Advertencia: el siguiente escrito puede contener escenas de sexo explícito por lo que se recomienda la discreción del lector.************** Cada noche apareces puntual y comienza para mi ésta dulce pesadilla; puedo verte mas no tocarte. Te sientas frente a mí para seducirme bailando al ritmo de las estrellas, invitándome a un imposible. Mi Luna; te llamo mía pero no me perteneces, aun cuando soy tuyo desde la eternidad. Desde el comienzo quedé cautivado por tus encantos, prisionero de tu embrujo y sin poder evitarlo te espero cada noche junto a la ventana hasta que apareces. Y comienza tu sensual danza, mi Luna. Tu cabellera azabache ondea al compás de la brisa nocturna mientras te despojas de tu ropa, tu vestimenta abandona tu cuerpo así como mi voluntad me deja. Hasta que al final te tengo frente a mí, desnuda. No puedo resistirme y caigo bajo el embrujo de tus ojos negros. Me fascina tu piel blanca y no puedo resistirme a acariciarte; es tan suave y tersa tu piel, con suavidad la recorro con mis dedos. Doy tres pasos hacia atrás para verte mejor, diciéndome a mí mismo que no puede ser real. Con la vista te recorro entera mientras por dentro te deseo con todo mi ser; y es cuando pierdo la poca cordura que me queda y me abalanzo sobre ti y voy devorando tus pechos, redondos y medianos, coronados por un pequeño pero provocativo pezón rosa que desaparece en mi boca; lo beso y recorro con mi lengua sintiendo cómo reacciona ante mis estímulos. Hundo mi cabeza entre tus pechos y siento el aroma de tu cuerpo, y por un momento soy feliz. Lentamente te despojas de la poca ropa que te queda y te subes sobre mí, y siento como mi miembro se pierde entre los tiernos labios de tu sexo. Comienzas a cabalgar como una amazona, disfrutando cada segundo de este momento de placer que nos brindamos. Mis manos recorren tus muslos y llego hasta tus nalgas para luego apretarlas; pareces una muñeca delicada cuando tomo tu estrecha cintura para acompañarte en el movimiento acompasado de tu cuerpo sobre el mío. La noche sigue su rumbo mientras estamos entregados al placer y la lujuria; los minutos corren pero para nosotros es como si el tiempo se hubiese detenido haciendo que la noche sea eterna. Sientes como si una nova estallara en lo más profundo de tu sexo cuando alcanzamos el orgasmo. Agotada caes sobre mí, te abrazo y nos dormimos. Con los primero rayos del sol me despierto, solo en mi habitación; la cabeza me da vueltas como siempre. Mi corazón se siente triste y destrozado al darse cuenta de que todo fue un sueño… como cada noche.
Me gusta la sensualidad con la que está narrado el relato, el deseo del protagonista llevado a cumplirse, aunque, sólo fue un sueño húmedo ¿Será una mujer que imagina o que ve en su día a día y sólo muestra su deseo al dormir? Me imaginé también a una sucubo llegando por las noches, dejándolo exhausto después de alimentarse y desapareciendo hasta su próxima cena. ¡Un abrazo!
