Miseria en Navidad

Hola queridos lectores, acá les dejo mi escrito para el concurso "Navidad Real" en el que no gané pero igualmente no me fue tan mal y fue divertido xD Nada, espero que les guste y que me dejen comentarios :)


Miseria en Navidad.


Ya llega otra Navidad igual que las otras. En vez de ser un tiempo de felicidad, amor y reconciliación, yo solo puedo pensar en el dolor, en la miseria y la crueldad… En todo lo que pasó en esa Navidad, la que rompió en mil pedazos mi corazón y mis ilusiones. Como cualquier otra, esa prometía demasiado: regalos, golosinas, felicidad… Tanta espera por una noche que debería ser perfecta, pero solo causó tristeza en mí. Y sufrimiento, mucho sufrimiento.

Recuerdo que tenía trece años. Había tenido mi primera relación y esta había fracasado por lo que estaba muy triste. Sin embargo, la cercanía de la Navidad me alegraba y me hacia olvidar a ese, mi primer novio que me había dejado y provocado mi primera decepción.

Siempre me había gustado la Navidad, era el único momento del año en que mamá y papá dejaban de pelear por un rato y se ocupaban de mí, su única hija.

Ese año habían decidido que pasaríamos las fiestas con toda la familia, abuelos, tíos, primos y amigos, como ocurriría todos los años a partir de esa fecha. Eso me ponía feliz porque así podría jugar y no me aburriría sola con mis papás, encerrados en ese pequeño apartamento donde no podía divertirme y tenía que aguantar los constantes momentos incómodos.

Ya habían pasado las doce y habíamos abierto los regalos cuando él se me acercó. Me había mirado toda la noche, varias veces lo descubrí observándome de reojo, recorriendo mi pequeño vestido verde con la mirada, que estaba estrenando muy contenta. Me regalaba sonrisas cuando nadie lo miraba y yo me ponía colorada. Él era uno de los amigos de mi papá pero aún era joven y apuesto. Yo me sentía halagada y por eso me pavoneaba frente a él, solo por otra de sus sonrisas.

Todos estaban durmiendo cuando me propuso jugar con él. Yo no tenía sueño, quería entretenerme y el hombre me gustaba por lo que dije que sí, muy alegre y entusiasmada. Sin embargo, si hubiese sabido qué iba a pasar, lo que me iba a hacer, nunca hubiese dicho que sí. Y creo que nadie lo hubiese hecho.

Hoy en día, luego de más de quince largos años, luego del final de sus visitas nocturnas en cada Navidad, de comprender qué pasaba realmente y de terapia intensa, cuando finalmente creo haberlo superado, vuelve el dolor y el angustia.

A pesar de tener una vida relativamente feliz, de estar casada, con hijos y un buen trabajo, cada Navidad me trae esos horribles recuerdos y cada 25 de diciembre revivo mis antiguas miserias. Aún tengo la esperanza de poder olvidar pero, en el fondo, sé que es inútil: ese hombre siempre me visitará en mis sueños, me lastimará y, en cada Navidad, volverá.