Mente Ciega Corrió sin rumbo fijo, aunque fijo era su sufrir, un sufrimiento al perder a su hijo, un hijo al que quería seguir. Seguirlo hasta la muerte, muerte que se lo había robado, robando el sepulcro su cuerpo inerte, inerte su mente había quedado. Quedando ciega la mente de ella, ella que no podía pensar, un pensamiento claro que dejara huella, huella de aliento para su penar. Pena que la acercó al puente, puente que se alzaba sobre la pista, pista llena de autos que iban al Oeste, Oeste de paisaje bello a la vista. Vista nublada por el llanto, llanto que no se detuvo para nada, y nada detuvo a la mujer ni su canto, canto lamentoso mientras caía helada. Helada como el cofre que la recibió, recibiendo el conductor gran impacto, impacto de susto que lo hirió, herido emocionalmente por el cruel acto. Acto que la llevó a su hijo, hijo que la esperaba en el panteón, panteón que le dio cobijo, cobijo que cumplía su función.
Me ha agradado el poema. La forma en la que has ido hilando los versos es interesante, pero al mismo tiempo se me ha hecho un poco forzada en algunos versos y no se ha leído tan fluido como me gustaría y como me tienes acostumbrada. En cuanto a la temática, es algo muy dramático el perder un hijo, es algo para lo que un padre nunca está preparado. Me ha causado mucha tristeza tu poema y creo que el final es lo peor. Realmente, yo opino que por mucho dolor que sientas, tu ser querido nunca querría que acabases en la misma situación que él, ambos muertos, por lo que vivir es lo mejor que puedes hacer para honrarle. Me ha agradado, como siempre me agrada todo lo que escribes, Marina. Un saludo.