Maldición melódica.

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El Onee-shot es totalmente original. Solo está publicado en este foro, y no se piensa publicar en ningún otro.​

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Maldición melódica.​

One-shot.​

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Todos empezaron a quejarse. Tocaba clase de audición, por lo que solo debíamos de estar en silencio mientras avanzaba la hora sonando bellas melodías.
Cuando el profesor dio comienzo al concierto que se escuchaba a través del aparato de CD's, comenzaron a chillar aburridos que esa música era para "viejos". Sin embargo, yo disfrutaba de la melodía.
Imaginaba perfectamente como las manos arrugadas del músico hacían un hermoso baile sobre las teclas de piano, invitándonos a pasar a una bella escena en la que se representaba con imágenes su significado.
¿Que vi? Al escuchar el principio, imaginé la perfecta figura de una niña, la típica de muy temprana edad; físicamente siendo de cabellos rizados rubios, con un lazo azul como sus ojos, contemplando extrañada un bosque.
Tras imaginar a la niña, la música fue madurando, creando en mi mente la imagen de la misma con mayor edad, tal vez con unos dieciséis años, luego unos dieciocho, hasta llegar a los treinta. El bosque difuminó sus colores para ser un gran vestíbulo de una gran mansión, en el que éste, lo que más destacaban, eran unas escaleras de caracol.
La música iba transcurriendo, y esta vez con mayor fuerza, dando impacto con el sentimiento de terror. Vi entonces como la niña miraba tras suya, abría su boca sorprendida y comenzaba a correr, subiendo las escaleras a un piso indeterminado, infinito. Avanzaba, pero la noción del tiempo parecía lo contrario. Daba la sensación que siempre pisaba los dos mismos escalones, ya que nunca encontraba un piso al que abrir puerta. La imagen cada vez se hacía más negra, hasta ver solo a la ya adulta correr sin escena.
Entonces la música de aquel piano, al que pensé que era mágico, suavizó sus notas. Ya no sentía los escandalosos gritos que emanaban de mis compañeros de clase; me introduje en la música y en su película. Al suavizarse, veía como la joven dejaba de correr lentamente, y que miraba a su alrededor con ojos de descubrimiento. La escena, la que antes era negra, ahora era un largo pasillo. Éste tenía como suelo central una alfombra roja. De sus paredes colgaban cuadros, todos negros con pianos de distintos colores, de distintas formas, de distintos años. La rubia los miraba mientras seguía caminando por el que parecía infinito pasillo.
De vez en cuando escuchaba un "Shh" por parte del profesor, mandando a callar a los demás.
Pero no interrumpía eso mi imaginación. De repente, empezó a sentirse de nuevo el miedo en la música. La chica se quedaba quieta, mirando lo que la rodeaba, dando vueltas sobre sí misma. No se veía nada que pudiera perseguirle, pero aún así, ella corría de nuevo por aquel pasillo.
El piano, de repente, dejó de sonar. Toda la clase empezó a aplaudir diciendo cosas feas sobre la melodía como alago falso. Pero no, sabía que la canción no terminaba ahí. ¿Qué había pasado con la joven? ¿Había quedado en ese pasillo, mirando a su al rededor? No, de seguro que no era así.
Entonces, tras unos minutos después, la música comenzó a sonar de nuevo, no como nueva canción, sino como continuación. Apenas pude escucharla, puesto que empezaba de manera suave, y los gritos más fuertes interrumpían el momento. Aún así, me asumí de nuevo, sin perder contacto con las imágenes.
Al ser más lenta que antes, imaginé a la bella niña ya con arrugas, pero aún manteniendo su belleza. Estaba sentada en una mecedora, balanceándose suavemente mientras tejía con la lana que acariciaba un gato viejo en el suelo, jugueteando con el ovillo. Aquel gato negro me miraba con sus grandes ojos grises. La música se puso en suspense, como si el gato fuera a atraparme. Entonces saltó hacia mí cuando de repente la música paró de nuevo. ¿Me atrapaba? ¿Era yo entonces la que tenía que correr?
Comenzó a sonar de nuevo, esta vez más minutos después. Entonces la imagen que veía era desde el punto de vista de una persona. Miré mis manos, las que mantenían lana negra. Miré al suelo, donde vi al gato negro mirándome, con una sonrisa. Miré mi cabello, el que bajaba por mi hombro. Era rubio canoso, como el de la vieja.
La música paró, y me daba la sensación de que ya no había continuación.

— La canción se llama "Gato negro de mala suerte". Este músico la compuso cuando soñó que su abuela, recientemente muerta, había fallecido porque estaba maldecida por un gato negro, y que esa maldición fue pasada a su nieto, quien era él — decía el profesor, mientras todos los alumnos salían impacientes por la puerta. Entonces, abrí mis ojos. Cogí mi mochila y salí tras el profesor, quien me sonrió como aquel gato negro.