Mentiras y un país de las maravillas

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Claudia Ramirez, 8 Abril 2011.

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    Claudia Ramirez

    Claudia Ramirez Iniciado

    Virgo
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    6 Abril 2011
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    Título:
    Mentiras y un país de las maravillas
    Total de capítulos:
    26
     
    Palabras:
    2007
    Titulo: Mentiras y un País de las Maravillas
    Tipo: Cuento extenso, varios capítulos
    Resumen: La historia trata de Violeta Espinoza, una niña de doce años que vivía una vida normal, aunque era algo introvertida. Un día tuvo un accidente que la dejaría en estado de coma y le haría descubrir el maravilloso mundo en su interior. Cinco años despues, al despertar, descubre que el mundo real no le corresponde, pero que tenía una mision en la tierra. Una historia llena de humanidad y magia.
    Advertencias: Ninguna
    Genero: Fantasía/Drama.

    Capítulo 1
    ¿Este mundo me corresponde?

    Era un día tranquilo, como cualquier otro. La gente iba a trabajar, a estudiar o a vagar, según sea el caso. Esta era una tarde común y corriente, en un colegio, luego de la formación antes de entrar a clase. Violeta Espinoza era una niña de 11 años, casi 12. Cursaba el primer año de secundaria en la Institución Educativa Nacional “Liceo Trujillo”. Era una niña normal, de ojos negros, anteojos, blanca y de cabello castaño, y poseía una aguda y armoniosa voz. Tenía un carácter muy dulce y era algo tímida, sobre todo porque estaba enfrentando el cambio de la primaria a la secundaria. Problemas propios de su edad. Lo único que tenia de diferente era su carácter poco extrovertido, que la diferenciaba del resto de sus compañeros, y sus ansias enormes de destacar en sus calificaciones, tanto por ella misma como para demostrarle a su familia de lo que era capaz. Violeta solo tenía madre, su padre se había divorciado de ella 4 años atrás. Además tenía un hermano mayor, Pablo, de 15 años, con quien se llevaba muy bien.
    Volviendo al contexto, la formación había terminado y las clases iban a comenzar. Como es de costumbre, todos los alumnos corrieron a “ganar” sus asientos en sus respectivas aulas. A Violeta le molestaba tener que hacer eso todos los días, pues a ella no le agradaban los juegos bruscos ni ese tipo de cosas. Corría lo más que podía, a veces lograba ocupar un sitio en la primera fila. Así fue aquella tarde.
    Las clases comenzaron. ¿Qué curso tocaba? ¿Religión? ¡Qué aburrido! Todos dispuestos a quedarse dormidos o hacer otra cosa en plena clase. Pero Violeta puso toda su atención.
    - Chicos, silencio. Buenos días con todos. Vamos a comenzar con las clases. ¿En qué tema nos quedamos?
    - En los sacramentos, maestra.
    - Muy bien. Comencemos con el bautismo. ¿Alguien de ustedes puede definirme que es el bautismo con sus propias palabras?
    - Yo, maestra. El bautismo es el sacramento por el cual borramos nuestro pecado original y así poder alcanzar la vida eterna.
    - Muy bien, Verónica. Así es. Ahora, dime tu Rodríguez, que estás quedándote dormido, ¿A que llamamos vida eterna?
    - Mire profe, le voy a decir la verdad. No he estudiado nada y no creo en la vida eterna. Con la muerte acaba todo. Las personas solo vivimos unos años, nada más.
    - Mmm, que mal. ¿Sabías que el señor te está escuchando en este momento?
    - Pues sí, pero eso de creer de que vamos al cielo o al infierno es solo una fantasía.
    - (murmurando) Cállate, Rodríguez. ¿Qué no ves que la profe te puede jalar si hablas esas cosas? Si ella te dice que la luna es verde, tu dile que sí. No seas tarado.
    - Ay, Roger, ¿Tú crees que jalen a alguien en religión?, no seas idiota, nadie jala este curso. Además la profe tiene cara de buena gente.
    En ese momento, alguien levantó su mano para opinar acerca del tema. Se veía muy interesada.
    - Maestra, la vida eterna si existe. De hecho, la vida terrenal es algo fugaz. Si Rodríguez cree que lo que hay luego de la muerte es una mentira está equivocado. Lo que es una verdadera mentira es la vida que estamos viviendo ahora. Para que esa mentira se vuelva realidad tenemos que dejar huella, y hacer algo grandioso.
    Luego de estas palabras, se escucharon risas por todo el salón. Al parecer, esto era motivo de gracia para todos sus compañeros.
    - Violeta, ¿Qué has fumado?
    - Oye, yo creo que está loca.
    - Chicos, silencio. Violeta, hablaremos de esto luego. Creo haber entendido lo que has dicho, pero tus compañeros no te van a entender.
    - Está bien, maestra, lo siento.
    Luego de esta pequeña escena, la clase prosiguió. Violeta no dejaba de prestar atención, a diferencia de sus compañeros, quienes no paraban de lanzar papelitos y hacer escándalo.
    Mientras ella escuchaba las clases con interés y atención, no se había dado cuenta de que alguien la observaba. Roger estaba sentado en la tercera fila, y no escuchó ni una sola palabra de los docentes durante las clases. A lo único que ponía atención era al ondeado cabello, los brillantes ojos y el inocente rostro de Violeta. Aquella niña lo había cautivado.
    Sonó el timbre de recreo. Violeta, como todos los días, iba al kiosco a comprar algunas golosinas. En el camino, un grupo de chicos la detuvo.
    - Oye niña, has hecho el ridículo en clase
    - Jajaja, la vida eterna es más real que la realidad. ¿Amiga, estás segura que no se te salió un tornillo?
    Violeta escucho los agravios, a los que no hizo caso. Ella estaba asustada, con su mochila en el hombro y cogiendo su cuaderno de clase entre los dos brazos, prosiguió su camino.
    - Niña tonta cuatro ojos, jejeje.
    - Eres una mojigata, y además tratas de llevarte la atención de la profe.
    - Ya basta, dejen de molestarla
    Apareció de repente otro niño, al parecer defendiéndola.
    - Hola Roger, que hay de nuevas.
    - Mmm, ya te veo con la santurrona
    - Cállate, imbécil. No creo que quieras que te saque sangre de la nariz y te reviente a golpes.
    - (tartamudeando) Está bien, disculpa. Lo siento.
    Violeta: (sonriendo) Muchas gracias.
    Roger: No te preocupes, no fue nada. ¿Cómo te llamas?
    Violeta: Mi nombre es Violeta Espinoza. ¿Cuál es el tuyo?
    Roger: Yo soy Roger Castillo. Siempre te había visto, pero esta es la primera vez que te dirijo la palabra. Me sorprendió mucho lo que dijiste, aunque no entendí exactamente lo que quisiste decir.
    Violeta: Supongo que nadie lo entendió. No debí decirlo.
    Roger: No, no te preocupes. No les hagas caso, los chicos molestan a cualquiera, sobre todo a las personas tranquilas como tú. Parece que les incomodara que haya gente pacífica.
    Violeta: Entonces soy molesta aquí.
    Roger: (algo nervioso) No, te equivocas. No eres desagradable, a mí me caes bien, incluso desde antes de conocerte. Dicen que eres la chica que obtiene las notas más altas en matemática y lenguaje, y que eres una de las primeras de la clase. Incluso ganaste dos concursos intraescolares, ¿Verdad?
    Violeta: Si, así es. Roger, muchas gracias por lo que hiciste. Tú me salvaste.
    Roger: No te preocupes, tuve que hacerlo. Si tienes algún problema con los chicos o alguien trata de hacerte daño, sabes que puedes confiar en mí. No lo olvides. Siempre estaré allí para ayudarte.
    Violeta: (sonrojándose) Muchas gracias, nunca nadie me había dicho algo así en toda mi vida.
    Roger: (mirándola a los ojos) Es un gusto conocerte, creo que podemos ser buenos amigos.
    Violeta: A mí también me da gusto, y por supuesto que seremos amigos.
    Siguió transcurriendo el día como cualquier otro. Luego hubo clase de ciencias sociales, lenguaje y matemáticas. A Violeta le gustaban más las matemáticas. Tenía las mejores notas en ese curso. Pero tenía muchas dificultades en otros como educación física y ética.
    Tocó el timbre de salida. Violeta llego a su casa. En eso la detuvo su maestra de religión.
    - Violeta, lo que dijiste en clase me dejo muy impresionada. No me refiero a que creas que existe la vida eterna, sino a que dices que esta vida es solo una ficción. ¿Por qué crees eso?
    Violeta: Maestra, creo eso porque a comparación de esta vida, la otra es mucho más duradera. Es la vida que nos ofrece el Señor.
    - Tienes razón. Dios nos ofrece una vida eterna en Él, y a cambio solo nos pide que respetemos su creación, lo honremos y nos amemos unos a otros. Así como tus padres te aman, Él también. Solo tienes que saber que no necesitas estar muerta para conocer a Dios. De hecho, lo ves todos los días, en cada pizca de su creación.
    Violeta: No le entiendo. ¿Eso quiere decir que Dios está en todos lados, pero que no lo podemos ver?
    - No lo puedes ver pero si lo puedes sentir. Él está presente en todas las cosas.
    Violeta: Por supuesto, y si nos esforzamos mucho, todos podemos llegar a ser un poquito como él.
    - Así es, Violeta. Jamás lograremos igualarlo, pero ¿qué nos cuesta hacer un esfuerzo para seguir los pasos de nuestro Padre?
    Violeta: Ya entiendo maestra. Muchas gracias. Hasta pronto.
    - No hay de que, Violeta. Hasta pronto.
    Le esperaba una desagradable sorpresa. Su madre la esperaba con un humor pésimo y una hoja con varias preguntas con un gran número en rojo.
    - Violeta. ¿Qué es esto?
    Violeta: (temblorosa) Es mi examen de ética.
    - ¿Diez de nota? ¿Para eso estudias? ¡Qué vergüenza! Yo dándolo todo por ti, y así me pagas.
    Violeta: Lo siento mamá. Creo que me descuidé un poco.
    En eso sintió un fuerte dolor en la cabeza. Un mechón de hermosos y sedosos cabellos castaños era arrancado de su tierna cabellera. Luego comenzaron a correr aquellas amargas lágrimas por su angelical rostro. Violeta no estaba enojada, estaba decepcionada de sí misma. Era como creer que su vida no tenía ningún sentido. Con los ojos empañados de lágrimas fue a su cuarto a reflexionar y estudiar. Dentro de sí solo pensaba: “La vida aquí tiene un precio muy elevado. Al parecer, pronto no podré pagarlo. Pero esto es pasajero, pronto llegara la vida eterna. Yo no merezco estar aquí, no lo merezco”.
    Pasó la noche. Violeta no bajó a comer. De lejos escuchaba las expresiones un tanto burlescas de su hermano mayor.
    - Violeta, ¿Qué pasó? ¿No que eras la número uno?
    La niña lloraba desconsoladamente. Sus bellos ojos, afectados por un ligero estrabismo que tenía desde hace casi 5 años, estaban llenos de lágrimas. Ella siempre creyó que el derecho de vivir no era algo con lo que nacía una persona, sino que había que ganárselo. Y eso solo se podría lograr mediante trabajo duro, y en su caso, estudiar mucho. Pensaba que todas las personas estaban sobre ella, y que tenían todo el derecho a criticar el producto de su esfuerzo, que no merecía comprensión. En ese momento pensó en Roger. Él era el único que le había ofrecido su ayuda y amistad, aparentemente sin buscar beneficio alguno. Eso le inspiró un sentimiento de confianza. Se preguntó cómo es que era posible que alguien la defendiera de ese modo. ¿Esperaría algo a cambio?
    Durante la noche pensó también que Dios estaba allí presente. Si eso era cierto, entonces ¿Por qué permitió que esto suceda? Si todos los padres son tan buenos con sus hijos, ¿Por qué los hacen sufrir?
     
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    Mentiras y un país de las maravillas
    Total de capítulos:
    26
     
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    1968
    Titulo: Mentiras y un País de las Maravillas
    Tipo: Cuento extenso, varios capítulos
    Resumen: La historia trata de Violeta Espinoza, una niña de doce años que vivía una vida normal, aunque era algo introvertida. Un día tuvo un accidente que la dejaría en estado de coma y le haría descubrir el maravilloso mundo en su interior. Cinco años después, al despertar, descubre que el mundo real no le corresponde, pero que tenía una misión en la tierra. Una historia llena de humanidad y magia.
    Advertencias: Ninguna
    Genero: Fantasía/Drama


    Capitulo 2
    Las apariencias engañan, ten cuidado


    Amaneció el día siguiente. Era 31 de setiembre del año 2011. Luego del mediodía, comenzaba otro día en el colegio para Violeta. Su madre habló con ella con más calma, pero Violeta seguía preocupada. Ella tenía como finalidad ocupar el primer lugar. Cosa difícil en un colegio grande ¿no?
    Mientras iba a sus clases, Violeta observaba las maravillas que había en la naturaleza. Estaba buscando a Dios en las cosas más simples y bellas de la vida. Ella siempre fue así, una apreciadora de las pequeñas maravillas de la creación divina. El resplandeciente brillo del sol, el florecer de un botón, el volar de un pajarito, el olor de las plantitas que iba encontrando en el camino. Todas esas cosas hermosas que había en el ambiente natural eran producto del amor de Dios.
    Al comienzo de sus clases, el destino le sonrió un poco. Estaban entregando las calificaciones de matemáticas. Por supuesto, una nota de 20 para la estudiosa y aplicada Violeta Espinoza.
    - Bueno jóvenes, veo que muchos tienen problemas con este curso. Supongo que lo verán difícil. El examen de recuperación será la próxima semana. Estudien mucho. En cuanto a los que han salido bien, les voy a pedir su solidaridad con sus otros compañeros. Sé que hay un veinte, felicitaciones para su compañera Violeta Espinoza.
    Violeta: (pensando) Fantástico, ahora mi mamá se sentirá orgullosa de mí. Gracias Señor.
    - ¡Qué bien, Violeta!
    - Porfa, ayúdame para la recuperación
    Roger: Felicitaciones, Violeta.
    Violeta: Muchas gracias.
    Luego de la clase, que abrumó a todos pero atrajo el interés de a Violeta, llegó la hora del recreo.
    Roger: Hola, Violeta. ¿Cómo estás?
    Violeta: (sonriendo) Hola, Roger.
    Roger: Violeta, necesito hablar contigo. Escucha, sé que eres muy buena con los números. Quería saber si me puedes apoyar para la recuperación. Necesito sacar catorce, eso será muy difícil para mí.
    Violeta: Por supuesto, no hay problema. Podemos venir al colegio en las mañanas.
    Roger: O podrías ir a mi casa. Allí estaremos más cómodos.
    Violeta: (sonrojándose) ¡No puedo! Eso sería algo…simplemente no puedo.
    Roger: Esta bien. ¿Vamos al kiosco a comer algo?, yo invito.
    Violeta: Está bien.
    Llegaron al kiosco, adentro habían unas mesas. Se sentaron y pidieron algo de comer.
    Roger: ¿Qué deseas, Violeta?
    Violeta: ¿Qué pedirás tú?
    Roger: Yo quiero una papa rellena y una gaseosa. ¿Deseas lo mismo?
    Violeta: No, yo prefiero un poco de pastel de chocolate.
    Roger: Este bien. Señora, tráigame una papa rellena, pastel de chocolate y una gaseosa mediana, por favor.
    - Está bien. Son tres soles cincuenta.
    Roger pagó la cuenta y llevaron el pedido muy pronto.
    Roger: (comiendo) ¿Violeta, te encuentras bien? ¿No te gusta el pastel?
    Violeta: No, no pasa nada. No te preocupes.
    Roger: Estas mintiendo. Algo te pasa. Ayer te dije que podías confiar en mí. ¿Algún chico te hizo algo?
    Violeta: No, no es eso
    Roger: ¿Entonces?
    Violeta no pudo más, le contó todo lo sucedido ayer a su compañero. No tenía en quien confiar, así que se desahogó y soltó todo lo que tenía guardado. Roger se aprovechó y le dio un fuerte abrazo.
    Roger: (con una voz suave) ¿Violeta, que ocurre? ¿Por qué estas llorando así?
    Violeta: Soy un desastre. No puedo cumplir con lo que mi madre me dice. Yo creo que no soy capaz para esto.
    Roger: ¿Hablas de tus notas? Pero tú estás muy bien, no entiendo de qué te preocupas.
    Violeta: Tengo un diez en ética. Mamá lo vio y se enojó conmigo. Dice que solo le decepciono.
    Roger: Vaya, y tú te preocupas por eso. Yo tengo ocho en ese examen, pero supongo que pasaré de curso con mis trabajos. Violeta, ya no llores. A veces los padres son un poco exigentes. A mí me exigían al comienzo, pero luego vieron que ya no tenía caso. En cambio tú, eres fantástica.
    Violeta: No es cierto, solo estudio lo que debo de estudiar. ¿Porque Dios y mis padres exigen tanto de mí? No lo entiendo.
    Roger: Es que saben que tú eres capaz de hacer muchas cosas. Eres muy especial, lo noté desde el primer momento que te vi.
    Violeta: No digas cosas que no son ciertas.
    Roger: Eres tan modesta. Violeta, hay algo que quería decirte desde hace mucho.
    Violeta: Sí, dime.
    Roger: Mira, no importa lo que digan o murmuren los demás. Eres una chica muy linda.
    Violeta se puso roja como un tomate, pero al mismo tiempo estaba asustada. Al parecer iba a suceder lo que más temía. Mientras tanto, Roger tartamudeaba. Estaba reuniendo valor, al parecer iba a decirle algo muy importante.
    Roger: Violeta, desde que yo te conocí, supe que no eras normal. Eres brillante y muy aplicada, y además de eso tu modo de ser es agradable. Y también eres linda, reúnes todos los requisitos para ser perfecta.
    Violeta: ¿Perfecta, yo? Estas equivocado, Roger.
    Roger: ¿Es que acaso no lo entiendes?, hay algo que trato de decirte.
    Violeta: Entonces dímelo.
    Roger: (temblando) Está bien, te lo diré de una vez. Violeta, te amo. ¿Quisieras estar conmigo?
    De lo roja que estuvo, Violeta se puso pálida. Para ella, lo que le acababan de decir era algo muy sucio.
    Violeta: (muy asustada) ¡No puedo, no quiero, no lo haré! ¡Esto no es para mí, renuncio!
    Roger: Violeta, no te asustes, tranquila. ¿Acaso nunca has tenido enamorado?
    Violeta: No, ni lo tendré jamás.
    Roger: No te pido que me contestes ahora, puedes pensarlo un poco y luego decirme tu decisión.
    Violeta agachó la cabeza un poco, y luego le dijo: Esta bien, lo pensaré.
    Luego del recreo tocaba la tan esperada hora de educación física. Violeta detestaba ese curso, no era buena con los deportes ni los ejercicios bruscos.
    - ¿Violeta, sabes jugar básquet?
    Violeta: No. ¿Tú sabes, Marilia?
    - Tampoco. ¿Hay que pedirle a Roger que nos ayude?, él es muy bueno en básquet.
    Violeta: ¡No! El profesor nos ayudará.
    - Ay, Violeta. Tú sabes que ese profesor se pone a tomar su refrigerio en plena clase y solo mira como jugamos. Además Roger no te negara su ayuda. Él se comporta tan lindo contigo…
    Violeta: ¿Estás insinuando que…?
    - Escucha, ya todo el mundo sospecha que él quiere algo contigo. Dime, ¿Ya se te declaró? ¿Y qué pasó? ¿Ya le dijiste que sí? ¡Qué emoción!
    Violeta: (luego de un rato de silencio) Le dije que lo pensaré. Pero creo que fui dura con él. Me daría vergüenza hablarle.
    - (demostrando firmeza) Amiga, no te preocupes. De eso me encargo yo.
    Marilia hizo lo que dijo. Logró que Violeta y Roger conversaran. Ella le pidió disculpas y él la ayudó sonriente. Pero ella pudo ver algo en sus ojos, algo que no le gustaba para nada. Comenzaron a practicar el baloncesto. Roger le dio pautas a Marilia para que jugara mejor, pero a Violeta no solo le dio directivas, le ayudaba en las posiciones para jugar. En una de esas “ayudas”, aprovechó para hacerle un tocamiento indebido. Violeta ya iba a tener doce años, y su cuerpo estaba comenzando a desarrollarse, tan igual como su mente. Y al parecer, su compañero no tenía buenas intenciones, tal como ella lo predijo en su mirada. En ese mismo instante, Violeta se retiró corriendo, se quedó en el salón de clase hasta la hora de salida.
    Roger: ¿Qué le pasa, está loca?
    Marilia: No lo sé.
    Violeta estaba reflexionando acerca de la gente. Porque todos son así, porque ella se sentía tan sola. Al poco tiempo se quedó profundamente dormida. Sus sueños se tornaron un poco obnubilados, no podía ver nada. Solo logró escuchar, como si en medio de la nada, alguien le dijera: “Usted no está solo, nos tiene a nosotros, tiene a su mundo”.
    Ella no entendió aquel mensaje, ni supo por qué lo escuchó. Al poco tiempo llegó alguien a despertarla.
    Marilia: ¡Violeta, despierta!, ya va a ser hora de salida.
    Violeta: ¿Marilia, fuiste tú, la que dijo esa frase?
    Marilia: ¿De qué hablas?
    Violeta: Escuché como si alguien me dijera algo en medio de mis sueños.
    Marilia: Yo solo llegué y te desperté. Primero dejas plantado a Roger en el patio, y luego comienzas a escuchar cosas. ¿En verdad te sientes bien, amiga?
    Violeta: Entonces solo debió ser un sueño. No te preocupes, Marilia, estoy bien.
    El día había terminado y Violeta fue a su casa. A pesar de que tenía mucha gente a su alrededor, se sentía completamente sola.
    Al salir del salón de clase, el cielo se veía azul oscuro, con una tonalidad de gris. La noche estaba llegando. A pesar de eso, algunos chicos se quedaban jugando fútbol en el patio. Un grupo de chicas estaban en minifalda haciendo barra, mientras bailaban música moderna. Se veían tan felices.
    - Hey, ¿No es ella Violeta Espinoza?
    - Si, ella es la chica que le gusta a Roger.
    - Se ve muy antisocial y religiosa, sobre todo por los lentes.
    - Me pregunto si ya le habrá dicho
    - Pude escuchar todo. Al parecer se enojó repentinamente con él, ni siquiera se sabe por qué. La razón es desconocida. Creo que está loca.
    - Pobre Roger. Hubieran sido una pareja excepcional. ¿Te imaginas? El chico atlético número uno en deportes, y la chica que saca las mejores notas en clase.
    - Vaya que hubieran sido una gran pareja.
    Era extraño, pero todo eso le asustaba. Ella nunca se había adaptado completamente a su medio, muchas cosas le “chocaban”. Mucho más ahora, que tuvo una lección sobre la desconfianza en los amigos.
    Desde ese momento, Violeta comenzó a confiar aún menos en la gente. Para ella, todos tenían malas intenciones. Pero esa no era razón para que sintiera ira o enojo, sino solo miedo. Después de todo, ellos eran los “dueños” del mundo en el que ella vivía.
    Ese día aprendió también que las personas que aparentan mayormente ser tus aliados, terminan haciéndote daño. Hasta antes de lo sucedido, Violeta pensó que Roger era un chico simpático, agradable e incluso tierno. Pero tuvo que ocurrir aquel incidente para que aprenda una amarga lección: Las apariencias engañan, nunca confíes ciegamente en los amigos.
    En cuanto a lo que reflexionó ayer, confirmó su teoría. Todas las personas ofrecen algo a cambio de otra cosa, buscando siempre su conveniencia. ¿Por qué ella no podía ser así?
     
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    Claudia Ramirez

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    Total de capítulos:
    26
     
    Palabras:
    2036
    Titulo: Mentiras y un País de las Maravillas
    Tipo: Cuento extenso, varios capítulos
    Resumen: La historia trata de Violeta Espinoza, una niña de doce años que vivía una vida normal, aunque era algo introvertida. Un día tuvo un accidente que la dejaría en estado de coma y le haría descubrir el maravilloso mundo en su interior. Cinco años después, al despertar, descubre que el mundo real no le corresponde, pero que tenía una misión en la tierra. Una historia llena de humanidad y magia.
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    Capítulo 3
    Un accidente que me cambiaría la vida

    Amaneció el día siguiente. Era 1 de octubre, un día muy especial para Violeta. Luego de despertar, escuchó: “¡Feliz cumpleaños!, a partir de hoy ya tienes 12”
    Le organizaron un pequeño agasajo familiar, invitaron a algunos de sus tíos y primos. Un cumpleaños como cualquiera. Violeta era aún una niña, pero ya conocía lo conflictivo que es el mundo de los adultos, al que intentaba rehuir. Su aspecto físico estaba cambiando, y eso le asustaba un poco. Según ella, eso la hacía más vulnerable.
    Llegó el momento de soplar las velas. Al hacerlo, Violeta pidió el deseo que tenía en lo más profundo de su ser: “Desearía que todas las cosas cambien, que haya armonía y paz en mi mundo”.
    Terminó la mañana y llego la hora de ir al colegio. Cuando llego, era de imaginarse que sus compañeros también la felicitarían.
    - ¡Feliz cumpleaños, Violeta!
    - Que la pases muy bonito
    - Doce años ya, felicidades
    Marilia: Violeta, recién me entero que era tu cumpleaños, que la pases bien.
    Roger: Felicidades, hoy cumples doce, ya eres mayor. Respóndeme, ¿pensaste en lo que te propuse ayer?
    Violeta dio media vuelta y se retiró. Sus ojos reflejaban aquel miedo extraño, que la otra persona puede notar claramente. Una mezcla extraña de miedo y odio era lo que Violeta sentía frente a Roger. Al parecer no le dirigiría la palabra a su compañero nunca más. La desconfianza era muy evidente.
    En la hora de clase, todo fue como cualquier otro día. Tocaba Ciencias Sociales y Arte. Durante la clase de Ciencias Sociales corrían muchos rumores. Los chicos escribían en papeles para que el profesor no los viera conversar.
    - ¿Y qué fue? ¿Te has enterado de algo respecto a ellos?
    - Ella no le hablará. ¿Qué le habrá hecho Roger?
    - No es él, Violeta es una chica muy ensimismada. Le tiene miedo a todo, sobre todo a los chicos.
    - No entiendo que le verá de bueno. Es linda, pero parece tonta con esos anteojos.
    - Tú sabes. Los gustos de Roger. Es un idiota.
    - Oye, a ti te gusta Karina. Es bajita y demasiado bulliciosa.
    - ¿Qué has dicho? ¡Agradece que no puedo mandarte a la…!
    El profesor los descubrió y cogió el papel.
    - Mmm, a ver. ¿Se puede saber qué es esto?
    Los alumnos fueron regañados en clase y no volvieron a desconcentrarse. Desde allí todo fue normal hasta la hora del recreo, en la que iba a suceder algo inesperado.
    Marilia: ¿Y qué quieres hacer hoy, Violeta?
    Violeta: No lo sé. Ir al kiosko tal vez.
    Marilia: Que aburrido, todos los recreos lo mismo. Vamos a la azotea, de allí se observa todo, se ve muy bonito. Incluso se puede ver un enorme jardín con flores muy bellas que está al lado del colegio. ¿Vamos?
    Violeta: Esta bien, vamos
    Violeta sabía que era algo peligroso subir a la azotea. Recordó en ese momento que su madre le había dicho que nunca se aparte de su grupo de compañeros, mucho menos en un lugar peligroso. Violeta corrió el riesgo, pero como estaba con su compañera, se sentía algo segura.
    Marilia: ¿Ves esas flores? Son gardenias, mis favoritas. Y aquellas, son rosas muy bellas, ¿Verdad?
    Violeta: Si, son todas muy hermosas
    Marilia: Vaya, tienen orquídeas, también girasoles y jazmines. Hasta tienen flores en forma de campanita.
    Violeta: Todas se ven fantásticas. Pero esa flor tan bella que se ve allí ¿Qué es? ¿Cómo se llama?
    Marilia: ¿Cuál? ¿Esa? ni siquiera se su nombre, pero a mí no me parece tan bonita como aquellas gardenias. Se ve muy sencilla y es pequeña. Pero, bueno, es tu opinión. No discutiremos.
    Violeta: Me encantaría saber el nombre de esa flor. Es maravillosa.
    Marilia: Bueno, a mí también me gustaría. Violeta, espérame un momento. Tengo que ir al baño, ya regreso. No te vayas.
    Violeta: Está bien.
    Ella seguía atisbando las flores desde la azotea. Todas eran tan bellas, pero aquella flor cuyo nombre no conocía le parecía especial. Era tan simple ante los ojos de los demás, pero su color y su forma la hacían tan diferente.
    De pronto escuchó como si alguien más estuviera allí. Eso la asusto un poco. Ella esperaba a que fuese cualquier otra persona, menos él.
    Roger: Hola Violeta, qué casualidades de la vida. No pensé que iba a encontrarte aquí. Esto es una sorpresa.
    Violeta: Me tengo que ir ahora mismo.
    Roger: ¿A dónde vas? Escuche que Marilia te dijo que la esperes. No puedes defraudar a tu mejor amiga. Además necesito hablar contigo algo importante. Algo que no me has respondido.
    Violeta: Roger, si es lo de ayer, olvídalo.
    Roger: Violeta, si no quieres estar conmigo, lo entenderé. Pero hay algo que quiero decirte. ¿Quisieras ganar 5 soles? Los necesitaras para pagar la maqueta que rompiste la semana pasada. No querrás decirle a tu mamá que la pague, se enteraría que la rompiste, y eso la enojaría mucho.
    Violeta: ¿Qué tengo que hacer para ganarlos?
    Roger: (acercándose) Es muy fácil. Solo déjame hacer algo contigo.
    Violeta: No te entiendo. ¿De qué hablas?
    Roger se acercó a hablarle en la oreja. Al parecer tenía muy malas intenciones. Susurrándole al oído le dijo: “Escucha, tú me gustas mucho. Sé que ya tienes doce años, ya eres una mujer, solo déjame tocarte allí”. Luego realizo el mismo tocamiento de ayer, pero Violeta escapó antes que su compañero continuara. Se paró muy firme y le habló claramente: “Vete de aquí, idiota. Les comentaré de esto a todos. Sabrán que eres un pervertido.”
    Roger: Tranquila, no quiero hacerte daño. Además, si lo cuentas, ¿Quién te creería? No puedes huir aquí, estamos en una azotea. Nadie nos está viendo
    Violeta se acercó al filo de la pared, que era muy baja. En otras palabras, un precipicio. Le dijo gritando: “Déjame en paz, vete”
    Roger: (mirando el precipicio) No te atreverás. Morirías si lo haces.
    Violeta: No me importa. Prefiero morir antes que estar en tus sucias manos.
    Roger se acercó un poco más, creyendo que Violeta se quedaría allí. Ella retrocedió un poco, y sucedió. Violeta había caído hasta el primer piso, en el patio. Roger se quedó paralizado, de hecho se sintió culpable. Ella estaba en el suelo, desangrada e inconsciente. Roger se fue corriendo, huía porque no quería que lo acusaran de lo sucedido.
    Todos estaban reunidos en ese sector del patio de recreo, tratando de reanimar a Violeta. Inmediatamente llamaron a la ambulancia y comunicaron a su familia lo sucedido.
    - Violeta, ¿Te encuentras bien?
    - ¿Cómo pudo suceder?
    La llevaron de inmediato al hospital, a donde fueron su madre y su hermano mayor. Los médicos trabajaban arduamente para salvarle la vida, pero era difícil debido a que Violeta ya había perdido demasiada sangre. Además, muchas de sus funciones biológicas pudieron verse afectadas luego de esa caída.
    Su madre y hermano rezaban por ella, al igual que sus compañeros. Marilia se culpaba a sí misma, pues ella fue cómplice de que Violeta se encontrara con Roger. Pero no imaginaba que él había tenido malas intenciones. Aquella era una culpa que no cabía en el alma de una niña de doce años.
    Los familiares de Violeta esperaron mucho tiempo, preocupados por lo que había ocurrido. Ni siquiera sabían perfectamente que había pasado. Lo único que hicieron fue pedirle a Dios que la salve. Luego de un largo rato, el médico salió a informar a los familiares y amigos lo que ocurrió con Violeta. Se veía muy serio.
    Elvira: Doctor, ¿Qué fue lo que pasó?
    Pablo: Mi hermana está bien ¿verdad, doctor?
    Doctor: Escuchen. Nosotros hicimos todo lo posible, pero no pudimos solucionarlo. Todo escapó a todas nuestras posibilidades.
    Elvira: No me diga que ha ocurrido lo peor, ¡Doctor, respóndame!
    Doctor: Violeta no está muerta, sus funciones básicas están bien. Pero lamento tener que informarles que ella se encontrará inconsciente durante un tiempo indefinido.
    Elvira: Explíquese, doctor. ¿Cómo que un tiempo indefinido? ¿Qué pasa con ella?
    Doctor: Ella está en el umbral, inconsciente. Señora, su hija ha caído en un profundo estado de coma.
    Su madre, en medio de un llanto desesperado, decía: ¡Esto no puede ser cierto, doctor! Caer en coma es sinónimo de morir, a largo plazo. Las probabilidades de que mi hija sobreviva son prácticamente nulas.
    Doctor: Es cierto de que la mayoría de personas que resultan en coma mueren, pero aún existen probabilidades de que su hija regrese a la vida. Son muy pocas, lo sé. Pero lo último que se pierde en la vida es la esperanza. No la pierda, señora.
    Pablo: ¿Y si sobreviviera, en cuanto tiempo mi hermana podría estar bien?
    Doctor: Eso es algo que yo no podría responderte. Como dije, el tiempo es indefinido. Algunos pacientes se recuperan pocos días después, otros incluso horas. Así como también se han reportado casos de personas que despiertan del coma luego de 10 años. Es algo muy impreciso.
    Pablo: ¿Y no se puede hacer nada para cambiar esa situación?
    Doctor: Cuando un paciente se queda en estado de coma, lo único que puede hacer un medico es estabilizarlo y rezar por su vida. Ahora todo es cuestión de fe.
    Pablo: Entiendo, doctor
    Violeta estaba totalmente inconsciente. No había muerto, sin embargo se podría decir que ya no estaba en este mundo. Al caer inconsciente, todo se veía negro. Violeta estaba en la nada, en una dimensión diferente. ¿Cuánto tiempo habría pasado desde el accidente? ¿Segundos, minutos, horas, días? No había forma de saberlo.
    De pronto apareció un bosque extraño, con césped muy verde y al fondo había árboles frondosos. ¿Qué lugar será este?, se preguntaba Violeta. ¿Acaso esto es el paraíso? ¿Es posible que haya comenzado la apacible vida eterna?
    Violeta estaba acostada sobre el pasto, mirando las nubes. Al ver su vestimenta recordó lo que había sucedido. Estaba con el traje de hospital que le pusieron para operarla mientras intentaban salvarle la vida. Se veía como una túnica blanca. Le hacía ver como si fuera un ángel. Pronto tomo conciencia de que estaba sola, quería saber dónde estaban sus padres, compañeros, etc.
    - ¿Mamá? ¿Maestra? ¿Marilia? ¿Pablo? ¿Doctor? ¿Hay alguien allí? ¿Dónde estoy? ¿Qué lugar es este?
    Mientras buscaba, solo veía árboles, nubes y algunos pajaritos. No veía a ninguna persona ni podía ubicarse en donde se encontraba. Estaba perdida y algo asustada.
    Se hallaba tan ocupada y distraída buscando si había alguien conocido, que ni siquiera se dio cuenta que alguien más la estaba observando de lejos. ¿Quién sería?
     
  4.  
    Claudia Ramirez

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    Mentiras y un país de las maravillas
    Total de capítulos:
    26
     
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    Titulo: Mentiras y un País de las Maravillas
    Tipo: Cuento extenso, varios capítulos
    Resumen: La historia trata de Violeta Espinoza, una niña de doce años que vivía una vida normal, aunque era algo introvertida. Un día tuvo un accidente que la dejaría en estado de coma y le haría descubrir el maravilloso mundo en su interior. Cinco años después, al despertar, descubre que el mundo real no le corresponde, pero que tenía una misión en la tierra. Una historia llena de humanidad y magia.
    Advertencias: Ninguna
    Género: Fantasía/Drama



    Capítulo 4
    El día que Dios llego a mi mundo


    A lo lejos, una sombra se movía rápidamente entre los árboles. A lo mejor buscaba algo. Quienquiera que haya sido, al darse cuenta que Violeta estaba allí, no hizo otra cosa más que observarla. Probablemente le llamo la atención ver a alguien diferente por aquel lugar.
    - ¿Quién será ella?, nunca la había visto antes por aquí. Quienquiera que sea, es preciosa. Pero parece que estuviera confundida. Me pregunto para qué me han dicho que venga hasta aquí, solo recuerdo que una vez me dijeron que nuestro dios iba a llegar a este mundo en estas temporadas. Lo que sí me dijeron es que esta era una misión importante. Tal vez ella pueda decirme algo sobre eso.
    Era un chico, de unos trece años más o menos; bueno, aparentaba esa edad cronológica en la Tierra. Se acercó a Violeta, iba a hablar con ella y a preguntarle si sabía algo sobre el dios de aquel extraño mundo.
    - Hola, ¿Quién eres?
    Violeta: ¿Quién eres tú? ¿Podrías decirme dónde estoy? ¿Qué clase de lugar es este?
    - Un momento, ¿De dónde vienes tú?
    Violeta: Supongo que este lugar es el cielo, pero ¿Quién eres? ¿Acaso eres un ángel? ¿O también acabas de morir?
    - ¿Morir? ¿De qué hablas? Aquí nadie puede morir.
    Violeta: Al parecer yo acabo de morir. Vengo de la Tierra, y tuve un accidente antes de llegar aquí. Dime ¿Es esto el paraíso?
    - (tartamudeando) Entonces vienes de ese mundo que se ve a través del lago. Esto no puede ser posible. Según lo que siempre he sabido y me dijeron hace mucho tiempo, solo hay un ser capaz de venir a este mundo sin pertenecer a él, y ese ser es…. ¡Nuestro dios!
    Violeta: ¿Quién es su dios? ¿Es este otro universo? Yo solo sé que existe un dios, nuestro señor…
    Aquel chico, arrodillándose frente a Violeta, le dijo como dirigiéndose a una gran autoridad: “Jamás creí que una jovencita como tú iba a ser el dios de nuestro mundo, esto es en verdad maravilloso. Soy el primer afortunado que puede ver a Dios frente a sus ojos. Mi nombre es Endor, gusto en conocerla, mi diosa”
    Violeta: (avergonzada) No entiendo de que estás hablando. Mi nombre es Violeta, llámame así por favor. Y no te dirijas a mí como si fuera una autoridad, solo soy una chica de doce años.
    Endor: (sorprendido) Esto es fantástico. Hay tantas cosas que quisiera preguntarte. No lo puedo creer. Soy el chico con más suerte en todo el País de las Maravillas. Esta es la misión más asombrosa y emocionante que podría tener un ser como yo.
    Violeta: ¿Misión? ¿De qué hablas?
    Endor: Soy un vigía, uno de tantos que velan por la seguridad del País de las Maravillas. Hasta ahora no entiendo por qué, pero me encomendaron justo a mí la misión de venir a recibir al dios de nuestro mundo. Llego aquí y te encuentro a ti. ¡Dime si acaso no es fantástico!
    Violeta: ¿Y qué es eso que llamas “El País de las Maravillas”?
    Endor: Es nuestro mundo, el mundo que tú has creado, tu mundo. Allí vivo yo junto con todos mis amigos, los que habitamos ese maravilloso lugar. Es un lugar lleno de magia y armonía.
    Violeta: Es fantástico. Debe ser como el paraíso.
    Endor: Tienes razón, Violeta. Y fuiste tú la que lo creaste, mi diosa. Lo has creado a lo largo de toda tu vida, incluyéndonos a los que lo habitamos, y a mí. Por el estado de aquel mundo es que puedo saber que tu alma está llena de pureza y amor, al parecer no conoces el pecado.
    Violeta: Tampoco es para tanto. Soy un ser humano como cualquiera. No tengo nada de especial, y seguro debo tener algunos pecados.
    Endor: Si los tienes, son mínimos. Debe ser por ello que de vez en cuando llega la noche y llueve, en ocasiones.
    Violeta: Supongo que sí.
    Endor: ¿Y cómo es tu mundo? ¿Cómo se llama?
    Violeta: Yo vengo de la Tierra, allí las cosas son diferentes. También hay cosas muy bellas allí, pero también existe el pecado y el mal. Hay mucha gente que solo busca su propio beneficio, sin tener en cuenta el daño que les hacen a los demás. A veces creo que todos son así, espero equivocarme.
    Endor: Vaya que lo sé. Desde el País de las Maravillas se pueden ver muchas cosas de lo que sucede en la Tierra. Allí si existe la muerte, y se ve mucha destrucción, pero también se ven cosas muy bellas.
    Violeta: Así es, todo eso es la creación de nuestro Dios, el dios de mi mundo, la Tierra.
    Endor: Vaya, eso es fantástico. ¿Y dime, alguna vez has visto al dios de tu mundo, en persona?
    Violeta: No, nunca nadie lo ha visto. Cuentan que hace mucho tiempo él se reencarno en un hijo, que envió a la Tierra. Jesús era su nombre. Esa fue la única oportunidad que tuvieron los seres humanos para conocer a Dios de cerca. En mis épocas jamás sucedió eso. Según lo que dicen, él debe estar en algún lejano lugar, observándonos y diciéndonos que nos ama.
    Endor: Que profundo mensaje. Supongo que tú amaras a toda tu creación.
    Violeta: Hasta ahora no acepto eso de que puedo ser la diosa de un mundo que ni siquiera conozco. No estoy preparada para serlo, no tengo la suficiente capacidad.
    Endor: No tienes por qué sentirte menos. Hasta ahora no comprendes lo fantástica que eres. ¿Nunca nadie te dijo eso?
    Violeta: Bueno, alguien si me lo dijo. Pero preferiría olvidarlo. Aquella persona solo buscaba su propio beneficio, es un ser muy impuro y pecador. Preferiría no recordarlo otra vez.
    Endor: Esta bien, Violeta. Ahora dejemos de hablar y acompáñame, tienes que venir conmigo. Hay un mundo maravilloso que debes conocer, un paraíso que te espera. Es hora de que lo conozcas, tu propio mundo.
    Violeta: Esto es increíble. Llévame, por favor. Quiero conocer ese mundo del cual tanto hablas.
    Endor: Está bien, sígueme.
    Ambos chicos se dirigían al mundo más maravilloso que alguien haya visto jamás. Pero el trayecto para llegar era algo largo. Escondidos en medio del bosque, comenzaron su ruta. Poco después avistaron el mar. Bueno, este era un mar diferente. Sus aguas eran puras y cristalinas, que chispeaban gotas doradas en cada choque de las olas con la orilla. La marea iba en aumento conforme los jóvenes seguían un camino en pendiente hacia arriba. El ambiente cada vez iba adquiriendo un aspecto mágico. Se sentía un aura extraña y un campo de energía totalmente diferente al que había en la Tierra. El camino siguió, hasta que llegaron a un punto en el que ya no podían llegar caminando.
    - Violeta, ¿sabes volar?
    Violeta: ¿Cómo podría hacerlo?, soy humana.
    - Este es tu mundo, así que aquí si puedes volar. Te enseñare como. Solo cierra los ojos e imagina que flotas en el aire.
    Endor comenzó a suspenderse en el aire luego de decirle eso a Violeta.
    Violeta: Lo intentaré.
    Luego de esto, Violeta consiguió hacer lo mismo. En menos de lo que imaginó, estaba suspendida en el aire.
    Violeta: Pude hacerlo.
    Endor: Lo lograste.
    Juntos los jóvenes emprendieron su vuelo. En el camino encontraron cosas fantásticas. Hadas voladoras, estrellas fugaces, libélulas de distintos colores y muchos más seres “irreales” pululaban por el lugar. Violeta se quedó asombrada al ver la belleza del cielo nocturno en aquel lugar, lleno de bellísimas estrellas. Aquella vista panorámica inspiraba armonía y paz. Era todo tan lleno de magia y fantasía.
    Endor: Ya acabamos de llegar. Abre los ojos y sorpréndete. Estamos justo aquí, en El País de las Maravillas.
    Violeta miró asombrada el maravilloso mundo que estaba frente a sus ojos. Jamás había visto tanta belleza en un lugar. Seres mágicos y fantásticos, flores bellísimas, manantiales llenos de pureza, árboles con frutos nunca antes vistos, ero muy coloridos y hermosos. Esto y más fue lo que se veía en aquel lugar.
    Poco después se asomó a un abismo, y desde allí observo lo que había abajo. Se veía el mar desde una altura increíble. Las olas reventaron con una enorme fuerza contra un peñasco. Justo después, Violeta le habló a Endor sobrealgo que le preocupaba.
    Violeta: Quiero ver a mi familia, como están ahora que saben que estoy prácticamente muerta.
    Endor: Te llevaré al lago Oreda, allí la verás. No te preocupes, todo estará bien.
    Violeta: Esta bien.
    Se acercaron a un lago, en cuyas aguas se reflejaba todo lo que ocurría en la Tierra. Al asomarse, Violeta se quedó pasmada al ver lo que sucedía. Su madre estaba al pie de su lecho, llorando desconsoladamente y sin esperanza. Su hermano estaba junto a ella, muy asustado. Ella estaba allí, yacía inconsciente en un hospital.
    Violeta: Yo no quiero esto. Deseo regresar a la Tierra.
    Endor: ¡No, Violeta! ¡No te puedes ir! Este es un mundo maravilloso, es aquí donde te corresponde estar. No te vayas, por favor.
    Violeta: No quiero que mi familia sufra por mí, así que quiero regresar.
    Endor: Has sufrido mucho todos estos años, ahora mereces vivir en un paraíso como este. Además, podrás regresar luego, después de todo, no estás muerta.
    Violeta: Esta bien. Me quedaré. Lo haré solo porque tú me lo pides.
    Endor: Perfecto. ¿Vamos a volar a las colinas?
    Violeta: Fantástico.
    Aquellas eran las colinas más bellas que Violeta había visto en su vida. Estaban llenas de una vegetación maravillosa, y de las flores más hermosas que se hayan podido ver. En el aire se percibían chispas de polvo estelar que brillaban. Eran doradas y plateadas, y le daban un aspecto mágico al lugar. Violeta y Endor revoloteaban sin parar, haciendo piruetas muy graciosas en el aire. Violeta nunca se había sentido tan feliz en su vida. Aquello era en verdad mucho mejor de lo que ella había imaginado como “el cielo”. Volaban tan alto que se divisaban entre las nubes.
    Pasearon por distintos rincones de aquel maravilloso mundo, hasta que decidieron ir a una casa en medio de aquel paisaje. Al parecer no había nadie, solo se veían vacíos una sala, unos pasadizos y un dormitorio. Al pasar por una puerta en la habitación, se llegaba a una especie de balcón grande, en el que estaban los dos chicos sentados en una mesa, disfrutando de una merienda que constaba únicamente de frutas. Eran en realidad exquisitas. Los rayos de luz del sol que llegaban al lugar eran de un color dorado que no se podía ver en ningún lugar de la Tierra. El balcón daba vista a un manantial de agua muy pura, alrededor de la cual revoloteaban hermosas aves, que parecían ángeles, y unas especies de hadas muy pequeñas y curiosas. Aquel era, sin lugar a dudas, un lugar celestial.

     
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    Claudia Ramirez

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    Mentiras y un país de las maravillas
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    26
     
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    Titulo: Mentiras y un País de las Maravillas
    Tipo: Cuento extenso, varios capítulos
    Resumen: La historia trata de Violeta Espinoza, una niña de doce años que vivía una vida normal, aunque era algo introvertida. Un día tuvo un accidente que la dejaría en estado de coma y le haría descubrir el maravilloso mundo en su interior. Cinco años después, al despertar, descubre que el mundo real no le corresponde, pero que tenía una misión en la tierra. Una historia llena de humanidad y magia.
    Advertencias: Ninguna
    Genero: Fantasía/Drama




    Capítulo 5
    Remembranzas
    Endor: Entonces, Violeta, ¿Cómo fue que llegaste aquí?
    Violeta: Tuve un accidente. Caí de una azotea en el tercer piso, entonces no podía volar. Me quedé inconsciente y me llevaron al hospital. Una vez allí, sentí que todo se desvanecía. Cuando desperté, estaba aquí, en este extraño mundo.
    Endor: ¿Y porque te caíste? ¿Alguien te empujó?
    Violeta: (luego de un largo silencio) No, no fue así. Yo caí por mi propia cuenta. Alguien me iba a hacer daño y no lo permití. El abismo era mi única salida.
    Endor: Quienquiera que haya sido esa persona, se las verá conmigo. Nadie hace daño a mi diosa y resulta ileso, nadie.
    Violeta: Yo no merezco que alguien haga algo así por mí, deja de tratarme como si fuera alguien importante, eso no está bien.
    Endor: Yo haría lo que fuera por defenderte, tú me importas demasiado. Eres mi diosa. Además, después de todo es mi misión. Para eso me designaron.
    Violeta: Si es por esa razón, entonces está bien. Pero te arriesgarías por algo de lo que no tienes la culpa. Además, ¿Cómo piensas hacer eso? Tú no puedes ir a mi mundo. ¿O sí?
    Endor: Yo siempre estuve allí, dentro de ti. No te conocía en persona, pero siempre te decía algo cada vez que lo necesitabas. Mediante el lago Oreda veía como era tu mundo, pero jamás pude verte a ti desde allí.
    Violeta: Entonces, aquella vez, aquella voz que escuché entre mis sueños. ¿Fuiste tú el que me dijiste que no estaba sola?
    Endor: Si, fui yo. Lo dije en términos de “Usted no está solo”, porque no me imaginaba que eras una chica, ni mucho menos que fueras tan joven. Ese día, o mejor dicho esa noche, todo se veía tan oscuro y la lluvia casi inunda el valle que hay atrás de las colinas. ¿Sabías que cada vez que tu estas triste, aquí llueve? ¿Y que cuando tienes miedo todo se hace oscuro?
    Violeta: Ni siquiera sabía que tenía todo un mundo dentro de mí. Pero si ocasioné muchos problemas con mis emociones, en verdad lo siento mucho.
    Endor: No te preocupes, tú no tienes la culpa. El caso es que ya estás aquí, y que ya conoces este mundo, el que creaste con tu alma.
    Violeta: Bueno, supongo que tienes razón.
    Endor: Conozco a tu madre, a tu hermano, a tus profesores y compañeros. Se puede ver todo desde aquí. Pero quiero que me digas una cosa. ¿En realidad te gusta Roger? Parece que has dejado impresionado a ese chico.
    Violeta: Lo odio. Por su culpa estoy muerta, además, el trató de aprovecharse de mí. También odio a Marilia, ella fue su cómplice. Detesto a todos los seres humanos, todos ellos son tan crueles. Deberían morir, uno a uno.
    En ese momento, el cielo comenzó a oscurecerse. Las hermosas nubes comenzaron a tornarse rojas, y de ellas caían gotas de agua, pero aquello no era lluvia normal, era una lluvia corrosiva. Comenzó a desencadenarse un incendio forestal.
    Endor: Violeta, cálmate. Jamás vi los efectos que ocasionaba tu ira. Solo tu miedo y tristeza. No sigas así por favor. Destruirás todo este mundo si sigues enojada. Necesitamos que deje de llover. Violeta, ¿recuerdas aquellas colinas?, eran hermosas, ¿verdad?
    Violeta: Lo siento, creo que ahora debo controlar mis emociones. Discúlpame por lo que hice. No merezco ser llamada tu dios. Lo estoy arruinando todo.
    Una lágrima cayó por las mejillas de Violeta. En ese mismo instante, comenzó a caer lluvia normal. El incendio se apagó de repente. Endor abrazó a Violeta y habló con ella: No tienes por qué ponerte triste, eres un dios maravilloso. Además eres muy bonita, no te pongas así.
    Violeta seguía llorando cada vez más, al parecer se sentía sola.
    Violeta: Tú solo me dices eso para que deje de llorar y no destruya este mundo. Lo haces por tu bien y el de los que viven aquí. Nunca nadie se preocupó por mí. Todos siempre buscan su conveniencia.
    Endor: Escúchame, aun si no fueras dios, seguirías siendo un ser maravilloso para mí. Toma esto, como muestra de que lo que digo es verdad.
    Violeta: Me encantan estas flores, son bellísimas. ¿De dónde las sacaste?
    Endor: Si dejas de llorar te llevare donde están. Podrás ver infinidades de ellas.
    Violeta: Esta bien. Llévame contigo.
    Fueron a un lugar detrás de las colinas por las que volaron. Hallaron un fantástico jardín lleno de flores hermosísimas, muchas de ellas se parecían a las que habían en la Tierra.
    Violeta: ¿Cómo se llaman estas flores?, son muy bonitas.
    Endor: Son gardenias. ¿Te gustan?
    Violeta: Si, ¿y esa cuál es?
    Endor: Es una begonia. También es una flor muy bonita.
    Violeta: Aquella flor, al lado de las begonias. Es preciosa, la más bella de todas. Siempre quise saber su nombre.
    Endor: ¿Te refieres a la que está en el centro?
    Violeta: Si, esa flor. Vi que en la Tierra habían parecidas, pero esta es más grande. ¿Cómo se llama?
    Endor: Violeta.
    Violeta: ¿Qué?
    Endor: (mirándola a los ojos) Así se llama la flor. Violeta. Tienes razón. Es la flor más hermosa de este mundo. Todas son bellas, pero esa flor es la que le da ese aspecto mágico y maravilloso. Es indescriptiblemente hermosa, como tú.
    Violeta cambio de color, se ruborizó tremendamente. Al parecer, esas palabras le habían impactado, pero lo que más le importó es que por fin pudo saber el nombre de aquella flor.
    Endor: Así como lo escuchas. Esa flor que tanto apreciaste tiene tu mismo nombre. ¿Sabías que en la Tierra, esta flor tiene una temporada?
    Violeta: ¿No es igual todo el tiempo? ¿Cuándo es su temporada?
    Endor: Generalmente termina en abril. Nacen y florecen durante toda la primavera y el verano, pero durante el otoño comienzan a marchitarse. Predicen la llegada del invierno.
    Violeta: ¿Aquí también sucede lo mismo?
    Endor: No, aquí no. Aquí las violetas son eternas. No existe la muerte ni la destrucción, nunca se ha visto. Cuando la gente de aquí desea conocer el significado de destrucción, lo observa claramente desde el lago Oreda, de donde se ve la Tierra.
    Violeta: Este mundo es tan diferente, no hay destrucción. Es maravilloso.
    Endor: Así es, Violeta.
    Violeta: Endor, disculpa que tenga que arruinar este hermoso momento, pero quisiera saber que pasará conmigo cuando regrese a mi mundo. ¿Qué haré con mi futuro? Se supone que tengo que continuar con mis estudios, y si me quedo aquí por mucho tiempo, perdería años académicos. Me retrasaría.
    Endor: Mmm…ya pensé que te ibas a preocupar por eso. Mira, tienes el lago Oreda, por el cual puedes ver todo lo que sucede en la Tierra. Además, puedes aprender aquí lo mismo que aprenderías en tu mundo. Esto no te afectaría para nada.
    Violeta: ¿En serio? ¿Podría aprender lo mismo que en la Tierra?
    Endor: Incluso podrías aprender más. Lo mejor de todo es que no tendrás exigencias y aprenderás con toda la tranquilidad que necesitas. ¿No es eso fantástico?
    Violeta: Es maravilloso.
    Mientras tanto, en la Tierra estaban sucediendo muchas cosas. La familia de Violeta había perdido casi totalmente las esperanzas. Su madre no sabía ni cómo reaccionar. Pablo faltó al colegio por una semana entera, pues le había afectado mucho lo de su hermanita. Lo extraño es que ninguno de ellos andaba por allí buscando culpables. Solo estaban sumergidos en un dolor profundo.
    Elvira (su madre): Pablo, ¿Tú aún tienes esperanza? ¿Aun crees que exista la posibilidad de que Violeta pueda volver a estar con nosotros?
    Pablo: (entre lágrimas) Mamá, Violeta no puede irse. Ella fue siempre el ser más perfecto de esta familia, nunca fue molesta y a la única que exigíay recriminaba siempre era a sí misma. ¿Por qué tiene que pasar esto, justo el día de su cumpleaños, justo el día en que cumple doce?
    Elvira: Violeta es un alma pura. Yo nunca merecí ser su madre. Siempre la muerte la persiguió, toda su vida. Incluso antes de nacer, cuando tu padre me dijo que abortara. Tú tenías tres años y repentinamente comencé a tener síntomas molestos. Fui al ginecólogo y me dio la sorpresa de que estaba embarazada. Cuando se lo dije a tu padre, él se enfadó mucho y luego me dijo que si quería que el siguiera a mi lado, me deshaga de ella. Yo sabía que no tenía que hacerlo. Dios quiso que ese pequeño angelito venga al mundo. Felizmente que cuando se enteró que era una niña, accedió, aunque no de muy buena manera. Esa es una de las razones por las que me divorcie de él. Tampoco quiso que tú nazcas, pero contigo no hubo mucho problema, porque fuiste su primer hijo. En cambio Violeta, ella estuvo destinada a no existir. Llego aquí gracias a una alteración del destino.
    La señora rompió en llanto luego de estas palabras.
    Pablo: Mamá, ¿Es en serio? Nunca me dijiste esto antes.
    Elvira: Si, hijo. Es verdad.
    Pablo: Ese desgraciado. Debió morir él y no mi hermanita menor
    Elvira: ¡Pablo! ¡No digas eso! Tu hermana aún no ha muerto. Ella puede volver. Las posibilidades son casi nulas, pero ella ha demostrado que es una luchadora innata. A los tres años tuvo un accidente como este, pero de menor intensidad. La llevamos de urgencia al hospital, y se sanó antes de lo previsto. A los cinco años casi muere ahogada, pero fue allí cuando su padre demostró algo de humanidad y la salvó. Me pareció extraño, luego de que intento matarla cinco años atrás. Pero claro, qué padre no se encariñaría con una ternura como Violeta.
    Pablo: Nunca supe de aquellos accidentes que tuvo Violeta en su infancia. ¿Por qué soy el último en enterarme?
    Elvira: Tú nunca estuviste en esos momentos. Ibas a pasear con tus amigos de la escuela. Tú siempre fuiste más sociable y extrovertido. Ella no era así, ese fue uno de sus defectos. Siempre le recriminé todos sus errores, uno a uno. ¿Es que acaso miré la paja en el ojo ajeno y no la viga en el mío?
    Pablo: Tienes razón, ma’. A comparación de Violeta, nuestras almas son muy sucias.
    Elvira: Ella debe resistir, Dios no la puede desamparar. Violeta siempre fue un alma angelical.
    Pablo: Ma’, con todo lo que me has dicho, he llegado a una conclusión. Tengo miedo de decirlo, pero creo que a Violeta no le corresponde estar aquí. Desde un principio, Dios la quiso tener en su reino. Como tú dijiste, fue una alteración del destino que ella haya nacido. Una vez me dijeron que las almas preferidas por Dios son las que se van más jóvenes. Ella es una de esas almas, sin duda alguna.
    Elvira: (gritando) ¡Cállate, idiota! ¡No sabes que es lo que estás diciendo! ¿Estas deseando que tu hermana se vaya de este mundo?
    Pablo: Mamá, cálmate. Creo que ya no debemos pensar en nuestro beneficio, sino en el de ella. En su paz, su felicidad.
    Elvira: ¡Cómo puedes decir eso! ¿Acaso no te das cuenta de lo que hablas?
    Pablo: Lo siento, mamá, pero eso es lo que pienso.
    Elvira: Pablo, eres igual de frio que tu padre. Te desconozco.
    Pablo recibió una golpiza luego de aquel sermón. Descubrió que su madre no podía soportar el perder a su hija. No sabía si ella amaba demasiado a Violeta o era en realidad una mujer muy egoísta. Huyó de casa y fue con su mejor amigo a pasar la noche.
     
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    Claudia Ramirez

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    Titulo: Mentiras y un País de las Maravillas
    Tipo: Cuento extenso, varios capítulos
    Resumen: La historia trata de Violeta Espinoza, una niña de doce años que vivía una vida normal, aunque era algo introvertida. Un día tuvo un accidente que la dejaría en estado de coma y le haría descubrir el maravilloso mundo en su interior. Cinco años después, al despertar, descubre que el mundo real no le corresponde, pero que tenía una misión en la tierra. Una historia llena de humanidad y magia.
    Advertencias: Ninguna
    Género: Fantasía/Drama




    Capítulo 6
    Cargo de conciencia
    Aquella misma noche, había dos almas que se sentían perseguidas. Ni siquiera habían llegado a la etapa adulta, pero en ese momento conocieron la amarga sensación de culpa.
    Roger estaba en su casa, reflexionando por lo que hizo. Estaba totalmente impactado, tanto así que al llegar no pronuncio palabra alguna, y no habló con sus padres en toda la tarde.
    - Hijo, ¿Por qué saliste tan temprano del colegio?
    Roger: Es que…la maestra no fue. Mamá, no es nada importante, no te preocupes por nada
    - ¿Pero qué clase de colegio es ese? ¿Ni siquiera hubo un profesor reemplazante o algo así?
    - ¿De ninguno de los tres cursos? Porque hoy tenías tres. ¿Nos quieres ver la cara de tontos, Roger?
    Roger: Papá, ya deja de molestarme. ¡Déjenme en paz de una vez!
    - ¿Qué le pasa, amor?
    - Ay, Celia, los chicos son así. Roger ya tiene trece años, seguro quiso ir con alguna chica y lo dejó plantado.
    - Pero se ve muy raro. Me preocupa.
    Marilia tampoco se sentía muy bien. Ella estaba en su cuarto, preocupada. Lo vio con sus propios ojos, eso fue lo que la dejo impactada.
    En un momento llego su madre y la vio así. Inmediatamente supo que tenía que hablar con ella.
    - ¿Qué pasa, Marilia? ¿Qué significa esa cara de preocupación? ¿Acaso es una mala nota?
    Marilia: Mamá, ha sucedido una desgracia. Es algo terrible.
    - ¿Qué es tan desastroso?, dime hija.
    Marilia: Mi amiga Violeta, le ha ocurrido una desgracia. Accidentalmente cayó del tercer piso del colegio. Ahora está en el hospital. Según he escuchado, está en coma.
    - ¡Dios mío, eso es fatal! Es muy difícil que alguien regrese del coma, pero todavía hay esperanza.
    Marilia: (entre lágrimas) Madre, lo siento. Fui yo, la culpable. Yo fui quien la llevo al tercer piso, al ver las flores que había en el jardín de al lado del colegio. En serio, no sabía que podía pasar una desgracia como esa, pero sucedió. ¡Fui yo!
    - Hija, tú no sabías que tu amiga iba a sufrir un accidente. Solo fuiste imprudente, nada más. ¿Sabeslas consecuencias de los accidentes que pueden suceder en una azotea?
    Marilia: Ahora lo sé, mamá. ¿Te puedo confesar algo?
    - Dime, hija.
    Marilia: Conozco a la persona que fue responsable de todo esto. Yo solo fui una especie de testigo o cómplice, él es el autor de los hechos.Escúchame. En el salón, hay un chico al que le gusta Violeta. Sé que recientemente se le declaró. Parece que ella ya le iba a aceptar su propuesta, pero por alguna extraña razón que no conozco, dejó de hablarle y le comenzó a tener miedo. Yo traté de que se reconcilien. El chico me dijo que lo ayude a que Violeta le hablara. Me dijo que la llevara a la azotea, con cualquier pretexto. Luego él la esperaría arriba y hablaría con ella a solas. Pero no sé qué es lo que habrá pasado, para que Violeta haya tenido ese terrible accidente. Seguramente peleo con él o algo así. No creo que la haya matado a propósito.
    - Marilia, ¿ves que tú no eres la culpable?, solo querías ayudar. Dios seguramente lo vio todo, y sabe que tú no tienes la culpa. No te sientas así, no fue tu responsabilidad. Quizás fue tu compañero o quizás el destino, pero no fuiste tú, tranquilízate.
    Marilia: Muchas gracias, mamá. En serio necesitaba de tus palabras. Gracias.
    Eran las 12 de la noche. La luna llena se veía totalmente iluminada. Tanto así que incluso podía iluminar la noche sin necesidad de luz artificial. Roger estaba profundamente dormido, pero su alma no descansaba. En sus sueños, su conciencia atormentada aprovechaba para darle una buena lección.
    Roger: ¿Dónde estoy? ¿Qué lugar es este? ¿Es el paraíso?
    Violeta: Si, así es. Es aquí donde estaré ahora.
    Roger: Este lugar es maravilloso, es como un santuario lleno de paz. De hecho te has convertido en un ángel. Lo que no entiendo es, ¿Qué hago yo aquí? ¿Acaso estoy muerto?
    Violeta: Eso sí, acabas de morir.
    Roger: Vaya, que fantástico. ¿Te imaginas? Vivir juntos por toda la eternidad en un lugar como este, como buenos amigos.
    Violeta: Te equivocas, eso no pasara.
    Roger: Tienes razón, eso cambiara. Violeta, ¿Te casarías conmigo algún día?
    Violeta: ¿Estás loco?, tu alma es impura. Ademástú no me amas. ¿Cómo un alma tan contaminada como la tuya puede saber lo que es el amor?Tú me mataste. Ahora soy un ángel y tú un pobre desgraciado que irá al infierno.
    El suelo se comenzó a abrir. Un mar de lava incandescente lo esperaba.
    Violeta: Es allí donde debes estar, infeliz.
    Roger: ¡No! ¡Violeta, no!
    Violeta: (sonriendo) Adiós.
    Comenzó a caer en un abismo interminable. De pronto abrió los ojos y espanto a todos con un grito aterrador. Todo había sido un sueño.
    - Roger, ¿Te sientes bien? ¿Ocurre algo?
    Roger: Pa’, ¿qué haces aquí?
    - Hijo, tuviste una pesadilla. Te veías muy asustado en tus sueños y gritaste asustado.Cuéntame, ¿qué ocurre?
    Roger: Nada, papá. En serio. Solo fue un sueño sin sentido.
    - Roger, soy tu padre. A mí no me engañas. Quizás puedas mentir a tu madre, pero a mí no. Te conozco más que a nada en el mundo. Además, cuando uno tiene una pesadilla muy fuerte, lo mejor es confiarla a alguien para que nunca llegue a cumplirse.
    Roger: ¿En serio? ¿Es posible que una pesadilla llegue a cumplirse?
    - Por supuesto, hijo. Las pesadillas son solo manifestaciones de las preocupaciones subconscientes de una persona. En distintas ocasiones, han llegado a convertirse en realidad.
    Roger: Esta bien, te lo diré. Papá, ¿Tú crees que vaya al infierno?
    - No, hijo. ¿Por qué dices eso?
    Roger: Soy un asesino. Lo siento, papá. Yo tuve la culpa de que ella este en el hospital, en coma.
    - Hijo, me estas preocupando mucho. Explícamelo todo. ¿De qué estás hablando? ¿De quién?
    Roger: En mi colegio ha ocurrido un accidente. Una chica, Violeta, se ha caído de la azotea. Ahora está en el hospital. Según escuché, está en coma. Yo hice que se cayera.
    - ¡Qué! ¿Cómo es que la arrojaste de la azotea?
    Roger: En realidad, fue algo indirecto. Le propuse que fuera mi enamorada, en la azotea del colegio. Es una niña muy bonita, ¿sabes? Pero luego… papá, si te lo digo, ¿no me castigaras?
    - Creo que lo que sientes ahora ya es suficiente castigo para ti. Cuéntame, ¿Qué le hiciste?
    Roger: La toque, padre. Sabía que no debía hacerlo, pero no pude resistirme. Se enojó conmigo y me dijo que no me acerque a ella. No le hice caso, en verdad no pensé que iba a ser capaz de arrojarse del tercer piso.
    - Escucha, hijo. Te mentiría si te digo que no tienes la culpa. ¿Ves las consecuencias de tus actos? Pero aun eres muy joven para saber lo que implica tener un cargo de conciencia como ese. Dime, ¿en realidad amabas a esa niña?
    Roger: No lo sé, papa. Creo que soy un ser muy impuro para saber lo que significa el amor.
    - No digas eso. Tú solo te dejaste llevar por tus impulsos. Y además tuviste la mala suerte de estar con ella en una azotea, en un lugar propenso para un accidente como ese. Piensa bien y reflexiona sobre tus actos. Pero sobre todo, reza por el alma de tu compañera, y para que pueda volver a la vida. El estar en coma no es sinónimo de morir, aún existe una posibilidad.
    Roger: Tienes razón, papá. Ahora confió en Dios y en que se salvará. ¿Sabes que, papá?, estudiare medicina. Así es, seré médico algún día. Así me convertiré en la esperanza de muchas personas que tengan problemas de salud, y cuya vida esté en riesgo. Lo prometo, padre.
    - Estoy seguro que serás un excelente médico. Ya lo verás.
    Aquella noche, la luna brilló más que nunca. Luego de escuchar a sus respectivos padres, a la misma hora, Roger y Marilia se asomaron a las ventanas de sus casas. Ambos, al atisbar, observaron lo mismo en sus respectivos jardines. Era la luz de la luna, que caía con una increíble intensidad, y alumbraba el florecer de una violeta. En esa flor, ambos chicos vieron reflejado el hermoso y tierno rostro de su compañera.
    Regresando al maravilloso mundo de Violeta, Endor estaba observándolo todo a través del lago Oreda. Luego se dirigió a Violeta.
    Endor: ¿Tú lo hiciste? ¿Tú hiciste que florezcan aquellas violetas?
    Violeta: Parece que se sienten arrepentidos. Merecen una señal de que Dios los está escuchando
    Endor: Tienes razón, la culpa es uno de los peores castigos que una persona podría recibir, sobre todo alguien de la edad de esos dos niños. Parece que al final fuiste capaz de perdonarlos.
    Violeta: Aún no, pero son solo seres humanos. Es de humanos equivocarse.
    Endor: Y es divino perdonar. Es evidente. ¿Ves ahora que eres una diosa desde que naciste?
    Violeta: No es cierto. Para perdonar no se necesita ser un dios. Además, yo no los he perdonado.
    Endor: Bueno, está bien. No te refutaré.
    Violeta: Endor, hay algo que quería preguntarte, desde que llegue aquí. ¿Cómo fue que se originó este mundo?
    Endor: Bueno, en esa época yo aún no existía. Aparecí de repente algún tiempo después. Pero cuenta la leyenda que todo comenzó con un fuerte resplandor de luz solar, y que la primera forma de vida que apareció fue un violeta. He allí tu nombre.
    Violeta: ¿Y cómo mi madre iba a saber eso?, porque fue ella quien me llamo así.
    Endor: Son las fuerzas del destino que utilizaron a tu madre para llevarte a la Tierra. En serio, aquel planeta necesitaba alguien como tú.
    Violeta: ¡Sorprendente! Una violeta. Lo primero que floreció aquí.
    Endor: Así es. Aquí las violetas son símbolo de divinidad.
    Violeta: Ya deja de endiosarme y halagarme, me haces sentir incomoda.
    Endor: Si la estoy incomodando lo siento, mi diosa.
    Violeta: Endor, no seas así.
    Endor: (sonriendo) Está bien, está bien. Fue una broma.
    Ambos rieron sin parar. Una sensación de armonía y felicidad los rodeaba aquel momento. Endor miraba a Violeta a los ojos, como si le quisiera decir algo. Pero solo se limitó a mirarla fijamente. Algo muy hermoso y puro surgía en ese momento, algo que Violeta no conocía durante toda su vida en la Tierra. Algo que jamás conocería en un mundo lleno de conflictos y problemas. Algo que solo podía encontrar en su mundo.

     
  7.  
    Sere

    Sere Silent

    Libra
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    Por el momento solo he leído el capítulo 1... me has recordado un comentario de alguien más ¿cómo le afecta a su vida se hija de padres divorciados?... hasta el momento parece ser una niña que se ha encerrado en los estudios para olvidar su dolor, por que un divorcio no solo es la separación de los padres constantemente es consecuencia de una serie de peleas y su concepción de los hombres pudo verse ligeramente afectada por eso... así que me pregunto ¿cómo pudo confiar tan fácilmente en un chico? claro que también podría deberse a la presencia de su hermano que compensara un poco esa imagen...
    Bien el primer capítulo parece interesante, demasiado religioso para mi gusto, pero interesante.
    Es en serio lo de publicar un capítulo por vez, se que estás ansiosa por mostrar tu obra, pero me da la impresión de que lo poco o mucho que pueda aportar ya no tendrá la mínima consideración en la elaboración de tu escrito y/o crecimiento como escritora
     
  8.  
    Claudia Ramirez

    Claudia Ramirez Iniciado

    Virgo
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    Mentiras y un país de las maravillas
    Total de capítulos:
    26
     
    Palabras:
    2016
    Capitulo 7
    Bienvenida al país de las maravillas


    Aquel día, el que siguió a esa terrorífica noche, en aquel mundo maravilloso, estaban Endor y Violeta bañándose en el río, disfrutando del agua pura del paraíso. Era como el agua de un manantial. Luego de bañarse se secaron con la luz del sol.
    Endor: Violeta, ¿Te gustaría si vamos al pueblo? Estoy seguro que todos querrán conocerte. Se sentirán honrados al ver que la misma diosa va a saludarlos.
    Violeta: Por supuesto. ¿Cuánta gente vive en este mundo?
    Endor: No somos demasiados en comparación con la Tierra, pero si los suficientes como para darte una gran bienvenida.
    Violeta: Entonces llévame, quiero conocerlos.
    Endor: A la orden.
    Ambos chicos fueron hacia el pueblo. Cruzaron los ríos, las colinas y los valles. Llegaron a una pequeña villa, en medio del bosque. Las viviendas eran naturales y algo rusticas. Las personas eran como los terrícolas, solo que vestidos de una manera extraña, como Endor.
    - Hola, Endor. No vienes desde hace días. ¿Qué paso, eh? ¿Tan difícil fue cumplir tu misión?
    Endor: Hola, Soren. Estuve varios días en el bosque. En realidad, fue la misión más maravillosa que se me ha encargado.
    - Vaya, quien como tú. ¿Y quién es esta señorita?
    Endor: Tengo el agrado de presentarte a la diosa de nuestro mundo. Soren, te presento a Violeta. Violeta, te presento a Soren, un viejo amigo mío.
    - ¿A qué te refieres con la diosa de este mundo?
    Endor: Si, ha llegado el momento. Ella al fin ha llegado.
    - ¿Ella? Increíble. Pero yo creí que dios iba a ser un anciano o una persona así. ¿Estás seguro que es ella?
    Endor: Viene del planeta Tierra, el que se puede ver desde el lago Oreda. Sin duda es nuestro dios.
    - (de rodillas) Pues, si es así, sea usted bienvenida, mi diosa. Disculpe por haber dudado de su divinidad, por favor. He aquí su humilde servidor.
    Violeta: Por favor, no me hables así. Me encantaría que me hablaras como a una persona normal, no como a tu dios.
    - Está bien, lo siento.
    Endor: (riendo) Ella es así, siempre tan modesta.
    Violeta: Gusto en conocerte, Soren.
    Soren: (susurrándole al oído a Endor) Oye, es muy bonita. Creo que allí tienes una oportunidad, amigo.
    Endor: (sonrojándose y agachando la cabeza) ¡Que te pasa! ¿Estás loco? ¿No te das cuenta de que es nuestra diosa? ¡Más respeto!
    Violeta: ¿Sucede algo?
    Endor: No, nada. Vamos a anunciarles a todos tu llegada.
    Mientras tanto, en la Tierra, los familiares de Violeta seguían inmersos en aquel dolor y envueltos en una incertidumbre.
    Elvira: Pablo, hijo, necesito hablar contigo. Es algo importante.
    Pablo: Si, mamá. Te escucho.
    Elvira: Hay algo que tengo que decirte. Escucha, yo no quise gritarte de ese modo aquel día. Supongo que dijiste eso en respuesta a lo que te conté acerca de tu hermana. Debí suponer que reaccionarias así, eres solo un jovenzuelo. Lo siento, hijo. Perdóname.
    Pablo: No te preocupes, mamá. Siento haber dicho esas cosas sobre Violeta. Supongo que yo también debí comprenderte. La amabas mucho, y debí suponer que no te agradaría la idea de no volverla a ver. Discúlpame.
    Elvira: Esta bien, hijo. ¿Qué te parece si vamos a misa, a rezar por su alma y por su vida? Ella lo necesita.
    Pablo: Seria una gran idea. Iremos entonces.
    Elvira: Pablo, tengo miedo. ¿Y si ella no regresa? ¿Y si esto significa el final de su corta vida?
    Pablo: Madre, Dios no la va a desamparar. Solo debemos tener mucha fe. Ella regresara. Lo prometo.
    En el hospital, Violeta se encontraba inconsciente. Cada vez que se le realizaban pruebas para ver si presentaba reflejos, no manifestaba ninguno. Todo esto cambio durante un solo momento, en el cual Violeta tuvo una respuesta de reflejo pupilar, al abrírsele los ojos intencionalmente. Además, durante un instante ella fue capaz de vocalizar una palabra, silabeándola.
    - ¡Dios mío! ¡Creo que está reaccionando!
    - No puede ser ¿Acaso esta…despertando?
    Violeta, en medio de varios intentos fallidos de producir sonidos, logró decir algo: En – dor, án – gel. Inmediatamente luego de ello se quedó inconsciente otra vez. Los médicos prefirieron no decir nada de lo sucedido a los parientes de la joven, para no alterar su estado de ánimo ni darles falsas esperanzas.
    - ¡Qué extraño! ¿Por qué ocurrió eso? Despertó solo durante segundos.
    - ¿Qué fue lo que dijo? No lo entendí.
    - Solo escuche que dijo “Endor, ángel”. ¿Qué es eso?
    - ¿O quién es? Tal vez dijo el nombre de su ángel de la guarda.
    - ¿Quieres decir que ella está en el cielo, hablando con su ángel guardián?
    - Nada de eso es verdad. Los ángeles no existen. Seguro está sufriendo daños cerebrales y sus pensamientos se están alterando.
    - O quizás no sea nada patológico. Tal vez solo está soñando.
    - Eso sí podría ser.
    - No lo sé exactamente, pero estas palabras ocultan un gran significado.
    - El más allá. Increíble.
    Regresando al País de las Maravillas, estaba a punto de ocurrir un gran evento. Convocaron a una reunión en la entrada de la ciudad a todos los habitantes de aquel mundo. Era del tamaño de un pueblo, las personas eran muy buenas y maravillosas. Vestían ropas muy extrañas, parecían de otro planeta. Todos ellos estaban muy contentos de darle la bienvenida a un ser tan especial.
    Endor: Atención a todos, atentos. Estamos aquí reunidos para darle una calurosa bienvenida a un ser muy especial. Tengo el agrado de comunicarles que lleve a cabo mi misión encomendada, la más importante de todas. Dios está aquí presente, en nuestro mundo. Ella está ahora entre nosotros. Conozcan a Violeta, la diosa de este mundo.
    Luego de decir esto, presento a Violeta. Todos se quedaron mirándola, lo cual la puso muy incómoda. Ella les dio un saludo a todos y luego les dirigió algunas palabras:
    Violeta: Hola a todos. En primer lugar, les quería agradecer por esta bienvenida, en realidad no me la esperaba. Son ustedes muy gentiles, y les agradezco por ello. En segundo lugar, necesito decirles que jamáscreí que era ningún dios, y que tenía a un mundo que me correspondía. Esta noticia me llevo de sorpresa. Sin embargo, si hay algo en lo que tenga que ayudarlos como un dios, no duden en pedírmelo. Les ayudare en lo que necesiten. En tercer lugar, solo quiero pedirles que sean buenas personas, que respeten al prójimo sobre todas las cosas y nunca traten de hacer daño a los demás. Muchas gracias.
    Todos aplaudieron a Violeta, al parecer estaban muy emocionados de que un ser tan importante estuviera tan cerca de ellos y les estuviera hablando.
    - Es fantástica, y se ve tan joven.
    - Yo no creí que ella era nuestra diosa, hasta que la escuche hablar.
    - Y además de eso es muy bonita, es como de la edad de Endor.
    - ¿Edad?, ese término solo existe en la Tierra, el mundo del que viene nuestra diosa. Aquí nadie tiene edad, el tiempo no transcurre y las personas no crecemos ni envejecemos.
    - Me refería a la apariencia, nada más.
    Momentos después, ya habiendo terminado el discurso, Endor llevo a Violeta a un pequeño bosque donde había pinos y abetos. Hablaron acerca de la vida en aquel nuevo y maravilloso mundo.
    Violeta: ¿Cómo es el tiempo aquí? ¿Transcurre igual que en la Tierra?
    Endor: No es así. En la Tierra existe noche todos los días, y la gente se cansa tanto de la vida en su planeta que necesita dormir la tercera parte de su vida. Todos están semimuertos, la vida eterna no existe en tu mundo. Aquí la gente no necesita dormir, se siente tan bien vivir y no nos cansamos de ello. Aquí la vida eterna si existe. El tiempo no pasa. Nadie de nosotros crece o se vuelve anciano y muere. Esta vida no es transitoria, es eterna.
    Violeta: No quisiera contradecirte, pero, no sería eso un poco aburrido?Vivir para siempre y que la vida no tenga sobresaltos.
    Endor: Aquí no existe el aburrimiento. Si existiera, también existiría la maldad. Pero como dentro de tu alma existe solo una mínima cantidad de ella, si es que no es nula, no se suele manifestar aquí. Solo cuando te sientes triste, asustada o enojada, este mundo se altera y la gente se siente muy insegura. Todo depende de ti.
    Violeta: No lo entiendo. Me es difícil aceptar que existe un mundo tan lleno de fantasía y paz, y no haya maldad. Y sobre todo, que ese mundo sea mío, esto es totalmente increíble. En la Tierra, la gente tenía que luchar para vivir. Teníamos necesidades, como la alimentación o el sueño. Esas necesidades nos impulsaban a luchar, y en ocasiones, a hacer daño. Aquí no hay eso, aquí solo hay paz.
    Endor: ¿Sabes qué?, estoy comenzando a sacar una conclusión. Creo que tú eres mejor dios que el dios de tu planeta.
    Violeta: No hables así de nuestro Dios, bueno, mi Dios. El solo quiere que haya armonía y paz en el mundo. Para que borremos nuestros pecados envió a su hijo a morir para llevarnos a todos a la vida eterna. Yo no sería un mejor dios. Respeto muchísimo su nombre.
    Endor: Pues ese dios al que tanto respetas no sabe cómo hacer que un mundo viva en paz. Al darles necesidades como esas a las personas solo logra que se vuelvan pecadoras y hagan daño.
    Violeta: Eso no es culpa de Dios. Existe también el espíritu del mal, que acechó a la Tierra desde que la vida apareció. Los primero hombres que aparecieron se dejaron llevar por el mal y apareció el pecado.
    Endor: Bueno, si tú lo quieres tomar así, está bien. Pero solo te digo una cosa, eres mucho más increíble y maravillosa de lo que te imaginas. Con el tiempo lo descubrirás.
    Y así, el tiempo pasó. Violeta iba aprendiendo muchas cosas nuevas todos los días. Ella había perdido la noción del tiempo, pero disfrutaba estudiando tranquilamente y sin prisa, todo lo que en la Tierra lo hubiera aprendido de forma desesperada. El lago Oreda se convirtió en su principal fuente del saber, y con la ayuda de Endor y las demás personas que vivían en aquel mundo, logro instruirse tan igual, o incluso mejor de lo que hubiera hecho en su planeta de origen.
    Mientras tanto, en la Tierra, el tiempo no dejaba de correr. Los compañeros y familiares de Violeta seguían creciendo, al igual que ella, solo que no lo notaba. En el País de las Maravillas, el tiempo era algo que no se podía predecir. No se podía manifestar de ninguna forma. Las personas no envejecían ni morían. Ni siquiera existía el día o la noche. Todo era tan tranquilo y lleno de magia.
    Sin embargo, en la Tierra sucedían muchas cosas, tales como las que ocurren cotidianamente y son publicadas en los noticieros o periódicos. Las personas nacían, morían, crecían y envejecían. Todo parecía ser tan rápido.
    Todo transcurría normalmente. Incluso el organismo de Violeta estaba cambiando, lo cual iba alterando sus funciones corporales. El tiempo pasaba y no se percibía, pero llegado un momento determinado, en un hospital de la ciudad de Trujillo, algo pasó.
     
  9.  
    Claudia Ramirez

    Claudia Ramirez Iniciado

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    Mentiras y un país de las maravillas
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    26
     
    Palabras:
    1701
    Capítulo 8
    Una increíble noticia


    Violeta: Endor, necesito hablar contigo de algo muy importante hoy.
    Endor: Si, dime.
    Violeta: Sé que la idea puede no agradarte, pero creo que ya es hora. Tengo que irme.
    Endor: ¿Pero, porque? ¿Acaso ya no te gusta este mundo? ¿O ya te aburriste de él?
    Violeta: No es eso, solo que estoy preocupada por mi familia. No los he visto desde hace mucho tiempo, y creo que ya es hora de volver. Además tú me prometiste que iba a regresar a mi planeta luego de un tiempo determinado. Ahora cumple con tu promesa.
    Endor: Creo que tienes razón. Ya es hora de que puedas ir de regreso a tu hogar.
    Violeta: ¿Y ahora, a donde se supone que tengo que ir? ¿Cuál es el camino de regreso a la Tierra?
    Endor: Ven conmigo.
    Ambos fueron al lago Oreda, y se sumergieron en sus aguas. Luego de atravesar el agua que los rodeaba, encontraron una pequeña habitación. Allí había una puerta, que al parecer estaba fuertemente cerrada.
    Endor: ¿Ves aquella puerta?, ese es el único medio de comunicación entre este mundo y la Tierra. Si la llegas a abrir y entras, regresarás a tu mundo en menos de lo imaginado.
    Violeta: Entiendo. Pero, ¿Cómo se supone que abriré la puerta?
    Endor: Supongo que tendrá una especie de código o algo.
    Violeta se acercó a la puerta y trato de abrirla a la fuerza. Sus esfuerzos fueron en vano, pues no consiguió abrirla. En ese momento, trató de abrirla de otro modo, mediante sus palabras.
    Violeta: Escuche, he aquí el dios de este mundo. Permítame por favor cruzar el umbral y llegar a mi destino.
    La puerta se abrió y dentro se podía apreciar un bosque cualquiera. Violeta se acercó lentamente y entro. Una luz destellante comenzó a brillar, avisándole que llegó la hora.
    Violeta: Muchas gracias. Ahora su dios necesita de un tiempo para despedirse del prójimo.
    Endor: ¡Vaya! No sabía que esa puerta tenía vida.
    Violeta: Yo tampoco lo sabía. Solo hice lo que me dijo mi alma.
    Endor: Sorprendente.
    Violeta: Endor, supongo que este es el adiós.
    Endor: Prométeme que regresaras lo más pronto que puedas. Te extrañare mucho, mi diosa.
    Violeta: Lo intentare. Espérame, diles a los demás que estaré allí en menos de lo que crean. Ya lo verán.
    Endor: Violeta, antes que te vayas, necesito que me prometas una cosa.
    Violeta: Si, dime Endor.
    Endor: Por favor, cuando regreses a la Tierra, no digas nada. No hables sobre mí, ni sobre tu mundo. Por favor, prométeme eso.
    Violeta: Endor, ¿Por qué me pides algo así? No te entiendo.
    Endor: No te ofendas, mi diosa. Pero en el mundo del que vienes las personas son muy agresivas y egoístas. Como tú misma has dicho, solo buscan su beneficio. Sabes que este mundo es un santuario, un edén. En la Tierra, cada vez que las personas encuentran un territorio virgen, siempre buscan destruirlo y aprovechar todo lo que puedan encontrar allí, para usarlo en provecho propio. Cada vez que los humanos descubren algo puro, siempre buscan desaparecerlo. Violeta, no quisiera que eso suceda aquí. Este lugar es lo único que tenemos mis compañeros y yo. Te lo imploro, te lo pido como un humilde servidor a su dios.
    Violeta: Lo entiendo.Está bien, lo prometo.
    Endor: (tartamudeando) Violeta, hay algo que siempre quise decirte. Siempre has sido un ser muy especial para mí. En realidad…solo espero que…tengas un buen viaje.
    Violeta: (sonriendo) Muchas gracias. Tú también eres un ser muy especial para mí, Endor.
    Endor no supo cómo reaccionar, estaba muy nervioso. Al parecer, solo le restaba despedirse de su diosa.
    Endor: Adiós, Violeta. Te estaré observando siempre, desde este lago. Y créeme, nunca, pero nunca te olvidare.
    Violeta: Igual yo. Adiós Endor. Te veré pronto.
    Violeta miro directamente al cielo, como diciendo que ya estaba dispuesta a irse. Un haz de luz poderosa y enceguecedora se la llevo, y en menos de lo imaginado, ella había desaparecido.
    Un día anterior, una mañana del 3 de Julio del 2016, Pablo tenía una más de sus clases en la universidad. Había pasado mucho tiempo, y luego de que el terminara el colegio, postuló a la carrera de Ingeniería Mecánica, a la que ingresó.
    - ¿Pablo, que haces?, te veo preocupado. ¿Y esa foto? ¿De quién es?
    Pablo: Hola Henry, ¿qué ocurre?
    - Eso te pregunto yo, brother. Te ves con una cara… Y no me dijiste quien es la de la foto.
    Pablo: Ella es… mi hermanita menor.
    - ¿Qué? ¿Tienes una hermana?, yo siempre creí que eras hijo único.
    Pablo: No, en realidad tengo una hermana menor.
    - ¿Y qué ocurrió con ella? No me digas que…
    Pablo: Tuvo un accidente, pero aún está viva. Solo que ahora está en el hospital, se encuentra en estado de coma. Estuvo así desde hace casi 5 años. Y justo mañana, mi madre pensó en desconectarla. Ya ha perdido las esperanzas.
    - Dios mío, jamás creí que ocurría eso en tu familia. ¿En serio lleva casi 5 años en estado vegetativo?
    Pablo: Si, desde allí no la he vuelto a ver. Si despertara, mi hermanita tendría ahora dieciséis años. ¿Pero sabes qué?, yo no he perdido aun la esperanza. Sé que mi hermana regresará, pero al mismo tiempo, no quisiera que ella ni mi madre sigan sufriendo más.
    - ¿Y qué puedes hacer entonces?
    Pablo: Por ahora, solo rezar por su alma.
    Paso un día. La madre de Violeta fue al hospital, sin ninguna esperanza. Iba a cometer el peor error de su vida.
    Elvira: Buenos días, doctor.
    - ¿Cómo esta, señora? ¿Desea pasar a ver a su hija?
    Elvira: Si, doctor. Pero antes quisiera manifestarle algo. Una decisión que pienso tomar sobre la vida de Violeta.
    - ¿Qué desea, señora?
    Elvira: Doctor, ella está sufriendo bastante. Quizás los anestésicos le impidan sentir dolor, pero su cuerpo está muy afectado y sería casi imposible que ella volviera a vivir. Ella debe sentirse presionada, al ver que estamos tratando de aferrarla a la vida. He conversado muchas cosas acerca de su vida con mi otro hijo, y luego de ello he llegado a una conclusión. Sé que esta será la decisión más difícil que tomare en mi vida, pero tengo que hacerlo. Quiero desconectar a Violeta.
    - Si usted lo ha pensado bien y cree que eso es lo mejor, podemos hacerlo inmediatamente. Usted solo tiene que darnos la orden.
    Elvira: Entonces, que así sea.
    - Se lo diré por última vez. Señora, ¿Está segura que desea desconectar a su hija?
    Elvira: Estoy dispuesta a hacerlo. Es inútil que siga aferrándola a la vida. Ella se encuentra en estado vegetativo y no ha vuelto desde hace casi 5 años. Creo que lo mejor que puedo hacer es dejarla ir.
    - Está bien señora. Procederemos a la operación.
    Elvira: Un momento, antes quisiera despedirme de ella. De su cuerpo al menos. Quisiera presenciar sus últimos respiros y verla por última vez.
    - Adelante.
    La señora fue a ver a su hija. Era tan triste verla crecer y postrada en la cama sin vida. Estuvo un rato conversando con ella, a pesar de que no la podía escuchar. En esa conversación le pidió disculpas por las cosas que le hizo en vida, y por la decisión que iba a tomar. Momentos después, mientras la peinaba, sucedió algo.
    Violeta comenzó a parpadear, y de pronto, sus ojos se abrieron. No pronuncio palabra alguna.
    Elvira: ¡Doctor, doctor! Venga, mi hija ha despertado.
    - ¿Qué ocurre, señora? ¡Oh, Dios mío! Este es un verdadero milagro. Señora, su hija puede tardar mucho en reaccionar por completo, pero en situaciones como ésta, sinceramente, los médicos no sabemos qué sucederá. Todo es impredecible.
    Violeta: (luego de una serie de interjecciones) ¿Quiénes? ¿Quiénes son ustedes?
    Elvira: Violeta, no me reconoces, ¡Soy tu mamá!
    Violeta: ¡Mami! ¡Eres tú! ¿Qué hago aquí? ¿Dónde estoy?
    Elvira: Hija, has tenido un accidente. No te preocupes, todo está bien ahora. Estás en el hospital. Te has quedado dormida durante mucho tiempo
    Doctor: (susurrando) Señora, tenga cuidado. No le diga la verdad. Sería fatal si se entera del tiempo que ha pasado mientras estaba en coma. Posiblemente le ocasione una alteración nerviosa. No lo haga.
    Violeta: ¿Cuánto tiempo, exactamente?
    Elvira: El tiempo que hubo de pasar, el tiempo necesario para que estés con nosotros ahora. No te preocupes, hija. A partir de hoy, todo será diferente.
    Violeta solo se limitó a sonreír. Su madre salió de la habitación un momento, dejando a Violeta encargada a los doctores. Fue a hacer una llamada telefónica.
    En otro contexto, Pablo fue de nuevo a sus clases. Esta vez trato de iniciar el día de buen ánimo, a pesar de que su hermana Violeta iba a perder la oportunidad de regresar a la vida. Mientras él y sus compañeros hacían un trabajo grupal, el profesor se sentó a leer sus periódicos, sin prestar atención a los alumnos. Pablo se puso a escuchar un poco de reggaetón mientras trabajaba con sus compañeros.
    - Ya no te pongas así, Pablo. ¡Ánimo, hombre!
    - Tienes razón, ¡que viva la vida!
    Un momento después, la música se cortó. Su celular estaba timbrando. Pablo contesto la llamada.
    Pablo: Aló, ¿ma’? ¿Qué pasa?
    Elvira: Aló, hijo, ven al hospital inmediatamente. Ha ocurrido un milagro.
    Pablo: ¿De qué hablas, mamá?
    Elvira: Es Violeta, ella ha…
    Pablo: No, no me digas que…
    Elvira: Sí, Pablo. Tu hermana ha despertado. Hace unos minutos, la vi. Estaba abriendo sus ojitos.
    Pablo: Espérame un momento. Voy de inmediato, ma’
     
  10.  
    Sere

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    Por fin termine de leerlo, ya comencé a leer esto y la curiosidad me mata sino termino de leerlo.

    Me pregunto ¿qué habrá ocurrido con Roger? La verdad no puedo creer que haya tratado tocarla y aun menos que la amiga haya presenciado todo sin intervenir... La maldad no existe de manera tan cruel en este mundo en la adolescencia cuando se tiene padres tan comprensivos y buenos amigos, al menos no tienen motivos para originarse según mi perspectiva.

    Cuando ella estuvo en coma la madre reacciono de una manera que me pareció tan hipócrita,siempre me han molestado las personas que endiosan a aquellos que fallecen/están en coma cuando en vida les trataron como cualquier persona, nunca me ha parecido una manera de redimirse ante dios. Al final todavía desquito su coraje con Pablo, un hijo que deseaba que su hermana y madre dejaran de sufrir, pero ella fue simplemente un "juez" con derecho a golpearlo para que sufriera con ella, no me extraña si antes le arranco el cabello a Violeta, yo no confiaría en ella demasiado de ser su hija(Violeta) o su hijo (Pablo)

    Bueno el formato de scrip (comienza a fallarme la memoria, quizás estoy equivocada) intercalado con los guiones de un momento a otro y de manera tan salteada me resulta bastante extraña, me da la impresión de que desconfías de ambas formas de escribir.
     
  11.  
    Claudia Ramirez

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    Mentiras y un país de las maravillas
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    26
     
    Palabras:
    1920
    Capítulo 9
    El choque de un nuevo mundo


    Pablo pidió permiso a su docente para salir corriendo, o mejor dicho, volando al hospital. Fue directo a ver a su hermanita. Estaba tan ansioso de verla despierta, de verla sonreír.
    Pablo: Profesor, disculpe un momento. Necesito salir con urgencia. Es un asunto personal
    - Pero, hijo, no puedes salir de clase así como así. Necesitas una justificación.
    Pablo: Profesor, mi hermana menor estuvo en coma por casi cinco años, y ha despertado. Lo mínimo que usted puede hacer es dejarme ir.
    Henry: Lo que dice Pablo es cierto, profesor. Yo mismo lo escuché cuando hablaba con su madre.
    - Está bien. Puedes salir, Espinoza.
    Luego de una maratón estuvo frente al hospital. En menos de lo pensado, había llegado.
    Elvira: Violeta, tu hermano ha venido a verte.
    Pablo: Hola, Violeta. Te ves muy bonita hoy.
    Violeta: ¿Quién eres tú? ¿Qué haces aquí?
    Pablo: ¿Qué? ¿Ya no me reconoces? ¡Soy yo, Pablo, tu hermano!
    Violeta: Tú no eres Pablo. Eres muy grande para ser él. Mi hermano tenía 15 años.
    Pablo no sabía que decir. Se sentía muy mal porque su hermana no lo había reconocido. Su madre, susurrándole al oído, le dijo que ella no lo reconocía porque había pasado mucho tiempo, y ella no estaba enterada de eso.
    Violeta: Un momento, ¿Pablo? ¿En serio eres tú?
    Pablo: Por fin me reconociste, Violeta.
    Violeta: Pero, si eres tú, ¿Por qué te ves tan diferente?
    Pablo: Solo he cambiado un poco, pero soy yo, hermanita. Tú también te ves muy diferente.
    Violeta: (asombrada) Tienes razón, además, mi voz no es la misma. ¿Qué ha pasado? ¿Qué me han hecho?
    Pablo: (riendo) Eso no interesa ahora. Lo que importa es que tú has despertado.
    - Bueno, creo que por el momento se acabó la visita familiar. Si de mí dependiera, los dejaría toda la vida. Pero recibo ordenes, y además, Violeta necesita descansar un poco.
    Elvira: Está bien, doctor. Esperaremos afuera. Vamos, hijo.
    Todos salieron de la habitación. Dejaron sola a Violeta para que pudiera descansar de su fatigado viaje de una dimensión a otra. Ella, sin embargo, trató de levantarse. Le era imposible caminar, debido al accidente y a la falta de ejercicio por muchos años.
    Luego de un gran esfuerzo se sentó en una silla de ruedas que estaba a su lado. Lo primero que noto era que sus piernas eran más largas y lucían muy diferentes. Comenzó a explorar todo lo que había a su alrededor, merodeando por la habitación. Encontró muchas cosas; entre ellas fotos, prescripciones médicas y un espejo. Se miró detenidamente. Fue muy impactante para ella ver cuánto había cambiado. Se sintió muy avegonzada y asustada, sobre todo porque vio que ya era completamente una mujer. ¿Qué había pasado?, se preguntaba ella.
    Asomó por la ventana y notó que las calles estaban muy congestionadas. ¿Sería porque cerca al hospital el transito era más difícil? ¿O acaso la habían llevado a la capital? ¿Cómo saberlo?
    Encontró la respuesta en un calendario que estaba colgado en la pared. Había un número muy grande de color rojo y cuatro cifras que la dejó pasmada: 2016.
    Violeta se quedó mirando el calendario. Al comienzo creyó que todo era un sueño, una mentira. Pero luego, al ver la fecha completa, se quedó convencida: 5 de Marzo del 2016.
    Un grito estruendoso se escuchó por todo el hospital. Pablo y su madre se acercaron corriendo. Incluso el doctor fue a ver qué pasaba. Todos creían que había ocurrido alguna desgracia con Violeta, alguna convulsión o un shock. Al llegar, la encontraron junto al calendario, entonces entendieron lo que ocurrió.
    Doctor: ¿Qué está pasando aquí?
    Elvira: ¡Oh, dios mío!, ya se enteró de todo.
    Violeta: Mamá, dime que esto no es cierto, que no es verdad. No estamos en el año 2016, ¿verdad?
    Elvira: Violeta, ha pasado mucho tiempo desde que tuviste aquel accidente. Entonces tenías 12 años. Caíste en coma durante todo este tiempo. Nosotros creímos que ya no ibas a regresar, que ya no había esperanza. Pero mira lo grande que es el señor, esto es un verdadero milagro. Luego de tantos años de estar en coma has vuelto, has regresado para estar con nosotros.
    Violeta: ¿Quieres decir que ya no tengo doce años? ¿Cómo pude estar dormida por tanto tiempo?
    Elvira: Cálmate, hija. Estuviste inconsciente durante mucho tiempo, pero ahora estas aquí, sana y salva.
    Pablo: Es por eso que nos vemos tan diferentes, hermanita. Ahora tienes 16 años. Has crecido, igual que yo. El tiempo ha pasado mientras tú estabas durmiendo, todos estos años.
    En la tarde de aquel día, el doctor converso detenidamente con los familiares de Violeta. Ella estaba descansando en el hospital.
    Doctor: Señora, ahora que su hija no está presente, necesito hablar con usted algunas cosas.
    Elvira: Dígame, doctor.
    Doctor: Lo que ha ocurrido con Violeta es en realidad un milagro. Pero más que un milagro, es casi un imposible hecho realidad. Nunca se lo dije antes, pero el caso de Violeta era muy grave. Ella no tenía un perfecto estado de nutrición, además su grupo sanguíneo no era compatible con los que teníamos, ni siquiera con el de usted o el de Pablo. Ella es de grupo O negativo. Usted y su hijo son A positivo, probablemente heredó el grupo sanguíneo de su padre. Hubiera sido muy riesgoso, pero aun así íbamos a hacer la transfusión, con sangre que obtuvimos del banco. Antes de que pudiéramos hacerla, su hija cayó en coma, y no pudimos hacer nada más que estabilizarla y rezar por su salud.
    Elvira: ¡Y porque no me informó de eso! ¿Es que en realidad hubo una oportunidad de salvarle la vida a mi hija, y usted no lo permitió? ¡Es usted un doctor incompetente, me decepciona!
    Doctor: Señora, cálmese. Si se hubiera podido tomar alguna medida, lo hubiéramos hecho. Si titubeamos en cuanto a tomar la decisión de proporcionarle sangre ajena fue porque podía haber ocasionado muchas reacciones de rechazo inmunitario, su complejo mayor de histocompatibilidad no se parecería en nada al de sus donantes, eso hubiera ocasionado muchos problemas…
    Elvira: ¡El complejo de… eso que dice usted, me interesa en lo mínimo! ¿Por qué no salvaron a mi hija cuando hubo oportunidad?
    Doctor: No hubo tiempo para hacerlo, el hecho de que su hija haya caído en coma repentinamente no nos permitió hacer nada. Lo siento. Espero me entienda.
    Elvira: Está bien, doctor. Discúlpeme más bien. Pero, ¿Es posible saber por qué razón mi hija tuvo ese accidente?
    Doctor: Eso yo no sabría decirle. La trajeron de su colegio en un estado muy grave. Solo me informaron que tuvo una caída de una azotea en un tercer piso. Eso tendría que averiguarlo en el colegio.
    Elvira: Fui a averiguar, pero no me dieron razón. Pero lo importante es que Violeta está bien. ¿Y cómo dentro de qué tiempo podrían darle de alta?
    Doctor: Eso aún está por definirse. Pero si su recuperación no tiene complicaciones, podría ser dentro de unos dos o tres días. Eso depende de su recuperación. Pero eso sí, tendrá que asistir a controles psicológicos, sería muy chocante para ella el regresar de golpe a la sociedad. Solo eso señora.
    Elvira: Gracias, doctor.
    Transcurrió el tiempo estipulado. Violeta fue dada de alta y la familia regreso a su casa. Le organizaron un pequeño agasajo de bienvenida, con sus primos y tíos. Pero Violeta no se había recuperado del todo, al menos psicológicamente.
    Todos los días Violeta trataba de caminar, sujetándose a algo. Un día casi se cae de las escaleras. Poco a poco fue dando sus “primeros pasos”. Una mañana, luego de despertar, intentó caminar. Sus piernas estaban algo temblorosas, pero logró ponerse de pie. Se asomó a la ventana y decidió dar un vuelo, como lo hacía en el País de las Maravillas. Cuando estaba a punto de intentarlo, llegó su hermano Pablo y la detuvo justo a tiempo.
    Pablo: ¡Violeta, no! ¿Qué ibas a hacer?
    Violeta: Déjame, solo quiero volar, solo quiero navegar por el aire.
    Pablo: ¿Te das cuenta de lo que pudo pasar? Además que aún no te recuperas del todo, estabas a punto de sufrir otro accidente.
    Violeta: No es cierto, yo puedo volar. Endor me enseño a volar.
    Pablo: (asombrado) ¿Quién es Endor?
    Violeta: (luego de recordar las palabras de Endor) Nadie, solo estaba hablando tonterías. Solo estaba jugando, nada más.
    Pablo: ¿Jugando? ¿Casi te suicidas y dices que solo estabas jugando? ¿Te imaginas que hubiera pasado si no estaba presente mientras jugabas?
    Violeta: Lo siento, hermano. No lo volveré a hacer.
    La madre de Violeta estaba ocupada haciendo el desayuno. No se había enterado de lo que pasaba con su hija. Mientras cocinaba, veía los noticieros matutinos. Entre todas las noticias de accidentes, deportes y farándula, había una noticia que la dejo muy asombrada.
    - Y entre otras noticias, hace cuatro días, en el hospital “Víctor Lazarte Echegaray” ha ocurrido un verdadero milagro, nunca antes visto en nuestra ciudad. Violeta Espinoza, joven de 16 años, ha regresado de un profundo estado de coma por el que permaneció durante casi 5 años. Los médicos no permitieron filmar ni tomar fotografías debido a que prefieren no causar molestias en la salud de la joven. Los detalles, luego de la pausa comercial.
    Elvira: ¿Qué tal la comida? ¿Les gusta?
    Pablo: Por supuesto, esta delicioso. Mamá, eres una maestra cocinando. ¿No lo crees, Violeta?
    Violeta: Dulce de almendras, manzanas rosas y uvas azules, eran deliciosas.
    Pablo: ¿Hermana, te sientes bien?
    Violeta: ¡Ah, sí!, solo recordaba lo que soñé hoy.
    Pablo: ¿Y qué hay de nuevo en los noticieros?
    Elvira: Hijo, acabo de ver una noticia muy importante. No entiendo cómo, seguramente en el hospital lo divulgaron. El caso de tu hermana se está haciendo conocido a nivel nacional.
    Pablo: ¡Queeeee! No me…. ¿En serio?
    Elvira: Es que esto es algo muy interesante. Es muy poco común que una persona pueda regresar del coma habiendo pasado tanto tiempo. Y además de eso, sin discapacidades ni ninguna otra molestia.
    Pablo: El doc tenía razón. Es un verdadero milagro que Violeta este ahora con nosotros. Hoy le di gracias a Dios por eso.
    Violeta: Dios… es un ser maravilloso. Yo solo soy su instrumento.
    Elvira: Pablo, tu hermana esta algo rara. ¿Sabes si le pasa algo?
    Pablo: Eso es lo que te quería comentar, ma’. Hace un momento estuvo a punto de arrojarse de la ventana de su cuarto, diciendo que quería volar. Creo que aún está afectada por lo sucedido.
    Elvira: ¡Dios mío!, felizmente lograste detenerla.
    Pablo: Mamá, Violeta no está bien. Desde que despertó ya no es la misma.
    Elvira: Tienes razón. El doctor me dijo que ella necesitaría ayuda psicológica. Es momento de solicitarla.
     
  12.  
    Claudia Ramirez

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    Mentiras y un país de las maravillas
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    26
     
    Palabras:
    1842
    Capítulo 10
    ¿Qué hay más allá de la muerte?


    Ese mismo día, al atardecer, Violeta fue llevada al hospital, en silla de ruedas aún, para que le hagan una transferencia a psiquiatría. Su madre, al llevarla, fue interrumpida por unos periodistas. Deseaban obtener mayor información sobre el caso Violeta Espinoza.
    - Señora, buenos días. ¿Es usted la madre de la jovencita que despertó del coma?
    Elvira: Si, señorita. Fue realmente un milagro.
    - ¿Cuánto tiempo exactamente transcurrió para que ella despertara? ¿Cómo fue? ¿Cómo se siente su hija? ¿Cómo se sintió usted?
    Elvira: La espera duro cuatro años y medio, casi cinco. Mi hijo y yo ya habíamos perdido las esperanzas, íbamos a desconectarla. Justo ese día, ella despertó. Ahora la llevo a tratamiento psiquiátrico.
    - ¿Su hija tiene problemas psicológicos? ¿Los ha tenido luego de despertar? ¿O ya los tenía anteriormente?
    Elvira: Antes del accidente, mi niña era completamente normal. Todo cambio cuando despertó. Ella ha estado manifestando problemas psicológicos, hablando cosas extrañas. Ni siquiera tengo idea de cómo puede tener esos pensamientos, si se supone que ha estado semimuerta durante cinco años. Su mente debería estar en blanco, solo con lo que adquirió durante su niñez.
    - Dime niña, ¿Qué fue lo que sentiste al despertar? ¿Cómo se siente regresar de la muerte? ¿Recuerdas algo de cuando estuviste en coma? ¿Has ido a un lugar como el paraíso, o no has experimentado nada?
    Violeta: No recuerdo nada. Eso creo. Solo desearía ir a las colinas por unas flores.
    - ¿Colinas? ¿Flores? ¿Eso hay en el otro mundo? No tengas miedo, dinos que has visto en el más allá. Sigue recordando, niña.
    Violeta: (reaccionando) Mamá, diles que se vayan. A ella y al señor que esta grabándonos. Diles que nos dejen en paz.
    Elvira: Señorita, disculpe. Podría hacer el favor de retirarse.
    - Pero nosotros no queremos hacerles daño, solo queremos que nos den información acerca de…
    Violeta: ¡Váyanse de una buena vez! ¡Déjenme en paz!
    - Está bien, lo sentimos. ¿Podemos regresar en otra ocasión?
    Violeta: ¡Largo!
    Los periodistas se fueron. La madre de Violeta se quedó asombrada por la actitud de su hija. Ella casi nunca se comportaba de esa manera. Siempre fue amable y dulce. Al llegar donde el psiquiatra, le contó lo sucedido.
    Mientras él conversaba con la señora, encargó a Violeta con unos psicólogos, que la pusieron bajo efecto de hipnosis. Luego de ello, le hicieron una serie de pruebas. En una de ellas, le hicieron dibujar. Unas horas después, analizaron los dibujos.
    Psicólogo: Que lindos dibujos. ¿Qué significa esto, niña?
    Violeta: Es mi colegio, cuando estaba en primer año de secundaria. Y ellos son mis amigos.
    Psicólogo: ¿Y porque hay dos niños que esta apartados? ¿Quiénes son?
    Violeta: Ellos no son mis amigos. Los odio. Por su culpa estuve muerta por casi cinco años. Si pudiera matarlos, lo haría.
    Psicólogo: Mmm, ya veo. Guardas un rencor hacia ellos. ¿Por qué crees que son responsables de tu muerte?
    Violeta: Roger no era un niño, era un desgraciado, un maldito que solo quería aprovecharse de mí. Aprovecho que estaba en la azotea del tercer piso del colegio para sus asquerosidades. Como no tuve otra forma de escapar, preferí la muerte a estar en sus manos impuras. Fue por eso que tuve aquel accidente. En cuanto a Marilia, ella fue su cómplice. Ella me hizo subir a la azotea.
    Psicólogo: Esto es un dato importante. ¿Ya se lo dijiste a tu madre?
    Violeta: No me creería. Ella solo existió para exigir que yo sacara buenas notas. Pero ahora se muestra más amable, debido a que sabe que en cualquier momento podría perder la vida.
    Psicólogo: Esto hay que analizarlo luego. Veamos el siguiente dibujo. ¿Y ésto que significa?
    Violeta: Es el bosque, y allí está el mar, chispeante y con olas doradas. Era un lugar muy extraño. No veía a nadie, estaba perdida.
    Psicólogo: ¿Esto fue lo que viste luego de caer en coma, verdad?
    Violeta: Si, supongo que lo soñé.
    Psicólogo: ¿Y en este dibujo, quién es ese chico?
    Violeta: Su nombre es Endor. Él fue mi guía en el viaje. El camino estaba lleno de cosas mágicas y muy bonitas. En ese dibujo me estaba enseñando a volar. Se siente maravilloso.
    Psicólogo: ¿Podías volar en tus sueños?
    Violeta: En ese momento descubrí que podía volar. Necesitaba hacerlo, para cruzar el camino.
    Psicólogo: ¿El camino a dónde?
    Violeta: (pasando de dibujo) A ese lugar. El paraíso, el País de las Maravillas.
    Psicólogo: ¿Y todo eso soñaste? ¿Había hadas, flores y colinas, árboles con frutos raros?
    Violeta: Por supuesto. Las frutas eran deliciosas. Mi preferida era la manzana rosa.
    Psicólogo: Interesante. ¿Y este dibujo, porque solo dibujaste una flor?
    Violeta: Es la flor más bella que existe. Es mi preferida. La más hermosa que hay en el País de las Maravillas.
    Psicólogo: ¿Es una violeta? ¿O me estoy equivocando?
    Violeta: Entonces si era una violeta. Yo creí que solo fue un sueño normal. Yo no lo sabía, él me lo dijo.
    Psicólogo: ¿Quién te lo dijo? ¿No sabías que esa flor era una violeta?
    Violeta: No lo sabía. Le pregunte a Marilia ese día, y no lo sabía. Endor me dijo que esa flor era una violeta, que se llamaba como yo. ¿Cómo iba a saberlo? No dependió de mí, no era un sueño.
    Psicólogo: Violeta, esa palabra podría definir que lo que tuviste no fue un simple sueño. Bueno, creo que terminamos por el día de hoy.
    Habían pasado unos minutos. Violeta había salido del estado de hipnosis y recordó las cosas que dijo. Recordó las palabras de Endor e inmediatamente habló con el psicólogo.
    Violeta: (recapacitando) Señor, un favor. No diga nada de lo que le dije. Por favor.
    Psicólogo: Pero si esto justamente es lo que le tengo que decir al psiquiatra para tu diagnóstico. Lo que me pides es imposible.
    Violeta: Entonces dígaselo solo a él. No quisiera que los periodistas ni la gente se enteren de esto. Fue una promesa.
    Psicólogo: ¿Una promesa? ¿Qué prometiste, a quién?
    Violeta: Eso no importa. Solo prométame que no le dirá de esto a nadie más que al psiquiatra.
    Psicólogo: Está bien. Lo prometo.
    Pasó aquella mañana. Mientras el psiquiatra y los psicólogos analizaban los datos, tanto los dibujos de Violeta como la conversación con su madre, llego un grupo de periodistas.
    - Doctor, buenos días. Sé que es usted el encargado del caso de la niña Violeta Espinoza, quien regreso del coma. Podría por favor decirnos todo lo que sepa acerca de ella.
    Psiquiatra: Buenos días, ¿Desean información del caso de la niña para la prensa?
    - Así es, señor. Necesitamos que todo el país esté informado sobre este milagro hecho realidad.
    Psicólogo: Doctor, un momento. Necesito hablar con usted inmediatamente.
    Psiquiatra: ¿Qué ocurre?
    Psicólogo: (alejándose de los periodistas) He conversado con Violeta. La niña me pidió que no le dijera nada acerca de los dibujos. Informe de lo que quiera a los periodistas, pero por favor, no muestre los dibujos.
    Psiquiatra: ¿Y por qué razón la niña no quiere que nadie sepa sobre los dibujos?
    Psicólogo: No me quiso decir la causa, pero entre las palabras que soltó inconscientemente dijo algo sobre una promesa. Habló de una persona llamada Endor, y al parecer la promesa se la hizo a él.
    Psiquiatra: Eso que me estás diciendo es muy extraño. Parece que la niña está comenzando a caer en estado de delirio.
    Psicólogo: No lo sé, doctor. Pero por el momento será mejor que no diga nada.
    Psiquiatra: Esta bien. Esto lo estudiaremos detenidamente.
    Le comunicaron todo a los periodistas, excepto la interpretación de los dibujos. Luego de que estos se fueron, los médicos continuaron con el análisis.
    Psiquiatra: ¿Qué significa esto?
    Psicólogo: El primer dibujo trata acerca de sus compañeros del colegio. Esos dos niños de allí, según ella, fueron los culpables de su accidente.
    Psiquiatra: ¿Qué? ¿Puede recordar a sus compañeros del colegio? ¡Esto es simplemente increíble!
    Psicólogo: ¿Por qué, doctor?
    Psiquiatra: Se supone que las personas, luego de un estado de coma así de prolongado, según casos en el extranjero, suelen olvidarlo todo. Incluso olvidan sus nombres. Pero este caso es increíble.
    Psicólogo: Y eso no es nada. Mire los siguientes.
    Psiquiatra: ¿Qué representan estos gráficos? Parece como… el edén.
    Psicólogo: Es el mundo al que llego luego de caer en la inconsciencia. Parece que de esto se trata lo que mucha gente comenta. La existencia de vida luego de la muerte.
    Psiquiatra: No, es que no puede ser posible que lo vea así de claro. Pudo haber sido un sueño, o un pensamiento interior.
    Psicólogo: Creo que dio con la clave, doctor. Sus dibujos y comentarios son únicos, diferentes a los de cualquier paciente. Incluso de los que también estuvieron en coma. Esto solo se explica de una manera. Todas las personas tienen un mundo interior, un subconsciente. Es de allí de donde proceden los sueños.
    Psiquiatra: ¿Y esa enorme flor? ¿Por qué aquí solo dibujo una flor?
    Psicólogo: Esa flor hace que todo esto carezca de sentido. La niña me dijo que era una violeta. Pero dijo que mientras estaba aquí, jamás supo su nombre. Pero que allá, la persona que ella denomina “Endor”, le dijo el nombre de la flor.
    Psiquiatra: ¿A qué te refieres con “allá”?
    Psicólogo: Ella habla de otro mundo, lo dibujo como un paraíso, lleno de vegetación y seres extraños. Lo denomina “El País de las Maravillas”.
    Psiquiatra: Interesante. Las hipótesis sobre casos como este ya han sido planteadas muchas veces, pero en ninguno de ellos las cosas se podían ver tan claras.
    Psicólogo: Pues, esas son las manifestaciones, doctor.
    Psiquiatra: Esto es muy extraño. Existen dos posibilidades. O la niña está comenzando a sufrir alucinaciones, o es verdad que hay vida después de la muerte. Eso todavía falta comfirmarlo. Pero si la segunda opción es la que resulta verdadera, este conocimiento podría revolucionar todos los campos de la medicina y la ciencia en general.
    Psicólogo: Tiene razón, doctor.
     
  13.  
    Sere

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    La hipnotizaron que cruel, además lo que me sorprende es que haya recordado su promesa en ese estado. Por cierto ¿aun le dicen niña? tiene 17 años :confused:, si han pasado cinco años desde su cumpleaños número doce debe tener 17.
    Los doctores han encontrado un interés bastante ambicioso en el caso.
    En cuanto a la prensa, que se vayan a atender asuntos más importantes como en Cd. Juárez, pobres mujeres .-.... en vez de eso se dedican a atormentar a personas que recién salen del coma :p.
     
  14.  
    Claudia Ramirez

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    Palabras:
    1770
    Capítulo 11
    De vuelta a las labores académicas


    Esa misma tarde, Violeta le manifestó a su familia un deseo que tenía aquel entonces.
    Violeta: Mamá, hay algo que quiero decirte. Sé que tú debes pensar que no estoy preparada aun, pero quiero pedírtelo. Quiero postular a la universidad en este examen, quiero ser médica.
    Elvira: Hijita, pero aun estas recuperándote. Lo que acabas de pasar es algo muy grave. Además, has perdido casi toda tu secundaria. Tendrías que volver a primer año, y retomar tus estudios.
    Violeta: Pero mamá, tengo 16 años. No tengo la edad para ir al colegio. Además, estoy más preparada de lo que imaginas. No fui al colegio mientras estuve en el hospital, pero aprendí mucho en… en mis sueños. Créeme.
    Pablo: Debes estar bromeando, hermanita. Uno de estos días, creo que mañana, el médico dijo que te iban a hacer un examen de suficiencia para ver desde que año volverás a estudiar.
    Violeta: Pero yo estoy preparada, puedo hacerlo.
    Elvira: Olvídalo, hija.
    Violeta estaba entusiasmada con la idea de postular a la universidad y demostrarle a su madre de lo que era capaz. Constantemente recordaba aquella vez en que le arrancó sus cabellos de un jalón. No deseaba que eso volviera a ocurrir.
    Sin dudarlo un solo instante, cogió uno de los cuadernillos preuniversitarios de su hermano para practicar algo de matemáticas y poner a prueba todo lo que había aprendido. Grande fue su sorpresa al ver que podía resolver todos los ejercicios. Eso la lleno de alegría.
    Pablo: Violeta: ¿Qué haces?
    Violeta: Hermano, mira. Puedo hacerlos todos. ¿No es maravilloso?
    Pablo: No puede ser. Se lo diré a mamá.
    Violeta: Será mejor que reciba una sorpresa. Quiero que se sienta orgullosa de mí.
    Pablo: ¿Y dónde aprendiste todo eso?
    Violeta: (sonriendo) Eso no es lo que interesa. Lo que importa es que he vuelto, y ahora estoy aquí.
    Amaneció el día siguiente. Violeta fue llevada por su madre al hospital, para que le realizaran los exámenes psicológicos. La señora había llevado muchos documentos sobre la educación de su hija. Necesitaba consultarle al psiquiatra sobre lo que tenía que hacer con la educación de su hija menor.
    Doctor: Señora, buenos días. ¿Todo va bien?
    Elvira: Si doctor.
    Doctor: ¿Y cómo está mi paciente preferida?
    Violeta: Bien, doctor. Quería hacerle una pregunta.
    Doctor: Dime, niña.
    Violeta: ¿Es posible que, de algún modo, pueda postular a la universidad en este próximo examen?
    Elvira: Doctor, esta niña me tiene así desde ayer en la tarde, está ansiosa por estudiar.
    Doctor: ¿Ansiosa o temerosa?
    Elvira: ¿Temerosa por qué?
    Doctor: No, nada. Olvídelo. Dime niña, ¿Por qué tantas ansias de postular?
    Violeta: Quiero ser médico, quizás neuróloga. Me fascina todo esto. Quiero que sea de una vez.
    Elvira: Doctor, ¿no es recomendable que primero concluya sus estudios secundarios?
    Doctor: Eso está por verse. Su hija se quedó en primer año, pero no sabemos cuál fue su nivel intelectual entonces.
    Violeta: (agachando la cabeza) Sacaba diez en ética.
    Doctor: ¿Y en matemáticas como andabas?
    Violeta: (sonriendo) Bueno, allí estaba un poco mejor. El último examen que recuerdo tuve 20.
    Doctor: Hagamos el examen ahora mismo. Señora, es muy posible de que se sorprenda con los resultados.
    Pasaron cerca de 3 horas. Violeta no había rendido un examen académico desde hace casi 5 años, pero al parecer respondía fluidamente las preguntas. Luego que terminó el test y revisaran los resultados, estos fueron comunicados.
    Doctor: Señora, los resultados son increíbles, incluso más sorprendentes de lo que yo mismo imaginaba.
    Elvira: ¿Qué ocurrió, doctor? ¿A qué conclusión llego?
    Doctor: Su hija no solo no necesita retomar sus estudios secundarios, sino que además, esta lista para postular a la universidad en este examen de fines de setiembre, incluso a carreras tan fuertes como Medicina Humana.
    La señora casi se desmaya. Violeta estaba muy contenta, al parecer sus estudios en el País de las Maravillas habían dado resultado.
    Doctor: Ahora, esto crea una interrogante. Violeta, ¿Dónde has aprendido lo que necesitabas para responder a partir de la pregunta 40?
    Violeta: Mmm, eso no interesa. Lo que importa es que estoy preparada para postular a la universidad.
    Doctor: A ver, señorita. Parece que hay algo oculto aquí.
    Violeta: No, doctor. No es así.
    Elvira: (casi gritando) Violeta, respóndele al doctor.
    Doctor: Señora, contrólese. Si su hija no quiere decir nada, no importa. Esto lo investigaremos detenidamente.
    Llegada la tarde se puso a estudiar Biología, de un libro que pidió prestado en la biblioteca municipal. Según ella, solo le faltaban unos pequeños retoques. Al llegar la noche, siguió con Geometría. Le pidió un poco de ayuda a su hermano, quien se sorprendió de que Violeta sepa casi todas las fórmulas necesarias para un examen de admisión. Desde el simple teorema de Pitágoras hasta teoremas como el de Herón. Incluso sabía Geometría Analítica. Pasadas las 12 de la noche se fue a dormir. Al despertar luego de un largo sueño, se dio con una sorpresa “aterradora”. Emitió un grito que pudo despertar a los vecinos.
    Elvira: ¿Qué pasa ahora, Violeta? ¿Estás bien?
    Violeta: ¡Mamá, auxilio!, me estoy muriendo.
    Pablo: (entrando a la habitación) Violeta, ¿Te sientes bien?
    Violeta: ¡Vete, largo de aquí!, quiero que venga mamá, no tú.
    Elvira: ¿Qué está pasando aquí?
    Pablo: Ahora si ya se volvió loca. Seguro de tanto estudiar…
    Violeta: Estoy lastimada. Seguro me hice una herida profunda al caer, y no ha cicatrizado.
    Elvira: ¿Estas lastimada?
    Violeta: Me duele mucho el abdomen, y estoy sangrando.
    Elvira: (sonriendo) Mmm, ya veo. ¿Has estudiado anatomía?
    Violeta: Si, pero no llegue a aprender todos los temas.
    Elvira: Hay un tema que no estudiaste. Lo que te está pasando es algo normal. Tienes 16 años, ya eres una mujer.
    Violeta: ¿Cómo va a ser normal que tenga una hemorragia como esta? ¿Mamá, que me está pasando?
    Elvira: No hubo tiempo para hablar de esto antes. Justo cuando cumpliste 12 años caíste en coma. Pero creo que aún no es tarde.
    La señora le hablo detenidamente a Violeta sobre esos aspectos de la vida que no tuvo oportunidad de decirle, debido a aquel accidente. Luego de iniciado el día, y pasado el susto, Violeta se matriculó a un ciclo de tres meses en una academia, que ya había empezado. Fue sorprendente que su nivel correspondía a un avanzado, solo le faltaba estudiar algunos temas.
    Violeta rezaba todas las noches. Sabía que no solo había un dios que la estaba escuchando, sino que tenía un compañero que siempre la escucharía, así la distancia que existiera entre ellos fuera infinita.
    - Buenas noches, Señor. Necesito que me escuches. Sé que esto es un cambio precipitado, pero tengo que hacerlo. No quiero defraudar a mamá. Además, me he preparado mucho durante el tiempo que estuve en aquel lugar. Endor me ayudó muchísimo. Muchas gracias por conocer ese mundo lleno de magia. Fue lo mejor que me ha pasado en la vida. Señor, me encantaría que te pudieras manifestar ante mí, así como yo lo hice ante Endor. Ahora más que nunca creo en tu existencia. La verdad es que no me siento lo suficientemente capaz para ser un dios, pero tampoco puedo defraudar a Endor. Él ha sido tan gentil conmigo. Tú que eres tan grande y maravilloso, puedes ayudarme en eso. Por favor, dame tu bendición. Gracias.
    Elvira: Violeta, ¿Con quién hablas?
    Violeta: Estaba hablando con Dios. Él siempre me escucha. Es un ser tan grande y maravilloso, y esta tan lejos. Pero a pesar de todo el siempre estará con nosotros, vigilándonos. Vigilando a su creación.
    Elvira: Es sobre tus estudios, ¿Verdad? Le estas pidiendo que exista la posibilidad de que pudieras rendir ese examen.
    Violeta: Mamá, hay algo que tienes que aprender. Dios no es un ser al que solo se le deben pedir cosas. No debemos buscar solo nuestra conveniencia. Eso está mal. Dios también tiene sentimientos. Es más parecido a nosotros de lo que crees. Y quizás, tal vez, hasta tenga problemas y errores, así como tiene sentimientos. Es por eso que no se quiere sentir solo ni apartado de su creación. Debemos hablar con él para agradecerle por lo que nos dio, y para que no se sienta solo.
    Elvira: Violeta, has aprendido tantas cosas que yo no me explico cómo. Esto no es algo normal.
    Mientras tanto, los médicos se quedaban atónitos de que Violeta no solo recordaba lo que pasó antes del accidente, sino que había aprendido más cosas durante su estado de inconsciencia, lo cual era técnicamente imposible.
    Doctor: Señora, hay algo que necesitamos hablar con usted. Y por cierto, ¿Dónde está la niña?
    Elvira: Está en la academia. Se siente tan emocionada por lo del examen. Espero que no se desilusione si no ingresa.
    Doctor: Mejor así. Esto solo tenía que decírselo a usted. ¿Sabía que su hija es un caso más raro de lo que usted cree?
    Elvira: ¿Raro? ¿A qué se refiere?
    Doctor: Hay algo que quise preguntarle. ¿Tuvo su hija algún potencial de genio o algo parecido? ¿Le hizo algún examen de coeficiente intelectual anteriormente?
    Elvira: Bueno, si le hicimos uno cuando termino la primaria. Es más, creo que traigo aquí los resultados. Felizmente que llevo estos documentos a todos lados.
    Doctor: (revisando el papel) Mmm, según esto, su coeficiente es de 95. Es un nivel normal, su hija no posee ninguna capacidad fuera de lo común. Es más, es 5 puntos inferior al nivel medio, 100. Está en el intervalo estándar. Entonces solo queda una opción.
    Elvira: ¿Cuál, doctor?
    Doctor: Su hija ha estado aprendiendo cosas mientras estaba en coma.
    Elvira: Pero doctor, eso es imposible. Estoy segura que Violeta estaba dormida durante todo este tiempo. ¿Cómo es que puede aprender dormida?
    Doctor: Esto indica que durante estos 5 años su hija no estuvo muerta ni dormida. Es como si hubiera estado de viaje, en algún lejano lugar.
     
  15.  
    Claudia Ramirez

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    Mentiras y un país de las maravillas
    Total de capítulos:
    26
     
    Palabras:
    1701
    Capítulo 12
    Al primer intento


    Elvira: Doctor, no le entiendo. ¿De qué lugar habla?
    Doctor: Hace unos días, mientras hablaba con usted, unos psicólogos estaban analizando a Violeta. Le hicieron varios test, entre ellos le hicieron dibujar. Ahora quisiera que usted observe estos dibujos.
    Elvira: A ver… ¿Qué significa todo eso? De todos los dibujos que hizo solo puedo entender el primero.
    Doctor: Y creo yo que ni siquiera el primero lo entiende perfectamente.
    Elvira: ¿Cómo no?, es su colegio, en el que estuvo en primer año de secundaria.
    Doctor: ¿Y sabe usted quiénes son estos niños?
    Elvira: Sus compañeros, doctor.
    Doctor: Me refiero a los que están alejados, de mirada taciturna.
    Elvira: Ah, eso no lo sé.
    Doctor: Según el psicólogo que la analizó, Violeta le dijo que eran los dos culpables de su muerte. El niño fue el que la arrojo de la azotea, y la niña fue cómplice.
    Elvira: ¡Oh, dios mío! ¿Cómo es que unos niños casi matan a mi hija en el colegio?
    Doctor: Eso fue lo que dijo ella, pero no es el caso ahora. Lo que importa son el resto de dibujos.
    Elvira: ¿Pero que significará todo eso?, parece como si fuera el paraíso. ¿Es allí donde estuvo mi niña todos estos años?
    Doctor: Ella no quiso que se lo contara a nadie, pero como usted es su madre, no puedo ocultárselo.
    Elvira: ¿Y ese chico? ¿Es algún compañero suyo?
    Doctor: Según dice ella es un ser que la guió durante su viaje al lugar que ella llama “el País de las Maravillas”. Lo más probable es que sea un amigo imaginario o alguien que ella inventó para no sentirse sola. Eso pasa generalmente con los niños.
    Elvira: ¿Y esa flor? ¡Un momento! Mi hija se llama Violeta, y justamente dibujo una violeta. Creo que entiendo ese dibujo suyo.
    Doctor: Ella dijo que aquel chico le dijo que esa flor se llamaba violeta. Ella no lo sabía. Eso es una de las pruebas que tenemos para afirmar que su hija estuvo en un lugar diferente, un mundo desconocido.
    Elvira: Eso quiere decir que… ¿Violeta ha estado muerta durante cinco años, y ha resucitado?
    Doctor: Algo así, señora. Aun no confirmamos esta teoría. El caso de su hija es muy raro. Debemos llevarlo al extranjero para que le hagan estudios más profundos, y lo relacionen con casos similares, si es que tuvieron manifestaciones similares. Estos estudios pueden llevar años. Lo ideal es que su hija se mantenga en tratamiento constante, al menos hasta que se haya adaptado por completo a la sociedad.
    Los días transcurrieron. El caso de Violeta era analizado minuciosamente durante meses, los que ella estaba empleando para dar los últimos retoques a su preparación.
    Mientras tanto, una persona estaba también preparándose para postular a Medicina, pero sus puntajes eran más bajos y su preparación no era tan buena. Roger trataba de concentrarse, pero cada vez que recuerda su colegio, un par de anteojos, un cabello liso y el florecer de una violeta, se desvía del tema completamente. Su alma no descansaba en paz. La única idea que lo hacía sentir mejor era que su compañera se encontraba en un mejor lugar.
    - Roger, mira esto. Seguro no has probado este juego durante toda tu secundaria
    Roger: ¿De qué se trata?
    - Tienes que usar un tablero, que indica todas las letras. Esto sirve para comunicarse con seres del más allá.
    Roger: ¿En serio? Existe una persona a la que quiero hablar, pero debe sentirse muy enojada conmigo. De seguro me odia.
    - ¿Tienes conocidos en el otro mundo? ¡Fantástico!
    - Dinos como se llama.
    Roger: Su nombre es Violeta.
    - ¿Qué es de ti? ¿Una hermana, tía, prima, amiga?
    Roger: Fue mi compañera en el colegio. Allí murió.
    - Mmm…percibo que allí hay algo.
    Roger: Era una niña muy linda, pero yo nunca supe comprenderla. Ella me odiaba.
    - ¿Estás seguro que está muerta?
    Roger: No vi nunca su cadáver, pero luego de caer de aquel abismo, resulto en un profundo estado de coma. Desde allí no volví a saber de ella.
    - Entonces pudo no haber muerto
    Roger: No lo creo. Nunca más la volví a ver. Ella debe estar en el cielo, juzgándome por lo mal que me comporte y por todos los pecados que cometí.
    - No te preocupes. Si piensa hacerte daño, perderemos la conexión y listo.
    Roger: Esta bien.
    Los chicos usaron el tablero para comunicarse con Violeta. Marcaron las letras de su nombre. En ese momento el indicador comenzó a moverse. Las letras que señalo fueron: E-N-D-O-R. De allí, lo que dijo fue lo siguiente:
    T-U S-U-F-R-I-R-A-S P-O-R L-A-S L-A-G-R-I-M-A-S D-E M-I D-I-O-S…
    Roger salió corriendo del lugar. No entendió el mensaje, pero lo asumió como una amenaza.
    Violeta iba sanándose con el tiempo. En lo que respecta a su salud física, había mejorado por completo. Ya podía caminar e incluso correr. Todos los días asistía a sus clases y a seminarios adicionales. No paraba de estudiar, lo hacía con todas las ansias del mundo. Tenía todo el ánimo para ingresar a la universidad en el primer examen.
    El día llegó. Violeta estaba formando la fila, con su lápiz, borrador y tajador, preparada para dar todo lo de sí. Se sentía preparada, pero las demás chicas de la fila le estaban contagiando un poco los nervios. No en gran medida.
    Los jóvenes entraron a sus respectivas aulas. Las sirenas sonaron. El examen había empezado. Violeta contesto las preguntas con tranquilidad, pero al encontrar que no sabía algunas, o que no estaba segura, se puso nerviosa. Lo que ella más deseaba era hacer que su madre se sienta orgullosa, que por eso la quiera más. Era ese el único motivo por el cual sintió tensión, porque se supone que ella no estaba preparada para dar aquel examen, así que no era obligatorio ingresar.
    El examen duró tres horas, aunque parecía como si fuera un siglo, pero al final se sentía el transcurrir de los segundos. Al terminar, todos salían comparando claves, o corriendo al baño. Otros se veían muy tranquilos.
    - Hola, ¿a qué postulas?
    Violeta: Hola, postulo a medicina, ¿y tú?
    - A enfermería. Iba a elegir medicina, pero es una carrera muy competitiva. ¿De qué colegio eres?
    Violeta: Bueno…yo soy…estudie en Liceo Trujillo. ¿De dónde eres tú?
    - Yo estudie allí también, pero luego me cambié a Santa Rosa. Es totalmente diferente, en Liceo los profesores apenas iban a dar clases, además eso de estudiar con chicos es peligroso.
    Violeta: Si, y la infraestructura no es la mejor. Cualquiera podría accidentarse.
    - Tienes razón. Dicen que hay un caso de una niña que de cayó del tercer piso y estuvo en coma por casi 5 años. Lo vi en las noticias. Su nombre era…
    Violeta: Su nombre era Violeta Espinoza.
    - ¡Un momento! No me digas que esa niña… ¿eres tú?
    Violeta: No te asustes, si soy yo. Fui víctima de un accidente. Ahora que sabes mi nombre, dime el tuyo.
    - Soy Luciana Cruz. Si ves mi nombre en la tele, sabrás que he ingresado. ¿Pero cómo es que pudiste postular? ¿No deberías primero concluir tus estudios? ¿O si estabas capacitada?
    Violeta: Me hicieron un test, parecido al examen que dimos. Luego me dijeron que sí era capaz de postular, y que era probable que ingresara. Eso espero.
    - Wow, esto es fantástico. Estoy junto a una chica cuyo caso es tan famoso. ¡Dame tu autógrafo!
    Violeta: (sonriendo) No soy famosa, no digas esas cosas.
    - Por favor, firma aquí. No seas mala, porfa.
    Violeta: Esta bien, lo hare.
    Ambas chicas se hicieron muy amigas. Toda la tarde, Violeta estaba esperando ansiosa los resultados de su examen. Su familia la veía preocupada. Su madre sabía que no era medicamente recomendable que su hija sintiera preocupación luego de aquel suceso del coma. Habían pasado dos meses, pero Violeta no se había recuperado del todo. A Pablo se le había ocurrido una grandiosa idea. Llevo un juego de mesa, de esos familiares, e invitó a Violeta y a su madre a jugar. Pasaron así toda la tarde. Al llegar la noche, Violeta no quería cenar. Estaba muy preocupada.
    Pablo: ¿Qué pasa, Violeta? ¿No quieres comer o qué?
    Violeta: Hermano, ¿Tú crees que haya sido capaz, que lo haya logrado?
    Pablo: Escucha, tu aun eres muy joven. Además, esa carrera es muy competitiva y mayormente ingresan los que se han preparado muchos años, y tú solo te has preparado algunos meses. Y has estado en coma mucho tiempo, lo que te ha perjudicado mucho. Si no ingresas, no significa que no hayas estudiado. No te vayas a sentir mal por eso.
    Violeta: Pero mamá espera que yo dé lo mejor de mí.
    Pablo: Mamá espera que te recuperes y que estés sana. No se va a decepcionar de ti si no ingresas, lo importante es que estés bien.
    Violeta: Gracias, hermano.
    Violeta y su madre se quedaron cenando. Pablo había terminado rápidamente y fue disimuladamente a ver la televisión. Estaba viendo los resultados, justamente estaban dictando los ingresantes a Medicina Humana. Grande fue su sorpresa al ver que el nombre de su hermana estaba presente.
    Pablo: ¡Mamá, Violeta, vengan a ver esto.
    Elvira: ¿Qué pasa, hijo?
    Pablo: Espero que la vista no me esté engañando.
    Todos leyeron en la pantalla del televisor: Espinoza Velásquez Violeta María
    Violeta: (asombrada) No lo puedo creer. Lo hice.
    Luego en los ingresantes de enfermería, vio el nombre de su amiga. Ambas habían ingresado.
     
  16.  
    Claudia Ramirez

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    Mentiras y un país de las maravillas
    Total de capítulos:
    26
     
    Palabras:
    2028
    Capítulo 13
    ¡No tienen derecho a invadir mi mundo!


    Habían pasado los días luego de aquel acontecimiento. Violeta se sentía feliz de que al fin logró uno de sus mayores sueños durante la secundaria, pero sabía que aquello no era el final, sino tan solo el comienzo. Los días eran normales, pero las noches eran mágicas. Cuando Violeta dormía, viajaba constantemente a ese lugar. Aquel se había convertido en su refugio durante sus sueños. Allí era de día siempre, mientras que en la Tierra era de noche. Violeta conversaba con Endor todas las noches, contándole lo que le sucedía. Le había contado de su ingreso a la universidad, y de que sus anhelos se comenzaban a cumplir. Pero también le habló de otra cosa.
    Endor: Violeta, ¿Ocurre algo? Percibo algo en tus ojos.
    Violeta: Endor, hay algo que hice mal. No estoy cumpliendo debidamente con mi deber de dios.
    Endor: Tú eres el ser más maravilloso que he conocido. ¿Por qué dices eso?
    Violeta: Endor, tengo miedo. Algo malo está sucediendo en la Tierra.
    Endor: ¿Qué sucede, Violeta? ¿Qué es lo que te asusta tanto?
    Violeta: ¿No te has dado cuenta? Debiste observarlo a través del lago. Todos se están dando cuenta que algo ha pasado mientras estuve en coma, esto es muy peligroso. Sospechan que existe otro lugar.
    Endor: Violeta, no te preocupes. No habrá problema mientras no estén seguros de la existencia de este mundo. Tranquila.
    Violeta: Lo que pasa es que un grupo de médicos está investigando mi caso, y creo que han comenzado a sospechar. Han estado tratándome con hipnosis, hicieron que pierda el control sobre mí misma. Entonces aprovecharon para preguntarme muchas cosas. Lo siento, Endor. No fui capaz de cumplir la promesa, no pude guardar el secreto. Perdóname, por favor.
    Endor: Tranquila, mi diosa. No soy nadie como para que me pidas perdón. Es algo muy serio lo que está pasando, pero tenemos que controlarlo. No creo que aún hayan confirmado su teoría. Por favor, trata de no decir nada más. Te lo imploro como un favor de vida, de allí dependemos todos nosotros, todo tu mundo.
    Violeta: Lo intentaré. No dejare que nadie sepa más acerca de este mundo. Será nuestro secreto. Mi misión es protegerte y proteger a todo mi mundo. No puedo fallar ni renunciar a mi deber.
    Endor: Se lo agradezco de antemano, mi diosa.
    Violeta: Por favor, deja de tratarme así. Me incomodas.
    Luego de estas palabras, los jóvenes comenzaron a reír sin razón aparente alguna.
    Un día como cualquiera amaneció. Como era constantemente, llevaron a Violeta a sus análisis médicos y psicológicos. En lo que refiere a salud física, Violeta se encontraba muy bien, pero su salud mental aún tenía problemas. Además, Violeta se negó a tocar el tema de la vida después de la muerte.
    Psicólogo: Hola, Violeta. ¿Cómo estas hoy?
    Violeta: Bien, doctor.
    Psicólogo: Te ves muy linda, además estas creciendo. Pronto cumplirás diecisiete años, ¿verdad?
    Violeta: Pues, así es, doctor.
    Psicólogo: Y dime, ¿Cuándo iniciarás tus clases?
    Violeta: Falta cerca de medio año aún.
    Psicólogo: Qué bien, así tendrás tiempo para descansar después de haber estudiado tanto. Medicina no es una carrera fácil.
    Violeta: Lo sé, doctor. Es por eso que estudié mucho.
    Psicólogo: Eso está muy bien, siempre y cuando no te hayas sobreesforzado. Cuando te preparaste, ¿dormías tus horas completas?
    Violeta: Mmm…algunas veces.
    Psicólogo: Pero estos días si estas durmiendo bien.
    Violeta: Efectivamente.
    Psicólogo: ¿Recuerdas con que has soñado ayer?
    Violeta: No, doctor.
    Psicólogo: ¿Ya no recuerdas nada sobre aquel lugar del que me hablaste. ¿Recuerdas lo que me dijiste sobre “el País de las Maravillas”? ¿No sueñas con el?
    Violeta: ¿De qué habla? Yo nunca le dije eso.
    Psicólogo: No trates de negarlo, Violeta. Tú recuerdas muy bien lo que me dijiste.
    Violeta: No le entiendo doctor. No sé de qué me está hablando.
    Psicólogo: ¿Recuerdas que me dijiste que fuiste a un lugar maravilloso? ¿Y qué tuviste un guía que se llamaba Endor?
    Violeta: ¿De dónde saca usted eso? ¿Acaso está loco?
    Psicólogo: ¡Dios mío!, ya no recuerdas nada. ¿Has sufrido algún golpe o contusión últimamente?
    Violeta: No, doctor.
    Psicólogo: Mmm…ya entiendo lo que pasa. Escúchame, si no quieres hablarle a nadie sobre aquel lugar, no tienes que hacerlo. Pero eso sí, si no confías en ninguna persona, tendrás muchos problemas.
    Violeta: Yo confió en alguien. Alguien que me está observando siempre. Alguien que siempre me protegerá, y a quien tengo que proteger.
    Psicólogo: ¿Te refieres a Dios? Escucha, niña. Dios es un ser abstracto. Él es el creador de todas las cosas, pero nunca podrás verlo ni hablar directamente con Él. Tienes que confiar en otro ser humano. No necesariamente en mí, puedes decírselo a tu madre o a algún amigo.
    Violeta: Doctor, nunca crea en lo que ve. Crea en lo que no ve. Lo siento, pero no puedo decirle nada. Solo le digo que usted no está solo. Hay alguien que siempre lo observa. Y nunca diga que no lo llegaremos a ver. Todo es posible.
    Psicólogo: ¿Has visto a Dios?
    Violeta: Yo no, pero conozco a alguien que si llego a ver a su dios. Nunca diga que algo es imposible.
    Psicólogo: Lo que me dices es muy interesante. No lo entiendo completamente, pero es interesante.
    Violeta: Doctor, quería preguntarle, ¿Cuánto tiempo durará la cita?
    Psicólogo: Lo que tenga que durar. No te apresures.
    Violeta: Desearía que sea rápido.
    Psicólogo: ¿Tienes prisa? Necesito que me digas muchas cosas.
    Violeta: No pierda su tiempo. No lo haré.
    Psicólogo: Mmm, veo que no quieres hablar de esto. No te preocupes, no se lo diré a nadie.
    Violeta: No le creo. Es usted un psicólogo y su función es sacar información de sus pacientes para dársela al psiquiatra. Él se encargara de difundirlo todo. Ustedes solo buscan el interés de la ciencia, no el de las personas.
    Psicólogo: Escucha, Violeta. Solo queremos ayudarte. Es necesario que nos digas todo. Has pasado por una experiencia muy fuerte, y es mejor que nos digas todo lo que viste para determinar en qué te podemos ayudar.
    Violeta: Yo no necesito ayuda de nadie. Deje de estarme molestando.
    Psicólogo: Mmm, bueno, creo que terminamos la sesión por hoy. Al parecer no estás en condiciones de manifestar nada.
    Violeta: Adiós, doctor.
    Violeta y su madre salieron de la consulta. Pocos pasos dieron antes de ser detenidas por un grupo de periodistas, ansiosos de información.
    - Hola, Violeta. Por favor, cuéntanos acerca de tu experiencia en el otro mundo.
    Violeta: No le quedo claro lo que le dije la vez pasada. ¡Largo de aquí!
    - Pero, niña. Solo queremos unas palabras.
    Elvira: ¡Dejen en paz a mi hija!
    - No le queremos hacer daño. Solo háblanos de tu experiencia, Violeta.
    Violeta: ¡Váyanse de aquí! ¡Estoy harta de que todos quieran preguntarme lo mismo! ¡Déjenme en paz! ¡Largo!
    - Escucha, no pensamos irnos hasta que nos lo cuentes todo. Esta vez sí tenemos que conseguir información, como sea.
    Violeta: ¡Interesados! ¡Eso es lo que son ustedes! ¡Son como todos en este asqueroso planeta! ¡Toda la gente como ustedes debería morir! ¡No entiendo porque Dios aun los mantiene con vida!
    Poco después Violeta comenzó a convulsionar. Los periodistas, en vez de tratar de ayudarla, filmaron todo lo ocurrido. Iba a ser una gran noticia. Era casi como un ataque de epilepsia, pero luego de ello Violeta quedo inconsciente. Su madre estaba desesperada. Pidió ayuda a los doctores, enfermeras, auxiliares, a todo aquel que encontraba en su camino. Inmediatamente la llevaron a emergencia. Minutos después despertó. Los médicos determinaron que Violeta había padecido un shock neurógeno. Una lesión neural ocasionada por una fuerte impresión, ocasionó un disturbio en el sistema nervioso autónomo. Era muy sorprendente que despertara tan pronto, pero estaba muy pálida y rara, y tenía la mirada perdida.
    Elvira: Doctor, ¿Mi hija se recuperara?
    Doctor: No lo sé, señora. Su hija es fuerte, y ha demostrado que los milagros existen. Pero si el impacto mental que ha padecido es muy fuerte, siento decirle que no hay muchas esperanzas.
    Elvira: Seguramente fue por el excesivo estudio que hizo antes de postular. Fue muy sorprendente su ingreso, pero la verdad hubiera preferido que descanse un poco más y se recupere.
    Doctor: ¿Segura que fue por eso, señora? ¿Qué fue lo que paso antes de que su hija reaccionara de esa forma?
    Elvira: Llegó un grupo de periodistas, que hablaron con Violeta y le preguntaron sobre su experiencia en el otro mundo. Ella no quiso hablar, pero la forzaron. Fue entonces cuando, luego de decirles a los periodistas que se fueran, tratando de expulsarlos, comenzó a temblar y convulsionar.
    Doctor: Mmm, creo que ya veo lo que pasa.
    Elvira: ¿Qué, doctor?
    Doctor: Esto es algo obvio. Violeta no podía volver a ser la misma de antes luego de aquel accidente. Seguro tiene algún pequeño conflicto interno, algo que cualquier persona normal solucionaría con facilidad, pero ella no.
    Elvira: ¿A qué se refiere, doctor? ¿Acaso mi hija tiene alguna enfermedad mental?
    Doctor: No sabría decirle si tiene alguna enfermedad, pero ella aún debe sentir el impacto de haber regresado a la vida. Las personas, en determinadas regiones de la corteza cerebral, en el cíngulo anterior y la región frontoinsular, tenemos unas células denominadas neuronas del huso. Estas células actúan frente a estímulos emocionales y desencadenan respuestas fisiológicas. Seguramente estas células se vieron afectadas en la corteza cerebral de Violeta, a raíz del accidente. La presencia y la insistencia de los periodistas hizo que sus neuronas del huso reaccionaran, pero como no están en condiciones normales probablemente se hiperactivaron y eso fue lo que desencadenó aquella crisis nerviosa en su organismo.
    Elvira: ¿Pero porque Violeta se habrá molestado tanto con la presencia de los periodistas?, yo creo que allí exageró un poco.
    Doctor: La causa radica en la presión que siente su hija. Su psiquiatra me habló acerca del caso. Ella supuestamente ha viajado a un mundo imaginario luego de morir, y le hizo una promesa a “alguien” de ese mundo. La promesa era mantenerlo todo en secreto. Es por eso que se niega a seguir hablando del tema. Todo es por una promesa.
    Elvira: ¿Y eso quien lo dijo?
    Doctor: Según me dijo su psiquiatra, son palabras de la misma Violeta.
    Elvira: ¿Doctor, quiere decir que mi niña ha estado muerta durante 5 años, y que ha resucitado?
    Doctor: Así parece, señora. Hay que seguir investigando en el campo, debido a que es un territorio casi totalmente inexplorado por la ciencia. Esto ya comienza a relacionarse con la filosofía y la religión más que con la medicina. Es un tema desconocido.
    Elvira: Investiguen todo lo que puedan acerca de mi hija, por favor. Quiero saber la explicación a ese milagro, y saber cómo puedo ayudar a Violeta.
    Doctor: Será muy difícil si su hija se niega a seguir colaborando, pero no va a ser imposible. Por el momento debemos seguir su tratamiento hasta que poco a poco se adapte a la vida en sociedad. Además, tiene algunos meses en que la podremos ayudar, antes que entre a clases. Y por supuesto, felicitaciones por su ingreso, obtener una vacante en Medicina Humana luego de haber padecido un coma es en verdad… ¡Increíble!
     
  17.  
    Sere

    Sere Silent

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    Primero, gracias por publicar en la misma discusión :)

    Unas palabras de aliento para su hermana no hubieran caído nada mal

    Me asombra, ¿qué clase de persona carga esas cosas a todas partes? Aún más increíble ¿de dónde los ha sacado?

    Por cierto irá a medicina :confused:. Eso es lo que iba a estudiar Roger, espero que reaccione bien.
    ----
    Respecto a los capítulos que publicaste cuando termine de leer el primero, sigo pensando que Violeta se esta creyendo demasiado lo de su papel como diosa.
    Y Roger, por alguna razón me sigue inspirando lastima. Creo que lo estoy comparando con un personaje del ANIME por eso me pasa .-.
     
  18.  
    Claudia Ramirez

    Claudia Ramirez Iniciado

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    Mentiras y un país de las maravillas
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    Capítulo 14
    Repasando una ley: Los amigos no existen


    Violeta despertó y recuperó la conciencia casi al día siguiente. El impacto que padeció fue muy fuerte. Al ir a su consulta psicológica diaria, ya no le trataban de atormentar con aquella pregunta sobre lo que hay después de la muerte. Solamente le hicieron dibujar un poco, y luego la consulta terminó. El psicólogo le aconsejó a la señora que había una manera por la que Violeta podía disipar todo lo que sentía sin necesidad de expresarlo verbalmente. Le recomendó que consiguiera un piano, para que Violeta pueda manifestar sus emociones mediante las melodías.
    El 1 de Octubre del 2012, el día en que Violeta cumplía 17 años, su madre y sus tíos le compraron uno. Ella se sorprendió mucho por el regalo. Desde niña le encantaban las melodías en piano y la música clásica.
    Apenas lo vio comenzaba a sacarle melodías. Cada mañana, al despertar, se inspiraba en la naturaleza y en la creación de Dios para tocar una dulce melodía. Sus compositores preferidos eran Chopin y Debussy. Tocaba las melodías que le parecían más dulces. Todo le inspiraba a tocar una melodía de acuerdo a la situación. La lluvia, la luz del sol, un arco iris, la noche, las flores, la vida, eran las cosas que generalmente la inspiraban. Aunque de vez en cuando tocaba una melodía triste, o llena de amargura. De esa manera manifestaba sus sentimientos. Entre lo que interpretaba en el piano, habían melodías que era difícil para sus familiares deducir de que compositor es. Eran desconocidas ¿Habrán sido compuestas por ella misma? ¿O por algún ser desconocido de su mundo? Nadie lo sabía.
    Así pasaron los meses. Violeta iba recuperándose poco a poco, mientras que los médicos iban analizando los datos que obtenían de los análisis, que eran escasos a partir de aquella convulsión padecida. Las melodías que Violeta interpretaba se hacían cada vez más alegres y menos amargas, pero siempre conservando la dulzura que le caracterizaba.
    El tiempo transcurrió, y llegó aquel día. Luego de la matrícula, en la que Violeta había hecho algunos amigos, llego el primer día de clase.
    Ella estaba muy emocionada. Cuando entró a su primera clase, por suerte, el curso que tocó ese día era Investigación, y el doctor que dictaba esa asignatura era una persona muy agradable.
    - Hola, ¿Cómo te llamas?
    Violeta: Mi nombre es Violeta. ¿Y el tuyo?
    - Soy Denisse, mucho gusto.
    Violeta: Igualmente. ¿De qué colegio eres?
    - Yo estudie en el colegio Modelo, ¿y tú?
    Violeta: Bueno, yo vengo de Liceo Trujillo
    - Ah, qué curioso. Mi hermana menor estudio allí también. Justo acaba de terminar la secundaria. ¿No habrás estudiado con ella? Por lo joven que te ves supongo que tienes su edad.
    Violeta: ¿Cuál es su nombre?
    - Yo soy Denisse López, ella es Marilia López.
    Violeta: ¿Marilia?, si la conozco. Estudiamos juntas en primer año. ¿Es tu hermana?
    - ¿Has estudiado con ella? ¿Y ahora vas a estudiar conmigo? , voy a estudiar con una chica que tiene la edad de mi hermanita ¡Qué vergüenza!
    Violeta: (hablando seriamente) Si, ahora la recuerdo. Fue ella.
    - Espera, ¿Tú no eres…? ¡Dios mío! ¡Eres la niña que despertó del coma!
    Violeta: Así es. Desperté hace varios meses. Espero que tu hermana se sienta bien luego de lo que pasó.
    - ¿Por qué dices eso? ¿De qué hablas?
    Violeta: Porque si hay algo peor que perder muchos años de tu vida y estar en el umbral de ella, es llevar un gran cargo de conciencia por la muerte de alguien.
    - Mmm, no te entiendo.
    Violeta: Olvídalo. Es mejor que no lo sepas. Son cosas de niños, nada más.
    - Bueno, si tú lo dices. Pero, ¿Cómo es que te dejaron postular sin haber terminado la secundaria?
    Violeta: Unos psicólogos me hicieron un test y luego indicaron que estaba apta para postular, y tramitaron varios documentos para que pueda dar el examen.
    - Hola, Denisse, ¿Quién es tu nueva amiga?
    - Mírala bien, ¿No te parece conocida?
    - Mmm…a ver, creo que vi esa cara antes. ¿De quién se trata?
    - ¿No la reconoces? Es la niña que despertó del coma, de la que hablaban los noticieros.
    - ¿En serio? ¿Pero qué haces aquí? ¿No deberías estar en alguna terapia?
    - No lo puedo creer, ¿y está estudiando medicina?
    - Así parece.
    Poco a poco se fueron acercando más jóvenes, a preguntar y hablar acerca del “caso raro”. Violeta estaba comenzando a sentirse incómoda en el momento que le preguntaron cosas acerca de su “muerte”.
    - Violeta, ¿Qué se siente estar muerto y resucitar?
    - Si, dinos que pasa.
    - ¿Viajas al paraíso o algo así?
    - ¿Hay ángeles? ¿Puedes ver a Dios?
    Violeta: ¡Ya basta! ¡Váyanse todos! ¡No quiero responder ninguna de sus estúpidas preguntas! ¡Largo de aquí!
    - Lo siento, Violeta.
    Todos se apartaron de Violeta en ese rato. Comenzaron a tenerle miedo. Empezó a sentirse triste al ver que se quedaba sin compañía, sin amigos. Pero todos se le acercaron por la curiosidad acerca de su caso, no porque quieran ser sus amigos. Entonces ella comprendió que en la Tierra los amigos verdaderos no existen. Lección que le era repetida, pero que tuvo que volver a aprender.
    El mismo día, en la tarde, ella escapó de casa. Aprovechando que su madre estaba trabajando y su hermano estaba en clase, aprovechó para ir a un lugar. Habían muchas palomitas revoloteando, algunos árboles y mucha gente caminando por allí, algunos alegres y otros muy tristes. Las campanas comenzaron a sonar. Estaba en un templo. El sermón trataba acerca de la vida eterna que nos da el Señor, y de que él siempre está con nosotros, porque es nuestro amigo, el amigo que nunca falla, y al que nunca debemos fallar. Terminado el sermón, Violeta fue a la parroquia. Tenía algo que hacer.
    Violeta: Padre, necesito hablar con usted.
    Padre: Si, niña. ¿Qué deseas? ¿Una confesión?
    Violeta: Bueno, no exactamente. Necesito preguntarle algo.
    Padre: Adelante, dime.
    Violeta: Padre, ¿Los amigos existen?
    Padre: Por supuesto, niña. En el mundo nos encontramos con muchas personas, pero solo algunos pueden ser nuestros amigos.
    Violeta: Es que en el mundo hay mucha gente egoísta. Todo lo que hacen es buscar su propio beneficio. Nunca dan algo de forma desinteresada. Padre, yo no creo en la verdad, mucho menos en el amor.
    Padre: ¿Alguna vez has tenido experiencias de ese tipo?
    Violeta: Si, pero estuvieron muy cerca de conducirme a la muerte. Estuve a punto de perder la vida por culpa de una persona que dijo que me amaba. Yo no creo en el amor.
    Padre: Pero al menos creerás que tus padres te aman.
    Violeta: Lo que siento por mi madre es algo confuso. Ella me ha cuidado, mucho más luego de aquel accidente, pero al mismo tiempo me exigía demás, a veces me hacía sentir mal por mis fracasos, diciéndome que la decepcionaba. Mi hermano es bueno conmigo, pero solía burlarse de mí. Todos se comportan mejor conmigo, porque saben que hubiera podido perder la vida en aquella ocasión. La idea les asusta, parece que se sienten con culpa.
    Padre: ¿Y tu papá? ¿De él no me has hablado?
    Violeta: Mi padre es un mal hombre. Nos abandonó a mamá, a mi hermano y a mí, cuando tenía ocho años. De haber dependido solo de él, ni mi hermano ni yo hubiéramos llegado a nacer. Lo odio.
    Padre: No es bueno que guardes tanto rencor dentro de tu corazón. Probablemente tu madre y tu hermano te quieren de una forma excepcional. Entiéndelos, no es fácil vivir en una familia incompleta. Además, todavía queda un ser en el que puedes confiar plenamente. Puedes confiar en Dios, él nunca te abandonara. Aunque te sientas sola, el siempre estará contigo.
    Violeta: Padre, tengo un amigo. No le puedo decir de quien se trata, es una promesa. Pero esa persona confía plenamente en mí, así como yo confió en Dios. Él nunca me ha fallado, y siempre se portó amable conmigo. Creo que ya no me siento sola. Tengo dos seres en quienes puedo confiar, y que son mis amigos.
    Padre: Tienes razón, niña. Tener una amistad es algo muy preciado y valioso, nunca la pierdas.
    Violeta: Tiene razón, así es. No estoy sola.
    Padre: Por supuesto, todos estamos siendo observados. Nunca debemos apartarnos de Dios, es el quien nos da la vida eterna.
    Violeta: Vida eterna. Es justo lo que conocí en el hospital.
    Padre: ¿De qué hablas, niña?
    Violeta: Padre, sé que estoy rompiendo una promesa, pero júreme por Dios que no dirá nada. El psicólogo tenía razón, necesito confiar en alguien.
    Padre: Esta bien. No sé a lo que te refieres, pero no diré nada. Lo juro.
    Violeta: Yo conozco el cielo, el lugar a donde vamos después de morir. No todos vamos al mismo lugar, cada uno tiene un mundo diferente. Un mundo del que cada uno es dios. Nuestro propio mundo. Eso es la vida eterna, donde viviremos para siempre.
    Padre: Nunca nadie me hablo de algo así, pero puedo creerte. ¿Cómo es que sabes eso?
    Violeta: Estuve en coma durante casi cinco años, y he despertado. Por alguna extraña razón, puedo recordarlo todo. Es un mundo fantástico, incluso podemos volar. Es maravilloso.
    Padre: Eso es asombroso, me encantaría conocer aquel mundo. Hay muchos testimonios de personas agonizantes, que son parecidos a lo que me dices ahora.
    Violeta: Entonces puede creerme. Esto es más real de lo que imaginaba. ¿Usted ha hablado con muchas personas que agonizaban?
    Padre: Por supuesto. Seguro en religión te han enseñado que el quinto sacramento es la Unción de los Enfermos o Extremaunción, por medio del cual se purifica el alma de la persona que ira a la otra vida.
    Violeta: Por supuesto. Lo sé. Me gustaría hablar con usted antes de morir. ¿Cuál es su nombre?
    Padre: No pienses en la muerte aún. Eres tan joven, tienes mucho futuro por delante. Yo soy el Padre Sánchez. Siempre estoy en esta parroquia o en la iglesia a la hora de la misa, por si me necesitas.
    Violeta: Muchas gracias, Padre.
    Padre: No hay de qué. Y por cierto, ¿Cuál es tu nombre?
    Violeta: (sonriendo) Fue un gusto conocerlo. Mi nombre es Violeta Espinoza. Hasta pronto.
    Padre: ¿Tú eres…? ¡Dios mío! … Hasta pronto.
    Poco a poco pasaron los días. Los chicos iban olvidando lo sucedido aquel día, y comprendieron que Violeta no quería hacerles daño, solo quería evitar problemas. Comenzaron a dirigirle la palabra, luego a ser sus “amigos”. Siempre estaba la conveniencia de por medio, Violeta se resignó a esa ley. Descubrió que ella dependía del resto, y que los demás también necesitarían de su ayuda en ocasiones.
    En cuanto a lo académico, el estudio era muy fuerte. Violeta ya no se sentía tan preparada como cuando iba a postular. Esto era muy diferente. Las cosas se hacían más complicadas, pero nada que no pudiera solucionar un esfuerzo constante y un fuerte estudio. Conforme pasaban los días, Violeta iba estudiando y aprendiendo tantas cosas que sus problemas mentales se iban disipando casi por completo. Con el tiempo iba olvidando lo que había pasado. Pero jamás se iba a borrar la imagen de los asesinos que casi la llevaron al otro mundo sin retorno.
    Sobre los noticieros y reportajes, se iba encontrando primicias muy importantes, y el caso de Violeta era dejado de lado. Sus familiares también continuaban con su vida normal, como era hace muchos años. Todos actuaban como si nada hubiera pasado, dejando que el tiempo borre las huellas que dejó aquel acontecimiento. Pero, en cuanto al análisis de los médicos y psicólogos que atendieron a Violeta, este jamás paralizó. Los datos obtenidos fueron enviados al extranjero para su minucioso estudio. Pero ni siquiera allí encontraron la explicación para casos como este. El mundo de la ciencia y la medicina estaba siendo motivado por el caso de Violeta. Los médicos, interesados en esto, buscaban desde un reconocimiento hasta un premio nobel. Era un tema poco conocido, pero de mucho interés.
    Y en cuanto a su mundo interior, el País de las Maravillas, todo marchaba normalmente, pero de pronto todos allí sintieron que el mundo se reducía. ¿Sería tan solo una impresión? Endor esperaba con ansias el día en que ella regrese. Generalmente iba a las orillas del lago Oreda, y en sus aguas veía el contexto terrenal y las experiencias diarias de Violeta. Extrañaba verla a ella, pero no podía hacerlo mediante el lago. Cada vez que quería recordarla, iba a volar a las colinas y visitaba las flores que había detrás de ellas. Observaba las flores, pero siempre veía una con especial interés, una violeta.
     
  19.  
    Claudia Ramirez

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    Mentiras y un país de las maravillas
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    26
     
    Palabras:
    1811
    Capítulo 15
    ¡S.O.S, mi mundo en peligro!


    Pasó un año. Violeta había ocupado el lugar número 19, entre 100 alumnos. Nada mal teniendo en cuenta su edad, su experiencia en coma y su escasa preparación. Se había esforzado mucho para alcanzar ese lugar. Comenzaría el segundo año, y ella estaba muy animada.
    Violeta se había adaptado por completo a la sociedad, ya no tenía problemas ni traumas. Todo había pasado, tal como predijo el psiquiatra. Había conseguido muchos amigos, aprendido muchas cosas, era como cualquier chica de su edad.
    Con el tiempo había dejado de soñar con su mundo, y ya no hablaba con Endor. Ahora tenía nuevos amigos, todos ellos eran reales, y no creados por ella. Ocasionalmente iba de compras con sus amigas, o intentaba hacer un poco de deporte. Jamás intentó el baloncesto. Participaba en las diversas actividades de la Facultad de Medicina, y aparte de eso estudiaba muy duro.
    Todo parecía armonía y bienestar, pero en el fondo, algo muy malo estaba ocurriendo. Violeta estaba olvidando lentamente su experiencia pasada, así como su trayectoria a aquel lugar misterioso y sus deberes como dios. Poco a poco el mundo real se iba apoderando de ella. Además, había algo en su mente, que ella quería borrar. Se sentía culpable de algo, algo que ella consideraba sucio y abominable. Jamás se dio cuenta que lo que le pasaba era producto de algo muy puro, lo más puro que pudiera existir en el universo.
    Como consecuencia de todo esto, el País de las Maravillas estaba comenzando a destruirse. Cada vez que Violeta tenía un sentimiento negativo, ya sea odio, miedo, inseguridad, soledad o tristeza, los efectos se podían percibir en aquel lugar. Endor lo había notado y tenía que tomar medidas al respecto.
    - Endor, ven. Tienes que ver esto.
    Endor: ¿Qué significa ese terrible agujero?
    - Es el fin de nuestro mundo. Se está cayendo a pedazos.
    Endor: ¿Pero por qué pasa esto? ¿Quién está destruyendo nuestro mundo?
    - Mira más al horizonte, más allá del final de este mundo
    Endor: Pero si eso es...la nada. A lo lejos se ve el planeta Tierra. Se acerca cada vez más.
    - ¿Ahora entiendes lo que pasa?
    Endor: No, aun no lo entiendo.
    - Éste es el mundo que ha creado nuestro dios, y aquél es el mundo en el que vive. Ella se encuentra entre esos dos mundos. Cada vez que se va acercando más al mundo que ves allá, se aleja más de este. Como consecuencia, nuestra diosa nos llegara a olvidar y este lugar se destruirá pronto.
    Endor: ¿Quieres decir que ella es la causante de que el País de las Maravillas esté pasando por esto?
    - Así parece. Si ella no es la causante, ¿entonces quién?
    Endor: No tienes ningún derecho de hablar así de mi diosa. Ella no es la culpable de lo que está ocurriendo. La defenderé a toda costa, no permitiré que hables así de ella.
    - ¿Qué acaso no lo ves? ¡Ella está acabando con nuestro mundo! ¿Y encima la defiendes?
    Endor: ¡Silencio! ¡Tú no tienes ningún derecho de referirte a mi diosa de ese modo! ¡Pagarás por esto!
    - Endor, ¿Qué te ocurre? ¡Cálmate!, si la sigues defendiendo así, este lugar irá a la ruina. O lo que es peor, dejará de existir.
    Endor: Si es verdad lo que dices, iré a verla. No creo que ella sea capaz de hacernos esto. Si lo ha olvidado todo, iré a recordárselo.
    - ¿Y cómo piensas llegar a la Tierra?
    Endor: Cruzaré la frontera. Sé que debo hacer para que la puerta se abra. Iré a recordarle que ha creado un mundo, iré a rescatarla de sí misma.
    - ¡Vaya, Endor! ¿De cuándo aquí veneras tanto a nuestra diosa?
    Endor: Tú mismo lo has dicho. Es nuestra diosa, la que nos dio la existencia, este mundo lleno de paz, este hogar.
    - Entonces te deseo suerte. La necesitarás.
    Endor: Muchas gracias, Soren. Hasta pronto.
    Endor fue hacia el lago Oreda. Habló con la puerta y logró convencerla de abrirse. Al llegar, encontró a Violeta en su cuarto, a punto de ir a dormir. Ella se asustó mucho luego de verlo. Casi grita, pero él le dijo que guardara silencio.
    Violeta: ¿Quién eres tú? ¡No te conozco! ¡Fuera de aquí!
    Endor: ¿Qué? ¿Acaso ya te olvidaste de mí? ¡Soy yo, Endor, tu guía!, soy habitante de tu mundo, el que creaste y ahora estas destruyendo.
    Violeta: ¿Mi mundo? ¿Qué es lo que eres en realidad? ¿Eres humano?
    Endor: Después de tanto tiempo jugando en las colinas y viviendo juntos, lo has olvidado. Ya no recuerdas nada de cuando estábamos allí.
    Violeta: ¡Ese lugar no existe! ¡Tú solo fuiste un producto de mi imaginación! ¡No eres real! ¡No existes!
    Endor: ¿Tanto has cambiado? ¿Quién eres? Ahora soy yo el que no te reconozco a ti.
    Violeta: ¡No me atormentes más! ¡Tú no existes, eres irreal! ¡Vete de mi mente, largo!
    Pablo y su madre se acercaron a ver que sucedía. Fueron corriendo, posiblemente era alguna complicación en la salud de Violeta. Luego de tanto tiempo sin ocurrir este tipo de problemas, era extraño lo que estaba pasando.
    Pablo: (fuera de la habitación) ¿Violeta, que pasa allí adentro? ¿Estás bien?
    Violeta: No, no ocurre nada. No hay nada aquí, no se preocupen.
    Endor: Violeta, estoy yo. ¿En serio piensas que no existo?
    Violeta: ¡Largo! ¡Vete de aquí cuanto antes! No quiero que vuelvas a hablarme, desaparece de una vez.
    Pablo: ¿Qué te pasa? ¿Quieres que me vaya y te deje sola así como estas?
    Violeta: No, hermano. No te lo decía a ti.
    Endor: Me iré, no te causare más problemas. Pero, por favor, dime algo.
    Violeta: Esta bien, te diré algo. ¡No regreses nunca más!
    Endor: Lo intentaré. Pero aunque tú me hayas olvidado, yo nunca, pero nunca me olvidare de ti. Es mi palabra. Adiós, mi diosa.
    Endor procedió a retirarse. Se desvaneció en el aire, como si estuviese hecho de vapor. La familia de Violeta entró a la habitación.
    Elvira: ¿Hija, te encuentras bien? ¿Con quién hablabas?
    Violeta: Con mis pensamientos, con cosas que no existen. Este mundo es el único que existe. Esta es la única vida. No hay otra.
    Pablo: Hermanita, te ves rara. ¿Has visto algo diferente a lo normal?
    Violeta: Mis ojos ven cosas que no existen. Seguro tengo problemas con ellos. Creo que debo usar mis anteojos de nuevo.
    Elvira: Pero el médico dijo que tu vista había mejorado por completo. Descansaste mucho tiempo, tu estrabismo se ha corregido. ¿Por qué dices que ves mal?
    Violeta: No me hagas caso. Estoy hablando tonterías. Creo que necesito descansar. Buenas noches, familia.
    Pablo: Si, Violeta. Descansa, te hace falta.
    Esa noche, Violeta no había soñado nada. Sin embargo, estaba comenzando a sentir un cargo de conciencia que no quería admitir. Ella no quería recordar a Endor, pero en el fondo, si lo recordaba muy bien. Él fue la única persona que supo escucharla y jamás pidió nada a cambio, solo le agradecía por las cosas que le dio. Violeta estaba comenzando a pensar que Endor era un ser excepcional, muy diferente, incluso frente a los demás seres que vivían en aquel lugar. Todos allí la respetaban y veneraban, pero Endor la apreciaba de un modo muy especial.
    Tratando de olvidarlo, Violeta siguió su vida tranquilamente. Los días eran tranquilos en la Facultad de Medicina. El estudio era fuerte como siempre, pero no era tan estresante. Los alumnos salían a distraerse de vez en cuando. Aunque el clima no era muy cálido, los alumnos disfrutaban de aquella temporada.
    Un día, unas amigas animaron a Violeta a ir a una fiesta. Coincidió el cumpleaños de dos alumnos, de diferentes promociones, y decidieron celebrarlos juntos. De los que cumplían años, uno era de segundo año y el otro de primero. Violeta estaba en segundo, así que estaba invitada a ir, y por supuesto aceptó.
    En medio de la noche, en una discoteca, un gran grupo de jóvenes estaban reunidos, divirtiéndose. Violeta estaba algo asustada, pero quería enfrascarse más con el mundo, por lo que accedió.
    - Chicas, miren allí. Esos chicos guapos de allá están solitos. ¿Qué tal si nos acercamos?, a lo mejor nos convidan algo o nos sacan a bailar.
    Violeta: Pero…no se bailar muy bien.
    - ¡Ay, mujer! No te preocupes, aquí nadie se preocupa por eso. Tú solo disfruta el momento.
    Violeta: Esta bien, vamos.
    Hicieron lo acordado. Los chicos se veían algo desanimados hasta que las chicas llegaron. Uno de ellos tomo especial interés en Violeta, y luego de invitarle un trago que rechazó, la sacó a bailar. Ella hizo caso a sus amigas y disfrutó el momento. Violeta solamente estaba haciendo esto porque trataba de sacarse de la mente todo aquello que estuviera relacionado con su experiencia sobrenatural.
    - Mmm…Violeta, parece que le gustas a ese chico.
    Violeta: ¿Cómo podría gustarle? ¿Ni siquiera me conoce?
    - Tú solo acepta su invitación, no arruines la fiesta.
    Violeta: Esta bien.
    Después de eso, la invitó a ir a un balcón que había en ese lugar. Ella no iba a aceptar, pero accedió cuando él le dijo que allí podían hablar mejor, porque no había mucho ruido. Fueron a donde acordaron.
    - Vaya, ¿Cómo decías que no sabías bailar muy bien?
    Violeta: Es que no lo había hecho desde hace muchos años.
    - Tú estás en segundo año, ¿verdad?
    Violeta: Si, así es. ¿Túestás en primero?
    - Si, aunque pareces menor que yo. Tienes cara de ser joven. ¿Cuál es tu nombre? ¿Cuántos años tienes?
    Violeta: Soy Violeta Espinoza, tengo 18 años. ¿Y tú?
    - (un poco asustado) Yo soy Roger Castillo, tengo 19. ¿Ves que eres menor?
    Violeta: Bueno, creo que así es. Hay algo en ti que me parece familiar. No séqué es.
    Roger: ¿De qué colegio eres?, posiblemente hayas estudiado conmigo y no lo recuerdas.
    Violeta: Bueno, yo estudié en Liceo Trujillo. ¿Tú también?
    Roger: Si, así es. Seguramente…un momento. ¿Cómo es que…? No lo entiendo. Tú deberías… ¿Qué paso?
    Violeta: ¿Acaso sabes algo de mí? ¿Conoces mi historia?
    Roger: ¡Oh, Dios mío! Esto es imposible.
     
  20.  
    Claudia Ramirez

    Claudia Ramirez Iniciado

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    Mentiras y un país de las maravillas
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    26
     
    Palabras:
    2121
    Capítulo 16
    Mi ángel de la guarda


    Violeta: Ya lo sabes, ¿Verdad?
    Roger: ¡Tú estuviste en coma! ¿Cómo despertaste? ¡Nunca volví a escuchar de ti! ¡Pensé que habías muerto, pero estas viva! ¡Esto es fantástico!
    Violeta: Seguro tú estudiaste conmigo y viste el accidente.
    Roger: Seguramente no lo recuerdas. Hay una pregunta que te hice hace 6 años, y quiero que me respondas ahora. ¿Quisieras estar conmigo?
    Violeta: (luego de un rato) No puede ser. ¡Eres tú, asqueroso gusano! ¡Aléjate de mí! ¡Vete!
    Roger: Así que ahora lo recuerdas
    Violeta: Les diré a todos que estas aquí, que eres un asesino, que casi muero por lo que me hiciste. Pagarás por todo lo que hiciste. Por tu culpa perdí casi 5 años de mi vida. No volveré a perder más por ti, ¡Largo!
    Roger: (abrazando a Violeta sin dejarla escapar) Antes de que digas algo puedo alejarte de esta vida en menos de lo que imaginas. Estamos en un abismo, como el de esa vez. ¿Lo recuerdas?. Muy bien. Es abajo donde terminarás si dices algo.
    Violeta: Roger, ¿Por qué eres así?.Tu dijiste que me amabas. Si eso fuera verdad no me hicieras esto. Tu solo eres un ser abominable que no conoce el amor. Jamás serás feliz, aunque acabes con mi vida.
    Roger: Tú tampoco serás feliz, porque morirás en este momento. Huiré rápidamente y nadie me descubrirá.
    Violeta: Roger, ojalá te pudras en el infierno. Hasta nunca.
    Justo en el momento que Roger iba a cometer un asesinato, apareció un joven, como de la misma edad de Violeta, raramente vestido, al que ella reconocía muy bien.
    Violeta: Endor, ¿Por qué te ves tan diferente? ¿Qué haces aquí?
    Roger: ¿Quién es este? ¿Qué hace vestido así?, esta no es una fiesta de disfraces.
    Endor: ¡Suéltala o veras! No te perdonare la vida, maldito desgraciado.
    Roger: ¿Si? ¿Qué me vas a hacer?
    Endor flotó en el aire y se colocó al frente de Roger. Puso su mano en su pecho y atravesó su corazón. Lo comenzó a estrujar, tratando de asesinarlo.
    Roger: ¿Cómo es que puedes hacer eso? ¿Eres de aire o qué?
    Endor: Solo déjala ir y te perdonaré.
    Roger: Esta bien. Aquí la tienes. Déjame ir.
    Endor: No vuelvas a acercarte a ella. Es una advertencia.
    Roger. Está bien, no lo haré.
    Luego de que Roger se retiró, Violeta le agradeció a Endor y le pidió disculpas por lo que le dijo aquella noche.
    Violeta: ¿Por qué te ves mayor? ¿Acaso tratas de asemejarte a mí?
    Endor: Es que trato de estar a tu imagen y semejanza.
    Violeta: Endor, se supone que tú querías que yo muera, para que así pueda ir al País de las Maravillas y acompañarte por toda la eternidad. No te entiendo. ¿Por qué lo hiciste?
    Endor: Es que no quería que sintieras dolor. Además, tú eres mi diosa, no dejaría que nada malo te pase.
    Violeta: Lo siento. Creo que actué muy mal aquella noche.
    Endor: (abrazándola) No te preocupes, sé cómo te sientes. Debes estar muy confudida con todos estos cambios de ambiente. No cualquiera sabe controlarlos y continuar con una vida normal a pesar de todo. Por supuesto que estas perdonada. Eres admirable, mi diosa.
    Violeta: Endor, no lo entiendo. ¿Por qué? ¿Por qué no eres como todos? ¿Por qué eres diferente?. Eres el único que me escucha y me comprende. Nunca nadie se preocupó tanto por mí, sin tener ningún tipo de interés. Ni siquiera mi madre. Endor, tengo que decirte algo.
    Endor: (temblando) Si, dime.
    Violeta: Eres un ser muy especial para mí. No quiero que te alejes ni que me dejes sola. Endor, yo…
    Endor: Hay algo que las palabras no pueden expresar, pero yo tampoco quiero alejarme de ti. Eres el ser más maravilloso que he conocido, mi razón de ser. Quien soy yo para que tu vengas a decirme que soy especial para ti, mucho menos para pedirme perdón.
    Violeta: Yo no merezco ser tu dios. Renuncio.
    Endor: ¿Eso era lo que tenías que decirme? Escúchame, tú no puedes renunciar. No puedes hacerlo. Tu eres el ser más indicado. Eres mí ser supremo.
    Violeta: Lo siento, Endor. Pero yo no soy capaz de cumplir esta misión. No puedo hacerlo, no estoy preparada. Es demasiado para mí, solo soy una chica. ¿Cómo me pides que sea tu diosa? Lo único que hago es mentirte y traicionarte.
    Endor: Violeta, tú le has dado sentido a mi vida. Probablemente no valga demasiado, pero todo mi ser gira alrededor tuyo. Eres mi diosa, y fuiste capaz de darnos a mí y a mis compañeros aquel mundo maravilloso. Según lo que me has comentado, hasta el dios de tu mundo tiene errores, pero no por eso no está preparado para ser Dios. No te preocupes, no importa tu edad, eres un ser maravilloso.
    Violeta: Bueno, si tú confías tanto en mí, estaría mal que me opusiera. Endor, esto lo haré por ti. Ahora dime que es lo que tengo que hacer para remediarlo todo.
    Endor: Ahora estas un poco asustada por lo que sucedió. Descansa y luego hablaremos.
    Violeta: De acuerdo.
    Endor: Solo ten en cuenta una cosa. Siempre te protegeré, siempre estaré allí para ayudarte. No estás sola. Hasta pronto, Violeta.
    Violeta: Hasta que nos volvamos a ver.
    Endor se desvaneció en el aire. De pronto se hizo invisible, pero Violeta sabía que el siempre estaría allí para protegerla. Poco después regreso a casa con sus amigas, necesitaba descansar.
    Violeta se fue a su cuarto, muy confundida. En sus dieciocho años de vida nunca alguien había hecho tanto por ella. Hasta entonces había un paradigma que se encontraba muy arraigado en su mente: Nunca nadie ayuda desinteresadamente a otras personas. Eso fue lo que le hizo pensar que en el mundo no existían ni la amistad ni el amor, por lo que creyó que nunca los llegaría a conocer. Pero grande fue su sorpresa al ver que aquellos sentimientos eran reales, y provenían de alguien que no venía de este mundo, sino de uno totalmente diferente.
    - Buenas noches, mi dios. Soy yo de nuevo, Violeta. Necesito hablarte de algo muy importante. Esto es algo muy confuso, así que solo podre confiárselo a mi diario y a ti. Durante toda mi vida sentí que la vida era muy injusta, y que la gente era incapaz de ayudar al prójimo sin esperar algo a cambio. Cuando Roger me habló por primera vez comencé a pensar que lo que pensaba era falso, y mi teoría se iba desvaneciendo. Pero cuando descubrí que me mintió y que solo quería mi amistad para aprovecharse de mí, esas ideas fueron fortalecidas. Desde allí nunca creí en esas “fantasías”. Sin embargo, hay un ser que no es de este mundo, pero que me ha demostrado que estoy equivocada. Hay algo extraño que estoy sintiendo, y que no puedo manifestar. Nunca antes lo había sentido, es algo maravilloso. Pero tengo miedo, siento que es algo impuro y que no debo experimentarlo. Estoy pensando que es un hombre, un chico de mi edad, y no es así. Él es solo un ser de mi mundo, un producto de mi creación, un ángel. Es tan difícil ser su diosa, él me tiene que defender, a pesar de que lo he negado y le dije que no existe. Dios mío, tú me comprendes, tú también eres un dios. No quisiera pecar de soberbia al decir esto, sé que tu estas muy por encima de mí. Pero esta es la misión que me fue encomendada. ¿Qué es lo que tengo que hacer para remediar el daño que ocasioné? ¿En realidad merezco ser su diosa? Ayúdame en esto, por favor. Espero no haberte incomodado con mis peticiones. Hasta pronto, mi Señor.
    Elvira: Violeta, hija, ¿estás allí?
    Violeta: Si, mamá. No te preocupes.
    Elvira: ¿Con quién hablas?
    Violeta: Estaba haciendo mi oración de la noche, pero ya termine.
    Elvira: No pude evitar escuchar algo de lo que dijiste. Me haces sentir mal al no confiarme tus problemas, pero debo entender que ya no eres una niña. Entiendo que estés cansada por la fiesta, pero necesito decirte algunas cosas. Si necesitas algo o confiar algún pequeño secreto, puedes hacerlo. No seré dura contigo. Sé que estás pasando por una etapa difícil, y que además has tenido una experiencia muy chocante. La verdad es que, después de todo lo que ha pasado, ya no sé si tratarte como a una niña o como un adulto. Esto también es difícil para mí ¿sabes?
    Violeta: Mamá, se por qué me estas tratando así. Eres humana, y eso es normal. Hay algo que me está pasando, y no estoy segura de lo que es. Pero si te lo digo, te enojarías conmigo. Nunca cambiarás, solo puedes disimular que has cambiado.
    Elvira: Hija, ¿Por qué no confías en mí?
    Violeta: Lo siento, mamá. No confió en nadie de aquí. Buenas noches.
    Elvira: Entiendo. Será mejor que te deje en paz. Buenas noches, hija.
    La madre de Violeta estaba preocupada por lo que le dijo su hija. Cualquier madre se preocuparía al saber que su hija está pasando por algo difícil, sin poder ayudarla.
    Pablo: Ma’, ¿Qué le pasa a Violeta?
    Elvira: No lo sé, hijo. Está muy rara.
    Pablo: Siempre ha estado así, desde que despertó del coma.
    Elvira: No, Pablo. Esta vez es diferente. Dice que hay algo que le pasa, pero que si me lo dice, yo me enojaré con ella.
    Pablo: Ha ido a una fiesta, es natural. Tiene dieciocho años, a lo mejor le gusta un chico y esta confundida. Eso les pasa a las mujeres a esa edad. Créeme.
    Elvira: ¿Tú crees?
    Mientras tanto, Endor se apareció en la habitación de Violeta y le susurró algunas palabras mientras dormía: Violeta, no te preocupes. Eres la diosa más maravillosa del universo. No te preocupes por aquellos errores, todo se solucionara. Descansa.
    Esa noche soñó con las cosas maravillosas que veía en el País de las Maravillas. Soñaba que volaba en las colinas, junto a Endor. Observaba las flores y árboles, y en medio de todo el paisaje se veía una hermosa violeta.
    Al amanecer, Violeta despertó un poco tarde. Encontró que su madre había comprado un periódico, y se puso a llenar los crucigramas. Tratando de buscar mayor información, encontró una noticia que la enfadó. Era un artículo científico, en el que hablaba acerca de la regresión de un estado de coma. Mencionaba como ejemplos algunos casos de diversos países, entre ellos el suyo. Lo que más le hizo sentir mal es que algunos de los dibujos que hizo en el test psicológico estaban publicados allí, con sus respectivas interpretaciones.
    Horas más tarde, fue a sus clases, que comenzaban a las 11. Al llegar, todos, absolutamente todos, se acercaron a ella y le preguntaron acerca de lo que había en los periódicos.
    - Violeta, ¿Qué se siente después de morir?
    - ¿Qué es lo que pudiste ver?
    - ¡Porfa, responde!
    Violeta: Ya déjenme en paz.
    - Violeta, háblanos algo acerca de tu experiencia. Sería un tema interesante para comentarlo en clase.
    Violeta: Lo siento, doctora. Con el respeto que se merece, no tengo obligación a decirle nada.
    - Pero Violeta…
    Violeta. ¡Ya cállese! ¿Cree que la voy a respetar porque es médica o porque es mi docente?, la verdad es que ninguno de ustedes lo merece, no respetan los derechos de sus pacientes.
    - Es que no entiendes, niña. Lo estamos haciendo en favor de la ciencia.
    Violeta: ¡Por mí que la ciencia se vaya al demonio! ¡Me voy de aquí!
    En ese mismo momento Violeta se retiró de clase. Tenía todo el derecho del mundo, estaba protegiendo su integridad. Al llegar a su casa, no había nadie en ella. Se fue directo a su habitación. Se sentía muy enojada con todos los seres humanos. Para ella, todos los seres humanos eran pecadores, y no perdonaba a ninguno de ellos. En medio de todas estas reflexiones alguien hizo su aparición.
     

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