One-shot Monstruo [Zer | Aventuras Huella]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Gigavehl, 10 Mayo 2023.

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    Gigavehl

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    Escritor
    Título:
    Monstruo [Zer | Aventuras Huella]
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2346
    La celebración en El Mago en Llamas estaba siendo lo que debía ser, una celebración digna a estar a la altura del cierre de nuestra aventura, para algunos, la aventura de sus vidas…

    Sí… La Aventura de la Vida…

    No me había movido la cantidad de alcohol que había estado ingiriendo, tanto, que incluso me miré un poco confundido, por un momento creyendo que en verdad ya estaba hasta arriba de alcohol y no me daba cuenta, pero miré al resto, Lanre cumplió su palabra para con las bebidas, y miré a los demás, el alcohol había hecho lo suyo, pero para conmigo simplemente… no había sido suficiente…

    Me mantuve serio un instante, presencié la boda de Rash y Taqui, mientras me mantenía reflexivo un momento, volví la vista hacia mi pata derecha, el cual extendí hacia mí, con la palma abierta, acariciando un momento mis dedos.
    No hice nada, solo regresé los ojos esmeralda hacia el entorno, antes de decirles a los que tenía cerca que ya volvería, algo de pronto me había puesto serio.


    Al parecer… simplemente era incapaz de terminar de dejarme llevar por completo, siempre, siempre habría algo que me hiciera reflexionar en muchas cosas a la vez, las dudas asolaban, los temores, el… miedo.

    Desde que había pedido el deseo, en cierto grado me había arrepentido de lo que hice… no en la aventura, no…

    Si no de mi propia realidad…


    Nadie de ellos tenía la menor idea, pero ya no había dolor que me asolase, ahora… solo había… algo.
    Algo latía en mi interior, lo hacía más fuerte que nunca, y lo podía sentir, lo podía usar… Antes de venir aquí, lo había liberado…

    ¿Porqué? ¿Por qué me sucedía esto?

    Inconscientemente me llevé una mano al pecho, mientras ya me había apartado un poco del bar, alcé la vista al cielo estrellado, mientras las calles de Everfall estaban rebosantes de vida, algunos transeúntes e incluso otros aventureros me reconocían, el título de Sire era evidente, incluso mi actual vestimenta de gala lo delataba. Yo solo respondía con una breve sonrisa o un agradecimiento, mi porte delataba que era alguien muy serio, no querían interrumpirme mucho, intuían que era alguien muy ocupado.

    El estatus de leyenda había sido marcado…

    ¿Porqué a pesar de tener respuestas… me siento tan… vacío?


    ¿Qué habrían opinado los demás si me hubiesen visto? Tenía… tanto… miedo… de mí mismo, del cómo habían reaccionado a la revelación de Zurx.

    ¿Quién soy..?

    La realidad, es que estaba en cierto grado consciente, al menos, en esencia, porque en realidad no tenía respuestas a casi nada, pero… si lo confesaba, si se daban cuenta… sería simplemente mucho peor, sería… algo con el que genuinamente debía cargar…

    Habían… verdades que jamás debían salir a la luz, simplemente.

    ¿Y entonces? ¿Debía quedarme así? ¿A brazos cruzados?

    ¿Era eso… justo?

    Relajé la postura, para volver la vista hacia el cielo, acabé por sentarme en la fuente, en una de sus orillas, sintiendo la refrescante brisa que soplaba desde detrás, así como las hojas otoñales que cedían producto del extraño hechizo que asolaba a este sitio. Me quedé reflexivo, sin evitar pensar en Hunz… en el grupo… en mí mismo, y en lo que ví al pedir el deseo…

    Maldita sea…

    Solté un amplio y pesado suspiro mientras cerraba los ojos a la par que bajaba la mirada, empecé a rememorar mi vida, las experiencias, los “Siete Forjadores” como les llamé, todo… lo que pasé antes de llegar aquí, hace años.

    Había cambiado mucho, y sin embargo, ¿por qué había vuelto?

    Podía sentir a Ener’Veler ser el que se expresaba ahora mismo, ¿por qué? Zurx poco y nada tenía que ver con eso, ¿qué era lo que me sucedía?

    Abrí los ojos, solo para ver mis patas, una con el guante y la otra sin ella, regresé la vista al cielo, al recordar algo bastante importante…

    Algo, que debí tomarlo con mayor seriedad… y ahora cobraba más sentido.


    40 años antes…

    Aquella noche me hallaba en mi habitación, en Silvercity, faltaba un mes antes de que la primera gran prueba de todas iniciase, la gran Competencia de Magos de la misma ciudad… La oportunidad de oro, la que debía servir para demostrarme tanto a mí mismo como al resto de lo que era capaz.

    Al fin… graduarme como un mago de verdad.

    La sola idea me mantenía inquieto, incluso ansioso, tantas cosas se cruzaban por mi mente que me mantenían en vela, sin embargo, eso inconscientemente serviría para otra cosa…

    El detalle que debí haber tomado en serio.

    Escuché el inconfundible sonido de la puerta principal de la edificación abrirse, ¿alguien deseaba ingresar? ¿A estas horas? Mira que ya era bastante tarde.

    En un inicio no le había dado relevancia, no era la primera vez que Hunz salía tarde para… algo. En realidad no tenía la menor idea, sin embargo, fue escuchar otra voz, completamente nueva, la que me descolocó en serio.

    Hunz no era de traer invitados a estas horas.

    Eso indudablemente me sorprendió, era tan… raro, que simplemente no cuadraba. Por un momento quise desistir, pero la intriga me carcomía, por lo que, sin poder evitar la curiosidad innata, decidí levantarme con cuidado de no hacer ruido, y caminé hacia la salida de mi habitación, abrí la puerta como mejor pude, y allí los escuché…

    —Te he dicho ya lo que ha hecho falta… ¿De verdad necesitas más detalles? Por eso desistí ya de estar aprendiendo lo que tanto me quieres enseñar, si no puedo entenderte como Maestro, mucho menos podré hacerlo con lo que quieras mostrarme, por Mago Arcano que sea, a la larga empieza a agotarme hasta a mí—. Bufó la inconfundible voz de Hunz’Veler.

    —Ya lo sé, pero lo que quiero decirte es que lo digas las veces que haga falta, quiero que te quede muy en claro lo que podrías tener en manos, Hunz. Si algo malo sucede créeme que no voy a responder por ti—. Respondió alguien más… alguien a quien, en todos mis años en Silvercity, jamás había escuchado.

    —Sí claro, ya quieres que me trague tremendo bodrio de historia… ¿No? ¡¿Cómo crees que algo como dividir un alma va a ser remotamente posible?! No creo que ni siquiera una deidad consiga alcanzar algo así, es ridículo, imposible. Quebrar un alma en pedazos… es como romper un conjuro e intentar reconstruirlo a pura suerte, es estúpido—. Respondió con el típico tono arisco Hunz, sin embargo… podía notar un tono preocupado, incluso angustiado, algo muy raro en él.

    —Cuando alguien se conoce a profundidad es capaz de hacer milagros, Hunz, ya me dirás tú cómo un Lich se muere de risa entonces al respecto. Mira, tampoco dije que fueses a tomarlo con una seriedad de muerte, ¿o sí? Para ser honestos, hasta yo dudo profundamente que tu querido Ener tenga lo que sospechas porque… por los dioses, como si una energía así pudiese pasar desapercibida—. Respondió la voz, a lo que Hunz suspiró, entre nervioso y estresado.

    —Ya te lo dije, Xrolec, estoy casi seguro que es así. No han sido semanas, ni meses… han sido años, con un demonio. Ese mocoso se trae algo… y creo que lo sabe—. Respondió serio Hunz, a lo que se generó un breve e incómodo silencio.

    —... Mira, supongamos que es real. ¿Tienes idea de las consecuencias? Tan sólo imagínate no solo lo que cargará, si no el cómo reaccionarán. Por eso dudo que digas algo así en serio, puedo revisarlo, estudiarlo, incluso llevarlo conmigo si tan poca tolerancia tienes. Solo confírmalo, pero de una vez te digo que si lo haces… bueno. Olvídate de verlo de nuevo—. Murmuró la voz, aunque gracias al silencio y la cierta cercanía, ayudó a percibir un poco el asunto, de cualquier modo, los Gatos tenían una audición envidiable.

    —... ¿Y por qué diantres te lo tomas a ese grado? Hablas como si no tuviese modo de contenerlo, o siquiera de encararlo—. Respondió fastidiado Hunz.

    —¿Seguro? Inclusive si no tiene la remota idea de lo que posee… ¿Te vas a jugar la vida solo por… tenerlo? ¿Por “cuidarlo”?—. Sentenció la voz, no entendía mucho, pero podía sentir la severidad de las palabras…

    —Xrolec, tampoco me hagas reír… Tú y yo sabemos lo que le pasó a ese bastardo. Desapareció, Xarathon lo hizo, su querida reliquia se evaporó… Ahora no son más que leyendas, ni siquiera ustedes saben lo que ha sucedido. No me creo el hecho de portar un “fragmento” de aquello. Está muerto, para siempre, y aún si hubiese conseguido lo que quiso, solo cometió suicidio… Acéptalo—. Respondió Hunz, a lo que se sintió otro severo y tenso silencio.

    —No deberías cuestionar a ese “bastardo”, Hunz. Tú mejor que nadie conoce las capacidades de la magia, sabes que la misma, bien empleada, no tiene límites. Deberíamos tomar en serio el asunto, tan sólo piensa por un instante que será real. ¿No te da pavor? ¿Y si estamos ante algo más grande? ¿Y si tu “mocoso” está conectado? ¡¿Y si estamos a tiempo de impedirlo?! Hunz maldita sea… Escúchate, solo déjame estudiarlo, estás jugando con algo fuera de tu poder, ya es demasiado… Primero que aparece de la nada, siendo cachorro y aprende a usar magia solo con ver, no me hagas reír, Hunz. ¡¡Es evidente que es algo más!!

    —¡¡Es evidente que nos estamos apurando!!—. Rugió Hunz, maldiciendo por levantar la voz, por lo que se quejó, como si algo le doliera… Era… ¿dolor emocional, acaso?

    —Todos… necesitamos un propulsor, Hunz. Todos. Especialmente los Magos… Tarde o temprano lo obtendrá, y que los dioses nos salven si se sale de control. Sea quién sea, daré con el fondo del asunto—. Respondió el tal Xrolec, antes de escuchar cómo se aproximaba, lo que me tensó pero un sonido seco, lo que pude interpretar como alguien sujetando bruscamente el hombro de otro, resonó.

    —Afrontaré las consecuencias, pero lo dejas en paz. Xrolec, yo seré el que dé con el fondo de esto… y así me cueste la maldita vida, lo arrastraré conmigo, sea parcial o totalmente. No subestimes tampoco mi poder, conozco mis capacidades, maldición—. Sentenció Hunz, generando otro severo silencio, luego alguien suspiró con fuerza, y los pasos retrocedieron.

    —Sospechas… que… esa energía proviene de otro lado, ¿cierto? Que no es suya, lo trajo de otro modo—. Respondió serio Xrolec, a lo que Hunz suspiró, o así lo entendí, por lo que pronto le respondió:

    —En efecto… No tiene sentido lo que le pasa, por muy prodigio que sea. Es alguien más, estoy casi seguro de ello, pero a día de hoy no doy con el origen… No sé si se lo provocó él mismo, no sé si sea una deidad, un demonio, algún Mago Arcano, un Guerrero o qué diantres, pero no me cuadra que porte la energía que tiene sin consecuencias, simplemente… no, Xrolec, no es posible, sería demasiado para cualquier cuerpo mortal. Es alguien más, sea que se lo haya provocado, se lo dieron, murió cuando lo recibió y de algún modo ahora es lo que es, yo qué sé… Simplemente… agh—. Confesó Hunz, quejándose de angustia por lo último, a lo que hubo otro silencio y luego Xrolec habló:

    —Espero verte de una pieza… Hunz, y espero que sepas lo que haces—. Finalizó con seriedad, solo para escucharse pasos retirarse, y la puerta principal se abrió y cerró después.

    Eso me dejó helado, mudo, antes de simplemente devolver todo a su lugar, con el mayor sigilo posible, y me acosté de nuevo, segundos después la puerta de mi habitación se abrió, por fortuna le daba la espalda en esos momentos a la salida, por lo que Hunz no podía verme despierto, pero sí que me tensé.

    Pude sentir la presencia de mi Maestro allí, parado en la entrada, sin decir nada, sin hacer ruido… Podría jurar que si me daba la vuelta, solo vería su oscura silueta, producto de estar contra luz, se mantuvo así por minutos, largos… y horriblemente incómodos minutos, no escuché nada, así que seguramente no se había movido ni un poco de su posición, ni siquiera de su pose.

    El corazón me saltaba a mil por hora, pero yo tampoco me moví, solo respiré, tratando de emular reposo, antes de simplemente escuchar al fin algo; la puerta cerrándose, y unos pasos alejarse.

    Dejé salir aire con tensión mientras temblaba, teniendo miedo… Miedo de lo que decían, de lo que insinuaban… de… Hunz…

    Pero sobretodo… Miedo…

    Miedo de mí mismo.


    El recuerdo acabó.. y por mi parte no había despegado mi vista del cielo, el aire refrescante tras mi espalda producto de la fuente, la gente, variopinta a su modo, dejándose contagiar por la celebración de la boda. Y yo presenciando las estrellas y las hojas otoñales descendiendo producto del singular hechizo que asolaba a la enorme ciudad…

    Energía… singularidad… peligro…

    Claro… ¿Cómo no tenerle miedo a una quimera como yo?


    Me puse serio, bajando los párpados unos instantes, antes de ahora bajar la mirada y ver mis patas, extendidas hacia mí.

    Me quedé serio, observando los mismos, como esperando algo, algo que jamás llegaría porque no iba a permitirlo en primer lugar…

    Una energía que alguien más me puso… algo que había sacado de algún otro lado.

    ¿Qué o quién tendría la enfermiza idea de hacer algo así y tirarlo al azar? No tenía sentido.

    Solo… no lo tenía…

    Que yo… tenga la “energía”... de un Dragón Oscuro.

    Simplemente, escalofriante.


    Cerré los puños, con fuerza, no evitando soltar un par de lágrimas mientras expresaba angustia, llevé los puños a mi rostro, empezando a temblar de pura tensión. conteniendo por poco las emociones.

    Esto me estaba matando y consumiendo… ¡¿Cómo iba a lidiar con esto?!

    Hunz tenía razón…

    Soy… un Monstruo…
     
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