Mi naturaleza

Tema en 'Relatos' iniciado por Agus estresado, 26 Enero 2015.

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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Título:
    Mi naturaleza
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    5630
    Esta es una historia de zombis que hice para una actividad llamada "Sobrevivientes" donde tengo que narrar de como un personaje (elegido al azar con el lanzamiento de un dado) sobrevive al apocalipsis. El personaje que me tocó es un ecologista.

    Así que esta historia será contada desde el punto de vista de un ecologista, que vio por primera vez el brote zombi mientras trabajaba en el Parque Nacional del Sur.

    La historia, como tiene que ser contada desde el punto de vista del ecologista, será narrada por él en primera persona, así como narré mis otras dos historias zombis en primera persona también.

    Como dije antes, el protagonista es un ecologista. Espero que les guste la historia.

    Mi naturaleza

    Me llamo Marv Scott Ramsay, tengo 34 años. Desde que era niño, me fascinaba todo lo relacionado con la naturaleza. Tenía miles de mascotas y me encargaba del cultivo de varias plantas. Algunos de mis amigos me llamaban “el padre naturaleza”. Eso no me importaba, lo que me importaba era la naturaleza, no las opiniones de la gente.

    Trabajo en el Parque Nacional del Sur, el parque más grande de toda Argentina. No soy un guarda parques, ni tampoco un policía, simplemente me encargo de estudiar a los animales que viven en ese lugar y su manera de adaptarse al medio. Me atrajo la carrera cuando saqué a mi conejillo de indias y lo puse en mi jardín.

    Hoy, es un día como cualquier otro: la gente visita el parque, se realizan visitas guiadas en vehículos ecológicos para la preservación del parque. Yo y mi amigo Trent Philips habíamos decidido pasar unos días en una estación de investigación que se encuentra del otro lado del parque. Hoy queríamos investigar a los animales de montaña, al menos echarle un vistazo a lo que hacían esos animales antes de estudiarlos.

    Fui a la entrada para solicitar el permiso, el cual me fue concedido. Tenía que esperar a Trent, para que juntos podamos ir en bicicleta hacia una visita guiada en vehículo, y así nos llevaran a la estación de investigación. Vi como dos trabajadores traían alimento en bolsa. Eso despertó mi curiosidad.

    — ¿Qué es eso? — pregunté extrañado al ver esos alimentos.

    — Comida — dijo uno de los trabajadores — A la gente le gusta darle de comer a los animales, pero como no se les puede dar cualquier cosa, prepararon este alimento autorizado para que la gente los alimente.

    — Los animales están bien así como están — dije algo enojado — No son tontos, saben cuál es su alimento. La gente no tiene por qué darles nada.

    — ¡Ramsay, cállate y deja trabajar a las personas! — dijo mi amigo Trent — Ese alimento se lo damos a los animales desde hace 2 días.

    — Solo no me gusta que se les de a los animales algo que no suelen comer — dije — Y no me importa que a la gente le guste darles de comer, a mí no me agrada.

    — Tranquilo, por algo el parque lo permitió — dijo Trent — ¿Qué te parece si vamos a buscar a la visita guiada?

    — Está bien — dije — Y trata de no llamarme Ramsay. Me recuerdas a mi padrastro.

    Trent y yo nos pusimos a pedalear parar poder alcanzar el vehículo de la visita guiada. El camino era largo, si no te gusta la naturaleza. Si te encanta, se te hace muy corto. Para mí el viaje era lo más placentero que podía existir.

    Tras una media hora de pedalear, llegamos hacia la camioneta. Había turistas sacando fotos a los animales y otras personas dándoles de comer. No me agradaba mucho la idea de ver como gente que no es experta en el tema, les da cosas a los animales solo por gusto.


    — ¿Los vas a matar a todos? — dijo Trent en broma — Tranquilo, ese alimento está permitido. No tienes nada de qué preocuparte.

    Me acerqué y vi al guía y al guarda parques. El guía era Martin Frank, y el guarda parques era un hombre al que todos llamaban “Rulo”.

    — ¿Todo bien? — preguntó Trent.

    — Así es — dijo Rulo — Nadie hace nada inapropiado a la vista.

    Pero Rulo se equivocaría. De la nada un hombre empezó a gritar malas palabras y a golpear a uno de los guanacos.

    — ¡Tú, basta! — dijo Rulo.

    El hombre seguía golpeando al guanaco. Yo no iba a esperar a que Rulo hiciera algo y decidí hacerlo yo. Fui corriendo a ese hombre. Trent y Rulo vinieron tras de mí. Tomé al hombre por los brazos. Intentó soltarse, pero Trent lo detuvo. Rulo le dijo que se calmara.

    — ¿Cuál es el problema? — preguntó Rulo.

    — Ese animal me mordió mientras le daba de comer — dijo el hombre — No me gusta que me muerdan.

    — Te dije que esto de dejar alimentar a los animales solo iba a traer problemas — dije muy serio.

    — Muy bien, tipo rudo, cálmate un poco y nos vamos a continuar el recorrido, ¿te parece bien? — dijo Rulo tratando de calmar las cosas.

    El hombre se calmó un poco. Una vez que se aclaró la situación con los turistas, todos subimos a la camioneta. El viaje a la siguiente parada sería de 20 minutos. Le dije al hombre que la próxima vez que atacara a los animales, yo mismo lo atacaría para que vea lo que se siente. El hombre no dio importancia a lo que le dije, pero a mí sí me importaba el tema.

    Pasaron unos quince minutos, y de repente, una señora llamó a Martin.

    — ¡Señor conductor! — dijo la señora — ¡Venga rápido!

    Martin le pidió a Trent que siguiera conduciendo hasta la próxima parada. Me di vuelta y vi que Martin revisaba a un hombre que se había desmayado. Era el mismo que atacó al guanaco, así que decidí no darle importancia. Ese tipo se lo merecía.

    Dos minutos después, escuchaba gritos de susto venir desde atrás. Me di vuelta y vi al hombre morder a Martin. Pero se veía diferente. La gente gritaba y quería bajar del lugar. Luego de morder a Martin, el hombre empezó a morder a las demás personas que se encontraban en el fondo de la camioneta. Rulo abrió la puerta y la gente bajó del lugar. Nosotros tres nos quedamos para ver qué pasaba. Al cabo de un rato, Martin se levantó y comenzó a caminar hacia nosotros. Rulo le hablaba, pero él no respondía, solo avanzaba hacia adelante.

    Rulo sacó su arma para amenazarlo.

    — ¡Atrás! — dijo Rulo algo nervioso.

    Pero Martin no retrocedía ni se detenía. Seguía avanzando hacia nosotros. Rulo tenía miedo al ver la cara de Martin, así que le disparó en el brazo. Martin seguía avanzando hacia nosotros y no mostró una sola queja de su dolor. Rulo volvió a disparar, esta vez en la cabeza. No sé qué le pasó a Martin, pero cayó al suelo desplomado.

    Nosotros estábamos asustados. El otro hombre, el que atacó al guanaco, también se acercó a nosotros. Rulo, Trent y yo salimos de la camioneta y cerramos la puerta con llave. El hombre, que ya no era un hombre sino una cosa, golpeaba contra el vidrio intentando romperlo. Miramos al interior de la camioneta y vimos al resto de personas mordidas levantarse, imitando las acciones del hombre que fue el primero.

    — ¿Qué pasó? — preguntó Trent.

    — Nada bueno — dije.

    — Será mejor que vayamos a la estación de investigación más cercana — dijo Rulo — Informaremos a los administradores del parque.

    Sin saber que estaba pasando, y algo tristes por la muerte de Martin, fuimos corriendo hacia el oeste. Allí había una estación de investigación en la que podíamos escondernos.

    — ¿Qué habrá pasado? — pregunté.

    — Parece que la gente se transformó en uno de esos “zombies” que salen en las películas — dijo Rulo.

    — Eso no existe — dije yo — Eso es ridículo. Este es un parque natural, donde se encuentran seres naturales, no seres de la ciencia ficción y el terror.

    — Si no lo crees, explícame que viste — dijo Trent.

    — Podría tratarse de alguna enfermedad — dije.

    — ¿Una enfermedad que salió de la nada? — dijo Rulo — Eso no me lo creo. Aquí pasó algo raro. Por ahora, solo centrémonos en ir hacia la estación.

    En nuestra corrida hacia la estación, vimos a un grupo de pumas luchando. Uno de ellos era muy agresivo y atacaba a los demás, como si no fueran parte de su especie.

    Pasamos corriendo al lado de él ejemplar agresivo, y se nos acercó a nosotros. Corría como si fuera a matarnos. Rulo sacó su arma para disparar contra el animal, cosa que no iba a permitir.

    — No puedes — dije tomando su mano para evitar que dispare — Nuestro trabajo es preservar la naturaleza, no matarla.

    Rulo se soltó y le disparó al animal que venía corriendo hacia nosotros. Lo había matado. Se que no era muy pacífico, pero ver morir a ese animal me dejó helado. No era una gran amenaza, podríamos neutralizarlo sin tener que matarlo, pero ahora ya era tarde.

    Llegamos a la estación. Había tres personas en el lugar. La ecologista Ángela Costa, su hijo de 5 años Brian River, y un guarda parques llamado Carlos Casio. Ellos tres nos vieron muy agitados y nos preguntaron a que se debía.

    — ¿Por qué están tan alterados? — preguntó Carlos.

    — ¿Pasa algo con alguno de los animales? — preguntó Ángela.

    — Claro que pasa algo — dijo Trent — Hay una invasión zombi en el lugar.

    Ángela, Brian y Carlos empezaron a reírse de nosotros. Al parecer, ellos piensan que esto se trata de una broma.

    — Linda broma — dijo Carlos riéndose a carcajadas de nosotros — ¿Es el día de las bromas o algo parecido?

    — Te digo que es verdad — dijo Trent.

    — Tiene razón — dijo Rulo — Hay una invasión.

    Entonces, sentimos golpes en la puerta de la estación. No se trataba de un humano, seguro era uno de esos zombis. Golpeaba la puerta esperando que se abriera, como si fuera una clase de animal. Como si fuera su naturaleza. Dediqué mi vida al estudio de lo natural, y esto que pasó no es natural. Me asomé por una de las ventanas del estudio y pude ver a un zombi golpeando la puerta tratando de forzar su entrada. Me asusté demasiado. Esto no es natural para mí.

    Carlos y Ángela miraron por la ventana también y vieron al zombi. Ellos no lo llamaron zombi, lo llamaron “la criatura”.

    — Dicen la verdad — dijo Carlos — Hay una criatura en la puerta.

    — ¡Por Dios! — dijo Ángela asustada — ¡Tenemos que llamar a alguien! ¡Tengo que sacar a mi hijo de aquí!

    — Usaré el teléfono de la estación para pedirle ayuda al administrador — dijo Rulo.

    Yo no sabía qué hacer. Ángela abrazaba a su hijo, Rulo llamaba a la administración, y Trent y Carlos miraban por la ventana al zombi intentando entrar. Le tengo miedo a esa cosa. No es algo natural, y al no ser natural, es algo que desconozco. Estoy asustado. Martin murió enfrente de nosotros, y muchas personas también. Me pregunto si solo nosotros estamos viviendo esa situación.

    Rulo vino a hablar con nosotros.

    — No puedo comunicarme con la administración — dijo Rulo — ¿A quién debería llamar?

    — A la policía — dije — Diles que traigan agentes de rescate al parque. Necesitamos salir de aquí.

    Rulo fue corriendo a comunicarse con la policía. Trent y Carlos vinieron a hablar conmigo.

    — Martin está muerto, y los turistas también — dijo Carlos.

    — Esto es increíble — dijo Trent — ¿Crees que en otros lugares tendrán ese problema?

    — Espero que no — dije — No tendríamos esperanzas si eso llegara a pasar.

    Ángela sacó su celular del bolsillo. Normalmente, los celulares nos están prohibidos porque nos distraen del trabajo, pero ella siempre lo trae consigo.

    — Tengo que llamar a mi marido — dijo Ángela — Brian tiene que salir de aquí.

    Ángela llamó a su marido desesperadamente. Marcó el número y llamó tan rápido que no podría darme cuenta de cuál era el número. Ella llamó, pero nadie contestaba. Brian se puso a llorar en los brazos de su mamá.

    — No quiero morir, mamá — dijo Brian alarmado y llorando como loco.

    Los llantos de Brian enfurecían más a la criatura que estaba afuera, la cual empezaba a golpear con más fuerza. Golpeaba como si fuera un humano demandando su entrada. Los golpes de la criatura de afuera asustaban a Brian cada vez más, y eso lo hacía llorar más fuerte. Todo era un círculo vicioso.

    — Brian, cállate — dije un poco enojado — Sé que estás asustado, pero solo empeoras las cosas de esa manera.

    Brian se calmó un poco, seguía alarmado pero dejó de llorar por fin. Para la criatura de afuera, era una historia distinta. Seguía golpeando y golpeando, y si seguía así, iba a terminar por romper la puerta, y este lugar ya no sería seguro.

    Rulo terminó de hacer el llamado.

    — ¿Y bien? — dijo Trent.

    — ¿Quieres primero las buenas noticias, o las malas? — preguntó Rulo en un tono algo triste.

    — Las buenas — dijo Carlos — Necesitamos saber cuáles son nuestras esperanzas.

    — Las buenas noticias son que los policías y las fuerzas especiales vienen aquí, dispuestos a sacar a los sobrevivientes del parque — dijo Rulo — Aparentemente, la plaga, o la pandemia, o lo que sea que sea esto, se extendió por las calles.

    — ¿Y las malas noticias? — pregunté algo asustado.

    — Las malas noticias son que no entraran al parque a rescatar a la gente — dijo Rulo — Los policías no se van a arriesgar a una misión suicida dentro del parque, así que si queremos ser rescatados y ser llevados a un lugar seguro, tenemos que salir del parque.

    — ¿Les dijiste que hay niños y turistas que no conocen el lugar aquí? — preguntó Trent.

    — Así es — dijo Rulo — Pero su postura no cambió. Si queremos estar seguros, tenemos que llegar a la entrada. Ahí estarán esperando varios miembros del departamento y las fuerzas especiales. También tienen la misión de evitar que esta plaga no se extienda, así que ordenaron destruir el parque.

    — ¡¿Destruir el parque?! — dije aterrado por lo que escuché — ¡¿Y qué pasará con los animales, y las plantas?! El brote ya se extendió, ¿van a matar a animales inocentes para que no se extienda más?

    — Lo siento, Marv — dijo Rulo — Sé que te interesas mucho por este lugar, pero se ordenó destruirlo.

    — Eso no solo quiere decir que la policía no entrará en el parque para salvarnos — dijo Trent — Quiere decir que tenemos que escapar antes de que lo destruyan.

    — Así es — dijo Rulo — Ordenaron evacuar el lugar en 24 horas. Así que tenemos que llegar a la entrada en menos de 24 horas o seremos asesinados junto con todo lo que esté en este parque.

    — No pueden… — dije muy triste por lo que pasará — No pueden solo…No pueden hacer esto…

    — Lo siento, Marv — dijo Trent — Pero todos los animales tienen que morir.

    — Simplemente no me parece justo — dije empezando a llorar por los animales que no tendrán una chance para vivir en paz — Tengo que hablar con el intendente, o con el gobernador o con cualquiera. Tal vez pueda detener esto.

    — Si eso es lo que quieres, está bien — dijo Rulo — Pero tenemos que salir de aquí ahora.

    — ¿Qué hacemos con nuestro amigo de afuera? — dijo Carlos.

    La criatura golpeaba la puerta con mucha fuerza y si seguía así la iba a derribar. Solo hay una salida de la estación, y es a través de esa puerta. Si la abrimos, el zombi, o lo que sea que sea ese monstruo anti natura nos mataría.

    Decidimos buscar la forma de eliminar a ese monstruo de forma segura y así poder salir del lugar. No sería sencillo, pero tenía que hacerse. Habíamos pensado en un plan. Rulo tomó una silla. Íbamos a abrir la puerta y dejarlo entrar. Una vez dentro, Ángela y Brian saldrían seguidos por el resto de nosotros. Solo quedarían adentro el que abre la puerta y Rulo. El tema era decidir quién sería el que abriría la puerta para dejar entrar al zombi. Hicimos un sorteo, y el que salió sorteado fue mi amigo Trent. Él tenía que abrir la puerta, y cuando el zombi entrara, Rulo lo golpearía con la silla, mientras Carlos y yo sacábamos a Ángela y Brian fuera del lugar.

    Todos tomamos nuestro lugar. Rulo tomó una silla, Trent se paró frente a la puerta. Carlos tomó a Ángela de la mano y yo tomé a Brian. En el momento en que el zombi entrara, teníamos que salir del lugar. Una vez acabado con el zombi, todos correríamos hacia la puerta principal. La única defensa que tenemos es el arma de Rulo, la cual la trajo solo para evitar disturbios con la gente. Según Rulo, la pistola solo tiene 15 balas, de las cuales ya gastó 3.

    — A la cuenta de tres — dijo Rulo — ¿Listos?

    — Marv, si no llego a salir vivo de esta, tienes que decirle a mi familia — dijo Trent.

    — Uno…dos…¡Tres!

    Trent abrió la puerta, pero nada salió como esperábamos. El zombi se tiró sobre Trent y lo mordió en el cuello. Ángela y Brian salieron del lugar aterrados, mientras Carlos y yo los seguíamos. Vi morir a mi mejor amigo frente a mí. Rulo se asustó. No atacaba al zombi. Luego de un tiempo, lo golpeó con la silla, pero no tan fuerte como para matarlo. El zombi se puso de pie, y Rulo se asustó mucho más de lo que ya estaba. Salió a las apuradas del lugar y cerró la puerta. El zombi que tanto quería entrar, ya estaba dentro y ahora quería salir.

    — Trent… — dije mientras lloraba su pérdida.

    — Marv, lo siento mucho, en verdad…no sé qué pasó — dijo Rulo.

    — No es tu culpa — dije mientras interrumpía a Rulo — Te asustaste al igual que yo. Lo que le pasó a Trent le iba a pasar a cualquiera que abriera la puerta. Pero…que lástima…

    Aunque la situación era desesperada, no teníamos tiempo para velar a Trent. Mi amigo estaba muerto, y vaya a saber Dios por qué. No lo entiendo. Martin y Trent…fue un duro golpe para mí. Pero ahora no podíamos parar así nada más. Tenemos que salir del parque en menos de 24 horas.

    Intentamos correr hacia la puerta. Mi bicicleta quedó en la camioneta, y no era prudente ir a buscarla, además de que somos muchos para que dos bicicletas nos sirvieran.

    La puerta estaba lejos. El viaje de por sí ya era largo en la camioneta, y a pie iba a ser más largo, nos íbamos a cansar, no teníamos armas para defendernos, y también teníamos que cuidarnos de los animales. Ángela y su hijo se cansaron a los 5 minutos desde que empezamos a correr. A ese paso seríamos comidos vivos antes de que llegáramos a la salida.

    — Tenemos que darnos prisa — dijo Rulo — Para defendernos solo tenemos una pistola con 12 balas.

    — Ya lo sé — dijo Ángela abrazando a su hijo.

    — ¿Cómo vamos a llegar a la salida? — preguntó Carlos.

    — Vamos a tener que ir a buscar algún vehículo — dije — Corriendo solo nos cansaremos y seremos presa fácil.

    Pero pronto me di cuenta de mi error. Vimos a un grupo de 5 zombis venir hacia nosotros. Logré distinguirlos perfectamente, eran algunos de los turistas que escaparon de la camioneta cuando el hombre se transformó y mató a Martin. Los 5 zombis venían hacia nosotros y no teníamos mucho que hacer ante ellos.

    — Dispara — dijo Ángela.

    — No, si lo hago, vendrán más — dijo Rulo — Y no solo zombis, sino también animales.

    — Entonces, será mejor que corramos — dijo Carlos.

    No había tiempo que perder, así que empezamos nuestra corrida, esta vez con toda nuestra potencia corporal. Espero que no nos separemos, porque no sabré que hacer. Está en la naturaleza de estas criaturas el comer y devorar cosas salvajemente, pero mi naturaleza está en el interés en cosas naturales… y en el miedo a las cosas innaturales. Supongo que esta es mi naturaleza.

    Mientras corríamos, Ángela se cayó al piso. Carlos fue a levantarla. Con todo su esfuerzo, Carlos levantó a Ángela, e intentó hacerla correr, pero ella no podía seguir.

    — Estoy deshidratada y tengo calambres en la pierna izquierda — dijo Ángela — No puedo seguir adelante. Tendrán que cargarme.

    — No podremos hacerlo — dije — Eso solo nos retrasaría.

    — ¡Por favor, no me dejen! — dijo Ángela suplicando por su vida.

    Esto era demasiado para mí. Martin y Trent habían muerto, y ahora Ángela iba a morir también. No me agradaba mucho la situación, pero no podíamos cargarla. Eso solamente nos mataría a todos.

    A los zombis no les importaban nuestros problemas personales y seguían avanzando. Cada vez se acercaban más, y pronto se nos echarían encima. Me perturba mucho pensar en que voy a ser comido vivo.

    — Está bien… — dijo Ángela llorando de tristeza — No me lleven con ustedes…pero por favor, llévense a mi hijo…salven a Brian…

    — Ángela, no tienes porqué quedarte aquí, solo tienes que correr un poco más — dijo Rulo.

    — No tengo fuerza — dijo Ángela — No tomé nada de agua en todo el día, me muero de sed, y la pierna izquierda me duele mucho como para correr más tiempo… ya no puedo seguir avanzando. Llévense a mi hijo. Mi esposo, John, probablemente estará esperándome afuera. Lleven a Brian con él.

    — De acuerdo — dijo Carlos alzando a Brian en sus brazos — Lo llevaremos.

    Ángela, devastada por las lágrimas veía a su hijo por última vez. Es muy duro para ella pensar en que no lo volverá a ver más. No sé cómo pasó esto, pero era horrible. No era sencillo para mí ver esa escena.

    — Brian, te amo — dijo Ángela mirando a su hijo con las lágrimas fluyendo de sus ojos — Mamá volverá a buscarte luego de descansar. Mientras yo no esté, haz todo lo que digan Carlos, Marv, y Rulo, ¿está bien?

    — Está bien, mamá — dijo Brian pensando que su mamá solo descansaría un poco — Descansa rápido. Me prometiste que mañana iríamos a ver a los animales.

    — Así es, Brian…mañana iremos — dijo Ángela llorando profundamente.

    Carlos fue corriendo con Brian en sus brazos. Rulo fue tras él, en cambio yo, me quedé atrás por un rato. Vi a los zombis acercarse a Ángela, que no tenía fuerzas para moverse. Pude ver como la tomaban por los brazos y el cuello y despedazaban su carne con sus dientes, de la misma forma en que fueron asesinados Martin y Trent. Ángela gritaba de horror mientras padecía bajo las manos de esas criaturas. No lo pude soportar y salí de ahí.

    Caminamos durante un largo rato. Por el camino, vimos a otro grupo de pumas luchando ferozmente. Atacaban a los miembros de su propia especie. No he estudiado mucho a los pumas, generalmente me centro más en los herbívoros, pero creo que ese comportamiento no es natural. Es como si esto se tratara de un serie de rabia, que afecta a los animales y a las personas. Las personas no se atacan y se comen unas a otras. Era una enfermedad nueva, que no podía ser natural. No encuentro la causa para eso, no tiene sentido que haya aparecido así de la nada.

    Brian quedó dormido en los brazos de Carlos. Rulo iba al frente, Carlos y Brian al medio, y yo iba atrás. Tenía que permanecer alerta, no se sabe cuándo podríamos ser atacados por una de esas criaturas zombis. Finalmente, nuestras plegarias fueron respondidas. Encontramos la camioneta de turismo en la misma forma en que la dejamos. Lógicamente, eso nos traería problemas. La camioneta estaba llena de zombis, y todos seguían intentando escapar del interior. Golpearon tanto las ventanas que lograron rajar los vidrios en unos pocos segundos. No podíamos ir a pie hasta la entrada, pero teníamos que sacar a los zombis de ahí.

    — Este es el plan — dijo Rulo — Abriré la puerta. Uno de ustedes dos llamará la atención de los zombis tratando de guiarlos lejos. Pondré la camioneta en marcha y buscaré la forma de alcanzar al que esté distrayendo a los zombis. Simple, los distraen corriendo y luego me esperan a que yo llegue con la camioneta.

    — Yo iré — dijo Carlos — Marv, cuida a Brian.

    — Estás cansado — dije — Cargaste al chico por un largo camino, deja que yo lidere a las criaturas.

    — No — dijo Carlos — Trent te pidió que buscaras a sus familiares para decirles la verdad, ellos merecen saberlo. Yo no conozco a los familiares de Trent, pero tú sí. Además, a diferencia de Ángela yo sí logré tomar mucha agua, y estuve alimentándome muy bien, así que mí estado físico no será un problema. Puedo correr un tiempo más si hace falta.

    — Está bien — dije — Dame al chico.

    — Brian, despierta — dijo Carlos despertando al chico.

    — ¿Ya volvió mi mamá? — preguntó Brian, causando que me conmoviera por él.

    — No, pero quiero que me escuches — dijo Carlos — Tengo que irme un momento. Hasta que vuelva, le harás caso a Marv.

    — Está bien — dijo Brian.

    Tomé a Brian en mis brazos y retrocedí. Rulo se acercó a la puerta para abrirla desde la parte de adelante, mientras Carlos se preparaba para correr. Esta vez, no hubo cuenta atrás, y Rulo abrió la puerta.

    Los zombis salieron de la camioneta como animales que estuvieron condenados a vivir en jaulas. Carlos empezó a gritar y llamar su atención y alejarlos del lugar. Rulo y yo entramos. Puse a Brian a dormir en uno de los asientos de atrás, mientras que yo me senté adelante con Rulo.

    — ¡Tenemos que salvar a Carlos! — dije — ¡Rápido!

    — ¡Espera un poco! — dijo Rulo — ¡La camioneta estuvo prendida todo este tiempo! Desde que nos fuimos, hasta ahora, la batería y el combustible se fueron gastando, y el motor se fue calentando un poco. No podemos ir muy rápido.

    — Aun así tienes que darte prisa — dije algo ansioso — Carlos está…

    Cuando giré mi cabeza para ver donde estaba Carlos, no lo encontré. Ni a él ni a los zombis. No pueden haberse ido muy lejos en tan poco tiempo, era imposible.

    — ¿Dónde está? — preguntó Rulo.

    — No lo sé — dije — Hay que ir a buscarlo.

    — No podemos perder tiempo.

    Rulo le dio arranque a la camioneta y empezó a conducir en el camino de regreso a la entrada. No puedo creer esto. Luego de perder a Ángela, teníamos que dejar a Carlos atrás. No escuché a Carlos gritando por ayuda, ni tampoco a los zombis gritando mientras iban tras él. Espero que esté bien. Trataré de convencer a la policía de entrar a salvarlo.

    Rulo comenzó a conducir. Espero que nada le pase a él, ya que no tengo idea de cómo usar las camionetas, lo único que quedaría si él muere sería mi bicicleta, pero es muy grande para que Brian pueda usarla, y no tiene asientos para niños. El camino estaba despejado al principio, pero al cabo de unos minutos, empezamos a ver a las criaturas devorando a varias personas. Había una camioneta igual a la nuestra, la cual empezó su recorrido antes que nosotros, por lo que la batería y el motor deberían estar en buen estado, pero no podíamos acercarnos demasiado hacia allá.

    Mientras pasábamos, uno de los zombis trató de ponerse en frente y Rulo lo atropelló. El golpe lo dejó estampado contra el parabrisas de la camioneta, el cual quedó rajado tras el impacto. El zombi golpeaba intentando romper el vidrio y entrar a la camioneta.

    — ¡Toma mi arma! — dijo Rulo — Si yo dejo de conducir, los otros zombis nos alcanzarán.

    Tomé el arma de Rulo de su bolsillo y puse el gatillo de la pistola apuntando a la cabeza de la criatura. Apreté el gatillo y eliminé a la criatura de un tiro limpio en la cabeza. La criatura cayó muerta al suelo y Rulo pudo seguir avanzando, pero el vidrio se había roto por el disparo, así que no podíamos permitir que otro zombi chocara contra nosotros.

    Saqué la cabeza por la ventanilla y vi a varios de los zombis que estaban en el lugar siguiéndonos poco a poco. El ruido los había atraído a nosotros. Teníamos que seguir avanzando.

    El disparo no solo eliminó a la criatura, sino que también despertó a Brian. No fue por mucho tiempo, y a los 2 minutos volvió a dormir.

    Tras un largo recorrido, la camioneta se estaba quedando sin combustible.

    — Abajo — dijo Rulo — Seguiremos a pie, no estamos muy lejos de la entrada.

    — ¿Qué pasará con los zombis que nos siguen? — pregunté.

    — Dejaré la radio encendida a todo volumen — dijo Rulo — No nos alcanzarán. Despierta al niño.

    — Brian, arriba — dije sacudiendo su cuerpo para despertarlo.

    — ¿Ya volvió mi mamá? — preguntaba Brian despertándose muy cansado de su siesta.

    — No, pero nosotros nos adelantaremos un poco — dije — Tenemos que salir del lugar.

    Brian se levantó. Lo cargué por un momento, pero al cabo de un rato, me cansé. No podía llevarlo todo el recorrido. Rulo encendió la radio con música de rock al máximo y luego de eso, nos pusimos en marcha para llegar a la entrada.

    Caminamos alrededor de una hora, más o menos, pensé que faltaba menos caminata debido a lo que dijo Rulo. Finalmente lo vimos. La salida del lugar. Al salir, nos encontramos con varios miembros del departamento de policía, algunos trabajadores del parque y los familiares de otros trabajadores.

    — ¿Están bien? — preguntó el jefe de policía.

    — Lo estamos — dijo Rulo.

    — Estoy feliz por eso — dijo el jefe, aunque para mí solo estaba mintiendo — Hay varias camionetas de rescate. Los llevaremos a todos a un barrio seguro.

    — Escuche, oficial, hay un hombre llamado Carlos Casio atrapado adentro — dije — ¿Podría enviar a dos o tres agentes a buscarlo? Hay personas que están muertas, pero estoy seguro de que él sigue vivo.

    — Lo siento, amigo — dijo el jefe — Me ordenaron llevar a las personas de este lugar a un área segura, y necesitaré a cada miembro de la policía para proteger esa zona. No puedo arriesgar más gente de la que estoy ahora. Si tu amigo quiere vivir, tendrá que salir de ahí.

    Me deprimí mucho al escuchar eso. Miré al interior del parque intentando divisar a Carlos, pero no lo vi por ningún lado. Sé que está vivo, pero no creo que pueda salir sin ayuda. Luego de hablar con el jefe, busqué al papá de Brian. No me fue difícil encontrarlo. Rulo y yo llevamos a Brian con su padre.

    — ¡Papá! — dijo Brian abrazando a su padre.

    — Hijo, que bueno que saliste con vida — dijo el padre — ¿Dónde está mamá?

    — Volverá pronto — dijo Brian.

    — Rulo, ¿puedes llevar a Brian a una de las camionetas? — le pedí amablemente — Tengo que hablar con John por un momento.

    — Claro — dijo Rulo.

    Rulo llevo a Brian a una de las camionetas de rescate. Yo quedé hablando solo con John River.

    — Señor… su esposa no lo logró — dije con tristeza.

    — ¿Qué? — dijo John con una expresión de horror en el rostro — Entonces, ella…

    — Lo lamento — dije — Su hijo no sabe nada. Consideré que usted es quien debería decírselo. Lamento lo que le pasó a su esposa. Yo también perdí a varios amigos el día de hoy.

    John estaba totalmente destruido. Estaba invadido por las lágrimas, al igual que yo lo estuve cuando vi muertos a varios de mis amigos. Una vez John se desahogó, fue a la camioneta donde subió Brian.

    — Tengo que decirle a mi hijo — dijo John retirándose.

    Una vez que se fue, busqué por el lugar a los familiares de Trent. Por fortuna, ellos también me buscaban a mí.

    — Marv — dijo la madre de Trent acompañada de su hija, la hermana menor de Trent— ¿Dónde está Trent?

    No fue necesario decir nada al respecto. Puse una cara triste. Ellas lo entendieron y se sintieron devastadas por lo que pasó. No es fácil luchar contra estas criaturas. Puedes morir en cualquier momento. Morir es duro, pero es mucho más duro sobrevivir…sobrevivir sabiendo que tus amigos que murieron ya no regresarán…sobrevivir sabiendo que tendrás que vivir con miedo hasta que esto se solucione…sobrevivir sabiendo que tienes que cuidar de personas igual o en peor estado emocional que tú mismo.

    Yo no tengo familia, y francamente hubiera preferido morir yo antes que Ángela o Trent, que si tenían familia…familias que sufrirán la pérdida.

    Mientras estaba con mis pensamientos, un policía dio un grito terrible.

    — ¡Se acercan! — gritó el policía señalando al interior del parque.

    La gente subió a las camionetas. Yo, antes de subir, me acerqué a la puerta para ver y no podía creerlo. Era un grupo enorme de criaturas. Es como si todos los que entraron al parque el día de hoy hubieran muerto. Se habían convertido en una especie de animales…Animales con naturaleza malvada y asesina. El verlos en grupo me hizo dar cuenta que se trataba de una nueva especie. Tal vez esto formaba parte de la evolución humana, y las personas estaban destinadas a morir, convertirse en eso, y asesinar a otros para crear una nueva especie.

    No cabía duda que estábamos ante el surgimiento de una nueva especie, donde los ejemplares viajan en grupo, como una manada. Miré por última vez antes de irme, y al frente de esa manada de criaturas, estaba Carlos. Tenía mordidas en el cuello y arañazos en la cara. El pobre no lo logró.

    Subí a la camioneta de rescate donde estaban Rulo, Brian y John. El jefe de la policía ordenó que saliéramos el lugar.

    — ¡Llévenlos al área asegurada! — dijo el jefe de la policía — ¡Le diré al gobernador que adelante el bombardeo del parque para evitar que esto se extienda!

    Parece que todo va a terminar así…una nueva especie surgió de la nada…varios de mis amigos están muertos…el parque en el que yo trabajo será bombardeado y todos los animales que aún no sufrieron el cambio serían eliminados…mientras los sobrevivientes a esto, seríamos llevados a un área segura.

    No me acostumbro a la idea de morir en manos de esas criaturas y transformarme en una de ellas…y atacar y matar a los que antes eran mis amigos…esa no es mi naturaleza.
     
  2.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

    Sagitario
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    Escritor
    Un muy buen capítulo para algo que era difícil de hacer (en mi opinión) como es un ecologista en el apocalipsis. Una buena forma de narrar que no se pasa nada por alto, y la forma en la que la situación se descontrola me han gustado mucho. Marv sufre viendo lo que le ocurren a sus animales, trabajo y amigos. Tiene como una fuerza poderosa en el interior que quería salvar a esos animales. Se nota que se ha trabajado bastante, solo hay que leerlo. Muy bueno, sin duda.

    5/5
     
  3.  
    Fénix Kazeblade

    Fénix Kazeblade Creador de mundos Comentarista destacado

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    Escritor
    Espero que lo hayas pasado muy bien participando en esta actividad.
    Me gustó como en el caso el protagonista personalizaste bastante su forma de ser lo adaptaste perfectamente al rol que se le había asignado y mutaste muy bien el entorno para que fuera más original. Por otro lado te da´re le consejo que le daba a Resistence con manejar muchos personajes, asignales características a los que saldrán más para que lo individualicen, por que el texto se ve menos diverso y puede ser monótono si encuentras la misma palabra varias veces aunque este sea el nombre, hubo muchos Rulos en un párrafo por ejemplo. También en el modo de llamar a los zombis creo que en eso Resistence puede asesorar, seguro tiene como unos 50 sinónimos de ellos.
    Es una historia muy intensa por too lo que le haz impregnado, aunque en mi opinión le hizo falta un poco más, pierde todo, osea si se ve y por otro lado no sería bueno que se viera sobreactuado, pero bueno la verdad es que es genial.

    5/5

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