One-shot Mi deber es proteger Las Noches

Tema en 'Bleach' iniciado por elizabeth wolf, 17 Noviembre 2011.

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    elizabeth wolf

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    Escritora
    Título:
    Mi deber es proteger Las Noches
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    4033
    Aizen se retiro hacia la ciudad de Karakura para llevar a cabo la última etapa de su plan, dejando a Ulquiorra a cargo de Las Noches y de Orihime. Ambos se encontraban en el salón del trono, Ulquiorra interrogaba a Orihime intentando desentrañar el enigma que esta mujer representaba para él. Sus dedos tocaban la frente de la joven, se disponía hacer otra pregunta cuando detrás de él el suelo estalla dejando paso a Ichigo Kurosaki, las miradas de los oponente una dura y penetrante la otra fría y sin interés.

    — ¡Kurosaki-kun!— dijo la chica con miedo en su voz por la batalla que se avecinaba entre ellos, conociendo el poder que ambos poseían no quería verlo herido.

    La expresión en el rostro del joven se suavizó al posar los ojos en Inoue. Para luego decir:

    —He vuelto por Inoue.

    —Muy bien. Mi trabajo es proteger las noches mientras Aizen-sama regresa. No tengo orden de matar a esta mujer todavía, la dejare con vida asta que me ordenen lo contrario. Pero tu situación es otra historia, matarte y proteger las noches es la misma tarea. — mientras decía esto Ulquiorra tomaba su espada. — Morirás… a manos de mi espada.

    Inoue retrocedió unos pasos al ver desenfundar al espada.

    —Me sorprendes— comento calmadamente Ichigo —Nunca pensé que empezarías la lucha desenvainando tu espada. Creí que tendría que obligarte por la fuerza a hacerlo.— las miradas de ambos se entrelazaba en una batalla de voluntades silenciosas siendo una corriente subyacente la que flotaba entre los dos —¿Significa eso que me has reconocido como un digno oponente?

    —Significa que e decidió que debes ser destruido.

    Ambos de un solo paso chocaron sus espadas creando una batalla de energía por la cual Inoue tubo que utilizar su escudo para protegerse de tremendo ataque de reiatsu, con cada choque la energía aumentaba destruyendo todo a su alrededor, la pared derecha de la torre 5 donde se encontraba el salón del trono fue destruida por el choque de las energías de ambos. Al separarse la espada de Ulquiorra era recorrida por un hilo de sangre de Kurosaki. Ichigo utilizaba toda su fuerza sin recurrir a la máscara para no perturbar a Orihime, pero no resultaba producente ya que Ulquiorra detenía cada ataque y mantenía su mano izquierda aun en su bolsillo.

    Ulquiorra logro atravesar el hombro de Kurosaki y a su ves lanzar un cero, por muy poco Ichigo lo esquivo sin necesidad de recurrir a la máscara la cual le proporcionaba mas poder y protección ante un ataque de ese tipo. La batalla continua Ichigo por unos instantes es capas de ver los movimientos de su oponente pero a su ves este incrementa su poder moviéndose más rápido y dejándolo en desventaja cuando Ulquiorra iba a dar el golpe de gracia es el escudo de Inoue quien lo detiene dándole la posibilidad a Ichigo de salir del atolladero en el cual se encontraba.

    Ulquiorra ya fastidiado por que Ichigo no peleaba con todo su poder lo ataca cada vez con mayor fuerza para obligarlo a sacar todo lo que tiene, Ichigo pide ir a otro lugar para evitar así que Inoue no lo viera con la máscara y menos peleando siendo conciente que la joven sufría con cada estocada que el recibía. Así fue que terminaron peleando en el desierto del hueco mundo donde ambos mostraron todo lo que podían dar. Dejando a Orihime en compañía de Ishida, a lo cual ella pidió al Quincy que la llevara con Kurosaki cuando llegaron lo que vio la dejo trastornada Ichigo a punto de morir en manos del arrancar quien sujetaba fuertemente el cuello del chico con su cola y apuntaba con su dedo al pecho de Ichigo.

    —Has llegado a tiempo para ver cómo muere el hombre en el que has puesto todas tus esperanzas. —dijo tranquilamente el arrancar.

    Ella interpuso su escodo nuevamente para impedir que el cero le impactara de lleno en el pecho a Ichigo. Ulquiorra utilizo sus palabras como arma contra ella y fueron dolorosamente acertadas. Si de verdad quería protegerle, ¿por qué no lo había hecho desde el primer momento en que comenzaron a luchar? Y ella se quedó sin habla. ¿Cómo decir que no lo había hecho porque esperaba ver a Kurosaki vencer por sí mismo, como un héroe?

    Ulquiorra solo asfixió a Ichigo hasta que quedo inconciente para luego arrojarlo tranquilamente hacia un lado, luego asesto un efectivo golpe en el Quincy dejándolo lastimado en el suelo y sin premura se dirigió hacia donde ella estaba contemplándola con sus verdes ojos de mirada fría e inexpresiva.
    Si lo que el Espada deseaba era que ella sucumbiera ante la desesperación, no podía haber elegido mejor forma para derrumbar la voluntad de Inoue. Porque en lo que a Ichigo se refería, no había conseguido su propósito. Se habían resistido hasta el final, provocando que Ulquiorra exteriorizara al fin algo de emoción en su imponente figura, aunque ésta fuera furia o irritación

    ¿Qué podía hacer? ¿Qué debería hacer? Ella, que nunca había tenido que decidir nada, se encontraba entre la espada y la pared. Ni siquiera cuando se dejó llevar a Hueco Mundo había sido decisión propia. ¿Tal vez Ulquiorra hubiera planeado someterla a semejante presión de nuevo para verla hundirse una vez más? ¿no había sido suficiente con poder verla sufrir al ver cómo se desmoronaban todos los castillos en el aire que había creado?

    “¿Qué debería hacer?” era la pregunta que se repetía una y otra vez en su mente, siendo consciente de que era muy distinta a qué podía hacer, puesto que no podía hacer nada.

    No quedaba nadie para protegerla, pero aún así se alzó con decisión dispuesta a ser ella quien velara por sus vidas. Concienciada de que nadie salvo ella misma podía salvarla.

    Sabía que debía tener miedo, pero su interior se agitó, nervioso, y no era porque temiera por su vida sino porque en ese momento fue consciente de que en parte, el desear la victoria de Ichigo se debía a que de esa forma evitaría tener que enfrentarse al Espada.

    No era una cuestión de poder sino de remordimiento.

    Si desde que tenía memoria siempre había habido alguien que la protegiera, eso también se extendía a su estancia en Las Noches. Mientras esperaba la llegada de Kurosaki, Ulquiorra había sido su protector. Había sido él a quien esperaba ver aparecer, en lugar de Grimmjow, cuando aquellas Arrancar la maltrataron la primera vez. Había afirmado que dejaría que viviera, aun cuando Aizen le había relegado de esa obligación. Había tenido que recordarle para apaciguar el temor sufrido al ver por primera vez a Kurosaki convertido en Vizard. Se había preocupado por él cuando fue enclaustrado en la Caja Negación.

    Todos esos sentimientos la hacían sentirse impotente frente a él, como si a pesar de todo lo sucedido, aún tuviera que estarle agradecida. No podía hacer nada contra Ulquiorra porque eso sería una manera muy injusta de corresponder sus actos.
    -Todavía está vivo –dijo Ulquiorra, bloqueándole el paso e impidiéndole que se acercara a Ishida-. Sólo ha sufrido el daño mínimo necesario para dejar de ser un obstáculo. Es el precio a pagar por inmiscuirse en una pelea que no era la suya.

    Orihime abrió mucho los ojos, queriendo entender que desde el primer momento Ulquiorra no había tenido intención de hacerle daño a Ishida. Aquella pelea era un asunto entre el Espada y ella.

    -Pero si no hago nada ¡morirá desangrado! –suplicó la joven, viendo inútilmente cómo el Arrancar seguía interponiéndose en su camino.

    -Tarde o temprano alguien de la Sociedad de Almas les encontrará. Esto ya ha terminado, mujer, y ahora debemos regresar, mi deber es proteger Las Noches –anunció Ulquiorra. La miró fijamente al pronunciar “Las Noches”, implicando con ello que, con su victoria, Orihime volvía a ser suya y volvía a formar parte de su mundo.

    -¡NO! –Exclamó, tratando de apartar al Espada, que se mantenía rígido e inamovible frente a ella-. ¡No puedo dejarles aquí a su suerte! No me puedes asegurar que sea alguien de la Sociedad de Almas quien les encuentre, podría ser otro Arrancar, podrían aprovecharse de su debilidad y…

    -Te he dicho que nos vamos –dijo Ulquiorra, su voz firme e imperativa indicándole que no era una sugerencia sino una orden.

    -Pero… -se atrevió a protestar, sin embargo, su frase fue cortada por la voz del Espada.

    -¿Acaso pretendes desafiarme?

    El nudo en el estómago de Inoue se hizo más fuerte. Deseaba proteger a sus amigos pero a la vez no quería tener que enfrentarse a Ulquiorra. Algo le decía que el Espada no trataría de atentar contra ella pero a la vez tampoco podía estar completamente segura de ello. Aizen ya no la necesitaba, Ulquiorra no tenía obligación de mantenerla con vida. Podía matarla si quisiera sin ningún esfuerzo.

    El Arrancar percibió la confusión en el rostro de la humana. Todavía tenía húmedas las mejillas por las lágrimas derramadas, estaba manchada con la sangre del Quincy, se la veía abatida física y psicológicamente y sin embargo, aún conservaba algo de voluntad, llevándola a intentar ofrecer su ayuda a sus amigos pese a la negativa del Espada.

    -Mírate…Resultas tan patética…-dijo Ulquiorra, y las pupilas de Orihime se dilataron por el miedo. Era lógico, era la primera vez que se refería a ella de un modo tan mezquino-. Tus esperanzas han muerto, Kurosaki no a podido vencerme, aunque otros lleguen en tu busca, sabes que ya no será lo mismo. Ni siquiera tus poderes, esos que el señor Aizen deseaba, han sido suficientes para evitar el destino que fue sellado en el momento en que decidieron venir a Hueco Mundo a por ti. No has sido capaz de hacer nada por ellos y yo…

    Esa vez fue la joven quien interrumpió al Arrancar, sobreponiéndose como pudo y reuniendo fuerza y coraje desde la desesperación. Lo tenía todo perdido, ¿qué más podía perder si continuaba intentándolo? Era lo menos que podía hacer por ellos. Golpeó el pecho del Espada repetidas veces, aunque éste no se moviera ni un ápice pese al estar golpeándole con fuerza.

    -¡No puedo dejarles así! –exclamó, y lágrimas de impotencia volvieron a recorrer sus mejillas, su voz quebrándose y perdiendo intensidad a la par que sus manos, hasta ser un débil sollozo que acompañaba a sus dedos agarrando el pecho del Espada. Hasta descansar su rostro húmedo contra el torso del Arrancar.

    Hubo un momento de silencio en el que Ulquiorra dudó. Inoue tuvo la errónea impresión de que su plegaria había dado resultado pero rápidamente tuvo que desechar esa idea de su mente cuando sintió las manos del Espada sobre sus hombros, apartándola de él. Aunque su expresión continuaba siendo tan distante como siempre, la joven trató de descubrir algún cambio en ella, pero no pudo encontrarla porque el cambio no se había producido en el exterior sino en el interior.

    Aún así, las palabras de Ulquiorra no mostraron que éste estuviera dispuesto a ceder a sus deseos. Era un Espada y no estaba en posición de permitir que enemigos ya caídos recuperaran sus fuerzas. Proteger Las Noches era su obligación.

    -Me temo que nunca comprenderé qué poder esconde el corazón de los humanos para haceros reaccionar de forma tan contradictoria. Unas veces os convierte en seres cobardes pero otras es capaz de anular cualquier instinto de supervivencia haciéndoos actuar irracionalmente -La mirada de Orihime destilaba temor e incomprensión por lo que Ulquiorra decidió aclarar su punto de vista-. No hay más que ver a Kurosaki, arriesgándose innecesariamente en una batalla que tenía perdida desde el principio pese a que le di opciones suficientes para rendirse. No tienes más que verte a ti, y quizás tú seas el mejor ejemplo ya que, de entre todos ellos, el señor Aizen te consideró de un valor incalculable. ¿Y cómo has demostrado esa valía? Quedándote sin hacer nada esperando ilusamente que ese Shinigami te salvara cuando contabas con poder suficiente para protegerte tú misma. ¿Qué hay de la Orihime Inoue que se hizo fuerte en Las Noches pese a las adversidades? Es una lástima que tus amigos vayan a morir sin haber conocido esa faceta tuya, que nunca lleguen a saber que tienes capacidad de decisión y fortaleza porque ellos sólo han conocido a la joven humana pusilánime que necesita que otros hagan las cosas por ella. Sólo nosotros somos conscientes de que no eres una carga, sólo yo sé que cuando quieres eres capaz de desafiar el peligro. Lo has hecho ahora, hace un momento, lo hiciste el día que te atreviste a golpearme porque no soportabas la verdad de mis palabras aún sabiendo que podía matarte con sólo chasquear los dedos. Si ese lamentable comportamiento es el resultado de lo que vosotros llamáis amistad… ¿Por qué tener ese concepto en tan alta estima cuando lo único que hace es opacar tu personalidad hasta reducirte a algo totalmente inútil? Con nosotros te has sentido útil, te has sentido fuerte, algo que nunca has sentido cuando estás con tus amigos. ¿Por qué rechazar una situación claramente ventajosa para ti para volver a lo que eras antes?

    Ulquiorra avanzó un par de pasos, y ella reaccionó retrocediendo de forma instintiva. No comprendía nada de lo que estaba sucediendo, ¿qué pretendía? No sabía si alabándola por su poder estaba incitándola a demostrar que era capaz de defenderse sola, tampoco sabía si realmente pensaba que iba a dejar a sus amigos atrás para unirse a él de forma definitiva como medida de protección. No tenía ni idea de lo que se suponía que debía hacer y no pudo evitar pensar que tal vez se tratara de otra de sus trampas psicológicas.

    Desde el momento en que aceptó ir con él a Hueco Mundo, todo había sido una tortura psicológica. Era cierto que no había sufrido ningún daño físico mientras había estado recluida en Las Noches pero había sido sometida a una presión mental extrema. Cada vez que Ulquiorra se dirigía a ella era para ponerla a prueba, fuera lo que fuese lo que tenía que decirle siempre acababa siendo una prueba de lealtad o una noticia desgarradora. Y esa vez, no podía tener una impresión distinta a que se encontraba frente a otra de esas pruebas.

    Y hasta entonces siempre había sido capaz de aferrarse a algo positivo, siempre había habido algo en lo que basar sus fuerzas para salir adelante.

    Mirando los cuerpos de Ichigo y Uryû, comprendió que aún tenía mucho por lo que luchar. No iba a permitir que Ulquiorra se la llevase consigo otra vez, dejándoles a merced de un destino incierto debido al estado en que se encontraban. Tal vez la solución más óptima para todos fuese aceptar la propuesta de Ulquiorra y quedarse definitivamente en Las Noches. De esa manera, si renunciaba voluntariamente a su rescate, al fin podría proteger a las personas que quería, al fin dejaría de ponerles en peligro, aunque eso supusiera tener que resignarse a admitir que el sueño del príncipe azul que salva a la princesa jamás se realizaría. Aunque todo eso únicamente tendría valor si lograba salir con vida, cosa que no tenía del todo clara pues su voz y sus dedos temblaron cuando éstos rozaron sus horquillas y pronunció “Koten Zansshun”.

    Pudo notar una leve sorpresa cruzando brevemente el rostro del Arrancar cuando la vio utilizar su hechizo ofensivo contra él. Inoue siguió retrocediendo, pues tal y como suponía, su ataque fue fácilmente rechazado por una de las alas de Ulquiorra sin que ni siquiera llegara a rozarle.

    Él continuaba avanzando, su expresión neutra, imposible de descifrar qué opinión le merecía que la joven que había tenido a su cargo durante un tiempo, hubiera decidido usar su poder en su contra. Kurosaki había sido masacrado por obstinarse en seguir peleando aun en inferioridad de condiciones. Ishida había perdido una mano y estaba inconsciente por haber atacado al Espada. Debido a esto, Inoue se preparó para lo peor, convocando el Santen Kensshun y creando una barrera protectora entre ella y Ulquiorra, ya que nada le decía que no pudiera correr la misma suerte, al fin y al cabo estaba actuando igual que ellos.

    Le bastó un breve movimiento de su cola para resquebrajar la pantalla de protección. Orihime, asustada, volvió a retroceder al comprobar que el Espada no se detenía. Finalmente acabó tropezando y cayendo a sus pies, derrotada. Alzó la mirada hacia él, con los ojos llenos de lágrimas de nuevo, al ver que Ulquiorra cerraba los ojos un instante, apartando su vista de ella y chasqueó ligeramente la lengua en desaprobación, cerró también los suyos, esperando el golpe de gracia. No podía hacer nada contra él.

    El instante fue demasiado largo. La respiración contenida y el corazón acelerado acabaron por recuperar la normalidad cuando fue consciente de que seguía viva. Abrió los ojos y Ulquiorra seguía frente a ella.

    -Qué estúpido por tu parte -dijo el Espada. La voz de Ulquiorra sonaba decepcionada, y Orihime tembló esperando su ataque-. No tengo ninguna intención de hacerte daño. Creía que ya lo había dejado claro antes de que todo esto empezara. Mientras no se me ordene lo contrario, que permanezcas sana y salva forma parte de mi labor protegiendo Las Noches.

    Inoue sintió una vez más que no comprendía absolutamente nada y dejó escapar toda la frustración acumulada en un grito que clamaba por que el Espada arrojara algo de luz a toda la confusión que estaba sufriendo.

    -¿Por qué? ¿por qué yo? Aizen dijo que ya no me necesitaba ¿por qué continúas torturándome así? –y el corazón de Orihime, ese que una vez fue fuerte, se estremeció-. ¿Qué me hace a mí más valiosa a tus ojos que ellos? –dijo, refiriéndose a Kurosaki e Ishida- ¿Por qué yo puedo permitirme salir indemne de esta situación si he actuado de la misma forma que lo han hecho ellos? Te he desafiado para salvarles, te he atacado. ¿Por qué sigues sin querer hacerme daño contradiciéndote a ti mismo? Explícamelo, Ulquiorra, porque no lo comprendo.

    -La desesperación toma muchas formas. En el caso de Kurosaki, no ceder a la verdadera desesperación significaba luchar sin importarle que el resultado final estuviera en su contra. Rendirse habría sido sucumbir. Tú eres diferente. Te derrumbaste al ver derrotado a la única persona en la que pusiste tus esperanzas y caíste en la desesperación al darte cuenta de que al haber confiado únicamente en él, en haberte centrado sólo en él pusiste en riesgo la vida del Quincy. Inevitablemente tuve que herirle, aunque desde el principio no tuve intención de hacerle daño, tuve que anular su capacidad de combate. Que al darte cuenta de todo eso hayas decidido enfrentarte a mí para compensar tu error, no tiene nada que ver con el motivo que ha llevado a Kurosaki al estado en el que está. Tú sí has conocido la verdadera desesperación y esa ha sido tu forma de manifestarlo –aclaró Ulquiorra.

    -¿Y haber caído en la desesperación me redime de cualquier castigo? –exclamó Orihime.

    —Vendrás con migo mujer. — con esto dejo claro que no contestaría su pregunta y extendió su mano hacia ella para ayudarla a levantarse.

    —Sí acepto volver contigo, ¿los dejaras vivir? — sus mejillas estaban abnegadas en lagrimas al saberse vencida y acorralada, para el arrancar que tenía enfrente ella era parte de Las Noches y no la dejaría partir.— ¡por favor! Me quedare para siempre en Las Noches si me permites curarlos así mi corazón estará en paz. Te doy mi vida a cambio de la de ellos.

    —No estas en posición de negociar, mujer harás lo que se te ordené.
    —Antes de venir a las noches me dejaste curar a los guardias que me acompañaban ¡¿por que no me permites curarlos?! — la joven desesperada ya no sabía que más hacer para que el arrancar le permitiera curar a sus amigos.

    —Hazlo — Orihime no supo por que el cambio de parecer del arrancar pero se apresuro a curarlos. Por su parte el arrancar sabía que la joven no viviría mucho tiempo si no le permitía curar a sus amigos la culpa y la desdicha la consumirían.

    Cuando ambos se encontraban bien le dijo que la dejaran ir por su bien Kurosaki se enfureció y dijo que no desafiando al espada a continuar la pelea. Inoue intervino y le dijo que fuera a ayudara a Rukia y a salvar a Karakura. Fue Ishida quien escucho toda la conversación entre el arrancar y la chica quien hizo que Kurosaki desistiera por alguna extraña razón el Quincy sabia que ella estaría a salvo en las manos de él, sólo tenían que impedir que Aizen volviera al hueco mundo y diera la orden de matarla, luego podrían venir a salvarla con mas fuerzas.
     
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  2.  
    Rashel Vandald

    Rashel Vandald <3 <3 Felices fiestas. <3 <3

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    Aizen Aizen, Ulquiorra no tienes otra motivación ¿O sí? ¡Claro que sí!
    ¡vive con la mujer que tienes en tus manos pálidas!
    ¡Orihime busca la forma para "hacer" un corazón para Ulquiorra! (Después me lo regalas ¿Sii? ^/////^)
     

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