Fantasía Mitos & Leyendas: El Héroe de Algerian

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Nyxbel, 5 Abril 2020.

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    Nyxbel

    Nyxbel ♣ El Orgen ♣ Game Master

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    Mitos & Leyendas: El Héroe de Algerian
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    294
    Sipnosis

    En el pequeño poblado de Shine vivía un pequeño niño de seis años, Theodelf.
    Theodelf Padmore era un infante que nunca pudo ingresar a la Academia Marcial debido a que no poseía el Talento Espiritual, es decir, no podía Cultivar y volverse un gran Experto Marcial. El pequeño Theodelf además, sufría de bullying por dicha razón; era común que los Expertos Marciales terminarán pisoteando a los más débiles y éstos últimos terminaban sirviendo a algún gran Experto marcial y de esa manera obtener mejores ingresos para la familia.

    Un día común y corriente, el solitario Theodelf fue acorralado sobre un precipicio que cubría al pueblo de Shine, los abusadores comenzaron a golpearlo y humillarlo y en un intento desesperado por correr, Theodelf cayó por el precipicio. Las caras de los niños abusadores cambió y sintieron el miedo en sus corazones y corrieron del lugar al ver al pequeño Theodelf caer y sufrir con gritos de dolor por el precipicio. Theodelf cayó a los pies de una antigua estatua y logró sobrevivir, sin embargo, un golpe en su cabeza ocasionó que quedará en coma durante mucho tiempo. La pobre familia Padmore utilizó todos sus recursos para contratar los mejores médicos del poblado y ciudades cercanas, pero no era suficiente y los tratamientos eran costosos y la vejez afectaba cada vez más a los padres de la familia.

    Pasaron siete largos años y Theodelf abrió sus ojos por primera vez durante mucho tiempo, en ese entonces tenía ya trece años, no obstante, su mirada reflejaba una actitud totalmente diferente a la de un niño. Ahora Theodelf comenzaría una aventura que sacaría a su familia de la pobreza y realizaría impactantes proezas para la humanidad; después de todo ya no es un niño .
     
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    Nyxbel

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    Mitos & Leyendas: El Héroe de Algerian
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    3
     
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    Capítulo I: Theodelf Padmore


    El aire surcaba a través de las frondosas hojas de los manzanos y abedules, la fragancia de las flores del narciso bañaban la plazoleta del pueblo de Shine. Las voces de algunos comerciantes se dejaban escuchar, ofreciendo sus productos en sus pequeñas tiendas, las cuales estaban hechas de madera y piel de Venado Sangre Divina. Los productos mostrados en un par de tiendas eran de diversas variedades, había diversidad de productos como Elíxires y Pociones Regenerativas hasta diversos productos para la alquimia, como ojos de Pantera Turquesa Sombría o Dientes de Cerdo Ninja Naranja. Otra de las tienda ofrecían carnes variadas para el consumo natural, las carnes, algunas frescas otra de hace un par de días. Otro de los puestos de venta ofrecía armaduras y armas de diferentes categorías, desde las ligeras y cómodas creadas a base de cuero de Toro Brillo Escarlata, hasta las más resistentes y pesadas forjadas con grandes minerales y algún que otro objeto alquímico; éstas variedades eran compradas normalmente por los Expertos Marciales. Estos Expertos eran luchadores que podían entrenar su Cultivo Espiritual y de esa manera poder utilizar diversas habilidades en combate, desde ráfagas de poder hasta control de Elementos en algunos grandes expertos.


    Los niños correteaban por la plazoleta del pueblo mientras entre risas, gritos y muecas intentaban atraparse unos a otros debido al juego del “Paralizado”, estos infantes portaban ropas bastante elegantes y de buena textura, pues, sus padres eran Expertos Marciales y tenían la bendición de contar con un suministro salarial a base de su Rango Espiritual. Sus padres servían al Rey de la región y a cambio ellos recibían un salario por los servicios prestados que les servía para suministrar alimento y educación a los más pequeños. A lo lejos, debajo de un árbol de Abedul había un banco donde se encontraba un pequeño niño solitario de unos seis años de edad; observaba como jugaban los demás niños y un rastro de tristeza divagaba por su mirada, sus ropas no eran nuevas ni de buena calidad como la de los demás niños presentes y ésta había sido recocida por madre un par de veces con otras telas antiguas. Theodelf se encontraba tranquilo y solitario observando a los demás infantes entretenerse, él deseaba mucho integrarse al grupo y jugar con ellos, no obstante, sabía que era imposible porque siempre sería rechazado una y otra vez. Si no se resignaba a la idea, probablemente sería golpeado por Rupert, quien era el más granuja del grupo y siempre buscaba la manera de perjudicarlo de alguna forma. El odio y los abusos se debían a que Theodelf y su familia tenían la desdicha de tener sus meridianos bloqueados y no podían practicar el Cultivo Espiritual, por lo tanto no tenían talento marcial y eso era una deshonra para la familia. Su madre trabaja como criada para un Experto Marcial bien adinerado, su padre posee una de las tiendas donde se venden diversos productos, aunque casi nunca tiene clientes; su hermano mayor se dedica a la agricultura dentro de su extenso patio, en donde mantienen diversas hierbas para la venta de la tienda de su padre.

    Una pequeña familia de cuatro integrantes, donde todos sufren el desprecio de los Expertos Marciales y simplemente tienen que hacer oídos sordos a las palabras hirientes e injustas de las demás personas. A más de dos kilómetros de distancia, se encontraba la ciudad de Modud, la capital del Reino de Borneore. Las imponentes murallas se alzaban antes de llegar a la ciudad y se podía notar desde una gran distancia, sin embargo, eso no era lo más fascinante de Modud, en la entrada principal se encontraba una gran estatua de más de cien pies de altura, la estatua era de un prominente hombre alzando su brazo derecho y su brazo izquierdo mantenía una espada que superaba la altura del hombre, esa era la estatua del antiguo Héroe Legendario Borneore; de allí surgió el nombre del reino; se decía que Borneore era un gran Experto Marcial y derrotó a una horda de Demonios hace miles de años atrás con una gran espada que portaba el nombre de Soulibur, aunque no eran más que mitos y leyendas del populacho común para entretener a los más pequeños. Sobre las esquinas de las murallas, se mantenían firmes algunas estatuas más pequeñas de del héroe legendario y muchos soldados se encontraban caminando por las murallas entre murmullos y chismes de la ciudad. El gran palacio de Borneore se dejaba ver desde los lejos y era tan magnífico y grande como la estatua legendaria, estaba hecho con antiguos materiales de construcción como el Adobe y algunos minerales exquisitos que le permitieron aguantar el paso del tiempo y ser una hermosa arquitectura digna de ver para los forasteros. Las aves suelen sobrevolar la ciudad y el puerto estaba lleno de pequeñas goletas que traían mercancía de otros reinos y poblados lejanos; la ruta marítima no era muy utilizada, ya que las grandes embarcaciones no eran comunes en los pequeños ríos de Borneore y algunas zonas caudalosas estaban llenas de naufragios, además, las aguas profundas del río contenían grandes bestias asechando a los más desafortunados para mantener su dieta balanceada. La madre de Theodelf se encontraba trabajando en esta ciudad para un Experto Marcial que servía a las órdenes del Rey Daeli; éste soldado no trataba bien a sus criadas ni sus sirvientes y la paga, aunque era poco, era mejor que nada, ya que la tienda de Leysu no estaba produciendo las ganancias necesarias para sobrevivir. Entre un suelo de adobe bastante sucio, un balde con trapos mojados y dos compañeras de servicio, se encontraba la madre de Theodelf.

    — Renne, ¿todavía tienes el dolor en tu espalda? —preguntaba una de las criadas mientras frotaba fuertemente el paño contra el suelo, tratando de sacarle brillo.
    — Tranquila Teodora, solo es un malestar. —respondió la madre de Theodelf.
    — Amiga, éste trabajo es muy esforzado —comentaba Teodora, mientras mojaba el paño en el balde de agua y lo exprimía. —yo quisiera poder utilizar mi Cultivo Espiritual, sino fuera por tener mis Meridianos Muertos…


    Una cara de tristeza y preocupación surgió en la cara de ambas, recordaban las humillaciones que tenían que vivir por el simple hecho de no poseer talento para el Arte Marcial. Renne había tenido un hijo, Thony, pero éste nació con sus Meridianos Muertos, luego intentaron probar suerte con Theodelf, pero éste también nació con los Meridianos Muertos; de hecho, desde que ella recuerda, su abuelo no poseía talento marcial debido a ésta deficiencia y lo mismo sucedía con su esposo y su suegro; al parecer es algo común que se transmiten de generación en generación, con muy pocas excepciones registradas en los libros de historia. Las personas con los “Meridianos Muertos” son aquellas que nacen con los Meridianos Espirituales bloqueados y no pueden practicar el Cultivo Espiritual; son ese grupo de personas las que terminan sirviendo y sobreviviendo en éste mundo donde se ejerce la ley del más fuerte.

    — Tranquila Teodora, aún tengo la esperanza de que seamos bendecidos por los cielos. —comentaba Renne, mientras miraba de soslayo hacia la ventana de la habitación —estoy dispuesta a engendrar otro pequeño para probar a los dioses.


    La cara de asombro de Teodora no tardó en dejarse hacerse notar con los comentarios de Renne, no obstante, Teodora admiraba a su compañera, ya que ella misma nunca tuvo el valor para ser madre y se encontraba soltera en estos momentos.

    En la tienda de Leysu las personas pasaban y ni se acercaban a observar los productos en venta, en realidad la que mantenía los gastos de la casa era su esposa, Renne; sin embargo, ella solo los visitaba tres días al final de cada mes, por lo que se mantenía muy alejada de su familia a pesar de que la ciudad de Modud no se encontraba tan lejos, esto era debido al trabajo de criada, que exigía trabajar todo un mes para luego poder visitar a sus familiares. El trabajo de Renne era agotador, pero aun así, se esforzaba por darle lo mejor a su familia. Theodelf se encontraba en la plazoleta observando a los transeúntes y a los niños jugar, pero luego de aburrirse durante un largo tiempo observando decidió levantarse e irse a otro lugar. Mientras caminaba observó a una extraña mariposa de colores vivos y llamativos, sus alas estaban bordadas con un dorado brillo amarillo, el centro de sus alas tenía un color azul eléctrico y manchas de colores verdes, rojas y negro, era una hermosura de insecto y Theodelf fue tras la misma admirando a tan espectacular especie.

    Rupert se dio cuenta de que Theodelf caminaba hacia el quebradero del valle y decidió irle a fastidiar con algunos infantes más, convenciéndoles de jugarle alguna mala broma al pobre de Theodelf.


    Theodelf caminaba colina arriba mientras perseguía a la hermosa mariposa que antes había pasado delante de sus ojos verdes, al llegar sobre la colina, el sol brillaba sobre sus cabellos rojos y lacios, mientras la brisa del este los movía y una escena espectacular pudo ser observada por Theodelf. La mariposa fue empujada por las pequeñas oleadas de aire que bañaban la colina, debajo a la distancia se podía observar el pueblo de Shine y cerca de un risco bordeando la colina había un viejo templo deshabitado con una pequeña estatua que contenía un lenguaje extraño y antiguo. Theodelf quedó admirado por las vistas desde la colina, hasta que una voz conocida perturbó su paz.

    — Hola enano, ¿Qué haces aquí solo? —preguntaba Rupert. Había llegado en tan mal momento y ya Theodelf podía suspirar sintiéndose frustrado y derrotado.
    — Solo… —con voz tímida Theodelf trataba de responder. —Solo caminaba. —con la cabeza cabizbaja intentó pasar a través del grupo y devolverse al pueblo, pero en cuanto se acercó a Rupert éste le empujo tumbándolo en el suelo.
    — Eres un inútil —comentó Rupert mientras le escupió en la cara. —los inútiles deben lamerle las botas a los Expertos Marciales. —una carcajada arrogante era arrojada por Rupert mientras los demás muchachos se reían con él, acercó sus pies a Theodelf esperando que éste le besara los pies. — ¿Entonces?, ¿estás dispuesto a salir de aquí o no?


    Un par de lágrimas querían brotar en la cornisura de los ojos de Theodelf, tanta humillación por el simple hecho de ser diferente, ¿por qué no podía ser como los demás?, ¿siempre iba a ser así su vida? Cuando se disponía a besarle los pies a Rupert, éste comenzó a patearlo y proseguida mente más patadas golpeaban su cuerpo, en la desesperación Theodelf intenta escapar sin darse cuenta que se encontraba muy cerca del risco, esquivo un golpe, luego una patada mientras que su pie izquierdo resbaló, volteó rápidamente y observó el precipicio y sin esperárselo un golpe contundente en su rostro por parte de Rupert le hizo perder el poco equilibrio que tenía. El pie terminó de resbalar y el rostro de Rupert estaba sombrío y asustado, había cometido un grave error, gritos de dolor y quejidos eran escuchados mientras Theodelf caía por el precipicio, tuvo que correr asustado con su grupo de mala conductas. Theodelf observaba las ramas y al instante siguiente otro golpe, y así sucesivamente hasta que sintió un fuerte golpe en su cabeza y todo se volvió oscuro. Su cabeza había chocado contra una roca y continuando cayendo unos cuantos metros más hasta quedar tendido sobre una estatua en un templo muy antiguo detrás de la colina. El templo estaba hecho de adobe y se encontraba lleno de plantas y enredaderas, nidos de arañas y serpientes se observaban a sus alrededores y la estatua antigua tenía sus dos manos levantadas hacia el cielo en forma de oración. La sangre de Theodelf corría gota por gota sobre la base de la estatua, la caída había espantado a las aves cercanas y solo se escuchaba el silencio.


    Leysu se encontraba en la tienda cuando a la lejanía se escuchaban gritos y un hombre se acercó hasta el corriendo informándole las malas nuevas, Leysu corrió sin importarle la tienda y se fue directo a la cima de la colina para verificar si su hijo aún se encontraba allí. Entre comprobar la noticia e ir a por Theodelf no pasaron tantos minutos, Leysu se encontraba de rodillas llorando por su hijo, sin embargo, un anciano del poblado que tenía conocimientos médicos le anunció que aún tenía pulso y que solamente se encontraba inconsciente. Thony llegó al cabo de unos minutos para ayudar a Leysu y estaba llorando con amargura, debido a que siempre su hermano era abusado por los malvados infantes que poseían talento marcial; recordaba los sinsabores que tuvo que pasar el también mientras era niño siendo humillado por todos y debido a eso se volvió frío y solitario, no quería que su hermano Theodelf viviera de la misma manera que él. Al cabo de un par de días la noticia llegó hasta Renne, la cual abandonó su lugar de trabajo y se dirigió hasta su hogar; en la habitación se encontraba Theodelf acostado, con un vendaje en su cabeza, la madre al ver la escena lloró, se acercó a su hijo en cama y le abrazó. Dos días pasaron y Renne tenía sus ojos rojos de tanto llorar, una madre siempre amará a su hijo y le duele ver como el tiempo pasaba y su hijo no reaccionaba, estaba perdiendo días de su niñez, días que no serían recuperados y afectarían en gran manera su crecimiento. Pasaron meses, los diagnósticos médicos eran los mismos, Renne había perdido su trabajo pero no le importaba, su hijo era más importante para ella que cualquier zenito; su padre lograba conseguir a través de su tienda algún que otro zenito y Thony trabajó como siervo por contrato durante seis meses, esas monedas de zenito eran muy importantes para intentar tratar a su pequeño hermano; se cumplió un año y la familia seguía intentando por todos los medios y fuerzas intentar recuperar al pequeño Theodelf, pasaron un par de años más, y Leysu junto a Thony trabajaban de sirvientes por contratos anuales ésta vez, Renne no descansaba y había dado a luz a una pequeña niña, que por mala fortuna tampoco logró adquirir la bendición de los cielos y sus meridianos estaban muertos, al igual que sus hermanos mayores. Pasaron dos años más y la familia ya vivía un poco acostumbrada a la situación, su hijo en cama era alimentado mediante pociones, elixires y sueros; había crecido y su cabello ahora era largo, por debajo de sus hombros; su madre lloraba porque era muy apuesto y no podría disfrutar de la juventud y los sentimientos de la vida; Leysu dejó de trabajar como sirviente y se encontraba bastante cansado para realizar labores excesivas, en cambio se quedaba en casa atento a Theodelf y al jardín de su casa, su hermano seguía trabajando de siervo por contratos anuales en casa de un gran Experto Marcial.


    Habían pasado siete años desde que Theodelf cayó por el precipicio y la familia seguía en su rutina diaria, el dinero ahora rendía un poco más debido al deceso de un familiar; Leysu había enfermado de gravedad con una peste que azotó a varias naciones y muchas personas sucumbieron, la mayoría eran personas con poco zenitos para pagar los productos médicos y pociones necesarias para contrarrestar la peste, las muertes ascendieron a más de un millón en todo el territorio, sin embargo, el noventa por ciento eran los “desgraciados”, esos que nunca pudieron practicar el Arte Marcial debido a sus meridianos muertos.


    Era de tarde y Renne se encontraba en la cocina, la brisa soplaba de manera alegre esa tarde en, las aves cantaban, iban y venían y por alguna extraña razón, Renne y Rhea se encontraban llenas de alegría, cantaban canciones a la par; Rhea cantaba una estrofa y su madre la completaba con otra. De repente, una fuerte explosión se escuchó y una onda de energía sacudió los árboles del lugar, los Abedules parecían querer volar por la gran oleada de energía; todo se iluminó y muchos corazones sintieron miedo, pensaron que era un ataque de algún Experto Marcial y suplicaban por ayuda, pero al cabo de unos segundos todo entró en calma. Renne y Rhea se dirigieron asustadas a la habitación de Theodelf, si éste era un ataque, ella estaba dispuesta en arrastrar a su hijo e intentar salvarlo, cuando vio que todo se calmó esperó unos segundos mientras observaba por la ventana intentando ver que había sucedido afuera y Rhea estaba muy asustada debajo de sus faldas. Las cejas de asombro de su madre fueron inevitables cuando una voz masculina le replicó dentro de la habitación.

    — Buen día madre, lamento haberla angustiado tanto.
     
    Última edición: 8 Abril 2020
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    Nyxbel

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    Glosario: Capítulo I
    Un mamífero rumiante que suele ser dominante en su territorio, su pelaje es liso y de color rojo y sus cuernos adquieren un negro brillante a medida que la bestia se vuelve más poderosa. Tienen patas delgadas y largos cuellos con cabezas largas y finas de las cuales crecen enormes astas las cuales crecen a medida que crece la bestia.

    Un mamífero depredador que suele cazar y vivir en cavernas, posee orejas redondeadas y sobresalientes, su cola posee un mechón de color plateado, tenues rayas plateadas en su pelaje, el cual es oscuro y a medida que crecen se vuelve más claro con un tono violeta que combina con el plateado tenue de sus rayas y la cola; los adultos machos poseen un pelaje en forma de collar en sus cuellos, característica distintiva del género dentro de la especie.

    Es un mamífero artiodáctilo que vive en zonas caudalosas o lagunas; su cabeza es grande y alargada, su cuello es grueso y las patas muy cortas u de su hocico se forma un par de imponentes colmillos retorcidos. Su pelaje es de color gris oscuro y a medida que la bestia crece y avanza, su pelaje adquiere un brillo blanquecino.

    Un poderoso ganado vacuno con dos grandes cuernos en su frente, su pelaje es lacio y de color rojo. Son muy territoriales y se han avistado casos en los que comen carne de algunas presas cazadas. Algunos mitos y leyendas cuentan que tienen la capacidad de expulsar fuego por su boca.

    Individuo que es capaz de realizar técnicas de Cultivo Espiritual y tiene sus Meridianos Libres para realizar dichas tareas.

    Crecimiento Espiritual de un individuo entre su alma y espíritu con el cielo y la tierra, lo que le permite adquirir poder sobrehumano y diversas habilidades.

    Clasificación del Cultivo Espiritual de un individuo, lo que permite diferenciar las fuerza espiritual entre los Expertos Marciales.

    Espada legendaria que tiene la capacidad de absorber el alma de los enemigos derrotados por ella. Se dice que fue blandida por Borneore, una antiguo héroe que se enfrentó a hordas de demonios.

    Actual Rey de Borneore y todas sus ciudades, pueblos y villas adyacentes. Se dice que es cruel y despiadado. Posee una barba, es obeso y no salé de su trono.

    Leysu Padmore, padre del protagonista, Theodelf. Tiene una tienda hecha con maderos y pieles de Venado Sangre Divina; vende hierbas y todo tipo de variedas asquerosas para la gente común, por lo que no suele tener muchos clientes.

    Madre del protagonista, Theodelf. Trabaja como criada en la casa de un Experto Marcial de Modud. Cuando Theodelf cae en coma, su angustia le impide volver a su trabajo y es despedida del mismo.

    Son 361 Puntos Espirituales localizados a través del cuerpo de una persona, los cuales no son más grandes que la cabeza de un alfiler. Estos puntos regulan el flujo de Poder Espiritual de una persona, lo que le permite a la persona utilizar habilidades y poderes sobrehumanos.

    Son Meridianos que se encuentran cerrados y no permite a la persona conectar su Espíritu con el exterior, por lo tanto, no podrá Cultivar ni utilizar habilidades y poderes sobrehumanos.

    Hermano de Theodelf, luego de que su hermano entrara en coma se fue a trabajar como sirviente cada año, lo que suministraba suficientes zenitos para que la familia sobreviviera.

    Moneda del Reino Borneore, existen otras monedas, pero son extranjeras y no circulan dentro de Borneore.

    Hermana menor de Theodelf, nació y creció un poco mientras que él estaba en coma.
     
    Última edición: 6 Abril 2020
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    Sólo pase a comentar por tu último post, el cual consideró que no debe ser mostrado como un capítulo sino como un post explicativo; o mejor aún, tal vez como una entrada de blog a la cual puedes enlazar en el capítulo con su correspondiente link.
    De la historia en si no tengo mucha queja, sólo presenta alguna que otra falla ortográfica pero es pasable. Espero puedas continuarla con buen ritmo.

    Por ahora es todo, me despido
     
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    Nyxbel

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    Estoy totalmente de acuerdo contigo, pensé que había cambiado el post por un comentario pero ya me fijé que no.
     
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  6. Threadmarks: Elixir Bigbang de Energía
     
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    Capitulo II: Elixir Bigbang de Energía

    Theodelf había despertado después de siete años, su madre lo abrazó fuertemente que se le complicó respirar por algunos segundos. Rhea, un poco tímida, se acercó a la cama tras la falda de su madre y emitió un saludo que el oído de Theodelf percibió y se alertó inmediatamente de su presencia. Una pequeña niña de cabellos naranja se encontraba tras su madre, la cual emitió una sonrisa de gusto hacia Theodelf y le dijo que era su hermana. En ese momento los ojos de Theodelf se vislumbraron y sonrió, varios pájaros cantaban luego de la extraña explosión percibida en Shine y el aroma del narciso entraba por las corrientes de aire hacia el interior de la casa.
    — Hola hermanita, me da gusto verte. —comentó Theodelf. Su hermana sonrió un poco y comenzó a acercarse a su cama.
    — ¿Hermano mayor ya está curado? —preguntó la pequeña con una timidez adorable, sus mejillas sonrojadas le daban un toque de extrema ternura por parte de Theodelf.
    — Por supuesto, y el hermano mayor jugará contigo también. —dijo Theodelf con una gran sonrisa y cariño, mientras una lágrima corría por su mejilla derecha. Había estado tanto tiempo en coma y había olvidado la calidez de su familia. Miró a los alrededores y no pudo distinguir a su hermano o su padre por el lugar. —Madre, ¿Dónde anda Thony? —preguntó.

    La señora Renne sintió un dolor profundo en su pecho y corazón, ella había perdido a su esposo y, Thony, estaba haciendo lo posible por mantener a la familia. Theodelf no sabe de todos los acontecimientos que pasaron durante esos largos siete años y ahora se enfrentaba cara a cara con una de las preguntas que estaba tratando de evitar, no obstante, no podía dejar a su hijo con la duda o la incertidumbre, no era justo para él ni para ella como madre.
    — Theodelf… Tu hermano está trabajando como sirviente por contrato anual —respondió la madre mientras sonreía y apretaba sus manos con un poco de impotencia. —Tu padre… —las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas y finiquitó —Tu padre ya no está con nosotros.
    — ¿Qué? —el asombro de Theodelf fue tal que logró mover una de sus piernas un poco y los tres se percataron de ello, pero al instante siguiente Theodelf retomó la curiosidad sobre el tema de su padre. — ¿Qué sucedió madre? —preguntó.
    — Tu padre fue un hombre justo, honrado y leal a su familia. —respondió la madre secándose las lágrimas y tomando una postura de admiración hacia su difunto marido. —Antes de marcharse a una vida mejor vendió la tienda y todos sus bienes para adquirir una pequeña parcela de tierra en las afueras de Shine.

    Theodelf bajó su cabeza y comenzó a comprender un poco los sentimientos de su madre y también los de su padre, estaba admirando aún más a su hermano mayor que tomó la responsabilidad del hogar en tales circunstancias. Theodelf se quitó de encima las sábanas y vio sus piernas largas y entumecidas, intentó moverlas un poco pero le fue inútil, había pasado mucho tiempo acostado sin actividad motriz, así que era normal que su cuerpo reflejara tal entumecimiento en sus extremidades. Theodelf se concentró profundamente intentando conectar su mente con su sistema nervioso y muscular, poco a poco comenzó a mover el dedo pulgar del pie derecho, luego el del pie izquierdo; en dos minutos ya estaba moviendo ambos pies de arriba hacia abajo y de manera circular. Luego de un par de minutos más ya movía libremente sus piernas, su madre estaba plenamente asombrada y pensó que tendría que contactar con algún médico para que le ayudara con el tratamiento, ella suspiró aliviada, pero sentía que Theodelf no era un niño, vagamente percibía una sensación de superioridad emanando de su hijo.
    — Madre, de ahora en adelante yo me encargaré de la familia. —comentó Theodelf con una mirada seria mientras se levantaba de la cama, paso siguiente se estiró un poco. —Con los conocimientos que poseo más nunca voy a ser intimidado, y seré una leyenda. —pensó.

    Renne observaba a su hijo y al escuchar esas palabras un sensación de seguridad recorrió su cuerpo, le recordó a su difunto esposo Leysu, pero Theodelf era diferente, su mirada era seria y decisiva, como la de una persona madura y no la de un niño; pero era imposible que cambiara tanto, simplemente estaba divagando sobre la personalidad extraña que había desarrollado su hijo.
    — Theodefl, no debes de sentir la carga de la familia en tus hombros. —comentó Renne mientras miraba a Theodelf. —tu hermano ya…
    — Mi hermano está haciendo mucho por la familia, pero… —interrumpió Theodelf mientras observaba la ventana de la habitación y comenzó a caminar hacia ella. —Las personas que no poseen talento marcial serán pisoteadas por los demás como meros objetos utilizables.
    — ¿De verdad es Theodelf? —se preguntaba Renne mientras sentía un pequeño escalofrío recorrer su espalda, su hijo era una persona completamente diferente. — ¿Qué sucede con él? —pensó, mientras una idea aterradora recorrió sus pensamientos llenándola de un profundo temor y miedo hacia Theodelf, quien al instante se dio cuenta de la vista de su madre.
    — No se preocupe madre —comentó mientras le dirigía una sonrisa y se inclinaba sobre el marco de la ventana y admiraba el paisaje. —No estoy poseído ni nada parecido. Simplemente, adquirí conocimiento.
    — ¿Conocimiento? —las dudas invadían la mente de Renne. — ¿Pero cómo? ¿No estuvo todo estos siete años inconscientes?
    — Madre —interrumpió Theodelf sacándola de sus pensamientos.
    — ¿Sí? —preguntó ella.
    — Esa parcela de mi padre, ¿tiene mandrágora y tártagos? —preguntó Theodelf seriamente. Renne, ante la pregunta se extrañó, hacía un par de años, su padre dejó de sembrar ese tipo de plantas y ahora tenía un pequeño jardín de flores. Las flores eran más rentables que las hierbas y plantas que vendía su padre con anterioridad.
    — No, todo eso fue desechado. —respondió Renne. —ahora tenemos un jardín de flores, las flores son más rentables.
    — ¿Conque eso sucedió? Es natural, seguro estaban preocupados por mi recuperación. Pero ellos no tienen idea de la verdad de esos siete años. —pensó Theodelf mientras en su mano se posaba una pequeña mariposa azul. —Esto… —se sorprendió un poco y luego sonrió satisfecho, dirigió su sonrisa a la pequeña mariposa de colores espectaculares y dijo — ¡Gracias! —su madre estupefacta ante la escena no dijo nada pero se sintió incomoda y Theodelf luego la distrajo nuevamente de sus pensamientos. —Si señora madre confía en su hijo, ¿puede ella prestarme algunos zénitos? —preguntó.
    — ¿Pero y bueno, que le pasa a éste niño? —se preguntaba su madre un poco seria. —De acuerdo Theodelf, pero no dispongo de tantos. —inquirió, mientras sacó de sus bolsillos unos veinte zénitos y se los dio.
    — Muchas gracias madre —el estómago de Theodelf rugió por el hambre y un silencio incómodo inundó la habitación.

    Salieron de allí hacia la cocina mientras Theodelf sentado jugaba con su pequeña hermana Rhea. Le comenzó a explicar pequeños secretos para ser de agrado a su madre y al hermano mayor Thony. La pequeña Rhea estaba encantada de tener un hermano tan amistoso y cariñoso, se quedó impaciente por ver que más secretos le iba a compartir su hermano Theodelf, pero éste la frenó y le dijo que poco a poco le iría revelando secretos que solo serían entre él y ella. Ella aceptó entusiasmada mientras con una sonrisa le otorgaba un abrazo bastante plácido a su hermano Theodelf.

    Luego de una deliciosa y plácida comida, Theodelf se despide de su madre diciéndole que va al mercado de la plazoleta. La madre un poco preocupada le pide para acompañarle, pero él predispone que no era necesario, pues ya sabía como sacar beneficios de esos veinte zénitos.
    Caminando hacia la plazoleta muchas de las personas no le reconocía, otros en cambio, utilizando un poco de lógica daban por hecho de que era el pequeño Theodelf, quien ahora se había recuperado y caminaba erguido con un aura de liderazgo e imponencia. Cuando llegó al mercado de la plazoleta, muchos le reconocieron, y como no, era hijo del añorado tendero Leysu. Tras barrer con la vista el lugar, un hombre de ropas pulcras y aseadas atendía la que anteriormente, era la tienda de su padre. Se acercó, paso calmado y dirigió su atención al lugar.
    — Muy buen día joven, —inquiría el vendedor — ¿en qué puedo ayudarle?
    — Buen día señor. —dijo Theodelf mientras buscaba con la vista algunas plantas específicas que necesitaba. —Oiga, ¿de casualidad tiene mandrágoras?
    — Oh... ¡por supuesto! Espera un momento. —el hombre se inclinó un poco y cogió una bolsa, la abrió y sacó de ella algunas mandrágoras. —¿cuantas quiere joven?
    — Solo una por favor —respondió Theodelf, mientras revisaba la tienda en busca de otro par de elementos. Cogió un frasco de miel y un frasco con savia de tártago. El hombre al observar los elementos, estuvo un poco conmocionado, ya que el tártago y la mandrágora era sumamente venenosos y no sabía exactamente para que un pequeño joven querría dichos elementos.
    — Disculpe, joven, ¿estad usted consciente del peligro que corre con dichos elementos? —preguntó el Señor un poco angustiado.
    — Tranquilo, estoy consciente del peligro. —respondió Theodelf con una sonrisa —Gracias, por preocuparse. —finiquitó. El hombre seguía un poco incómodo, aún, ante la respuesta de Theodelf, pero al menos tenía la certeza de que el pequeño joven estaba consciente de su compra.

    Entre un par de regateos, Theodelf logró rebajar dos zénitos al precio original, dando los veinte zénitos adquiridos a través de su madre y con ello se dirigió nuevamente hacia su hogar. Una vez allí, su madre le replicaba y cuestionaba por la compra de esos elementos, pero Theodelf le prometió que los sacaría de la miseria una vez terminara de preparar lo que pretendía. Su madre aceptó, aún de mala gana, pero no le comentó más nada y fue a realizar sus labores del hogar. Theodelf se dirigió al fondo de su casa, un espacio al aire libre, donde llevó consigo los ingredientes que compró y algunos envases con agua y ollas para cocinar.

    Al cabo de unos minutos, tenía tres fogatas encendidas, una de ellas con toda la miel que había comprado, la segunda olla contenía agua hirviendo y la tercera simplemente se encontraba caliente sin nada en el fondo aún. Sacó la mandrágora y cuando comenzó a cortar el tallo, un grito ensordecedor y desgarrador se dejó oír fuertemente, las mandrágoras solían ser una subespecie de los grandes Trents, es decir, un árbol viviente. El chirrido de la mandrágora tenía la potencia de volver locos a los que no estuviesen preparados de antemano, pero Theodelf ya cargaba unos esponjosos bloqueadores auditivos en sus oídos, por lo que el efecto sonoro no causó daños ni problemas. Al cortar el tallo, una savia se comenzaba a derramar y rápidamente era recolectada por Theodelf en una vasija. Luego de un par de minutos, luego de haber cortado en pedazos a la mandrágora, la embolsó, quedando solo la vasija con la savia de mandrágora; cogió la savia y la vertió en la segunda olla con agua hirviendo. En menos de cinco segundos una poderosa nube verde se comenzó a elevar y Theodelf se alejó del lugar.
    — Sin el sistema de alquimia necesario, esto es muy peligroso —pensó, mientras la nube verde se elevaba y disipaba con el viento. Era obvio, un gas tóxico estaba siendo disipado a través del vapor de la olla hirviendo con la savia. Normalmente, todos esos recursos son aprovechados con un buen sistema de alquimia, pero Theodelf no disponía del dinero necesario para comprar todas las herramientas, por el contrario, estaba arriesgando su vida para preparar un Elixir que beneficiaría en gran medida a su familia, y a todos los afortunados que lograran adquirirlo.

    Cuando se dio cuenta que el efecto tóxico había desaparecido volvió rápidamente al lugar, y siguió sus preparativos. Luego de que la savia de mandrágora estaba hirviendo apartó la olla del lugar y rápidamente el agua verdosa adquirió una consistencia pesada y gruesa. Theodelf vertió la consistencia en la olla con miel y comenzó a menear de manera circular la mezcla, suavemente y poco a poco. La miel comenzaba a mezclarse con la savia de mandrágora y un olor desagradable comenzaba a invadir el lugar; Theodelf arrugó su rostro pero era el momento. Se dirigió al bolso y cogió la savia de tártago y la llevó hasta donde se encontraba la mezcla de miel y savia de mandrágora. Vertió toda la savia de tártago en ellas y poco a poco el color verdoso comenzó a adquirir un color más oscuro y amarillento. Mientras Theodelf mezclaba a fuego lento el melado alquímico que estaba preparando llamó a su hermana para que trajera consigo un caldero y tres envases de aguas completamente llenos.

    Así lo realizó la pequeña Rhea, quien estaba realmente entretenida con todo lo que estaba haciendo Theodelf y Renne simplemente observaba con asombro a su hijo, era obvio, que estaba confundida, pues nunca había estudiado alquimia, pero algo le decía en su corazón que Theodelf ya había madurado. Una vez que el caldero estaba preparado, Theodelf vertió toda el agua de los tres envases en el caldero y con una pequeña cuchara cogió un poco de la mezcla caliente y la lanzó en el caldero, una nube azul se formó hacia el exterior y el caldero tembló como si fuese a explotar. Renne asustada cogió y cubrió a su hija, pero Theodelf parecía alguien experimentado, no se movió ni un centímetro y al cabo de unos segundos se acercó y apreció el fondo.

    — ¡Enhorabuena! —gritó de alegría. —Lo hemos conseguido. —Renne un poco extrañada por lo ocurrido y la reacción de Theodelf se dirigió a él.
    — Hijo, ¿que acabas de hacer? —preguntó con curiosidad.
    — ¡Oh! dijo Theodelf un poco sorprendido y volviendo de su euforia a la expresión de seriedad. —Eso es el Elixir Bigbang de Energía madre. —respondió, pero cuando observó a su madre con una ceja arqueada se dio cuenta que en realidad estaba generando más dudas que respuestas. —El Elixir Bigbang de Energía es una poderosa bebida que cuesta mucho dinero —respondió. La madre un poco extrañada realiza otra pregunta.
    — Entonces... ¿cuanto cuesta un Elixir de esos? —preguntó Renne, mientras soltaba a Rhea al ver que no había peligro alguno.
    — Bueno, un solo Elixir puede llegar a costar mucho dinero. No tiene un precio fijo, porque es una fórmula que se ha perdido con los años. —respondió Theodelf. La madre se sintió un poco decepcionada ante la respuesta, sintió que esos veinte zénitos fueron mal desperdiciados, pero una sorpresa la sobrecogió cuando escuchó el efecto de Elixir. —Madre, el Elixir Bigbang de Energía tiene la capacidad de despertar los meridianos muertos en una persona.

    Un gran silencio invadió el lugar y la mirada de Renne ante tal afirmación se hallaba perdida divagando en pensamientos varios, era obvio, el Elixir no tenía precio porque para el efecto que otorgaba, no podía ser pagado con dinero por una familia donde no hubiese artistas marciales, pues carecían de fortuna y solo vivían de sirvientes. Sin embargo, Theodelf tenía otra gran estrategia, sabía que ese Elixir cambiaría la vida de miles de personas, pero antes, debía prepararse él mismo contra las futuras amenazas que surgirían cuando la noticia se expandiese. Y como no, todos los desafortunados querrían una pócima de ese Elixir, y nunca más, podrían ser pisoteados por nadie más.
     
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  7.  
    Nyxbel

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