Monte Monokuma Un alto monte de montañas artificiales que fue construido por el propio Monokuma. Se dice que este es un lugar de tránsito, que lleva hacia otro lugar… pero, ¿hacia dónde? Tendrían que esperar a Monokuma para descubrirlo…
Celia Ackerman Un tipo de lo más peculiar cargado con una metralleta se acercó a Crow y le dio aquellas ganzúas. El chico... guau, estaba muy bien, a decir verdad. Perfectamente podría entrar en mi lista. Y en otros sitios, si él quería... Con las ganzúas recién obtenidas, el cuervo se marchó a las habitaciones de las chicas para revisar la habitación de Aika, la asesinada. Tenía pensado acompañarle para enseñarle las habitaciones de las chicas y asegurarme que supiera cual era la mía, por si en algún momento me necesitaba para algo, pero en lo que terminaba de revisar el granero los planes cambiaron. Llegó la noche: ya eran las diez y la clase de juicio estaba a punto de comenzar. ¿Cómo pretendía ese oso que en tan poco tiempo hubiéramos recopilado la suficiente información? ¡Dudaba siquiera que a Crow le hubiera dado tiempo a llegar a las habitaciones! Pero no era hora de demorarse, tendríamos que darlo todo en el juicio, así que sin esperar a nadie me encaminé al Monte Monokuma, donde el oso de peluche nos había reunido. El monte estaba vacío y se encontraba en la isla central. ¿Por qué no había nadie? Nos habían reunido a todos, ¿no? Empezaba a desconfiar del aviso, a sucumbir a la desesperación. De momento solo quedaba esperar... y estar muy atenta.
Allan "Crow" Jordan. La carta que descubrimos en la habitación de Aika Nagito y yo... tan pronto como encontramos aquella pista, el anuncio sonó, y no me demoré demasiado en dirigirme hacia el lugar indicado. En teoría, el extraño monte no era más que un "lugar de tránsito"... y yo había sido el primero en llegar. —Tche. Malditos impuntuales —critiqué, en voz baja. Aunque, en realidad, me daba igual que fuesen o no puntuales. Solo me daba rabia... rabia porque ahora, tardaríamos más en descubrir a dónde iríamos, quién era el asesino, todo. Era curioso, e impaciente. Bien podrían todos acudir de una maldita vez. Tan obnubilado estaba en mis pensamientos que me di cuenta de que allí había, en efecto, alguien más... aunque, siendo honestos, no era la persona con quien más ganas tenía de vérmelas a solas. —Oh... Así que ya estás aquí, Celia. Eso fue todo lo que dije. No había mucho más que decir, al fin y al cabo.
—Ah, veo que no soy el primero… Nagito, quien había seguido a Crow desde el hotel, había llegado también al Monte Monokuma. Ya que no había nada más que hacer que esperar a sus compañeros y a Monokuma, el muchacho se mantuvo por su cuenta, como meditando por dentro las posibilidades de lo que ocurriría en el juicio. No muy lejos de allí, Monomi apareció; parecía seguir triste, pero con determinación renovada. —Ey, si habéis recolectado algún fragmento de esperanza… venid a verme —dijo Monomi, manteniéndose un poco apartada del grupo de tres estudiantes—. Quizás pueda ayudar un poco para la clase de juicio…
Celia Ackerman Justo cuando más empezaba a cuestionarme si había hecho bien el acudir, aparecieron Crow y Nagito. ¡Maldito Nagito, ¿por qué no lo dejaba tranquilo?! Ugh, todo el rato en medio, me empezaba a caer muy mal. Al menos, por la conversación durante el desayuno asumía que el cuervo no se llevaba especialmente bien con él: al igual que a mí no le gustaba su tonito de líder prepotente. —Buenas noches, Crow —le saludé de vuelta, acercándome a su lado—. Brrr, hace un poco de frío, ¿no crees? —pregunté por romper el hielo, con claras intenciones de que se preocupase por mí y me dejara algo para cubrirme. Coquetear era lo mío desde luego, acabaría por caer. Mientras hablaba con él fui interrumpida de nuevo. No podía mantener una conversación normal sin que algo pasase, ¿qué broma era esta? Se trataba de Monomi, quien nos ofreció ayuda para el juicio a cambio de los fragmentos de esperanza. ¡Vaya, al final hasta me vendría bien su intervención! Ahora tenía una excusa para lucirme. —Anda, Crow, Monomi nos ayudará si tenemos fragmentos de esperanza. Eso ha dicho, ¿no? ¿Tú tienes alguno? ¡Yo he conseguido dos, y eso está muy bien! Doble ayuda para nosotros, ¿no crees? ¡Así seguro que sobrevivimos a este juicio! >>Bueno, ¿a qué esperas? ¡Vamos a dárselos! Contenido oculto Nami Roronoa
Allan "Crow" Jordan Me encogí de hombros al oír las palabras de Celia. Brrr, hace un poco de frío, ¿no crees? —Sin duda es cosa tuya. Yo me encuentro perfectamente. Nagito había llegado. ¿Ese imbécil me había estado siguiendo todo el tiempo? Era algo escalofriante. Pero, hablando de cosas escalofriantes, aquella conejita apareció otra vez. La tal Monomi volvió a aparecer (¿es que estaba en todas partes?) ofreciendo, esta vez, ayuda a cambio de fragmentos de esperanza. Bufé. —No tengo cosas de esas... me las arreglaré con mi mente. Tampoco necesito mucho más. Y aparté la vista, cruzándome de brazos. ¿Cuánto faltaba para que el resto de borregos llegase?
Suzugamori Ren —Tal como el cuervo dijo: No necesitamos esperanza, necesitamos ingenio —sonreí con confianza. Sólo llevaba allí dos segundos. No tenía ninguna excusa al porqué no me había presentado a la investigación. Simplemente, cuando escuché que había ocurrido el primer asesinato, mi mente se desbordó por la cantidad de posibilidades que había. ¿Apuñalamiento? ¿Estrangulación? ¿Le había prendido fuego? ¿Cómo planeaba cubrir sus huellas? Y así, sin darme cuenta, me había perdido todo el día entre mis pensamientos. Una pena, la verdad, porque aunque el trabajo teórico estaba bien, me hubiese gustado estar en la investigación de campo. Por suerte, parece que en mi manual electrónico estaba toda la información pertinente sobre el caso. —Aún así, tal vez consiga uno para la próxima... >>...Si es que hay una próxima, claro.
Alethea Ethans Tras la investigación en el Supermercado, tuve que ir al Monte donde Monokuma nos había llamado, pues con la tontería ya se había hecho de noche y no podía haber acudido a la habitación de la chica a investigar. Por fortuna, pude leer el Manual y con ello saber lo que ahí habían descubierto. Una nota, cuanto menos, interesante. Al llegar al Monte, me alegró ver que ya había unos cuantos estudiantes ahí y también Monomi. Pero Monokuma aun no había llegado. Supuse que esperaría a que todos estuviéramos presentes. —Ya es de noche, vaya. Espero que acabemos rápido con esto... Por cierto, chicos. Me he encontrado con Monokuma en el Supermercado y me ha dicho que nos contaría lo del libro que ha encontrado Celia tras este juicio. Espero que lo haga...
—Ah, ¡de acuerdo! —exclamó Monomi, contenta de ser de ayuda—. Bueno, mis poderes mágicos no se han restaurado completamente aún… necesito algo más de tiempo, pero… por ahora puedo ayudar con los siguientes trucos mágicos… >> Hope Life: otorga una vida extra al personaje durante una Clase de Juicio. [Coste: 1 Fragmento] >> Hope Magic: permite saber la respuesta a una pregunta específica hecha durante el juicio. Utilizable una sola vez. [Coste: 1 Fragmento] —Se… yo se que no son muchas las cosas que puedo hacer aún pero… esa es toda la magia que poseo ahora… pero en el futuro, ¡mi magia regresará! Quizás en un futuro yo… pueda poseer más opciones… Contenido oculto Si quieren adquirir una de las mejoras de Monomi a cambio de Fragmentos de Esperanza, este es el momento para hacerlo. Cuando lleguéis todos, ya no podrán porque comenzará el juicio. Las mejoras, como notarán, servirán para darles una pequeña mejora en la clase de juicio; ya verán como servirán cuando efectivamente empiece el juicio.
Celia Ackerman ¡Maldito malnacido, malencarado, malqueda de Crow! O sea, no solo no ayudaba a una dama que tenía frío, ¡sino que encima me ninguneaba de ese modo! Pasaba de los fragmentos de la esperanza, confiaba mucho en su inteligencia. "Ñiñiñiñiñi", menudo repipi. ¡Las cosas no se ganan con inteligencia, se ganan con trucos, pistas; evidencias en este caso! Pues le iba a demostrar que se equivocaba, utilizaría mis dos fragmentos de la esperanza y daría lo mejor de mí. —Argh, ¡dámelo todo, Monomi! Toma tus dos fragmentuchos, no los quiero para nada, ¡solo quiero terminar este juicio de una maldita vez y demostrarle al imb...! Bah, ayúdame y punto. Solo quiero sobrevivir, aunque sea a costa de quien haya sido el asesino. Le entregué los dos fragmentos a Monomi entonces, rabiosa. Hablar con la coneja no me agradaba precisamente.
—Con permiso. Miro a los pocos que han llegado, y noto que soy el único que a esta hora aun está medio dormido. Y normal, pues hasta ahora empieza a hacerse de noche. Jum, veo necesario explicarme. Luego de los videos de ayer volví a mi habitación bastante molido. Por una parte existía la posibilidad de que aquellos videos fueran montajes - no se habían visto cuerpos, las escenas parecían igual que el salón falso: demasiado mainstream, entre otras cosas - pero el simple hecho de que no lo fueran no me dejó dormir. Y entendí que ese era exactamente el plan de Monokuma: que quisieramos salir a comprobar que no era real lo que habíamos visto que pasaba con nuestras familias. Si era real, yo ya no tenía nada. Ningún lugar al que volver, nadie que pudiera ayudarme. Era poco más que un sin-techo. Si el video era real, yo no tenía ningún motivo para querer salir de la isla. Justamente por eso Monokuma no mostraba cuerpo alguno. Quería que quisieramos salir a comprobarlo. La exactitud de esto, de que acababa de darles a los estudiantes un motivo para entrar en su juego, me hizo asegurar la puerta de mi habitación a pesar de tener ya el seguro puesto. Hice la típica tranca con la silla del escritorio, y me senté en la cama con uno de esos libros de la estantería, libros en blanco. Historias que aun no habían sido escritas. Historias que no serían leídas si yo no salía, entendía la referencia. No dormí en toda la noche. Me puse de rodillas sobre el escritorio al estar usando la silla de tranca, y comencé a escribir. Detallé mi despertar en el salón falso, el comienzo de la actividad de los demás en cuanto comenzaron a intentar salir, entre otras cosas. Escribir todo me sirvió para despejar mi cabeza, pensar en el lío en el que estaba metido, y pensar en la posibilidad de que esta misma noche se estuviera cometiendo un asesinato. Ignoré el timbre que anunciaba el comienzo del día, y solo dejé de escribir cuando se anunció la muerte de un estudiante. Fue en ese momento en el que me detuve, y el sueño cayó de golpe. Desperté hace solo una media hora. Por suerte, coincidió con el aviso del comienzo de la noche, y aunque me había perdido toda la investigación, era menester aparecer aquí y enterarme de lo que había ocurrido, así como ayudar en lo que pudiera. —Siento la tardanza, me he quedado dormido.
Joseph Joder Josh, acabas de llegar mas tarde que nunca —Disculpen la irresponsabilidad Me limité a una disculpa escueta, nadie me conocía, por lo que no debería preocuparme demasiado Como había llegado ya era otra historia para otro momento, lo importante ahora era... Esperar al maldito oso de felpa, cuyo nombre adornaba este monte hecho por el mismo Me comía la curiosidad, mas que cualquier otra cosa, no tenía ni la menor idea de que podía pasar luego de la investigación de la muerta de Aika, no había descubierto mucho así que no sería de ayuda Solo espero, no nos sometan a algo peor que manipular un cadáver
Rin Takuya Llegué al Monte Monokuma ya con un par de teorías en la cabeza armadas en base a las pruebas que habíamos encontrado, mas tenía la sensación de que nos quedamos cortos y que se nos habían pasado un par de cosas. Suspiré y abrí mi Manual Electrónico para leer el archivo del caso e informarme de las novedades. Aika había sido citada en el Rancho Usami por una persona que usó el seudónimo de "S", ésta persona la atrajo al lugar y la mató haciendo uso del rastrillo (arma homicida desaparecida, pero que coincide con las heridas de la víctima). Luego, en un intento por cubrirse, arregló toda la escena para que pareciera un suicidio. incluso se tomó la molestia de hacer una carta de despedida escrita por Aika. Los principales sospechosos eran, de buenas a primeras, los que habían faltado en el desayuno. Pero a mi mente me venía el nombre de una persona en específico. —Buenas noches, Jack —saludé estrechando su mano de manera cortés—. Tus habilidades nos hubiesen sido muy útiles en la investigación de hoy. Encontramos el cuerpo de Aika colgado de una viga en el granero del Rancho Usami, el cadáver tenía una nota de suicidio. Pero un suicidio fue descartado inmediatamente cuando vimos que fue apuñalada. Me puse a su lado y dirigí la vista al frente, imitando al escritor. —Encontramos también una carta en su habitación, una carta de alguien que la citaba en el granero la noche en que murió. Estaba firmada por un tal "S". Tengo la hipótesis de que este "S" es la misma persona que escribió la carta de suicidio de Aika, falsificando su letra. Tú eres un experto en eso, ¿crees que es posible? Contenido oculto Graecus
Ziro Allen Desde que habían llegado la mayoria de estudiantes a investigar, no había sido de gran ayuda a decir verdad, todo mi cucerpo seguía sumido en un profundo shock del cual no era capaz de salir o ignorar tan fácil. De igual forma, traté de prestar la mayor atención posible a lo que se encontraban descubriendo mis demás compañeros (evitando en lo máximo posible observar el cuerpo de Aika). ¿Por qué habrían recurrido a esto? ¿Realmente arrebatar una vida valía tanto la pena? Llevé las manos a mi rostro y suspiré de forma sonora, me sentía algo más tranquilo dentro de lo relativamente mal que me encontraba antes, aunque aun asentía unas ligeras nauseas y ciertos mareos cuando decidí ponerme de pie para ponerme en marcha al lugar al que Monokuma nos había citado. Y en mi trayecto hacia el Monte no podía parar de preguntarme sobre lo que pasaría con Aika, ¿Monokuma enterraría su cuerpo? ¿Regresarían... su cuerpo con sus padres? —Yo... lamento haber llegado tarde, no me sentía especialmente bien, pero imagino que eso ya se debe notar. Contenido oculto Hice lo que pude
Hugo Weiss De camino al Monte Monokuma, pensaba en un posible culpable... Lo único que se me ocurría para descubrirlo de manera directa era por medio del descarte de los personajes en la fotografía. Tristemente, yo estaba entre los que no habían ido a la reunión de la mañana, pero era claro para mí mismo, que yo no fui, pero mi palabra no sería suficiente para los que sospecharan de mí, si es que los había. Entonces, los que quedaban 4 sospechosos: Rei, Adam, Jackson y Daniela. Ese Adam podría quedar en primer lugar como sospechoso por su súper talento, ¿no? Pero ningún nombre quedaba con la S, ni sus apellidos. ¿Entonces podría ser cualquiera? Seguro que sí, fue la noche anterior... Agh, qué basura. No llegué a nada... ...más que al Monte. Me coloqué en algún lugar no tan alejado de los demás que ya habían arribado. Escuché lo que le decía el abogado al otro chico, el escritor. Me dio curiosidad si él podría descubrir si era la misma letra de la carta suicida que encontré y la carta en la que la citaron.
Karen Foster Apartada de los demás, continué tomando fotos del granero y los alrededores del rancho. Sabía que ya contaba con una considerable cantidad de ellas, tanto así que hasta podría llenar un álbum si lo quería, mas no podía detenerme. Porque era enfocarme en mi labor o caer en un abismo desalentador. Aún no podía hacerme a la idea de que el primer asesinato fue llevado a cabo tan pronto, a un día de nuestra desgraciada llegada a esta isla mortal. ¿Esto era todo? ¿Hasta aquí habíamos llegado? ¿Sobreviviríamos a un juicio para caer en otra muerte? A mis oídos llegó el anuncio de Monokuma, citándonos con premura al... Monte Monokuma. —Vaya, pero qué original director —me mofé, iniciando la caminata que me llevaría hasta allí. Aunque...—. ¿Dónde demonios se supone que queda eso? Después de dar vueltas y más vueltas, terminé llegando al puente que conectaba esta isla con la central. Y ya desde allí me llegó la vista del sitio indicado. Me detuve en mitad del parque, vislumbrando en los alrededores algún atisbo de otras montañas y nada. Así que sí, aquel era el sitio indicado, no podía equivocarme. —Malditas caminatas, acabarán conmigo. —Sin embargo, había llegado a mi destino en donde ya varios de mis compañeros se encontraban. ¡Oh! Incluso la profesora Monomi estaba aquí junto a una... ¡Vaya, mira nada más! Celia estaba muy molesta y ni la fatiga me evitaría obtener esa toma.
Al poco tiempo se me acerca Takuya, el chico que conocí ayer. Rápidamente me pone al tanto de lo obtenido en las investigaciones del asesinato, y cuando acaba solo soy capaz de tomar aliento. Un asesinato que se disfraza de suicidio, muy básico. —Parece un plan muy poco pensado—comento cuando Takuya acaba.—Quiero decir, lo normal habría sido pedirle a Aika que llevara la nota consigo para así eliminar luego la evidencia de que había ido al Rancho a verse con alguien. Aunque también es verdad que el asesinato se hizo horas despues de ver aquellos videos, así que tiene sentido que fuera una decisión precipitada. >>Sobre lo que preguntas, no estoy seguro si hacía falta incluso falsificar su letra. ¿El asesino tenía a la mano algún documento con la letra de Aika, o se contentó con que la carta de suicidio presentara florituras femeninas? ¿Nosotros mismos tenemos algo con que comparar su letra? Todo eso es importante. Pero de poder, se puede; yo mismo falsificaba la letra de mis padres para ir a eventos del colegio a los que ellos se negaban simplemente porque era más fácil negarse. >>A lo mejor hubiera sido de ayuda haberme pasado por la zona hace unas horas, así que lamento la tardanza. Le echaré un ojo a esas cartas en el juicio, en el primer momento que tenga.
Allan "Crow" Jordan ... Celia estaba visiblemente molesta, e interactuó con Monomi de forma violenta (demasiado violente incluso para ella). Bueno, tanto me daba. Era una persona demasiado simple y vacía como para preocuparse de verdad por algo que no fuese ella misma y su aspecto y apariencias... pero en fin. La cuestión ahora era que cada vez llegaba más gente. Muchos que aludían haberse "quedado dormidos", claro, cuanta conveniencia. Era consciente de que no podía fiarme de nadie en una situación como aquella; en ninguna situación, de hecho, debería uno fiarse de otro. Solo hay que confiar en uno mismo, después de todo. Conté a los presentes. Había doce personas ya allí... faltaban tres, teóricamente. La actriz, si no me equivoco... ¿el técnico, tal vez? Y alguien más. Oh, el soldadito, claro. Bueno, qué más daba quiénes eran, todos ellos eran irrelevantes completamente. Solo me interesaban por un motivo: entre nosotros había un asesino, uno de nosotros había sido el culpable de matar a Aika. Y necesitaba saber quién había sido. Tanto para sobrevivir, como... por mera satisfacción personal. —Hey, Monokuma —dije, cruzado de brazos, mientras miraba hacia arriba—. Si me estás oyendo, eh... ¿cuándo demonios empieza esto? ¿Y qué pasa si no vienen los que faltan? Vaya... empezaba a cansarme de verdad de esperar. Y eso que ni siquiera había pasado mucho tiempo.
—¡Hey, hey, hey! ¡Guárdenlo para la clase de juicio! —dijo una voz burlona, interrumpiendo el intercambio de palabras entre Rin y Jackson. Monokuma acababa de aparecer en la base del monte. El pequeño oso caminó entre los estudiantes, mirándolos a todos… y finalmente sonrió. —Bueno, parece que casi todos estáis aquí —dijo el oso—. Espero que los que faltan no tarden más de cinco minutos en llegar… o tendré que ir yo mismo a buscarlos, upupupupu… Justo cuando terminó de decir eso, Daniela Vilches y Rei Amantinae llegaron al lugar en que habían sido citados todos. Ahora tan sólo faltaba que llegaran los últimos dos estudiantes y comenzaría… lo que fuera que fuese una clase de juicio. Contenido oculto Liza White Bruno EVF Sólo faltan ustedes :3
Evangeline Jones El día de la investigación había transcurrido demasiado rápido para mí. Sabía que en breve, Monokuma nos informaría de que la clase del Juicio estaría por comenzar, y que debía hacerme a la idea de ello. Pero no fue hasta que me encontré caminando en medio de la noche, con las manos en los bolsillos y la mirada perdida en el mar, que el peso de la realidad cayó sobre mí. Y era muy probable que aquel, fuese el último momento tranquilo y apacible que volvería a tener en mi vida, si las cosas salían mal allí dentro. Tener en mente aquella realidad me hacía sentir náuseas. No habíamos logrado encontrar ningún sospechoso, nuestro círculo tan solo se reducía a aquellos que no acudieron al desayuno, y este suponer podía estar perfectamente errado. No me sentía nada segura sabiendo que jugaríamos nuestras vidas en un juicio en el que sacaríamos conjeturas que podrían estar erradas, las pistas que habíamos hallado eran insuficientes. Pero, incluso en momentos como este, no había que perder la esperanza. Hacerlo suponía darle lo que quiere a ese oso del demonio, caer en su trampa, y mi orgullo me impedía otorgarle esa satisfacción. Por ello, hice un gran esfuerzo por tranquilizarme, por confiar en mí misma, en que saldría de esta. No, en que saldríamos de esta. Porque aun cuando no podía confiar en nadie, sabía que la mayor parte de los presentes estaban en mi misma situación: querían luchar por sus vidas. Admiré a todos ellos en silencio en cuanto llegué al monte Monokuma. La gran mayoría estaba ya allí, incluso Monomi y Monokuma habían llegado. Suponía que no debía quedar mucho para comenzar. Respiré hondo, dirigiéndome hacia el oso de felpa sin sacar las manos de mis bolsillos. Aquella noche se sentía especialmente helada. —Ya estoy aquí. ¿Cuándo empezamos?
