Contenido oculto Pequeño cuentito que surgió escuchando historias de campo en la mesa familiar en Navidad. No tenía idea de que título ponerle, así que va ese nomás. La doña señora se encontraba en la entrada del cementerio. Le daba mucho miedo entrar sola, en especial de noche y con aquella niebla, típica de los lugares húmedos y fríos. Sin embargo, tenía que entregar aquellas flores, pues era el aniversario. Y este no iba a ser el año en que se olvidaría, no señor. Por suerte, pudo divisar a un apuesto joven, que se encontraba en ese momento al frente de una tumba, en estado contemplativo. La anciana se acercó lentamente hacia el muchacho, que se percató de su presencia y enarboló una sonrisa encantadora. — Disculpe joven, lamento molestarlo, ¿pero me puede ayudar con un favor? Verá, debo ir a visitar a alguien y me da mucho miedo caminar por el cementerio, así que si me puede acompañar. — Cómo no, señora. Tómeme el brazo, que yo la acompaño.— respondió solícito el muchacho, ofreciéndole el brazo derecho. Ambos comenzaron a caminar en silencio, la mujer guiando al muchacho por el camino a seguir, este asegurándose que la pobre no se tropezara con nada en la oscuridad. Cuando estaban a punto de llegar, el joven preguntó curioso: — Vaya, puede ubicarse muy bien aquí dentro, señora. Me sorprende. — Ah, es que vengo muy seguido aquí, todos los años. Solo que hoy solo pudo ser a la noche, y todo esto me da mucho mieda.- la anciana hizo una pausa.— ¿Usted no tiene miedo, joven? — Oh, no, yo no.- dijo el muchacho, y le dedicó una sonrisa resplandeciente.— Pero antes tenía, cuando estaba vivo.
Oh, my, si yo fuera esa mujer salía corriendo sin dudarlo. Ya de por sí, el andar en cementerios o panteones da una miedo, no me imagino escuchado a alguien decir eso. Si me pasara, aunque fuera broma, yo corría. Aun así, ese joven fue muy agradable y solícito.
Tom :o Lindo micro, a pesar de lo espeluznante. Lo cierto es que uno más o menos se imagina por donde va a ir el relato al leer la calificación y el título, pero no deja de ser un relato interesante. La verdad es que a pesar de ser supuestamente de miedo, a mi me ha dado mucha ternura, qué decir. Me imagino a la abuelita yendo del brazo del chico y se me hace cute, aunque en realidad luego se descubra que es un fantasma y bueno, capaz a la señora le da un algo, pobre. Pues me ha gustado mucho, la verdad. Se ve que no solo se te da bien escribir explícitos de más de 15000 palabras (???)
"Me encantó" fue la primera frase que se me vino a la cabeza cuando leí el inesperado final, fuera de algunos errores mínimos de ortografía que a cualquiera nos pasa, te quedo increíble, llegué a imaginar la expresión pálida que hubiese puesto en esa situación. Muchas gracias por compartir y suerte.
Esto me causa un extraño sentimiento de haberlo leído antes, y por algún motivo me da algo de risa (¿O es que solo quiero ir contra la corriente?) No sé si ya lo había leído y lo pase de largo o en realidad escuché una historia similar por ahí... Ahhh, las dos son tan posibles. Para justificar mi sellitos tan solo imaginate al tipo sonriéndole lo más cortes posible en plan "No se preocupe señora, no me es ningún problema estar acá y ayudarla" pero como la gente no es de ver fantasmas seguramente hizo lo más sensato y huyó, o en una de esas se desmayo ahí mismo... Bueno, básicamente, si hubiera estado en los zapatos de esa señora moriría del susto, aunque si fuera en el papel del fantasma... Vaya que tenía que estar aburrido, la ancianita le hizo la noche, supongo.