de Inuyasha - marcados por el destino

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por brownie, 29 Abril 2011.

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    brownie

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    marcados por el destino
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    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Fantasía
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    MARCADOS POR EL DESTINO

    todos mueren y renacen asi es el circulo de la vida y ellos esperan con ansia ese maravilloso momento

    Capitulo 1: Comienzo

    -Rin…cuantos años mas piensas torturarme… ¿Acaso nunca vas a regresar?…un alma tan pura como la tuya no puede perderse en la oscuridad del infierno… yo te…- (un gran suspiro) pensaba un Inuyukai sentado en el marco de la ventana.
    Han pasado cientos de lunas y sus amaneceres desde que los grandes demonios como Sesshomaru debieron aprender a esconderse y camuflajearse dentro de los humanos. Muchos fueron perseguidos y pronto su existencia se redujo a ser un pasaje en la historia que contaban los mas viejos a los niños y turistas.
    Muchos de los demonios se esparcieron por el mundo y forjaron imperios industriales para no perder su supremacía y seguir controlando a la raza humana, que poco a poco gano terreno.

    Sesshomaru hace algunos siglos dejo Japón y ahora residía en Inglaterra, pero viajaba constantemente a su antiguo hogar, pues en el estaba su medio hermano con el que por fin consiguió llevarse bien y su sobrino. La única razón de que Inuyasha no muriera cuando la anciana en la que se convirtió Kagome murió.
    -Señor disculpe, se siente bien, he estado tocando y no me responde- interrumpía una secretaria los pensamientos del antiguo príncipe yukai.
    -Madellin…no entres si no te doy permiso, entendido-
    -si señor disculpe-se apresuro la joven mujer a contestar.
    -mañana viajo a Japón, cancela todas mis citas y reajendalas para el mes que entrante-
    -pero señor Sesshomaru…la semana que viene se verá con los empresarios de Estados Unidos, vienen por su respuesta de formar o no el consorcio- decía la secretaria mientras Sesshomaru arqueaba una ceja en señal de desagrado.
    -Mira niña…cuando necesite una opinión te lo hare saber…yo soy el dueño de todas estas franquicias financieras y tu no vas a venir a decirme como debo manejarlas… y en lo que concierne a esos empresarios pues si les interesa sabrán esperar y si no, a nosotros que nos pueda importar, ellos nos necesitan mas a nosotros …comprendido- no dejaba de regañar a la joven secretaria, mientras se sentaba detrás de un gran escritorio-que haces hay parada…¡retírate! Ponte a hacer lo que te he encargado- hay cosas que no cambian y ese carácter amargo aun seguía. Pero lo que le molestaba realmente, es que la mujeres de la época actual eran demasiado superficiales y siempre quedan prendidas de su enigmática belleza además querían salir de dudas, rondaban muchos rumores alrededor de el.
    En la noche el gran empresario salió en un taxi de su masion para dirigirse al aeropuerto, al llegar hay saco un cigarrillo al terminarlo lo aventó y se adentro al edificio donde tomo un asiento lejos de las personas para poder observarlas. En su corazón guardaba la esperanza de encontrar indicios de la mujer que más a amado. –Lin… ¿Dame una señal de tu existencia?- pedia desde lo mas profundo de su alma cuando escucho
    -pasajeros del vuelo 349 con destino a la Ciudad de Tokio por favor de abordar por la puerta 5-
    Ese era su vuelo, abordo el avión y le toco sentarse a lado de una niña muy parecida a aquella chiquilla que un día lo cautivo con su sonrisa. –que estoy pensando ella no puede ser- se quedo pensando Sesshomaru mientras la veía
    -¡señod, señod¡ mmm…-comenzo a tocarlo aquella criatura del rostro – haaa son de veldad –decia la niña mientras tocaba las marcas en su rostro.
    -¿Cómo te llamas-
    -Bu… mi nombe es Bu…pedo wuau quiedo una luna igual a esa-
    -en serio- miraba de soslayo Sesshomaru, quien comenzaba a impacientarse con esa pequeña molestia y saco un marcador de la mochila que llevaba con el y le pinto una luna similar a la que el portaba.
    -¡si ¡ soy una pincesa Inuyukai- decía la niña en voz alta dejando perplejo a Sesshomaru –No esta bien hace años nadie sabe de los demonios Inu ¿Por qué ella lo sabe…acaso?...-pensaba cuando…
    -Hija pero que te paso…mira nada mas como te pintaste ven- pronunciaba una mujer madura de cabellera blanca y muy pálida, muy parecida a la chiquilla esa que la tomaba de la mano para llevarla al baño.
    -¡Mami¡ soy una pincesa mida-no dejaba de pronunciar la niña, que al verla el antiguo Lord de mejor manera le dio una punzada en la cabeza donde había visto esas facciones, esos ojos sin expresión y algo vacios –No- dijo en voz baja. –Kanna… no puede ser, debes estar muerta… o tal vez…-comenzo a maquinar la mente de Sesshomaru y se dirigió también al baño donde estaba esa mujer sin expresión alguna parada.
    -kanna- pronuncio Sesshomaru para que solo ella escuchara, la mujer reacciono alzando su cabeza y abriendo mas sus ojos pero no volteo y se limito a contestar, sabia de sobra que la llamaban a ella que también se sorprendió al saber que realmente era el Lord que alguna vez la protegió a ella.
    -No… me confunde…mi nombre es Kagura - pronuncio temblorosamente la mujer.
    -Bien…disculpe, creo que la confundi- decía Sesshomaru mientras daba media vuelta para regresar a sentarse. Total que mas daba que ella viviera, el vio morir a Kagura.
    -si…me confunde mi Lord-volvio a decir la mujer de apariencia albina mientras lo miraba de reojo, a lo que Sesshomaru respondió solo con una media sonrisa. Las mascaras de esos dos habían caído y aunque no se volviero a hablar en todo el viaje y no dejo que su hija se volviera a hacercar a el. Al bajar del avión se quedaron viendo por unos segundos y se sonrieron mutuamente. La niña se despidió de el ondeando su mano y el solo la alzo.
    -¡ Tío¡…¿Cómo esta?- escucho no muy lejos una voz muy familiar que levantaba sus manos para que lo viera. Era un joven un poco más bajo que el de ojos color café y cabellera plateada. Usaba una gorra color rojo y ropa deportiva. –perdone que mi padre no pudiera venir, pero ya sabe lo perezoso que es-decía el joven mientras reía discretamente.
    -no te preocupes Len…yo se que hay hábitos que jamás se pueden cambiar-
    -jajaja creo que tiene razón tío…pero vamos…debe estar cansado- decía el muchacho mientras se subían a un deportivo blanco.
    -Len deja de fingir…yo se donde esta Inuyasha…dime ¿Cómo te trata esta época?-pregunto el dueño de unos ojos color ambar.
    -Tio …no se usted pero esta época es muy liberal…ya nadie se nos queda viendo por nuestras facciones…piensan que es una moda y sabe dentro de un mes me ire a Estados Unidos, ire a lo que llaman universidad- musitaba ese muchacho muy serio. Muestra de que aunque su apariencia era la de un joven tenía la sabiduría de la eras en sus manos. Porque al contrario que sus padres resulto ser muy listo.
    -ya veo- fue lo último que dijeron los dos. Todo el camino hasta la casa del hanyu solo se escucho la radio que estaba consternada difundiendo la noticia de cómo la ciudad estaba sufriendo por un par de ladronas.
    Llegaron a la gran mansión, bajaron el equipaje y se dirigieron a sus habitaciones. Sesshomaru se fue a tomar un baño y en el Jacuzzi recordó su extraño viaje. –Kanna, asi que aun sigues viva y hasta una hija tienes...mmm… ¿Pero como paso? Y si tu sigues viva… ¿Dónde esta Kagura? Y por que usas su nombre…mmm…esto no me gusta nada- pensaba Sesshomaru hasta que decidió salir del baño y ponerse mas cómodo con un pants y playera. Asi bajo a cenar y no vio a Inuyasha solo a Len.
    -tio venga siéntese debe tener hambre-
    -y el holgazan de tu padre…¿Por qué no llega?-
    -kiaa ¿a quién llamas holgazán perro faldero?- decía en tono de reclamo el menor de los hemanos, quien iba llegando vestido con un traje en color negro. –jamas cambiaras esa manera de dirigirte a tu vicepresidente-
    -Inuyasha…-pronuncio el mayor.
    -ven aquí y dame un abrazo hermano…¿Por qué no avísate que vendrías, hubiera ido por ti?- decía Inuyasha emocionado mientras abrazaba a Sesshomaru.
    -si te hable, pero como siempre estas ocupado, preferí decirle a Len que fuera a recibirme- respondió el ambarino mientras se separaban para sentarse a comer.
    -¡LEN¡ ¿Por qué no me avísate? Niño Idiota- regañaba Inuyasha a su cachorro.
    -por la misma razón que no fuiste tu a recoger al tio…papa- respondió el muchacho en tono sarcástico mientras la risa se hizo presente en el comedor.
    -Bueno Sesshomaru...Len vamos a descansar mañana veremos que hacemos-
    -papa descansa, tío buenas noche- se despedía el menor de los tres que se disponía a dormir. Los mayores solo asentaron con la cabeza y también se retiraron a sus aposentos y se dispusieron a caer en los brazos de morfeo.
    No muy lejos del aeropuerto dos mujeres hablaban de cómo maniobrarían su plan.
    -bien Lin…pon tu cara de niña buena y distrae al viejo ese-
    -pero no quiero hacer esto, no me gusta que intenten toquetearme-
    -por Dios Lin…ni que fueras una santa…si eres una rata callejera… que no vales nada… y si no quieres no lo hagas y pues…¡muérete de hambre¡- decía una anciana a la joven.
    -Esta bien…Kaede…después de todo gracias a ti sigo viva- decía Lin resignada mientras salía del callejón.
    -Señor…ayúdeme…soy huérfana y tengo hambre- decía la joven con una cara de ternura. Mientras ese hombre la miraba de arriba abajo con lujuria. Lin solo quería que la anciana lo inyectara rápido y que todo acabara.
    -Si te ayudo… pero ¿Cómo vas a pagarme? Si no eres mas que una andrajosa - pronunciaba el hombre de altura pequeña, calvo, gordo y feo como un sapo. Al acto que la tomaba de la cintura y su boca se acercaba al cuello de ella.
    -pues… ven vamos por allá- decía la joven con una coquetería infantil y ponía sus manos en los hombros de el para alejarlo de ella. Para empujarlo al callejón. –que asco – pensaba Lin mientras caminaban y sentía en sus nalgas una de las manos del viejo rabo verde y ponía cara de asco. La cual cambio por una tierna sonrisa cuando este la beso en la boca.
    -mamita…te voy a hacer gozar…mírate si no estás tan mal- le dijo al oído mientras la recargaba y tocaba con sus asquerosas manos el pecho de la joven.
    -¡no…Kaede¡- grito la joven cuando sintió como un bulto salía de la entrepierna de ese hombre que rasgo la pequeña falda de ella.
    -¿Quién?-fue lo último que alcanzo a decir ese hombre por que Kaede intervino clavándole un fuerte sofnifero y dejándolo en el piso.
    -Bien hecho Lin…eres fantástica…con esa carita que tienes…- decía la anciana mientras sostenía el cuerpo del hombre ese.
    -Callete Kaede…lo hago por agradecimiento y porque tengo hambre… no sabes el asco que me da que me metan mano y que me besen- no dejaba de quejarse la muchacha que no rebasaba los dieciséis años mientras quitaban todo lo de valor al viejo.
    -terminamos…vámonos Lin que haces hay parada- jalo la anciana del antebrazo a su compañera para perderse en la inmensidad de la noche.
    Pero en otro lugar muy lejano a ese se encontraba una mujer albina mirando la luna
    -Sesshomaru, Inuyasha…que suerte tienen, buscaron por mucho tiempo a sus mujeres y hoy la vida se las devuelve…lastima que tal vez jamás se encuentren…-
    -quien mami- pregunto una niña a su madre.
    -nada de tu incumbencia Bu, anda vuelve a dormir o tu padre se enfadara-decia la antigua Kanna a su retoño con un beso en la frente.
    -Hasta mañana mami, pero recuerda que prometiste hablarme mas de la época en que naciste hee- asevero la pequeña hablando de manera correcta con su progenitora.
    -Si Bu te lo prometí y te lo cumpliré, pero ya vete a dormir- exigió la madre a su hija.
     
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    MARCADOS POR EL DESTINO

    CAPITULO 2: desesperacion

    -papa en verdad tenemos que ir a Japon- decía una joven de cabello algo largo y negro, dueña de unos ojos cafes preciosos que demostraban ilusión y esperanza, a su padre.
    -por Dios Kagome no te comportes como una niña…tu hermana se gradúa dentro de dos días y tenemos que estar con ella-
    -pero papa…-seguia con sus pucheros la chica que apenas alcanzaba los dieciocho años.
    -¡Kagome basta¡ ¿Por qué no puedes comportarte como una señorita normal?, ¿Por qué siempre repelas a todo lo que digo? Te amo hija pero hay días… que…-
    -¿Qué papa?...dilo no detengas…que desearías que fuera como Kikio ¡no¡…como la señorita perfecta, la que no comete errores, la que te llena como padre…tu orgullo…-recriminaba Kagome a su padre mientras gruesas lagrimas escapaban de sus ojos y sus unas lastimaban su mano por la fuerte empuñadura.
    -Kagome- decía su padre mientras tomaba la barbilla de ella –te amo como eres…nunca lo olvides…no hay nada como tu sonrisa para hacerme sentir mejor…no importa lo malo que haya sido el dia…- la chica miraba a su padre que hablaba con determinación y cariño y reia ligeramente – Vez Kagome te vez mejor así…mi Kagome …mi hermoso sol brillante…nunca dejes de sonreír- termino el padre de decirle y la abrazo con tanto amor, que simplemente volvió a llorar.

    En Japón

    Dos hombres de porte muy singular caminaban por un parque muy interesante. En la época antigua el pozo que ahí se encontraba conectaba ese mundo con el que ellos anhelaban.
    -Sesshomaru en serio que la épocas te han ayudado ya se puede charlar contigo- reía a no mas poder el hermano menor.
    -Inuyasha…en serio crees eso jajajaj
    -si…mírate ya hablas… jajaja y pronuncias mas que monosílabas- no paraba de reír.
    -Inuyasha…Quién pensaría que el exterminio nos uniría por fin-se puso serio el ambarino.
    -si Sesshomaru…tanto caos nos obligo a unirnos y míranos…nosotros que creíamos que alguno de los dos terminaría muerto y estamos como nuestro padre siempre quiso- decía Inuyasha al momento que miraba el cielo.
    -si de hecho ahora pienso que estas eran sus verdaderas intenciones- termino de decir cuando soplo un viento lleno de calidez.
    -Y ahora en esta época…perdona que te pregunte se lo que te duele… que cosa le paso a Rin-
    -pues según sus síntomas lo mas seguro es que tuviera leucemia y por eso perdió a nuestro cachorro y tiempo después murió ella.- respondía con una voz demasiado serena- Y dime aun buscas la reencarnación de aquella mujer-
    -si hermano…se que algún día volverá…y mientras tanto cuidare de Len para no tener queja alguna y ¿tu?-
    -a veces creo que ellas jamás regresaran… que las almas muertas nunca regresan-
    -no digas eso Sesshomaru…pero mejor dejemos las cosas como están…me puse melancólico por tu culpa…así que invitas el desayuno…
    -nunca cambiaras hermanito-
    -jajaja es que la comida es sensacional y como eres rico pues… de alguien hay que aprovecharse
    - jajajaja- comenzaron a caminar los dos entre risas y empujones.

    Mientras tanto en el restaurante
    -¡Onigumo¡- gritaba un chiquilla albina.
    -recuerda tu papel Bu…aquí eres una niña inocente….comprendido- decía en voz baja Kanna.
    -madre cuando te he decepcionado…ese hombre recordara muy pronto su vida pasada…de eso me encargo yo-
    -Kagura… Bu… que alegría volver a verlas- decía el antiguo bandido – espero que me den mas consejos creo que la joven Kikio por fin se dio cuenta de que existo- relataba aquel hombre de largo cabello arreglado en una coleta y ojos color morado.
    -Muy bien Onigumo…parece que has progresado…y dime ya te la llevaste a la cama-
    -No señora…la mujer es muy difícil y pos-
    -Onigumo…pero que pasa…acaso ya no quieres secuestrarla… ya no te importa tu dinero-
    -no mi señora no es eso-
    -fuiste tan idiota que te enamoraste de ella-
    -No señora- respondió el bandido mientras comenzaba a sudar- ya le dije…la mujer es difícil-
    -bien vamos Bu…Onigumo tienes una semana para encargarte de esa…si no me veré en la penosa necesidad de prescindir de tus servicios- Oniguno no contesto solo vio como se marchaban el par de mujeres y lo dejaban muy enojado.

    Mientras tanto en Canada
    -¡papa nos va a dejar el avión…apúrate¡¡¡- gritaba desde la entrada de una casa humilde Kagome
    -ya ya hija ¡vámonos¡- tomaron el taxi que había ordenado para irse directo a Japón en un avión.
    Horas después por fin llegaron a Japon y esperaban que alguien fuera por ellos.
    -pero Kikio dime por qué no vienes a mi casa aunque sea un ratito ven anda- comenzó su ataque diario Onigumo.
    -Te dije que no…entiéndelo Onigumo…no me interesas y ahora déjame pasar que llevo prisa- grito la joven mientras lo aventaba y cruzaba la calle. -¡papa…Kagome¡- grito Kikio desde la entrada al verlos.
    -Kikio…hija ¿Dónde estabas tenemos mucho esperándote?- decía el papa de las chicas.
    -lo sé papa…perdónenme…pero ya estoy aquí…a mama le alegrara mucho verlos…no le he dicho nada- decía Kikio mientras caminaba con su padre. –hermana…si te alejas mucho te perderás- hablaba con señas en sus manos Kikio a Kagome que no pudo evitar pensar –Hermana…¿Por qué siento celos de ti? Si lo único que haces es estar al pendiente de mi-
    -Kagome…pero donde tienes la cabeza- volvió a decir Kikio
    -no perdón…ya voy- contestaba mientras apresuraba el paso. –Kikio…perdóname- volvió a pensar.
    El viaje de regreso a casa transcurrió tranquilo al llegar la madre de las chicas estaba que no cavia de alegría, cuando Kikio recibió la beca para irse a terminar sus estudios a Japón la madre de ambas se fue a vivir con ella y su padre se quedo a cargo de Kagome que estaba en la preparatoria.
    Asi cayo la noche y se fueron a dormir. Además habían predicho una tromba y no había a donde salir.

    En los bajos barrios de la ciudad se podían oír los gritos de dos mujeres.
    -Mira la princesita con aires de grandeza…mejor te hubiera dejado morir cuando eras una niña- vociferaba la anciana Kaede a Lin
    -JA pues hubiera sido mejor que esto… que al rato me pides que sea una puta… -
    -pues tal vez saques mejor y tengas la vida que según tu mereces-
    -No es justo Kaede-
    -Y quien te dijo que la vida es justa niña idiota…si no fueras tan melindrosa tendríamos arto dinero…pero no…la princesita quiere seguir soñando que su príncipe azul vendrá por ella… ¡madura¡ entiende que no eres mas que una pordiosera…y que de esta jodida pobreza no vas a salir, si no usas tu juventud y tus encantos-
    -Entiende tu Kaede que no se puede caer tan bajo en la vida…pero claro es fácil decirlo para ti… ¡acuéstate con el primero que veas no¡… claro como tu no eres la que se va revolcar con ellos- Gritaba Lin con lagrimas de coraje en sus ojos.
    -eres estúpida o te haces…a mi quien me va a levantar…dime-
    -Kaede…eres una perra sin corazón…yo no he hecho mas que tratar de agradarte y tu…tu…-decia con tanto dolor mientras cerraba sus ojos para evitar decirle algo que le doliera.
    -y que si soy una perra… tu no eres mejor que yo…¡mírate¡ ni las putas muerden la mano que las alimento –pronunciaba la anciana mientras caminaba alrededor de ella –Lin no seas tonta… no desperdicies esta oportunidad…ese hombre da mil pesos por ti- le decía con voz mas calmada y la tomaba de la barbilla.
    -No puedo Kaede…yo…no-musitaba Lin
    -entonces muérete- dijo la anciana mientras tomaba a Lin bruscamente del brazo y la sacaba de su casa. Lin no alcanzo a hacer fuerza no había comido en dos días.
    -¡NO¡ Kaede no puedes echarme ahora esta lloviendo- intentaba detenerse la chica
    -y a mi eso que mas me da… si tu madre pudo abandonarte cuando tenias cinco años… por mi que te lleve el diablo- le grito a Lin, que escuchaba esas palabras y destrozaban su alma, aunque eran verdad le dolían. Y sin miramiento alguno la aventó al lodo y la dejo afuera.
    -¡Por favor Kaede¡ déjame entrar… a donde voy a ir… está lloviendo- le gritaba Lin desde afuera recargada en la puerta y llorando. El cielo parecía caerse y el viento no ayudaba. –Por favor Kaede- imploraba, pero no había nada que hiciera cambiar de opinión a la mujer esa.
    -dices que soy una perra…pues te lo voy a demostrar…me oyes no te quiero volver a ver y vete ¡lárgate¡ que no quiero quitar tu cadáver de la entrada mañana- vocifero desde adentro de la casa la mayor, ahogando su llanto. Había vivido mucho tiempo con ella, la crio como si fuera su hija y ella se atrevía a llamarla perra.
    -Me voy Kaede…que seas feliz…gracias por todo- gritaba Lin mientras caminaba bajo la lluvia. Todo estaba desierto ningún alma. –sola…completamente ¡sola¡- grito en medio de la calle y siguió caminando hasta llegar debajo de un puente al que iba con Kaede cuando era mas niña. –Kaede- y se sentó abrazando sus rodillas y escondiendo su cabeza. Y salió de esa posición cuando escucho que cayó un bote de basura.
    -Mira nada mas- decía Onigumo al ver a la joven, era evidente que estaba ebrio –Lo que la tormenta me a traído-
    -aléjate de mi borracho asqueroso- le decía Lin mientras se paraba y caminaba hacia atrás.
    -haaa parada te vez mejor…ven lindura te hare entrar en calor…-decía mientras comenzaba a caminar hacia ella.
    -borracho ¡IDIOTA¡- grito cuando comenzó a correr pero no llego lejos porque Onigumo se abalanzo contra ella haciéndolos caer. El comenzó a desgarra la ropa harapienta de ella mientras forcejeaban hay en medio de la lluvia.
    -¡Déjame¡- gritaba Lin mientras lo empujaba y pataleaba para que la dejara en paz
    -¡tate quieta¡- grito Onigumo mientras propinaba tremendos golpes a la joven –HAAA- se oyo gritar a la joven mientras ese hombre hurgaba en su intimidad y chupaba sus senos -¡Déjame…no…por favor…detente¡- imploraba con una voz ronca de tanto gritar Lin -¡Que te calles¡- volvió a gritar Onigumo mientras daba tremenda patada al estomago de Lin. Ella ya no tenía fuerzas y tantos golpes comenzaron a hacerse notorios en su cuerpo que prefirió rendirse a los bajos instintos de ese hombre que la hizo suya varias veces
    –Mira no creí que quedaran como tu en la vida…pero no me digas que no te gusto hermosura… eres una mamacita y ya sabes cuando quieras otra repasadita…nomas me avisas…- le decía Onigumo, humillándola aun mas, y la dejo hay tirada a su suerte. Lin quería morirse tenia tanto dolor y se sentía tan sucia. La lluvia seguía y nadie en la vida la ayudaría por lo que como pudo, se incorporo y trato de seguir caminando hasta que no pudo más y se desmayo.
    La tormenta comenzaba a disiparse y Kaede se sintió culpable por lo que salió a buscarla, pero cayó de rodillas ante la impresión que se llevo.
    -¡Lin mi niña¡ que te hicieron…Lin respóndeme- decía la anciana mientras corria hasta ella y la tomaba en brazos. –Lin ¿Quién te hizo esto?... ¡perdóname es mi culpa¡ ¡AYUDENME¡-Volvio a gritar la mujer al ver que la chica no respondía.
    -Señora Kaede ya le hable a una ambulancia- decía una de las vecinas.
    -Gracias Ayame…ayúdame a cubrirla-ordenaba la anciana que se quitaba su chaleco para cubrir la desnudez de Lin.
    -Señora Kaede no llore todo va a estar bien- intentaba calmar la chica a la mayor tomándola de la mano. En ese momento llego la ambulancia y subieron a Lin para llevarla a un nosocomio.
    -Lin resiste…no puedes dejarme hija- decía en secreto Kaede a Lin.
    En el hospital las atendieron y se levanto una denuncia que pronto seria parada
    -¡Dinero¡ usted me pide dinero- se indigno Kaede
    -señora comprenda…no podemos investigar si no tenemos un incentivo- decía ladinamente el empleado de aquel lugar.
    -mi muchacha fue golpiada brutalmente ¡ultrajada¡ por unos malditos…apenas puedo pagar la atención medica que va a recibir y usted me pide dinero en vez de estar buscando a los malditos que le hicieron esto…¡Por Dios señor¡ es una niña no es justo lo que le hicieron- musitaba Kaede mientras le venia a la mente una antigua conversación con Lin.
    -Mire señora o nos da dinero o se me larga de aquí…TU…saca a esta muerta de hambre de aquí…me mosquea- ordeno el oficial. Y kaede fue sacada a empujones. Después se fue a ver a Lin que ya había despertado
    -¡Como estas hija?…¿como te sientes?- pregunto Kaede mientras comenzaba a llorar.
    -No llores Kaede…me he visto peor- intentaba hacerla sentir mejor.
    -pero es mi culpa que estes asi…si no hubiera hachado a la calle…estarías bien-
    -ya no importa kaede…no hay forma de remediarlo…mejor tratemos de olvidarlo y continuemos…la vida no se acaba aquí- decía Lin con la voz entrecortada haciendo un esfuerzo sobrehumano por no llorar y como pudo le brindo una sonrisa calida a Kaede que la abrazo y deposito un beso en la mejilla de Lin. Que se sorprendió, hacia muchos años que nadie la trataba con amor que esas muestras de afecto la desconcertaban.
    -duerme Lin…te hará bien… en un rato mas traen tu comida- ordeno dulcemente Kaede a Lin mientras la arropaba. El sueño la venció rápidamente por lo que Kaede se fue al sillón cercano y también se rindió al sueño.

    es el segundo capitulo me gustaria saber que les parece que piensan de la historia. bueno gracias por leer y nos vemos pronto.
     
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    brownie

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    Capitulo 3: el verdadero comienzo
    Esa mañana en la universidad de Tokio se graduaban cientos de jóvenes
    -Felicidades hija…te lo mereces- decía el padre de Kikio mientras su madre la abrazaba.
    -gracias papa…son tan buenos conmigo…por cierto Kagome ¿Dónde está? ¿Por qué no vino?-
    -hija ella fue apartarnos un buen lugar- decía la madre de Kikio mientras caminaban rumbo a la recepción.
    En la recepción estaba Kagome con una cara de aburrimiento. -¿A qué hora piensan llegar?- pensaba la chica que no dejaba de observar el lugar. Cuando su cara se lleno de alegría al verlos llegar.
    -por alla- señalo Kikio al ver a su hermana –ahora si me permiten papitos…me voy a cambiar- volvió a decir, mientras daba un beso a sus padres y aunque no quisiera Kagome vio la escena llena de celos. Cuando Kikio regreso de cambiarse muchas miradas, unas discretas y otras no tanto voltearon verla. Kikio era una mujer hermosa como pocas. Llevaba puesto un vestido aperlado que dejaba al descubierto su espalda de cuello alto y largo pero con una abertura que dejaba ver casi toda su pierna izquierda. Además tenía un porte y una figura tan estilizada que dejo a muchos presentes con la boca abierta. Kagome no pudo evitar sentir celos aunque eran algo parecidas ella tenía un cuerpo mucho más prominente pero igual de hermoso que el de Kikio, solo que ella no lo notaba.
    -Kikio la señorita perfecta daaa- pensó Kagome y se fue a pedir algunos tragos que no le hicieron bien; - huuuu fiesta fiesta- no dejaba de gritar conforme seguía tomando, tanto alcohol tomó que se subió a la barra, Por lo que sus padres tuvieron que llevársela pronto de ahí. Dejando a Kikio en el baile de graduación. Kikio siguió en el evento y a la mitad del mismo recibieron una gran sorpresa.
    -felicidades a todos los graduados, que tengan mucho éxito en el futuro y para que no pierdan su espíritu traemos a ustedes al Señor Inuyasha Taisho, vicepresidente del consorcio financiero Renacer, un aplauso para el por favor - decía el director de la universidad. Un cretino mas pensó Kikio y se retiro un momento al baño mientras Inuyasha terminaba su discurso.
    -Mira Midoriko una zorra y de las grandes- decía una mujer de cabello largo y negro, además de uno ojos en el mismo tono.
    -pues para zorras aquí estas tu Tsubaki- contesto altiva Kikio, que ni siquiera volteo a verla
    -maldita me las pagaras- dijo Tsubaki aventándola al baño.
    -¡Que te pasa¡ pedazo de Idiota- le grito Kikio a aquella mujer mientras se levantaba del baño.
    -Kikio prepárate porque vas a recibir lo que mereces- se arrojo aquella mujer sobre Kikio que respondió los ataques de la otra de mejor manera. Alcanzo a propinarle un puñetazo que le rompió la nariz a Tsubaki y mancho su vestido
    -Quitateee- decía Kikio mientras empujaba a Tsubaki
    -Tsubaki, que le hiciste –
    -que le hice si ustedes comenzaron a agredirme- contesto Kikio y una vez terminada la pelea salió corriendo del baño en dirección a la calle y no se fijo cuando cruzo y casi la avienta un porche color negro.
    -¡Aprende a conducir idiota¡- le dijo Kikio mientras le daba un golpe en el cofre. Inuyasha no creía lo que sus ojos veían. –¡Ka go me¡- pensaba mientras salía del coche para ver que paso.
    -mujer… ¿te encuentras bien?- pregunto Inuyasha incrédulo de lo que miraba.
    -tengo apariencia de estar bien ¡dime¡ la tengo- contesto cortante la chica mientras se sentaba en la acera con su vestido y tocado estropeado. Y comenzaba a llorar por lo caótico de esa noche.
    -no la verdad no, parece que te atropello un choche- respondió Inuyasha intentando acercarse a ella. Mientras se sorprendió al ver que sonreía gentilmente. –no su aroma es…¡Kikio¡- dijo para si mismo
    -usted es un tonto-
    -mmm…tal vez… ¿pero como te llamas?-
    -Kikio Akuma y usted es el señor Inuyasha…bueno ni tan señor- respondió burlonamente la joven mientras Inuyasha quedaba helado al saber que esa mujer fue o es su primer amor. No había duda tenían en mismo aroma y la misma calidez.
    -Bien Kikio, te llevo a tu casa…anda sube no te hare daño- le decía Inuyasha mientras le daba la mano para que se levantara. Kikio lo observo intrigada pero accedió a irse con el y se subió al porche. Llegaron rápidamente a la casa de ella y se quedaron platicando de varias cosas y sin mas de manera natural se besaron tiernamente.
    -tengo que irme…gracias por el aventón- decía Kikio mientras regresaba a su color habitual y se despedía de Inuyasha con la promesa de verse el domingo.
    -que hice Dios mio…me bese con un extraño- pronuncio en voz baja. Pero esas palabras llegaron a oídos de Inuyasha que sintió como su corazón daba vuelcos de emoción.
    Kikio se metió directo al baño para ver en que condición estaba y cambiar sus ropas. Además tenía mucho sueño y quería seguir recordando aquel beso. Kagome la escucho entrar pero no le dijo nada se hizo la dormida y la dejo sumida en sus pensamientos.
    En la mansión del Hanyu el entro sin mas posando sus manos en sus labios para poder sentir nuevamente la calidez de Kikio.
    -¿pasa algo Inuyasha?- salió de las sombras Sesshomaru y pregunto a su hermano.
    -la encontré Sesshomaru… ¡kikio regreso¡…es ella no tengo dudas- respondió el menor recordando cada momento.
    -pense que a quien esperabas era a Kagome-
    -si pero recuerda que Kagome también era una reencarnación de Kikio…asi que no temas Sesshomaru quizás Rin ande por hay…ella falleció después que Kikio y antes que Kagome.
    -me alegro por ti Inuyasha…que seas muy feliz con tu sacerdotisa…pero no creo volver a ver a Rin caminando por estas tierras- decía Sesshomaru con un semblante muy triste y comenzó a caminar hacia sus aposentos. Inuyasha lo vio y se entristeció al ver la reacción de su hermano mayor. –Rin vuelve pronto…Sesshomaru te necesita- pensaba Inuyasha mientras veía al príncipe perderse en esa habitación.
    Mientras tanto escondido en las sombras
    -Maldita…perra descastada- a mi ni siquiera te dignas a verme y a ese tipejo hasta lo besas- pronunciaba Onigumo que vio toda la escena de Inuyasha y Kikio –pero vas a ser mia Kikio lo juro aunque sea lo último que haga- pensó mientras golpeaba un árbol con la mano empuñada.
    Días después las cosas iban mejorando, Kikio e Inuyasha se daban cuenta que el amor los flecho desde que se conocieron y salían mas constantemente y disfrutaban de su amor que poco a poco se volvió apasionado.
    Uno de tantos días en la mansión disfrutaban de un sol radiante y un picnic con motivo de que Kikio e Inuyasha se volvieron oficialmente novios y la partida de Len a EU.
    -Gusto en conocerla señorita Kikio- decía amablemente el hijo de Inuyasha
    -tu debes ser Len ¿verdad? Tu padre me ha hablado mucho de ti- intentaba ser cortes Kikio con el muchacho.
    -si soy yo- sonreía el joven –espero que le haya hablado bien de mi – comenzaron a reir
    -pero háblame de tu…me haces sentir vieja- reprocho con pequeño puchero y volvieron a reir.
    -esta bien Kikio…mira este es mi tio Sessomaru- decía el muchacho emocionado a Kikio
    -Gusto en conocerte Kikio…bienvenida estás en tu casa…Len …acompañame por hielo- pronuncio Sesshomaru mientras se retiran a la cocina y dejaban a la pareja.
    -Len tes diste cuenta ¿verdad?- pregunto Sesshomaru mientras el niño ponía un semblante muy serio.
    -Si tio…esa mujer aunque se parece a mi madre no lo es… ¿Crees que mi padre enloqueció del dolor?- decía el muchacho
    -No Len pero tal vez añora tanto a tu madre que no piensa con claridad…pero animo… tenemos que ir a interrumpir- decía Sesshomaru mientras revolvía el cabello de Len.
    Terminaron su almuerzo y fueron a nadar un rato después ya entrada la noche se subieron al coche y fueron a llevar a Len al aeropuerto.
    -Adiós papa- dijo el muchacho mientras abrazaba a su progenitor.
    -Cuídate mucho Len, no olvides nada de lo que te he dicho he-
    -no papa lo se…tio hasta luego-
    -Adios Len vuelve pronto y ve a verme a Inglaterra te espero por haya- Le dijo Sesshomaru mientras daba un pequeño golpe en la frente.
    -Si tio gracias…Kikio cuida de mi padre es algo atolondrado- decía el muchacho en tono sarcástico provocando risas en los presentes. Después de esperar un rato Len se marcho y tomo su avión. Inuyasha tomo a Kikio por los hombros y caminaban atrás de Sesshomaru. –Hermano ella no es Kagome que pasa contigo- pensaba Sesshomaru al ver como reían la pareja muy enamorada.
    Pasaron los días y Onigumo llevaba una semana sin molestar a Kikio lo que la dejo extrañada.

    En otro lugar dos mujeres albinas seguían moviendo los hilos cuando paso algo muy inesperado para ellas.
    -Kanna….Buu …vengan las necesito- escucharon retumbar dentro de su cabeza. Y sin más marcharon para encontrarse con el dueño de esa voz; una vez con el.
    -Kagura- pronuncio Kanna
    - no no es esa mujer, ella solo es barro y tierra, pero será la encargada de traerme la ultima luz de la perla de shikon en este mundo-
    -¡Que¡ esa perla desapareció con la muerte de Naraku- dijo algo exaltada Bu al hombre que por primera vez salía de la sombras y dejaba verse
    -si efectivamente, pero con la reencarnación de Onigumo la portadora de la luz también llego a esta época- decía un hombre que portaba un kimono antiguo, el era alto de ojos azules, cabello corto, lacio y muy negro, además de tener una cicatriz en el cuello.
    -estas mintiendo Kawataro- dijo Kanna al verlo por primera vez.
    -si eso crees, piensa… como llegaste a este mundo, por si lo olvidaste Inuyasha te asesino sin piedad, y qué decir de Kagura, el maldito de Sesshomaru arranco su corazón- no dejaba dudas en cada una de sus palabras, haciendo que Kanna y Buu enfurecieran al recordar semejantes escenas de su pasado. –al parecer comprenden-.
    -cual es tu verdadero plan Kawataro-
    -mmm (suspiro)…primero controlar la abertura del infierno para dejar entrar la escencia de Naraku en mi… después con ayuda de Onigumo destruir la ultima luz de la perla y tomar venganza-
    -venganza de que-
    -eso no les incumbe ¡vallan y tráiganme a Onigumo¡ -
    -si amo- fue lo ultimo que dijeron antes de marcharse. Una vez solo; Kawataro comenzó a reir
    -mi momento se acerca comandante perro, tus hijos pagaran lo que me hiciste, a mi y a mi clan-

    Flash back
    Tiempo del gran comandante
    -comandante- grito desde una trinchera el primer oficial del antiguo Lord
    -¡que pasa Susano¡… estamos en una guerra-
    -fuimos engañados señor…esta gente es humana-
    -¡¿ QUE ?¡- vocifero el Mononoke al darse cuenta de que era verdad
    - el clan Riatsu…no engaño y controlo…ellos querían que la sangre de humanos corriera para su rituales…haaa-
    -Susano… Susano…-
    -esta muerto Señor- intervino Mioga - liberarse y liberarnos del control mental le costo la vida-
    -pero no fue en vano- y sacando a colmillo sagrado revivió a todos los humanos muertos. –vamos hay cuentas que saldar- y comenzaron su viaje a las helada y sombrías tierras de Hena, lugar donde se asentó el clan Riatsu, conocidos por su poderes de ilusión y control mental. Una vez hay, sin previo aviso comenzaron el contraataque grandes ríos de sangre pertenecientes a ese clan maldito corrieron esa noche, pero un niño de escasos 11 años sobrevivió y juro venganza.

    Fin del Flash back

    En esa noche una mujer se daba cuenta de lo que realmente era su marido o al menos eso creía ella.
    -Miroku cómo pudiste ¡yo te amo¡ y tu sigues engañándome y con una niña… que tal si se enteran en el instituto ¡he¡ que vamos a hacer si te correen…¡ya pensaste en las gemelas¡…- le reclamaba la mujer a su marido que ya se esperaba la cantaleta que se volvía cotidiana.
    -Pero Sango… ya te dije que yo no tengo nada que ver con esa mujer… ¡entiéndelo¡- intentaba justificarse Miruko, pero Sango estaba llena de celos. –Y este jueguito me esta cansando- le decía mientras tomaba su saco.
    -¡Miroku¡ ven aquí…no te vayas… te juro que si te vas…- no termino decir cuando lo vio en la entrada con los ojos cerrados.
    -me canse Sango… eres el amor de mi vida pero no puedo seguir asi… me oyes no puedo…esto no es vida- musito Miruko y se marcho. Sango solo quedo consternada y se fue a ver sus gemelas que estaban durmiendo. Después se fue a la sala y abrió el maletín de Miroku. En el encontró solamente papeles del Instituto y una carta dirigida a ella.

    “Querida Sango
    Sé que hemos tenido muchos problemas y no me gusta, se que tienes muchas dudas y que tal vez soy yo el culpable, pero desde que te conocí te volviste en la única mujer para, la única con la que deseo estar, hasta que el universo muera.
    Te amo con cada fibra de mi ser, si pudieras comprender eso… seria tan sencillo nuestro matrimonio. Sango te amo y no importa cuántas cachetadas reciba de ti… simplemente no puedo odiarte.”

    Termino de leer y estrujo el papel en su pecho mientras lloraba calladamente. –perdóname Miroku…soy una tonta…yo también te amo- se repitió una y otra vez hasta que miro el reloj, marcaba las tres de la mañana y decidió irse a acostar pero antes vio por la ventana y caía una pequeña brisa.
    En las calles de la ciudad un hombre solitario caminaba con sus manos en los bolsillos. No había mucha gente era demasiado tarde llego a un parque público y se sentó en una de las sillas de piedra que daba hacia la fuente con forma de mujer.
    -Sango… si no fueras una terca y no te amara como lo hago… te juro que hace tiempo te habría dejado- decía para si mismo Miroku recargado en sus manos y apoyado en sus rodillas.
    -Señor tómeme y deme algo de dinero- decía una castaña de ojos que reflejaban una inocencia única en la vida, mientras alzaba su blusa y dejaba sus pechos al descubierto.
    -Muchacha que te pasa ¡tapate¡ ¿para qué quieres dinero?- le dijo Miroku mientras bajaba la blusa de Lin.
    -Por favor ayúdeme… no se que mas hacer- pronunciaba la niña mientras caía de rodillas avergonzada por lo que acababa de hacer.
    -No te entiendo explícame- le ordenaba Miroku mientras intentaba levantarla y se dio cuenta que ardía en fiebre.
    -mi madre… se muere…se me muere- no dejaba de decir Lin entre llantos y sollozos.
    -¿Dónde esta tu madre? Llevame con ella- le dijo Miroku y comenzó a seguir a Lin que corría con todas sus fuerzas hasta donde dejo a Kaede que había sufrido un infarto, pero la muchacha era tan ignorante que no supo que le paso.

    Flashback
    -Lin deja de chapotear…mejor pensemos donde pasaremos la noche- le decía Kaede feliz de verla levantada y alegre como siempre.
    -Kaede…no te apures no está lloviendo - decía la chiquilla brincando en el agua y pronto llegaron al kiosco del parque.
    -Sabes Lin...- la miro intrigada la niña- eres tan fuerte…la vida te golpea una y otra vez… y tu no te detienes…siempre muestras esa hermosa sonrisa llena de ilusión- le dijo Kaede mientras sobaba su brazo derecho.
    -Kaede… te confieso algo… antes de que tú me recogieras de la calle, un viejo…mmm…como se llamaba…hay no se pero me dijo que cada vez que algo malo me pasara, sonriera porque al final de toda esta oscuridad brilla un rayito de luz y así es mira el me dejo pero te encontré a ti- decía Lin con una sonrisa llena de ternura cuando vio que Kaede comenzó a quejarse -¿Qué pasa Kaede?- le pregunto mientras la vio caer. La tomo de la cabeza y noto que estaba hirviendo y sin pensar salió a conseguir dinero. Sabía que necesitaba atención medica y pronto.
    Fin del flashback
    -quítate niña- aventó ligeramente Miroku a Lin y cargo a Kaede en brazos para llevarla su auto. La puso en el asiento trasero y ordeno a la joven subirse. Manejo sin precaución y llego hasta un hospital cercano.
    -Familiares de la Señora Kaede Sanjoin- salía de la sala de urgencias preguntando un medico. –Lo sentimos pero no hay nada que hacer…la señora a sufrido un infarto fulminante… lo sentimos- pronuncio sin corazón el médico que solo hacia su trabajo.

    hasta aqui este capitulo, que les parecio?? bueno saludos
     
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    lunabetz

    lunabetz Usuario VIP

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    Nooooo ¿cómo lo dejas aquí?, perdón por meterme, vi tu fic y me pareció muy interesante el principio... y no me decepcionaste después ¿eh? No puedo creerlo, tu escrito es tan trágico, tan melancólico y tan triste; no puedo creer que tantas cosas hayan pasado empezando por que todos murieron y comenzaron a reencarnar y Sesshomaru e Inuyasha buscándolos en el tiempo; dios mío cómo me enfureció eso de que Kaede pusiera a trabajar a Lin de esa manera y lo peor de todo fue lo que le hizo Onigumo, creéme yo estoy furiosa por lo que le hizo el desgraciado (perdón por las palabras pero es un máldito), lo de la fiesta me gustó, Inuyasha ya encontró a Kikyo, pero no ha encontrado a la madre de su hijo (me sorprendí con eso de Kagome) demonios ¿qué pasará cuando se encuentre con Kagome?
    Lo más romántico de este último capítulo (me leí todo jiji) fue lo que le escribió Miroku a Sango, tan bonito, unas palabras muy profundas para ser una mujeriego xD. Pobrecita Lin, mira que Kaede haya muerto, no me lo imagino :(
    En cuanto a tu redacción, tienes algunas faltas de ortografía, te aconsejaría que le prestarás atención a eso, que usarás el guión largo y que redactaras un poco más los hechos, los detalles, etc, pero en general tu historia tiene un buen rumbo.
    Quiero saber qué va a hacer Kanna y por supuesto el que creo yo es la reencarnación de Naraku (no estoy segura) Kawataro.
    Muy trágica y a la vez excelente historia, la trama es muy buena espero sigas así ¿vale?
    Me despido, saludos y NTR. ;)
     
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    brownie

    brownie Entusiasta

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    Capitulo 4: Sorpresas, muerte y algo mas
    —No… usted tiene que estar mintiendo— decía Lin al doctor mientras se abrazaba a sí misma y daba torpes pasos hacia atrás y el doctor le hacía señas.
    —jovencita se encuentra bien…me escucha— le decía el doctor a Lin mientras daba un paso y extendía su mano; pero ella se desconecto y choco con una mujer. Lin volteo; la miro de arriba abajo y salió corriendo. Miroku salió detrás de ella y la alcanzo porque se paro abruptamente. Volvió a girar y mostro una sonrisa forzada a su salvador.
    —sabes ella es como mi madre…pero no sé cómo pagarte… no tengo dinero y mucho menos trabajo— le decía Lin a Miroku que la abrazo sin pensar, su cuerpo solo se movió.
    —No te preocupes niña… quedamos a mano si dejas que te atiendan y vienes conmigo a mi casa— esa fue la contestación de Miroku, que la vio mejor y se dio cuenta de que hacia lo correcto. Lin no contesto solo acento con la cabeza y camino a lado de aquel hombre que se volvió como el hermano mayor que nunca tuvo.

    Mientras tanto en una mansión dos hermanos se despedían ya era tiempo de regresar a sus antiguas labores.
    —Sesshomaru… no quiero que te vayas… porque no regresas a Japón— decía el peli plateado al ambarino mientras esperaban el vuelo de este ultimo.
    —Inuyasha no empecemos…además tu estas con Kikio y por lo que puedo ver no tardaras en llevarla a tu casa— decía el mayor de los hermanos.
    —No hay forma de convencerte, pero está bien hermano te espero pronto por aquí—
    —Claro Inuyasha volveré muy pronto— decía Sesshomaru mientras lo abrazaba y emprendía el camino para los andenes.
    —Sesshomaru cuidate…vuelve pronto— dijo en voz baja Inuyasha sabia de sobra que Sesshomaru lo escucharía y este respondió solo alzando su mano izquierda. Inuyasha se puso unos lentes oscuros y salió manejando un auto deportivo asta al parque donde días antes había estado con su hermano. —Que tranquilidad… Kikio ¿Qué estaras haciendo?— pensó y saco su celular dispuesto a marcar cuando dejo caer la bebida que compro segundos antes de ir a sentarse.
    —No…no puede ser— miraba a su antigua mujer caminando. —Ka…go…me— Si era una jugarreta mas del destino. Inuyasha estaba paralizado que no escucho la voz de Kikio
    —Inuyasha ¿Estás bien? Me oyes ­— no dejaba de preguntar Kikio mientras pasaba su mano delante de los ojos de su novio
    —Creo que tu novio está mal hermana—
    —Perdon— alcanzo a decir Inuyasha — acabo de despedir a mi Sesshomaru, lo siento—trataba de justificar su extraño comportamiento Inuyasha, las dos hermanas solo se miraron algo extrañadas, mas no le dieron importancia
    —Con que era eso…bueno…mira esta linda señorita es mi hermana se llama Kagome—
    —Mucho gusto— le dijo Inuyasha a la peligreña que lo miraba dulcemente; —Debo estar soñando— pensó Inuyasha
    —Kikio que le pasa a tu novio ¿Por qué me mira así? Me veo tan mal— Inuyasha salió de su estupefacción para dirigir su mirada a Kikio que comenzaba a sentirse incomoda con la situación.
    —perdón… no fue mi intensión hacerte sentir mal…hoy no fue un buen día— intentaba excusarse por lo que Kikio amablemente propuso ir a comer y de ahí a los helados y tomándolos a los dos del brazo caminaron hasta un restaurante cercano.

    Unos dias despues en el hospital de la ciudad las cosas también mejoraban.
    — ¿Cómo está la niña doctor?— preguntaba Miroku al ver como Lin comía y comenzaba a desaparecer esa palidez que tenia.
    — Pues en términos generales... bien solo tiene una fuerte anemia y la fiebre ya desapareció— decía el hombre de bata blanca. Converso unos momentos con Miroku y luego se marcho.
    —Como esta muchacha— le pregunto mientras le daba una rosa blanca a la muchacha.
    —bien, muchas gracias por la rosa está muy linda…pero no me llamo muchacha me llamo Lin— decía Lin que no dejaba de ver aquella rosa.
    —Bien pequeña Lin dentro de tres días te dan de alta…así que dime donde vivías para ir a recoger tus cosas— musitaba Miroku que se quedo viendo las facciones de la chica. Demasiado demacrada para alguien de su edad pensó.
    — yo…— dudo de seguir hablando, pero saco fuerzas y continuo — pues yo… no tengo casa…vivo en la calle y no tengo nada— decía avergonzada mientras a Miroku se le hacia un nudo en la garganta.
    —Hace algunos días estuve en el hospital y tiraron todo lo que teníamos Kede y yo—
    — ¿Qué te paso? ¿Por qué estuviste en el hospital?— pregunto pero pronto se arrepintió, observo como el rostro de Lin cambio y por suerte que entro la enfermera.
    — Señor le pido que salga un momento necesito preparar a la joven para unos estudios—
    —Si con su permiso— salió lo más rápido que pudo del cuarto. Pero ahora pensaba como decirle a Sango que llevaría a la muchacha con el y cómo explicar el porqué no fue a dormir. Pasaron los días y Lin fue dada de alta, Kaede fue llevada a un panteón y se dirigía junto con su salvador a la casa de este.
    —Lin pase lo que pase…no corras…déjame hablar a mi…hoy conocerás a mi esposa y a mis hijas— decía algo nervioso mientras buscaba la llave para abrir.
    — Será mejor que tengas una buena explicación Miroku… ¡¿Dónde estabas?¡— grito Sango al escuchar la puerta.
    —Sanguito…mi amor…pues yo…veras…por dónde empezar…asi mira ella Lin desde hoy vive aquí con nosotros ¿Espero que no te moleste?— decía Miroku en tono de suplica a su mujer que no lo mataba por que habría testigos en ese momento.
    — ¿Quién es ella? ¿De dónde la sacaste? Y ¿Por qué tiene que vivir con nosotros?— preguntaba la mujer mientras ponía su mano en su cintura y barría con la mirada a Lin, pensando lo peor de ellos dos.
    — Mira Sango ella es huérfana, acaba de morir su única pariente— explicaba el hombre, pero su mujer ponía cara de desagrado, no creía ni una palabra de su marido.
    — Señor Miroku mire muchas gracias por todo lo que hizo, pero es mejor que me vaya…no quiero que tenga problemas por mi culpa… mira ya estoy bien— decía Lin mientras volvía a abrir la puerta dispuesta a marcharse de ese hogar.
    — No Lin no volverás a la calle si Sango no me quiere escuchar… no es la primera vez…ella prefiere sacar conclusiones antes que oir alguna de mis explicaciones…sabes jamás le he faltado…pero ella…siempre dice lo contrario….vámonos— pronuncio cada palabra mirando a Sango.
    — Basta Miroku…en la comida me dirás todo y ya veremos — musito Sango ante la atónita mirada de los otros dos.
    — En serio Sanguito…por eso te amo— se le acerco Miroku mientras le daba un beso en la frente.

    Así como en ese hogar las cosas tomaban su curso natural en Inglaterra un Sesshomaru cansado llegaba de una ardua jornada. Escucho el teléfono y prefirió irse a dormir ya no quería pensar en nada más. — Vivir una eternidad ya no vale nada… Rin…mi niña…— no dejaba de pensar el Lord en medio de la oscuridad. Y una vez vencido a Morfeo, un sueño que lo atormentaba volvía a recurrir a él.
    Sueño de Sesshomaru
    —Sabe mi Lord… la semilla de la vida a germinado en mi— decía Rin dulcemente desde su venta esperando que sus palabras las llevara el viento a oídos del culpable de su estado. Sus suplicas fueron rápidamente escuchadas.
    —Estás segura Rin— decia el Lord apareciendo detras de ella.
    —Si mi señor…su Rin esta en cinta…pronto traeré al mundo un cachorro suyo— pronunciaba la joven mientras tomaba la mano del gran mononoke y la colocaba en su vientre. Este no dijo nada pero muy en el fondo lo emocionaba tener un hijo de la mujer que amaba aunque este fuera de sangre sucia. Tiempo después conforme avanzaba su embarazo los desmayos que sufría la chica se volvieron muy constantes. Además comenzó a palidecer y sin más a los cuatro meses un gran dolor la invadió.
    —Lo siento Lord la princesa perdió al cachorro del amo— decía una partera. Sesshomaru no mostro cambio en su rostro pero escuchar la noticia y el llanto de Rin le destrozaban el alma y prefirió marcharse. A partir de ese día la chica no volvió a levantarse, grandes ojeras surcaron sus ojos y un olor a muerte la rondaba, de esta manera pasaron algunos meses hasta ese día. El sol radiante después de un amanecer rojo como la sangre. Aunque el Lord no volvió a verla después de que esta perdió su criatura, y aunque ella pedía verlo, el no iba en su suplica. Ese día se digno a verla. Estaba acostada, estaba tan blanca, las cobijas la cubrían hasta su pecho y su cabello suelto por un lado a lo largo. En cuanto lo vio ella sonrió
    —Mi señor…perdóneme— musitaba con una voz entrecortada la joven de apenas de veintidós años. — Fue mi culpa — decia al acto que las lagrimas acudian en su auxilio.
    —Basta Rin… deja— fue drásticamente interrumpido por la joven.
    —No mi Señor… antes de irme quiero que sepa… que lo amo…con… todo mi ser—
    — ¡Basta¡— fue lo último que dijo el Lord, pues cuando abrió sus ojos, ella cerro los de ella y con una respiración muy lenta y pausada comenzó a morir. Sesshomaru la tomo en sus brazos hasta que ella se entrego al sueño eterno. Ya no había otra oportunidad, la muerte se ensaño en quererla y esta vez cumplió su amenaza.
    —Rin si un día vuelvo a verte te juro que las cosas serán diferentes— pronuncio Sesshomaru su juramento ante el cuerpo inerte de su mujer — Prometo hacerte feliz y demostrártelo—
    Fin del sueño de Sesshomaru.

    espero que les guste, algo corto lo se pero muy pronto grandes cambios
    saludos, besos y comenten gracias
     
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    brownie

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    Capitulo 5: ¿Eterna felicidad?
    —Mas haya de la eternidad, por mi sangre maldita y la sed de venganza; yo Kawataro te pido señor del Infierno, me brindes un poco del poder del antiguo demonio Naraku— recitaba su conjuro en medio de un aro de luz brillante, cuando de su boca expulso una joya color purpura. En ese momento un haz de luz lo traspaso elevando su cuerpo un poco para después precipitarlo contra el suelo. Jadeante e incrédulo de lo que paso se desmayo.
    Mientras este hombre comenzaba a moverse Kagome recibía una noticia que le causo cierto impacto.
    —Kagome arregla tus cosas, dentro de un rato mas salimos a Estados Unidos— decía el padre de ella, esperando que la noticia le agradara.
    — ¿Cómo? ¿Por qué?— pregunto la chica
    —Y a es tiempo la próxima semana entras al instituto, tenemos que estar antes para que descanses y te pongas al corriente… en tus próximas vacaciones regresaremos—
    —Pero papa, para eso falta seis meses—
    —Kagome… porque siempre pones pretexto para todo… que si vinimos… que porque nos vamos… ya tome la decisión Kagome nos vamos— termino de decir de manera autoritaria su padre mientras se sobaba la sien.
    —Perdóneme padre… será como usted quiera— dijo la chica en voz baja al igual que su cabeza, y automáticamente una imagen de Inuyasha sonriendo surco su mente haciendo que parara su andar en la escalera — Que estoy haciendo— pensó mientras sus lagrimas comenzaron a correr y sus manos estrujaron su pecho. —No puedo estar pensando esto— se decía y comenzó a correr hasta su habitación donde dio rienda suelta al mar de emociones que la embargaban. Mientras ella sentía que su alma se moría su hermana no estaba en mejor condición
    — ¿Qué pasa Inuyasha?...hace algún tiempo que estas raro distinto— decía Kikio mientras tocaba con su mano el rostro de Inuyasha.
    —Nada… no me pasa nada… ya déjame en paz necesito trabajar— contesto secamente el peli plateado al acto que retiraba la mano de la mujer.
    —Entiendo Inuyasha… no quise molestarte… soy una tonta nunca debí venir— decía la chica con una voz temblorosa intentando no llorar, se paro y se dirigió a la salida. Inuyasha ni siquiera levanto la vista, dejo que se marchara. Pero la culpa era demasiada — Kikio perdóname como decirte que…yo— decía Inuyasha mientras colocaba sus manos en su cabeza. Y sin pensar brinco de la ventana para caer detrás de Kikio que estaba destrozada.
    —Perdóname Kikio…soy un idiota—le suplico mientras la tomaba de la cintura. Ella lentamente volteo con la cabeza baja. Inuyasha levanto su rostro húmedo de tanto llorar para depositar un pequeño beso en sus labios.
    —Inuyasha yo…—
    —No digas nada… ven vamos— algo se rompió dentro de Kikio; sabía muy en el fondo, que el ya no la quería, pero necesitaba saber el porqué o mejor dicho ¿por quién? Una vez en casa de el se quedo dormida y el la cuido hasta que despertó nuevamente.
    —Inuyasha ¿Estas hay?— pregunto algo adormilada en medio de la penumbra —Dime Kikio—
    —Ven te necesito— suplico, rebajándose y todo por no perderlo. Inuyasha no quería, pero sucumbió como siempre ante ella. Y entre besos amargos y tragos de hiel se entregaron a la pasión. Kikio despertó abruptamente después de ser la mujer del hombre que amaba.
    —Dios mios mira la hora que es… despierta mi amor…. ¡No¡ Kagome— musito recordando algo importante.
    —Le paso algo a Kagome— se levanto asustado Inuyasha
    —No pero hoy regresaba a Massachusetts…. Como pude olvidar eso… pero valió la pena ¿No crees?— decía mientras se cambiaba cuando terminaron de vestirse, salieron a toda prisa al aeropuerto; pero ya era tarde. El avión había partido hace una hora. Los dos solo se miraron y no dijeron nada. Y de esa manera el fue a dejarla a su casa.

    No muy lejos de la casa de Kikio cerca de la estación de autobuses una nueva familia esperaban a Kohaku hermano menor de Sango.
    —Mamá tenemos hambre— comenzaban a suplicar las niñas de Miroku que ya estaban impacientadas. Los padres de las chiquillas salieron a comprar algo demorando un poco mas de lo acordado. Y de entre la multitud las niñas vieron un rostro familiar — TIO— gritaron al unisono, corriendo hasta el. Lin que se quedo cuidándolas solo las siguió hasta donde estaba un joven poco más alto que ella, de facciones parecidas a las de Sango.
    —Disculpe señorita, estas niñas le hicieron algo— pregunto Kohaku que estaba de cuclillas.
    —Yo …este…—
    —Ella es la tia Lin— se apresuraron a responder las chiquillas
    —No sabía que Miroku tuviera hermanas— dijo intrigado el muchacho.
    —Bueno es algo parecido mi estimado Kohaku— respondió Miroku que iba llegando junto con Sango. Al verla no pudo contener su alegría y en un abrazo transmitió todo su amor fraternal. Pues a pesar de no llevarse más que seis años cuando este cumplió dieciocho emprendió su viaje a Ingalaterra y estuvo hay por tres largos años.
    —Me alegra verte Kohaku, mirate eres todo un hombre… nuestros padres estarían orgullosos de ti hermanito— alababa la mayor por la emoción de ver a su hermano.
    —Hermana… te extrañe mucho— y entre presentaciones y abrazos se fueron a la casa del matrimonio para dejar descansar a Kohaku que parecía cansado.

    Ellos hacían tormentas en sus propios vasos de agua y el hombre misterioso escondido entre las montañas, empezaba a tejer los hilos de su trampa.
    —Amo Kawataro aquí esta Onigumo—
    —Demoraron bastante… la luna nueva paso ahora debemos esperar hasta la luna llena…— decía Kawataro que vestía ropa de civil y paralizando el cuerpo de Kanna; que dejo caer el cuerpo de Onigumo sobre Buu.
    — ¿Quiénes son ustedes?— decía Onigumo algo aturdido — ¿Qué hago aquí?— preguntaba mientras miraba fijamente a Buu. Kawataro se acerco lentamente a el, y colocándose detrás de el pronuncio.
    —Onigumo… ¿Qué es lo que mas odias en esta vida?... ¿Qué es lo que mas amas?...—Onigumo se incorporo y pensó mas no contesto nada — Todo lo que deseas lo puedes tener… anda dime que e lo que mas amas y odias o mejor aun…¿Qué anhela tu corazón?—
    —A cambio de que— musito el antiguo bandido intrigado.
    —mmm eso no es la respuesta correcta… más bien debiste responder Kikio— haciendo énfasis en este ultimo nombre, provocando que Onigumo abriera las ojos y recordara cierta ocasión en el parque donde vio pasar a Kikio del brazo de Inuyasha y ella ni siquiera lo miro.
    —No entiendo nada— levanto la vista y giro Onigumo quedando de frente a Kawataro —A que me trajiste… quien eres—exigió saber.
    —Onigumo pensé que seria mas fácil… quise que despertaras por ti mismo pero… tenias que preguntar— y chasqueando sus dedos tres cubos de tierra se levantaron colocándose en las muñecas y pies de Onigumo que se asusto y se dio cuenta de lo peligroso que se volvió la situación. — Arenas de ayer y hoy, que surcan el tiempo y se vuelvan nada… os pido me permitan hacer la voluntad que mi corazón espera— pronunciaba lentamente mientras se acercaba a Onigumo con una coloración brillante en su manos; abrió su palma y como si fuera de papel adentro la mano en el pecho de Onigumo cerca del corazón depositando la joya purpura que días antes obtuvo, haciendo que gritara de dolor hasta que su cuerpo no pudo mas y sus ojos se pusieron en blanco para luego desmayarse. Usando la misma táctica removió del pecho de Buu su corazón. Lo exprimió lentamente y lo coloco en una copa. Y haciendo un ligero corte en su mano izquierda dejo caer su sangre. Bebió un poco del brebaje y de un soplo este adquirió la forma de un diamante rojo carmesí. Lo levito hasta el cuerpo inerte de Onigumo y haciendo su magia lo adentro en su cabeza. Kanna solo abrió lo mas que pudo sus orbes mientras imágenes borrosas se agolpaban en su mente, confundiéndola al grado de sentir que eso ya lo había vivido.

    Mente de Kanna
    Un hombre de ojos purpura y una mujer extraña de ojos carmesí en una pluma, parecían estar peleando cuando el primero perforo el pecho de la segunda y esta en vez de sentirse mejor parecía que moría. Kanna no entendía lo que decían, pero se dio cuenta de algo. Esa mujer que pronunciaba el nombre de Seshomaru en medio del monte. No era algo de ella. Eran mujeres aparte.

    —Kanna estas bien— le hablo Kawataro. —No te preocupes de Buu no esta muerta, solo cambio su escencia… recuerda… nos vengaremos de Sesshomaru por haber matado a tu madre—
    —Mi madre…— dijo en voz baja la confundida Kanna
    —Si tu madre… esa mujer que por protegerte a ti y a tu hermana murió en manos del inuyukai Sesshomaru—conto la misma historia Kawataro dándose cuenta de lo perdida que estaba la mirada de la albina. —Espero que no dudes de mi… Kanna… de mi que desde que te encontré en estas montañas he cuidado de ti y de Buu—
    —No amo… usted me prometió venganza y me ayudara a cumplirla… por eso le entregue mi cuerpo y mi alma de ser necesario— contesto Kanna dejando sus pensamientos por un momento.
    —Bien Kanna asi me gusta…ahora ve a investigar si hay indicios de la luz de la perla de las cuatro almas— le ordeno para quedarse solo, la mujer solo se marcho. —Algo no anda bien…. Estará recordando… no imposible… yo la resucite—
    Kanna volaba en medio de la oscuridad de la noche y pensaba todo lo que su mente quería decirle, que significaban las imágenes que veía en su mente —El rompecabezas que es mi mente no tiene forma— se decía asi misma. — ¿Por qué me siento vacía?... tengo tantas dudas—y se paro cerca de la ciudad en un mirador. Contemplaba el cielo cuando llegaron dos jóvenes, por lo que opto retirase y seguir caminando sumida en sus pensamientos.

    Pasaron algunos días y no había movimientos extraños pero se acercaba la entrada al instituto de Kagome
    —Inuyasha…— pensó Kagome antes de quedarse dormida al dia siguiente se levanto muy temprano, se ducho, desayuno ligero, tomo sus cosas y se marcho a tomar el tranvía sin despedirse de su padre. Una vez abordado se puso un aparato de música y mientras veía por la ventana un chico con olor a pino se sentó a su lado. Era un joven que le recordó al hombre que se adueño de sus pensamientos, los mismos ojos claros, el cabello igual de plateado y usaba una gorra roja, además su vestimenta era algo informal una playera blanca y un pantalón beige.
    —Hello my name is Len— sonrió amablemente el muchacho mientras ella recobraba la conciencia.
    —No habla ingles— volvió a preguntar el joven.
    —No… perdón…. Me llamo Kagome… mucho gusto… y perdón te confundí— decía la chica apenada y sonreía torpemente.
    —mmm… yo creí que te habías enamorado de mi— y comenzaron a reír los dos volviendo el viaje un poco más ameno.
    — ¿Y a donde te diriges kagome?—
    —Voy al instituto y ¿tu?— pregunto Kagome, que no dejo de ver los ojos del muchacho y no se quitaba la idea de su parecido con Inuyasha — Sera su hijo… ¡no¡ es muy joven y Len debe tener mínimo 18 años— pensaba
    —Qué casualidad yo también que te parece si nos vemos para comer… a decir verdad soy nuevo en la ciudad y no conozco mucho—
    —muy bien me parece perfecto y si no conoces…pues no hagas planes el fin de semana que te llevare a conocer toda la ciudad— acordaron verse mas tarde y siguieron platicando de sus respectivas carreras, hasta que llegaron a su lugar de destino.

    Y en Japon una pareja que un dia se amo seguía peleando, algo que se volvió costumbre en ellos.
    —Kikio ¡basta¡… entiende no estoy de humor—
    —Que pasa contigo…ahora te molesta todo lo que hacíamos antes— reclamo ella.
    —Kikio… yo—
    —Hay otra mujer ¿verdad?— pregunto ella tajantemente, mientras el ambarino bajo su mirada. —No digas mas, lo comprendo… no volveré a molestarte y esta vez no quiero que me sigas— y diciendo esto se marcho. Dejando atónito a Inuyasha que jamás imagino esa reacción por parte de ella; y sonrió para si —Sigues siendo tan orgullosa como siempre—. Y mientras ellos se calmaban en la casa de Miroku
    —Sango que cosas dices si acaba de llegar— reia pícaramente el antiguo monje que comia junto con su esposa. Lin y Kohaku llevaron a las niñas a dar un paseo al parque.
    —Si… piénsalo Miroku… mira como se sonroja Kohaku cuando ella lo atiende… y la verdad a mi no me disgustaría… se ven bien juntos y pues Lin es una buena muchacha—
    —SAN…GOo… déjalos en paz — decía armoniosamente Miroku mientras cerraba un poco sus ojos y seguía comiendo. Pero las sospechas de Sango no estaban tan erradas.
    —Y dime Lin a que te dedicas, te veo salir todas las mañanas con Miroku— pregunto Kohaku a la azabache untentando hacerle platica.
    —Trabajo con el… soy algo asi como una secretaria… por cierto es verdad que trabajas en el consorcio financiero amanecer—
    —Si… tuve mucha suerte, después de que termine la universidad… consegui trabajo en ese lugar como ayudante de gerente y mírame ahora soy asesor financiero—
    —En serio… que emoción… me hubiera gustado estudiar un poco más, pero ni el colle termine— decias la joven un poco triste. —mira ya es tarde y las niñas deben tener hambre ¡Mitsuki… Hikari¡ vengan nos vamos— y emprendieron su pequeño recorrido hasta las casa.

    Pocos meses después se acercaba Noviembre y con el las primeras heladas. El trato y la cercanía volvieron realidad las esperanzas de Sango y algo más. En una cita muy especial, en un restaurante 5 estrellas, la pareja de azabaches terminaba una de sus cenas.
    —Lin… sabes no tengo dudas… eres la mujer de mi vida— y hay en medio del gran comedor, a la luz de unos candelabros preciosos y una música encantadora pero baja. Kohaku destapaba todas sus cartas. Se puso de pie y tomando la mano derecha de Lin coloco un suave beso en ella. Pidió silencio a los presentes —Señores y señoras perdonen que los moleste pero para mi es muy importante que me acompañen y sufran mi suerte— y volteando a ver a Lin directamente a los ojos, hecho un vistazo a su atuendo, llevaba el pelo recogido con un prendedor de flor, un vestido largo en azul turquesa que acentuaba su figura de mujer, sin duda una joya hermosa. Y sacando una pequeña cajita blanca continuo —Lin… ante mis ojos no existe mujer mas bella que tu y por eso desde lo mas profundo de mi corazón te pido que seas mi compañera, mi amiga de toda la vida… y con este anillo que seas mi esposa— Lin no creía lo que escuchaba… todo era tan bello mejor de lo que habías imaginado o soñado. Todos los presentes fijaron su mirada en la joven que estaba de pie y en el chico arrodillado con un anillo de compromiso en forma de corazón.
    —Kohaku… se que podrías hacer feliz a cualquier mujer y a demás ofrecerle un buen futuro— recitaba la chica sonrojada, mientras los presentes exclamaron un ha. Kohaku pensó lo peor, trago saliva y sintió como dentro de él, todo se derrumbaba y la joven prosiguió ­—y por esa razón me alaga tanto que me hayas escogido a mi— decía mientras la tensión aumentaba y su voz se quebraba —Por favor… ponte de pie…Kohaku… yo… te amo y con gusto acepto ser tu esposa—al terminar su frase el rostro de Kohaku se ilumino y tomándola de la cintura la cargo y le dio vueltas mientras ella se aferraba a su cuello.
    —Me acepto se casa conmigo…Lin prometo hacerte feliz— decía Kohaku mientras los presentes levantaban su copa y se podía escuchar “felicidades”. Y poco a poco para los dos todos desaparecían y se fundieron en un beso profundo, cargado de emoción y amor.

    Hasta aquí este capitulo, nos vemos pronto.
     
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    brownie

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    Escritora
    Título:
    marcados por el destino
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    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Fantasía
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    9
     
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    3004
    Capitulo 6: Cuando el destino se acerca
    —Se dice que cuando el universo nació, después de millones de años nació nuestra Vía láctea y junto con ella, los humanos, muchos de ellos recibieron parte del sol. Y aquellos que hayan recibido partes del mismo sol están destinados a encontrarse por toda la eternidad hasta que la estrella desaparezca del firmamento infinito— recitaba cada palabra con sabiduría Len en su clase de filosofía, mientras todos aplaudían al pensamiento del muchacho. Len se avergonzó un poco pero el sabia que las almas si renacían. Recordó como hace algunos años vio caminando a un antiguo zorrito, solo que ahora era un gran mago y era un hombre alto de cabello color café y ojos verdes como esmeraldas. Quizo acercarse pero la multitud se lo impidió, jamás volvió a estar así de cerca de el, pero se dio cuenta que Shippo el demonio zorro volvió. Regreso a su hogar.
    — Muy bien Len…chicos los veo la próxima semana, y no olviden escribir sobre sus sueños— decía el maestro Bankotsu. Len se paro rápidamente y salió, había olvidado algo importante, pero al salir encontró a Kagome.
    —¡Len¡ qué gusto encontrarte— grito Kagome desde el pasillo, no sabía porque pero le gustaba estar con el muchacho misterioso, puesto que salían muy seguido, el era un total desconocido para ella.
    —Kagome… tan linda como siempre…te quiero pedir un favor…— decía el muchacho mientras le daba un caluroso abrazo. —Sabes… la próxima semana presentare mi proyecto, pero mi padre tal vez no pueda venir, y seria un honor que vinieras conmigo a la ceremonia—
    —Claro que si Len, dime cuando es y en donde y hay estaré— Se sintió tan emocionada, si Len ganaba ese concurso su maqueta de construcción seria realizada. Continuaron hablando sobre el proyecto hasta la estancia una pequeña área verde donde se sentaron a platicar, casi era fin de semestre por lo que no había mucho que hacer.
    —Len ¿Por qué no invitas a tu mamá?— pregunto Kagome intentando averiguar un poco mas del joven. Len respiro hondo y encogió sus hombros al acto que cerraba su ojos intentando así regresar al pasado.
    —Kagome…mi madre murió hace mucho…y a pasado tanto tiempo… que he olvidado su voz, su aroma… ese que me levantaba cada mañana cuando era niño— decía el muchacho lentamente.
    —Perdón Len no quise ser impertinente—
    —Mi madre era muy hermosa… lo malo de crecer es que incluso he comenzado a olvidar su rostro—
    Flash back
    Ya han pasado cincuenta años desde que el demonio Naraku desapareció.
    —Aome descansa… debes estar cansada— bajaba Inuyasha a una anciana, delgada de cabello largo y blanco sujeto con un listón. Vestía un hermoso traje de sacerdotisa.
    —Inuyasha…sigues tan guapo como el primer día que te vi en el árbol sagrado— decía con su voz cansada de andar, pero estaba feliz de la decisión que tomo al quedarse en esa época.
    —Kagome a ti también, los años te volvieron mucho mas hermosa— Inuyasha sabía que el tiempo se terminaba, jamás podría pedirle a Sesshomaru que la reviviera, habían llegado noticias que desde que murió Rin, se encerró en su castillo y nada ni nadie podía pasar. Sus guardias tenían la orden de matar a todo aquel que se acercara al palacio.
    —Inuyasha… eres el amor de mi vida… y ahora entiendo a Kikio… ella te amó incluso en su muerte y mas haya… igual que yo…cuida mucho a Len…mi chiquito—
    —Papa… ¿Qué tiene mamá?— decía un pequeño niño, al ver como su madre moría.
    —Len… acercate… cuida de tu papá… no dejes que se arriesgue demasiado…—
    —Mamá ¿A dónde vas?— pregunto mientras tomaba entre sus pequeñas manos las de su moribunda madre.
    —A un lugar… donde espero tarden años en llegar… nunca olvides que te amo— y el llanto copioso de la anciana comenzó a caer. —Len… no llores… me hubiera gustado estar un poco mas contigo… pero para los humanos un siglo es mucho tiempo… Len…mi pequeño Len… ¿Cuánto vaz a sufrir?... tienes que ser muy fuerte…Len crece y vuélvete un hombre…digno… para cuando regrese a tu lado… me sienta mas orgullosa de ti— El niño no dejaba de llorar igual que Inuyasha. Aome pidió a su hijo se acostara junto a ella. El pequeño lo hizo y al cabo de unas pocas horas Len se aferro al cuerpo de su madre, mientras Inuyasha intentaba contener su llanto.
    Fin del flash back
    —Len— pero el chico no respondió, estaba tan sumido en sus pensamientos que Kagome lo abrazo tiernamente, sintiendo todo el dolor que guardaba el muchacho al recordar a su progenitora. Cuando sintió la calidez de Kagome, Len encajo su rostro en el cuello de ella sintiendo como se aliviaba todo su pesar. Kagome le tenía un aprecio especial, no intentaba llegar a nada con el, simplemente sentía una paz al saber que el muchacho estaba bien. Lo mismo pasaba con Len.
    —Mama… volviste— pensó Len que sufrió mucho con la perdida de esa mujer en el pasado.

    Mientras madre e hijo se rencontraban. Inuyasha preparaba todo para la fiesta de navidad de la empresa, además Sesshomaru tal vez iría, por lo que tenía que ser especial. Al igual que el una pareja comprometida daba la noticia a su familia que rápidamente sacaron papel y pluma para organizar todo.
    —Felicidades Kohaku…. Lin es una gran muchacha— decía Miroku que aprendió a ver a esa huérfana como si fuera su hermana.
    —Lo se Miroku…ella es como…la luna que brilla cada noche… escondiendo todo su dolor con esa hermosa sonrisa—recitaba el joven viendo a su futura esposa festejar con Sango. Miroku lo vio y se dio cuenta de que era real su amor. De todos modos Lin había sufrido tanto que un poco de felicidad no le vendría mal.
    Pocos días después Inuyasha viajaba a Massachusetts, al evento de su hijo, solo por unos días para después regresar a Japón no antes sin hacer una escala en Inglaterra. Inuyasha llego mas no aviso a su hijo lo sorprendería en su presentación, y asi lo hizo y se dejo ver entre toda la multitud con su traje negro desabotonado del saco, una camisa color vino unos lentes oscuros y su cabello trenzado. Parecía una estrella de cine creando un gran barullo que hizo que len se desconcentrara de su staf sonriendo de manera especial dejando a Kagome hay sola parada.
    —Papá, pensé que no vendrías— le dijo en voz baja mientras se acercaba a el.
    —Len jamás te fallaría…somos una familia y unidos debemos estar—
    —Papa…ven te quiero presentar a alguien muy especial­—
    —Hoo no me digas que tienes novia, te juntaste con alguien o peor aun ¡te casaste¡…¿Por qué no me invitaste?— no dejaba hablar al muchacho, que frunció en ceño en señal de cállate papa.
    —Pero que cosas dices Inuyasha…los años te afectaron la cabeza— y comenzaron a reir los dos hasta que Inuyasha reconoció ese olor.
    —Aome—fue lo único que alcanzo a recitar Inuyasha al impactarse de que tal vez su hijo y la hermana de Kikio fueran pareja.
    —No…Ka go me… Inuyasha como es posible que no lo recuerdes— apareció la dueña de ese aroma justo detrás de ellos. —Dios se ve tan guapo— pensó Kagome al verlo.
    —Se conocen…papa…Kagome… perdón no lo sabia— se sorprendió el muchacho de la noticia.
    —Si soy hermana de — la interrumpió Inuyasha
    ­—una conocida— Kagome lo vio y no dijo nada mas. Continúo la ceremonia y Len gano el primer premio y se fueron a celebrar a un bar cercano. A pesar de haber vivido tanto tiempo ese dia Len se emborracho hasta que cayó rendido. Kagome e Inuyasha solo estaban un poco aturdidos, por lo que pasaron al departamento de Len y lo dejaron, para después dirigirse a la casa de ella. Y como si el universo conspirara para ayudarlos estaba sola. Kagome se estaba mareando con el viaje por lo que cuando Inuyasha abrió la puerta del taxi ella tambaleo siendo detenida por las manos de el. La ayudo a caminar y una vez abierta la puerta. Se adentraron en esa oscuridad que se volvió su cómplice. Debido a lo tomada que estaba las inhibiciones de siempre desaparecieron, tomo el rostro del hanyu y lo beso torpemente, para ser sinceros era su segundo beso en la vida. El primero lo recibió de un antiguo compañero de la secundaria llamado Kouga. Inuyasha la cargo de la cintura y ella respondió entrelazando sus piernas en las caderas de él. En esa posición subieron las escaleras hasta la cama de ella donde se dejaron caer. Inuyasha se separo un poco y vio el rostro de Kagome; era tan bella, tan magnifica; que en un santiamén sus manos recorrían la estrecha cintura de la chica hasta donde empezaban sus senos.
    —Inuyasha…no… tu le perteneces a…—la detuvo Inuyasha con un beso, y luego coloco su frente en la de ella.
    —No digas mas…déjate llevar…—y continúo besándola. Desabotono la blusa y el sostén que traía, dejando sus pechos libres para acariciarlos y besarlos. La sensación en el estomago de Kagome era nueva pero no desagradable. Ella por su parte con algo de torpeza quito la blusa y el pantalón de él. Inuyasha bajo un poco mas lamiendo su estomago; disfrutando como se erizaba la piel de Kagome, quito rápidamente su pantalón y su pantaleta deteniéndose en su intimidad para degustar aquel exquisito aroma de mujer que comenzaba a emanar. Pero se detuvo al ver como ella parecía poner resistencia al paso de el.
    —Kagome… si no lo deseas…yo— intentaba decir Inuyasha con una voz ronca de la excitación que sentia. Kagome lo beso lentamente, mordiendo su cuello.
    —Inuyasha…yo también lo deseo— y le planto un beso profundo en la boca, que Inuyasha correspondió metiendo su lengua en la boca de ella. Y poco a poco entre tiernas y calientes caricias Inuyasha separo las piernas de Kagome para darse lugar e introducir su hombría en la inexplorada intimidad de Kagome que soltó un gemido de dolor, mientras encajaba su rostro en el pecho de Inuyasha, ese gemido de tormento lentamente se transformo en uno de placer que la volvía esclava de los besos del hanyu. Con un vaivén lento pero firme sus cuerpos se tensaron al llegar al clímax de su acto carnal. Inuyasha se separo y se recostó a un lado mientras Kagome se cubría con la sábana de su cama, la ventana estaba abierta y con la llegada del invierno se colaba un aire frio. La noche era perfecta, sin luna y con millones de estrellas como testigo de su amor. Kagome ladeo su cabeza en dirección a la ventana al acto que una lagrima traicionera cayo.
    —Kagome… ¿Estás bien? ¿Te hice daño?— le pregunto mientras se ponía de lado recargado en su codo y deslizo su mano en el rostro de la chica.
    —No estoy bien… tu eres el novio de mi hermana… la traicione y de la peor manera—respondió Kagome poniéndose de costado para esconder su vergüenza. Inuyasha se coloco rápidamente enzima de ella y tomándola de las muñecas, la miro tiernamente.
    —Yo no quiero a Kikio…Te amo a ti…y si me lo permites…lo que paso hoy es mágico…al menos para mi—
    —Inuyasha— cavilo y desvió su mirada de la del ambarino. Y fueron interrumpidos por el celular de el. Inuyasha fue hasta el aparato y al contestar Kagome se sintió mucho peor.
    —Kikio…estoy ocupado, te llamo luego— fue lo único que dijo. Pero había algo que ellos ignoraron, Kikio fue testigo de su entrega de amor. Kikio viajo a Massachusetts junto con su madre. Inuyasha se vistió y salió por la ventana. Kagome se enredo en la sábana y se dirigió al baño, donde dejo salir el agua helada, como si quisiera borrar su pecado. Se metió bajo la ducha ignorando como su piel se erizaba al sentir la baja temperatura del agua. Recordó cada caricia volviendo a vibrar de placer. Por lo que se sentó y abrazo sus rodillas recargando su barbilla en sus rodillas. Eran casi las nueve de la mañana y llevaba horas en esa posición, llorando y lamentándose de lo sucedido, cuando escucho que alguien tocaba la puerta.
    —Kagome a qué hora piensas salir ya llevas mucho rato­— recrimino su madre desde afuera.
    —Mama— se asusto al escuchar la voz de su progenitora. — Ya…ya….ya voy— salió rápidamente ya cambiada. Bajo corriendo al comedor y encontró a su padre y a su madre tomando café. Su padre al verla la miro de arriba abajo, como si intentara descifrar su alma.
    —Kagome hija… ¿peleaste con Kikio anoche?— le pregunto su madre mientras le servía el desayuno.
    —No mamá ¿Por qué?— casi se atraganta al escuchar la pregunta de su madre.
    —Anoche cuando llegamos…dijo que iría a tu cuarto y después regreso llorando a la sala, no me dijo nada y apenas durmió, se levanto y se fue— relataba la mujer mientras Kagome pensaba —no puede ser… nos vio— se distrajo tanto que tiro su café. —Lo siento mamá pero ya es tarde… me tengo que ir— les dio un beso y salió corriendo.
    —Kikio donde estas— se decía mientras corría intentando buscar a su hermana. Tenia que saber hasta dónde se entero. La busco en el centro en los alrededores y después de mucho tiempo la encontró en un pequeño puente cerca del puente que daba a su casa. Se veía tan tranquila, tan extraña. Kagome se paró a un lado de ella erguida en señal de disculpa.
    —Kikio… yo…perdomane… no fue mi intención— le suplicaba mientras se arrodillaba ante ella con lagrimas en los ojos.
    —Kagome— pronuncio en un gran suspiro la antigua sacerdotisa que se incoó a la altura de su hermana y levantándole la barbilla con su mano estuvo a punto de gritarle todo lo que sentía, pero su corazón herido no fue suficiente para poder odiarle después de la bajeza de su hermana y novio. —levantate… no quiero saber nada… — decía Kikio lentamente mientras Kagome intentaba abrazarla. —No… no te confundas Kagome… llevas mi sangre y por eso no puedo odiarte… pero no puedo ni quiero perdonarte…—
    —Pero Kikio escuchame… te lo suplico—
    —No kagome… ya no quiero escucharte…sabia que Inuyasha… ya no me amaba…hmmp que tonta mas bien nunca me amo… solo dejo de quererme… pero por lo menos debiste tener tu... mi hermana… el valor decirme la verdad… ya es muy tarde ahora… y solo te suplico que no le digas a Inuyasha que lo se todo… por que no pienso dejártelo y mucho menos compartirlo— pronuncio la mayor en la oreja de Kagome; Kikio se levanto altanera y matándola con la mirada, se marcho y dejo ha Kagome sintiéndose peor que basura. El viento soplo ondeando el cabello de las jóvenes que ese dia dejaron su parentesco de lado.

    Algunos días después. En Japón
    —Mira Sango… que tal me veo— salió de un probador Lin; levaba puesto un vestido de novia impecable, era un vestido sostenido del pecho solamente, con estampado en pedrería, con terminación en v, y para rematar en varias capas dándole un aire de flor a ese vestido.
    —Te vez hermosa— respondió Miroku acercándose a la joven. Le dio un beso en la mano, lo que provoco los celos de Sango, y aunque los supo contener, se quedo con una mala impresión de ellos, recordando las extrañas circunstancias en las que llego Lin a sus vidas. Lin al ver la reacción de Sango rápidamente retiro su mano y se sintió avergonzada. Mientras ellos terminaban de arreglar los preparativos de la boda, Inuyasha sospechaba que algo malo le paso a Kikio, su cambio con Kagome era totalmente diferente y con el mas, incluso con Len tuvo problemas.
    —Callate mocoso ¡tu no sabes nada¡— vociferaba Kikio en la casa de los ambarinos después de pelear como de costumbre con Inuyasha.
    —Si no te parece te puedes ir… sabes… no comprendo como Kagome es tan linda persona y tu una soberbia— le decía el pequeño demonio intentando defender a la que un día fue su madre. Kikio respondió con una bofetada en la mejilla derecha del joven, que la vio de soslayo recriminándola por su terrible comportamiento. Ella ni se inmuto y devolviendo la mirada se marcho.
    Después de ese incidente ellos se marcharon sin decir nada a nadie a Inglaterra. Pronto seria noche buena y tenían que estar en Japón para la fiesta anual de su emporio financiero.

    Hasta aquí. Bueno a mi no me gustan las historias largas por lo que les informo que esta a partir de este capítulo entra en su etapa final, aun no tengo contemplado exactamente el final, ni cuantos capítulos serán, pero espero sorprenderlos. Bye nos vemos pronto besos
     
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    brownie

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    marcados por el destino
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    Fantasía
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    Capitulo 7: MIEDO
    Varios días después de estar en Estados Unidos y pasar otros en Inglaterra el grupo de yukais regreso a Japón.
    —Estoy muerto…los milenios ya me pesan—decía Sesshomaru mientras caía rendido en el sofá.
    —jajaja Sesshomaru… estas viejo admítelo— respondió Inuyasha imitando a un viejo humano, mientras todos reían con su juego. Entre juegos y anécdotas se les fue el tiempo por lo que decidieron ir a dormir, el día siguiente era la fecha esperada. En sus respectivas habitaciones Inuyasha comenzó a realizar llamadas.
    —Kikio,como siempre tu celular está apagado,espero escuches este mensaje…sigo en Inglaterra, comunícate necesito hablar contigo— Inuyasha no había hablado con ella desde el incidente en su casa. Poco después hablo con Kagome
    —Inuyasha, déjeme en paz, no quiero mas problemas—respondió Kagome, que también regreso a Japón. Estaba recostada, pensando donde estaría su hermana, cuando sus padres y ella volvieron Kikio pidió quedarse un poco mas y desde entonces nadie sabía nada de ella.
    —Kagome solo es una fiesta no te flageles de esta manera… que Kikio se comporte como una niña no es tu culpa—
    —No hables así de Kikio…sabes de sobra que ella no actúa de esta manera…necesito saber de ella…la extraño tanto—Kagome comenzó a llorar que su voz sonaba entrecortada. Inuyasha salió corriendo tirando el celular. Llego a casa de Kagome y se introdujo por la ventana. La chica estaba destrozada por lo que al verlo se lanzo a sus brazos buscando un consuelo a su dolor y su culpa.
    —Kagome…vamos a intentarlo…no puedo vivir sin ti no lo entiendes—
    —Pero Inuyasha… no puedo no debo—
    —Se que sientes lo mismo que yo…Kikio entenderá…lo sé, créeme…por favor— decía Inuyasha mientras la besaba.
    Las horas pasaron y llego la gran noche para muchos. La fiesta había empezado, comida de grandes variedades, vino y música de moda. El gran salón estaba decorado de manera que pareciera un palacio. Los invitados llegaron uno a uno vestidos con su mejor gala.
    —Lin amor… de verdad todos los días, desde que te vi estas hermosa, pero hoy serás la mas bella— la chica usaba un vestido verde oscuro con forma en v por la parte trasera, largo. Llevaba el cabello recogido y un maquillaje sutil.
    —Te amo… Kohaku te volviste mi mundo…mi todo…cuando estoy a tu lado soy tan feliz…tu amor a curado todas las heridas que el tiempo me hizo… gracias por darme tanta paz—desde que amaneció Lin se sentía inquieta, presentía que algo pasaría pero prefirió callar.
    —Que cosas dices amor…mejor vámonos— tomo su saco y se fueron. Ya en la cena salieron al jardín para bailar tranquilamente sin todo el barullo de la zona de comida. En ese momento los dueños llegaron pero no fueron anunciados. Inuyasha llego del brazo de Kagome. Len se perdió en la mesa de comida y Sesshomaru buscaba el aroma de cerezos en flor que lograba captar de entre toda la gente. Como su búsqueda fue inútil pensó que estaba enloqueciendo, decidió salir al balcón para refrescar su mente un poco. Echo un vistazo a las parejas y vio a su Rin besando a un hombre castaño. Por lo que su sangre hirvió en celos. Comenzó a mirarla tan fijamente que ella abrió sus ojos. Se miraron unos segundos y ella se aparto de Kohaku.
    —Pasa algo Lin… te lastime—pregunto Kohaku al sentir como ella se paro en seco.
    —No… estoy bien… espérame voy al tocador—Kohaku la vio extrañado, pero no dijo nada.
    Inuyasha se inquieto al sentir la esencia yukai de su hermano, pero sabiendo como era lo dejo pasar. Entre pieza y pieza Kagome se dejo llevar y beso a Inuyasha. Caminaron hacia la salida y en el estacionamiento que no estaba lejos, volvieron a besarse de manera apasionada. Cuando el sonido de aplausos se escucho. Ellos se separaron y se sorprendieron al ver de donde provenían.
    —Inuyasha… cuando pensabas decírmelo— recrimino Kikio después de días de ausencia.
    —Hermana… yo— intento decir Kagome. La vergüenza la invadía al igual que su miedo.
    —No te pregunte a ti… respóndeme Inuyasha—
    —Quise decirte pero jamás contestaste a mis llamadas— se justifico el ambarino que se colocaba delante de Kagome al ver el acercamiento de Kikio.
    —Ya veo Inuyasha… te dejo libre… has elegido y yo salgo sobrando en tu vida— Kikio no mostro cambio en su rostro y dio un abrazo a Inuyasha —Gracias por todo este tiempo… que seas muy feliz— se separo de el y se acerco a Kagome, tomo sus manos y le dijo —Kagome… perdón por hacerte llorar… nunca fue mi intención— y en ese momento Kagome la abrazo desconcertándola un poco. Después correspondió su abrazo y continuo — hmmp…no puedo ser tan hipócrita… perdóname— y en cuanto se separo arremetió contra Kagome que azoto contra el suelo de la bofetada que le dio.
    —Kikio que diablos te pasa— grito Inuyasha tomando de los hombros a Kikio, que miraba a Kagome, que lloraba en el suelo.
    —Suéltame… me voy, que disfruten su momento… te juro que jamás me volveré a meter en sus vidas—Inuyasha la soltó y se incoó para ayudar a Kagome. Los dos la vieron salir y perderse en la penumbra.
    Kikio camino hasta la casa de Onigumo donde estuvo los últimos días.
    —Inuyasha… ¿Por qué me hiciste esto?... ¿Por qué?— se quito los zapatos y se deshizo su peinado. Tomo una botella de sake y comenzó a beberla. —Esto no sirve— y la aventó contra la pared. Se fue en gatas hasta los pedazos de vidrio y comenzó a cortar sus venas, sin temor alguno —Ya no quiero sentir dolor… quiero ser libre… libre de todo sufrimiento— no dejaba de llorar, y su sangre brotaba a borbotones, continuo cortándose pero al ver que en verdad se lastimo corrió al baño para ponerse una toalla y nuevamente se arrastro hasta el mismo rincón y se coloco en posición fetal. —Ellos se aman, soy una tonta— se dijo a si misma, cerrando sus ojos para poder pensar con mas claridad. Salió de su trance cuando un resplandeciente brillo apareció delante de ella.
    —Tu debes ser Kikio o me equivoco— pregunto altaneramente Kawataro, que era el dueño de aquel brillo que apareció al abrirse su portal.
    — ¿Quién diablos eres tu? Y ¿Qué haces aquí?— pregunto Kikio asustada mientras se incorporaba. Kawataro la tomo se su muñeca lastimada provocando en la joven un gesto de dolor y por ende que la sangre volviera a salir de su cuerpo.
    —No lo tomes personal querida… no quiero hacerte daño…pero me sirves mas muerta que viva— en ese momento Kawataro tomo del cuello a Kikio, la alzo para verla bien y al ver sus ojos sintió miedo o algo parecido. —Esta mujer…no tiene miedo a morir… debo acabar con ella antes de que sea un estorbo— pensó Kawataro. Kikio sabía que moriría ese hombre no era normal. Frunciendo el ceño logro conectarle una patada en el estomago a lo que Kawataro ni se inmuto.
    —Grave error niña— La azoto de manera mortal contra el suelo. —Sabes… tienes la necesidad de morir, pero te falta el valor… no te preocupes yo te ayudare a terminar tu trabajo— y usando su magia manipulo el vidrio del piso para provocarle heridas mortales en las muñecas y en la parte interna de las piernas. Y de la misma manera en que llego se fue. No paso media hora desde que se hizo eso y peleó con su hermana e Inuyasha, cuando llego Onigumo.
    —Kikio… ven traje…la…cena—dejo caer todo y corrió hasta Kikio, la tomo y la vio estaba fría y palida. Se encontraba en medio de un gran charco de sangre y con el coraje en su cuerpo pregunto
    —Kikio…no… tu no… ¿Por qué?— respiraba muy rápido y sus lagrimas recorrían sus mejillas hasta caer y fundirse con la sangre.
    —Inuyasha ­—Kikio murió en brazos de Onigumo, creyendo que era Inuyasha quien llego a salvarla. Onigumo acomodo el cuerpo de Kikio y cruzo sus brazos. Se levanto y limpio sus lágrimas manchando sus mejillas. Sus ojos se tornaron purpura y un halo oscuro lo cubrió. Esa era la señal de la posesión que Kawataro quería para poder controlar al demonio dentro de el.
    —El amo Kawataro me a mandado a informarle que el causante de la muerte de la señorita Kikio es Inuyasha Taisho— Onigumo no concentro su mente en lo que Kanna decía. Solo actuó según su instinto. Sentia tanto coraje y odio contratodos que Kanna pago los primeros platos rotos. Onigumo lanzo un tentáculo desde su mano que atravesó a la albina. El demonio separo el tentáculo y la dejo a su suerte para buscar al asesino de la mujer que amaba.

    Flash back
    En Estados unidos. Onigumo fue arrojado hay después de que se introdujo la gema y encontró a Kikio destrozada de saber la verdad que ya presentia. El se sento a un lado de ella, no pronuncio palabras, no había necesidad de saber lo que paso.
    —Onigumo… gracias por estar siempre a mi lado— fue lo único que dijeron ese dia. Cuando anocheció seguían sentados en el mismo lugar. —No quiero ir a mi casa… me duele—dijo Kikio mientras comenzaba a llorar. Onigumo limpio sus lagrimas con un beso tierno, sin malicia.
    —Ven vamos, es tarde y hace frio— Onigumo la llevo a su casa y la acostó en su recamara. La dejo para que se acomodara y poco rato después subió con dos tazas de chocolate caliente. Esa fue la primera vez que Kikio le sonrió de manera sincera. Ella esta cobijada con un edredón con dibujos de azucenas e invito al humano a cobijarse. Entre platicas de todo para distraerse Kikio se dio cuenta que Onigumo era algo distinto a lo que ella pensaba, al menos para con ella. Ya entrada la madrugada decidió quedarse con el. Onigumo jamás intento algo impropio con ella. La amaba de verdad y jamás la lastimaría. A lo mas que llego fue a dale un beso por el cual se disculpo y recibió una cálida sonrisa por parte de ella.
    Fin del flasback
    —Kikio espérame… no te dejare sola —y Onigumo camino debajo de los faroles para encontrarse con su propio destino.
    Mientras en la fiesta; Lin no salía del baño, la inquietaba ese hombre de ojos ámbar.
    —Porque tengo miedo— se decía asi misma olvidándose por completo del lugar donde estaba. Como no escuchaba que entraran o salieran mujeres decidió salir del cubículo del baño y cuando levanto su mirada Sesshomaru estaba esperándola.
    —Con permiso— pronuncio nerviosa mientras desviaba su mirada. Sesshomaru la tomo del brazo cuando ella paso junto a el. Provocando mas nerviosismo en ella.
    —Rin— por fin hablo Sesshomaru, causando un escalofrió en Lin al escuchar su voz serena y fría.
    —Me confunde debe estar equivocado, “que me pasa con este hombre”—Sesshomaru la jalo posesivamente hacia el, embriagándose de su aroma y sintiendo como el corazón de Lin se aceleraba al sentirlo cerca de ella. Lin sentía algo de miedo, pero le agradaba la sensación que provocaba ese hombre en su cuerpo.
    —Suélteme por favor… mi prometido me espera— decía Lin mientras empujaba al Inuyukai. Sesshomaru no acepto la palabra “prometido” y menos el olor que los labios de Lin despedían. Por lo que la puso contra la pared y uniendo primeramente su nariz a la de ella, se unieron en un beso que Lin correspondió, un beso frenético lleno de pasión. El metió su lengua afilada en la boca de ella como si intentara hacerla recordar que el es el hombre con el que debería estar. Lin no sabia ni que sentía pero era diferente besarlo a el que a Kohaku. La jove había demorado tanto tiempo que Kohaku la estaba buscando y el baño de mujeres fue el último lugar donde se le ocurrió buscarla. Se encontró con la puerta cerrada por lo que la forzó. Y para su sorpresa encontró a Lin en brazos de Sesshomaru.
    —Lin… ¡Déjala infeliz¡— y jalo bruscamente a Sesshomaru que alzando su mano lo arrojo contra el lavabo. Lin corrió en su ayuda y Sesshomaru comprendió que hizo mal, pero los celos como siempre abrumaban su mente. El Lord decidió dejarlos y salir al balcón donde encontró a su sobrino.
    —Una noche muy interesante ¿No cree tio?— decía Len sin mirarlo, puesto que detectaba un olor en la boca de su tio.
    —Len— susurro Sesshomaru. Y en el baño Lin lloraba mientras Kohaku iniciaba su escena de celos.
    —No me engañas Lin, nadie me lo conto yo lo vi—
    —Kohaku yo… dejame explicarte— Lin suplicaba mientras su maquillaje se perdia con su llanto.
    —Lin… crei que eras una buena mujer… pero eres una… mejor vete, no quiero ofenderte—Lin sintió como su mundo caía otra vez. El se casaría con ella y ni siquiera le daba lugar para disculparse. Ella jamás le había faltado.
    —Dilo Kohaku… no te contengas dime lo sientes… dime que soy una zorra… una callejera— Lin sintió mucho rencor al escuchar semejante insinuación del hombre que amaba. — ¡Anda Kohaku¡… no te detengas por mi— Lin tomo la cara de Kohaku que desvió su mirada para después clavársela de manera que ella se sintiera culpable.
    —Eres peor de lo que mencionaste… esas mujeres por lo menos aceptan lo que son… pero tu… tu dices ser pura y mira ¡como te encontré¡ arrinconada con un hombre que jamás habías visto— Lin le solto una cahetada que dejo marcada en el cachete de Kohaku. Se levanto y le arrojo su anillo de compromiso.
    —Perdóname Kohaku…— decía Lin tomando su mano con la que lo golpeo y sin alzar la mirada sus lágrimas eran tan gruesas que caían por su pecho y al suelo provocando que Kohaku alzara su mirada y la viera. —Te devuelvo tu palabra… eres libre de escoger una mujer mejor que yo… Te deseo que seas muy feliz…. Y que tengas una larga vida— Lin le mostro una sonrisa y se marcho del baño dejando tirado a Kohaku. Lin corrió hasta la salida y camino unas cuadras hasta llegar a un faro donde se abrazo para dejar salir todo su llanto.
    —Tio va a ir tras ella—
    —Len… no te das cuenta— el chico miro al mayor intrigado ignorando el porqué su tío se encapricho con esa mujer y esbozando una media sonrisa Sesshomaru lo saco de su ignorancia —Len te presento a tu tía Rin— y emprendió el camino, dejando boquiabierto a Len que jamás había visto a la mujer del Lord del Oeste. Sesshomaru llego como una sombra asustando a Lin
    — ¡Usted¡…. Usted acaba de arruinar mi vida— vocifero Lin sin soltarse del farol. Sesshomaru miro con tristeza los ojos hinchados de tanto llorar de la chica. No había necesidad e preguntar, el escucho su conversación con Kohaku.
    —Ya eres una mujer libre…te ofrezco— cayo Sesshomaru y detuvo la mano d Lin jalándola para tenerla de frente completamente. Sesshomaru se acerco peligrosamente a ella colocando su mano libre en la espalda de Lin pero un olor desagradable llego a el dejando a la joven sola.
    En el estacionamiento
    — ¿Naraku?— pensó Inuyasha al sentir el aroma que despedía el humano.
    —Inuyasha… quiero saber ¿Por qué mataste a Kikio? ¿Qué te hizo para matarla?— levanto la mirada Onigumo desafiantemente. En ese momento le llego el olor de Kikio y vio la sangre coagulada en el rostro del bandido.
    —Kikio— le vino la imagen de la chica a la mente de Inuyasha y Kagome
    ­— ¿Dónde esta mi hermana?—
    —Ahora te importa… después de revolcarte con este— Kagome bajo la mirada ante la acusación de ese hombre. —Me canse de sus mentiras que le costaron la vida a mi Kikio— y comenzó su ataque con miasma Inuyasha protegió a Kagome alejándola lo más que pudo del lugar. Pero el veneno era demasiado fuerte que incluso a el lo mareo, pero en Kagome fue devastador comenzó a ponerse pálida y un hilo de sangre se asomaba de la comisura de sus labios, mientras sus ojos se ponían en blanco.
    — ¡Kagome¡—grito Inuyasha.

    Bien comienza a ponerse muy tensa la situación, espero actualizarlo mañana, comenten gracias
     
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    brownie

    brownie Entusiasta

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    marcados por el destino
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    Fantasía
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    Capitulo 8: Cuando el diablo asecha ,la guerra comienza
    —Kagome — grito Inuyasha al sentir como se detuvo el corazón de la humana azabache. A pocos segundos llego Sesshomaru que al ver la escena poso su mirada en Onigumo. Inuyasha comenzó a gruñir perdiendo la razón y el demonio que en el dormía emergía desde la profundidad de su corazón para vengar la muerte de Kagome.
    —Inuyasha detente—grito Sesshomaru al ver como el demonio de Inuyasha se adentro en el miasma. —Idiota— Sesshomaru estaba viendo la pelea cuando llego Len corriendo.
    —Tío que es esta presencia— pregunto Len echando un vistazo al lugar.
    —Len purifica el lugar—
    —Tío explíqueme—
    —Solo hazlo— el joven cerro sus ojos y extendiendo sus manos a la altura de su pecho, el miasma comenzó a desaparecer. Lograron divisar al par de demonios y Sesshomaru se unió a la pelea. Los ambarinos voltearon la situación a su favor, estaban a punto de derrotar a Naraku dentro del cuerpo de Onigumo cuando se abrió un portal. Y salió Kanna con las heridas causadas por Onigumo. Sin importar la albina ataco con una espada demoniaca logrando herir al Lord de un brazo.
    —Sesshomaru ayúdame… ¡mátame¡— grito Kanna volviendo a empuñar su espada.
    —Kanna… que pasa— Sessomaru se dio cuenta de que la chica era controlada por alguien mas.
    —Kawataro se debilita mucho por controlar el portal… ese hombre que lucha con Inuyasha es la reencarnación de Naraku pero pronto morirá… está llegando al límite de su condición humana—
    — ¿Quién es Kawataro?— Sesshomaru intentaba no herir a Kanna y poder obtener información de ella antes de que ese hombre lograra obtener todo el control sobre su mente.
    —Es un antiguo demonio que desea venganza me revivió y me utilizo… protege a la luz de la perla… no permitas que muera— Kanna perdió su conciencia y ataca liberando su energía demoniaca, por lo que Sesshomaru se transformo en un gran perro. Su gruñido se podía escuchar a varias cuadras, Lin vio esa transformación atónita a lo que veía. Siguió el rastro de Sesshomaru para hablar con el pero cayó de sentón al ver lo que era realmente. Ya transformado y liberado todo su poder puso fin a Kanna que le fue arrancada la cabeza de un tajo.
    —Gracias Sesshomaru, disculpa todas las molestias— se logro escuchar una vez que el cuerpo de la mujer comenzó a desaparecer. Sesshomaru regreso poco a poco a su forma habitual. Len comenzó a cansarse y se logro saber gracias a que el miasma comenzó a volverse mas fuerte. Sesshomaru termino con múltiples heridas y al abrir sus ojos su mirada se centro en Lin, fue hasta ella y con Len que estaba delante de la mujer.
    —Tío… no puedo más… mi poder no es muy grande soy después de todo—decía Len exhausto.
    —Resiste un poco mas… solo me llevo estos estorbos— Sesshomaru cargo en sus brazos a Kagome y luego se dirigió a Lin. Emprendió el vuelo y dejando su estola libre enrollo a Lin que seguía en shock de lo que había vivido esa noche. Inuyasha continúo peleando en esa forma hasta que escucho la voz de su hijo
    —Papa detente…. Vuelve a ser tu— Inuyasha se detuvo y fue atravesado en un costado por un tentáculo de Onigumo. Len abrió sus ojosal ver como su padre fue atravesado y caía, mientras el bandido comenzó a abrazarse y gemir de dolor.
    ­—Kawa…taro… ayudame— pidió Onigumo al sentir un gran dolor en todo su cuerpo. El bandido parecía descarapelarse y a brillar en una tonalidad oscura.
    —Muérete Onigumo, ya no me sirves… reúnete con tu adorada Kikio— dijo Kawataro en la mente de Onigumo. El bandido se dio cuenta de que fue utilizado y cuando quiso volar para encontrarse con el impostor de su vida su cuerpo comenzó a expeler mas veneno y termino estallando en una gran nube toxica. Len utilizo todas las fuerzas que le quedaban y aun que no termino de purificar todo el miasma por lo menos disminuyo su toxicidad.
    —Papa— fue lo último que pronuncio Len antes de desmayarse por el esfuerzo realizado.
    —Len estas bien—deteniéndose su sangre Inuyasha ya en su forma habitual llego hasta su hijo. —Len despierta­— Inuyasha cargo al muchacho en su espalda y corriendo regreso a su mansión. En esa casa Sesshomaru empuñaba a Tenseiga.
    —Kagome… revive— Sesshomaru mato a los esbirros del infierno provocando que Kagome regresara a la vida en un gran suspiro.
    —Sesshomaru— fue lo que dijo y volvió a desmayarse. Poco después llego Inuyasha con Len. Lo dejo en el suelo y después el se desplomo por la sangre perdida. Sesshomaru lo acostó aun lado de Kagome. Estaba con un pants rojo y una venda cubriendo su abdomen. Len se quedo con Seshomaru en el cuarto del primero. Mientras Lin dormía en el cuarto del Lord.
    En la mañana la primera en despertar fue Kagome que al ver a Inuyasha en esas condiciones lloro silenciosamente para no despertarlo, dejo un pequeño beso en la frente del hanyu y así se quedo hasta que el despertara. Después despertó Lin
    — ¿Dónde estoy?— se inquieto al ver el lujo donde se encontraba, por lo que salió a explorar el lugar. Sin duda un mansión de las que veía en la tele. Demasiado grande y espaciosa que termino perdiéndose, llego a lo que parecía un ático estaba completamente amueblado como en la época antigua, pergaminos regados y dos espadas, extremadamente viejas; abrió el ropero y encontró un retrato a antiguo muy antiguo de una mujer parecida a ella. En el pie del mismo venia escrito “Rin”
    — ¿Rin?... así me llamo ese hombre— La chica siguió hurgando y encontró en una caja de regalo un dibujo de una chica parecida a ella y ese hombre peli plateado.
    —Se puede saber que haces aquí— se pudo escuchar la voz de Sesshomaru en la entrada de esa misteriosa habitación.
    —Nada…yo lo siento, me perdí—musito Lin nerviosa al ser descubierta, su corazón se acelero de emoción al escuchar la voz —Que es esto, que me pasa—pensó al sentir el olor de Sesshomaru nuevamente en ella. Estaban tan cerca que Lin solo cerró sus ojos dejándose llevar por ese hombre que cautivo su corazón desde el instante en que lo vio.
    —No sé si hago lo correcto…pero junto a usted me siento plena…. Capaz de olvidar la bestia en la que te conviertes y todo lo malo que he vivido—Lin hablo desde el fondo de su corazón
    —Rin… asi te llamaste alguna vez y amaste a este demonio sin importar dejar tu lado humano en el pasado para vivir junto a mi— Lin escucho atenta como era su vida su pasada —Todo lo que vez aquí fue tuyo— La lagrimas de Lin se escapaban con cada frase y sobre todo al enterarse de que que en su vida pasada perdió un hijo causándole gran dolor a ese hombre. —Lin… ahora te llamas de esa manera, nunca he dejado de buscarte y yo Sesshomaru príncipe yukai en esta eternidad que me toco vivir jamás he dejado de buscarte y amarte— Lin se abrazo a el mientras su llanto escapaba solo de sus ojos. Sesshomaru se separo de ella y le pidió se pusiera un Kimono blanco que le regalo a Rin el dia que decidió que fuera su compañera.

    Flash back
    Habían pasado dos años desde que Rin regreso al palacio con él y Yaken. La joven contaría aproximadamente con veinte años. Se despertó muy temprano, ese día su amo la llevaría personalmente al pueblo. Montaron por la pradera y se dirigieron al pueblo.
    —Amo mire le gusta— pregunto Rin mostrándole a su amo un bellísimo Kimono blanco que resaltaba sus curvas de mujer joven, hasta la empleada del lugar se distrajo con lo hermoso que se veía la chica. Sesshomaru volteo su cabeza para que nadie viera que esbozo una pequeña sonrisa.
    —Nos vamos Rin— ordeno el Lord poniéndose de pie y caminando hacia la salida.
    —Sesshomaru-sama espéreme, salió corriendo Rin sin cambiarse y dejando su ropa en el lugar. Un Kimono pesado donde estaba el dinero necesario del nuevo ropaje. Cuando llegaron al castillo Rin estaba triste su amo no había volteado a verla.
    —Te pasa algo Rin—pregunto Sesshomaru al notar que la chica no había pronunciado palabra en todo el camino de regreso.
    ­—Nada mi Lord…no me pasa nada— Rin bajo la cabeza y espero a que el mozo la ayudara a bajar. Pero no fue así. Su Amo la tomaba de la cintura cargándola hasta hacer que sus pies tocaran el suelo, Rin no despego su mirada de los ojos inexpresivos de Sesshomaru. El se adelanto un poco para que Rin recobrara su color habitual. Se mantuvo erguido hasta que ella lo alcanzo
    —Rin toma mi brazo— La joven no creía lo escuchaba pero no tardo en brindarle una hermosa sonrisa a su amo tomándolo del brazo como si de su esposo se tratara. Y se percato de algo inusual en el Lord, llevaba su cabello totalmente sujeto por un broche con forma de cerezo.
    Al entrar en el palacio pétalos de rosa comenzaron a caer a su paso. Rin abrió sus ojos de la sorpresa sin soltarse de su amo, siguieron caminando hasta la sala principal donde se encontraba Yaken y un pequeño cubo lleno de rosas blancas. Al llegar ante el Sesshomaru hizo que Rin lo soltara. Rin sintió miedo, esos arreglos eran los de una boda, pero su ingenuidad no la dejaron ver que ella era la novia.
    —Mi señor… felicidades por su matrimonio— musito Rin al pensar que perdería a su señor para siempre en brazos de otra.
    —Amo Sesshomaru, no le ha dicho—dijo asustado Yaken ante la mirada de Rin —Que chiquilla mas tonta— Rin seguía sin comprender y sus lagrimas a punto de salir. Sesshomaru seguía igual de inexpresivo y tomando el mentón de Rin le dio un pequeño beso. —Amo Sesshomaru ¡no¡ eso es hasta el final— vocifero Yaken.
    —Rin… ya no debo explicarte nada o me equivoco—
    —No amo, su Rin ha comprendido sus deseos y los acepta— Rin entendió que su amo deseaba casarse con ella, y eso la convertía en la mujer mas feliz, su realidad superaba los sueños que tanto anhelaba.
    Fin flash back

    Lin termino de cambiarse sin saber el porqué obedecía las palabras de ese hombre. La chica seguía igual de hermosa como antaño. La condujo hasta la sala para llevarle algo de comida y pasar a ver como seguía Len. El joven yukai aun no despertaba utilizo todo su poder espiritual en la última pelea. Sesshomaru estaba feliz su familia se unió nuevamente venciendo la adversidad del tiempo y del espacio. Sesshomaru iba bajando la escalera cuando un gran estruendo se escucho proveniente de la habitación de su hermano —Inuyasha— pensó Sesshomaru y usando su velocidad llego a la habitación que acababa de ser destruida. En medio de la nube de polvo busco a su hermano que rápidamente dio señales de vida, ya que aventó un muro por lo aires.
    —Sesshomaru… ¿Qué pasa?— pregunto Inuyasha aturdido por la explosión con la mirada de Kagome.
    —No lo sé Inuyasha… vivir entre humanos nos ha quitado mucha percepción— respondió mientras lo ayudaba a parase junto con Kagome.
    —Len… ¿Dónde está Len?—
    —En la habitación de abajo… debe estar bien este cuarto es el único que se cayo— Sesshomaru sintió como poco a poco se pudo sentir mas y mas fuerte el olor de humanos en su propiedad.
    —Que mueran los demonios—
    —MATENLOS—
    —FUERA DE AQUÍ MALDITOS MONTRUOS— se podía escuchar gente humana gritar desde afuera mientras comenzaban a lanzar piedras a la propiedad.
    —Sesshomaru…—
    —Lo se Inuyasha… el exterminio jamás terminara— Sesshomaru recordó como murio Yaken. En medio de una revuelta pues le era casi imposible esconderse por el color de su piel. La urbe de humanos no dejaba de arrojar piedras y disparar a la mansión.
    —Señores y señoras como lo acaba de escuchar los dueños del imperio Amanecer son demonios, en un momento más pasaremos las imágenes de la cinta de seguridad del edifico Amanecer donde en la noche de ayer una nube toxica cubrió la manzana— Lin cambio de canal el televisor y en todos encontró la noticia de que demonios vivían entre humanos. Se detuvo cuando encontró uno con un corresponsal
    —Este joven dice que uno de esos demonios secuestro a su novia y la tiene en esta mansión donde Inuyasha Taisho y su hijo viven desde hace algunos años. Pero dime ¿Cómo paso? ¿Cómo el demonio se llevo a tu novia?— La corresponsal estaba entrevistando a Kohaku.
    —No lo recuerdo bien, ella se encontraba en el baño, yo estaba afuera cuando Sesshomaru Taisho me arrojo al baño de damas y perdí la conciencia, solo recuerdo a Lin gritar pidiendo ayuda—
    —Ya lo oyeron señores este chico perdió a su prometida en manos de Sesshomaru Taisho, además de esta noticia, esta familia a sido vinculada en el secuestro de la hermanas Akuma— Lin no podía creer lo que escuchaba. Las cosas no sucedieron como Kohaku las relato. Salió de su estupor cuando vio llegar a Sesshomaru con Inuyasha y Kagome.
    —Rin… ¿eres tú?— Pregunto Inuyasha al verla vestida con el Kimono blanco.
    —No señor Taisho mi nombre es Lin Sanjoin— Lin apago el televisor mientras se recuperaba un poco Inuyasha.
    —No tardara en llegar el ejercito ¿Qué vamos a hacer Sesshomaru?— el Lord respiro hondo intentaba pensar en una salida. ¿A dónde podrían ir ahora?, ningún lugar era seguro ya y no podían poner en peligro a otros yukais.
    —Inuyasha ven acompáñame necesitamos nuestras espadas y hablar con Len— Inuyasha soltó la mano de Kagome y siguió a su hermano. Una vez en la habitación del más joven esperaron unos minutos antes de despertarlo.
    —Ya no podemos hacer nada… han iniciado una guerra contra nosotros—decía Sesshomaru.
    —No podemos salir y matarlos a todos Sesshomaru, prefiero morir en sus manos—
    —No seas idiota papa—
    —Inuyasha comprende debemos atacar, ellos comenzaron jamás les hemos hecho nada—
    —No tio, esa no es la solución— grito Len un poco mariado.
    —Estas bien Len—Pregunto Inuyasha al ver como su hijo se tambaleaba.
    —Si papa… Tío porque no los atacamos y después revivíos a algunos para que vean que no somos malos— La idea de Len no era tan descabellada.
    —Len… me gusta, así lo haremos, ¿Qué opinas Inuyasha?— Sesshomaru y Len miraron al ambarino faltante que estaba en un rincón viendo por la ventana como toda su casa estaba cubierta por humanos con piedras y armas, además tanques del ejército hacían su arribo.
    —Me agrada es mejor que matarlos y dejarlos hay pero Len, tu te quedas—
    —No papa… la guerra la declararon los humanos y yo voy a apoyarte a ti— decía el muchacho acercándose a los otros dos.
    —Len, si nos pasa algo tu protegerás a las mujeres que están abajo, los humanos han desarrollado armas muy potentes, ahora pueden matarnos y si eso pasa tu puedes seguir como humano, tu aspecto es el de ellos— decía Sesshomaru.
    —No tio peleare, no hice nada cuando mataron a Yaken esta vez será diferente—
    —Len eres muy valiente, sin duda Aome se sentiría orgullosa de ti como lo estoy yo, hijo nunca olvides que te amo—Inuyasha abrazo a su vástago y cuando este bajo la guardia le dio un puñetazo en el estomago que lo dejo desmallado —Vamos Sesshomaru— los ambarinos llegaron a la sala donde se pararon las jóvenes al verlos llegar.
    —Síganme— les pidió Sesshomaru condujendolas a un pasadizo secreto iluminado por una que otra antorcha. Llegaron a otra puerta que se veia muy pesada era un fuerte donde Inuyasha bajo a Len.
    —Esta es una fortaleza, no importa que escuchen no salgan hasta que alguien vuelva a abrir esta puerta, cuiden de mi hijo—
    —A donde van— pregunto Kagome
    —A terminar con esto, no salgan— volvieron a cerrar la puerta dejando a las otros hay.
    —Tranquila Lin, todo estará bien— Lin no respondió, se sentó a un lado de Kagome y prendió nuevamente el televisor. Las noticias seguían y la principal: la mansión donde estaban ellas.
    ­—“seguimos informando la situación de la mansión Taisho, el ejercito a comenzado maniobras para acordonar la zona, aunque los grandes mandos militares no han querido dar declaraciones de la situación nunca antes vista… esperen estamos recibiendo noticias de último minuto… estamos contigo Kisuke me oyes”—
    —Si buenas tardesa ti y a tu auditorio Ayame, se ha encontrado el cuerpo sin vida de una de las hermanas Akuma, jovencitas que han sido relacionadas con los señores Taisho… es todo lo que sabemos, además han comenzado a correr rumores de un joven que también fue privado de su libertad eso es todo lo que sabemos hasta el momento seguiremos informando— Kagome comenzó a llorar al ver que el corresponsal pasaba la imagen de un cuerpo cubierto con una sábana blanca, y sin duda era el cuerpo de Kikio una de sus manos visibles llevaba el anillo en forma de Ying yang que compartían y que jamás se quitaban. Lin abrazo a Kagome que respiraba con dificultad
    ­—No kikio no puede estar muerta Kikio no— decía una y otra vez la joven destrozada por la noticia.
    —Tranquilízate Kagome… espérame voy a traerte un vaso con agua— Lin salió a la cocina para llevar agua y algunos suvenires, sin darse cuenta de que Kagome también lo hizo. Cuando una gran explosión se escucho, el ejército comenzó un bombardeo en contra de la mansión para sacar a los yukais de ese lugar. En medio de ese infierno Kagome y Lin vieron como Inuyasha y Sesshomaru blandían sus espadas que arrojaban una gran cantidad de energía.
    —Viento cortante—grito Inuyasha usando un poder que solo se utilizaba para poder matar energías negativas.
    —Bakusaiga muéstrate— siguió Sesshomaru dejando tras de si una gran cantidad de cadáveres y destrozando algunos tanques. Una nueva explosión se logro escuchar y con ella la caída de algunos muros. Algunos humanos lograron entrar a la mansión y unos iban armados, Sesshomaru e inuyasha se detuvieron al escuchar el grito de un humano.
    —Le di a uno ¡Un yukai a muerto¡ uno menos— vociferaba el joven humano.

    Comienza el final ¿quién fue el yukai que murió? si se supone que estaban peleando, ¿Qué paso con Kagome y Lin cuando comenzó el bombardeo?
     
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    brownie

    brownie Entusiasta

    Géminis
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    Escritora
    Título:
    marcados por el destino
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Fantasía
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    9
     
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    3767
    Capitulo 9: Caballero de la muerte
    —kagome­—musito Inuyasha en la sala de la mansión que fue totalmente destruida.
    —Lin— pronuncio Sesshomaru viendo las orbes chocolate de la joven en la cocina
    —Papá no te preocupes, estamos bien—Decía Len que protegió a Kagome de la explosión.
    —Kagome, te dije que no salieras— Inuyasha abrazo a Kagome que volvió a llorar.
    —Está muerta, Kikio está muerta—
    — ¿Cómo sabes eso?—
    —Salio en las noticias y dicen que estamos secuestrados— Kagome no dejaba de llorar. Inuyasha camino con ellos de regreso a la fortaleza subterránea y los dejo —Por favor no salgan si algo les pasa me volvería loco— volvió a pedir el hanyu ­—Len tu deber es estar aquí, voy a buscar a Lin protégelas con tu vida— Inuyasha se marcho y continuo peleando. Mientras en la que cocina Sesshomaru no creía lo que veía.
    —Lin no otra vez—Sesshomaru estaba atónito, Lin aun de pie alzo temblorosamente sus manos a la altura de su estomago, y bajando lentamente su cabeza pudo ver el agujero causado por el humano al ser confundida con un Yukai, su kimono blanco ahora se manchaba de rojo. Ella respiro lentamente y cuando alzo su mirada cayo de rodillas. Fue cuando Sesshomaru volvió en si y corrió a sostenerla. Sesshomaru la tomo en brazos y en el camino encontró a Inuyasha
    —Busca a Tenseiga— le pidió Sesshomaru al hanyu a punto de llorar. La joven que llevaba en brazos ya había dejado de existir, la recostó en un pequeño costal
    — ¿Qué paso Sesshomaru?— El inuyukai no contesto la pregunta de Kagome. Cuando Inuyasha le dio la espada, el lord sintió alivio en su corazón, que haya muerto no significaba el fin de algo que jamás comenzó. Ondeo varias veces la espada pero no pasaba nada, Len e Inuyasha se miraron incrédulos ¿Por qué no funcionaba la espada? Lo había hecho antes, que era diferente ahora. Sesshomaru arrojo la espada que dio varias vueltas en el piso, y como si el mismo hubiera sido herido se dejo caer pesadamente sobre sus rodillas. Tomo el cuerpo inerte de Lin entre sus brazos, la abrazo de manera que los brazos de ella caían.
    —Sesshomaru ¿Qué pasa?... Lin—pregunto Inuyasha al ver que la mujer no reaccionaba. Sesshomaru no volvió a responder y conteniendo su llanto se logro escuchar sus pequeñas palabras.
    —No puedes ser la misma niña, no puedes—

    Flas back
    Diecinueve años atrás, Sesshomaru dejaba Japón para irse a Inglaterra había discutido con Inuyasha por tonterías y no quiso despedirse de el por lo que decidió caminar hasta el aeropuerto. Eran tiempos de lluvia por lo que el llevaba un bonito traje sastre en color grisáceo y un paragüas negro. En la calle no había mucha gente, la lluvia era algo fuerte pero logro ver una joven mujer con un bulto en sus brazos, se veía mal tenía varios moretones en su cara. La joven madre se veía desesperada, estaba pidiendo dinero, no tenia suerte hasta que llego con el.
    —Señor ayúdeme, mi niña se me muere y no tengo dinero para el médico, por favor por caridad, ayúdeme—La joven madre estaba empapada, pero seguía luchando por su bebe. Sesshomaru bajo la mirada y cuando destapo a la criatura, esta yo no respiraba.
    —Tu hijo ya esta muerto— la señora bajo su mirada y toco a su bebe, no lloro, su mente no comprendía que su hija no volvería.
    —Mi hermosa Mitsuki, perdóname, no me salve yo y no pude salvarte ¡No¡— el grito se pudo escuchar en varios pasos. Sesshomaru sintió remordimiento por primera vez en su nueva vida de no usar su espada sanadora.
    —Sígueme mujer— ya no había nada que perder por lo que hizo lo que le pidió, lo espero afuera de la mansión y lo vio salir con una espada, abrió los ojos, pensó que iba a morir
    —Esta espada no corta, su función es sanar— La mujer no comprendió pero confió en el cuando vio que la lluvia se detuvo ante la espada desenvainada. —Destapa a tu bebe— la joven quito las cobijas mojadas y realizando un corte al aire la niña en brazos de la mujer volvió a llorar muy fuerte.
    —Mitsuki ¿Cómo?— la mujer dejo caer gruesas lagrimas, su hija estaba viva, viva para disfrutar con ella el cabio de vida que le prometió. Esa madrugada la mujer había dejado a su marido, los golpes y todo el dolor atrás, para encontrar un futuro junto a su hija. —Gracias señor— pero Sesshomaru había desaparecido, esta detrás de la puerta escuchando el llanto de la bebe. —Mitsuki un ángel, aun ángel te salvo la vida— Sesshomaru sonrió sintiendo alivio en su corazón
    —Mitsuki he…no olvidare ese nombre…Mitsuki—
    Fin del Flash back

    El Lord comenzó a expeler demasiada energía demoniaca, que sus marcas se tornaron de un purpura a un color rojizo y su luna a un negro profundo. Inuyasha sabía que su hermano siempre había ocultado su poder pero a ese grado de hacerlo temblar. — “¿Acaso es este el poder de un yukai de sangre pura?”— Pensó Inuysha, —Sesshomaru Tranquilízate— le pidió Inuyasha acercándose lentamente a Sesshomaru que no dejaba de gruñir y envolverse en un remolino de energía de color rosado-rojizo. El piso comenzó a temblar y a deshacerse por la presencia incontrolable del lord en su forma semi demoniaca, con su rostro deformándose soltó un aullido que causo escalofrió en todos los que lograron escucharlo. Las mujeres sintieron erizar su piel y junto a algunos niños se abrazaron.
    —Sesshomaru ¡basta¡ entra en sí— vocifero Inuyasha pero la ira de Sesshomaru era incontenible, tanto que su campo áurico arrojo a Inuyasha por los aires.
    —Los humanos mataron a Lin…pagaran caro su osadía, ellos declararon la guerra y el Lord del Oeste no la va a perder, ni sus patéticas vidas serán suficientes— la voz del mononoke era escalofriante como si el mismo demonio hablara, salió de ese fuerte destruyendo el camino por donde pasaba.
    —Papá ¿Debemos detenerlo antes de que mate a todos?— musito Len mientras intentaba levantar a Inuyasha. Kagome limpio el hilo de sangre de la cabeza del hanyu sin quitar la mirada del cuerpo de Lin.
    —Debe ser una pesadilla— Inuyasha no pudo mas y colapso su estado mental dejando salir su llanto sin consuelo. Se arrastro hasta donde estaba Lin y empezó a acomodar su cuerpo —Lin… nuestro destino está marcado con sangre— Inuyasha cubrió el cuerpo de la joven con su atuendo rojo para salir de ese lugar junto con Sesshomaru.
    Ya alrededor de la mansión en ruinas una gran cantidad de cadáveres aparecía, el lord comenzó a dejar un gran rastro de odio y dolor junto con Bakusaiga. En medio del holocausto Kohaku herido logro gritar
    —Donde esta Lin maldito monstruo ¡DIME¡— apenas podía ver, la sangre que salía de su cabeza cubría sus ojos.
    —La raza humana termino con su vida—
    —¡¿Qué?¡ Lin ¡NO¡, tu deberías estar muerto, tu, por eso hice todo esto— Kohaku sintió una gran culpa, el fue quien mato a Lin; el Lord volvió a hervir en celos y con su látigo envolvió todo el cuerpo del humano.
    —Lin jamás te amaría, yo soy su dueño y tus estúpidos celos le costaron la vida— Sesshomaru apretó su látigo causando grandes daños en el cuerpo de Kohaku, el joven comenzó a ahogarse debido a que el veneno congestiono sus vías respiratorias, el jamás sintió semejante dolor y cuando estaba a punto de desmayarse, Sesshomaru comenzó a desmembrar al joven que quedo hecho pedazos en medio de la montaña de cadáveres. La sangre de Kohaku quedo esparcida por el suelo y los pies del Lord
    Cuando iban saliendo Inuyasha se debilito por el veneno de Sesshomaru.
    —Papa es mejor que te quedes aquí un momento— Len se preocupaba mucho por el hanyu, su vida se iba en los ojos de el.
    —Len, no sé como agradecerle a la vida que estés aquí, conmigo, como mi hijo— Len no pudo evitar llorar y se abrazo a el como si fuera un niño pequeño, asustado ante la oscuridad. De pronto un portal se abría atrás de Len. Kawataro hacia su aparición adentrando su mano en la espalda de Len, el muchacho se paralizo sin que Inuyasha pudiera hacer algo. Los ojos de Len perdieron su brillo de vida y se precipito en su padre que miraba como su hijo moría en manos de su enemigo.
    —Hmmp creo que exagere, pero mira, la perla es mia— decía Kawataro sosteniendo en su mano derecha la perla de Shikon que aun contenía rastros de la sangre de Len. —Ya no hay porque temer, los humanos terminaron con la luz definitiva— Inuyasha sostenía a Len que parecía que aun respiraba mientras Kagome estaba paralizada de miedo. —Tarde mucho tiempo, pero ustedes pagaran los pecados del pasado— Inuyasha lo miraba sin comprender intentando ponerse en pie.
    —Pero aun queda una luz, lo siento, tu destino será el mismo que el de tu hermana… mujer deja ya de llorar pronto te reunirás con ella— Kawataro levito un poco para acercarse a Kagome tomándola del cuello y estrellándola contra la pared. Su mano se alzo haciendo que Kagome pataleara y entrecerrando sus ojos, la chica con su voz apenas perceptible llamo a Inuyasha. El hanyu comenzó a mostrar su forma demoniaca y ataco por la espalda a Kawataro que arrojo a Kagome. La chica fue a parar cerca de Lin, se estiro lo mas que pudo y tomo la mano de la joven humana que estaba fría como el mismo hielo. Kagome tomo aire y apretó su mano
    —Lin, si tu eres esa luz salvadora, ayúdanos, Lin— Kagome dejo salir un gran suspiro y sus lagrimas corrían como un rio por sus mejillas —Despierta— Kagome sintió que sus fuerzas la abandonaban, ya no tenía esperanzas de ser salvada, de vivir feliz, y lo que mas le dolía era saber que murió su hermana en manos de ese demonio. Kawataro asimilo la perla y sus poderes seguían aumentando al grado de tener un aura negra. Sesshomaru por su parte hacia lo suyo en las cuadras aledañas a la mansión donde ya no existía ni un alma, el Lord quería que esa raza maldita pagara la muerte de su Lin.
    —Lin, te perdí una vez porque era tu destino, pero esta osadía no la puedo pasar por alto— Sesshomaru termino por transformarse en un gran perro de color negro y comenzó a destruir todo edificio que se le ponía en frente, asesinaba a diestra y siniestra, sin importarle si era mujer, hombre o niño, eso no le interesaba, solo quería dejar salir todo el dolor de saber que la mujer que mas ha amado en la vida volvió a morir en sus narices y el no pudo hacer nada. Grandes nubes comenzaron a cubrir el cielo, relámpagos caían iluminaban esa oscuridad dejando ver la ola de destrucción que no parecía tener fin.
    —Tu hermano enloqueció, esta destruyéndolo todo— reía Kawataro
    —Nos quitaste todo, por una venganza de la que no sabemos nada ni el porqué— Inuyasha empuño su espada y dejo salir todo su poder, intercambio algunos golpes con la espada que Kawataro obtuvo solidificando parte de su aura.
    —Tu padre también me lo quito a mi, ataco mi aldea solo para agrandar su territorio, mato uno a uno a todos mis seres queridos— Con cada palabra Kawatrao expulsaba mas poder, su sed de venganza era incontrolable. —Tu no conoces lo que es la soledad eterna, pero el infierno es un buen lugar para que le preguntes a tu padre el ¿Por qué han muerto? ¡Vete al infierno¡— En esa estocada la espada de Inuyasha perdió su brillo quedando en un accesorio inservible que Kawataro traspaso como si de un papel se tratara. Inuyasha se había convertido en un humano a merced de Kawataro.
    —Que repugnante eres— Kawataro miro con odio al hanyu tirado, se elevo por encima de el, extendió su mano y abriéndola su energía demoniaca golpeaba al humano de cabello negro que resistía cada embestida de ese veneno. Kawataro reía como un demente
    —Sufre lo yo cuando vi que mi aldea era destruida por las patéticas razones de tu padre, Inuyasha Muere—una vez que se canso volvió a blandir su espada una y otra vez sobre el hanyu, se detuvo hasta que se dejo salir gran parte de su coraje además mantener el poder de la perla lo debilitaba mucho. Sus pies tocaron el piso y se mancharon de la sangre humana de Inuyasha. Comenzó a caminar por el pasillo parsimoniosamente, triunfante, feliz de haber matado a uno de los hijos del comandante perro, paro unos segundos y ladeo su cabeza para ver detenidamente a Len, lo volteo de una patada para luego brincarlo posando uno de sus pies en el abdomen del portador de la perla. Su caminata tenia rumbo fijo, matar a la única luz purificadora que quedaba por el momento. Sesshomaru comenzó a calmarse toda la ciudad ya estaba destruida, ya nadie lo atacaba, en medio de la lluvia que comenzaba a arreciar pudo ver un televisor que estaba fallando
    —La ciudad de Tokio ha sido declarada zona de desastre, las vidas perdidas son incontables, autoridades Japonesas se mantienen herméticas ante la situación— poco a poco regresaba a su forma humana, parecía como ido, sus ropas estaban hechas añicos, voló hasta su antigua casa, que fue reducida a escombros donde la lluvia hecho a perder el retrato de Rin, sintió el olor de la sangre de Inuyasha por lo que dejo caer el retrato como si no valiera nada, encontró tirado sin vida a Inuyasha, estaba destrozado del abdomen, fue abierto como un carnero hay en medio de un charco de sangre y agua, no se tomo la molestia de buscar a su sobrino porque estaba a unos pasos de su hermano muerto, solo giro un poco su cabeza y también estaba sobre el suelo con sus manos extendidas, el agua caía por su rostro simulando que Len lloraba, Sesshomaru se veía demacrado, levito y pensó en Tenseiga, su espada salió de los escombros y se poso delante de su dueño legitimo.
    —Una espada que no corta, ese es mi tesoro— Sesshomaru tomo la espada de la empuñadura. Kagome también estaba como ida, su esperanza se esfumo cuando Inuyasha murió.
    —Volveremos a reír en un mundo mejor—cantaba lastimosamente Kagome que estaba a punto de perder la razón.
    —La muerte es solo el comienzo mi niña— Kagome vio como Kawataro se acercaba lentamente a ella. La chica comenzó a llorar nuevamente y se tapo la boca con su mano libre, cerro sus ojos y apretó muy fuerte la mano de Lin —“Lin, tengo miedo, si de verdad eres la luz de la esperanza, ayúdame, brindame un poco de tu poder… ¡Kikio¡”— Las lagrimas de la chica cayeron sobre la sangre de Lin y como si de un milagro se tratase esta brillo como si fuera oro frenando el avance de Kawataro. Sesshomaru por su parte, tomando su espada hacho un vistazo a todas las ruinas en las que se convirtió la ciudad.
    —Padre— tomo la espada entre sus dos manos y por segunda vez una lagrima cayo de su rostro camuflajéandose con las gotas de lluvia. Suspiro pesadamente y cerro sus ojos, sintió como la espada se tornaba caliente, al grado de quemarlo pero él no la soltó ni un segundo. La espada brillo muy fuerte con una luz blanca. La misma que purifica a los muertos. La sangre de Lin formo cúmulos que rodearon a Kawataro y lo colocaron una posición en forma de cruz.
    —No maldita bruja ¡que me hiciste¡— Grito Kawataro al no poder moverse. Kagome se levanto como si nada hubiera pasado, una luz la cubrió y su ropaje se transformo en un vestido blanco sin mangas, con un detalle en color dorado ajustado del pecho y suelto hasta el piso.
    —Kawataro creíste que matando a Lin y a mi hermana sería suficiente— Kagome recobraba la luz de sus ojos
    —Te equivocaste, la perla de Shikon siempre estará completamente pura mientras el alma de su creadora este aquí— el alma de Kikio salió detrás de Kagome, vistiendo de la misma forma.
    —No, tu deberías estar muerta, yo te mate, logre mi venganza, Inuyasha está muerto y muy pronto también Sesshomaru, esto no me detendrá por mucho tiempo, deberían de saberlo— Kawataro intentaba zafarse pero era inútil, las jóvenes se colocaron cada una a un lado de Lin.
    —Tu sangre eximirá los pecados del mundo, tu sangre tiene el poder del universo, nació de él y morirá cuando el lo haga— las jóvenes entonaron su conjuro provocando que el cuerpo de Lin se elevara un a la altura de la cintura de las otras dos jóvenes, una aro de luz dorada recorrió el cuerpo de Lin retirando las marcas de su cuerpo y colocando un vestido igual que el de las otras dos. La mujer abrió lentamente sus ojos, se paro en medio de Kagome y kikio, realizo una reverencia y después clavo su mirada en Kawataro. Las jóvenes caminaron realizando una triada Lin estaba colocada enfrente de Kawataro que la miraba pasmado de verla caminando.
    —Yo te asesine ¿Qué haces aquí?— se asusto Kawataro de verla, sentía miedo de su verdadero poder.
    —Kawataro jamás podrás matarme, pertenezco a la eternidad y esa no tiene fin—Lin sonrió cálidamente.
    —Crees que podrás erradicarme con tu patético poder— el demonio comenzaba a mostrar su verdadera forma pero ya era tarde.
    —Lo bueno se vuelve malo, lo malo se vuelve bueno— pronuncio Kikio extendiendo sus manos. Y la siguió Kagome
    —Lo puro se ensucia, lo sucio se purifica—Kagome formo un sello con sus manos y cerro sus ojos.
    —La oscuridad y la luz, nacieron de mi y se volvieron una, Señora Luna madre mía, concede mi deseo, cumple mi sueño y destruye todo aquello que no sea de tu agrado— la triada encerró a Kawataro en un triangulo de luz, pero su poder no era el suficiente y como un ángel Sesshomaru bajo desde el aire, su espada se encajo en el centro del triangulo. La espada se introdujo lentamente hasta que la parte de acero no se podía ver y la empuñadura desapareció. Su espada era la energía faltante para purificar a Kawataro. El gran triangulo se desdoblo formando un extraño prisma. No paso mucho tiempo cuando las tres sacerdotisas volvieron a hablar
    —Muerte y destrucción causaste en este mundo, muerte y destrucción tendrás, tu alma en el infierno quedara— Las jóvenes comenzaron a resplandecer con gran intensidad estallando en una gran cantidad de energía que purifico todo el lugar, el haz de luz rodeo toda la ciudad, cada rincón para después volverse un remolino de luz oscura que se concentro en el cuerpo de Kawataro.
    —JA les dije que no podrían hacerme nada— en ese momento una puerta detrás de el apareció, se abrió lentamente, Kawataro se volvió y comenzó a correr pero un par de manos desgarradas lo tomaron, jalándolo y deformándolo, el se aferraba al piso intentando frenarse
    —No ayúdenme, conozco la forma de traerlas de vuelta—Kawataro era arrastrado al infierno por sus acciones; las puertas se cerraron y desaparecieron dejando un color rojo en el piso. La perla de shikon fue devuelta a Lin que la coloco en su pecho donde desapareció. Las tres chicas se volvieron hacia Sesshomaru, que vio como destellaban sus cuerpos.
    —Gracias Sesshomaru— hablo Lin acercándose al daiyukai. El se abrazo a su cuerpo, ya no podía sostenerse en pie. —Sesshomaru… has esperado una eternidad, que un poco mas de espera ya no es nada— Sesshomaru encajo su cabeza en el vientre de Lin sintiendo las manos de ella en su cabeza. Levanto su rostro y vio como empezó a desaparecer junto con Kagome y Kikio en pequeñas partículas de luz. Se aferro a ese cuerpo que le daba esperanza pero al final sus brazos vacios estaban.
    —Lin, ya no puedo mas— Lin solo sonrio y desapareció, Sesshomaru dejo salir de su garganta un grito desgarrador, era lo único que podía escucharse. Intento ponerse en pie pero cayo sobre sus piernas, miro sus manos y a su mente llego la voz de su padre
    — ¿Tienes algo que proteger hijo mío?— el día comenzó a clarear y la lluvia a detenerse.
    —No padre, ya no tengo nada que proteger, no pude salvar a Inuyasha, tampoco a Len y no hice nada por Lin…lo perdí todo— Sesshomaru dejo caer sus manos en peso y viendo al alba una lagrima camino por su mejilla —Si la soledad, es el precio justo por vivir una eternidad, perdónenme pero es mejor morir— Sesshomaru cayo lentamente hacia atrás cerrando sus ojos, viendo en el cielo la imagen de Inuyasha y Len y justo detrás de ellos su amada Rin, mientras su cabello se ondeaba esbozo una sonrisa que ilumino su rostro —un día volveremos a pisar esta tierra, a oler las flores, a vivir plenamente…un día—

    Dejamos el sueño para vivir el presente y aun así vivimos en el pasado.

    FIN (aquí empieza la música triste)

    hola espero que le haya gustado, este es mi segundo fic y tal vez el ultimo, asi que espero poder leer sus comentarios y sugerencias gracias por darse un poco de su tiempo.
     
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  11.  
    rhapsodic

    rhapsodic кучко. Comentarista empedernido

    Géminis
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    Verdaderamente la trama de tu historia me ha gustado bastante.
    Es muy lindo que hayas puesto así a InuYasha, a mí me gustó.

    Más sin embargo tienes erores de ortografía que bien te las señala el word (te recomiéndo que lo uses) y faltas con las tíldes. Cuida de las comas, cariño. A veces no las colocas y se lee corrido, lo que es algo incómodo y confuso de leer para nosotros los lectores.

    Fuera de eso, me ha gustado, espero la continuación.
    Cuídate.
     
  12.  
    brownie

    brownie Entusiasta

    Géminis
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    Escritora
    Vanezitha, nena muchas gracias por seguir mis historias, no se porque tengo una fijacion con los finales tragicos, pero la verdad no me imagino que todas las historias terminen felices y todos con las personas que deberian de estar, ademas escribo segun como me siento y cuando comence y termine esta historia me pasaron cosas muy tristes y me alegra que esos sentimientos esten llegando a las personas que los leen.
     
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  13.  
    brownie

    brownie Entusiasta

    Géminis
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    19 Enero 2011
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    Pluma de
    Escritora
    hola Karolay, siento los orrores de ortografia, pero gracias por tu sugerencia prometo empezar a utilizar mas word para evitar este pequeño incidente, tambien lo de las comas sere mas cuidadosa con ellas, me dio gusto saber que te agrado la historia, solo que hay un detallito ya la termine si notaste puese "Fin", pero si quieres y desde luego los demas lectores tambien desean, tengo un final alternativo que puedo subir. Gracias por tus sugerencias y creeme las tendre muy en cuenta
     
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  14.  
    lunabetz

    lunabetz Usuario VIP

    Cáncer
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    Hola, de verdad leí todo y fue muy impresionante, me había tardado en contestar, pero lo hice. Bonito final, sinceramente no fue un final del todo trágico ya que como dijiste, en tu historia ellos se volverían a encontrar algún día. Muy melancólico sí, pero sin duda muchas cosas pasan en el mundo y son incluso más crueles.
    El tonto de Kohaku llevando fuerzas armadas a la mansión Taisho todo por culpa de los celos, culminaron con la muerte de la adorada Lin.
    Toda la trama fue enormemente exquisita, las peleas, el enojo de Sesshomaru, la muerte de la pobre Kikyo, fue muy cruel, incluso cuando Onigumo la amaba, ella no pudo olvidarse de Inuyasha y de la traición de su hermana Kagome *esa parte tan sensual entre ellos dos estuvo buena xDD* y más sin embargo a llegar a la fiesta de Kohaku y Lin comenzaron los problemas cuando Sesshomaru mostró su forma original y cuando llegó Kawataro, muy impresionante de veras, tienes una imaginación impresionante.
    Pero todo pasa por una razón. Cuando las tres *Lin, Kikyo y Kagome* hicieron surgir ese poder purificador, y Sesshomaru les ayudó, déjame decirte que me dejaste de a seis con un final tan maravilloso, e inusual. No fue la típica historia que termina con un final feliz y donde todos reviven. Esto me obliga a decir que Lin ya no podía ser salvada por Tenseiga, porque ya había sido salvada cuando era bebé. Eso fue muy cruel, y lamento mucho lo que sintió Sesshomaru cuando eso pasó y a todas las personas que mató por su ira. Muy bien, felicidades.
    Sin embargo te falta muchísimo en ortografía y en descripción, más que nada en la expresividad y manejo de situaciones, pero debo admitir que fue un muy buen trabajo. Continúa así que FFL necesita historias como éstas.
    Saludos
     
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