Cómo será recibir la gélida gracia Y las caricias misteriosas de la muerte. Visitar las entelequias desérticas Donde moran la soledad y la desolación. Oír el sonido inarticulado del éter Contemplar los pilares del infinito. Cómo será la sentencia del final Ser como la melancolía de los cementerios. Reposar bajo la espectral superficie Cubierta de lágrimas y añoranzas. Rendirse ante los preceptos de la nada Ser consumido por el vacío del olvido. Cómo será gritar en completo silencio Alimentar a las criaturas del inframundo. Dejar atrás el peso de la carne y los sentidos Para descubrir el velo de lo siniestro. Traspasar el umbral del oscuro Maelström Y perderse en sus abyectas profundidades.
Un poema de cavilación. El título me deja pensando. Porque pese al temor latente a lo desconocido, a ser presa de las garras de la muerte, incluso de decir cosas como "el vacío del olvido", de alguna manera confías en la gloria de lo que evoca un mausoleo. Incluso encuentro algunas referencias a la dubitación muy inmediatas la una de la otra. ¿Morir me dejará en "el vacío del olvido", o me "cubrirán de lágrimas y añoranza?". Me satisface leerlo, porque esa misma volubilidad es consistente con el mismo poema, su tema es el desconocimiento, y al mismo tiempo la curiosidad por descubrir los secretos de la muerte; es natural que sus planteamientos sean tan contrastantes. No sé si usar el término entelequias le haga un favor al poema, me trabé en ese lugar, tuve problemas para digerir qué se supone que sean las entelequias desérticas y hasta ahora aún no puedo hacerlo. Opinión similar me merece soltar una referencia cultural relativamente retorcida como el Maelstrom en plena conclusión del poema. Lo que sí reconozco es que es osado. Bonita obra, en general. Gracias por compartirla.