Mie Tsu

Tema en 'Prefecturas' iniciado por Amelie, 10 Julio 2020.

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    EN Auditore

    EN Auditore La Hermandad de Asesinos

    Piscis
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    Daichi Nishimura
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    "¿Cuando esta sensación acabará?", me pregunté, mientras intentaba canalizar mis pensamientos con mi respiración tranquila. Tenía los ojos cerrados y estaba sentado en el piso limpio de manera, que sostenía al Oyagi. "No hicisite nada de lo que te propusiste...", me cuestioné en mi cabeza. Entreabrí mis ojos con ligereza, recordando los acontecimientos de la noche. Había camiando por las calles frías y vacías de Tsu, en dirección al mercado, estaba seguro que iría al comercio del señor Taki y encontraría respuestas, pero... La melancolía inundó mi mente cuando vi las olas del mar mecer con serenidad los barcos pesqueros en el muelle y sentir la brisa golpear mi rostro. Por un segundo, regresé a mi pequeño poblado costero del norte del archipielago, por un segundo, pude escuchar la voz de mi padre muerto:

    "—Todavía eres un chiquillo...—"

    Abrí mis ojos con fuerza. La luz del sol que atravesaba la ventana me cegó por un momento, todo seguía sintiéndose tan real en mi mente. Negué con la cabeza, debía aceptarlo nada de lo que escuchaba era real, solo era el recuerdo latente de un pasado que ya no existe, de cuando podía decir con orgullo que era Daichi Nishimura, siguiente guardían de las costas de Hokkaido. Vi el arma heredada por mí, colocada en el suelo a mi derecha, la tomé por la vaina con mi mano derecha y con la izquierda saqué un par de pulgadas la hoja plateada que comenzó a reflejar la luz del sol. Me quedé observándola, el reflejo de la cicatriz de mi rostro fue lo primero que apareció, la verguenza. Extendí mi pulgar para sentir levemente el relieve de la hoja. Suspiré con fuerza, miré hacia la ventana, observando el patrón formado por las nubes blancas, pensando que hoy era otro día. "Ayer, solo fue una recaída, nada más...", pensé, pero ¿Qué tanto podría seguir así? Alguien interrumpió mis pensamientos.

    "—Un asesinato mi señor; permanezca en el interior del Oyaji—"

    Guardé la hoja de golpe y dirigí mis ojos en dirección hacia la persona que había entrado. Uno de los empleados que me miraba con ojos asustados. Suspiré, me sobresaltó un poco que apareciera de repente, pero todo era para asegurarse que yo estuviera bien. Sonreí ligeramente y asentí. El hombre cerró la puerta y se marchó, sentí sus pisadas en la madera, se dirigía a la habitación contigua, probablemente debía iformarle lo mismo a los demás huespedes. Me levanté lo más rápido posible, mire hacia afuera y pude observar el movimiento inusual de las personas... "No están acostumbrados a la muerte...", pensé y me sentí culpable por aquel pensamiento poco empático. "...Nadie debería estarlo.". Miré mis vestimentas por un momento, por suerte, ya estaba vestido como comericantepara salir. Sujeté la katana mano con mi mano izquierda con fuerza y miré en la lejanía. —Solo tengo que seguir el flujo de personas...—susurré para mí, observando como parecían dirigirse alejarse del Oyagi y de los puertos.

    Esperé un rato, tampoco quería parecer sospechoso ante aquellos que me daban servcio. Permanecí sentado en el suelo, controlando mi respiración, la intervención de aquel homre me había permitdo reconectarme con mis pensamientos.—Tengo que ser testigo de lo ocurrió...— La curiosidad me llenaba todos los sentidos, realmente,solo quería presenciar y entender lo que estaba sucediendo. En mente apareció la duda si esto estaría conectado con lo que sucedió en la prefectura vecina de Nara, parecía que una sombra de muerte y disturbios estaba asolando las regiones mas tranquilas de Japón, no podía ser casualidad. Me ajusté la correa de la katana alrededor de mi pecho.

    Me levanté del suelo y decidido salí de la habiración. Hice una pequeña reverencia a los empleados del lugar, antes de salir a la calle donde los rayos del sol me golpearon de repente. Tan pronto, salí, pude comenzar a escuchar los rumores en las calles. No le sorprendió que las noticias viajarán tan rápido, un pueblo tranquilo, sus habitantes hablarán sobre la violencia inusual durante días. Pude escuchar palabras claves en el aire. "Una chica muerta... Santuario...Un muerto a plena luz del día... Varios apresados... La Guardia de Tsu... Interesante, la señora Kagami me había indicado que no solían involucrase demasiado con las conductas delictivas de la prefectura, parece que esto ha sido importante...", Las voces de las calles hablaban de dos asesinatos no conectados, todo sonaba demasiado extraño. Con todo esto en mente, me dirigí hacia el Santuario el lugar donde ocurrió el asesinato del hombre. Estaba consciente de que estaría repleto de oficiales, pero confiaba en mi sigilo para entrar dentro de lugar.


     
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    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

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    Mao "Ryouma"
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    En la celda, despojada de toda pertenencia, Mao se dejó caer de rodillas. Observó el suelo, a medida que sentía el nudo en su garganta crecer, optó por cubrirse el rostro con sus manos. Sollozó, con respiraciones entrecortadas, dejando salir con rapidez la pena que había ido acumulando.

    Mao

    Detuvo su respiración, encogiéndose sobre si misma, sintiendo la punzada de su herida en el pecho. Era la voz de Kenzo, estaba despierto. Se levantó con rapidez, acercándose apresurada a la verja, aferrándose a sus barrotes. Lo observó con clara angustia, sin ser capaz de formular palabra. Había ignorado totalmente los comentarios de Soga y Yuzu.

    Y en eso, llegó el capitán de los guardias. Lo miró de reojo, para acto seguido alejarse de los barrotes, retrocediendo de espaldas hasta sentir la pared de su celda. Cabizbaja, meditando las preguntas del tipo.

    Una asesina, como quien mató a Miko, a sus hermanos... Su cuerpo se contrajo, encorvando su espalda mientras cubría su boca. Nauseas, habían demorado en aparecer. Respiró con fuerza, intentando recomponerse...

    —El... El asesinato del hombre... no tiene que ver con ningún Clan —habló con dificultad, sin siquiera tomar en cuenta el discurso de Hideyoshi—. Un... asunto aislado. Actuamos por cuenta propia, nadie nos mandó —dijo lo último observando al líder de los guardias, sin moverse de su posición, para luego mirar a Kenzo y al final el suelo de su propia celda.

    La tierra, deberían estar bajo tierra. Kenzaburo y ella tendrían que haber muerto, pero ahí estaban, vivos... Realmente eran unos fantasmas.
    Y tampoco había logrado responder a la pregunta del guardia.
     
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    Zireael

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    Yuzuki Minami
    Cuartel Militar

    Guardó silencio, esperando porque Hideyoshi justificara la enorme metida de pata que había cometido. Habían demasiados detalles, ¿cómo pretendía cubrirlos? Suspiró, al escuchar su nueva historia y reaccionó cuando el hombre que había intentado atender despertó. Si seguía esforzándose, iba a terminar de matarse.

    Alzó la voz para responder la única pregunta que iba dirigida a sus acciones, sin levantarse del suelo. No pensaba decir nada más de todas formas.

    —No tendría a dos a quienes interrogar de no haber sido así, ¿me equivoco? Si acaso habría sobrevivido la chica. —No había malicia en sus palabras ni tampoco había empleado un tono que resultase grosero—. Puede pensarse que mi iniciativa fue movida por la justicia y la preservación de la vida. Si había una persona con los conocimientos para tratarlos y no actuaba, no sería diferente de un asesino. La negligencia es una forma de violencia. En el contexto actual, bueno, admito que debe verse bastante mal aún así.
     
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    John Whitelocke

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    Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

    En el Cuartel Militar

    "Es taimado, no se creerá todo tan fácil, pero puedo ganar algo de tiempo si recurro a su curiosidad"

    Para Hideyoshi, no sería fácil convencer al Capitán de la Guardia de Tsu, no debía ser este el primer interrogatorio que efectuaba, ni seguramente sería el último. Portaba ambos emblemas, el de la casa Hachi y el del Imperio, pero sus lealtades debian ser más estrechas con el Imperio, ya había pasado un tiempo y nadie había intervenido, los Hachi no debian poder sacarlos de allí con una simple orden.

    "No podemos decirle la verdad, es sentenciar de muerte al clan. Si decimos una palabra de la verdad, este hombre informará a Akishino directamente, y nos mantendrá encerrados hasta recibir una respuesta con una simple orden: <ejecución>. Como mucho pediría que seamos remitidos hasta la capital, pero el destino sería el mismo. Por ahora el truco de la deuda puede servir, una cosa es un clan rebelde contra el mayor poder del Japón, los Taira; otra cosa es una panda de deudores. Incluso podría ser contraproducente para este sujeto decir que tiene encerrados a gente que debe dinero a los Taira, puede que hasta se enfurezcan con él, ya que a más tiempo nos tenga encerrados, más difícil nos será conseguir juntar el dinero para pagar la deuda. Esa lógica puede funcionar para que al menos el capitán no se vea tentado de comunicarse con el emperador, él querrá solucionar esto sin mediación del Imperio, pero tiene serias dudas sobre lo que he dicho al respecto de Miko... es el punto flojo de esta coartada... tengo que derivar esto... debo ganar algo de tiempo apelando a su curiosidad"

    Dejó de llorar un segundo para volver en sí, con rostro serio.

    —Por supuesto que suena raro, pero piénselo un segundo. Estamos ocultándonos porque necesitamos tiempo para pagar la deuda que tenemos, yo parezco un harapiento, no llamo la atención, él—señalando a Kenzo—tiene aspecto de ronin, un vagabundo sin destino, no llama la atención, ella es una simple niña de pocas luces—por Mao—, tampoco llama la atención, y la señorita Miko... ¿quién desconfiaría de una mujer que andaba sin memoria? La verdad es que no actuamos como un grupo unificado, cada uno sabe lo que debe hacer para pagar la deuda, y no todos hemos tomado las mejores decisiones individualmente.

    "Hora de derivarlo, solo espero que acepte"

    —Si hablas con Kana entenderás mejor todo, ella, en su infinita bondad y compasión, se ofreció a ayudarnos y darnos coordinación. No todos sabíamos qué era lo que estaba haciendo cada miembro del clan a cada momento, pero todos podíamos remitirnos a Kana, que era nuestro punto en común. La búsqueda de dinero en estos días no es fácil, y menos si estamos siendo acosados por los Taira. Andar en grupo no era una decisión inteligente, y si algún Taira nos capturaba e intentaba amenazarnos o sonsacarnos información, no podríamos fácilmente tirarle el problema a uno de nuestros hermanos debido a nuestra independencia de actuar. Pero todo se ha ido un poco de las manos... no sé qué ha pasado en el Santuario, y no sé cómo es que todos coincidimos ahí. Kana debe saber algo, y ella podrá guiarte hacia Takeda, el líder del clan Soga. Ninguno de nosotros sabe dónde está.

    "Al menos con esto, si el capitán acepta esto que podría considerarse una tregua, o pausa, se dirigirá hacia Kana. Su curiosidad por saber quién es Takeda puede que lo guíe hasta ella. Kana sabrá qué hacer, solo necesitamos que se den un par de factores: por un lado, que Kana sepa de nuestra situación, así ella entenderá por qué razón viene a verla el capitán de la guardia de Tsu, es probable que deduzca que yo he intervenido. Por otro lado, si ella se pone firme, el capitán se verá obligado a preguntarle si es verdad que estamos endeudados, si somos el clan Soga, y si ella sabe donde está Takeda. Con eso, ella podrá manipular al capitán y tendremos esto resuelto. Solo necesitamos un poco de suerte y de la habilidad de Kana... eso claro, si es que el capitán acepta esta... tregua..."

    Hideyoshi terminó de hablar y se puso de pie, se echó contra la pared. Su rostro no dejaba ya atisbo alguno de sollozo. Era otra vez una persona seria, fría y hosca.
     
    Última edición: 10 Agosto 2020
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    Amelie

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    Santuario (Matsuda; Ukita; Daichi) [​IMG]


    Había dos guardias a un lado de Kahia mientras esta determinaba la invertigación en proceso; el cuerpo aun permanecía en el suelo, la sangre ya estaba coagulando mientras el color se iba lentamente el cuerpo hacia la espalda.
    Ukita llegó al lugar junto con Matsuda logrando que los guardias concentraran su atención en ellos, Kahia los detuvo indicándoles que eran también detectives que podrían ayudar al caso. Kahia les informó de lo sucedido, ambos reaccionaron negativamente al saber que varios de sus integrantes habían sido capturados de nuevo.
    Daichi pudo infiltrarse en la investigación sin que los guardias lo notaran; pero fue Kana y Ukita quienes miraron a Daichi y lograron detenerlo —Admiro la valentía que tienes al utilizar el sigilo frente a dos detectives —decía Ukita, su semblante reflejaba preocupación.




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    Cuartel militar (Takano Kenzaburô; Mao; Hideyoshi; Yuzuki ) [​IMG] [​IMG] [​IMG][​IMG]

    Michizane primero se giró hacia Mao que hablaba —Lamento que tengan que estar en esta situación con las heridas tan frescas; me gustaría tratarlos con el respeto que merecen. Pero hay leyes en Tsu que no podemos evitar si queremos mantener un control —Decía con remordimiento al ver a Mao y a Kenzo tan fatigados —Si este asesinato ha sido un caso aislado me gustaría saber sus motivos, no podré liberarlos a ustedes dos tan fácilmente como al resto— después escuchó a Yuzuki acercándose a ella — Usted es la persona que menos debería estar aquí; sus manos sólo han actuado en favor a la vida y la justicia; estoy sumamente apenado con usted y su compañero— dijo señalando a Takano —que sólo se vieron envueltos en un conflicto que no es suyo, mis guardias actuaron con rudeza innecesaria— se acercó a Takano que hasta el momento no había hablado, pudo notar que el también estaba herido; pero aquel golpe era uno antiguo, un moretón como aquel no se formaba tan rápido —¿Por qué no defiende su situación? Tanto usted como su compañera son inocentes y aún así están aquí; acompañando a posibles criminales— Takano levantó la vista sin hablar; Michizane observó tanto a Takano como a Kenzo—Al hombre silencioso suele ser al que conviene escuchar con atención—

    —No soy silencioso, estoy molesto; este tipo de justicia enseña a los viajeros a no intervenir en los asuntos del feudo— dijo Takano enojado, mientras Michizane afirmaba —Así debe ser, un civil jamás debe intervenir, de nuevo me disculpo con ustedes—

    Volvió hacia Hideyoshi quien comenzaba a hablar, haciéndo énfasis en las vestimentas de Mao y Kenzo —Entonces los otros dos realmente son inocentes, no están ligados a tu clan por lo que veo —miró a Takano y Yuzuki sonriendo; después volvió su vista a Hideyoshi, estaba interesado en sus palabras y mucho mas en su cambio de actitud — Veo que no me queda mas que hablar con Taisho o Kana, lo entiendo. Si Kana puede rastrear a tu líder significa que debe de estar cerca. Agradezco su cooperación con esta investigación. Me ha servido bastante para entender el conflicto y esa guerra de la que hablaba usted en el Santuario. — suspiró, no estaba del todo satisfecho —¿Qué puedo decirles ahora? estoy decepcionado, creo que son simples civiles que han actuado sin visión. Cómo va ese proverbio... si, una visión sin acción es sólo un sueño; y una acción sin visión es una pesadilla. El líder del clan Soga seguramente es diminuto si ha permitido que sus semillas caigan en suelo infertil, cuando me encuentre con él haré que se haga responsable de los frutos de un mal liderazgo— suspiró mientras se retiraba de aquel lugar con la mirada en el suelo.


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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Kohaku Ishikawa
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    El anciano habló de muchas cosas. Parecía estar seguro de su versión sobre las cavernas de Taki, pero Kohaku no logró convencerse realmente. Lo que él había presenciado, la oscuridad, el viento y esa... esa fuerza cálida, similar a un aliento bestial. Y las escamas tan valiosas. ¿Un simple comerciante como Taki dejaría esas cosas allí, ante el riesgo de que cualquiera se las llevara, por la mera ambición de crear una atracción supersticiosa? La entrada que le había pagado ni siquiera era tan costosa.

    Bueno, quizá el herbolario estuviera equivocado y aquellas escamas no fueran especiales. Podía visitar el mercado y preguntar por allí.

    Su atención, dispersa por sus reflexiones, se volcó de lleno sobre el sujeto cuando oyó la mención a su máscara. Especial... ¿eh? Sí, lo era. La sonrisa que decoró el rostro de Kohaku en ese momento era tierna como su espíritu, pero poseía a su vez una tristeza incalculable.

    —Se lo agradezco, señor. Es un... recuerdo muy preciado de mi familia, de mi pueblo y mi gente. Portarla me recuerda quién soy, todo lo que no quiero ser y las cosas que he aprendido allí. Me permite mantener mi corazón con ellos.

    Había llevado una mano a su pecho, y utilizó esa misma mano para despedir al pequeño y su abuelo cuando se marcharon. Le dolía. El corazón le dolía. Su hermosa familia, Chikusa, Miko. Chiasa. El sufrimiento de Takeda. La cajita musical y el humo del incienso. Todo parecía removerse sin control en su interior, causando una tormenta silenciosa.

    Tragó saliva antes de girarse hacia la mujer que atendía aquel lugar y sonreírle, borrando todo rastro de melancolía.

    —Buenos días, señorita. ¿Sería tan amable de analizar mi katana? Hace muchos años que no la hago revisar con nadie, honestamente, y creo que ya es hora. Esta espada...

    Mató a alguien.

    —Es importante para mí. Fue un regalo de mi maestro.

    Estaba hablando mucho sobre sí mismo, ¿verdad? No era usual en él. Apretó los labios al notarlo, renuente a continuar con aquella inútil manía, y depositó suavemente su arma frente a la mujer.
     
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    rapuma

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    Kenzaburô

    Una vez el capitán de la guardia se esfumó del calabazo el habla volvió al cuerpo de Kenzaburô. Ahora estaba aferrado a los barrotes con ambas manos, mirando a Mao. Reconoció la voz de Takano pero era la única que recordaba; la voz de la mujer no tenía rostro y de nuevo la de aquél hombre, más maduro que el resto.

    —Puedo hacer que los liberen. —habló con fuerza, esperando que Takano le escuche. Sus ojos estaban clavados en los de su niña. —Si revelo quién soy al capitán seguro les dejarán marchar libres. Es lo único que me importa. —aunque sus sentimientos estaban dirigidos a Mao le pareció prudente hacerlo prural. No estaba seguro de su destino en esos momentos y le preocupaba el de su pupila. —Es lo único que se me ocurre.

    Pensó en Akishino y sus guardias; el clan Taira. Estaba sentenciado si decía su pasado pero quizá y solo quizá... pueda salvar al resto de esas celdas.
     
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    Amelie

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    Amelie

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    Casa de Armamento ((Kohaku) [​IMG]

    Herrero nivel 3

    Kibo y el anciano se retiraron de la armería mientras Kibo seguía sacudiendo su mano hasta perderlo de vista completamente; el hombre caminaba sin miedo en una Ciudad en caoe.
    La mujer tomó con cuidado aquella katana y comenzó a inspeccionarla; sacó de la saya el sable para observar el filo —Necesita una limpieza— dijo mientras le daba un par de golpecitos a la tsuba para desarmar la katana, dejando expuesto todo el sable desnudo, había una inscripción en el interior, era tu nombre —La mujer miró al joven frente a ella —Masamune, que coincidencia; este es el herrero favorito de aquel anciano que acabas de ver; no sé si utilizas esta katana pero es especial, podrías vendérsela a ese hombre por cantidades ridículas— sonrió hacia ti —Tu arma proviene de una familia noble—

    Tírame un dadito de 20




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    Cuartel militar (Takano Kenzaburô; Mao; Hideyoshi; Yuzuki ) [​IMG] [​IMG] [​IMG][​IMG]



    Takano se levantó de golpe, estaba colérico por lo último que dijo Michizane y ahora las palabras de Kenzo lo terminaron de enfurecer —No nos importa quien fuiste en tu vida pasada, eso te lo ha dejado muy en claro nuestro líder; el idiota que arriegó todo por ti en Nara, alguien a quien no conocía; dejó atrás de los pocos lugares que podía considerar un hogar. Si eso no te habla del caracter y valor que tiene no entiendo que mas debe hacer por ti para que entiendas que el jamás va a abandonar a alguien ¿Crees que sacrificándote nuestro líder se quedará conforme? El hombre es un idiota de buen corazón; su mayor debilidad es la ingenuidad que tiene hacia aquellos que no tenemos familia, a los rechazados, heridos y abandonados — dijo respirando agitado —un hombre que odia el sacrificio de sus amigos. Porque su vida es fruto del sacrificio de muchas vidas, el sabe lo que es vivir con esa carga —miró a Yuzuki —Yuzuki y yo crecimos para seguirlo sin siquiera conocerlo; por mucho tiempo odiaba su apellido simplemente por la vida que me impusieron en su nombre; crecí sabiendo que debía servirle de escudo si era necesario; en verdad lo odiaba; pero luego lo conocí. Y sé que el no se va a tomar ofertas como las que estás haciendo; pues yo hice una similar hace tiempo— se quedó callado unos instantes mientras regulaba su respiración agitada —Me dijo que un verdadero guerrero no lucha con odio a los que tiene enfrente; sino por amor por los que tiene detrás —sonrió hacia Yuzuki —No tires tu vida si aun puedes utilizarla para proteger a los que quieres; eso es lo que yo entiendo de sus palabras, el sacrificio siempre es la última opción— golpeó fuertemente uno de las barras —Y no soporto el hecho de que tenga que estar detrás de una maldita reja mientras lo buscan, por el código bushido el no va a huir y dejarnos aquí a pesar de que eso es lo que debería hacer; no soporto su terquedad —golpeó con la derecha y la barra se sacudió —Él siempre carga con nuestros errores— golpeó nuevamente el mismo barrote con la izquierda —Yo no tengo respeto; mucho menos benevolencia; pero soy leal— sacudió ambos puños y con ellos atacó simultáneamente—Un samurai es intensamente leal a aquellos bajo su cuidado... —la barra se aflojó y se salió de su justa; logrando que este cayera ante la incredulidad de Takano quien no lo detuvo antes de que cayeraPara aquellos de los que es responsable, permanece fieramente fiel. Las palabras de un hombre son como sus huellas; puedes seguirlas donde quiera que él vaya...— Takano acababa de desarrollar su ataque especial, uno que había intentado desarrollar desde ya hace muchas lunas, ahora era libre —Yo siempre voy a seguirlo—




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    John Whitelocke

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    Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

    En el Cuartel Militar

    Hideyoshi oía el sermón de Takano con los ojos cerrados. Estaba tratando de meditar, pero las palabras de Takano le llegaban al corazón. En eso escuchó un ruido...

    La barra de metal que separaba a Takano de su libertad había caído. ¿Cómo lo había hecho? Hideyoshi se dio cuenta inmediatamente que la respuesta a esa pregunta no era importante, no por ahora.

    "Esto dolerá", y le dolió.

    El ruido se oyó con seguridad en cada celda, tanto como la caída de la barra de Takano. Hideyoshi no sabía como reaccionarían los demás a lo que acababan de ver u oír. Su frente sangraba, bastante, pero se había dado el golpe en una zona poco peligrosa, pero que sangraría lo suficiente por unos minutos antes de coagular. Usó sus largas uñas para cortar la blanda tela de sus harapos. Llevó el dedo meñique a su frente, lo mojó con sangre, y utilizó su tinta carmesí para escribir los kanjis que entraran en ese pedazo de tela.

    —Takano, ¡toma!—le entregó el trozo de tela escrito en sangre—, ahora ve—susurró—, no hay tiempo ni es conveniente que nos rescates a todos, recuerda que tú no estabas vinculado a nosotros en la opinión del capitán de la guardia. Puedes desaparecer sin más y mientras no seas visto por él o alguno de sus guardias no tendremos problemas ninguno del clan, ni tú claro está—seguía susurrando, y lo tironeó de una prenda para atraerlo más cerca—, tienes que alcanzar a Kana antes que lo haga ese capitán. Si puedes hacerlo, entonces cuéntale todo lo hablado aquí. Pero si ese capitán ya está con ella cuando tu arribes, usa a un intermediario de confianza y haz que le entregue este mensaje a ella, con ésto estaremos todos a salvo, saldremos en unas pocas horas libres y sin cargos... liberados de toda sospecha. No hay tiempo Takano, confía en mí.

    El mensaje, escrito con la sangre derramada de Hideyoshi, decía: <El capitán guardia-verte a ti-Hachi... Takeda líder-Kenzo-Mao son Soga. Miko-Soga. Debemos dinero-Taira, nos-escondiendo. Ofreciste ayuda. Miko-dinero, murió asaltada>

    "Con esa información Kana podrá cubrirnos, todo saldrá a la perfección, se dará cuenta que yo inventé todo esto. Yuzuki simplemente saldrá por falta de vinculación, ella no está bajo sospecha, está aquí por casualidad... Mao y Kenzo tardarán un poco más en salir pero lo harán eventualmente. Esto ahora dependerá de Takano".
     
    Última edición: 10 Agosto 2020
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    EN Auditore

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    En mi camino hacia el santurario el susurro asustado de las personas se hacia más fuerte. Nadie entendía lo que había sucedido, les costernaba que ocurriera a plena luz del día. Llegué al santuario, observé la entrada, había menos personas de las que esperaba dentro del recinto. Caminé agazapado en el lateral de una de las paredes del lugar, intentando encontrar una brecha. En la pared del lugar, pude divisar una saliente de madera que podría funcionar como punto de apoyo, la observé detenidamente, analizando la distancia y si me impulsaba a donde llegaria. Me alejé de la pared, miré a todos lados, la gente se encontraba diluida, demasiado aterrada de la situación como para prestarme atención.

    Observé la saliente a un par de metros de distancia y corrí, con mis pies me impulsé en la parte baja de la pared y salté hacia arriba, mis manos se extendieron y quedé colgado, por un segundo, del saliente. Mi cerebro se bloqueó, hacia mucho que no intentaba una maniobra así: "Estoy perdiendo práctica...", pensé mirando la relativa distancia entre ese saliente y la parte superior de la pared que me daría acceso al interior del santuario. Tomé aire con fuerza, los músculos de mis hombros se tensaron y me impulsé hacia arriba, mi mano derecha buscó la parte superior del pequeño muro que separaba los barrios de la ciudad y el santuario.

    Ya me encontraba arriba, observándola desde una altura relativa el interior del recinto, solo habían dos guardias dentro. Mi mente dudó: "Nada puede ser tan fácil...", pensé. Me percaté que sería extraño ver a una persona caminando en la parte superior de la pared, así que me lancé hacia el suelo, rompiéndo caída con ligereza y asegurando que no había hecho ningún tipo de ruido. Asentí con mi cabeza por mi exitosa infiltración, pero todavía debía permanecer oculto. Desajusté la correa alrededor de mi pecho y la coloqué en mi cinto para poder acceder con facilidad a mi arma.

    Me fui movimiendo hacia la entrada con lentitud, me encontraba agazapado en el lateral del edificio principal: el templo. "Debe ser cerca de la entrada....", podía observar solo la mitad de la armadura de uno de los guardias. Llegué a la esquina derecha del recinto, saqué mi cabeza y a varios metros de la entrada del santurario pude observar un cuerpo inerte con la sangre seca. No había más nadie, solo dos guardias. Decidí moverme en dirección al cuerpo, podría encontrar una pista de quién era o a dónde se dirigía, quizás, seguir las pisadas del hombre muerto para ver de dónde provenía. Olvidé mis alrededores por un momento, estaba seguro que los guardias no se percatarían de mi presencia: "Tienen que estar cansados, hambrientos o con sueño...", intenté decirme para convencerme de que todo iría bien. Cuando me encontra a mitad de camino pude escuchar:

    "—Admiro la valentía que tienes al utilizar el sigilo frente a dos detectives —"

    De manera instintiva mi cabeza se giró en dirección de la voz que había hablado. "Pero... solo había dos guardias...", mi mente estaba excusándose del error que yo había cometido. No debía olvidar lo que estaba ocurriendo a su alrededor, debía adelantarme a los sucesos, lo había olvidado y he fallado. Mis ojos recorrieron a los dos hombres con la mirada hasta detenerme para mirar los ojos del hombre que había hablado, podía sentir la preocupación. "¿Por qué dos detectives vestirían como forásteros?... ¡¿Son de la capital?!", tragué saliva y mi mano por instinto fue al arma de mi cinto, con mi mano izquierda sujeté el mango de la katana, pero un impulso me detuvo: "Son dos... La has cagado, Daichi, la has cagado...", me encontraba en desventaja numérica, suspiré levemente molesto. Observé el cuerpo inerte a pocos metros, estaba tan cerca, separé la empuñadura pocos centímetos de la vaina para que pudiera salir más rápido si entraba en combate y levanté ambas manos al aire. Solté una sonrisa falsa en dirección a ambos y por fin pude comenzar a hablar.

    —Algunos le dirían estúpidez...—respondí, refiriéndome a la "valentía" de la que hablaba, otros habrían dicho cobardía, el sigilo muchas veces podía asociarse con los ladrones, yo no era uno de ellos.—¿Son de la capital?-cuestioné, mi mente se fue a sus ropajes, no tenían ningún símbolo que los distinguiera, "Peculiar".—Deberían reforzar la seguridad no creo que sea buena idea que cualquiera pueda entrar a un recinto en dónde se ha cometido un crimen, yo por supuesto estaría dispuesto a asesorarlos sin ningún costo...—en mi mente, se activó la alarma de peligro, no debería haber hecho ese comentario, podrían tomarlo como que estaba criticando toda su operación. Suspiré.—Miren, detectives, solo entré a ver si el hombre allí sin vida...—señalando con mi barbilla.—Era alguien conocido, se podría decir que muchas personas cercanas a mi han fallecido, otro más y...—lo que había dicho era verdad parcialmente, realmente no conocía al hombre, pero mi mente estaba inventando excusas estúpidas para intentar salir de la situación.—No sé que sentido tendría seguir viviendo...—respondí mirando al único que había hablado intentando parecer sincero.—Esa es la verdad, solo necesito ver el cuerpo, me cercioro que no es de alguien familiar y me marcho y... Esto nunca ocurrió.—de nuevo lanzando una sonrisa falsa, sintiéndo como el corazón se encontraba acelerado y una gota de sudor frío se deslizaba por mi espalda.
     
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    Amelie

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    Amelie

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    Santuario (Matsuda; Ukita; Daichi) [​IMG]

    Ukita observó a detalle a Daichi; y negó —Temo que no puedo dejarte hacer algo que ahora me han encargado a mi; pero no me importaría tener un par de ojos extra —El otro hombre que lo acompañaba afirmó ante Ukita; Kahia parecía estar hablando con posibles testigos del evento. Ukita avanzó junto a Daichi y Matsuda colocándose junto al cuerpo; Ukita tomó la katana en sus manos, se preocupó al ver la cantidad de sangre había en el filo, el cual limpió con un papel de arroz. Estaba bien afilada y no parecía tener algún detalle importante, al menos visible; Ukita la volvió a enfundar y se la entregó a Matsuda —Ve con Fuji, necesito su análisis profesional— Matsuda afirmó alejándose lo más rápido posible.
    Ukita se agachó para mirar el rostro, los ojos seguían abiertos así que cerró los párpados y en aquel movimiento una sustancia parecía aferrarse al tacto, lo miró a detenimiento —¿Maquillaje en un guerrero?—



    [​IMG]
    Cuartel militar (Takano Kenzaburô; Mao; Hideyoshi; Yuzuki ) [​IMG] [​IMG] [​IMG][​IMG]

    El sonido de la barra de bambú al caerse provocó un ruido fuerte que provocó que el otro criminal tras las rejas se despertara de golpe mirando hacia la pared, parecía confundido.

    Takano miró con una sonrisa incómoda ante Hideyoshi; quien le entregaba aquel pedazo de tela ensangrentado, el rostro de Hideyoshi sangraba —Vas a dañar el único atributo que tienes si te sigues golpeando de esa manera — Takano leyó rápidamente las notas inconexas —Tú sabes muy bien de la nobleza y de buenos modales, pero creo que te falta experiencia en la guerra. La persona con la que acabas de hablar no es un noblecito que va a aplaudir ante tus modales y tus bellas palabras; ese hombre es un estratega, carismático para que aquellos a los que considera enemigos se sientan seguros; lo puedes notar al ver que Yuzuki sigue aquí. Nadie va a ser liberado hasta que esta inestigación se termine y no pienso quedarme mas tiempo en Tsu. La diplomacia acabó desde que aquel hombre murió, Kenzaburo y Mao han matado a alguien de manera pública; no va a ser sencillo liberarlos y ese no debe ser nuestro objetivo en los próximos días, quedarnos aquí atraen aun mas ojos a nuestro movimiento y no quiero esperar a que el señor feudal arregle este asunto. El enemigo a este ritmo va a apagar el incendio antes de que este se esparsa— miró la frente de Hideyoshi —Recoge tu sangre— Quería disculparse por hacerle perder su tiempo; pero para Takano aquello parecía demasiado complejo.

    Por un momento salió de aquel lugar, escucharon varios sonidos de golpes; Takano no se especializaba en el sigilo pero tenía otras habilidades; cuando regresó traía tres objetos, Kenzaburo reaccionó al ver su katana; traía otra que nadie reconocía y utilizó para cortar las barras; eran bambú reforzado con varios pedazos de cuerda trenzada para mayor resistencia; pero aquello sólo oponía fuerza ante las manos, pero se cortaba de una manera rápida y satisfactoria a la vista. Eran libres.

    Takano entregó con respeto la katana de Kenzo —Es la única que he podido tomar rápidamente de la habitación del guardia, no he visto las demás, debo avisarles que no logré noquearlo, así que no tardarán en subir a buscarnos; la única salida que veo es por la ventana, estamos en un segundo piso así que espero sean hábiles usando esto —Dijo mostrándoles el último objeto que había tomado, una kusarigama, constaba de una hoz con cadena —¿Quién quiere bajar primero?— dijo con una sonrisa incómoda.

    Van a descender por una ventana, wiiii

    Sus objetos personales los recuperaron (menos sus armas; sólo Takano recuperó la de Kenzo y obtuvo una extra)

    Mori= no necesitas tirar dado de descenso; tienes la habilidad de escalar; pero puedes tirar un dado de 20 para saber si recuperas tu katana.
    Hitori= necesitas tirar dos dados de 20 uno para saber si desciendes de aquel lugar sin lastimarte (debes obtener un dado de 15 o superior para evitar lastimarte); el otro es para saber si recuperas tu katana, al tener la habilidad de "robo" sólo debes obtener un dado de 10 o superior para recuperarla
    John= necesitas tirar dos dados de 20 uno para saber si desciendes de aquel lugar sin lastimarte (debes obtener un dado de 15 o superior para evitar lastimarte); el otro es para saber si recuperas tu kodachi (debes obtener un dado de 15 o superior para recuperarla)
    rapuma= necesitas tirar un dado de 20 para saber si desciendes de aquel lugar sin lastimarte (debes obtener un dado de 15 o superior para evitar lastimarte)





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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Abrió amplios los ojos por la sorpresa de lo que le estaba contando. ¿Realmente Masamune era el herrero favorito de aquel anciano? Cuán pequeño podía ser el mundo. Aún así, no tenía la menor intención de hacer dinero con ella. Asintió, algo serio, cuando mencionó que era especial para él, y dudó unos momentos antes de hablar.

    ¿Usarla? Claro. Acababa de usarla.

    —¿Podría limpiarla, señorita? Yo lo hice, pero no sé mucho al respecto y temo haber sido descuidado. —Soltó una risa suave, casi avergonzada—. Pese a llevar conmigo una katana tan honorable, nunca aprendí a tratarla con la debida minuciosidad.
     
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Yuzuki Minami
    Cuartel Militar

    Guardó silencio, con la vista clavada en un punto aleatorio de la celda. Escuchó al hombre, a Takano y a Hideyoshi.
    Era cierto, todo lo dicho por Takano era dolorosamente cierto. Ambos habían sido criados para servirle a una persona que ni siquiera conocían, de hecho casi podría decirse que el único objetivo de su existencia era ese precisamente: servir. Eran lealtad ciega, habían sido criados de esa manera, y las raíces de esa clase no podían ser cortadas con facilidad.

    Se incorporó en cuanto Takano entró en acción, eso sí, y dejó la celda rápidamente apenas le fue posible. No dudó siquiera cuando habló después de eso.

    —Bueno, supongo que tendremos que averiguarlo —dijo refiriéndose al uso de la hoz encadenada—. Espero no haber perdido demasiado los reflejos.

    Si vieran la cantidad de dados de un dígito que soy capaz de sacar se mean de risa.
    Also bueno, sin katana pero al menos no se partió su madre
     
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    John Whitelocke

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    Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

    En el Cuartel Militar

    Se llevó el trozo de tela a la frente, lo empapó de sangre, lo dejó caer al suelo, las palabras contenidas en esa tela ya no eran discernibles, eliminaba evidencia alguna de cualquier plan.

    "No es que fuese a importar mucho, desde que sepan de esta fuga, todos seremos criminales a los ojos de ese capitán"

    Hideyoshi no estaba convencido de que Takano estuviera tomando la mejor decisión, pero eso no importaba.

    —Takano, la política será mi fuerte y puede que no el arte de la guerra, pero sí entiendo algo de ella: esta situación, ahora mismo... es como la guerra, y no se puede hacer democracia aquí.

    Hideyoshi suponía que esa palabra, <democracia>, sonaría rara. Resulta que había soñado entre otras cosas con un mundo donde el emperador era elegido mediante un conjunto de decisiones de cada quien que pisara y viviera en el Japón, el que más decisiones a su favor obtenía sería el nuevo emperador. Este ciclo se repetiría cada veinte años, la gente se agolparía en la capital, cada quien levantaría la mano y se contaría cada mano en alza. En su sueño, por alguna razón, a eso se lo llamaba democracia. Hideyoshi nunca había oído el término en su vida, pero por alguna razón en el sueño le pareció que era una buena forma de nombrar a ese sistema, un sistema que por otro lado le parecía un tanto ridículo.

    —Hay que tomar decisiones rápidas, no se puede andar consultando la opinión de cada quien y esperar a ver qué es lo que dice el consenso mayoritario. A eso me refería—, con eso esperaba explicarse— ¡Vamos!

    "No importa si este hombre tiene razón o no, es la mano derecha de Takeda, es el único que puede tomar una decisión aquí por sobre los demás. No voy a negar que me siento un poco estúpido de haberme abierto la frente para nada, pero eso es lo de menos".

    Takano les explicó la vía de escape. Yusuki se adelantó a todos, y como si fuera una total inconsciente, de manera casi temeraria, decidió bajar usando la kusarigama. Hideyoshi alcanzó a ver que ella estaba bien, pero no vio que llevara la katana consigo.

    —Con permiso—, tomó la cadena— ¡está bastante alto, debo confesar que soy algo tímido!—sintió la mirada de Takano, como si este estuviera pidiéndole que se apure, que no disponían de todo el día—, sí sí, lo entiendo.

    "Por Dios, ahí vamos"
     
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    EN Auditore

    EN Auditore La Hermandad de Asesinos

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    Daichi Nishimura
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    "—Temo que no puedo dejarte hacer algo que ahora me han encargado a mi; pero no me importaría tener un par de ojos extra —"


    Me quedé callado por un momento. Miré los ojos de ambos individuos, pero no parecía que fueran a arrestarme. Respiré con un leve atisbo de tranquilidad, asentí con mi cabeza y con mi antebrazo hice peso sobre el pomo de la katana haciendo que entrara completamente en la vaina. "No la necesitaré...", pensé y avancé en dirección al cuerpo. El lugar se encontraba desierto como esperaba, pero me sorprendía que no estuviera la presencia de la sacerdotiza, me imagianaba que el líder religioso estaría buscando explicaciones o lanzando plegarias por ese crimen tan sangriento. El hombre que parecía ser el líder tomó la espada, la analizó detenidamente, yo solo encunclillé junto al cuerpo, observando sus vestimentas.

    —Inteligente...—susurré, para mi. Sus ropajes no iban acorde a la katana que portaba, no vi ningún tipo de simbología visible, luego vi su cara por un momento, los ojos abiertos mirando hacia el infinito, sin respirar, carente de vida. Un pequeño recuerdo regresó a mi mente, de como los aldeanos de mi poblado habían sido masacrados, todos con la misma expresión de vacío. —Buenas noticias, no conozco al sujeto en lo absoluto, es un alivio.—respondí mirando alrededor, podía observar al menos dos docenas de pisadas, unas que daban circulos, que iban y volvían de la entrada, otras que desaparecían en la nada. Iba a recriminarle que esa escena del crimen era demasiado caótica, pero uno de los hombres se marchó con el arma del sujeto muerto.—Hay demasiada sangre por todo el lugar, se extiende por aquí y por allá...—señalé diferentes lugares del suelo, donde habían diferentes trayectoria de sangre viajando en distintos ángulos.—¿Capturaron al asesino?—pregunté con curiosidad, mirando al hombre que solo se encunclilló y cerró los ojos del fallecido.—Podría haber rastreado de dónde venía el tipo, pero es imposible, demasiadas pisadas, muchas debieron ser borradas por los curiosos...—entonces, escuché su pregunta.

    "—¿Maquillaje en un guerrero?—"

    Mi rostro cambió a uno de confusión.—¿Un artista haciéndose pasar por un guerrero?— en mi mente no hacía sentido. "Mucha sangre en todos lados, rumores de gente capturada... Un artista no podría haber herido a alguien diestro en la katana...", en ese momento, mientras me encluncillaba para poder observar mejor la pintura de la cara del hombre pude observar que una pequeña hoja, mal doblada salía de uno de los pliegues de su ropa. La abrí y la leí en voz alta para que el detective me escuchara.He sido enviado a demostrar mis habilidades de engaño; sólo usted sabrá juzgar mis habilidades.la leí una vez más, rápido en mi mente, giré la hoja; no había más nada escrito. Se la extendí al hombre frente a mi que aún tenía sus dedos pintados y me levanté del suelo.—Sé que quizás no quiera escuchar mis ideas, al final usted es la autoridad, pero basados en esa nota solo puedo pensar en dos cosas: El hombre iba a dejarle esa misiva a alguien en este lugar o ya sabía que iba a morir y quiere jugar con la mente de alguien, pero...—me detuve un momento para mirar alrededor.—No creo que nadie podría anticipar todo este "espectáculo", ¿no?—pregunté dubitativo en direción al hombre, todo era demasiado peculiar.
     
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    rapuma

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    Kenzaburô

    Se sorprendió ante la fuerza de voluntad de Takano, capaz de romper la celda con sus propias manos. Eso lo daba solo una cosa en esta vida y era la firme creencia de creer que lo correcto es lo que uno cree. Estar tan convencido de un ideal que este rompe barreras.

    Aunque para él esas palabras sonaban huecas, no tenía la empatía necesaria o aún tenía muchas dudas respecto al clan que los había acogido. Pero cuando Takano se presentó en su celda y le entregó la katana el Ronin quedó pasmado. Tomó la funda con manos temblorosas y ahí entendió que su unión para los Minamoto residía en el renacimiento de su propia alma; su katana. Era una deuda de honor de por vida. Miró a los ojos a Takano y cabeceó lentamente mientras salía al encuentro de Mao.

    Yuzuki, la mujer que Kenzaburô no conocía, fue la primera en lanzarse por la ventana y escapar de la prisión. El espadachín abrió los ojos y parpadeó varias veces. Era de admirar la templanza de la fémina, algo que no era muy común en esa época. El segundo fue el hombre que para su gusto hablaba demasiado: se notaba la crianza y la educación a diferencia de él mismo.

    —Vamos, Mao. Iré detrás de ti. —alentó a su pupila, no había tiempo que perder.

    Y entonces Kenzo reparó en la otra persona que estaba encerrada, en la misma celda donde Takano había salido.

    —¿Tú no escapas? —le preguntó al desconocido. —Es mejor quebrarte el cuello al intentarlo que morir aquí, anciano.
     
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    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

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    Mao "Ryouma"
    En el Cuartel Militar

    Intercambió miradas con Kenzo, con una mezcla de disgusto y preocupación al escuchar su plan. Para su sorpresa, Takano intervino con un discurso cargado de sentimientos, logrando después descolocar algunos barrotes de bambú de su celda. Le impresionó la fuerza del mayor, también su convicción.

    Se amarró el cabello en una coleta nada prolija, mientras se posicionaba a un costado de Kenzaburo. Lo observó de reojo, pero no comentó nada al respecto. ¿Tendrían que aclararse un par de cosas? No era el momento.

    Iré tras de ti.

    Cumple con tu palabra, Kenzo. Te esperaré abajo —respondió.

    ¿Dónde estaría su propia espada? Recordó la vez que estuvo en la casa de armamento con Fuji... Una katana podía decir bastante de su portador, ¿tendría alguna oportunidad de conseguirla de vuelta? Kenzo era afortunado por lograr recuperarla.
     
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    Amelie

    Amelie Game Master

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    Shukusha (Takeda; Matsuda; Fuji; Misato; Kuroki; Suzume; Heya; Togashi )[​IMG] [​IMG] [​IMG][​IMG] [​IMG]

    Matsuda llegó corriendo al Shukusha dónde buscó a Fuji; ella estaba a un lado de Misato cuando Matsuda le extendió una katana; se veía sucia pero la sangre había sido removida —Necesitamos saber toda la información posible de esta katana — dijo mientras se la entregaba y le daba un beso en la frente. Fuji sinrió y la tomó entre sus manos. Takeda se acercó para ver que sucedía; Matsuda lo miró preocupado y Takeda al instante suspiró profundamente mientras miraba a Kuroki y Heya, no quería que ellos también comenzaran a preocuparse pero no podía ocultar la tristeza en su mirada. Después miró a Togashi le preocupaba que aquel hombre estuviera desarmado.

    —Meishu— dijo Matsuda refiriéndose a Takeda con una reverencia — Kahia llegó a la escena antes que nosotros; Kenzaburo y Mao asesinaron a este hombre —decía en voz baja para que sólo los cercanos escucharan; no quería alertar a nadie mas —Una mujer llamada Yuzuki se acercó junto a Takano para atander las heridas de ambos heridos...— esto hizo que Takeda levantara la vista confundido, aquello no era un movimiento usual en Takano; también le preocupaba que ambos resultaran heridos —...Hasta que un hombre llamado Hideyoshi apareció anunciando muchas cosas, una futura guerra; al clan Taira; el nombre de una mujer llamada Miko, y tu nombre —Takeda se llevó la mano izquierda a la frente; esa tampoco parecía ser una actitud de Hideyoshi.

    —Creo que las emociones los hicieron tomar decisiones apresuradas — decía Takeda melancólico —Pero me alegra que primero trataran sus heridas—

    Matsuda hizo una mueca —Aun hay mas...—dijo nervioso mientras veía la mirada de desesperación que comenzaba a mostrar Takeda —Fueron llevados como prisioneros al cuartel general — Takeda suspiró aun mas fuerte; tratando de calmarse.

    —¿Takano está en una celda? Oh no...— dijo Fuji mientras terminaba de inspeccionar la katana de aquel hombre.

    Como si aquellas palabras hubieran sido proféticas, la campana de alerta sonó; una, dos, tres veces. Después paró.

    Takeda miró a los presentes —Volvamos a la casa abandonada, ahora— dijo autoritario. Saliendo del Shukusha para que el resto lo siguieran.

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    Casa abandonada (Takeda; Matsuda; Fuji; Misato; Kuroki; Heya )[​IMG] [​IMG] [​IMG]

    Llegaron a la casa abandonada; Takeda trataba de contener sus emociones, las cuales eran demasiadas. Preocupación; no pensaba abandonar a sus compañeros. Duda; no entendía que era de Natsu. Enojo; hacia aquel hombre que le arrebató a su madre de los brazos. Tristeza; al ser testigo de la muerte de su madre. Desesperación; al ver como su clan parecía estar muy lejos de estar unificado.
    Fuji mirabn preocupada a su líder —¿Qué has descubierto Fuji?— preguntó Matsuda para que Fuji saliera de sus pensamientos.

    —No hay nada importante en esta katana; no hay firma de herrero, no hay nombre de su portador; es común y no se ve que haya tenido demasiado uso— dijo entregándosela a Matsuda de nuevo; quien afirmó decepcionado; pues esperaba encontrar algo en el arma que pudiera ayudarles en la investigación.

    —Entonces no sabemos nada de este hombre; necesito que Kenzaburo y Mao nos digan por qué lo han atacado. Matsuda, vuelve con Ukita; debemos encontrar al resto del clan e irnos de este lugar; si no vuelven antes del anochecer, los que estamos aquí presentes tomaremos acción— mencionó Takeda mientras Matsuda afirmaba y se alejaba nuevamente de la casa abandonada; Takeda miró seriamente a Togashi —Si entramos en un combate directo no te dejaré desprotegido —miró a Fuji e hizo una reverencia ante ella —Debo disculparme contigo Fuji; no te he dicho el crimen que he cometido ante tus habilidades; ayer me vi forzado a destruir la katana de Chikusa, a pesar de que tomaras el tiempo de recuperarla y limpiarla —

    Fuji se acercó a él para abrazarlo —Un objeto jamás remplazará a una persona— mención Fuji mientras Takeda correspondía el abrazo, uno que necesitaba; pues permaneció allí por varios instantes, hasta separarse —Debo pedirte algo mas...— dijo Takeda mientras Fuji sonreía, entregándole la katana que quedaba a un lado de su kodachi —Puedo decir que te conozco Takeda Minamoto— dijo Fuji soltando aquella katana en las manos de su líder, quien la tomó después de tantos años.

    Después Takeda se dirigió a Togashi; extendiéndosela para que este la tomara —Esta fue mi primera katana; me fue entregada cuando cumplí 5 años y aun no podía detenerla con ambas manos, jamás pude lograr conectar con ella porque yo no era un samurai cuando la portaba, era sólo un niño que estaba perdido y confundido; la abandoné por años para que se oxidara como mi espíritu. Pero Fuji y mi alumno Yamagata la rescataron de mi abandono, Fuji la ha revivido y ha estado esperando un nuevo dueño —clavó su mirada en la de Togashi —las armas son objetos de desdicha despreciados por el camino del cielo, has uso de ella sólo cuando sea inevitable. No me hagas lamentar la confianza que estoy poniendo en tus manos—



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    Casa de Armamento (Kohaku) [​IMG]

    Herrero nivel 3

    La mujer afirmó, tomando con delicadeza aquella arma —Siempre es bueno tener limpieza con ellas; como son guardadas en su saya tienden a oxidarse; a veces del interior hacia el exterior; volviéndolas propensas a ser destruídas. Imagina que en un combate cuando bloquees el sable vibre para lentamente caer frente a ti; eso puede provocar tu muerte— comenzó el proceso de limpieza con el polvo y el papel de arroz, lo hacía rápidamente pues estaba muy acostumbrada a hacerlo —Tu maestro debe ayudarte al inicio, en especial teniendo un filo tan sublime como este; cortará cualquier objeto sin demasiada fuerza aplicada, la persona que te dió este regalo seguramente te ama demasiado— decía maravillada ante tan brillo mientras terminaba de limpiarla para guardarla con respeto y entregarla en manos de Kohaku —Cuídala, tienes un tesoro en las manos—

    En ese instante la campana de alerta sonó; una, dos, tres veces. Después paró.

    Has limpiado tu katana y descubierto su verdadero potencial
    Has obtenido +19 en ataque; una salvajada! jajajajaja felicidades





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    Santuario (Matsuda; Ukita; Daichi) [​IMG]

    Ukita tomó la misiva que Daichi le entregaba leyéndola con cuidado —Mi nombre es Ukita Nagasada, la autoridad realmente recae en la señorita Kahia Aitoko —dijo señalando a la mujer que hablaba con los testigos del evento mientras guardaba la misiva en su kimono—¿Cuál es tu nombre?— preguntó mientras clavaba la mirada en el cuerpo, limpiando el rostro de aquel hombre que lentamente parecía cambiar de facciones; el cabello también era artificial, aquello parecía una broma de pésimo gusto —Ishō āto— "arte del disfraz" dijo Ukita perplejo —Esto es ninjutsu... —
    La campana de alerta sonó; una, dos, tres veces. Después paró. Kahia se acercó a Ukita quien entendía a la perfección aquel código, tres campanadas, es el código de escape de prisión —dejaré esto en tus manos, debo evitar que los maten— dijo Kahia con un tono de disgusto mientras se alejaba de aquel lugar, mirando a Daichi con un dejo de desconfianza.

    Tardó un poco en que regresara Matsuda; quien se dirigió a Ukita mientras este permanecía junto a Daichi; Kahia ya no estaba en ese lugar —No hay pistas en la katana, es común. No tiene firma de herrero ni nombre o emblema oculto. Al parecer no tenía demasiado uso — Ukita iba a comentarle los descubrimientos de Daichi tanto como sus sospechas pero se detuvo al ver que el capitán de la guardia en Tsu se acercaba.

    —Michizane-sama—dijo Ukita inclinándose en respeto ante el superior, el cual portaba los colores de la ciudad junto al emblema Hachi y el emblema del emperador en sus ropas.

    —No veo que porten el uniforme de Tsu. Aléjense del cuerpo; es parte de una investigación —mencionó Michizane buscando el rostro de Kahia el cual estaba ausente.

    Ukita se irguió para mirarlo de frente, conocía perfectamente aquel rostro; aun así jaló a Matsuda y a Daichi alejándose del cuerpo. Michizane se acercó para inclinarse ante el cuerpo inerte —Una pena, era joven...— mencionó Michizane, no se detuvo a analizarlo demasiado, era normal pues el no era el detective encargado en ello. Después comenzó a alejarse lentamente, no sin antes detenerse a observar a Matsuda, como si su apariencia estuviera fuera de lugar. Se alejó después de esto mientras Ukita empujaba a Matsuda y a Daichi detrás suyo, sin despegar la mirada del capitán.

    —Señor Michizane Sugihara; usted debería estar atendiendo las tres campanadas...— mencionó Ukita haciendo que Michizane volteara a mirarlo

    —... y usted debería estar en Nara —dijo Michizane alertando a Ukita y Matsuda, los cuales colocaron su mano en posición de ataque. Michizane sonrió —Calma; somos camaradas, no voy a causar escándalos, iré a atender esas campanadas y a buscar a Kahia— mencionó avanzando tranquilamente a la salida de aquel Santuario, antes de desaparecer se detuvo —Deberían aprender a ser más discretos...— fueron sus últimas palabras antes de retirarse de aquel lugar.



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    Cuartel militar (Takano Kenzaburô; Mao; Hideyoshi; Yuzuki ) [​IMG] [​IMG] [​IMG][​IMG]

    Primero bajó Yuzuki, quien tampoco logró recuperar su katana pero bajó con suma habilidad; Takano observó que ya se encontraba segura; después bajó Hideyoshi sin ningún problema, ambos parecían expertos de descenso ante los ojos incrédulos de Takano; pero aquello se evaporó cuando vió a Mao bajar con su katana de manera magistral, esa era la verdadera habilidad de descenso, con un par de brincos perfectos en las paredes ya se encontraba en el piso inferior sin un solo rasguño.
    Takano se giró hacia Kenzaburo pues estaba perdiendo demasiado tiempo.

    El hombre volteó a mirar a Kenzaburo, y tanto él como Takano se sorprendieron al ver aquel rostro ¿Michizane? el rostro era mismo que el del capitán de Tsu que hace unos instantes hablaba con todos; pero la diferencia era que este Michizane tenía un cabello grisáceo y un moretón en el cuello; los miró muy confundido sacudiendo su cabeza para poder recuperar su consciencia, polvo blanco caía de su cabellera como si fuera una especie de caspa, dejándo ver un cabello negro debajo de esa capa de polvo denso.

    —¿Michizane?— preguntó Takano mientras miraba confundido hacia Kenzaburo.

    —Michizane Sugihara; y creo que deben responder unas cuantas preguntas — mencionó el aparente capitán de la guardia en Tsu, mientras sobaba su cuello con una mano y buscaba su katana con la otra mano; una que no estaba consigo.

    —Yo creo que no— dijo Takano jalando a Kenzaburo mientras escuchaban tres campanadas provenientes el mismo edificio dónde se encontraban —¡Salta ya!— gritó Takano mientras le daba la cadena a Kenzaburo mientras Michizane se levantaba alertado de las tres campanadas.





    • PV= 45

    • PV= 39
      Agilidad (+2 defensa)
      Deuda de honor

    • PV= 60
      Agilidad (+2 defensa)
      Avaricia (-2 suerte)
      Katana (+19 ataque)

    • PV= 60
      Resistencia (+1 defensa)
      Avaricia (-2 suerte)

    • PV= 60
      Mal descansado (-1 en defensa)
      Agilidad (+2 defensa)
      Avaricia (-2 suerte)
      Katana (+18 ataque)

    • PV= 60
      Buena reputación (+2 suerte)
      Timidez (-1 suerte)

    • PV= 60
      Buena reputación (+2 suerte)
      Timidez (-1 suerte)

    • PV= 60
      Intuitivo (+3 suerte)
      Cobardía (-2 defensa)

    • PV= 60
      Intuitivo (+3 suerte)
      voluntad débil (-1 defensa)

    • PV= 60
      Voluntad fuerte (+4 ataque)
      Deuda de honor
      muy bien descansado +2 defensa

    • PV= 60
      Agilidad (+2 defensa)
      Avaricia (-2 suerte)




    • PV= 100
      Mal descansado (-5 en defensa)

    • PV= 65

    • PV= 90

    • PV= 80

    • PV= 60
     
    Amelie ha tirado dados de 20 caras para Porrazo de Takano Total: 20 $dice
    • Impaktado Impaktado x 4
    • Fangirl Fangirl x 1
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