a más de mil grados o a cero, no menos.

    —¿Eso también funciona en gente? —preguntó otra chica.

    —Su- ¿supongo? Nunca lo intenté...

    —Deberíamos probarlo.

    Todos la miraron un segundo, hasta que Urokodaki se aclaró la garganta.

    —Siguiente.

    Un muchacho caminó desde el fondo hasta el frente. Algunos giraron a verlo cuando los empujó, pero sus ojos quedaron pegados a él y a sus cicatrices. Giyuu desvió la mirada de inmediato y Urokodaki se cruzó de brazos.

    —Nombre.

    —Shinazugawa Sanemi, controlo–

    —¡El frío! —exclamó otro muchacho y giró a la chica que adivinaba antes—, te gané.

    —Diablos, eres bueno adivinando —murmuró ella.

    —¿Qué carajo? —escupió Sanemi—, yo le dije en el examen de ingreso, y el muy idiota ni siquiera lo recuerda bien.

    —Lenguaje —reprendió el profesor y la chica se sonrojó.

    —Lo siento...

    Sanemi se cruzó de brazos. Cuando Urokodaki giró a él, siguió hablando.

    —Controlo el viento.

    —¡Como Inuyasha! —acotó Kyoujurou y algunos rieron.

    Sanemi frunció el ceño con fuerza y sus manos se hicieron puños, pero en el momento en que sus ojos cayeron en Giyuu, sintió su cuerpo calentarse y su nariz se llenó del olor a tierra mojada, característico de cuando usaba su ataque de Tifón.

    —De. Qué. Mierda. Te. Ríes —no nombró a nadie, pero la mirada de Sanemi era imposible de ignorar. Giyuu se volvió a él y abrió la boca, pero antes de que lograra decir algo, el ataque de Sanemi arremetió contra él.

    Su ataque levantó el polvo, mostrando cómo tres corrientes de viento iban hacia él como si fueran garras.

    —Tiene razón, se parece al ataque de Inuyasha... —murmuró el chico adivinaba.

    —¡Cierra la boca! —rugió Sanemi, y su grito ayudó a Giyuu a esquivar el ataque—. ¡Maldito!

    Giyuu frunció el ceño también. Sanemi en posición de atacar, pero antes de que hiciera algo, salió corriendo.

    —Suficiente —intervino Urokodaki, pero ambos lo ignoraron—, ¡Tomioka! ¡Vuelve aquí!

    —¡Maldito cobarde! —Sanemi salió detrás de él, seguido por el resto de la clase.

    Giyuu corrió con todas sus fuerzas hacia las canillas. Abrió la llave y bebió todo lo que pudo. Los gritos e insultos de Sanemi le avisaban a que distancia estaba. Estaba del lado contrario, por lo que, cuando él llegó, no lo vio de inmediato.

    —¡¿Dónde estás, hijo de puta!? —gritó.

    Giyuu saltó con algo de dificultad, por haber bebido tanta agua. No dijo nada, solo estiró sus brazos, al mismo tiempo que Sanemi. El agua brotó de las manos de Giyuu y chocó contra el viento de Sanemi, creando remolinos de agua.

    —¡Dije suficiente!

    El remolino se frenó y el agua cayó al suelo en un charco. Los dos muchachos estaban quietos en sus lugares, atrapados en bloques de hielo.

    —¿Ya se calmaron? —cuestionó Urokodaki con voz calma. Giyuu asintió, y los dos voltearon a Sanemi—. ¿Shinazugawa?

    —Sí —masculló, molesto, pero sin levantar la voz. El profesor movió apenas su mano y el hielo se hizo agua, empapando a los dos muchachos en el suelo.

    —Detención, ahora mismo. Se perderán el resto de las clases.

    Giyuu asintió otra vez y miró de reojo a Sanemi, quien ya estaba de pie y apretaba los puños con fuerza e ira.

    Gracias por leer!

    Ficha técnica: Tomioka Giyuu.

    Edad: 7 de julio (14) (Esta historia comienza en marzo #datazo)

    Poder: puede controlar todo líquido que tenga sus células. Bebe coca-cola? Bum, tira coca de los deditos. Se corta y su sangre cae en un charco? Bum, controla ese charco. El agua puede salir de cualquier parte de su cuerpo, y también puede absorber líquido por la piel y heridas. Su debilidad es que si bebe o absorbe algo venenoso (véase, agua con cianuro(?)), le va a dejar secuelas temporales (o no tan temporales) (todavía no estoy segure).

    Le gusta: Los gatos, rábano dulce, pensar en el pasado y llorar(?), Sanemi.

    No le gusta: Que los gatos lo odien, comida muy salada, Sanemi.

    Historia: Tiene una cierta historia con Sanemi, pero no habla de eso, ni nadie lo sabe. Aunque tal vez todos lo sospechen con este pequeño incidente...? Es algo tímido y vergonzoso, pero está trabajando en eso. Quiere ser héroe desde los ocho, a raíz de un incidente traumático.
     
    Última edición: 9 Octubre 2020
  2. Threadmarks: (No soy una) Bailarina
     
    milog

    milog they/them

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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Comedia
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    Summary: —¿Estás segura de que eres de primero? Pareces de primaria —bromeó Uzui.

    —Y tú pareces un viejo con eso en la cabeza —Uzui se tocó el turbante sobre su cabeza, algo dolido—, pero no ves que nadie llame a un asilo de ancianos, ¿o sí? —sonrió mordaz y se alejó de él, parándose junto a la chica que adivinaba.

    [Estoy escribiendo a 400 palabras por hora(? nunca escribí tanto ahre.]

    [Prompt 2: bailarina. Estoy usando la lista de prompts de FICTOBER del grupo de fb lo que callamos los fanfickers. nice group.]

    [Los personajes no son míos, si lo fueran, sería un todos con todos.]

    [Adv: shinobu diciendo groserías(?]

    [disfruten.]

    —Diablos, los van a expulsar —giró a mirarlo, irritada. El chico le devolvió la mirada, desde arriba—. Soy Uzui.

    —Kochou —respondió ella, volviéndose a Urokodaki, que regresaba de haber acompañado a Tomioka y a Shinazugawa a la oficina del director.

    —¿Estás segura de que eres de primero? Pareces de primaria —bromeó Uzui.

    —Y tú pareces un viejo con eso en la cabeza —Uzui se tocó el turbante sobre su cabeza, algo dolido—, pero no ves que nadie llame a un asilo de ancianos, ¿o sí? —sonrió mordaz y se alejó de él, parándose junto a la chica que adivinaba.

    —Parece simpático, ¿no crees, Shinobu?

    —Es un idiota, Kan– Mitsuri —se corrigió.

    El profesor reanudó la clase al fin, pero ya no quedaba tanto. Otros compañeros se presentaron y dijeron sus poderes, pero la mayoría quedaron para la siguiente clase.

    Shinobu se alejó de la clase hacia las llaves de agua exteriores, donde los otros dos habían peleado, pensando en cargar su botella de agua. Mitsuri la siguió de cerca, hablando sobre sus compañeros, de lo simpático que parecía Rengoku, sobre qué pasará con Tomioka y Sanemi.

    —¿Sanemi? ¿Se conocen?

    —¡Ah! No, pero… —giró y se encontró con una sonrojada Mitsuri—, es más cómodo referirme como Sanemi que Shinazugawa, pero es secreto.

    —¿Por qué me dices Shinobu, entonces? Kochou es más práctico.

    —¡Quiero que seamos amigas! —contestó, firme. Shinobu la miró, y si bien ella estaba todavía sonrojada, tenía una mirada de determinación—, nunca tuve una mejor amiga… Y tú eres simpática.

    Frunció apenas el ceño y rio, porque eso era muy alejado de la realidad.

    —¿Tienes mejor amiga, Shinobu?

    Estaban volviendo al salón. Ella abrió la boca, lista para decir que sí, pero la única persona que llegaba a su mente era Kanae. Más allá de que era su hermana, Kanae no era para nada su mejor amiga.

    —Claro —murmuró. Miró a Mitsuri, encontrándose con sus ojos, y sonrió suave—, eres tú, ¿o no?

    —¡Po-Por supuesto!


    Entró en su casa en silencio, mirando su celular. Tiró su mochila en el sofá de camino a su habitación.

    —Ow —dio un salto cuando oyó el quejido—, bienvenida.

    —Lo siento —respondió, pero Kanae hizo un gesto restándole importancia—, no sabía que hoy te daban de alta. ¿Cómo está tu pierna? —preguntó yendo a su habitación a cambiarse el uniforme.

    —Bien, ah, rota —rio apenas—, ¿qué tal tu primer día?

    —Bien —dijo, pero no agregó nada más. Volvió en pijama, tomó sus cosas y se sentó en la mesa a hacer la tarea.

    Sentía la mirada de Kanae en su espalda, pero no se volteó. Se concentró en su tarea, y esperaba que ella hiciera lo mismo con otra cosa.


    Si se ponía a pensarlo, no recordaba ningún momento en que su relación con Kanae no fuera tensa. Sus padres decían que cuando eran pequeñas, Shinobu se pegaba a ella como si fuera su ídolo. En verdad no recordaba eso, pero asumía que debió haber sido en la época en que todavía quería ser bailarina, como Kanae.

    Los Tsuyuri eran una familia de bailarines. Y se preguntarán, ¿Tsuyuri? Sí, de parte de su madre. Los Kochou, la parte de su padre, nunca había hecho nada interesante.

    Cuando era bien pequeña, Shinobu había soñado con ser bailarina de ballet, como Kanae, quien a sus quince años ya tenía un gran nombre en la industria.

    El poder de los Tsuyuri era manipular las flores. El poder de los Kochou eran alas.

    Kanae tenía la combinación perfecta, manipulación de flores y alas de mariposa, con el pequeño plus de que sus alas cambiaban al color de las flores que manipulara, además de que era una bailarina perfecta.

    ¿Cómo podía soñar en siquiera competir con eso?

    Por muchos años, todos creyeron que Shinobu solo había heredado las alas, unas insulsas blancas, verdes y rosas, y solo eso. Tampoco tenía gracia para bailar. Se lastimaba los pies y sus piernas ardían de practicar y practicar, pero nunca lograba nada.

    Kanae ganó un premio, ¡qué alegría!

    Es un prodigio a su edad.

    La invitaron a bailar en el Salón Real, con tan solo dieciocho años.

    Qué pena que Shinobu no sea tan buena como ella.


    —¿Shinobu? —Parpadeó veloz y giró a Mitsuri, que la miraba preocupada—, ¿estás bien?

    —Claro, ¿por qué lo dices? —Mitsuri miró al costado, dudosa. Tenía una hoja sobre su cabello y Shinobu estiró su mano para sacarla, pero ella la esquivó veloz.

    —Lo siento —dijeron al mismo tiempo, y Mitsuri siguió—. Es que, tenías una expresión de enojo y fruncías el ceño.

    Shinobu entornó los ojos por un segundo, pero decidió ignorar ese gesto.

    —No es nada —dijo, terminando de guardar sus cosas en su mochila.

    —Puedes contarme lo que quieras, Shinobu —Mitsuri sonrió—, somos amigas, ¿verdad?

    Sonaba algo forzado eso, para nada genuino.

    No eran amigas, apenas se conocían.

    —Estoy bien, Mitsuri —sonrió y se adelantó, hacia la siguiente clase.


    —Bienvenida —Kanae saludó cuando ella entró, y volvió a dar un salto—. Sí, sigo aquí —bromeó.

    —Lo veo —Shinobu rio por compromiso—. ¿Qué tal tu pierna?

    —Igual que ayer. ¿Escuela?

    —Lo mismo.

    Pasó de largo a su habitación. Dejó sus cosas y se cambió al pijama.

    —¿Tienes hambre? —preguntó y Kanae negó—, ¿sed? ¿Necesitas algo?

    —No —negó otra vez. Shinobu se giró para volver a su habitación, Kanae jadeó—, ah, ¿te gustaría ver una película? ¿O algo?

    Shinobu desvió la mirada apenas—, tengo que estudiar.

    Era una mentira obvia, porque era el segundo día de clases.

    —Ah, sí, lo siento.

    —En otro momento.

    —En otro momento —repitió Kanae, decepcionada, pero fingiendo que no.

    Shinobu se encerró con un desconocido sentimiento de culpa.


    Uno de los recuerdos más decepcionantes de Shinobu venía de la mano del más emocionante, aunque la decepción opacaba mucho al otro.

    Cuando tenía diez años, descubrió que, si bien no podía controlar las flores, sí podía absorber su aroma, pero muy poquito. Había sido un descubrimiento maravilloso, porque no había nadie en la familia con esa habilidad. Practicaría más y, tal vez, podría agregar eso a alguna rutina de baile, como Kanae había hecho con sus poderes.

    El problema llegó cuando le mostró a sus padres.

    Tienes polen en los dedos, Shinobu, por eso huelen como las flores. Claro que no, si ni siquiera había tocado la flor con esa mano.

    Estamos ocupados, Shinobu, luego veremos tu rutina. De más está decir que no lo hicieron.

    No estaba segura de qué dolía más, si el que ignoraran su descubrimiento, o que no les importara su baile.

    ¿Por qué les importaría? Ya tienen una hija bailarina.

    Cualquiera puede bailar con flores y alas, podía hacerlo mejor que Kanae.

    Cualquiera puede bailar con olores y alas.

    ¡No! ¡Ella podía hacerlo mejor!

    —¡Ah! —exclamó, al sentir un pinchazo. Se dio un golpe en el brazo y luego vio a la abeja caer—. Puta madre.

    Ah, Kanae no dice groserías, ella es una señorita.

    Gruñó, enojada, y gritó—, ¡puta madre! ¡Mierda! ¡Carajo! ¡Maldit–!

    —¡Shinobu! —exclamó su madre, quien ya venía acercándose a ella, pero que apresuró el paso cuando la escuchó—. ¿¡Qué es ese vocabulario!? ¡Deberías aprender de tu hermana!

    —¡Suéltame! —gritó, agarrando la muñeca de su madre. La mujer la soltó de veloz, a la vez que se sujetaba donde ella la había tocado.

    Se miraron a los ojos, Shinobu furiosa, su madre indignada.

    —¿Qué tenías en la mano?

    —Nada.

    —¡No me mientas!

    —¿Qué pasa aquí? —Su padre llegó. La mujer le mostró la herida y él la inspeccionó—. Es una picadura de abeja. ¿Por qué tantos gritos?

    Shinobu despegó sus alas y se alejó de ahí, ignorando los gritos de su padre. Voló hasta salir fuera de la vista de ellos, y entonces corrió, porque sus alas no tenían tanta fuerza.


    —Entonces, ¿cuál es tu poder? —preguntó Uzui, y Mitsuri giró a ella también.

    —¿Shinobu?

    —¿Qué decían? —se volvió, pasándose una mano por el rostro.

    —Que cuál es tu poder.

    —Puedo manipular sustancias orgánicas–

    —Bla, bla, bla —interrumpió Uzui—, mucho texto, dilo en palabras fáciles.

    Shinobu sonrió mordaz, la sonrisa por defecto para él.

    —Las plantas tienen cositas que les dan olor u otras propiedades, y yo puedo controlarlas.

    —¡Oh! ¿Puedes hacerme una colonia? —se burló.

    —Claro, ¿por qué no? ¿Acónito suena bien? —sonrió, entre dientes.

    —¡Genial! —Uzui sonrió. La campana sonó y él se alejó de ellas. La mirada de Mitsuri no se despegaba de Shinobu y ella lo sentía como calor, escociendo en su nuca.

    —¿Pasa algo? —preguntó sin mirarla.

    —Te notó rara, como… —Mitsuri dudó un momento, dándole tiempo a la otra a girarse—, pareces alterada.

    Casi sentía un ojo temblar—, ¿por qué dices eso?

    —¿Tienes problemas, Shinobu? ¿Está todo bien… en tu casa? —Mitsuri estaba tan preocupada, pero Shinobu no podía pensar en ninguna razón que lo justificara.

    —No, Mitsuri, no nada bien, ¿pero sabes qué? No es tu problema, así que, deja de preocuparte —finalizó y comenzó a caminar veloz, solo que las piernas de la otra eran más largas que las suyas, por lo que la alcanzó de inmediato.

    —¡Pero somos amigas! ¡Por supuesto que me preocupo!

    No somos amigas —soltó de golpe y Mitsuri se frenó, mirando la espalda de Shinobu—, apenas nos conocemos, no sabes nada de mí, Kanroji. No somos amigas.

    —Aun así, estoy preocupada —continuó, dolida, pero firme—, estoy segura que hablándolo, podremos arreglarl–

    —¡Basta! —se giró a ella, de verdad enojada, pero no con Mitsuri—. ¡Es– es un secreto! Y sé que tú también tienes el tuyo, ¿o crees que no noté cómo no dejas que nadie toque tu cabello? —Mitsuri bajó la mirada y no respondió. Shinobu suspiró—, eso creí.


    Llegó a casa. Kanae estaba en el sofá, igual que los días anteriores, y la saludó, igual que siempre, pero Shinobu pasó de largo, sin responder, y se encerró en su habitación con un portazo. No entendía porqué sentía tanta culpa y angustia, si nada de lo que le dijo a Mitsuri había sido mentira.

    —¿Shinobu? —Por supuesto que la perfecta Kanae tenía que ir a verla—, ¿estás bien?

    —S-s– —se aclaró la garganta—, sí, solo estoy cansada.

    La escuchó quedarse ahí parada por largos segundos, pero luego se fue.


    Muchas veces pensó que odiaba a su Kanae. Pensó que no se entristecería si tenía un accidente y moría. Pensó que, tal vez, su vida sería más fácil sin ella.

    Pero cuando regresó del examen de ingreso, con la noticia de que había ingresado a la escuela más prestigiosa de héroes del país, y se encontró con las llamadas perdidas y el mensaje de voz del teléfono de la casa, se dio cuenta de lo equivocada que había estado.

    Shinobu, Kanae tuvo un accidente. Llámame en cuanto escuches esto.

    Sintió un escalofrío recorrerla de arriba abajo. Su cuerpo se congeló y comenzó a temblar, a la vez que se sentía sudar, mientras tomaba el teléfono fijo.

    —¿Mamá? —su vos había salido calmada, oh, pero su mente era lo contrario.

    Shi-Shinobu

    Cariño —era su padre, seguro le había quitado el teléfono a su madre—, Kanae tuvo un accidente en el ensayo. Está en cirugía. Nono sabemos qué pasará. Estamos en el hospital…

    Anotó la dirección y colgó. Fue a su habitación y conectó su celular que estaba apagado, sin batería y se cambió de ropa. Mientras buscaba algo limpio en el desorden de su armario, sus ojos cayeron en su reflejo en el espejo, y descubrió que lloraba.

    Y eso fue lo que necesitaba para romper en llanto porque no, no quiero que Kanae se muera.

    [¡Gracias por leer!]

    [Aclaraciones: Kanae tiene alrededor de diez años más que Shinobu, y el acónito es muy venenoso.]

    [Ficha técnica: Kochou Shinobu.]

    [Edad: 12 de febrero (15)]

    [Poder: manipula materia orgánica, o sea, químicos (?) de plantas, flores, etc, al igual que el veneno de los animales, siempre que todo eso entre en contacto con ella. Es decir, si le toca la cola a una serpiente, no puede tirar su veneno, pero si un perro rabioso la muerde, puede tirar rabia(?). Tiene mayor compatibilidad con plantas e insectos, así que todavía no desbloquea al perro rabioso. Su debilidad es que le dejan secuelas, depende la magnitud es si son permanentes o no.]

    [Poder: Alas de mariposa, tal como dice su nombre(? son débiles porque no las ejercita mucho, pero son mucho más fuertes que las de Kanae.]

    [Le gusta: tener razón y que escuchen lo que dice, chocolate, todo tipo de películas.]

    [No le gusta: que la ignoren, su estatura, el cabello en la cara (por eso siempre lo lleva atado(?)).]

    [Historia: Está resentida con toda su familia por dejarla de lado por su hermana. Antes, odiaba a su Kanae, pero este accidente parece que cambió un poco las cosas entre ellas...? Hizo su primera amiga en la escuela, y estaba muy feliz por eso, pero como todo lo bueno que le llega, Mitsuri se alejó. ¿Podrán volver a ser amigas? Los descubriremos dentro de uhhh cinco capítulos(?]
     
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