Mentiras [Yuuki&Zero]

Fandom: Vampire Knight
Tipo: One-Shot
Pareja: Yuuki Kuran & Zero Kiryuu
Advertencias: Basado en el capitulo 46 sección 23/28 del manga.
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Mentiras.
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¿Qué ibas a decirle? Nunca habías sido dado con las palabras. Ella estaba en frente de ti, observándote como siempre, incluso ahora siendo una vampira lo había hecho. Te había ayudado, siempre te había acompañado, y tú le apuntabas con un arma.

Imbécil…

¿Servía de algo reprocharse ahora? No, de nada servía. No cuando sabías que se iría en algunos momentos. La observarías marcharse lejos de ti, iniciando la vida que de por nacimiento merecía…

La eterna existencia de un purasangre…

¿Por qué nunca te diste cuenta de la realidad? Del dolor en tu pecho, de aquello que siempre habías deseado. Siempre te habías controlado, habías logrado retener aquella bestia que aguardaba en ti el mayor tiempo posible; pero nada era para siempre.

¿Por qué lo recordabas? Los sucesos que te hicieron convencerte de que eras un monstruo. El dulce y a la vez amargo sabor de la sangre tibia y espesa en tu boca. Fluyendo a través de tu garganta. Los quejidos que ella lanzaba adolorida; él éxtasis que sentiste al alimentarte de otra cosa que no fueran aquellas asquerosas tabletas.

Aquello era inolvidable, el instinto animal que te llevó a cometer aquel pecado.

Jamás lo olvidarías, simplemente no serías capaz, y eso precisamente te hacía sentir culpable, eso y el hecho de querer repetirlo.

No supiste como, pero cuando dejaste de pensar ya la tenías entre tus brazos, reteniéndola en aquel lugar un poco más de lo debido. Sintiendo su pequeño y frágil cuerpo contra el tuyo.

—En tu interior… ¿Está la Yuuki que yo conozco? —querías saberlo de su boca. Saber que, de alguna manera, aquella enana parlanchina que te alentaba a vivir un poco más seguía presente. Ansiabas, y temías la respuesta.

Sabías que semejante pregunta la había sorprendido, más después de unos instantes ella se relajó y su mirada se tornó triste.

—Lo está —afirmó —Pero poco a poco nos fundimos, y va desapareciendo —jadeó inquieta.

—Pero, la Yuuki que ha recuperado sus recuerdos y yo somos una sola, nuestros lazos se funden en uno —lloró, trataba de buscar tu mirada y lo sabías, más no fuiste capaz de verla directamente a los ojos… No lo soportarías.

—Y me doy cuenta, de que solo deseaba la sangre de mi hermano y que mi mente solo estaba repleta de ese pensamiento… Que yo…

Ella calló, y tu observaste la oportunidad para confesar lo que deseabas. Estabas inquieto, más no dudaste en inclinarte levemente observando la piel de su cuello… Tú…

—Yuuki, yo —aspiraste el embriagante aroma de su piel —Yo solo deseo tu sangre, Yuuki. La deseo tanto que se hace insoportable hasta el punto de que no estaría satisfecho hasta beber de ti hasta los límites de tu vida… Una avaricia despreciable y lujuriosa.

Esa es la clase de monstruo que soy. ¿Verdad?

Ya muy cerca de ella incaste tus colmillos, alimentándote de nuevo; Ella suspiró unas cuantas veces. La liberaste. Gotas se deslizaron por tus labios yendo a parar en el pavimento roto. De nuevo te observó con aquella mirada, te sentías débil.

¿Estaba bien lo que hacías? Probablemente tendrías que matarla la próxima vez que la vieras. ¿Importaba en aquél momento?

En lo absoluto.

Tocaste aquellos labios dulces con los tuyos. Besándola, llevando a cabo tu más grande deseo en tan solo un momento. Ella correspondió, aquello te hizo feliz; más sin embargo la falta de aire hizo presencia y tú tuviste que dejarla ir.

No dejaste de abrazarla, te sentías en paz a su lado.

—Déjame preguntarte una última cosa —Tomaste aire —Ahora que tus recuerdos han vuelto, ¿Te has librado al fin de todos tus miedos y preocupaciones?

—Sí —Todo lo que necesitabas oír.

—Yo también —La separaste de tu cuerpo —Estaré bien, aunque ya no estés conmigo Yuuki.

Mentiras, viles mentiras…

—Ya nada me retiene, y puedo dedicarme plenamente a cumplir mi objetivo —musitaste serio, de nuevo —Vete, Yuuki. Ve con aquel que puede permanecer contigo por toda la eternidad.

La mirada de ella entristeció, la tuya también; pero no le dejaste verte.

—Pero la próxima vez que nos encontremos, te mataré —finalizaste duramente, haciéndole notar la seriedad del asunto; ella comprendió y una tenue sonrisa se formó en su rostro.

—Está bien, en ese caso… ¡Seguiré huyendo de ti por siempre, Zero!

Él muy bien sabía que no sería capaz de matarla; pero algunas veces era necesario mentir.