••••••••••••••••••••••••••••••••••• ◘ RAPUMA ◘ ◙ Manigoldo ◙ ♦ Pasiva ♦ ♦ Cancer: Al ser un Saint Seiya tienes una armadura. Tu dado de defensa es de 20 Caras. ♦ ••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••• ◘ NOIR ◘ ◙ Takeya ◙ ♦ Pasiva ♦ ♦ Superviviente: Cuando tu Salud esté por debajo de 50 PV, regeneras 4 PV cada turno. ♦ ••••••••••••••••••••••••••••••••••• @rapuma @Noir
Un portal se abrió en el espacio tiempo, en donde un ropaje dorado se dejó entrever celosamente; un hombre recubierto por una armadura de oro con características de cangrejo, como los peculiares cuernos que asemejaban a las patas de un cangrejo, en su casco. Cabello azul en forma de llama y una sonrisa vanidosa. El portal se cerró cuando apoyó su último pie en el suelo; su nívea capa se agitó levemente. Observó de manera curiosa el lugar y cuando sus ojos enfocaron lo que sería su próximo oponente, no pudo evitar lanzar una carcajada; era un sonido horripilante y que erizaba la piel. —Creo que se confundieron conmigo. No asesino a críos. —se rascó el puente de la nariz con los ojos cerrados, antes de añadir. —Pero un trabajo es un trabajo. Vaya forma de comenzar con esto. —inmediatamente comenzó a reunir una cantidad de cosmo energía azulada en torno a la palma izquierda, en donde pequeñas luces blancas comenzaban a brotar; el ambiente se había puesto pesado, lúgubre. No era demasiado poder, ya que Cáncer pensaba que esto sería más que fácil —¿Oyes eso niña? Son las almas de todos aquellos que se detuvieron a enfrentarme. Tú las acompañaras luego de esto... ¡Sekishiki Meikai Ha! —elevó el índice y apuntó el pecho de la niña; inmediatamente un rayo esférico y cónico salió disparado hacia ella.
Contenido oculto Siento pena por Yuki x'D Aviso: Quien no se haya visto el anime no va a entender esto, lol. HP: 100 (11-10= 1) 100-1= 99 ¿Qué era aquel lugar tan extraño en el que había aparecido? ¿Dónde estaba la escuela? ¿Dónde estaban Kurumi, Yuuri y Miki? ¿Taromaru? ¿Megu-nee? Yuki observó la arena de combate con expresión confusa. Estaba completamente segura de que aquello no era parte de su escuela, ¡ni siquiera era parte del mundo exterior! La única persona que había en aquel lugar era un tipo extraño de cabello azul y gesto malicioso que portaba una brillante armadura. Brillaba tanto, de hecho, que Yuki tuvo que entrecerrar los ojos para evitar dañar su vista con el reflejo del metal. —Creo que se confundieron conmigo. No asesino a críos—le oyó decir entonces. ¿A-asesinar? ¿De qué estaba hablando? —Pero un trabajo es un trabajo. Vaya forma de comenzar con esto. ¿Eh...? Que extraño. Aquello era muy, muy extraño. En la mente confusa de Yuki no cabía un escenario así. En la mente confusa, trastornada de Yuki no cabía un escenario así ni de ningún otro tipo. ¿Qué era todo eso? ¿De qué estaba hablando este hombre? ¿Asesinatos, trabajo? Ella no podía entenderlo. ¡Ella no podría entenderlo aunque quisiera! Ladeó la cabeza ligeramente, confusa. —Hum...—musitó—. No entiendo lo que dice, señor. ¿Qué...? —¿Oyes eso niña?— continuó el tipo de la armadura, inmutable— Son las almas de todos aquellos que se detuvieron a enfrentarme. Tú las acompañaras luego de esto... ¡Sekishiki Meikai Ha! —¡Kyah! Y aquella onda de energía lumínica la golpeó justo en el estómago, lanzándola varios metros hacia atrás. Yuki chilló, dolorida y asustada. ¿Qué estaba pasando? ¿Era eso una pesadilla? ¿Dónde habían ido a parar sus amigas? ¿Estarían bien? Se encogió sobre sí misma, sujetándose el estómago con manos temblorosas. No sabía que había sido eso, pero dolía. Se había sentido muy real. Quizás demasiado real. ¿Acaso no estaba soñando? Era mucho peor que los zombies que asediaban su mundo. Yuki apretó los ojos con fuerza, asustada. —E-eso ha dolido mucho, Megu-nee...— musitó con dificultad, con una voz baja y quebradiza—. No entiendo que pasa... ¿por qué este señor tan extraño me golpea? Nadie respondió. O quizás sí. Quizás era una persona que sólo Yuki podía ver. ¿Acaso esta niña estaba loca? ¿Por qué hablaba con alguien que obviamente no estaba allí? Una persona que ella admiraba y quería y que hacía mucho tiempo que había sucumbido a la infección, pero que en defintiva ya no estaba. En la mente de Takeya, sin embargo... ella seguía allí. Viva. Tan tangible y real como ella misma. Aún si nadie más podía verla. La profesora Megumi siempre estaría con ella, cuidándola y protegiéndola de todo mal. Contenido oculto Tras unos cortos segundos donde pareció estar librando una conversación con la misma nada, cabizbaja y silenciosa, Yuki se incoporó. Su expresión había cambiado. Aún si en el fondo de sus ojos rosados seguía habiendo miedo, temor y dudas, estos estaban llenos de una determinación nunca antes vista. —¡Abusar de los débiles está muy mal, señor de la armadura!— le espetó entonces, más segura de sí misma— ¡Es un hombre malo! ¡Megu-nee dice que tengo que castigarle! Se secó las lágrimas de sus ojos con el dorso de la mano y tomó el bate de beisbol que habían dejado sobre la arena. Empuñando este con manos temblorosas, se lanzó al ataque. Contenido oculto
El caballero de Athena sonrió mostrando sus dientes y se picó la nariz con la mano. Había sido todo demasiado rápido, ni siquiera había llegado a sentir lástima por aquella niña; seguro el cuerpo se encontraba evaporado y ahora lo único que debía de hacer era dar media vuelta y esperar a que... ... ¿la mocosa seguía con vida? ¿¡Pero como era posible!? ¿REALMENTE SEGUÍA EN PIE? Manigoldo abrió los ojos con sorpresa, borrando su peculiar sonrisa por unos segundos. Luego pareció comprender; aquella niña no era más que el recipiente de algún Dios que osaba enfrentarlo en combate abierto. Cáncer recuperó la sonrisa, ladina, sobrante. Se acercó a una velocidad inhumana, corriendo para propinar un fuerte golpe con el afán de quebrarle el cuello para que el Dios salga del cuerpo, pero cuando acortó distancia en un simple parpadeo, recibió el golpe del bate justo en el rostro. El italiano tuvo que retroceder tres pasos con lentitud. —¡Buen golpe! —sonrió con sus ojos ardientes; el fuego de la batalla había empezado. —¡Mi turno! —y repitiendo la acción anterior, lanzó nuevamente el rayo esférico hacia ella.
Le había golpeado. Realmente había golpeado a ese tipo tan extraño de la armadura. Yuki observó, entre asustada y sorprendida, como bajaba aquel extraño contador sobre su cabeza. Aquello... ¿era una especie de videojuego? ¿De esos que tanto le gustaban a Kurumi-chan? ¿Qué hacía ella allí, entonces? Megu-nee le había dicho que debía luchar y defenderse. ¿Pero cómo iba a ganarle a ese hombretón con un bate de beisbol? ¡Ella sólo había golpeado zombies, no guerreros con armadura! —¡Ah!— gritó de nuevo cuando la esférica lumínica de Manigoldo la alcanzó. Ese había sido un golpe mucho más fuerte que antes. Aferró el bate con ambas manos—. ¡Pare ya, yo no le he hecho nada! Y formulando un repentino ''Lo siento'', dio un nuevo golpe con el bate de metal.
Manigoldo esquivó con facilidad el segundo ataque de la niña y atinó a chasquear la lengua con fastidio. La tomó por uno de sus brazos y de un movimiento certero y fuerte, la lanzó contra una de las columnas de la arena de combate. El golpe seguro le haría romper la estructura y terminar el combate sin más letargos. —Para ser el cuerpo de un Dios, aún no has despertado tu potencial. —murmuró entre dientes, pensando que la pelea finalmente había terminado.
Pero la pelea no había terminado. Si bien Yuki no era más que una niña humana perfectamente ''normal'' y en cualquier otras circunstancias Manigoldo ya habría acabado con ella, ésta estaba resistiendo la batalla heroícamente. No entendía como, ese golpe contra las columnas de la arena había sido brutal... Pero seguía con vida. Se incoporó con enorme dificultad, respirando trabajosamente. De nuevo se preguntó por qué le pasaba eso a alguien como ella. Ella no había hecho nada malo, ¿por qué tenían que pasarle cosas malas? —¡N-no soy ningín dios!— exclamó pues, tomando el bate de metal entre sus manos—. ¡Soy Takeya Yuki del Club de vida escolar! ¡Y usted es un hombre horrible! >> Por favor, dame fuerzas Megu-nee. Blandiendo el bate de metal, le asestó un golpe a Manigoldo en la pierna.
Cáncer sonrió cuando sintió el golpe del bate justo en su pierna; sintió su piel chocar con su armadura y ésta astillarse apenas como un simple rasguño. Lanzó una risotada. —¿Es que no lo ves, niña? Ya tendrías que estar muerta. Tú no lo sabes, claro que no. He luchado con Dioses antes y los cuerpos que albergan normalmente tardan en sentir que son manipulados, hasta que es demasiado tarde. —el italiano, confiado de que todo eso se trataba sobre un Dios, comenzó a reunir cosmos energía en torno a la palma de su mano derecha. Sus cabellos flotaban como si estuvieran sumergidos en agua y la capa nívea que ondeaba en su retaguardia los imitaba. —Pero como ya he luchado con ellos antes... —sus ojos brillaron. —Sé que no puedo confiarme. ¡Toma esto! ¡¡Sekishiki Meikai Ha! —y como si fuese una explosión, liberó la energía de golpe, generando una onda arrolladora a su paso.
Noir no ha aprecido, por lo tanto se tomará en cuenta tu último post. Ya que tiene un día de antiguedad. Manigoldo: 85 Pv Takeya: 73 Pv
La onda de energía lanzó a Yuki varios metros por la arena, sin embargo, de algún modo... logró reducir la fuerza del impacto gracias al bate. Usando este como una suerte de escudo rudimentario. —¡Kyah!— gritó, asustada, deslizándose por la arena hasta la otra punta del campo de batalla. Sus zapatos friccionaban contra el suelo con un ruido horrible. Se dejó caer al suelo de rodillas, respirando con dificultad. Eso estaba resultando realmente difícil—. ¡No entiendo nada de lo que dice, pero sé que tengo que vencerle! Y entonces asió el bate de nuevo y se lanzó al ataque otra vez. Esta vez en dirección a la pierna derecha.
