MADRE DIGIMON (Digimon Series)

Tema en 'Archivo Abandonado' iniciado por OverLordGabriel, 10 Noviembre 2015.

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    OverLordGabriel

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    Título:
    MADRE DIGIMON (Digimon Series)
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1955
    Bueno, mientras me inspiro para adelantar mis fics, decidi publicar un fic que tenia en dz antes de que cerrara.
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    MADRE DIGIMON

    CAPITULO 1


    Era una tarde fría en la ciudad de Tokio. Las nubes grises cubrían por completo el cielo y seria cuestión de unos minutos para que comenzara a llover. Como era la costumbre, Gatomon había salido a pasear sobre los techos de los edificios cercanos. Le gustaba salir de vez en cuando para correr, saltar y mantenerse activa.

    Después de un par de horas de paseo, empezaba a sentir la fría brisa de la tarde y veía el cielo cada vez más opaco.

    -Pronto lloverá, será mejor que regrese- pensaba mientras comenzaba a caminar nuevamente hacia la casa.

    Pero un pequeño ruido llamo bastante su atención. No le dio gran importancia y siguió su camino, pero súbitamente se detuvo al escuchar nuevamente el ruido, esta vez un poco más fuerte. Gatomon siguió el sonido, este provenía de un pequeño callejón estaba en medio del edificio en el que se encontraba hacia un rato y del que se encontraba ahora. El sonido por alguna razón comenzaba a atraer a la gata digimon, le daba curiosidad y decidió bajar hasta el callejón, usando cables de luz que pasaban por el medio de los edificios como ayuda.

    Una vez en el suelo, siguió escuchando para saber de dónde venía el ruido, también sentía un extraño olor a sangre lo que la hizo estar más atenta y prepararse para lo que pudiera pasar. Siguió el sonido que la llevo hasta una pequeña caja cubierta por una gruesa sabana. Gatomon retiro la sabana con cuidado y pudo encontrar finalmente la fuente de aquel ruido. En la caja había un gato acurrucado, de pelaje negro, y junto a él se encontraban tres pequeños gatitos cubiertos de una extraña masa babosa, con los ojos cerrados y con una muy torpe movilidad.

    Gatomon no era tonta y sabía perfectamente lo que estaba viendo. Era una gata y esos tres gatitos sus recién nacidos. Supo que el ruido que había escuchado era de la madre pariendo y de lo que estaban cubiertos los gatitos era la placenta de la madre, pero Gatomon no entendía por qué su madre no los había limpiado y ayudado para que empezaran a amamantarla. La digimon empezó a examinar a la gata con cuidado, estaba completamente inmóvil y pronto supo porque, la gata había muerto en el parto, sin haber podido limpiar a sus hijos. Gatomon exploro un poco más a la gata, y encontró que en su vientre aun se encontraban otros cuatro gatos que no habían alcanzado a nacer y por tanto habían muerto. Mirando un poco más, encontró que la gata tenía un collar con un nombre, la gata se llamaba "Crystal", esto hizo sentir a Gatomon muy triste

    -Sus dueños la abandonaron antes de parir, ¿Cómo es posible que haya gente tan miserable en este mundo?- pensaba mientras observaba a la gata, tratando de contener las lagrimas.

    Gatomon escucho a lo lejos varios ladridos y gruñidos de perros que se acercaban hacia ese lugar, seguramente alentados por el olor de la sangre de la gata. Un poco más a fondo del callejón, Gatomon pudo ver sus sombras, eran muchos perros y en cualquier momento vendrían a alimentarse de la gata muerta y de sus bebes.

    Sin pensarlo dos veces, Gatomon tomo la caja con los gatos todavía dentro de ella y salió corriendo del callejón lo más rápido que pudo. Una vez lejos, Gatomon observo a los gatos con mucha tristeza, la madre había muerto y sin ella, sería muy difícil para los pequeños gatitos sobrevivir. Como una especie de gesto de consideración y de respeto, Gatomon se acerco a un pequeño jardín de una casa, cavo un agujero no muy grande con sus garras y enterró a la gata, esperando que su alma encontrara la paz. Una vez hecho esto, Gatomon se quedo observando a los gatitos con una mirada que mezclaba ternura y tristeza a la vez, eran muy lindos, pero era triste saber que ellos no podrían sobrevivir solos y ya empezaban a mostrarse con hambre.

    Gatomon no sabía qué hacer, podía llevarlos hasta la casa y darles leche del refrigerador, pero eran recién nacidos y posiblemente ya estarían muertos antes de llegar, tampoco podía pedirle ayuda a alguien, mucho menos tenía dinero para comprar leche. Pensó durante unos minutos hasta que un pequeño recuerdo llego a su mente. Hacia unas semanas Kari tuvo un examen de biología y ella le había ayudado a estudiar, y así recordó lo que se debía hacer en este caso. Gatomon se acomodo junto a la caja y con cuidado empezó a lamer a los gatitos limpiándolos y comiendo la placenta. La placenta tenía un sabor muy raro, amargo pero igual Gatomon la comió, como lo haría una gata normal. Ahora que estaban limpios, podía ver bien como eran; Uno de los gatitos era completamente negro, como su madre, el otro de tenia un pelaje plateado bastante brillante, y el ultimo tenía su vientre y parte de su hocico blancos, y el resto de su pelaje era anaranjado oscuro con rayas negras, atigrados.

    Después de haber limpiado la placenta que cubría a los pequeños, seguía lo más difícil, ahora debía ver cómo iba a alimentarlos. Otra idea cruzo por su cabeza, pero solo pensar en ello le hacía sentir algo nerviosa, pero igual debía intentarlo, tal vez seria improbable que ella pudiera alimentarlos, pero muchas cosas improbables ya habían pasado, después de todo, ella era un digimon.

    Gatomon empezó a acariciar su cuerpo, buscando entre su corto pelaje blanco algo hasta que finalmente lo encontró, encontró en su pecho dos pequeños pezones. Gatomon acerco a dos de los gatitos hacia ella, la olfatearon unos segundos y comenzaron a amamantar. Para la sorpresa de Gatomon, de sus pezones estaba saliendo leche y los gatitos la devoraban hasta que quedaron llenitos, entonces Gatomon alejo a los dos gatitos y tomo al tercero para que no se quedara sin alimento, este comió con mas impaciencia y mordisqueaba el pezón más fuerte que los otros dos causándole un poco de dolor a la digimon, pero que ella intento resistir.

    Después de comer, los gatitos se habían quedado completamente dormidos mientras Gatomon los miraba con ternura, había queda un poco cansada pero el verlos así, dormidos, tan calmados hacia que valiera la pena. Gatomon sintió una gota caer sobre su nariz y miro hacia arriba, ya iba a comenzar a llover.

    -Descuiden pequeños, pronto iremos a casa- les dijo susurrando a los pequeños gatitos que habían quedado profundos.

    Gatomon volvió a cubrir a los gatitos con la sabana y comenzó a correr cargando la caja con cuidado hacia la casa de Kari. Cuando llego, trato de pasar inadvertida hasta llegar a la habitación de Kari. Allí se encontraba ella estudiando y ni se dio cuenta de que su compañera había llegado.

    Gatomon cerró la puerta y llamo la atención de Kari.

    -Hola Gatomon-

    -Hola Kari ¿te molesta si hablamos? Necesito decirte algo- algo nerviosa.

    -Claro, no hay problema, oye… ¿y esa caja?- pregunto Kari al fijarse que su digimon venia con una caja cubierta por una sabana.

    Gatomon quito la sabana y le mostro a Kari a los gatitos que todavía estaban durmiendo. Kari se sorprendió mucho al verlos. Cuando se aseguraron que la puerta estaba bien cerrada y de que nadie podía escucharlas, Gatomon le conto lo que había sucedido mientras ella estaba fuera, como fue que encontró a los gatitos y cómo fue que los empezó a alimentar. Kari quedo con la boca abierta después de escuchar a su digimon.

    -¿realmente los alimentaste? ¿Puedes producir leche?- preguntaba la castaña aun sorprendida con lo que Gatomon le había contado.

    -Sí, ni yo me lo creo, pero lo hice- respondió Gatomon poniéndose roja-

    -Esto es muy lindo, Gatomon, eres la madre adoptiva de estos pequeños- decía Kari sonriendo.

    Pero Gatomon no estaba igual, no podía mirar a su compañera a los ojos y su vista solo estaba concentrada en los gatitos.

    -Sí pero… de seguro tu madre no me permitirá tenerlos- dijo Gatomon acariciando con suavidad la cabeza de los pequeños.

    -¿Por qué lo dices?- pregunto Kari confundida.

    -Ustedes ya tienen un gato, Miko, además que estamos Agumon y yo, es obvio que nosotros no nos quedaremos por siempre con ustedes y por eso tus padres no nos dicen nada, pero de seguro se opondrán a tener más gatos-

    -Entonces no los tendremos aquí- respondió Kari aun sonriendo.

    -¿Qué quieres decir?-

    -Los tendremos en la azotea del edificio, ahí podremos cuidarlos y mis papás no nos dirán nada-

    -¿cuidarlos?-

    -Claro, no te voy a dejar sola en esto, voy a ayudarte en lo que pueda-

    -Muchas gracias Kari, la verdad quiero protegerlos y cuidarlos y…- Gatomon no pudo seguir hablando, pero Kari no dejaba de sonreírle y de mirar a sus gatitos.

    -Parece que te estás encariñando mucho con ellos, quieres ser su madre, y cuidarlos-

    Kari tenía razón, Gatomon quería ser la madre de esos pequeños, desde el momento en que vio que estarían sin su verdadera madre era lo que quería. Gatomon empezó a sonreír otra vez y empezó a lamer a sus gatitos con cuidado para no despertarlos.

    Al día siguiente, Kari y Gatomon fueron a la azotea del edificio para llevar a los gatitos. Ahí organizaron una especie de casa con tablas y ladrillos y una cama con varias almohadas y sabanas para acomodar a Gatomon y a los gatitos.

    -No se ve muy bien que digamos, pero de seguro estarán bien- decía Kari ya no muy convencida con la idea.

    -Gracias, supongo que con eso será más que suficiente- Le respondió Gatomon sin dejar de sonreír entrando a la casa improvisada.

    Gatomon tardo un poco en acostumbrarse, pero finalmente se puso cómoda y los gatitos se acomodaron a su lado. Los pequeños parecían tener hambre y Gatomon no podía evitar sonreír.

    -De acuerdo, les daré de comer- Gatomon empezaba a mover su pelaje para mostrar sus pezones y acercar a los gatos para que empezaran a amamantar.

    Sus pezones ya estaban acostumbrados por lo que no le dolió en lo más mínimo que los gatitos los mordisquearan. Solo se relajo mientras ellos terminaban de comer, primero dos y luego el tercero. Kari estuvo observándolos todo el tiempo, era sin duda la escena más bella que jamás hubiera visto.

    Los gatitos finalmente acabaron de comer y se quedaron dormidos y Gatomon se acomodo con ellos lamiéndolos. Kari estaba a punto de irse, pero dio un último vistazo a su compañera y a sus gatitos, parecía una verdadera madre con sus hijos.

    -Te traeré algo para que comas- fue lo último que dijo Kari antes de marcharse dejando a Gatomon.

    Después de que se fue, Gatomon se acomodo un poco mas entre las almohadas tratando de no despertar a los gatitos.

    -También debo dormir- mirando otra vez a sus gatitos, aun dormidos –que descansen pequeños- susurro antes de acomodar su cabeza y quedarse profundamente dormida.


    Continuara...
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    Seguro mas de uno lo conocia, otros no, igual espero que les guste.
    La idea de este fic me vino luego leer un libro que tenia guardado que lo lei cuando tenia como 8 años en el colegio, llamado "el zorrito abandonado"

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    ¿alguien lo conoce?
    hasta luego
     
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