MORDIENDO RE morMINTIdiENDO Pasaba por su cabeza, y mordía su labio; lo escuchaba en su memoria, mientras se mascaba la uña; sintiéndolo en su corazón, tan solo podía apretar los dientes con fuerza... Lo volvía a recordar una y otra, otra para otra y una vez más. Y no se lo sacaba de la cabeza, solo se mantenía silencioso, tan calmado como tedioso. Durmiendo... Hasta que una acción le despertaba de nuevo; devorando tu consciencia. Remordimiento. Te quedarías sin cuerpo, sí no detenías a la bestia llamada arrepentimiento.
Muy interesante las descripciones del remordimiento como si fuera alguna clase de parásito que habita en nosotros, y además causando tanto daño a su huésped con solo dormir.