Microrrelato Medianoche

Suena el reloj nuevamente. Medianoche.

La misma figura que aparece todas las noches -desde que tiene memoria- hace sus estragos.

Araña débilmente las frazadas y estrujándolas hasta que sus nudillos se ponen blancos por la presión, no pestañea en ningún segundo. No debe pestañear.

Y él entra, como siempre.

Y la toma contra su voluntad, como siempre. Y ella llora. Llora por lo que él le hace, por su maldad y más.

Lo quiere lejos, que no le haga más daño, que no la lastime más de lo que ya lo hizo.

Pero nuevamente, luego de que él acaba de manosear, besar con sus repugnantes labios, ensuciar su -de por sí- manchado cuerpo:

-Sigue así, sólo para mí, pet.

-S-sí... Sir.

-No te atrevas nunca a hablar de lo nuestro. Lo sabes bien.

Dos segundos de silencio: -Así es.

-Nos vemos mañana, a la medianoche.

Y se levantó de la cama dispuesto a partir. Pero...

-Quédate conmigo.

Porque aunque ella no desea lo que él le hace, no quiere que la abandone.

No quiere sentirse no querida, aunque eso implique saber que él volverá a jugar a lo mismo.

¿Pero alguien podría juzgar a una niña de diez años que sólo quiere el amor de su padre? ¿Podrían juzgarla por querer demostrarle el amor que ella le tiene de esa manera tan enferma?


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No sabía en qué género ponerlo. Me disculpo si esta mal~