One-shot de Naruto - Muerte Misteriosa en Amegakure (Desafío Ninja)

Tema en 'Fanfics Terminados de Naruto' iniciado por Minaki Kaeden, 22 Abril 2014.

  1.  
    Minaki Kaeden

    Minaki Kaeden Procastination Queen

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    22 Julio 2012
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    Escritora
    Título:
    Muerte Misteriosa en Amegakure (Desafío Ninja)
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    6794
    Hola a todos! He vuelto! pero esta vez con un escrito para una actividad, queor decir, primero que todo, que el título es así por el nombre de la mansión el cual verán dentro de la historia y.. Y debo decir que espero que la persona que me envió el desafío sufre la maldición de los 9 cristales (inventada por mí) porque me la hizo bien difícil. Hmp! Sin más que decir, los quiero y espero les guste


    Muerte Misteriosa en Amegakure


    Un nuevo día en la Aldea de la Hoja, el sol era brillante y el cielo tan despejado que cierto vago de cabellera castaña no hubiera podido entretenerse viendo danzar las tan blancas motas de algodón que se acomodaban sobre él, simplemente por el hecho de que hoy no existían.

    Tres jóvenes se encontraban caminando por las bulliciosas calles de Konohagakure, pasando justamente por el frente de la florería Yamanaka donde una rubia ojos azules se encontraba ordenando unas semillas en los estantes ubicados detrás del mostrador. Uno de los chicos, con tatuajes rojos en las mejillas se detuvo afuera de la puerta con una sonrisa observando de arriba a abajo a la chica y lo que… digamos que lo que no tenía que observar en ese momento; al sentir unos insectos caminándole por el cuello, el castaño correspondiente al nombre de Kiba se paralizó aterrorizado al contacto y luego de unos segundos reanudó la marcha manteniendo cierta distancia de su compañero domador de insectos que allí se encontraba.

    La única chica integrante del grupo no pudo hacer más que suspirar levemente ya que veía esto comúnmente, más de lo que a ella le gustaría. Trató de iniciar una conversación para romper el ambiente tenso que allí había, pero ese nunca había sido su fuerte.

    —Y-y… ¿Cuál creen que será l-la misión que nos d-dará Lady Tsunade?— inquirió.

    —No tengo ni idea Hinata, pero espero que sea en otra aldea, necesito salir de este lugar ¡pronto!— le respondió.

    —Probablemente sea en otra aldea— hablo Shino con calma viendo como Kiba se alejaba de él —esto es porque la misión que se nos dio fue clasificada como B lo que significa que— y fue interrumpido.

    —¡Hola chicos! ¿Qué tal? ¿Cómo les va?— apareció sorpresivamente una castaña de ojos avellana delante de ellos.

    —T-Tenten-san.

    —¡Hola Tenten! ¿Qué tal?

    Mientras, un deprimido Shino apoyado de la puerta de uno de los locales desprendía un aura negra y balbuceaba incomprensibles palabras.

    —Jamás me dejan terminar de hablar— dijo con pesar —tal vez sea porque—

    —¿Yo? Bien, buscando a Neji y a Lee para ir a la torre de la Hokage porque tenemos una misión.

    —¡Que coincidencia! ¡Nosotros también! ¿Vamos juntos?— inquirió el chico perro con un pequeño toque de insinuación a lo cual recibió un pequeño, pero para nada esperado codazo de su amiga de ojos perla.

    La maestra en armas negó con una pequeña sonrisa triste.

    —Lo siento Kiba, pero tengo que encontrar a mis compañeros primero— comentó —además Tsunade-sama ya debe estar esperándolos hace un buen rato. Por cierto, ¿cómo es su misión?

    —N-no sabemos mucho, s-sólo que es clasificación B y que probablemente sea en otra aldea— le respondió la cabello azulado.

    —¡Ohhh! En otra aldea; tal vez sea ¿en Kirigakure donde la Mizukage da más miedo que el antiguo examen para pasar a chunin?— dijo con gestos exagerados en las manos como las formas de las olas —¿en Kumogakure donde se encuentra el famoso jinchuuriki perfecto, el loco rapero ocho colas? — preguntó colocando sus ledos índices a los lado de su cabeza imitando un toro —o ¿acaso es en Amegakure, hogar de uno de nuestros enemigos más grandes y donde se encuentra una de las mansiones embrujadas más terroríficas y sobre la que más hay leyendas en el mundo Shinobi? —finalizó haciendo los gestos de un fantasma.

    —T-Tenten-san, estás atrayendo la atención de los demás— comentó Hinata aterrorizada al ver la mirada de todos lo que pasaban por allí sobre ellos.

    —¡Jajaja! Lo siento— dijo arrepentida —es que me emocioné, hace tiempo que nosotros tampoco salimos de la aldea.

    —Si, deberíamos organizar una salida todos— sugirió Kiba —bueno Tenten, fue lindo verte, pero ya debemos irnos o Lady Hokage nos va a matar.

    —Perfecto, nos vemos luego, ¡ah! Y si ven a alguno de mis compañeros avísenle que los estoy buscando ¡adiós!— se despidió guiñando un ojo para luego desaparecer en una bola de humo.

    Entonces, con un ya recuperado Shino, decidieron seguir hacia la torre de la Hokage y llegaron después de un camino lleno de saludos y conversaciones cortas con los conocidos que se encontraban por parte de Inuzuka, reprimendas sobre que iban a llegar tarde de Aburame y pequeños suspiros de resignación por parte de Hyuga.

    Subieron las escaleras y mientras pasaban vieron a Izumo y Kotetsu que iban como siempre cargados de papeles y libros, ni se les veía el rostro. Tocaron la puerta de la Hokage y entraron al escuchar un “adelante” proveniente de una voz femenina. Sin previo aviso fueron recibidos por un proyectil dirigido hacia el chico perro que si no hubiera sido por sus entrenados reflejos hubiera atravesado su cráneo completamente. Kiba volteó con una cara de terror al igual que Hinata hacia la pared para ver que el arma mortal el cual se encontraba incrustado y con grietas al rededor de ella no había sido nada más y nada menos que el bolígrafo utilizado por la Hokage para firmar un permiso de construcción segundos antes de que el trío tocara su puerta. Voltearon de nuevo al frente sudando frío viendo como Shizune se recuperaba de su pequeño estado de shock y Tonton el cerdito se levantaba del suelo luego de haber sido soltado súbitamente por su dueña debido a la impresión.

    —Llegan tarde— finalmente pronunció la rubia.

    —L-lo sentimos Lady Tsunade lo que pasó fue que en el camino no cruzamos con Tenten-san y— trató de explicar la ojos perla.

    Fue interrumpida nuevamente por otro proyectil dirigido hacia su cabeza, pero ésta vez era el sello utilizado para marcar el papeleo que aterrizó dejando una marca justo al lado del bolígrafo que todavía se encontraba en la pared.

    —¡No culpen a los demás de su falta!— les regaño haciendo énfasis en la palabra “su” —saben que no me gusta que me hagan esperar. Esta es su misión— se calmó y dijo entregándole un papel a Shino que en este caso era el líder de la misión.

    —¡Hai!— asintieron los tres mientras Aburame recibía el pergamino.

    —Su misión es en Amegakure— comenzó mientras Kiba celebraba internamente —fueron contratados por un señor llamado Takoe Shimure, la misión es clase B y consiste en recuperar un pergamino que se le fue robado a la familia de este señor por unos ninjas renegados, según fuentes el pergamino se encuentra en una mansión abandonada que se dice estar embrujada en las afueras de la aldea.

    —¿E-emb-brujada?— repitió Hinata con temor, odiaba todo lo que tuviese que ver con fantasmas desde una experiencia parecida hace tres años en una supuesta casa embrujada.

    —¿Cómo em-embruj-jada, Tsunade-sama?— preguntó también asustado Kiba el cual tuvo esa misma experiencia junto a su compañera de ojos perla y Naruto.

    —Bueno, esto es información adicional, pero dicen que los ninjas renegados que le robaron el pergamino al clan Shimure, lo escondieron en esa mansión abandonada para que nadie lo encontrara. Salieron de la mansión y tiempo después quisieron volver para llevar el pergamino al pueblo donde vivían, pero cuando fueron a buscarlo no estaba donde lo habían dejado; se preguntaron si alguien lo había encontrado o el mismo señor al que se lo habían robado había vuelto para recuperarlo, así que decidieron salir de allí para preguntar por el pueblo, pero no pudieron, porque una vez adentro, jamás volvieron a ver la luz del sol. La gente que vivía cerca de allí dijeron que podían escuchar los gritos de las personas que estaban adentro que parecieran que estuviesen siendo torturadas. Un ninja logró sobrevivir y fue encontrado en las afueras de la mansión con símbolos escritos por toda su piel, misteriosamente el hombre murió dos días después de una enfermedad desconociday el significado de los símbolos de su piel jamás fue resuelto, al parecer era una clase de código; el cadáver del hombre fue entregado a su aldea para que allí lo enterraran, o hicieran lo que era necesario, pero dicen que el cuerpo nunca llegó…— terminó con una voz de ultratumba haciendo que todos los presentes temblaran.

    —Mi Lady, creo que no hacía falta asustarlos de esa manera, ahora no van a querer ir a la misión— le comentó Shizune.

    —No importa si tengo que cortarlos en pedacitos y enviarlos en un paquete que diga “frágil”, ellos van a ir a la misión porque es una orden de la Hokage, ¿cierto?— cuestionó volteando la cabeza hacia los nombrados con un semblante de oscuridad en su rostro parecido al de Yamato.

    —¡Hai!— respondieron los tres al mismo tiempo sin chistar.



    OoOoOoOoOoOoOoOoOoO


    —Bien, debemos partir lo más pronto posible para poder terminar rápido, todo este asunto de la mansión embrujada y los cuerpos con símbolos no me gusta mucho— dijo Shino a sus compañeros una vez fuera del edificio.

    —A-a mi tampoco, Shino-kun, mientras más rápido mejor, estoy de acuerdo contigo— le dio la razón Hinata.

    —Bueno, si ese es el caso, cada uno empaque todo lo que crea necesario en su bolso y nos vemos en la entrada de la aldea ¿en cuánto? ¿45 minutos?— comentó Kiba.

    —40 minutos y tal vez es mucho, vamos, muévanse— ordenó Aburame.

    Y así todos se dispersaron hacia sus respectivas casas…



    OoOoOoOoOoOoOoOoOoO


    Ya en la entrada de la aldea, los varones del equipo se encontraban esperando a la llegada de la única mujer restante. Todavía faltaban diez minutos para los cuarenta, así que mucha prisa, no tenían.

    Poco tiempo después, a lo lejos, una muchacha iba corriendo y gritando el nombre de sus compañeros a los cuatro vientos lo que alertó a los chicos por un segundo, pero al ver que era su compañera, se relajaron.

    —C-chicos, lamen… lamento haber llegado tarde, lo que pasó es que Neji-niisan estaba buscando una porta-shuriken que le había prestado Chouji-kun para una misión y no la encontraba, como dijo que se iba a molestar si no se la devolvía, me pidió que lo ayudara y la acabamos de encontrar así que vine lo más rápido que pude— dijo Hinata una vez hubo recuperado un poco el aliento.

    —Descuida, Hinata, llegaste ocho minutos antes así que no hay ningún problema.

    —Bueno, vámonos ya, ¿no?

    —Hai.


    OoOoOoOoOoOoOoOoOoO


    Ya habían pasado cuatro días desde que el trío había partido de la aldea, y para llegar a Amegakure hacían falta cinco, así que no les faltaba mucho camino.

    —Shino, repíteme otra vez los detalles de la misión, por favor, quiero estar claro en todo— pidió por octava vez Kiba mientras saltaba de árbol en árbol con su fiel perro a su lado.

    —Por como décima vez, Kiba— dijo fastidiado Shino sacando el pergamino que la Hokage le había entregado días antes —la misión que nos toca consiste en rastrear y recuperar el pergamino que se le fue robado a señor Takoe Shimure recientemente. Cuando lo recuperemos, se lo entregaremos a él o a su nieta Asami y haremos que firme una constancia en la que diga que recibió el pergamino que rescatamos y llevamos ese papel firmado por él a La Hoja, se lo entregamos a la Hokage y listo; no es tan difícil.

    —Muy bien, ahora pregunto yo, ¿qué tiene que ver todo esto que acabas de decir con la mansión embrujada de la que tanto nos habló Lady Tsunade?— preguntó el chico perro.

    —La única relación entre la mansión y el pergamino es que hay una posibilidad que esté allí ya que en la carta que se le fue mandada a la aldea en la cual estaba lo que se quería para la misión, aparecía que había una probabilidad muy alta de que el pergamino estuviera dentro de la casa, eso es todo, pero sólo es una probabilidad, no significa que tenga que ser cien por ciento verdad. Eso lo tendremos que ver cuando lleguemos a la aldea.

    —¿Y-y ustedes creen que de verdad la mansión esté embrujada como dicen?— inquirió sutilmente Hinata sin detenerse en su andar.

    —Espero que no— respondió Kiba.

    —No sabría cómo responderte eso, ya que no creo en fantasmas. Esto es porque ciertos compañeros no quisieron llevarme a la misión en la que dicen que fueron a una mansión supuestamente embrujada y en cambio decidieron llevarse a Naruto, que ni si quiera es parte del equipo.

    —Primero que todo, nosotros no es que no quisimos llevarte, es que Lady Tsunade nos puso con Naruto para esa misión como ya lo había hecho otras veces. Segundo, ¿¡Todavía sigues molesto por eso!? Espero que por lo menos ya hayas superado lo de la misión del rescate de Sasuke.

    —Ni me lo recuerdes…



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    Por fin, luego de un largo viaje, el Equipo 8 llegó a la Aldea de La Lluvia, e inmediatamente fueron a buscar al señor Takoe para avisarle de su llegada y poder descansar un rato antes de comenzar la misión.

    Como no lo encontraron la primera media hora, decidieron preguntarle a las personas que pasaban por la calle si alguien lo había visto, pero a cada persona que le preguntaban, los veían como si tuvieran alguna clase de deformación en la cara o como si necesitaran ir a un hospital psiquiátrico.

    —Disculpe, señora— le habló Hinata a una mujer que iba acompañada de lo que parecía su amiga, luego de una larga búsqueda sin frutos —¿por casualidad no ha visto a este hombre en algún lado?— preguntó señalándoles la foto de un hombre de cabello gris y blanco con rasgos ablandados y los ojos negros como la más oscura de las noches.

    Las mujeres se escandalizaron ante la foto del señor y la pregunta de la joven, pronto, una de ellas se recompuso y le respondió.

    —Lo siento, niña, pero si he visto ese hombre en algún lado debo estar loca o ebria.

    —Mi amor, te recomiendo que dejes de buscar, a él no lo vas a encontrar— le contestó la señora que la acompañaba.

    —Bueno, muchas gracias igualmente— dijo cordialmente Hinata un poco desconcertada.

    —Ya, nada lograremos si seguimos así, lo buscaremos mañana en la mañana, estamos cansados y además va a anochecer, mejor busquemos un lugar donde quedarnos— dijo Aburame ya cansado.

    —Es mejor, vamos Hinata.

    Ya en una pequeña casa de estar que habían conseguido, los tres se dedicaron a arreglar sus cosas mientras charlaban un poco. La habitación en la que estaban era simple, y la compartían todos como siempre lo habían hecho; se encontraban dos literas y una cama aparte, por supuesto la mujer se encontraba en la individual; un escritorio y dos pequeñas mesas de noche al lado de las camas en donde había una pequeña lamparita que alumbraba tenuemente si alguien quería leer, por ejemplo.

    Kiba se encontraba recostado en la cama de abajo de la litera con las manos detrás de la cabeza y las piernas cruzadas con una hoja apoyada en ellas, estaba leyendo una y otra vez el papel con las especificaciones de la misión que les había dado la Hokage, tratando de buscar la manera más fácil de resolver el caso y evitar la mansión lo más posible. Hinata estaba en el baño colgando las toallas y arreglando todo lo que fuera aseo personal y Shino se encontraba afilando sus kunais.

    De repente, Kiba vio un reflejo en la ventana pasar, podía distinguirse perfectamente ya que al parecer era una persona vestida de blanco y contrastaba con un cielo que estaba a minutos de quedarse sin luz. El rostro le pareció familiar una vez que lo pudo distinguir así que sin perder tiempo sacó la foto que tenía guardada en un bolsillo donde se veía un anciano. En ese momento, se prendió un bombillo en su cabeza, y Akamaru, que no había hecho su presencia notar en todo el viaje sintió la sorpresa de su dueño y ladró para alertar a los demás.

    —¡Chicos, miren! ¡Ahí está el señor Takoe! ¡Acabo de verlo pasar por en frente de la ventana, en esa calle!— exclamó con entusiasmo.

    —¿Qué? ¿Dónde?— preguntó Hinata saliendo del baño.

    —Vamos afuera.

    Salieron corriendo hacia la calle, pero como ya casi no había luz, no podían ver mucho.

    —¿Dónde Kiba? Yo no veo a nadie aquí— le dijo Shino al ver la calle totalmente vacía.

    Un ladrido de Akamaru los alertó y al voltear vieron que estaba apuntando hacia algún lugar, cuando dirigieron la mirada hacia donde señalaba el can, vieron por el rabillo del ojo una figura blanca pasar al parecer deambulando lo que los hizo entrar en razón.

    —¡Disculpe! Señor, ¿es usted Takoe Shimure?— le gritó el chico perro desde lejos.

    La figura volteó para mostrar por unos segundos lo que parecía un hombre sin rostro, se escuchó un pequeño quejido de miedo del perro, los tres muchachos se alarmaron y se restregaron los ojos al mismo tiempo para asegurarse de que lo que estaban viendo era correcto, cuando volvieron la mirada se dieron cuenta de que el hombre se encontraba en perfecto estado y sonriéndoles con los pocos dientes que le quedaban; definitivamente se veía muchísimo más viejo de lo que aparecía en la foto, fue lo único que pensaron los jóvenes.

    —Si, ese soy yo— le respondió el hombre amablemente.

    —Un placer conocerlo, nosotros somos—

    —Deben ser los ninjas de la Hoja que fueron enviados para recuperar el pergamino robado— interrumpió nunca refiriéndose al hecho de que él los había contratado o que había sido la víctima del robo.

    —Así es— únicamente dijo el líder de la misión.

    —El gusto es mío, por favor, sentémonos.

    A los tres les pareció raro que no fueran a la casa de la familia Shimure o a la cual que estaban quedando para discutir, el hombre, en cambio, los introdujo en una caseta que había allí cerca de un parque la cual la gente utilizaba para refugiarse cuando llovía. Y sin más, se sentaron en una de las bancas que se encontraban dentro.

    —Me alegra mucho que hayan venido, ya que necesito su ayuda porque he tratado de recuperar el pergamino por ya bastante tiempo y me di cuenta que no puedo hacerlo solo— comenzó a relatar el hombre.

    —Entendemos, trataremos de recuperarlo lo antes posible para que pueda volver a tenerlo en sus manos, no nos iremos de aquí si eso no ocurre. Comenzaremos mañana a primera hora— le respondió Aburame cortésmente.

    —Se los agradezco muchísimo, de verdad.

    —Disculpe, señor, pero en el papel con las especificaciones de la misión usted escribió que el pergamino se encontraba adentro de la mansión Kaishiro, ¿está seguro de que eso es así?— preguntó Kiba con la esperanza de que lo negara.

    —Joven, en la carta fue escrito que había una posibilidad que estuviera en la mansión, pero ahora no estoy seguro, ha pasado tiempo…

    El Equipo 8 se desconcertó ante esta respuesta, la petición sólo había llegado a la aldea hace diez días y con todo lo que les contó la Hokage, veían la posibilidad de que el pergamino hubiera sido movido muy remota.

    —Muy bien, señor, creo que sabemos todo lo que tenemos que saber, muchas gracias y mañana nos veremos de nuevo para comenzar con la misión— trató de cerrar la conversación Shino.

    —¿D-dónde podemos encontrarlo mañana?— preguntó la única chica tratando de sonar lo más amable posible, si es que se podía más de lo que ya sonaba naturalmente.

    —Buenas noches, que duerman bien para que den lo mejor de ustedes— dijo levantándose del asiento ignorando de forma olímpica la pregunta de la joven.

    —¡Espere!

    Pero el hombre ya había desaparecido entre las sombras sin dejar ningún rastro.

    —Pero que hombre tan raro— dijo Kiba después de que no lo vio más.

    —Hai— contestaron al unísono los dos compañeros mientras que Akamaru volvió a gemir.



    OoOoOoOoOoOoOoOoOoO


    A la mañana siguiente el Equipo 8 se levantó temprano como de costumbre, excepto cierto chico de cabellera castaña el cual seguía dormido feliz y plácidamente en su cama utilizando su enorme perro de almohada.

    —Kiba-kun, ya es tiempo de despertaste, comeremos algo rápido porque tenemos que iniciar lo más rápido posible, Kiba-kun— decía Hinata sin muchos resultados.

    Akamaru, el cual se dio cuenta de que la chica trataba de despertarlo, en un movimiento rápido saltó de la cama y fue corriendo hacía su plato de comida para comenzar a devorar su desayuno.

    —¡Agh!— se quejó un caído de la cama Kiba con un golpe en la nariz.

    —¡Akamaru! ¡Eso no era necesario!— le regañó ligeramente la compañera del chico perro

    —¡Kiba-kun! ¿Estás bien?

    —Hai, hai— contestó masajeándose la parte afectada por el golpe.

    Los cuatro desayunaron ligeramente, excepto Akamaru que claramente comió comida de perro y salieron por fin en búsqueda del pergamino.

    Ya en las calles, decidieron primero ir a la casa de la familia Shimure a ver si algún olor los guiaba.

    Cuando llegaron allí inspeccionaron un poco antes de tocar la puerta y vieron que no había absolutamente nadie, Kiba pensó que sería mejor irse.

    —Chicos, no le veo sentido venir a la casa si no hay nadie, no hay manera alguna de que podamos percibir algún olor relacionado con el objeto que debemos buscar así— dijo ya sabiéndose la respuesta.

    —Pues entonces tendremos que ir de una buena vez a la mansión Kaishi, sin perder tiempo— le contestó el líder de la misión.

    —H-hai— dijeron los miembros restantes con temor.

    En el momento en el que llegaron a las afueras de la aldea donde supuestamente se encontraba la enorme casa, decidieron detenerse a evaluar todos los aspectos y detalles primero.

    —Hinata, necesito que investigues con tu Byakugan algo de lo que hay allí adentro antes de entrar, es más seguro que sólo ir al ataque como probablemente lo hubiera hecho Kiba. Esto es porque—

    —¡Byakugan!— dijo Hinata al momento en el que activaba su Dojutsu ignorando completamente la última parte del comentario de su compañero.

    Sus ojos inspeccionaron casi todo el lugar y no había encontrado nada parecido al pergamino o algo que pareciera guardarlo adentro hasta que su mirada se dirigió hacia una pequeña habitación que hubiera podido jurar que revisó antes, pero que remedio, lo volvería hacer porque tenía que encontrarlo. A los poco segundos de concentrarse en ese espacio, Hyuga fue tumbadla suelo debido a un fuerte dolor en los ojos, por lo que tuvo que desactivar su Byakugan.

    —¡Hinata! ¿Estás bien? ¿Qué te pasó? ¿Qué viste?— le preguntó rápidamente su compañero de colmillos en las mejillas mientras la ayudaba a levantarse.

    —Y-yo no estoy segura que qué fue lo que pasó, sólo estaba viendo una habitación y creí haber visto el pergamino allí, de repente todo se puso negro y me vino un fuerte dolor en los ojos— decía mientras se sacudía la tierra que estaba en sus pantalones producto de la caída.

    —Bueno, si Hinata dice que vio el pergamino allí, no podemos hacer nada más que entrar— dijo Shino una vez que salió de su estado de ofensa.

    —¡Por favor! ¡La mansión no puede estar en serio embrujada! Seguro sólo son mitos que la gente inventa para asustar a los demás, entremos— dijo Kiba tratando de convencerse más a sí mismo que a sus dos compañeros.

    Y sin más, entraron por la enorme puerta que hizo un gran ruido como si estuviera oxidada en el momento en el que la abrieron.

    Se tomaron unos segundos para observaron el lugar en el que se hallaban; el suelo estaba totalmente cubierto por una alfombra roja y si miraban justo arriba de ellos, se encontraban con un techo beige manchado por los años y justo en el medio un enorme candelabro, como el de la óperas parisinas. Al mirar al frente veían dos estatuas que parecían unas gárgolas y a primera vista y más allá de las estatuas había una gran puerta que parecía entreabierta y que los tres se imaginaron que dirigía a la cocina con el comedor. A la izquierda y a la derecha habían escaleras que conducían a dos puertas inmediatas a ellas y luego se encontraban en un punto donde más allá había otra gran puerta, que probablemente sería la habitación principal.

    Vuelvan— dijo una voz que pareció salir de la nada.

    —¿¡Escucharon eso!?— preguntó Inuzuka alarmado uqe pareció haber reconocido la voz de algún lado, como odiaba a veces tener un oído tan desarrollado.

    —Y-yo no escuche nada, Kiba-kun— le dijo Hinata mirando para todos lados.

    —Cierto, cierto, tienes razón, no hay de que preocuparse, es producto de mi imaginación y estoy volviéndome completamente loco.

    Vuelvan, es su última oportunidad— volvió a repetir la voz.

    Esta vez fue ignorada por los tres miembros del equipo.

    —¿Ves? Tienen razón chicos— se adentró el chico perro con su fiel compañero a un lado caminando sin mirar hacia adelante hablándole a sus compañeros que se habían quedado junto a la puerta— es verdad, sólo son mitos, no hay absolutamente nada de que preocuparse.

    Sin previo aviso, justo delante del chico cayó el enorme candelabro haciendo un ruido ensordecedor que por milímetros y no lo mata aplastado.

    Esto hizo que Inuzuka se avispara y retrocediera a gran velocidad hacia donde estaba sus amigos, lo mismo hizo Akamaru.

    —¡Ahh!— gritó Hinata del susto protegiéndose de los miles de cristales que salieron disparados para todos lados.

    —¡Ya! ¡Listo! ¡Esta casa está embrujada! ¡Salgamos de aquí!— exclamó Kiba recuperándose del hecho de haberse salvado de un muerte segura y viendo las cortadas en sus brazos productos de los vidrios que se rompieron al violento contacto con el suelo.

    Pero en vez de los tres salir por la puerta, se fueron corriendo hacia la habitación que estaba inmediata a las escaleras del lado izquierdo. Al llegar allí, el lugar parecía una biblioteca enorme y los tres en un acto que parecía ensayado colocaron sus manos en sus rodillas mientras doblaban las piernas tratando de recuperar el aliento.

    —¿¡Qué fue eso!? ¿¡No nos íbamos de aquí!?— pregunto el chico perro desconcertado.

    —Es lo mismo que pensé, pero no podemos irnos ya que el pergamino está aquí y debemos recuperarlo— habló Aburame.

    —A-aunque hu-hubiera jurado que los tres nos dirigíamos en la puerta—acotó la mujer del grupo.

    —Si, es cierto, pero no se lo que pasó— decía Kiba mientras acariciaba a su perro como preguntándole si estaba bien.

    De repente, sintió un golpe en la espalda e inmediatamente reaccionó contra su compañero domador de insectos cuando lo vio revisando unos libros en una estantería y uno de ellos tirado en el piso cerca de él.

    —¡Oi! ¡Shino! No es momento para que andes lanzándome cosas— le regaño.

    —¿De qué estás hablando? Yo no te lancé nada, sólo estoy revisando a ver si el pergamino está escondido dentro de alguno de estos libros.

    Ahí fue cuando un bombillo se le encendió.

    —No me digas eso, si tu no fuiste significa que…

    Volteó la cabeza a lo que parecía la estantería principal, o por lo menos era la más grande y se alarmó totalmente al ver libros abiertos, pergaminos viejos y varias cosas más al parecer flotando encima de la madera en donde se supone que deberían estar.

    —Por Kami-sama…— fue lo único que atinó a decir.

    Hinata, en un reflejo, volteó la cabeza con su Byakugan activada y allí fue cuando vio una escena horrible; para ella los libros no estaban flotando, si no que estaban siendo sostenido por lo que parecía un shinobi que vestía el uniforma de guerra y que se encontraba totalmente demacrado al tener cortadas profundas en todo el cuerpo, la boca sangrante y al parecer le faltaban algunos dedos.

    —¡Ahh!— volvió a gritar como la primera vez.

    —¿Qué es lo que pasa?— preguntó el tercer miembro al llegar a la escena.

    Los otros dos señalaron lo que estaba viendo cada uno, y era distinto, para la chica era más terrorífico.

    —¡Corran! ¡Ya!

    Y así los tres salieron disparados hacía la sala en la que habían estado minutos antes no sin previamente haber cerrado la puerta de la habitación en el momento justo en el que un libro-proyectil, con la fuerza parecida a los proyectiles de la Hokage, impactaba contra la dura superficie de madera.

    Se detuvieron en el final de las escaleras al notar algo diferente: el candelabro que minutos antes casi acabó con la vida de uno de los integrantes del Equipo 8, se encontraba de nuevo en su lugar de origen, el techo, y pareciera que nada hubiese pasado. Sólo había ‘algo’ distinto; el objeto se tambaleaba fuertemente como si estuviese siendo halado para delante y para atrás por una gran fuerza. Claro, eso es lo que creían los chicos, pero Hinata veían como era la cosa en realidad, y lo que estaba sucediendo era que dos shinobis, parecidos al anterior estaban manipulando el candelabro a su antojo, con la clara intención de hacerlo caer. Uno tenía la cabeza colgada de un solo pedazo de piel del cuello mientras que tenía varias cortadas profundas en todo el cuerpo y el segundo tenía una abertura en todo su abdomen que dejaba a la exposición parte de sus intestinos, además de las mismas heridas con la que contaban los demás.

    —¡Se va a caer! ¡Salgan del camino!— gritó sorprendentemente la Hyuga.

    Y así hicieron los tres, se devolvieron por el mismo camino por el que habían cruzado antes, pero en vez de ir de nuevo a la biblioteca, tomaron la dirección de lo que parecía la habitación principal y cuando abrieron la puerta se encontraron con que no era un sola habitación, si no que al parecer era un pasillo con seis puertas que se imaginaron que serían los dormitorios.

    —Cerremos la puerta— dijo Shino.

    —¡No! ¿Qué nunca has visto una película de terror? Dos cosas esenciales que no se pueden hacer cuando se está atrapado en un casa embrujada es separarse, número uno y cerrar las puertas número dos— le trató de explicar el otro chico presente —primero, en el momento en el que te separas, lo que sea que esté atormentandote a ti y a los que están contigo los va a perseguir uno por uno hasta que caigan todos, y generalmente siempre cae el negro que es gracioso primero, gringos racistas— dijo más como un comentario hacia sí mismo que hacia los demás —y si cierras las puertas, recuerda que no eres la chica esa de los X-men y no puedes atravesar paredes, pero el fantasma o lo que sea sí, lo que significa que cuando cierres la puerta, no la vas a poder volver a abrir por alguna razón y ese es el momento en el que el ser que te quiere matar, comer, o lo que sea, aprovecha.

    —Lo que sea, vámonos, acuérdense que no podemos estar mucho tiempo en un lugar.

    Fueron hacia la habitación de la derecha para encontrarse con un dormitorio el cual contaba con una cama matrimonial y un televisor, solamente.

    —A ver, debemos calmarnos, Hinata, ¿Dónde viste tú el pergamino?— preguntó el domador de insectos un poco más ‘tranquilo’.

    —No estoy muy segura de lo que vi, pero creo que encontré algo parecido a lo que estamos buscando en la biblioteca que fue la primera habitación a la que fuimos, eso fue afuera, antes de entrar. Luego, cuando estabas buscando entre los libros, Shino-kun, creo haber visto la misma caja que había visto afuera donde pude jurar que vi algo antes de que todo se volviera negro— explicó un poco apurada y sin tartamudear.

    —¿Eso significa que…?— inició Kiba.

    —Sí, tenemos que volver a la biblioteca.

    Ambos chicos se escandalizaron ante esta noticia, aunque no podían decir que no la esperaban.

    —Pero eso significa que cuando entremos, el espectro o lo que sea que dijo que vio Hinata, nos puede estar esperando— dedujo el otro chico mientras su perro gemía sabiendo lo que se les venía encima.

    —No importa, saben como es el código: la misión va por arriba de cualquiera de nuestras vidas— concluyó Shino.

    Mientras ellos hablaban, la única chica presente no podía estar más atormentada. Sus compañeros no entendían lo que sentía, ya que no podían ver lo que ella veía.

    —C-chicos— dijo al enfocar la mirada en el viejo televisor que allí estaba.

    —¿Qué pasa?

    —El televisor nos está mirando— respondió con temor al sentir una presencia dentro del aparato.

    —¿Qué huele tal mal?— preguntó Kiba cuando de repente le llegó un olor putrefacto.

    —Algo está alborotando a mis insectos— acotó el tercer miembro del equipo.

    Los tres dirigieron la mirada hacia la televisión con el objetivo de ver si se podían percatar de algo de lo que antes no se habían dado cuenta.

    De pronto, y de manera inesperada, el aparato que estaban observando se abrió completamente y cayó destruido en pedazos diminutos que se esparcieron a rededor de donde segundos antes estaba el objeto.

    Luego, un horrendo cuerpo en proceso de descomposición cayó sobre algunos pedazos filosos de la rota pantalla que yacían en el suelo y se destrozó más de lo que estaba. La visión era horrible; se podían ver los orificios en la piel del hombre que estaba allí tirado; las profundas heridas como todos los demás espectros la tenían y el mismo uniforme de guerra.

    —Esto no puede estar pasando— se decía a sí mismo el chico-perro mientras salía disparado de allí junto con los demás.

    —Vamos hacia la biblioteca— dijo el otro chico corriendo.

    —¡No! Allí está el otro espectro que nos lanza objetos— le respondió Hinata inmediatamente estremeciéndose mientras mantenía el paso.

    —No nos queda de otra, yo voy a ir— y sin más, salió por la puerta principal y se dirigió a lo que recordaba que era la biblioteca.

    —¡Shino-kun! — gritó la chica con la esperanza de que parara.

    Pero no fue así.

    —No hay de otra, sigámoslo— resolvió Kiba.

    Cuando llegaron allí vieron como su compañero luchaba por protegerse de los objetos voladores que eran lanzados por una enorme fuerza desconocida hacia él.

    Realizó una serie de signos con las manos con la esperanza de que el ataque cesara un poco y pudiera alcanzar el pergamino que ya tenía a la vista.

    —¡Ninpou! ¡Mushi Dama!— exclamó al momento en el que una bola de insectos aparecía al rededor de él protegiéndolo del golpe de cualquier objeto.

    La chica, que veía como esos espectros se concentraban en su amigo, se dirigió con su compañero y su perro hacia él.

    En ese momento cometieron un gran error, ya que al apartar sus cuerpos de la puerta, uno de los fantasmas que allí se encontraba aprovechó la oportunidad para llegar hasta allí y cerrarla de manera que no pudiera ser abierta de nuevo. A ninguna le importó, y sólo se concentraron en ayudar a su amigo.

    —¡Shugohakke Rokujūyon Shō!— exclamó Hyuga mientras sus brazos se movían al rededor de ella creando finas líneas que cortaban por la mitad todo lo que venía hacia ellos antes que los alcanzara.

    —¡Hinata! ¡Dime dónde está lo que sea que tú dices que ves! Tengo una idea— dijo Inuzuka, la parte final más para sí mismo.

    —¡Son los fantasmas de los shinobis! ¡En la estantería principal hay dos! ¡Y en la ventana hay otro! ¡Parece que el de la ventana es el que está lanzando los objetos!— le respondió sin dejar de contraatacar.

    —¡Muy bien! ¡Vamos Akamaru!— gritó llamando a su perro el cual se colocó aun lado de él
    —¡Gatsuuga!— exclamó rotando a una increíble velocidad y su can igualándolo.

    Se dirigieron hacia la estantería principal, y en el camino se toparon con varios muebles que habían tomado la flexibilidad de una rama, o quizá de un tentáculo, los cuales se dirigían hacia ellos y se partían el miles de pedazos volviendo a su rigidez original en cuanto hacían contacto con alguno de los dos atacantes.

    Al llegar a su destino, por la rapidez con la que estaban girando, vieron por un segundo a su objetivo; se aterrorizaron, pero siguieron avanzando. En el momento en que se suponía que tenían que hacer contacto con su “víctimas”, lo único que sintieron fue un frío de muerte y atravesaron el mueble aterrizando al otro lado.

    —¡Kiba! ¡Hinata! ¡No hay tiempo! ¡Deben buscar el pergamino, es de color dorado y negro!— exclamó con esfuerzo Aburame ya que se estaba quedando sin chakra, además de que sentía a sus insectos morir.

    —¿¡Dónde está!?— preguntó Hinata gritando ya que el vórtex que había sido creado por los objetos volando no permitía que ninguna de su voces fueran escuchadas.

    De repente, se escuchó el ladrido del perro blanco y su dueño volteó a la dirección del sonido para darse cuenta que su can no estaba haciendo nada más que señalar un objeto dorado y negro que por una parte resplandecía a la luz del atardecer.

    —¡Lo encontré!— exclamó el chico recogiendo el pergamino del suelo.

    Se imaginó que debió haber caído allí luego del impacto que él y su compañero tuvieron con el mueble de madera.

    —¿¡Qué!?— gritaron sus otros compañeros, concentrados tanto en sus ataques, que la repentina noticia los sacudió un poco.

    —¡Dije que ya lo encontré! ¡Vayámonos de aquí de una vez!

    Los amigos por fin reaccionaron y se dirigieron hacia la puerta. Como en sincronía Kiba lanzó el pergamino al Shino para desocupar sus manos mientras que su compañera preparaba un ya conocido ataque.

    —¡Gatsuuga!— exclamó el chico perro mientras él y su compañero animal impactaban contra la pesada puerta de madera.

    —¡Hakke Sanjūni Shō!— gritó Hyuga casi al mismo tiempo.

    Los ataques combinados al parecer lograron dañar la puerta. Un hueco circular se abrió y se podía ver al otro lado el gran salón; pero había algo que nadie esperaba: la puerta se regeneraba sola.

    —¡Vamos! Pasen ¡Ya! Se cierra la puerta— prácticamente ordenó el castaño de mejillas tatuadas.

    —Toma Kiba— dijo el de los lentes lanzándole el objeto que tenía en las manos —pasa primero.

    El chico lo atrapó en el aire deseando no haber entendido el doble sentido de su compañero.

    —Hinata— dijo con tristeza —pasa, que se cierra la salida.

    La chica obedeció sin chistar, no sabiendo lo que ocurría, luego de ella pasó el perro e Inuzuka. Shino sabía que no tenía mucho tiempo, así que intentó pasar esquivando los constantes ataques de los fantasmas-shinobis que no había cesado ni un instante.

    Sin previo aviso, un mueble de los de antes que había tomado la forma de un tentáculo, agarró el pie del domador de insectos tumbándolo al suelo casi haciendo que perdiera la conciencia. Aburame no se resistió ya que no tenía fuerzas, después de eso, la puerta se cerró.

    —¡Shino-kun!— se escuchó el grito de la chica por todo el lugar.

    —Hinata, no hay tiempo, vámonos— el chico-perro habló con la seriedad con la que nunca lo había hecho sosteniéndola de la cintura para evitar que volviera.

    Ella vio la mirada de determinación en sus ojos y no pudo hacer más que correr hacia la salida llorando y esquivando los ataques que venían hacia ella. El chico la siguió segundos después luego de haber visto por última vez, como con temprana nostalgia, donde dejó a su amigo, y así, juntos salieron de la mansión.


    OoOoOoOoOoOoOoOoO


    En el camino a la aldea Hinata no hacía más que llorar, y Kiba no tenía ni idea de que decir o hacer para que se sintiera mejor.

    Justo cuando estaban pasando por la calle, se cruzaron con la nieta del señor Takoe, Asami, a quien Kiba reconoció inmediatamente por haberla visto en un cuadro cuando estaban inspeccionando la casa de la familia.

    —¡Oi! ¡Señorita! ¿Es usted Asami Shimure?— preguntó Kiba desde lejos.

    La chica volteó y se acercó a ellos al reconocer su nombre.

    —Sí, ¿quiénes son ustedes?— preguntó curiosamente.

    Hinata se limpió un poco las lágrimas al estar frente a frente.

    —Nosotros somos ninjas de la Aldea de La Hoja y fuimos contratados por tu abuelo para recuperar este pergamino— le dijo entregándoselo.

    La chica lo recibió con sorpresa, pero los miró desconcertada.

    —Gracias, pero, ¿mi abuelo, dicen? Mi abuelo murió hace siete años ya.

    Con esto, los dos shinobis quedaron totalmente desubicados, y sus caras lo mostraban a la perfección.

    —Entonces eso significa que…



    OoOoOoOoOoOoOoOoO



    De vuelta en la mansión, un hombre decrépito surgía del suelo con una sonrisa malévola en sus resecos labios.

    —Hoy me llevé a uno, cuídense, mañana serán más…











    FIN! Espero les haya gustado, sé que fue un poco largo, pero considero que vale la pena leerlo.



    Besitosss



    Minaki-chan
     
    Última edición: 23 Abril 2014
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  2.  
    Salem

    Salem Vieja sabrosa

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    Esto parece una película de terror, y me dio miedo.

    Me encantó la forma en que narraste los hechos, fue genial. Todo estaba bien descripto, por lo que el ambiente terrorífico y misterioso que creaste quedó impecable y casi perfecto. ¡No puedo creer que matases a Shino! xD Juro que pensé que ibas a matar a Kiba, pero no. Todas las escenas fueron geniales, hubieron toques cómicos en el escrito que quedaron acordes al texto, no parecían estar forzados ni nada por el estilo. Por primera vez me sentí inmersa otra vez en el mundo ninja. Y me gustó muchísimo como lograste captar el desafío que se te había dado.

    Tuviste algunos dedazos, pero no fueron muchos. xD

    Calificación: 5
     
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  3.  
    Minaki Kaeden

    Minaki Kaeden Procastination Queen

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    WOW! Que bueno, muchas gracias, de verdad, por este tipo de comentarios es que me animo a escribir. Espero que mi historia haya sido los suficiente para ganar el desafío, si no, no fue, pero me alegra haber participado y saber que gustó! :D
     
  4.  
    Pire

    Pire Usuario VIP Comentarista Top

    Escorpión
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    No me gustan las historias de terror pero imaginar todo esto fue como la clásica historia que te hace temblar. Tomaste tu reto muy bien y manejaste la situación de manera adecuada, sin dejar que los personajes se te fueran o sin que la situación se escapara de tus manos.
    No me creía que el viejo era el culpable de todo despues de todo; me hubiera gustado ver que tenia el pergamino y ver un poco más la perdida de su amigo Shino, ha estado con ellos mucho tiempo, despues de todo.
    Solo vi ligeros dedazos por ahi (solamente dos) nada grave que alterase la historia, me ha encantado, gran trabajo y lamento la demora.

    Calificación: 4 puntos.

    Pire<3
     
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  5.  
    Minaki Kaeden

    Minaki Kaeden Procastination Queen

    Acuario
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    Escritora
    Que bien! Muchas gracias por la crítica, entiendo lo de Shino, pero es que en esem omento estaba contra el reloj y era muy tarde en la noche y la verdad no estaba para esplayarme en esos momentos. Entiendo que esa parte estuvo mal manejada y me servirá para escritos futuros! Nuevamente gracias

    Minaki
     
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