Love Note

Love Note

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¡Hola a todos! Aquí os dejo el primer capítulo de un Fanfic basado en Death Note que espero que os guste mucho.
Debo recalcar que se trata de mi primer Fanfic... Es decir, que nunca antes había publicado nada. Tened piedad conmigo ._.
Por esta misma razón, os agradecería mucho que me comentaseis qué os ha parecido y en que puedo mejorar esta historia, de veras ^^
Sin más preámbulos, os dejo leer mi historia. Pasen y lean (¿?) Love Note!
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Aquella tarde los alumnos del instituto al que yo (Ayame Shoda) asistía habían vuelto a sus casas hacía muchas horas, cuando la sirena que daba fin a las actividades extraescolares había resonado por cada rincón del edificio. Pero, como siempre, aquello no se había aplicado a mí. Yo, como todas las tardes, me había quedado encerrada en la biblioteca del centro, llevando a cabo la infernal tarea de ordenar alfabéticamente los miles de documentos que allí se encontraban.

El castigo se había decidido a principios del trimestre por el Consejo Escolar.
Según ellos, se debe a mi "penoso comportamiento y falta de atención e interés hacia las materias que mis maestros imparten, además de los desastres que voy ocasionando por todo el instituto poniendo en peligro la seguridad de los demás alumnos".
Por supuesto, eso no es cierto. Es simplemente que tengo mala suerte, muy mala suerte... Si digo alguna estupidez en medio de un barullo, todos se callan y tan sólo se me escucha a mí. Si algo se cae y se rompe, por regla general estoy ahí en ese momento, y si me preguntan algo siempre coincide que es la parte que menos había estudiado. Esto... Seguido de incontables y desafortunadas desgracias.

Ese día coloqué hasta muy tarde, cuando la secretaria me avisó de que podía retirarme. Le agradecí y fui hasta mi casilla a recoger mis libros, los cuales metí en la cartera azul marino que teníamos que llevar por obligación todos los estudiantes. Miré por la ventana y observé desanimada que llovía. Era una de esas lluvias primaverales, no muy largas pero intensas. No tenía paraguas... Me esperaba una buena ducha. Resignada, caminé hacia la verja, salí al exterior y eché a correr hasta que mis piernas dolieron, por lo que tuve que frenar en seco.
Miré a mi alrededor, buscando algún techo para refugiarme de la lluvia. Apenas podía ver algo por culpa de la niebla, y la tenue luz amarillenta de las farolas provocaba confusos reflejos en los numerosos charcos del suelo. Aún así , divisé a lo lejos lo que parecía un quiosco, y no dudé en correr hacia él con la esperanza de no pillar otro resfriado como el que me había dejado sin fuerzas hacía menos de una semana. Pisé varios charcos, empapándome las medias del uniforme. Era difícil ver qué tenía delante con esa cortina gris de agua que se había creado en unos pocos minutos.
Cuando llegué allí me apoyé en una pared y me dejé resbalar hacia abajo hasta que encontré el suelo, donde me senté y estiré las piernas. Posé la cabeza en la pared del quiosco, miré por unos instantes el cielo y empecé a escuchar como la lluvia cedía poco a poco. Bostezando, me abracé las piernas para incorporarme y di un paso al frente, saliendo del techo que me protegía del agua.
Y fue entonces cuando algo cayó del cielo. Era normal, aún estaba lloviendo... Pero ya me hubiese gustado a mí que fuera lluvia lo que me dio en la cabeza, porque el golpe fue tan fuerte que al instante trastabillé hacia atrás y caí de espaldas al suelo, haciéndome más daño aún. Tardé unos instantes en recuperarme.
— Auch... — murmuré dolorida, acariciándome la parte de la cabeza que me había golpeado — ¿Qué fue eso...?
Me levanté y sacudí mi empapada ropa, para inmediatamente mirar hacia alrededor, buscando al causante de mis dolencias. Había unas cuantas piedras, pero fuera lo que fuese que me golpeó, era totalmente diferente a una piedra. De nuevo me volví hacia mi derecha, hacia la izquierda, me agaché hacia abajo... Y entonces me percaté de la presencia de algo rugoso cuando una de mis manos se apoyó en una parte de la superficie donde debería de haber acera. Lo reconocí al instante, ¿cómo no podía reconocer a uno de esos horribles seres con los que tenía que lidiar todas las tardes en el instituto? Era un libro. Y, para ser exactos, un cuaderno. Me incliné aún más y lo cogí; sin duda, aquello era lo que me había dado en la cabeza.
— Conque fuiste tú, ¿eh? — refunfuñé.
Las gruesas tapas del cuaderno eran completamente negras, a excepción de una pequeña inscripción dorada en la parte de arriba. Una calavera se apoyaba sobre un corazón alado, el cual se agarraba a unas enredaderas con espinas que rodeaban las letras.
— "Love Note" — leí.
"¿Love Note? ¿Qué es esto? ¿Un diario?"
Acaricié las hojas con la yema de los dedos, con cierta curiosidad, disponiéndome a abrirlo.
"Pero... No es mío..."
¡Qué diablos! Aquella cosa me había hecho daño, tenía todo el derecho del mundo a echarle un vistazo a mi agresor. Lo abrí por la mitad, comprobando que las hojas estaban en blanco. Pasé hacia delante y hacia atrás, pero era igual.
— ¿Es una broma? — murmuré molesta.
Lo volví a cerrar, y nuevamente lo abrí de golpe, esta vez por el principio. Distinguiéndose de las demás por su color negro, pequeñas letras blancas y la misma inscripción de la portada adornaban la página. Sonreí satisfactoriamente. La densa niebla me impedía leer con facilidad esa letra tan pequeña, pero pude leer aquella primera sentencia que quedaría grabada en mi mente hasta el final de mis días.

1. El nombre del humano que sea escrito en este cuaderno se enamorará.

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Fin del 1er capítulo c:
¿Qué os ha parecido? Espero que os haya gustado.
Hasta otro día, se os quiere * sale huyendo *