Ciudad Central Naosuke

Cuarto

La muchacha me respondió con gran amabilidad, ofreciéndome su ayuda. Sin embargo, "nuestra misteriosa amenaza", como ella lo llamaba, seguía merodeando por aquí. Y si era cierto que ahora tendría compañía, pero... ¿y si nos alcanzaba? Algo en ella me hacía desconfiar, quizás, y solo quizás, esa tubería amenazante que probablemente usaba como arma.

—Hm... s-señora, yo no quiero irme de aquí. L-la ciudad... hm. M-me da mucho miedo... —dije con algo de vergüenza, pues sabía de sobra que esas palabras impactaban a la gente.

>>¿P-podríamos quedarnos y escondernos, por fi? No quiero volver a ver a ese perro... Con suerte se irá.

 

-Comienza el atardacer-​

El cielo que se extendía sobre la cuidad de Naosuke y sus alrededores comenzaba a teñirse de tonalidades anaranjadas, anunciando que el primer día de juego comenzaba a llegar a su fin. El sol no tardaría en ocultarse sobre los edificios, y la iluminación de las calles se verá reducida drásticamente por ello. Comenzaba a llegar el mejor momento del día para un juego como este: la noche.

El sigilo, los escondrijos y el factor sorpresa ahora eran cruciales. Murumuru, quien observaba la ciudad en su totalidad desde el tejado de uno de los pisos, parecía más que encantada con este hecho. Podía escuchar desde allí el sonido de las sirenas policiales, las alarmas y a sus ciudadanos corriendo con armas por toda la ciudad. Se relamió los labios, divertida con el escenario que había logrado montar ella sola.

Si ellos no querían dar juego, tranquilos; ella sí que cumpliría con su parte.

***
​

Te dirigiste de inmediato a la dirección que habías logrado memorizar gracias a aquella leyenda que habías encontrado: la cafetería. Ante tu sorpresa, y a diferencia de aquellos pasillos impecables que habías visto hasta ahora...

Ese lugar... parecía haber sido saqueado. Como si los ciudadanos de la ciudad hubiesen requerido de víveres de una forma tan desesperada como esta. ¿Qué demonios le pasaba a esta ciudad? ¡Se habían vuelto todos locos!

Tu sentido del peligro te impedía revisar la estancia sin primero asegurar la puerta, los pasillos y, por último, las ventabas. Por suerte, contabas con vistas hacia la entrada del hospital, por lo que podrías saber cuándo pasarían por allí aquel grupo de ciudadanos. Por el momento, no parecían andar por allí

Echaste un vistazo a tu alrededor: El lugar contaba con mesas (Vista Lince) repletas de comida tirada y rebuscada, la barra (suerte), los armarios (Acierto) tras esta... Y una máquina expendedora al fondo de la estancia.

En los muebles, lo único que pudisteis encontrar fueron... Bueno, papeles. Nada importante por el momento.

Sin embargo, en el escritorio... Qué curioso. Tercera, mientras rebuscaba entre el resto de carpetas sobre medicina y tratamientos, encontró un archivo distinto al resto. Junto a él, una imagen se encontraba adjuntada junto a un clip, como si se tratase de una especie de mapa para llegar al susodicho lugar.

Podías leer en su portada:

"Confidencial: Manual de Evacuación".

Por el momento... Sería mejor guardar aquello.

¡+1 Acción realizada con éxito!

Decidiste que, por el momento, lo mejor sería echarle un vistazo a aquella cafetería. Ciertamente era un lugar bastante amplio, pero no por ello impecable. Parecía haber sido saqueado y vaciado a simple vista, pero nunca se sabía lo que la suerte podía depararte.

Puedes revisar entre los restos de las mesas y sillas en un intento por encontrar algo que pasase desapercibido (Vista Lince), o bien ir a revisar las inmediaciones detrás de la barra de camareros (Acierto). Igualmente, había muchos estantes, aunque nada te aseguraba que quedase algo aún (Suerte).

Anda, también había por allí varias máquinas recreativas. ¿Y si había suerte y quedaban monedas por allí olvidadas?

Finalmente, lograste llegar a las entradas de la ciudad. Comenzaba a atardecer, y las luces de las farolas aún no habían sido encendidas en todos los lugares, pero podías aprovechar el poco sol que quedaba aún para encontrar un lugar al que ir.

Desde tu posición, podías dirigirte a estos lugares directamente:

-Estación de trenes de Shibuya.
-Barrio de Ohayama.
-Parque acuático.
-Hospital.

La derecha fue entonces tu opción. Guiada por las voces de aquellas personas, continuaste el único camino que te proporcionaba aquel estrecho tunel por el momento. Al cabo de unos minutos, lograste encontrar una de esas trampillas de ventilación, a la que no te costó hacer a un lado para poder salir de allí. Así, de un salto, volviste a tocar el suelo una vez más, y te percataste de que habías ido a parar a algun pasillo en específico de aquel parque acuático, no sabías bien dónde. Al menos estabas viva, ¿no?

Sin embargo, la paz no continuaría por mucho tiempo, al parecer. Una risilla te hizo alzar la cabeza, viendo allí a aquella niña observarte subida desde una máquina de refrescos contigua a ti.

—Creo que no es a mí a quien estabas buscando, ¿verdad que no?

>>Es una pena... Porque parece que ella sí que te ha encontrado a ti.

Y tan pronto como te habló, sentiste que alguien te hacía una llave por la espalda, sujetando tus brazos tras tu espalda. Lo peor fue cuando sentiste un objeto punzante tocar ligeramente tu espalda. Aquel tipo... ¿¡estaba armado!?

—¡Vamos, Sexta! ¡Acaba con ella como sabes hacerlo! —animó, como si ver aquella escena fuese usual en ella.

Tu siguiente movimiento será decisivo. Si usas bien tu habilidad (Combate cuerpo a cuerpo) podrás arrebatarle el arma y eliminarla. También puedes probar con (Arma improvisada).

Si fallas no morirás, pero te harás daño...

La joven te miró algo sorprendida con el término de "señora", pero pronto sonrió, en un intento por tranquilizarte. No parecía suponerle un problema tu elección.

—Está bien, ¿qué te parece buscar un lugar donde escondernos entonces? —asintió, echando un vistazo alrededor—. Este lugar no parece contar con mucho de eso, tendremos que acercarnos al pueblo.

Comenzasteis a acercaros a las casas de un piso que rodeaban las inmediaciones, así como varias callejuelas y plazas a las que ir. Si quieres adentrarte en una de las casas (Acierto), si quieres subir por las escaleras de emergencia para ponerte a salvo (Destreza). También puedes continuar avanzando hacia el interior del pueblo.

 

Primera

Durante mi dulce paseo nocturno pude distinguir unos diminutos led rojos parpadeantes cuyos ojos me seguían allá donde iba: eran cámaras de seguridad. Me detengo ante la primera que veo, miro a mi alrededor en busca del resto de cámaras.

— ¡Hooooolaaaaa! ¿Estás disfrutando, cariño? ¿Qué te parece si mantenemos una relación más... cercana? Te estaré esperando... —guiño un ojo, le lanzo un beso a la cámara y, acto seguido, arrojo la cuerda a la que le hice un lazo en dirección al artilugio y la desajusto de forma que no pudiese grabarme.

Ahora que estaba ciego no le quedaría más remedio que venir hasta mí, con lo simple que es su trampa puedo imaginarme que su intelecto es igual de simple, o quizás incluso más. Como sea, debo actuar rápido, tengo poco margen de tiempo hasta que llegue y no puedo recibir a mi invitado, quiero decir, a mi anfitrión sin los preparativos correspondientes. Aprovechando el lazo que acabo de hacer, dispongo la cuerda entre los mecanismos y el decorado de las instalaciones para fabricar una simple trampa en la que al pisar la cuerda se quedará colgando por el tobillo. Una vez hecho esto solo quedaría adelantarme por el pasillo, atraer a mi víctima haciéndome la indefensa y dejar que caiga en mi trampa. Por supuesto, no olvidaría dónde dejé mi propia trampa, sería un error imperdonablemente estúpido.

Entonces mi móvil dio un pitido. ¡Vaya, no puede ser menos oportuna! Ahora mismo no tengo tiempo para atender las tonterías de esa cría. Sofía puede esperar. Termino los preparativos y me preparo para comenzar la actuación en cuanto el actor principal acudiera en escena. Lo tengo todo calculado, tiene que ser un Acierto rotundo. ¡Damas y caballeros, que comience el espectáculo!

Contenido oculto: Tirada

¿Qué puedo decir? Me encanta mi personaje, cómo lo gozo. :3

Acierto 3 + Tirada 6 = 9

 

Quinto

Con paso presuroso, me adentré en la cafetería y me aseguré de bloquear cada puerta y ventana disponible. Confiaba en que mis perseguidores desestimaran el buscarme en el hospital, pero lo mejor era cuidar de todas las posibilidades.

Una vez terminado, me enfrenté al estado deplorable en que se encontraba aquel lugar. En serio, ¿qué demonios ocurría aquí? ¿De verdad esa niña Murumuru tenía a todo el pueblo engañado? ¿Tan así para que comenzaran a saquear y linchar? No entendía cómo había pasado todo esto, ni por qué me creían responsable. ¡Ni siquiera tenía sentido con los planes de Deus!

No había entrado en este estúpido juego porque quisiese ser un dios y, de haber sabido los problemas que esta decisión acarrearía, me habría negado con todas las letras. Ni siquiera lo valía el título para exponer de esta forma mi vida. Pero si esos sujetos querían pelear, no me quedaría atrás. No tenía ninguna intención de morir.

Eché un vistazo rápido a mi alrededor, pasando desde las mesas sucias y la barra hasta la máquina expendedora y unos armarios. El hambre y el cansancio parecían ya dilemas olvidados, así que me adentré más en la habitación dispuestos a buscar cualquier cosa que pudieran serme de más ayuda junto con la espada.

—No me fallen ahora, misteriosos armarios.

Contenido oculto

Acierto 3 + Tirada 6 = 9.

 

[QUOTE="Liza White, post: 926213, member: 19845"


Finalmente, lograste llegar a las entradas de la ciudad. Comenzaba a atardecer, y las luces de las farolas aún no habían sido encendidas en todos los lugares, pero podías aprovechar el poco sol que quedaba aún para encontrar un lugar al que ir.

Desde tu posición, podías dirigirte a estos lugares directamente:

-Estación de trenes de Shibuya.
-Barrio de Ohayama.
-Parque acuático.
-Hospital.


[/QUOTE]

Novena

Al fin, Naosuke

—Bien, debería ir a un lugar cercano, tal vez si consigo alguna otra arma o algo de utilidad, una botella rota no es mucho... Ojalá un cuchillo o una pistola —lo primero que hice fue poner mis pensamientos en orden—

El hospital sonaba muy tentador, era un lugar amplio y podría encontrar cosas que podría utilizar como armas, tal vez mas, algún que otro químico o veneno

—Debería ir al hospital

Susurré, me calmé y empecé a caminar de nuevo, acercándome al hospital de manera lenta y sigilosa

—Que sea lo que Deus quiera

 

Sexta

Luego de enviar el mensaje, sonreí ampliamente para mí misma. Ojalá y creyera que la tal Sofía sigue viva... Era la primera vez que le agradecía al desgraciado de H por haberme enseñado todo esto... Suspiré pensativa. Tenía que seguir adelante con mis planes de ser diosa de este jodido mundo.

Di tan sólo un paso cuando me di cuenta de que algo iluminaba la habitación de manera intermitente. Busqué rápidamente y era mi cámara-diario. La revisé y me encontré con cosas interesantes... Vaya, qué sorpresa de mi diario. Creo que me será bastante útil. Ya basta de distracciones y seguí caminando tratando de ser sigilosa hacia el encuentro con la Primera. ¡Venga, quiero sangre!

Contenido oculto

Prometo mañana revisar que esté bien narrado y la ortografía, me estoy muriendo de sueño, ggg

 

Séptimo ​

Nada.

Solo simples papeles.

¿Por qué en estos momentos la suerte que me había estado acompañando parecía estar pasando desapercibida? ¿Era alguna clase de castigo por algo de lo cual no estaba enterado, Deus? ¿Era eso?. Tomé algo de aire para evitar romper cada uno de los papeles que tenía frente a mí y me dirigí a los cajones que se encontraban debajo del escritorio.

—Me alegra que estés teniendo mejor suerte, scout. —Era, por mucho el mayor cumplido que podía salir de mis labios en estos momentos, aunque solo era proyectado por el simple hecho de querer "equilibrar" mis cosas con Deus.

Quería mi suerte de vuelta.

 

Así ue mi enemiga en esta ocasión sería la Sexta, ¿verdad? ¿Sexta de qué? Deus nos había dado números a todos, pero eso era ridículamente complicado de recordar, y se sentía innecesario… ¿o sería necesario? ¿Quizás Deus había sido un número también alguna vez, y este era su modo de replicar eso? Bah, ¿qué sentido tiene ponerse a pensar en todo ello ahora? Tenía un arma contra mi espalda; podía ponderar sobre eso luego.

—No acabarás conmigo —dijo con voz cortante, fría como el hielo. Realicé un movimiento para girar y arrebatarle el arma; el combate cuerpo a cuerpo era mi especialidad, y tenía por seguro que no fallaría.

 

Décimo

Y así la pesada oscuridad se impuso y aplastó la noche, como las guerras y el hambre aplastan al mundo, como el amor y la solidaridad aplastan al mundo. Por supuesto pronto no habría más mundo al cual perturbar. El miedo no me detendría. Si ya estaba haciendo todo esto, si ya me estaba ensuciando, no había otra opción que seguir adelante. Realmente no tenía el valor para matar a alguien.

Y así la idea no dejó de torturar mi mente.

Pero paralizarme no una opción sin duda, por lo que tomé con fuerza mi nuevo juguete, dispuesto a continuar. Miré nuevamente hacia la ventana que daba al exterior y pensé que tal vez el verdadero juego daría inicio. Ajusté mis lentes. Me di un estirón y caminé, sin mucha prisa, hacia la barra de camareros.

—Qué tenemos por aquí, qué tenemos por aquí

Contenido oculto

Dado (5) + Habilidad (3) = 8

 

Octavo

—Bien,como nuevo —agité los brazos y piernas para comprobar que el vendaje estaba bien apretado y que podía moverme con libertad. Por suerte, ya no sentía ninguna molestia—. Ahora, esto es un Centro comercial ¿Cierto? Tal vez encuentre cosas útiles.

Las luces, a diferencia de la tienda anterior, ya estaban encendidas, lo que facilitaba enormemente mi trabajo de búsqueda. Ahora, sólo tenía que usar mi vista cual lince para encontrar algo que me fuese útil.

Contenido oculto

ista lince: 1+3=4

 

Cuarto

Por fortuna para mí, la chica parecía ser muy agradable. Estaba cogiendo algo de confianza con ella, esperaba que pudiérmos ser amigos y que me ayudara a huir de los malos que querían matarme. Aceptó encantada mi propuesta y nos fuimos en dirección al pueblo, el cual, aunque no me acababa de agradar, puesto que habría más posibilidades de peligro, tampoco resultaba especialmente amenazador.

Era bastante chico, más o menos del mismo tamaño que el mío. Se me agolparon los recuerdos mientras caminaba con ella por las plazas y callejones, mientras veía las pequeñas casas abandonadas... Hacía tiempo, solía pasear por las noches con Manu... Contábamos los pájaros que veíamos pasar, adivinábamos los animales por sus sonidos y nos tirábamos en el campo para ver el cielo, cuando nos cansábamos. ¡Oh, y también íbamos a ver a la abuelita! Ella siempre nos daba caramelos.

Jo... ¿Por qué se tuvo que ir?

—¡Oh! —exclamé al ver que me había quedado parado un instante, y que mi acompañante iba adelantada—. S-señora, ¿p-podemos escondernos en alguna casa abandonada, por fi? Tengo mucho frío, se está haciendo de noche, y quizás haya alguna cama en la que podamos dormir... —Miré alrededor, y señalé un edificio—. ¿Qué tal si probamos ahí? No parece que viva nadie —supuse sin mucha convicción. Esperaba acertar...

Contenido oculto

Acierto: 1+...

 

Y esperaste. Aguardaste oculta en medio de la oscuridad, mientras los sonidos de la atracción no dejaban de repetirse en un bucle infinito. Parecía que había pasado una eternidad desde que iniciaste el plan, pero, de repente, creíste oír cómo alguien se acercaba. Venía por el mismo lugar que tú, como si acabase de entrar por la misma puerta de la propia atracción, y solo cuando uno de los focos de neón dieron la figura de tu objetivo, viste de quién se trataba.

Era... ¡Era casi niña! ¿Cuántos años podría tener aquella chica? Se trataba de una jovencita de no más de 1,50 m de estatura, de un cabello rosáceo que te resultó genuinamente particular. La chica parecía tratar de buscar una salida, y de un momento a otro, al removerte en el sitio, te vio. Se quedó quieta en su lugar, dubitativa. ¿Estaría perdida?

—Oye... ¿Qué haces ahí? —te pregunta, ladeando la cabeza con una sonrisa adorable. Se lleva un dedo a su labio inferior, mientras observa a ambos lados sin saber muy bien hacia dónde dirigirse—. ¿Te has perdido tú también? Al parecer las puertas de entrada se bloquearon, y ahora no tengo idea de dónde queda la salida.

¿Quieres acercarte a hablar? ¿Pedirle que se acerque hacia ti y la trampa (Acierto)? ¿Ignorarla?

¡+1 Acción realizada con éxito!

Mientras tanto, Sexta llegó hasta las afueras de la feria, justo frente a la atracción de la casa del terror. Por alguna razón, las puertas se encontraban bloqueadas. Quizás será cuestión de esperar hasta que alguien salga...

Comenzaste a rebuscar entre los armarios de la cafetería uno por uno, pero por el momento todos estaban completamente vacíos. Todos saqueados, por alguna razón que aún desconocías. Sin embargo, en uno de los pocos que te quedaban por revisar, lograste encontrar algo al fondo. Se trataba de dos latas de refresco que parecían haber pasado desapercibidas, para tu fortuna.

¡+1 Acción realizada con éxito!

Novena, por su parte, acabó llegando al hospital central de Ciudad Naosuke. En la entrada pudo encontrar el mismo mapa que en su momento Quinto revisó, el cual le indicaba las plantas que tenía disponible y los lugares a los que podía acceder. La cafetería, las cinco plantas y el tejado te aguardaban.

¡Sí, en el cajón había algo! Séptimo se acercó y estiró su mano, logrando sacar de su interior una especie de carnet de identificación. ¿Uhm? Le echaste un vistazo por encima: se trataba de una mujer joven, de no más de veintisiete años, quien parecía responder al nombre de Sofía. ¿Para qué querías tú ese carnet? No lo sabías, pero quizás, lo mejor era guardarlo por el momento.

Por su parte, Tercera se encaminó hacia la puerta de al lado. Usó el pomo de la puerta y... Se abrió. Había sido tan fácil como dirigirse hacia allí e intentar abrirla normalmente. Qué... raro. En su interior, sin embargo, pudo encontrar lo típico que una pequeña enfermería le podía proporcionar: una camilla donde tumbarse, una mesa con dos sillas para ser atendido por el enfermero/a y un maletín de primeros auxilios (suerte) colgado en la pared. Quizás no estaba vacío. Tras la mesa del enfermero podían notar varios armarios con una gran cantidad de medicamentos y utensilios para estar prevenidos.

Del armario podrán coger dos medicamentos/utensilios, uno cada uno, de lo que quieran:

-Vendajes/curitas.
-Medicina para la fiebre.
-Veneno.
-Antídoto.
-Antiquemaduras.

Contenido oculto

Este armario es ilimitado, so todo el mundo puede venir a coger un medicamento/utensilio cuando quiera

¡+1 Acción realizada con éxito!

Y en efecto, así fue. Con un golpe seco con el codo en su estómago lograste liberarte de su agarre, y gracias a la impresión del momento, le arrebataste a la chica el arma en el momento justo para acabar clavándosela a ella. Pero cuando esperabas verla desangrarse ante tus ojos, aquella joven desapareció de tu vista en un abrir y cerrar de ojos, como si hubiese sido tragada por una especie de vórtice sobre sí misma.

El silencio fue solo cuestión de segundos, antes de que Murumuru llegase a dirigirte la palabra.

—Eso... Eso ha sido rápido —se rascó la mejilla, tratando de ocultar su sorpresa. Se encogió de hombros, sin darle demasiada importancia—. ¿Qué podía esperar de Onceava, después de todo? Me gusta ese instinto asesino tuyo. Creo que esa arma te vendrá bien usarla a partir de ahora.

>>Felicidades por acabar con la réplica de Sonne von Krieg; Sexta para los amigos.

Y cuando fuiste a fijarte, Murumuru había desaparecido también, volviendo a quedarte sola en el lugar. Pero esta vez, con una verdadera arma en tu poder. No se trataba de una simple navaja como habías creído, era una especie de espada corta de hoja curva que sin lugar a dudas, iba a ayudarte en el juego de supervivencia.

+1 Réplica eliminada con éxito!

Al llegar allí, notaste que de.2finitivamente no había demasiada cosa de interés. Ni comida, ni utensilios, ni bebida... Espera, ¿y el grifo del agua? ¿Seguiría en uso?
Abriste la llave de este y... ¡Sí, aún corría el agua! Y teniendo en cuenta las botellas que se encontraban vacías en aquel lugar, podrías llenar algunas y llevarte el agua para cuando la necesitases. Eso sí había sido un golpe de suerte.

Este es otro punto de uso limitado para todos, como en la enfermería con los medicamentos. De estos hay varios por el mapa de juego. En esta ocasión, pueden llevarse dos botellas de agua de aquí cada uno.

¡+1 Acción realizada con éxito!

Comenzaste a caminar por aquel supermercado semi-derruido en busca de algo de utilidad, aunque a simple vista parecía algo difícil de encontrar. Los estantes ahora se encontraban tirados en el suelo uno detrás de otro, y si antes pocas cosas quedaban en él, estas ya habrían acabado sepultadas. Aún así, probaste a rebuscar entre los escombros, pues nunca se sabía.

Entonces, algo pareció brillar entre los restos. Parecía... ¡Una linterna! La apagaste rápidamente al ver que se encendió con la caída, pues mantener las pilas sería fundamental. No muy lejos, en la zona de comida, encontraste una lata de conservas y una barrita de cereales.

Parece que ya no había nada más de utilidad por allí.

¡+1 Acción realizada con éxito!

La joven asintió hacia ti, aceptando así tu propuesta. Ninguno parecía conocer este lugar, pero mientras avanzábais y se iba haciendo de noche, reduciendo así la visión, supisteis que de no encontrar cobijo, el peligro era inminente. En una de las callejuelas, descubrísteis que una de las casas tenía la puerta ligeramente abierta, como si hubiese sido algo desencajada para ser saqueada. Ya no parecía haber nadie allí, pero dejaste que la joven revisara primero.

—La casa está totalmente vacía, peque —te aseguró, saliendo por la puerta tras haberse mantenido unos minutos revisando la estancia—. Creo que podremos quedarnos aquí por el momento. ¿Vienes?

>>¡Ah, y no te olvides de cerrar la puerta!

Finalmente, habías encontrado un refugio en el que pasar la noche. Todo parecía haber sido saqueado, pero podías revisar a tu gusto cualquier parte de la estancia. Cocina, habitaciones, cuartos de baño y ático son tus opciones.

¡+1 Acción realizada con éxito!

 

Quinto

Ya comenzaba a darme por vencido cuando llegué hasta los últimos armarios. Y, al fin, en uno de ellos los descubrí. No eran más que un par refrescos, pero al menos era algo.

Tomé ambas latas para revisarlas. Estaban lejos de su fecha de vencimiento y no habían intentado abrirlas. El que había saqueado este lugar o ya tenía demasiadas bebidas, las manos demasiado llenas o se las dejó olvidada. Sea cual fuera la verdadera razón, ahora eran mías y eso era todo lo que me importaba.

Así que abrí una de ellas y apenas tomé un sorbo, lo suficiente para refrescar la garganta e ignorar el hambre. Seguía teniendo sed por tanto correr, pero debía economizar los víveres hasta que pudiera ir a casa. Confiaba en que nadie había entrado a saquearla.

—Muy bien, qué más hay por aquí. —Y me volví hacia las mesas que había desestimado antes. Afuera todo parecía en calma, mas no me arriesgaría a salir por ahora.

Contenido oculto

Viste lince 1 + Tirada 3 = 4.

 

Treceavo

A mis ojos no apareció ningún otro objeto de interés. A pesar de que insistí un poco más con el “rastrillaje”, no logré otra cosa más que refunfuñar con molestia. Todo estaba en mal estado o inutilizado por completo.

—Menuda decepción de caseta deportiva —expresé para mí mismo—. No me extraña que la universidad nunca haya destacado en el mundo de las ligas, con la porquería de equipamiento que tienen. ¡Hum!

Al menos debía conceder que el stick de hockey había sido bastante útil para ahuyentar a ese pelilargo misterioso. ¡Y sin necesidad de mirarle mal! Es que se fue demasiado rápido como para permitirme ponerme en plan amenazante.

Pero… ¿A dónde se habría ido?

La preocupación me asaltó con más fuerza cuando, al salir de la caseta por la puerta abierta, comprobé que estaba atardeciendo. ¡Agh! ¡Maldición! ¡Eso significaba que había desperdiciado tiempo valioso entre el montón de basura de la caseta! A saber si ese sujeto ahora estaba armado hasta los dientes. Debía darme prisa.

Como ya tenía una suerte de arma de defensa, lo que tocaba ahora era ir a por vendas y cualquier otra cosa que me permitiese curarme si algo salía mal. Este pensamiento llevó mis pasos hacia la Facultad de Medicina.

 

Séptimo ​

¡Ja!

Una sonrisa se formó en mi rostro al notar que había lgorado encontrar algo de importancia dentro del cajón, era una especie de cartilla de identificación de una tal Sofía, ¿serviría para abrir alguna clase de puerta? ¿esa tal Sofía aparecería por aquí o alguna de las copias se habría encargado de eliminarla como mero juego?

No lo sabía y realmente no me importaba demasiado, mientras no fuera mi persona todo daba igual.

En cuanto a tercera... la puerta que no había podido abrir había cedido con tanta naturalidad que la poca felicidad que había obtenido en mi victoria se había esfumado, ¿acaso eran más pruebas, Deus? ¿es eso?, suspiré tratando de tranquilizarme un poco y cerré el cajón con quizás más fuerza de la necesaria antes de caminar hacia ella y ver la nueva habitación que teníamos a nuestra disposición.

—Realmente estás teniendo mejor suerte que yo, Scout, ¿hiciste algo que deba saber? —pregunté en tono curioso, tomando una de las vendas que ofrecía el armario detrás de la camilla, para después dirigirme al maletín de primeros auxilios y probar suerte.

 

Octavo

¡Genial! Habían varias cosas de utilidad, al fin y al cabo. Una linterna y algo de comida, lo que hacía que estuviese un poco mas preparado.

—Parece que ya he tomado todo lo de valor —me dije, al ya no encontrar nada que pudiese utilizar—.Tendré que buscar en otra parte, parece.

Pasé de nueva cuenta ante el cadáver de segundo; no podía decir que no me diese escalofríos. Lentamente, le di el pésame y me marché.

...

—La Universidad ¿eh? Hace ya un tiempo que no estoy por aquí. Supongo que debo hacerle una visita.

Tomé algo de impulso y [como buen mexicano] salté el muro.

Contenido oculto

Destreza 2+5=7

 

Primera

Y ahí la tengo: una pequeña niña aparentemente inofensiva. Parece perdida, pero tengo la intuición de que aquella inocencia es la máscara de mi cazador. No obstante, hay una mínima, diminuta posibilidad de que realmente se trate de una civil sin nada que ver con este juego. Soy de las que prefieren no ignorar ninguna posibilidad, por muy evidentes que parezcan los hechos. Para mí, la resolución de esta situación era muy sencilla: ella misma decidiría su propio destino.

—Vaya... ¿Tú también quedaste encerrada? Parece que "alguien" disfruta viendo a la gente corretear por su laberinto cual ratas de laboratorio. Sin embargo, recuerdo que había una salida abierta por aquella dirección —digo señalando la dirección contraria por donde vino la niña. Obviamente es una mentira, pero si es quien pretende ser debería creerme—. Yo antes de salir voy a ir a avisar a una amiga que se quedó rezagada.

No digo nada más, me quedo en el sitio esperando su respuesta. Ya tengo pensadas todas las posibilidades para asegurar mi Acierto: si efectivamente solo es una niña perdida, no dudará en ir a la salida y no pasará nada, seguiría a la espera de mi perseguidor; si se trata de mi enemiga insistirá en acompañarme a buscar a mi supuesta amiga para apuñalarme en cuanto baje la guardia, en cuyo caso me negaré una primera vez aconsejándola que es mejor que busque la salida (una penosa muestra de piedad, para que luego me digan que soy mala) y, de insistir, aceptaré que me acompañe, cayendo inevitablemente en mi trampa; y si, por algún casual, decidiese actuar como si en verdad fuese una niña inocente y me esperase escondida en algún rincón... Bueno, pues sería una verdadera estupidez puesto que soy una persona muy paciente y aunque dijese de avanzar por mi cuenta, entre las sombras no me gana nadie.

Las cartas ya están sobre la mesa y es tu turno. ¿Qué harás, pequeña? ¿Serás una digna oponente o caerás en mis garras? ¡Vamos, estoy expectante! ¡Sorpréndeme! ¡SORPRÉNDEME!

Contenido oculto: Tirada

Acierto 3 + Tirada 4 = 7

 

- Un diario ha sido usado, cambiando el futuro de todos una vez más -​

De entre las mesas, lograste conseguir... ¿Eso era un sobre de comida en polvo? Bueno, la comida de hospital tampoco era demasiado apetecible por lo que se ve...

Por suerte, una pequeña bolsa con aperitivos apareció en tu camino poco después. Algo más apetecible al menos.

¡+1 Acción realizada con éxito!

La facultad de medicina, como bien habías comprobado con anterioridad, estaba completamente desértica. Habías tenido suerte en encontrarte sus puertas abiertas, por algún casual que desconocías, pero su interior ya era otra historia.

El lugar era tan grande, y con tantas puertas cerradas en apariencia, que no supiste bien a dónde dirigirte primero. Al observar las indicaciones que te proporcionaban en la entrada, supiste que el lugar contaba con una sala de pruebas, un almacén donde guardan los medicamentos, aulas en sí y salas de conferencias.

Abrir cada uno de estos lugares necesitará de una tirada de suerte.

Sin embargo, el maletín no parecía querer ceder. Definitivamente, el mundo no quería que aquellos chicos se llevasen consigo cualquier clase de medicamento.

Con tu agilidad y destreza no te costó realizar tal acción, y una vez en su interior, el enorme campus te daba la bienvenida. Las facultades, la cafetería y la caseta deportiva parecían ser tus opciones actualmente.

¡+1 Acción realizada con éxito!

La pequeña jovencita escuchó atenta tus indicaciones. Siguió con la mirada el lugar al que le indicaste que debía dirigirse, pero por algún casual, no le inspiraba confianza el buscar sola la salida. Ahora que había encontrado a alguien, lo más seguro era ir juntas, ¿no es así?

—Espero no incomodarte mucho pero... ¿Podría ir contigo? Ahora que sé que no estoy sola, me haría sentir mejor —sonrió algo apenada, agachando la cabeza al acabar de hablar. Tú, sin embargo, no estabas de acuerdo. Pero tu paciencia aún no había llegado a su fin, y volviste a insistirle en que se marchase. Un grito gutural proveniente de la mansión hizo que corriese hacia ti, asustada—. ¡K-Kyah! ¡Lo siento, p-pero tengo mucho miedo! Déjame acompañarte, ¡porfa!

No sabíais si tu plan estaba resultando como querías, pero aquella niña empezaba a ser cada vez más sospechosa a tus ojos. La tomaste de los hombros e hiciste algo de teatro, asintiendo exasperada a sus súplicas como la buena samaritana que eras. Así, empezaste a caminar, con ella siendo dirigida por ti desde sus hombros. Así, en medio de tu actuación la encaminaste hacia la trampa dándole un último empujón, y finalmente cayó presa de la cuerda trampa.

Al estar boca abajo, algo pareció caer de su bolsillo. Acaso eso era... ¿Un arma? No cabía duda, tus sospechas habían sido acertadas.

Con arma improvisada o combate cuerpo a cuerpo puedes acabar con ella.

Las puertas de la atracción se abrieron al fondo una vez tu plan concluyó, dejándote salir al exterior.

¡+1 Acción realizada con éxito!