Historia corta Los Viajeros VI: Una gran consecuencia

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Manuvalk, 7 Agosto 2021.

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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Los Viajeros VI: Una gran consecuencia
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    9
     
    Palabras:
    4642
    Un saludo a todos los que os paséis a leer la ya sexta parte de Los Viajeros, el universo ficticio en el que sucede esta historia. Las partes previas a esta, incluidos capítulos especiales e historias secundarias, están en el blog de mi perfil, junto a información sobre los personajes y demás. Mención especial a mi gran amigo Reydelaperdicion que se mantiene una vez más pendiente de mis actualizaciones, algo que le agradezco inmensamente y que me empuja a seguir publicando y mejorando en mi escritura. Él sabe los problemas que he tenido, especialmente con esta breve parte, por lo que entended que pueda haber algún error. En fin, no me explayaré mucho más, espero que disfrutéis el primer capítulo de los nueve que serán.



    Sinopsis: Tras la cruda batalla definitiva en los albores de Paraíso entre la Alianza Interestelar de Especies y los humanizados Anixis, la situación cambia drásticamente. El comandante Lill Crane ordena la activación de Regresión, un arma de origen alienigena que emite un pulso electromagnético a gran escala y el cuál inutiliza toda tecnología conocida. Con los Super Rhajik fuera de juego y el supuesto fin de la guerra, la Alianza deberá recomponer el orden en Ciudad Anixis. No obstante, aún quedan fieles a la causa del Emperador Deon Xom y parte de la Resistencia. Neonia y Syleria no responden. ¿Podrán todos aparcar a un lado sus diferencias y unirse definitivamente como una sola sociedad? ¿Existe alguna posibilidad de revertir el efecto del arma Anixis?







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    Desde su privilegiada posición, el comandante Crane observaba las columnas de humo alzarse hacia el cielo. Decenas de colisiones acababan de suceder ante sus ojos en cuestión de un par de minutos frenéticos tras la orden de activar el arma Regresión. No solo naves de los humanizados Anixis, sino también naves de la recién nombrada Alianza, se habían precipitado al vacío desde la órbita planetaria hasta su superficie. El pulso del aparato alienigena se había extendido más allá, probablemente hasta lugares insospechados.

    Detrás suya y con una expresión de terror en su rostro, se hallaba la ex general Mason. La mujer, pese a cambiar de bando en el tramo final de la guerra, no quería llegar a ver su hogar en ruinas. Sin embargo, el escenario era desolador. De todas las batallas ocurridas, ninguna había tenido un auténtico campo de guerra como el que tenía ante sus ojos. Ni siquiera la llegada de los Rhajik a algunas colonias humanas del sistema solar fue tan traumática.

    En la vivienda del Emperador Xom también se hallaba su hermano Ender, quién mostraba una mirada abatida al ver el reciente suceso. No obstante, sus pensamientos se centraban más en el hecho de que su hermano mayor se encontraba en el suelo, lanzando de vez en cuando alguna mueca de dolor mientras el pecho le ardía por el plasma disparado por parte de miembros de la Resistencia, quiénes a última hora, le habían traicionado. Incluso su líder, Sun Brume, huyó del lugar con su lugarteniente Shadow, dejándole vendido.

    — Ayu... ayud... — Deon trataba de pedir auxilio.

    Fue entonces cuando Lill se volteó con el rostro serio, ante la mirada de Ender y Bárbara, para aproximarse al que era su enemigo hasta hacía escasos minutos. El comandante del ejército de la Alianza Interestelar de Especies se arrodilló ante el malherido Deon, dudando de qué hacer con él. En sus manos estaba la posibilidad de ejecutarlo piadosamente allí mismo, dejarlo morir sin más o darle la atención médica necesaria para después, encerrarlo tras los barrotes de una celda, con el objetivo de dar ejemplo.

    Si la decisión correspondiera a Ender y Bárbara, la muerte del Emperador Xom sería ya un hecho, pero si habían elegido unirse a la Alianza era porque querían hacer las cosas de la manera correcta y respetaban totalmente al comandante Crane. Éste miraba fijamente a los ojos de Deon, quién trataba de alcanzarle con la mano de forma desesperada y agonizante. El silencio solo era roto por explosiones esporádicas, fruto de naves aún en colisión. Tras dos minutos de indecisión y sin apartar la vista del mayor de los Xom, Lill dio la orden.

    — Buscad a un médico — Dijo sin tapujos — Hay que salvarle la vida.

    Xom y Mason se miraron fijamente, como quiénes comparten una idea sin necesidad de decirlo en voz alta. Tras unos segundos de silencio, fue la mujer quién asintió a Crane mientras se dirigía a la zona del ascensor de la vivienda, que no había sufrido daños, para bajar por ahí a la planta principal y buscar a alguien en enfermería. La red general de comunicaciones que había en la sala ya no funcionaba, al igual que cualquier objeto tecnológico, por lo que contactar con amigos era imposible. Lill se miró la imponente mano de tecnología Rhajik que tenía, comprobando de nuevo que no respondía a las órdenes que su cerebro le enviaba. Era como quedarse sin mano de nuevo.

    — No discutiré de nuevo tu decisión, Lill, pero creo que te equivocas en esto — Las palabras de Ender hacían referencia a su moribundo hermano — Deon es un peligro para todos, no encuentro la lógica a mantenerlo vivo.

    El comandante comprendía el punto del menor de los Xom, de quién sorprendía tal frialdad al hablar de alguien que era su hermano. Sin embargo, Lill no quería salvar al Emperador de los humanizados Anixis solo por hacerlo, sino que había un motivo de peso detrás.

    — Si lo matamos, esto no tendrá fin hasta que uno de los dos bandos caiga — Dijo Crane, con convicción — Salvarle y encerrarlo hasta que muera será la prueba de que todo habrá cambiado para mejor. Ya es hora de terminar con esto.

    Mientras Deon perdía el conocimiento debido al inmenso dolor que sufría, Lill y Ender aguardaban durante minutos hasta que Bárbara apareció con una mujer, la cuál sujetaba un maletín de suministros médicos. Al ver que el paciente era el Emperador Xom, sus pasos deceleraron. La médico demostraba no ser una de las fieles personas que adoraban al hijo de Gar, pues su reacción denotaba repulsión y una negativa por ayudarle. El comandante se incorporó y se aproximó a ella.

    — Por favor, sálvale la vida — Murmuró Lill, quién consideraba que eso era lo correcto — No tienes porqué estar de acuerdo, solo hazlo.

    — Doctora Vega, hágale caso — Añadió Bárbara, que pese a ser reticente, quería terminar con ello cuanto antes.

    — Está bien, general Mason — La médico, apellidada Vega, miró a Lill con seriedad — Espero que sepa lo que está haciendo, comandante Crane.

    — Eso creo — Contestó Lill, viendo como la médico se arrodillaba ante el herido — ¿Cómo te llamas?

    — Maya Vega, soy la doctora jefe de la enfermería de la base militar — Se introdujo la médico, mientras evaluaba el daño recibido por Deon — Tiene gran parte del torso con quemaduras graves, está inconsciente pero en la enfermería podré estabilizarlo sin problema.

    — Entonces hágalo, adelante — Le indicó el comandante de la Alianza, volteándose hacia el caótico horizonte desde el destruido ventanal de esa tercera planta — No hay tiempo que perder.

    [...]

    Tras la activación de Regresión y la autodestrucción del propio aparato, el ingeniero Regan salió corriendo de la casa en la que se encontraba refugiado junto a Lio, Iris, Yak y Cia. El arma de origen Anixis se había hecho añicos en mitad de la calle, pero su efecto comenzaba a notarse en todos los aparatos electrónicos.

    Yak no daba crédito a lo sucedido y consideraba que se trataba de un error grave el haber activado semejante artefacto, sintiéndose ninguneado tanto por Lill como por Lio. Cia salió corriendo detrás de Sith, pues era alguien demasiado importante como para dejar que le ocurriese algo. Quedándose Lio con Iris y Yak a solas, el neoniano tomó repentinamente un Flasher que yacía en el suelo y apuntó al hombre de Ceres con un más que evidente enfado.

    — Tú y Lill acabáis de destruirlo todo... — Quetaryan estaba fuera de sí, tras todo lo que le había sucedido durante este tiempo y con la activación de Regresión como la gota que colmó el vaso — ¡Nos habéis condenado!

    — Yak, amigo, baja esa arma — Lio colocó a la niña detrás suya, mientras ésta sollozaba atemorizada — ¿De verdad vas a dispararme con Iris delante?

    — No somos amigos, humanos y neonianos — Contestó tajantemente Yak, sin dejar de apuntarle — Tú me dijiste eso durante la invasión Anixis en Neonia, ¿recuerdas?

    — Y sigo pensándolo, pero ahora más que nunca, debemos colaborar juntos — Santos se aproximaba lentamente al neoniano, lo mínimo para que no se notara — Si el arma no era activada, sus naves nos iban a masacrar y probablemente irían a aniquilar Neonia. ¡Piensa un poco, Yak!

    — ¡Basta, Lio! — Gritó el neoniano, mostrando una ira pocas veces frecuente en él — ¡Se supone que somos una Alianza y tomamos las decisiones en consenso! ¡Lill ha cambiado las reglas por su cuenta y ahora soy yo quién va a hacerlo!

    Quetaryan apretó el botón que haría disparar plasma del arma de origen Anixis, sorprendiéndose de que esta no disparara nada. Fue entonces cuando ambos adultos presentes cayeron en que Regresión había funcionado inmediatamente. Santos se abalanzó sobre el neoniano, quitándole el arma de las manos y dispuesto a darle una paliza, cuando los gritos de Cia le devolvieron a la realidad. Iris se asomó por la ventana, viendo que la mujer y el ingeniero estaban siendo enfrentados por un grupo de varios soldados Anixis.

    — ¡Están haciendo daño a Sith y Cia! — Exclamó la niña, asustada.

    — Haré como que no has intentado matarme, Quetaryan.

    Lio empleó un tono de voz tan grave que el neoniano se intimidó, mientras el humano se incorporaba para asomarse por la ventana y ver que, efectivamente, Sith y Cia estaban siendo asediados por el enemigo. El ingeniero estaba siendo retenido por dos soldados y pese a tratar de oponer resistencia, sus nulas habilidades de pelea le hacían inútil para liberarse. La general se lograba defender conforme podía, pero eran hasta cuatro soldados rodeándola, por lo que estaba en clara desventaja. Sin tiempo de maniobra, el hombre de Ceres optó por saltar de la ventana, cayendo sobre uno de los enemigos.

    Ambos cayeron el suelo, logrando Lio amortiguar el golpe con el cuerpo del soldado, quién quedó noqueado. Acto seguido, el hombre hizo un placaje a un segundo soldados que se aproximaba a él, mientras Jenner aprovechaba la distracción de su compañero para asestar una patada en las partes bajas a otro soldado, quién caía adolorido. El ingeniero Regan trataba de zafarse de los dos que le tenían, pero no fue hasta que Santos tecleó a uno de ellos, que Sith no se liberó y corrió al interior de la vivienda. El humano que entraba —con algunas piezas de la destruida arma Anixis en su poder— y el neoniano que salía para ayudar a sus compañeros tras el incidente.

    Quetaryan esquivó una patada de un soldado para rápidamente devolverle el mismo movimiento a éste, aturdiéndolo para finalmente romper su cuello con un frenético movimiento de manos. El neoniano estaba desatado y toda la furia contenida fue descargada en esa pelea, tomando al soldado restante por sorpresa y lanzándole un rodillazo en el estómago, un codazo en la nuca y finalmente un pisotón en la cabeza que lo terminó noqueando. Con unos siete enemigos abatidos o inconscientes en el suelo, Lio y Yak se miraron seriamente mientras Cia corría de nuevo al interior de la casa, donde Sith e Iris se encontraban a resguardo.

    — Lo mejor será que volvamos dentro para pasar desapercibidos — Indicó el hombre de Ceres, sin perder de vista al neoniano — Aprovecha este tiempo para relajarte y aclarar tus ideas.

    — Me parece lógico, pero tarde o temprano deberemos ir a la base militar y reagruparnos — Dijo el neoniano, para después añadir en un tono desafiante — Tengo una conversación pendiente con Lill.

    — Si esa conversación va más allá de las palabras, no dudes ni un segundo que me vengaré por ese intento de dispararme — Sentenció Lio, mostrando que en absoluto olvidaría ese suceso, al menos en un corto periodo de tiempo.

    [...]

    Bárbara apareció por detrás del Emperador y le tomó por la espalda, quitándole el Flasher el cuál cayó varios metros a un lado, mientras Ender se incorporaba. Deon sonrió y usó sus codos para realizar un combo de repetidos golpes en el abdomen de la mujer, quitándosela de encima y dirigiéndose hacia Ender. El menor de los Xom estaba malherido de una pierna por lo que no podía pelear en condiciones, sin embargo, fue rápidamente ayudado por un Lill ya recuperado que saltó sobre el actual líder Anixis, intentando asfixiarle con los brazos. No obstante, cuando parecía que iba a matarle, una lanzadera apareció ante ellos a la altura de esa tercera planta.

    Dicha lanzadera estaba siendo pilotada por Jacob, quién se veía con el rostro ensangrentado de la caída que Ender le provocó. No iba solo, pues seis soldados de la Resistencia se hallaban también en la lanzadera, abriendo la compuerta y apuntando con sus armas al grupo. El comandante Crane soltó rápidamente al Emperador Xom y se lanzó a un lado desesperadamente al igual que hicieron sus compañeros Ender y Bar, evitando así una lluvia de disparos plasma por parte de esos soldados. Deon se incorporó rápidamente y corrió hacia la lanzadera para subirse a ella, suponiendo que habían ido para rescatarle a él. Sin embargo, se llevó una gran sorpresa cuando los seis miembros de la Resistencia comenzaron a dispararle, alcanzándole en el torso repetidas veces y provocando su caída a escasos metros del salto que le separaba de la lanzadera.

    — ¡Vámonos ya, Sun! — Gritó Jacob a los mandos del aparato.

    La asiática salió de su posición, desconocida por todos, y corrió rápidamente en dirección a la lanzadera. Una vez la líder de la Resistencia saltó a bordo de la lanzadera, ésta se propulsó en la lejanía ante la mirada estupefacta del trío formado por Lill, Ender y Bárbara. Su sorpresa fue mayor cuando escucharon jadear a Deon, el cuál había recibido varios disparos de Flasher en el pecho e intentaba respirar mientras el plasma le quemaba la piel.


    Shadow pilotaba la lanzadera conforme podía, pues caer del ventanal de un tercer piso no era algo suave. El segundo al mando de la Resistencia sentía que todo su cuerpo estaba magullado y muy probablemente tendría algunos huesos rotos. No obstante, su caída no fue en el sólido suelo sino encima de la lanzadera que pilotaba, por lo que no había sufrido un daño grave o irreparable. Sin embargo, su estado era lamentable y era más que evidente que sin atención médica, corría peligro su vida.

    — ¿Hacía dónde nos dirigimos? — Preguntó uno de los seis miembros de la Resistencia que se hallaban en la parte trasera.

    — Esto es una maldita zona de guerra — Respondió Sun, mirando acto seguido a su apoyo — Y tú estás bastante jodido.

    — Puedo aguantar — Dijo Jacob rápidamente — Pero tiene razón, necesitamos un destino.

    — Lejos de la ciudad — La asiática no tenía claro cuál sería su siguiente movimiento — Una vez fuera de peligro, pensaré en algo.

    Salir de Ciudad Anixis les tomaría poco más de dos minutos en la lanzadera, sin embargo y de forma repentina, el aparato dejó de responder. Todos los controles se apagaron fulminantemente y el vehículo comenzó a precipitarse contra el suelo, cosa que aterrorizó a todos a bordo. Desesperado, Klein intentó retomar los mandos de la pequeña nave, pero sus intentos caían en saco roto. Brume no dijo nada, simplemente se abrochó los cinturones y se agarró con fuerza en el asiento, mientras la lanzadera cogía una velocidad descendente de vértigo.

    Los gritos de los seis miembros de la Resistencia que estaban detrás, sin poder abrocharse cinturones de seguridad debido a la inexistencia de asientos detrás, comenzaron a apaciguarse conforme se daban golpes de un lado a otro mientras el vehículo colisionaba frontalmente contra la superficie de Paraíso. La caída y el choque fueron rápidos, pese a sentirse eternos para los inquilinos de la pequeña nave. El accidente fue tal, que los seis que se hallaban detrás murieron al acto debido a no tener ninguna protección. La líder de la Resistencia abrió los ojos una vez sintió que todo había terminado.

    Al abrirlos, miró primero detrás para comprobar de primera mano que su mano de obra había fallecido instantáneamente. Al observar a su lado, vio a Jacob en un estado muy lamentable, ensangrentado de arriba a abajo e inconsciente, pues su pecho aún se movía indicando que respiraba milagrosamente. El hombre de color había sufrido dos graves accidentes en menos de quince minutos, siendo una completa locura que hubiese sobrevivido a ambos. La asiática se quitó los cinturones y abrió la compuerta de salida de forma manual, pues electrónicamente no respondía.

    — ¡Mierda! — Exclamó, alterada.

    Tras esto, la mujer liberó a Shadow de su asiento y lo arrastró con sus últimas fuerzas al exterior, mientras la lanzadera se consumía en un fuego incandescente. Brume no entendía como el aparato se había apagado drásticamente y sin explicación alguna, suponiendo que simplemente era defectuosa. Al voltearse, se percató de que la ciudad que querían dejar atrás no se había quedado demasiado lejos, por lo que su lógica le dictaminó que lo mejor sería regresar. Sin ninguna arma y con su último aliento, Sun tomó de las piernas a su segundo al mando y comenzó a arrastrarlo de regreso a Ciudad Anixis.

    — Resiste, Jacob — Murmuró repetidas veces la líder de la Resistencia — Encontraremos la forma de salir de esta.

    El trayecto hasta verse en la entrada trasera a la ciudad le pareció eterno a la mujer, pero no pasaron más de diez minutos entre el accidente y su llegada al núcleo de civilización, que ahora era un campo de humaredas elevándose al cielo azul del mundo Anixis. Conforme se adentraba en las calles, la asiática veía decenas de cadáveres —algunos incluso ardiendo— a su alrededor, además de partes de grandes naves que mostraban un paisaje muy desolador a la vista.

    Cansada de arrastrar al inconsciente y moribundo Jacob, la líder de la Resistencia lo soltó mientras sus últimas fuerzas la hacían desfallecer, cayendo rendida al suelo polvoriendo mientras sus ojos comenzaban a entrecerrarse. No obstante, cuando parecía que sus posibilidades eran nulas, un grupo de diez soldados Anixis se aproximó a su posición, quedándose ante ella y observándola durante unos instantes. Acto seguido, uno de ellos dio un paso al frente y se arrodilló ante ella, mostrando lo que le parecía a Sun una sonrisa pues la vista la tenía borrosa.

    — No me lo puedo creer — Musitó aquel tipo, de pelo lacio negro, cara cuadrada y afeitado — ¡Pero si es la mismísima Sun Brume, chicos!

    Los nueve soldados restantes comenzaron a silbar en señal de celebración, aunque en plan jocoso, mientras se aseguraban de estar solos en los alrededores. El hombre que habló le indicó a dos de los suyos mediante un gesto que levantaran a la asiática, cosa que así hicieron. Débil físicamente, Sun apenas se mantenía de pie, pero sí pudo girarse para ver a su amigo tirado en el suelo como un cadáver más.

    — Él... — Murmuró, captando la atención de quién parecía el líder de aquel grupo de soldados.

    — ¿Quién? ¿Ese tipo que está ahí tirado? — El soldado miró al desfallecido Shadow, que no respondía a ningún estímulo — Probablemente esté muerto, cielo.

    Pese a las palabras del hombre, los intentos de Brume por alcanzar a Klein, hicieron que el líder de los soldados indicara nuevamente y mediante otro gesto que se aseguraran de que la mano derecha de la asiática estaba muerto. Uno de ellos lo hizo, sorprendiendo a todos al revelar que el hombre de color seguía con vida.

    — ¡Kieran, aún respira! — Exclamó el soldado, el primero en sorprenderse viendo el estado de Jacob — ¿Qué hacemos con él?

    El líder, llamado Kieran, se cruzó de brazos y permaneció pensativo mientras Sun le miraba fijamente. Esto pareció captarlo el tipo, que se aproximó a la mujer de manera desafiante hasta colocarse cara a cara. Tras unos segundos algo intimidatorios para la líder de la Resistencia, el hombre llamado Kieran articuló palabras por su boca.

    — Lo quieres salvar, ¿no?

    Sun asintió repetidas veces, algo que confirmó a Kieran que estaba bien consciente.

    — Pues yo puedo hacerlo — El soldado sonrió tras estas palabras — Pero hay una condición, querida.

    Tanto sus soldados como la propia Sun permanecieron atentos a la condición que Kieran iba a plantear para darle asistencia médica a Jacob.

    — Le diste tu palabra a Deon de que tus marionetas de la Resistencia se unirían a nuestra nueva humanidad — Kieran se mostró bastante serio, algo que contrastaba con su esbelta sonrisa inicial — Hemos oído que nuestro Emperador ha sido capturado, por lo que ahora, el hombre al mando soy yo.

    — ¿Y qué... quieres? — Brume sufría alguna complicación para hablar.

    — Es sencillo. Tu gente trabajará para mí con el objetivo de recuperar el control de la ciudad — Contestó el soldado Anixis, revelando ser un apoyo militar de Deon — Liberaremos a nuestro Emperador de las sucias manos de la patética Alianza, reagruparemos a todos los soldados disponibles y dispersos, y cuando sea el momento, echaremos de Paraíso a nuestros enemigos. Recluta de nuevo a tu gente para la causa y tu amigo recibirá toda la ayuda que necesite. Asiente con la cabeza si estás de acuerdo, Sun Brume.

    Desesperada por recibir ayuda, especialmente para su amigo Jacob, la asiática asintió con claridad. Ese gesto confirmaba un acuerdo que para Kieran, era el primer paso de una ofensiva eventual contra las fuerzas de la Alianza que habían tomado el control tras la inutilidad de la tecnología y que tenían preso a su flamante líder.

    [...]

    La noche había llegado a Ciudad Anixis, que estaría iluminada por luces artificiales de no ser por el apagón tecnológico ocurrido por el arma Regresión. Solo los fuegos que aún ardían iluminaban ciertas calles, mientras estas estaban prácticamente vacías, pues la población se hallaba en sus casas —o en lo que quedaba de estas— por miedo a sufrir cualquier ataque. Solo unos pocos aprovechados salían, dedicándose a saquear a los muertos o las casas deshabitadas, mientras otros se hallaban junto a los cuerpos sin vida de sus familiares y les lloraban desconsoladamente.

    El llanto de una mujer desconsolada despertó del sueño al comandante Crane, al que le tomó horas conciliarlo. En un escenario tan difícil como en el que se encontraba, dormir era prácticamente imposible y metafóricamente un sueño. El hombre se incorporó, sentándose al borde de la cama de la vivienda del fallecido Emperador Gar Xom. La imagen de su mujer Snow y su hija Regina apareció en su mente, haciéndole recordar que su decisión le impediría verlas nuevamente, quizá durante solo un tiempo o quizá, para siempre.

    Por primera vez en mucho tiempo, las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Lill, que apenas tuvo unos segundos para consolarse, pues la aparición de Ender en la puerta del dormitorio le cortó el momento íntimo. El menor de los Xom había dormido en el destruido salón, donde también yacía Bárbara, aún durmiendo. No eran tiempos fáciles para hacerlo pero el cuerpo pedía descanso. El comandante Crane se incorporó mientras se secaba las lágrimas, saliendo de la habitación.

    — ¿Ocurre algo? — Le preguntó a Ender, pues su visita debía ser por algún motivo.

    — Maya me ha dicho que te avisara de que Deon está despierto — Dijo el hombre, quién no estaba cómodo — Ha pedido hablar contigo, a solas.

    — Está bien, iré ahora mismo.

    — Lill — Ender le frenó — Deon es un manipulador nato, no dejes que te convenza de nada.

    — Tranquilo, detrás de unos barrotes poco podrá hacerme.

    — Debería estar bajo tierra — Indicó Xom, aún sintiendo que su hermano mayor debería morir — Y con el tiempo lo verás.

    Crane decidió no comentar nada respecto a eso, dirigiéndose al ascensor que le llevaría directamente a la planta subterránea de la base militar, lo que era la cárcel del complejo. Una vez abajo, Lill observó que todas las celdas estaban vacías excepto una del fondo, en la que se hallaba el destronado Emperador Anixis. Sentado sobre el borde de su pequeña cama, con el torso descubierto y vendado completamente, se encontraba Deon Xom. El líder de los humanizados Anixis sonrió al ver al comandante de la Alianza aproximarse a él, tras haber recibido el mensaje de éste último.

    — La doctora Vega es alguien muy eficiente — Murmuró el hombre, incorporándose — En tiempo récord me ha salvado de una muerte segura.

    — Ella ha puesto los medios, pero he sido yo quién te he salvado — Recalcó Lill con absoluta seriedad — No te confundas.

    — Es cierto, por eso he mandado a llamarte — Explicó el Emperador con un tono burlón — Debo agradecerte ese acto de bondad, Lill. Te tenía como alguien más despiadado.

    — No me conoces — Musitó el comandante, mostrando frialdad.

    — Claro que te conozco, antes de irme en el arca cuatro de La Unión ya se escuchaba sobre las hazañas de la famosa expedición de los Viajeros — Xom se puso a observar las estrellas desde una pequeña rendija que daba al exterior — Pero lo de despiadado lo he ido descubriendo conforme teníamos nuestros encuentros.

    — ¿Esos en los que intentabas aniquilar al resto de la humanidad? — Lill lanzó un ataque verbal contra el líder Anixis — Yo no he escuchado historias sobre ti, lo poco que sé es que antes eras igual de idiota, pero menos psicópata.

    Deon comenzó a reírse a carcajadas tras el comentario de Lill. El tipo se aproximó a los barrotes, apoyándose sobre ellos.

    — Ender siempre ha sido un chico apasionado, seguro que te ha contado con todo lujo de detalles las cosas que he hecho.

    — Ya basta de cháchara, Deon — Crane quería ir directo al asunto por el que fue llamado — ¿Por qué querías que viniese? Y no digas que era para agradecerme nada, tú no agradeces una mierda.

    — ¿Acaso no puedo ser agradecido? — Xom esbozó una falsa sonrisa — Bueno, tienes razón. No es eso por lo que te he hecho venir.

    — Tú dirás, entonces.

    Mientras Lill le miraba fijamente, Deon mantenía su postura sobre los barrotes. Ambos intercambiaron miradas muy serias durante esa pausa en la conversación, hasta que el Emperador se dignó a proseguir.

    — Les ofreciste a mis soldados parar la guerra si me mantenías con vida y pese a ello, siguieron el ataque, pero repentinamente fracasaron — Deon estaba realmente intrigado — Hablaste de un arma, Regresión. ¿Qué se supone que ha ocurrido ahí fuera?

    — La tecnología ha dejado de funcionar — Lill fue sincero y no creía que hubiese que esconder aquello — La decisión fue mía y funcionó, paramos tu ejército.

    — ¿Ah, sí? Poco brillante por tu parte — El Emperador Xom se cruzó de brazos — Has matado a muchas personas con esa decisión, gente inocente que no lo merecía... ¿acaso no lo ves? No somos tan diferentes, comandante. De hecho, es como si estuviese viéndome ante un espejo.

    — ¡Cierra la boca! — Gritó Lill, golpeando los barrotes en un acto de furia — ¡Tú y yo no somos iguales! ¡Tú matas indiscriminadamente, yo por sobrevivir!

    — ¿Abocar a todas las especies a la extinción lo llamas sobrevivir? — Deon intentaba dañar el ego del comandante de la Alianza — Tienes razón, no somos iguales. Tú eres patético, incluso manteniéndome con vida te hace serlo más aún.

    — No tientes a la suerte, Deon.

    — ¿Te crees que nadie querrá respuestas por lo que has hecho? Pronto pedirán tu cabeza, Lill. Es cuestión de tiempo.

    — Pedirán antes la tuya.

    — Yo aún sigo aquí — Contestó Xom, abriendo los brazos.

    Aún sigues aquí, pero solo porque yo lo permito — Dijo Crane con la rabia contenida — No lo olvides nunca, Deon, tu vida está en mis manos y si en algún momento piden mi cabeza por mis actos... antes te llevaré al infierno conmigo. Así que reza para que eso nunca suceda.
     
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    Agus estresado

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    Saludos, amigo. Ha sido bueno recibir la notificación de que LV había regresado, ya que me moría de ganas por volver a leer este capítulo. Tengo que decir que lamento mucho que los archivos originales se hayan perdido. Estoy seguro de que este capítulo era originalmente una maravilla, pero el que vi ahora no está nada mal. Es bueno para una introducción, pero viendo el progreso que habías conseguido con la parte V e incluso con la historia de los sylerianos contra los neonianos, es lógico pensar que este capítulo estaba destinado a ser mucho mejor.

    Pero no tiene sentido ponerse a pensar en esas cosas. Hablaré del capítulo real que he visto.

    Me ha gustado mucho, en especial, la apertura. La forma de ver como todas las naves destruyeron el mundo que acogió a los humanos que no llegaron a Neonia fue excelente. Incluso gente como Ender y Bárbara que odiaban al emperador amaban su lugar convertido en hogar. Imagino que no debe ser algo agradable haberlo visto convertido en llamas, pero es algo de lo que deberán lamentarse. Tanto Ender como Bar tuvieron la oportunidad de pararle los pies a Deon en ocasiones pasadas, incluso dejándolo que se quede con su lugar de privilegio, siendo Bar la que más cerca estuvo de matarlo, tomándolo desprevenido desde atrás y apuntándole a la cabeza. Pero bueno, Deon siguió a lo suyo, y por eso mismo, ha ocurrido lo que ha tenido que ocurrir.

    Una cosa sí es cierta, la furia de varias personas caerá sobre Lill por lo que hizo. Incluso sus aliados como Yak, quien cree que él fue ignorado por la orden del comandante, está enojado con él. Y no es para más. Pero él también debía entender que los Anixis estaban siendo superiores en número, y que de no haberlos detenido, podrían haber tenido consecuencias peores. No sé bien qué opinión tendrán Cia ni Sith al respecto, pero viendo que Sith fue el que descifró la tecnología y la puso en práctica, asumo que él está conforme con los resultados. O al menos, con haber frenado la guerra. Lio ciertamente está de acuerdo en haberlo hecho, y ahora tiene que afrontar a Yak, que seguro no le gusta ni un pelo lo ocurrido.

    Desde el capítulo anterior que no se volvió a saber de Om ni de Uriow, y creí que ellos aparecerían aquí, pero eso no ocurrió. No creo que estén muertos, pero si lo están, imagino que pronto lo descubriremos por medio de otro personaje. Al final, Lill no solamente tomó la decisión de dar inicio a Regresión, sino que también aprisionó a Deon. Espero, por todo lo sagrado, que él elija ejecutarlo en algún momento. Tras la charla que tuvo en el final, estoy seguro de que Lill ha visto que Deon no tiene intenciones de redimirse ni tampoco de ser de utilidad. Tenerlo preso es un peligro, y seguro en algún momento otros se lo harán ver. Pero imagino que la Alianza deberá debatirse. Hay 3 representantes, y estoy seguro que si Lill quiere dejarlo vivo pero Om y Yak están en contra (apuesto fuerte a que el segundo sí estará en contra) no quedará más remedio a que sea asesinado.

    Al final, Jacob es más suertudo de lo que yo pensé. ¿Cuántos accidentes se necesitan para que se muera? XD Joder, hay gente que tiene un pequeño choque y queda gravemente hospitalizada y con su vida en juego, pero él parece que ha sobrevivido. Mínimo espero que no pueda volver a caminar, porque es lo que se merece. En realidad, se tiene que morir, pero me conformo si termina con una lesión de por vida. Luego de todo, Sun es capturada por Kieran que imagino que era uno de los más grandes amigos del emperador, dado a que, teniendo la oportunidad de tener el poder para él mismo, elige que lo quiere rescatar, incluso formando una negociación con la líder de la Resistencia.

    Estoy seguro de que tanto entre los habitantes de Paraíso como entre la gente de la Alianza habrá gente que esté a favor y en contra de lo que sucedió, pero una cosa es segura. Mientras entre los habitantes haya gente dispuesta a pelear, la guerra seguirá. Me pregunto cómo se llevará a cabo, porque ahora no hay armas de ninguna clase. Será una guerra como la predijeron los grandes pensadores de la humanidad: con palos y piedras.

    En fin, siendo una de solo 9 capítulos, no creo que se prolongue mucho tiempo. Imagino que para cuando lleguemos al capítulo 6 o 7 ya estaremos cerrando este capítulo de la guerra contra los Anixis. Será hasta la siguiente semana amigo, y créeme que tengo unas ganas tremendas de saber qué es lo que ocurrirá tanto con ellos como los que han quedado atrás en Neonia, que a parte, han mandado a gente a investigar lo sucedido y ellos también han perdido el contacto con ellos.

    Cuídate :)
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Los Viajeros VI: Una gran consecuencia
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    Saludos a todos y bienvenidos al segundo capítulo de la parte seis de Los Viajeros. Quiero comentar, antes que nada, que la guía de personajes ha sido actualizada con los nuevos personajes aparecidos en el primer capítulo y que se actualizará a medida que surjan más personajes nuevos. Como siempre, agradecer a Reydelaperdicion su interés por esta historia. Sin más que añadir, les dejaré con la lectura, la cuál espero que disfrutéis.



    Nueva vida







    Los soldados de la Alianza que viajaron hasta Paraíso en la flota de combate se vieron arrastrados a permanecer en el planeta debido al pulso electromagnético generado por el arma Regresión. Miles de familias habían sido separadas, dejando tanto a Neonia como a Syleria en un estado de incertidumbre total. Estos soldados que habían sobrevivido a las colisiones contra la superficie del planeta y principalmente a la batalla, se encontraban replegados en la base militar de Ciudad Anixis. Fuera de esta, la población previamente liderada por el Emperador Xom pedía a los líderes de la Alianza una explicación de lo sucedido y toda la ayuda posible.

    Tal era la situación, que parte de lo que quedaba del ejército de la Alianza se vio obligado a repeler algunos pequeños asaltos contra la base, de gente desesperada que estaba cansada de esperar respuestas y de todo lo vivido. Para la población de Ciudad Anixis, cada vez había menos diferencia entre aquellos que querían hacerse llamar 'la nueva humanidad' y los que velaban por la unión de todas las especies bajo un mando conjunto. Sin suministros, pero principalmente sin tecnología útil, predominaba el Rhage. Dicha arma de origen syleriano podía usarse sin los componentes tecnológicos que poseía, pese a que complicaba su manejo y precisión.

    La Alianza había reunido todos los Rhage posibles para tener algo con que defenderse de los pocos fieles a Deon que quedaban o de los insurgentes a quiénes les daba igual el color del bando. Una situación nada deseada para el grupo, quiénes se hallaban reunidos en la vivienda del fallecido Gar Xom, ahora como base de operaciones. Lio, Iris, Yak, Cia y Sith se habían unido a Lill, Ender y Bárbara en la base militar tras lo sucedido, generando un clima de tensión en algunos de ellos, pero especialmente en el comandante Crane y el neoniano Quetaryan.

    La tensión entre ambos era tal, que incluso el mismísimo hombre de Ceres estaba preparado para intervenir en cualquier momento.

    — ¡Mira lo que has provocado, Lill, míralo! — Exclamaba Yak con mucha rabia — ¡Nuestra gente está dividida, el pueblo que nos ha ayudado ahora duda de nosotros y aún quedan enemigos ahí fuera! ¡La situación solo ha empeorado y simplemente porque no pudiste esperar!

    — ¡¿Esperar a qué, Yak?! ¡¿A que nos diezmaran y pusieran rumbo a Neonia y Syleria para matar a nuestras familias?! — Lill estaba harto de ser el centro de las críticas — ¡Activar Regresión nos ha dado la victoria sobre el enemigo, que por cierto, tenía una tecnología superior que nos estaba masacrando!

    — ¡No sabes cómo habría acabado la batalla sin activar esa arma, la cuál además, era un completo misterio! — El neoniano contraatacaba con argumentos — ¡Has puesto en peligro a la flota entera, has matado a miles de inocentes y encima quieres justificarte!

    — ¡Solo justifico el hecho de que mi decisión ha evitado muchas más muertes! ¡Contigo en mi lugar, ahora mismo todos estaríamos muertos! — Gritó el comandante con mucha furia — ¡No creas que estoy orgulloso, yo tampoco puedo volver para ver a mi familia!

    La discusión había alcanzado un clímax que mantenía al resto de presentes en absoluto silencio, esperando acontecimientos. Tras las palabras de Lill, el neoniano decidió tomar asiento y comenzar a tranquilizarse, pues era consciente de que si intentaba algo, estaría Lio para frenarle. Además, había momentos en los que no se reconocía, absorbido por una rabia contenida que era fruto de todo lo que había sucedido a lo largo de la guerra. Lill apoyó sus brazos sobre la mesa cuadrada que había en el centro de la sala, lanzando un suspiro de liberación.

    — Lo hecho, hecho está — Intervino Lio, consciente de que no se podía estar discutiendo lo mismo eternamente — Debemos concentrarnos en los problemas que tenemos ahora. ¿Sith?

    — Ehm, sí, voy a ponerme manos a la obra para reconstruir Regresión con el objetivo de ver si existe la posibilidad de reactivarlo y revertir la situación — Comenzó explicando el ingeniero — Recuperé la mayoría de piezas, así que replicarlo no creo que sea problema. Yo y algunos especialistas más nos pondremos a ello.

    — Fabuloso... — Murmuró el neoniano, aún molesto.

    — Genial, si necesitas cualquier cosa, házmelo saber — Bárbara ofreció sus servicios al ingeniero.

    — También debemos encontrar a Sun Brume — Indicó Ender, consciente de que ella también había sido cómplice de Deon — Huyó con varios miembros de la Resistencia, pero probablemente su lanzadera se estrelló en algún lugar cercano. Creo que deberíamos encerrarlos también.

    — Estaba pensando lo mismo, yo me ocuparé de eso — El hombre de Ceres decidió tomar la iniciativa.

    — Les debe haber ocurrido lo mismo a Om y Uriow, tuve una transmisión suya antes de que el pulso del arma se activara — Lill se reinsertó en la conversación — Ellos podrían haber caído lejos de la ciudad, por lo que habrá que ir al exterior.

    — Nadie conoce que hay más allá, pero te acompañaré — Cia se ofreció voluntaria — Cuatro ojos ven más que dos.

    — Seis ojos — Añadió el menor de los Xom — Yo también iré con vosotros.

    — Perfecto, saldremos al anochecer — Así lo indicó Crane — Cada uno tenemos algo que hacer, así que mucha suerte y estad alerta.

    Cuando todo el grupo se iba a dispersar con la intención de prepararse para sus respectivas misiones, Yak intervino, llamando la atención de todos.

    — Hay algo más que debemos aclarar — El neoniano vio que todos le estaban mirando — En el convenio que firmamos en la Valkshire, que oficializaba la Alianza Interestelar de Especies, indicaba que las decisiones trascendentales debían tomarlas todos los líderes o en su defecto, quiénes estuviesen en el mismo lugar del conflicto. Lill desobedeció esa ley y debería ser encerrado — El comandante y el resto se sorprendieron de oír aquello — pero ahora mismo eso no es posible. Por lo que, al menos, sí debería ser relegado de sus funciones.

    — ¿Estás diciendo que Lill deje de ser comandante de la Alianza? — Ender estaba tan impactado como el resto.

    — Exactamente, y no solo eso — Yak sonaba convencido de todo lo que decía — Sin Lill ejerciendo su cargo por desobediencia y Om desaparecido, la única autoridad de la Alianza soy yo. Por ende, soy el líder al mando.

    — Está bien, Yak, si eso es lo que quieres... — Crane decidió dejar de ser comandante en aquel instante, dejando atónitos a todos — Asumiré las consecuencias de mi decisión. Ahora, pongámonos manos a la obra.

    Aún en shock por lo que se acababa de hablar, el grupo se disolvió, yéndose cada uno a distintos lugares. Mientras esto sucedía, Lill se aproximó a su amigo Lio sin que nadie lo notase.

    — Yak está loco si cree que va a quedarse como el único al mando — Murmuró el ex comandante — Me aseguraré de traer a Om para no dejar todo el poder en manos de él.

    — Hazlo, compañero — El hombre de Ceres le tendió la mano discretamente — Y descuida, no le perderé de vista.

    — Te lo agradezco — Musitó Crane, marchándose detrás de Ender y Cia para prepararse.

    [...]

    Alejados del principal foco de concentración de personas en Ciudad Anixis, concretamente al límite de sus fronteras marcadas por un el gran muro, se hallaban los rezagados soldados Anixis. Ubicados en una casa, al menos veinte hombres y mujeres fieles a su Emperador Xom esperaban su momento para recuperar el control. Necesitaban engrosar sus filas con más gente dispuesta a su causa, por lo que el papel de Sun se antojaba clave para Kieran. El soldado, autoproclamado líder de ese grupo sin nadie que se lo discutiera, acogió a la asiática y a su lugarteniente gravemente herido a cambio de que ella reclutara de nuevo a sus miembros.

    — ¿Cómo se encuentra? — Preguntó la líder de la Resistencia, observando en una silla a su moribundo compañero, postrado en una cama — ¿Sobrevivirá?

    — Tu amigo es duro de roer, según me ha dicho el doctor, se recupera rápido — Respondió el líder de los soldados Anixis, fijándose en la mujer — ¿Y tú cómo te sientes?

    — Mucho mejor — Contestó ella — Gracias por ayudarnos.

    — No me las des, recuerda que esto no te sale gratis, cariño — Kieran volvió a mostrar esa sonrisa maquiavélica que siempre enseñaba — Necesito que empieces a traer gente dispuesta, cuanto antes.

    — Lo haré, estoy lista — Indicó Sun, decidida — ¿Me darás algún arma?

    — ¿Arma? Lo siento querida, las armas no funcionan.

    — ¿Cómo?

    — No sabemos qué, pero algo ha pasado con toda la tecnología — El hombre se sinceró — Los de la Alianza son unos bastardos con sorpresas.

    La asiática se extrañó bastante de que toda tecnología quedase inútil, pero supuso que pronto averigüaría el verdadero motivo por el que había pasado eso.

    — Entonces me iré ya — Dijo Brume, incorporándose de su silla — ¿Alguna indicación?

    — Confío en que sepas reconocer a los miembros de tu selecto club de amigos — Sonrió el tipo — Kieran Nordeck te agradece tus servicios.

    Justo cuando la líder de la Resistencia salía por la puerta, uno de los soldados de Kieran entraba para informarle. Sin embargo, antes de que el tipo dijese nada, su líder le indicó que se aproximara para hablar en voz baja. Jacob estaba dormido, pero aún así no quería correr riesgos.

    — Asegúrate de no perderla de vista — Le ordenó Nordeck a su súbdito — Si nos traiciona, mátala.

    [...]

    Deon yacía tumbado sobre su cuchitril con la vista fija en el húmedo techo, del cuál goteaba a veces agua debido a la humedad que había allí abajo. La luz del día se filtraba por las rendijas de una diminuta ventana en su celda que daba al exterior, pero pese a ello, el lugar siempre tenía penumbra. El que fuera Emperador Anixis no tenía ni siquiera un libro para entretenerse, lo que hacía que las horas allí abajo se hiciesen eternas. Solo podía dormir o realizar una rutina breve de ejercicios para no quedarse estancado físicamente y moverse un poco. Sin embargo, siendo tan solo el segundo día que llevaba encerrado, su aburrimiento iba a terminar pronto.

    El hombre comenzó a oír unos pasos bajando de las escaleras, hasta revelarse finalmente que se trataba de Ender. Su hermano menor bajaba con un taburete de madera en la mano, se dirigió hasta él y lo colocó a escasos metros de la celda para acto seguido sentarse. Ambos cruzaron la mirada durante unos segundos, pero Deon la bajó, llevándola a algún punto del suelo. Tras un silencio un tanto incómodo, el menor de los Xom decidió ser el primero en interactuar con el otro.

    — ¿Qué crees que pensaría papá al verte ahí?

    Deon alzó de nuevo la vista, mirando a su hermano menor por solo tres años de diferencia.

    — Me da igual lo que pensase, papá nunca veía más allá de lo que tenía delante — Deon menospreciaba a su progenitor — Por eso murió.

    — Indirectamente, lo mataste tú — Ender no le quitaba la vista de encima — Al igual que a Lina, aquí mismo.

    — Siento haber matado a esa chica, te gustaba desde que la viste en el arca — El Emperador sonrió de forma burlona — Querías formar una familia con ella, ¿verdad?

    — Algún día, sí — Contestó el menor de los Xom, frunciendo el ceño — Pero ya habrá tiempo para eso, primero quiero ver como te pudres aquí.

    Deon liberó varias carcajadas de su garganta, algo que no sentó nada bien a Ender.

    — Claro, hermanito, claro que sí — Deon no dejaba de sonreír — Sigues viviendo de la imaginación, tristemente. Parece que aún sigues buscando esa nueva vida que llevas años anhelando.

    — Quizá así sea, pero te aseguro que en esa nueva vida, tú ya no estarás.

    — ¿Ah, sí? ¿De verdad lo crees, Ender?

    — Estoy segurísimo.

    — Tú y yo sabemos perfectamente que pase lo que pase, jamás voy a salir de tu mente — Deon se puso serio por primera vez en toda la conversación — Siempre he ido un paso por delante tuya. Siempre estaré aquí para atormentarte.

    Ender se levantó apresuradamente de su taburete, tomándolo con rabia y dispuesto a marcharse.

    — No sé porque mierda he bajado aquí.

    — Porque siempre he sido tu influencia — El mayor de los Xom, que había estado tumbado en su cama, se incorporó para ver irse a su hermano — Hasta pronto, Ender.

    [...]

    Mientras Yak permanecía organizando a los soldados de la Alianza en la base, Sith iniciaba la investigación sobre como revertir la situación actual y tanto Lill como Ender y Cia se preparaban para partir, el hombre de Ceres se encontraba junto a la joven Iris y la ex general Anixis. Bárbara le había traído un Rhage junto a un cuchillo convencional —las dagas de energía eran un poco inútiles debido al pulso electromagnético de Regresión, pues dichas armas blancas tenían componentes tecnológicos— y víveres para un par de días, que racionados, podrían alargarse a más.

    — Bárbara, no me voy fuera de la ciudad, no necesito tanta comida — Lio quiso ser cortés con la mujer — Te lo agradezco, pero no estaré mucho tiempo fuera.

    — Está bien, Lio — Murmuró Bar, almacenando de nuevo algunos suministros — Te veo bastante confiado en encontrar a Sun.

    — No puede andar lejos — Suponía el hombre — Y es un cabo suelto con el que debemos lidiar.

    — Cuando la captures, ¿la encerraremos en la cárcel como a Deon? — Mason sentía que estaban siendo demasiado compasivos con el enemigo — Aunque ella le traicionó a última hora, no significa que vaya a colaborar con nosotros.

    — Si quiere hacerlo, genial, pero desde luego no seguirá suelta por ahí — Santos era tajante — Suficiente libertad le hemos dado durante todo este tiempo.

    — Podría acompañarte — La ex general se ofreció.

    — No, te necesito aquí por si hay problemas — El hombre de Ceres prefería actuar solo, pues la infiltración se le daba especialmente bien — Además, alguien debe estar pendiente de Iris.

    — Yo puedo cuidarme sola — Musitó la joven Hennessey, de nueve años de edad aproximadamente.

    — Lo sé, pequeña, pero aún necesitas aprender — Lio sonrió mientras le acariciaba la cabeza — Y Bárbara te puede ayudar mientras yo no esté.

    — ¿Qué necesita aprender? — Bar se extrañó en un principio al oír eso.

    — Le prometí que le enseñaría a defenderse — Se sinceró el hombre de Ceres, tomando la mochila con sus cosas e incorporándose de la silla — Supongo que dos maestros son mejor que uno.

    Mason asintió, sonriendo, mientras la niña hacia lo propio. Santos le indicó con un gesto que le abrazara, algo que Iris hizo sin pensárselo. La mujer observó la escena con ternura, pues desde la muerte reciente de Lina, no había visto a la joven sonreír hasta ese momento. Además, la relación padre-hija entre ambos era cada vez más patente y no era un secreto que la niña quería estar con Lio. En poco tiempo, ambos se hicieron inseparables, llenando los huecos vacíos el uno en el otro.

    — Gracias, Bar — El hombre apoyó su mano sobre el hombro de la mujer — Me alegra tenerte con nosotros.

    Bárbara se sonrojó un poco y no lo pudo disimular. Lio sonrió ante aquello y se volteó para despedirse nuevamente de Iris, esta vez con la mano. Cargando una mochila con algo de agua, comida y flechas para el Rhage, el hombre de Ceres se dirigió a la salida ante la mirada de las dos chicas. Para la joven Hennessey, Lio era como un nuevo referente al que aferrarse, especialmente porque su figura paterna no estuvo mucho tiempo en su vida y su figura materna acababa de fallecer. Para la ex general Mason, Lio era alguien especial y misterioso, más allá del atractivo que tenía y que les llevó a ambos a mantener relaciones sexuales. Ambas confiaban en que Santos cumpliera con el cometido de su misión y regresara sano y salvo.

    [...]

    Lill, Ender y Cia ya se encontraban saliendo de la base militar de Ciudad Anixis, dirección a una de las salidas que daban al exterior inexplorado. Encontrar a Om y Uriow era el objetivo, aunque temían tener problemas ahí fuera. Salieron por la noche para evitar llamar la atención, cada uno armado con la única arma disponible, la Rhage, mientras enfilaban el camino en la dirección en la que el ex comandante cayó con su lanzadera durante el asalto a Paraíso, para tener un punto de referencia e iniciar la búsqueda desde ahí.

    El silencio en las calles era roto de vez en cuando por murmullos de personas que danzaban bajo la luz de las velas o antorchas improvisadas que se habían colocado para iluminar la zona. Paraíso no tenía satélite natural, por lo que la noche era totalmente oscura a excepción de alguna estrella lejana que brillaba con fuerza. Crane iba al frente, observando con detenimiento a un grupo de humanos, neonianos y sylerianos sentados alrededor de una fogata mal hecha. Una mujer humana tenía un banjo y tocaba una canción tipo western ante la mirada atenta de los alienigenas, quiénes desconocían ese tipo de música, pero no la música en sí.

    Detrás iban Xom y Jenner, vigilando la retaguardia de vez en cuando por si algún atrevido les seguía con intención de robarles o algo por el estilo. Debido a la situación en la que se encontraban desde hacía casi dos días, las cosas habían cambiado hasta llegar a tal extremo. Salir a las calles, incluso a plena luz del día, requería que tuvieses ojos en la nuca para protegerte la espalda. Mientras lo hacían, oyendo la música de fondo, ambos conversaban con calma pero sin dejar de estar alerta.

    — Me cuesta mucho acostumbrarme a esta nueva vida — Ender recordó hablar con Deon sobre una 'nueva vida' — Pero es la realidad que nos toca vivir. ¿Crees que se prolongue mucho tiempo?

    — Si te soy sincera, creo así será — La respuesta de Cia no era nada esperanzadora — Volver a recuperar la tecnología, desconectada por una tecnología que apenas comprendemos... llámame pesimista, pero esto durará mucho tiempo.

    — No quiero pensar que esto nos lleve años de retroceso tecnológico, no lo concibo — El hombre optó por ser el optimista — Confío en que Sith y el resto de ingenieros disponibles hallen la forma de revertir el efecto. Sino, estaremos ante una nueva era de piedra.

    — Quizá debamos enfrentar a los rebeldes que queden precisamente con eso, piedras — La mujer se río tras su comentario, algo que también hizo él — Esperemos no llegar a ese punto. Simplemente estoy agotada de luchar contra las adversidades.

    — Somos dos — Indicó Xom, que decidió incluir en la conversación al ex comandante — Eh, Lill, ¿tú que opinas respecto a cuánto durará esta situación?

    — No menciones mi nombre — Dijo Lill con rotundidad mientras se volteaba hacia el dúo — Si alguien me reconoce y no comparte mi decisión respecto a Regresión, es probable que nos ataquen.

    — Mierda, tienes razón, lo siento — Ender supo que había cometido un error — Bueno, ¿qué opinas respecto a lo que hablábamos?

    — Mi lado racional me dice que esto tiene altas probabilidades de durar años — Crane compartía sus dos puntos de vista — Pero mi lado emocional confía en que sea cosa de unas semanas, como mucho meses.

    — Tu lado emocional está pensando en tu familia, ¿verdad? — Cia era consciente de ello.

    Lill asintió, diciéndolo todo con el gesto. El trío prosiguió en silencio hasta la salida de Ciudad Anixis, días atrás custodiada por drones RECO y soldados, para terminar saliendo del lugar sin tener resistencia de ningún tipo. Nadie vigilaba las salidas al exterior, pero no era necesario, pues prácticamente nadie se aventuraba a ello debido al desconocimiento y los rumores de que aquellos que salían, no regresaban nunca. No obstante, en la mente del trío formado por Lill, Ender y Cia no cabía ese pensamiento. En su mente solo estaban centrados en encontrar a Om y Uriow.

    [...]

    Aquí el protector Paokt junto al soldado Emmon; nosotros seguimos fuera del planeta y nuestra flota está en serios problemas, Lill. Aterrizar en Paraíso solo hará que el combate se lleve ahí, pero los Anixis tienen un potencial armamentístico superior. Hemos perdido varias nav...

    De pronto, la irrupción en la atmósfera planetaria comenzó a tambalear la lanzadera de forma inesperada, motivo por el que Om cortó la transmisión con Lill. Uriow se hallaba a los mandos del aparato y le costó un tiempo tomar el control firme, lográndolo tras superar la presión de entrada a Paraíso. Con la ubicación de Ciudad Anixis establecida, el dúo syleriano puso rumbo ahí para reunirse con sus compañeros y lograr la ventaja de controlar la ciudad. Era cuestión de tiempo su llegada, cuando repentinamente, los controles de la lanzadera se apagaron.

    — ¡¿Pero qué...?! — El soldado Emmon quedó en shock.

    — ¡Uriow! ¡¿Qué ocurre?! — Exclamó el protector Paokt.

    El aparato comenzó así una pendiente descendente que pasó de ser cómoda a frenética, lo que alteró y con motivo a ambos sylerianos. Pronto, vieron que estaban alejándose de la ubicación en la que debían aterrizar, precipitándose más allá de sus muros. La colisión iba a ser inminente, por lo que ambos comprobaron que sus cinturones y medidas de seguridad estaban bien puestas, mientras el terror les invadía por dentro. En apenas unos minutos todo había cambiado para ellos dos.

    — ¡Vamos, aguanta! — Gritaba Uriow, haciendo alusión a la lanzadera.

    Por la mente de Om solo pasaban imágenes de Hylda, de futuros utópicos, deseos y anhelos como el de haber querido conocer a su padre. Era como si su vida y todo lo demás pasara ante sus ojos, lo mismo para su amigo, sentado en el puesto de pilotaje. Instintivamente, ambos cerraron los ojos previo al choque, el cuál fue sobre el tejado de un edificio que se suponía no debía haber ahí. La lanzadera se estrelló bruscamente, pero no dio vueltas de campana gracias a que un muro de piedra la frenó en seco, provocando eso sí, que la parte trasera del aparato —que era la parte que miraba hacia delante — fuera introducida hacia dentro.

    Tras esto, se hizo el silencio y algunos circuitos comenzaron a arder debido a la colisión. Sorprendentemente, el soldado Emmon estaba despierto y salvo algunas magulladuras, se encontraba bien. No obstante, el interior de la lanzadera se iba llenando de humo con velocidad, por lo que el syleriano se volteó hacia su compañero para comprobar que éste estaba inconsciente y sus piernas se hallaban atrapadas. Desesperado por salir de allí, Uriow desabrochó sus cinturones, acto seguido los de Om y finalmente abrió la puerta manualmente, liberando así el humo contenido. Tras eso, arrastró al protector de la Elegida fuera de la pequeña nave.

    — ¡Om, despierta! — Uriow comprobó que respiraba — ¡Vamos, por favor, amigo!

    Sin embargo, Paokt no respondía al llamado de su compañero. Lo positivo era que no estaba muerto, solo inconsciente, pero el choque debía haber sido demasiado fuerte para él. Emmon alzó la vista un instante, solo para comprobar que se hallaba en algún misterioso edificio que en absoluto correspondía a la ciudad. Era una sala circular y extensa, hecha de una piedra similar al mármol, con un techo en forma de cúpula, por la que entraba la luz solar en pequeñas dosis, exceptuando el agujero que la lanzadera había provocado en ella al estrellarse.

    — ¿...Uriow?

    — ¡Om! ¡Om!

    El protector syleriano comenzó a abrir los ojos levemente, observando primero la belleza arquitectónica de la cúpula que se hallaba sobre ellos, para después encontrarse con el rostro feliz de su compañero. Parecía que se demoraría más en despertar, pero tras un minuto, Paokt recuperó la conciencia. Sin embargo, su expresión denotaba que algo andaba mal, cosa que notó rápidamente Emmon.

    — ¿Estás bien?

    — Qui... quiero levantarme pero no... — Om se veía realmente asustado — ...pero no puedo.

    — ¿Cómo? — Uriow lo observó de arriba a abajo, comprobando que sus piernas parecían estar sin problemas — No entiendo, ¿qué sientes?

    — Precisamente no siento, no siento las piernas — El protector se estremeció con sus propias palabras — Es como si de cintura para abajo, estuviese muerto...

    — Eso no puede ser posible, simplemente deben estar entumecidas — El soldado syleriano no quería concebir la idea de que su compañero estaba paralítico — Dame la mano y te ayudaré a levantarte, verás que te mantienes de pie.

    — Uriow... — Paokt negaba con la cabeza — Si mis piernas no obedecen las órdenes que emite mi cerebro... levantarme solo servirá para que me vuelva a caer.

    — ¡Maldición! — Exclamó Uriow, que se fijó rápidamente en la lanzadera — Trataré de contactar con el comandante Crane o con quién sea.

    El syleriano corrió de nuevo al interior del aparato, ahora con mucho menos humo pero con algunos fuegos sin apagar, dirigiéndose a los controles de radio para emitir un SOS. Sin embargo, los botones para elegir la frecuencia de radio que se quería usar, no respondían al syleriano. Emmon lo intentó repetidas veces sin éxito, lo que auguraba que se encontraban solos en ese lugar y lejos de Ciudad Anixis. El alienigena no comprendía lo ocurrido con la lanzadera, la cuál se apagó sola literalmente durante el descenso al mundo Anixis.

    — No hay manera, no funciona — Dijo Uriow, saliendo del vehículo destruido — Ha sido muy raro lo que ha pasado.

    — Bastante, ha sido algo repentino — Murmuró Om, que estaba pensando en su principal problema — Y para colmo, la zona trasera de mi cintura me duele horrores.

    — Déjame ver.

    Uriow se aproximó a su compañero y amigo para comprobar la zona de su espalda. Tras voltearlo, el syleriano miró temeroso como una mancha violeta se extendía por la espalda del protector. Aquello le hizo estremecerse, pues significaba que tenía una hemorragia interna en la médula —humanos, neonianos y sylerianos compartían una fisiología interna prácticamente idéntica— y que ello provocaba que no respondiesen sus piernas. El choque había provocado algo muy grave en Om, que requería de atención médica lo más pronto posible o de lo contrario, quedaría inmóvil para toda su vida y postrado en alguna silla de ruedas.

    — ¿Y bien? ¿Cómo se ve? — Preguntó Paokt, sin poder verse lo que tenía en su espalda.

    — Te seré sincero, Om, tiene mala pinta — Respondió Emmon, mostrándose realmente preocupado — Será mejor que te quedes quieto, yo exploraré el lugar y veré si encuentro algo útil. Con un poco de suerte, se preguntarán que ha sido de nosotros y nos buscarán.

    — Claro que sí, no se olvidarán de nosotros — Pese a su grave situación, Om quería enfocar sus energías en pensar positivamente — Ve a ver que encuentras. Y ve con cuidado, compañero.

    — Así lo haré, amigo — El soldado syleriano apoyó su mano sobre el pecho del protector — Intenta descansar, volveré pronto.

    Sin querer perder más tiempo del necesario, Uriow se dirigió a la única salida de dicha sala redonda, la cuál era un pasillo justo delante de él que parecía dar acceso a una nueva sala. Con sus armas y suministros destruidos debido a la colisión, el syleriano emprendió la exploración sin recursos para poder defenderse, pues aunque el lugar parecía deshabitado, el soldado nunca se fiaba del todo.
     
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    Agus estresado

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    Saludos, amigo. Paso a comentar este capítulo.

    Tengo que decir que ha estado bien, pero lo he notado algo simple. Quiero decir, casi todo se compone de diálogos y bastante poca narración en este capítulo. Estoy triste por eso, porque sé que este no es el capítulo que tenías preparado, y que el original se había perdido. Y cuando llegue al capítulo 4, que es el primero de los de esta parte que se mantiene sin cambios, confirmaré que es cierto. Pero bueno, de nada sirve llorar por la leche derramada. Vamos al lío.

    Parece que Yak ha quedado bastante loco tras todo lo que ha pasado, y no es para menos. Yo creo que también podría reaccionar así si viera a alguien querido morir en la guerra y luego pasaran por alto mi autoridad. Aunque tú sabes que yo amo al personaje de Lill, estoy de acuerdo en que se lo relegue del mando por tomar una decisión desprevenida sin tomar en cuenta las opiniones de otros. Que yo lo quiera mucho no quiere decir que haga vista gorda cuando comete un error, y aquí, lo hizo. Entiendo que ha sido algo necesario, pero hubiera sido mejor que el error lo cometieran todos y no solo él. Yak tiene sentido en lo que dice, pero esto de querer ser el único que da las órdenes lo veo como muy peligroso. Está inestable, y no creo que sea lo mejor dejar que alguien así al mando. Yo, de ser Lill, habría optado por poner a alguien como Barbara al mando de forma temporal (ella sabe que era la legítima emperatriz, por lo que, podría usar eso a su favor) hasta que regresaran con Om. Ahora, no solo tienen que lidiar con la gente que está a favor y en contra de lo sucedido, sino que tienen a Yak para tomar las decisiones drásticas.

    Se ve que la gente está dividida otra vez, lo cual es lógico. Se suponía que la Alianza venía para ayudarlos y al final, les terminaron arruinando la vida. Es triste, porque así es como son las guerras en realidad. Pero bueno, lo que hay es lo que hay. Estoy seguro que el capítulo original habrá incluido escenas de la gente revelándose contra el poder y queriendo tomarlo para ellos, o al menos, tomando los primeros pasos para eso.

    Ender y Deon se hablaron, y personalmente, me extraña bastante que Deon siga respirando. Yak ahora tiene el poder para él solo, por lo que, si quisiera, solo tendría que acudir a él con una de las armas y acabar con su vida. Después de todo, por cosas como las muertes de Vanth, Zyon y Reeda, seguro que motivos le sobran. No creo que, con solo él al mando, Deon tenga más tiempo para vivir allí.

    Kieran, por su parte, ya tiene todo listo para empezar a planear el rescate de Deon, solo necesita más gente, y se ve que Sun está lista para eso. Debe apreciar mucho a Jacob para lanzarse a hacer algo así, puesto a que estará peleando para poder ayudar al tipo que la violó en el pasado. Seguro es un trago amargo que a ella no le gusta nada, y estoy convencido de que algún intento de traicionar a su nuevo aliado hará. Yo la conozco, y sé que ella no se quedará así nada más viendo como su gente se moviliza a favor del emperador que quería derrocar. Además, si llega el momento del asalto para liberarlo y Deon los ve, contará la verdad de su traición, por lo que a ella y a los demás en su Resistencia no les quedará mucho tiempo de vida.

    Tengo que decir que la conversación entre Cia, Ender y Lill fue de lo más simple del capítulo. No me ha disgustado, pero me ha dejado un sabor a poco. Después de todo, en el capítulo anterior se vio como Lill estaba muy preocupado por perder a Snow y a Gina para siempre, pero ahora, con solo la posibilidad de que Regresión pueda reestablecerse, parece tomárselo muy a la ligera. No es algo muy propio de él. Nuevamente, estoy seguro de que esa escena es mucho mejor en la versión original, y dije que no había que llorar por eso, pero yo siempre comento con la verdad. Si en algún momento reescribes esta historia, lo que más ansío ver es a los capítulos finales de la parte II y los iniciales de la parte VI otra vez. Yo sé que seguro esa escena en la versión original, con lo que a mí me gustan Lill y Snow, me habría partido el corazón.

    Me sorprende que Sith esté pensando en reunir las piezas sobrantes de Regresión y esté dispuesto a activarlo con el efecto contrario. Me pregunto si lo logrará, pero si lo consigue, él y West deberían ser colocados en un equipo de científicos e ingenieros para la fabricación de tecnología punta para la Alianza. Después de todo, ambos podrían ser el complemento perfecto. West domina conocimientos en cuanto a tecnología Rhajik y Sith lo tiene claro en todo lo que es tecnología Anixis. Me pregunto qué sucedería si ambos combinaran conocimientos tecnológicos en pos de las especies de la Alianza. Sería una unión tremenda e imparable. Los Rhajik con armas de los Anixis serían virtualmente invencibles ante cualquier amenaza. Estoy deseando porque llegue el momento en el que tengan oportunidad de reunirse.

    Y por último, Uriow y Om han caído fuera de la ciudad, en una de las cúpulas de los anixis (no sabes cuanto te odio, en el buen sentido XD no malinterpretes, por haber dejado el capítulo ahí, seguro descubren algo importante). Como imaginaba, Om ha sufrido mucho daño, pero me da esperanzas eso que Uriow ha dicho que, si se trata la hemorragia que tiene, podría recuperar movilidad en las piernas. Digo, Jacob ha tenido más cosas en contra y sigue vivo y recuperándose rápido (no me jodas XD) y Om cae una vez y ya corre riesgo de no volver a caminar. Espero que Lill, Ender y Cia los encuentren rápido y los lleven con la doctora Maya para que pueda atenderlo tan bien como hizo con Deon. Porque de todos los presentes, Om es quien menos merece quedar inválido. Además, si eso lo deja fuera de sus capacidades, Yak seguirá haciéndose el loco y quizá decida ser la única autoridad presente. Espero no suceda eso último, porque si es así, le desearé la muerte a ese neoniano XD.

    Muero por ver qué clase de cosas se ocultan en esa cúpula, pero viendo que todas las exploraciones de la humanidad fuera de la ciudad terminaron mal, miedo me da que pueda haber alguna criatura salvaje hambrienta lista para poner a los personajes en su menú.

    Mi parte favorita del capítulo (por eso la dejo para el último) ha sido ver a Barbara y Lio dándole a Iris el apoyo que necesitan. Creo que los tres lo necesitan y bastante. Iris ha perdido a su padre (aunque era un imbécil) a su madre (me da algo de pena que Ender siguiera con su idea de formar una familia con ella siendo que Lina no le daba ni la hora, pero al menos encontró a Cinthia en Neonia) y está sola. Lio es alguien que ya ha perdido a dos intereses amorosos (Hillary era mi favorita :'( ) y Bar la pasó muy mal teniendo que sufrir la ira y las acciones de Deon por tantos años. Los tres están rotos, y con ayuda mutua, podrían formar una familia mucho más sana en el futuro. Espero que a Lio no le pase nada mientras busca a Sun (recordando que él intentó llevarla por el buen camino varias veces y a ella le dio igual) y que a Bar y la niña tampoco las quieran lastimar.

    Con eso creo que no me dejo nada. El capítulo me ha gustado, y mucho. Lo que más intriga me da es ver lo que Uriow encontrará en la cúpula en la que han caído. Espero que eso tenga la clave para que Sith pueda revertir el efecto de Regresión y así todos puedan regresar a Neonia sanos y salvos :) espero que no sea pedir mucho XD.

    Será hasta la semana entrante, amigo. Cuídate mucho. Un abrazo ❤️
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Los Viajeros VI: Una gran consecuencia
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    Hola a todos. Ya está aquí el tercer capítulo de la parte seis de Los Viajeros. Este capítulo estará centrado principalmente en dos personajes, y a mi gusto, ha quedado bastante bien. Aunque no seré yo quién juzgue. Gracias como siempre a Reydelaperdicion por su constancia en la lectura y su apoyo. Sin más que decir, disfrutad.



    Los últimos







    Multitud de gente transitaba por las calles de Ciudad Anixis, que quedaron bastante deterioradas debido a la cruda batalla sucedida días atrás entre el bando de la Alianza Interestelar de Especies y el de humanizados Anixis. Aunque tan solo habían pasado poco menos de setenta y dos horas desde el fin del conflicto armado, para los supervivientes se sentía como si hubieran pasado semanas, incluso meses. La situación recordaba a los inicios en Neonia tras la destrucción del sistema solar, donde la vida cambió drásticamente de un día para otro.
    Sun avanzaba por dichas calles cubierta por un velo que le cubría la cabeza y parte del rostro, con la intención de pasar desapercibida. Llevaba varias horas buscando rostros conocidos, tatuajes de un puño alzado al cielo —algunos miembros de la Resistencia tenían dicho tatuaje— o grupos de varias personas juntas. Esas eran sus bazas para detectar miembros que habían sido o seguían siendo parte del grupo radical que ella misma creó. No es que todos los miembros de la Resistencia fuesen a ser reconocibles, pero la asiática era consciente de que necesitaba un indicio así para poder acercarse. Era eso o confiar en su instinto.

    La mujer decidió, tras un buen rato andando sin descanso, sentarse a un lado de la calle y observar a las personas. Evidentemente, descartaba fijarse en neonianos o sylerianos, pues estos no servían para la causa. Mientras se limitaba a mirar, la líder de la Resistencia trataba de hallar un motivo a lo que estaba haciendo. Hasta hacía unos días ella estaba dispuesta a enfrentarse a la Alianza con tal de que los humanizados Anixis ganasen la guerra y les diesen un sitio a la Resistencia, con ellos. Sin embargo, el escenario había cambiado tan repentinamente que la mujer se preguntaba si habría posibilidad alguna de obtener la redención.

    Ella estaba en la misión de encontrar miembros para la causa de Kieran Nordeck, pero lo hacía por mantener bajo cuidado a su segundo Jacob Klein. De pronto se percató de que sus acciones no estaban promovidas por obtener el control de la humanidad, ni por huir de una alianza con los alienigenas, sino por proteger a un amigo. En ese momento recordó los inicios de la Resistencia, cuando esta fue fundada y los primeros miembros eran ahora gente que la odiaba. Aquello le hizo preguntarse que hubiese hecho el propio Jacob en aquel entonces, cuando sus métodos eran más pacíficos que los que precedieron a la situación actual.

    Dejando a un lado sus pensamientos, la observación no había revelado prácticamente nada, por lo que se incorporó y comenzó de nuevo a caminar entre la población. Se puso a meditar la posibilidad de que realmente no lograse reclutar a nadie para Kieran, lo que implicaría serios problemas para Jacob. Eso le hizo idear en su mente una alternativa que contemplara la posibilidad de que, si no lograba el éxito en su misión, regresara al lugar donde se escondían los soldados Anixis y sacara a su segundo al mando de allí. Ocurriese lo que ocurriese, Sun tenía claro que hacer según el caso.

    Sin embargo, parecía que esa posibilidad no tenía porqué suceder pues según avanzaba, se percató de un hombre delgado, pelo corto rubio y el famoso tatuaje de la Resistencia en la parte alta trasera de su brazo izquierdo. El tipo parecía estar discutiendo con el tendero de un puesto de frutas que las ofrecía a cambio de otra comida o suministro útil. Conforme se acercaba, la asiática veía que esa discusión acaparaba la atención de más gente, que estaba observando la escena con incertidumbre.

    — ¡Oye chico, devuélveme esas manzanas! — Exclamó el tendero, hombre fornido de aproximadamente cincuenta años — ¡Sé que las has cogido!

    — ¡¿Quieres cachearme, idiota?! — Respondió sarcásticamente el miembro de la Resistencia — ¡Yo no te he robado tus manzanas podridas!

    — ¡Pues muéstrame esa mochila!

    El chico rubio, que tendría menos de treinta años de edad, portaba en su espalda una harapienta mochila que parecía estar llena. El tendero le exigía que mostrara el contenido pero el miembro de la Resistencia se negaba, argumentando que eran sus bienes privados.

    — ¡Mis pertenencias no son de tu incumbencia! — Le reprochó el chico — ¡Déjame en paz!

    El joven se dispuso a marcharse rápidamente del área, pero el tendero no quedó satisfecho con las explicaciones de éste, por lo que le siguió unos metros hasta que le tomó del brazo y lo lanzó a un lado. El miembro de la Resistencia se vio sorprendido por dicho movimiento, saliendo precipitado contra la pared de una vivienda, chocándose y luego cayendo aturdido al suelo. Gracias a eso, la mochila que portaba se abrió y de esta salieron varias manzanas e incluso otras frutas, revelándose finalmente su contenido. Al ver aquello, la gente comenzó a recriminarle e inclusive otros tenderos se aproximaron al tipo, pues al parecer también les había robado a ellos.

    — ¡Hijo de perra!

    — ¡Maldito ladrón embustero!

    — ¡Sucia rata, devuelve eso!

    Sun observaba la escena con tensión, pues se trataba de alguien de su selecto grupo que se encontraba en muy serios problemas. Con los soldados de la Alianza patrullando otras zonas más conflictivas de la ciudad, no había ninguna autoridad allí para poner orden a aquello, por lo que el pueblo se tomaba la justicia por su mano. Una mujer que poseía un puesto de naranjas —que el chico también robó— tomó al ladrón de su camisa y lo levantó para asestarle un fuerte rodillazo en el abdomen, haciéndolo caer al suelo de nuevo. Las personas más desesperadas tomaron la fruta que salió de la mochila del joven y se fueron, ante la mirada de los tenderos, que viendo que no podrían recuperar lo que era suyo, decidieron descargar su ira contra el principal culpable.

    — ¡Levanta, ladrón de mierda! — Gritó un tercer tendero, pateándolo repetidas veces en un costado.

    El miembro de la Resistencia se encontraba débil y muy probablemente por eso había robado la fruta, pues tendría ausencia de víveres. Su delgadez no era extrema pero evidenciaba desnutrición, por lo que apenas tenía fuerzas para incorporarse por sus propios medios. Brume miraba la escena debatiéndose en si intervenir o no, pues aunque era un potencial apoyo que llevar a Kieran, su estado y la situación en la que se encontraba lo complicarían todo. Sin embargo, en el interior de su mente algún interruptor pareció activarse, como si decidiese hacer lo correcto por una vez en su vida. La asiática corrió hacia el tendero que había pateado a su súbdito y sin que nadie lo esperara, rodó en el suelo para desequilibrarlo y hacerle caer.

    Todos miraron atónitos lo sucedido, pues nadie había intervenido al considerar que los tenderos tenían derecho a tomarse la justicia por su cuenta, sin embargo, al ver que una persona lo había hecho, otras más intervinieron para ayudarla. Sun se vio, repentinamente, sorprendida por la ayuda que otros le iban a brindar a ella y al malherido joven que yacía en el suelo. Cuando la líder de la Resistencia se fijó, aquellos que la ayudaban mostraban características propias de ser miembros. Incluso uno de ellos se aproximó a la mujer con una media sonrisa, colocándose espalda con espalda para enfrentar a los tenderos y susurrándole algo al oído.

    — Nos alegra tenerte de vuelta, Sun.

    La líder de la Resistencia se quedó atónita al oír aquello, pues no esperaba estar rodeada de varios miembros de su grupo pese a que al parecer, estos se encontraban allí de pura casualidad. Un tercero ayudó al ladrón a incorporarse, llevándoselo rápidamente de la escena y dejando tanto a Sun como al chico que la apoyaba, junto tres personas más que estaban dispuestas a ayudar. Cinco miembros de la Resistencia en total, sin contar al ladrón y a quién le ayudó, enfrentaban a tres tenderos bastante enfadados por haber sido robados.

    — ¡Vais a pagar los actos de ese muchacho! — Exclamó uno de los vendedores de fruta, bastante molesto.

    Aquel que habló fue el primero en lanzarse hacia Sun y su compañero, momento en el que el tipo se agachó para que la asiática se colocara sobre su espalda y así impulsarse para patear el enemigo. Rápidamente y como si se tratase de una oleada, los dos tenderos restantes, un hombre y una mujer, corrieron hacia la líder de la Resistencia y sus cuatro súbditos presentes. Pese a la desventaja numérica, ambos vendedores de fruta derribaron a dos de sus enemigos, pero los dos restantes los tomaron por el cuello y comenzaron a ahogarles.

    — ¡Vais a arrepentiros de haberos metido con la Resistencia! — Gritó aquel que le habló anteriormente a Sun — ¡Ponedles fin ante esta gente!

    Mientras las personas que llevaban rato allí observaban la escena aterrorizados, Brume veía como sus súbditos estaban verdaderamente dispuestos a ejecutar a los tres tenderos hasta la muerte y delante de decenas de ciudadanos. La mujer sintió como una punzada en su estómago que le indicaba que algo no iba bien. Tras esto y mientras los miembros de su Resistencia asfixiaban a los tenderos, un fuerte dolor abdominal la hizo caer de rodillas al suelo mientras gritaba desesperadamente.

    — ¡Parad! ¡Parad! ¡Parad! — Exclamaba repetidas veces la asiática, algo que frenó las intenciones de su gente.

    — ¡Sun! ¡¿Qué ocurre?! — Uno de ellos se aproximó rápidamente a su líder.

    Los desgarradores gritos de dolor de Brume pusieron muy nerviosos a todos los presentes, especialmente a sus súbditos, quiénes cesaron en sus intentos de ejecutar a los tenderos y se centraron en su líder. Casi como si ella les ordenara la retirada, los cuatro miembros de la Resistencia se marcharon de la zona con dos de ellos portando a Sun en brazos, mientras los vendedores de fruta trataban de recuperar el aire tras haber sido casi estrangulados hasta la muerte.

    [...]

    Los zapatos desgastados de Lio dejaban huella en las cenizas que yacían en el suelo, fruto de que el fuego había consumido incluso algunos cadáveres. El hombre de Ceres se encontraba en una de las zonas que aún no habían sido "limpiadas" en ningún sentido. Por suerte el incendio ya se había apagado solo, pero el lugar estaba destrozado y aún permanecían cuerpos sin vida en el polvoriento suelo. Santos se había limitado a ir primero a las áreas más despobladas de Ciudad Anixis con la intención evidente de hallar pistas del paradero de Sun, o en cualquier caso, incluso de los restantes soldados aún a los servicios del retenido Emperador Deon Xom.

    Mochila a la espalda y Rhage entre sus brazos, el hombre inspeccionaba cada rincón de estos lugares, por el momento sin éxito. Durante varias horas desde que salió de la base militar se dedicó exclusivamente a ello, sintiéndose como una pérdida de tiempo. Aunque era consciente de que podría haber pedido ayuda a Bárbara o a cualquier otro, Lio prefería actuar por su cuenta y no depender de nadie. Sabía que si ocurría algo peligroso, él sería el único en estar en peligro. Cansado de buscar a la asiática por un par de horas, Santos se dirigió entonces al centro de la ciudad con la intención de iniciar ahí una nueva búsqueda. Mientras avanzaba, el hombre de Ceres recordó uno de los momentos que tuvo cuando él aún era parte de la recién nacida Resistencia.

    — Eso ha estado divertido — Dijo Sun mientras se dirigía a una de las habitaciones a dejar el megáfono.

    — Muy productivo, sí señora — Respondió Lio, que fue directo a la nevera a cogerse una cerveza — ¿Alguien quiere?

    — ¡Yo! — Gritó la asiática desde la habitación.

    — Por favor — Indicó Dyrian, recibiendo una cerveza de parte de su compañero criminal.

    — Saca una bolsa de hielo para Axlor — Le indicó Ashley, que se sentó en un sofá junto a un malherido Vaalot.

    — Claro — Dijo Santos, cogiendo la bolsa de hielo del congelador — Guy, ¿una cerveza, compañero?

    — No, gracias, no bebo alcohol — Murmuró Lingard con resignación — Desde que tomaba medicación que no bebo.

    — Entendido — Musitó Leo, aún con otra cerveza en la mano — ¿Vaalot?

    Axlor levantó el brazo en señal de sí y el hombre de Ceres se la llevó a la mesa. Sun llegaba de la habitación, sorprendentemente sin camiseta y mostrando su sujetador blanco ante la mirada de los hombres, que no perdieron detalle.

    — ¿Qué? ¿Acaso no habéis visto a una mujer en sujetador? — Preguntó la asiática, restándole importancia y sobreponiendo su comodidad — Anda Lio, ¿dónde está la mía?

    — Perdona, la he dejado en la cocina — Murmuró Lio, absorto y prácticamente fuera de la conversación — Ya te la traigo.

    — Trae también el botiquín de primeros auxilios, está también en la cocina — Indicó Ashley mientras colocaba la bolsa de hielo sobre el chichón que se le había formado en la frente al marciano, además de un corte profundo debido a los repetidos golpes con la culata del Striker.

    — Ash, pareces su madre, deja que se lo cure él solito — Le recriminó Sun, diciéndolo en un tono burlón.

    — Es cómodo que te lo curen — Intervino Lingard en la conversación.

    — Claro, sobretodo si es una chica guapa, ¿no? — Añadió Clyne, sonriendo de forma pícara.

    — Que os den a todos — Murmuró Axlor, desatando las risas de sus compañeros.


    Mientras avanzaba, Lio no pudo evitar esbozar una sonrisa al recordar aquello. Pese a la situación que se vivía en aquel entonces, el hombre de Ceres se sentía realmente parte de algo y de una familia. Nunca lo había dicho, pero Lio jamás se sintió parte del grupo de las expediciones a la que llamaban Viajeros, pues en aquel entonces, su función era espiarles y revelarle información al criminal y representante Jim Baker. Para él, la primera familia de verdad a la que juró proteger fue a la de la Resistencia, al menos cuando eran apenas unos pocos y nadie más sabía de su existencia que ellos mismos.

    — ¿Por qué sonríes, capullo?

    Santos levantó la vista al frente, viendo a un tipo solitario que vestía con algunos harapos y portaba una botella de vidrio en la mano derecha. Aquel hombre, de avanzada edad, apenas se sostuvo de pie unos segundos antes de caerse al suelo, mostrando un evidente estado de ebriedad. Lio se aproximó a él con el rostro serio, quitándole la botella de las manos y lanzándola lejos pese a que aún tenía contenido. El borracho apenas balbuceó algo pero no podía siquiera incorporarse, por lo que permaneció tirado en el suelo hasta que el hombre de Ceres lo sentó a un lado de la calle.

    — Hay que saber beber, amigo — Le dijo Lio mientras le miraba seriamente — Y no pararse frente a extraños. Otro podría no ser tan amigable como lo estoy siendo yo.

    El borracho trató de hablar pero no podía, sin embargo, cuando Lio iba a emprender de nuevo su camino, se vio pronto rodeado por hasta cinco hombres y mujeres. En ese instante, el tipo alcoholizado sonrió y se levantó, mostrando haber realizado una actuación encomiable.

    — Tú lo has dicho, amigo — Le replicó el actor, sonriente — No hay que pararse frente a extraños.

    Se trataba de hasta seis saqueadores que tenían rodeado al hombre de Ceres. Era evidente que querían sus suministros y el Rhage, de lo contrario, usarían sus armas caseras y punzantes para robarle las cosas a la fuerza. Lio no dejó de sujetar el arma syleriana que portaba en ningún momento, pues sabía que pese a estar en desventaja numérica, su arma era infinitamente superior a las de sus asaltantes. Tras un tenso silencio, uno de los bandidos se impacientó y se dispuso a aproximarse al hombre de Ceres con intenciones evidentes.

    — ¡Deja tus malditas cosas ya o te voy a...!

    Sin embargo, antes de que pudiese acabar su frase, Santos levantó lo justo el Rhage para asestarle un flechazo justo en el centro del torso. El enemigo comenzó a tambalearse, mientras la expresión de su rostro denotaba que no se esperaba aquello, cayendo ante el resto de sus compañeros que solo podían mirar con moría en cuestión de minutos. Mientras se desangraba y jadeaba, Lio tomó la flecha de nuevo —pese a que tenía más no quería ir perdiendo su munición— ante la aterrorizada mirada de los demás presentes.

    — ¿Estáis seguros de que queréis mis cosas?

    Los cinco asaltantes restantes se miraron entre sí, dudando por unos instantes de qué hacer. No obstante, aún se sentían fuertes al verse en clara ventaja, lo que les hizo centrar sus miradas de nuevo en la presa que tenían delante. Una de ellos, una mujer, se lanzó corriendo hacia Lio obligándole a éste a usar el Rhage de nuevo, momento que aprovechó otro para lanzarle su daga de fabricación casera. El arma blanca estaba hecha de huesos, algo que le daba un aspecto imponente, además de haber sido formada con punta.

    El hombre de Ceres no pudo disparar la flecha sino que en su lugar se echó al suelo, esquivándola y usando su Rhage para zancadillear a la mujer, que cayó de cara al suelo. Tras esto, Lio apuntó a un tercer enemigo y le disparó una flecha en la frente para acto seguido pisar la cabeza la mujer con dureza, dejándola seriamente herida. Solo quedaban tres bandidos, los cuáles enloquecieron al ver aquello y corrieron al mismo tiempo hacia Santos. El hombre no tenía tiempo para sacar una nueva flecha de su mochila, apuntar y disparar, por lo que tiró el arma a un lado y tomó la daga prefabricada de la mujer que acababa de golpear para lanzarla contra uno de los tres que iba hacia él, clavándosela en el cuello y provocándole una brecha de sangre que le hizo caer mientras temblaba.

    Los otros dos restantes se echaron sobre él y uno de ellos intentó clavarle en el abdomen su daga, pero Lio le tomó de la mano justo a tiempo y en un ágil movimiento le rompió la muñeca, haciendo que el tipo gritase de dolor mientras se apartaba. El otro enemigo lo tomó del cuello al hombre de Ceres y comenzó a apretárselo mientras éste luchaba desesperadamente por quitárselo de encima. El bandido parecía tener la ventaja y apretaba con fuerza el cuello de Lio, que veía que o actuaba pronto o moriría a manos de ese hombre.

    — ¡Usa una de esas flechas y clávasela en la cabeza! — Le indicó el tipo a aquel que estaba con la muñeca rota y sollozando — ¡Vamos, rápido idiota!

    Aún doliéndose notablemente de la rotura de su muñeza izquierda, ese tipo sacó una flecha que sobresalía de la mochila de Lio y se dispuso a hundírsela en el cráneo a éste, con su mano buena. Santos usó sus piernas y su gran fuerza para voltearse y poner al tipo que le estaba asfixiando en la posición que tenía él antes. Acto seguido le metió un rodillazo en las partes bajas que hicieron que el bandido le soltara el cuello rápidamente, momento en el que el otro iba a clavarle la flecha, sorprendiéndose al ver que Santos se había liberado. Aterrado, el tipo soltó la flecha y comenzó a correr para alejarse, pero Lio no quería dejar a ninguno con vida, por lo que tomó el Rhage, apuntó y sentenció al huidizo enemigo.

    — Pero qui... quién eres... tú... estás loco...

    El saqueador restante que quedaba con vida se dolía del golpe en sus partes bajas y su rostro estaba morado, rasgo que indicaba que muy probablemente Lio le había roto los huevos o al menos uno. El hombre de Ceres tomó una daga huesuda que yacía en el suelo y sin decirle nada le degolló, literalmente, dejándole desangrarse allí mientras recogía sus pertenencias y proseguía con su camino al centro de la ciudad. A su paso había dejado un reguero de sangre y pese a estar algo magullado, Santos sonreía una vez más, pues acababa de burlar a la muerte.

    [...]

    Por el camino, Sun quedó inconsciente debido a los dolores abdominales que había sufrido, mientras era llevada por varios miembros de la Resistencia. Al despertar, la asiática se encontraba en una casa común y corriente, yaciendo tumbada en el sofá y cubierta por una manta. Conforme recuperaba el control de sus sentidos, la líder de la Resistencia veía hasta a diez miembros de su grupo en el salón iluminado por velas, sentados frente a una mesa redonda y con expresiones de seriedad en su rostro. No tardaron más de un minuto en ver que la asiática había recuperado la consciencia.

    — Sun, ¿te encuentras bien?

    — ¿Qué... qué me ha pasado? — Brume no entendía porque había sufrido esos dolores — ¿Dónde estamos?

    — Estás a salvo, es una vivienda vacía que hemos ocupado — Indicó uno de los diez presentes — Respecto a lo que te ha ocurrido, no tenemos idea.

    — Ninguno de nosotros es médico — Especificó una mujer — Te hemos mantenido hidratada y caliente para ver si se te pasaba.

    — ¿Necesitas algo? ¿Agua o comida?

    — No, gracias — Murmuró Sun, sentándose en el borde del sofá en el que se hallaba — ¿Todos sois miembros de la Resistencia?

    — Así es, Sun, todos lo somos — Indicó un tipo, el cuál era aquel que la habló durante la pelea — Desde el apagón tecnológico, nos hemos ido buscando unos a otros.

    — Pero desgraciadamente solo hemos coincidido nosotros — Dijo una de las mujeres presentes.

    — Creemos que hay más por ahí, por eso al verte defender a uno de los nuestros te reconocimos bajo ese velo.

    — ¿Dónde está el chico? — Brume preguntó por aquel que intentó defender.

    — Durmiendo en una de las habitaciones — Respondió una chica joven — Se encuentra mejor, gracias a ti.

    La líder de la Resistencia asintió en señal de agradecimiento por esas palabras y se incorporó, colocándose al lado de sus súbditos. La mujer miró al tipo que aparentaba liderar el grupo, queriendo saber que planeaban hacer.

    — ¿Sobre qué hablabais?

    — Se rumorea que aún quedan Anixis al servicio de Deon Xom, pese a que desconocemos su paradero — Indicó el chico al mando — Queremos encontrarles y unirnos a su lucha contra la Alianza.

    Sun permaneció en silencio ante la afirmación del tipo, mientras el resto aguardaba una respuesta de parte de la que seguía siendo su líder. La asiática tenía la misión de llevarles ante Kieran, pero con el transcurso de lo sucedido, no estaba tan dispuesta a hacerlo. El ver allí a diez de sus súbditos, vivos tras lo ocurrido, le hizo plantear una idea que jamás se había imaginado que propondría a los suyos.

    — No vamos a hacer eso porque sería un suicidio — Sun fue directa en sus palabras — Lo que vamos a hacer es dejar de actuar así en nombre de la Resistencia.

    — ¿Cómo?

    — ¿Qué dices, Sun?

    — ¿Por qué?

    — Lo mejor que podemos hacer es disolver la Resistencia tal y como la conocimos — Las palabras de la asiática estaban dejando perplejos a sus súbditos — Cuando la fundé, tenía un propósito en mi mente; liderar la humanidad hacia un futuro mejor. Mirad ahora; la Resistencia y yo hemos contribuido a esto. Matamos por matar y nos unimos a cualquiera con tal de enfrentarnos a los intereses actuales ya no de nuestra especie, sino de toda la Alianza. Incluso ahora, estando en evidente desventaja ante ellos, queréis continuar con el plan. Y estoy cansada de poner vidas en peligro, no soy quién para hacerlo. Así que por mi parte, la Resistencia solo será un recuerdo y os invito a que hagáis lo mismo. De lo contrario, moriréis y todo lo que digáis hacer en nombre de la Resistencia solo hará que ensuciar el legado de muchos otros que han dado su vida por la causa. He tenido que ver a Jacob al borde de la muerte e incluso ver yo misma la muerte de cerca, para darme cuenta de esto. Nosotros somos los últimos y no quiero que nos pase lo que les ha pasado a todos los demás que nos preceden.

    La asiática recogió sus pertenencias, que se encontraban al lado de la puerta, y se dispuso a marcharse ante la mirada de quiénes habían sido sus súbditos. Aún impactados por lo que acababan de oír de boca de Sun, aquel grupo de diez personas se miraron entre sí, algunos considerando el discurso de su antigua líder mientras que otros no querían destruir la Resistencia para siempre. Para Brume, decidiesen lo que decidiesen, la Resistencia se acababa de convertir en historia para ella.

    — Jamás debí arrastraros a esto — Dijo Sun con seriedad y lástima — Espero que me perdonéis algún día.

    [...]

    El hombre de Ceres vagaba ya por las calles transitadas de Ciudad Anixis, ahora con más ímpetu tras escuchar un suceso en el que una asiática estaba implicada. Lio había oído hablar sobre la pelea de los tenderos y algunos miembros de la Resistencia, algo que le servía como una buena pista, especialmente cuando mencionaban la intervención de una mujer con rasgos asiáticos. La noche iba a llegar pronto, algo que Santos quería evitar para no perder visibilidad a la hora de apreciar cada rostro con el que se cruzaba, por lo que se apresuró en obtener más información sobre el incidente.

    Logró descubrir que algunas personas se llevaron a la asiática hacia una dirección concreta, por lo que emprendió dicho rumbo con convicción. Lio siguió indagando hasta dar con una vivienda en la que había un tipo sentado fuera. Aquello era de lo más normal, excepto porque el tipo tenía uno de los tatuajes de la Resistencia. Santos supo que aquella casa debía ser una especie de piso franco temporal, para reagruparse poco a poco. Aunque dudaba de que Sun se hallara ahí dentro, el hombre no tenía intención de dejar escapar la oportunidad, pues era consciente de que alguno de ellos podría tener información sobre su líder.

    Lio permaneció más de cuarenta y cinco minutos escondido en la zona y sin quitar la vista a la entrada de la vivienda, viendo como la persona que hacía guardia cambiaba de turno por una mujer. El hombre de Ceres esperaba pacientemente, pues quería encontrar el momento perfecto para acercarse y capturar a quién estuviese fuera, con la intención de obtener respuestas. No obstante, antes de que llegase ese momento, la suerte le sonrió descaradamente. Santos vio movimiento en el interior de la casa hasta que vio salir una mujer que evidentemente tenía rasgos asiáticos pero que desde la distancia era difícil de confirmar que fuera Sun.

    Dicha mujer se colocó un velo sobre su cabeza, que tambien le cubría la mitad del rostro, mientras seguía hacia adelante por la calle. Santos no perdió el tiempo, fue aproximándose disimuladamente y con discreción hasta tomar una distancia prudente pero cercana a su objetivo. Con cada paso que daba, sentía que la asiática se percataba de su presencia, por lo que decidió disimular parándose un minuto en un puesto de chatarra. Aquello le sirvió para no preocupar a Sun y de paso, para ver como otro tipo también la seguía.

    Intrigado, el hombre de Ceres retomó rápidamente la persecución sigilosa, siguiendo ahora también al misterioso hombre que andaba tras los pasos de Brume. Los tres se estaban aproximando a una gran plaza en la que convergía un montón de gente, algo que Sun pensó que sería perfecto para pasar desapercibida y deshacerse de quién estuviese siguiéndola. Lio supo que ese tipo iba en serio a por Sun, aunque desconocía sus motivos, por lo que fue aproximándose a él hasta entrar los dos en la multitud y aprovechar eso para empujarlo a un lado. El hombre cayó al suelo y se vio rodeado de personas, perdiendo así unos segundos muy valiosos para Santos.

    Lio siguió a la asiática hasta salir de la plaza y meterse de nuevo en una calle que estaba prácticamente sin tránsito. Verle detrás de la mujer en una calle desierta iba a llamar mucho la atención, por lo que decidió actuar. Santos aceleró el paso y cuando iba a tomar a la mujer por la espalda, ésta se volteó y le pateó el torso, haciéndolo caer. Acto seguido se dispuso a huir, pero al ver que se trataba de Lio, frenó en seco sus intenciones. La asiática se aproximó a quién antaño fue parte de su Resistencia, sorprendiéndole al darle la mano para ayudarle a incorporarse.

    — Sabes que no pasas tan desapercibido como piensas, ¿verdad? — Brume mostró una media sonrisa mientras le ayudaba a levantarse.

    — Tú tampoco, Sun — Musitó el hombre de Ceres, muy serio — ¿Dónde ibas?

    — Eso no importa ahora — Contestó rápidamente la mujer — ¿Por qué me sigues?

    — Porque es hora de ordenar la basura — Le dijo Lio en un tono bastante despectivo — ¿Vienes por las buenas o por las malas?

    La ex líder de la Resistencia miró fijamente a los ojos del hombre de Ceres y supo que no tenía alternativa. Huir implicaría más problemas y dejarse detener significaría pagar condena por todo los delitos cometidos, aunque ello significase también no obtener nunca la redención. Consciente de la situación, Sun levantó las manos en señal de rendición, mientras Lio le señalaba el camino que seguir. Todo eso mientras el tercer tipo en la persecución les miraba desde el principio de la calle, observando como Santos guiaba a Brume hasta la base militar de Ciudad Anixis.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Saludos, amigo. Paso a comentar este capítulo.

    Tengo que decir que me ha gustado más que el primero, pero aun así, el segundo sigue siendo el que más me ha gustado. Supongo que puede deberse a que este capítulo nada más tuvo dos puntos de vista, pero sigue siendo muy bueno.

    Tengo entendido que este es el último capítulo que tuviste que reescribir tras el borrón de los tres capítulos que tuvo esta parte. Eso significa que, a partir del siguiente, veré capítulos con una narración diferente a los primeros. Espero no desentone demasiado, pero bueno, pasaré a comentar este capítulo.

    Nunca creí que algo como esto fuera posible. Sun está yendo por el buen camino luego de ver que, pese a que lo intentan, no pueden ganar. La guerra civil la iban a perder, y viendo todo lo ocurrido con los Anixis, está claro que ella sabe que no hay forma de ganar. Supongo que, en el momento más oscuro, hasta alguien como ella es capaz de darse cuenta de que las cosas no llegarán a buen puerto y es mejor rendirse. Después de todo, la Resistencia ahora se dedica a robarle a los seres humanos para subsistir, siendo que su causa nació originalmente para defender a la humanidad de los neonianos. Está claro que el objetivo principal está corrompido, y que ella no quiere luchar por lo que es ahora.

    Me llama la atención ese dolor que sufrió la chica. Ha pasado un tiempo ya desde que Deon la violó cuando estuvo con ella tras haberla drogado. Supongo que eso indica que habrá un embarazo en camino, si es que las cosas van bien. Honestamente, no veo a Sun siendo madre. Incluso si ella se reforma y toma el buen camino de forma definitiva, me cuesta imaginarla así. Pero ya veremos qué es lo que sucede.

    Lio demuestra que es un tipo duro de roer, y que el tiempo viviendo tanto en Ceres como enfrentando a seres como los Rhajik e incluso los neonianos en la Resistencia, no vienen solos. Está claro que tiene una experiencia y habilidades de combate que pueden ser peligrosas. Incluso logró derrotar a Deon cuando tuvo una pelea mano a mano con él. No quisiera tener que robarle a ese tipo XD.

    Me dio algo de no sé qué el leer que Lio se sintiera como una familia con la Resistencia y no con los Viajeros. Entiendo que él no se sienta así por haber estado como espía, pero había compañeros que realmente lo querían, siendo el caso de Hillary el más importante. Aunque, supongo que si él se siente cómodo allí, es lógico, puesto a que podía ser él mismo. Espero que eso no lo lleve a recaer de nuevo en el mal camino. La primera vez es entendible porque lo extorsionaron, pero la segunda él lo eligió. Si vuelve a apartarse del buen camino, sin extorsiones de por medio, ya no me agradará más, y no creo que vuelva a recuperarse si lo hace. Pero mejor me quedo a seguir esperando.

    Ambos excompañeros, siendo de los únicos que parecen quedar dado a que Guy, Amina, Axlor y Dyrian han fallecido, y el paradero de Ashley es desconocido para todos, se han reencontrado, y parece que Sun está dispuesta a entregarse. Imagino que ella explicará a Lill, Barbara y también Yak (muero por ver su reacción cuando se encuentre con ella) lo que ha sucedido. Seguro ella querrá condiciones para formar parte del equipo, pero quizá me sorprende y cambia para bien (sí, claro XD).

    Supongo que, ahora que ella ha traicionado a Kieran, Jacob está muerto si es que el que los estaba siguiendo era un espía para su líder. Pero bueno, la muerte de Jacob no la voy a lamentar (y lo sabes XD) así que, a la espera de ver qué termina desembocando su arresto.

    Tiene sentido que sea Lio quien la haya retenido, dado a que él fue el que la dejó escapar en primer lugar.

    En fin, me quedé con las ganas de saber más sobre la cúpula donde han caído Uriow y Om. Pero bueno, ya cobraré venganza por esto en el futuro XD. O tal vez no lo haga :v o tal vez sí lo haga :v

    Errores no creo haber encontrado, así que, me despido aquí amigo. Hasta la semana siguiente.
     
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  7. Threadmarks: El arte del engaño
     
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Los Viajeros VI: Una gran consecuencia
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    Ya ha llegado el cuarto capítulo de la sexta parte de Los Viajeros. Ya han pasado los primeros tres capítulos, los cuáles tuve que reescribir tiempo después de tenerlos hechos debido a que se me borraron sin explicación alguna conocida. El inicio era mejor, pero a veces estas cosas pasan y de nada me sirve lamentarme. A partir de éste capítulo, veréis lo escrito de hace muchos meses atrás, tal y como quedó. La parte seis es corta, pero en los capítulos que vienen hay muy buenos momentos que por suerte no se han perdido, comenzando aquí. Espero que lo disfrutéis. Gracias a Reydelaperdicion por estar siempre ahí.



    El arte del engaño







    — ¿Entonces, ha sido capturada?

    — Así es, señor. Yo lo vi.

    — ¿Viste a dónde se la llevaron?

    — Ese tal Lio no mencionó ningún lugar, solo se la llevó consigo.

    — Maldición...

    — Siento no poder darle más información.

    — No te preocupes, te agradezco que hayas venido a contármelo. Mantén los ojos abiertos por si descubres algo más.

    — Entendido, señor.

    Jacob mantenía los ojos cerrados pero estaba lo suficientemente despierto cómo para oír aquella conversación que se estaba dando justo al lado de la habitación donde se encontraba. Por lo que había entendido, Sun había sido capturada por Lio y llevada a algún lugar, aunque no era muy difícil de suponer que ese lugar se trataba de la base militar de Ciudad Anixis. Klein incorporó su torso, colocando su mano derecha sobre el costado del mismo lado al dolerse de la zona, mientras escuchaba el devenir de la conversación.

    — ¿Vamos en su búsqueda?

    — Oh, sí, lo haremos. Pero antes voy a despertar a su amigo y aunque tenga que venir en silla de ruedas con nosotros hasta encontrar a esa inútil... lo hará.


    El que fuera segundo al mando de la Resistencia tuvo que acelerar sus movimientos al oír aquello, pues era cuestión de tiempo que Kieran entrara en la habitación para llevarlo consigo y usarlo cómo recurso ante Sun. Shadow se colocó los zapatos rápidamente y vistiendo simplemente una camisa blanca de tirantes junto a un pantalón vaquero negro, el hombre abrió la única ventana de la habitación que daba al exterior y asomó la cabeza para comprobar que daba acceso a un callejón, el cuál estaba patrullado por dos soldados Anixis que vigilaban las proximidades de la casa que ahora ocupaban. Justo enfrente había otra vivienda la cuál parecía abandonada y la ventana estaba abierta, lo que le dio una idea.

    Jacob se descolgó por su ventana sigilosamente y cuando solo se sujetaba por sus manos, el segundo al mando de la Resistencia se impulsó con sus pies apoyados sobre la pared para saltar hacia la otra ventana. La jugada le salió bien y Klein logró alcanzar el marco de la otra ventana, sujetándose de ella hasta hacer la fuerza suficiente para caer en su interior. Podría haber sido más fácil saltar al callejón y enfrentarse cuerpo a cuerpo con esos dos soldados —pues no portaban armas de fuego debido a Regresión— pero Jacob estaba realmente magullado y apenas lo que acababa de hacer ya le había costado parte de sus pocas fuerzas. En ese momento, Kieran entró en la habitación para coger al propio Jacob pero al no verlo en la cama y ver la ventana abierta, la conclusión le hizo dar la voz de alarma.

    — ¡Ha escapado! — Exclamó Nordeck, lanzando al suelo la mesa donde se hallaba la bandeja de comida — ¡Ese hijo de puta nos ha escuchado! ¡Buscadlo!

    Consciente de que los alrededores del lugar serían peinados por las docenas de soldados Anixis bajo el mando de Kieran, el segundo al mando de la Resistencia comenzó a moverse sigilosamente por la casa en la que estaba. Apenas tuvo unos segundos para pensar cuando la puerta del lugar fue abierta de una patada, irrumpiendo en ella tres soldados decididos a inspeccionarla en busca de su fugitivo. Klein se colocó tras la pared que separaba el salón de la cocina de dicha vivienda, mientras cada soldado tomaba una zona para buscar indicios de su presencia allí.

    Mientras uno de ellos se quedó el salón, el otro subió a la segunda planta y el último se dirigió a la cocina. Jacob comenzó a escuchar sus pasos cada vez más cerca y sabía que era cuestión de segundos que fuese descubierto, por lo que se preparó para pelear aunque no estuviese en sus máximas condiciones para ello. No obstante, justo antes de que dicho soldado pusiera un pie en la cocina, el tipo que fue a la planta de arriba llamó la atención de sus compañeros.

    — ¡Chicos, aquí hay algo! — Dijo el soldado ubicado en la segunda planta — ¡Aquí hay huellas marcadas en el polvo!

    — ¡Debe andar cerca! — Indicó el soldado en el salón.

    — ¡¿Estás seguro de que son recientes?! — Preguntó aquel que a punto estuvo de entrar en la cocina.

    — ¡No lo sé, yo no soy rastreador! — Respondió el de arriba, viéndose que se trataba de alguien joven e inexperto.

    — ¡Joder! — Gritó el tipo que iba a la cocina, cambiando su rumbo — ¡Deja que vaya a verlo! ¡Te voy a enseñar a identificar bien unas malditas huellas en el polvo!

    Shadow respiró aliviado al haber estado cerca de ser detectado. Con el soldado que se dirigía a su posición ahora yéndose a otra, solo quedaba el tipo en el salón. Éste abrió uno de los armarios por si Jacob se había escondido en él, pero solo obtuvo un olor a cerrado que indicaba que ese mueble llevaba allí varios años. El segundo al mando de la Resistencia iba a escapar sin más, pero estando desarmado y viendo que dicho soldado portaba una daga en la cintura, decidió arriesgar su suerte. Jacob se aproximó hacia él mientras éste estaba de espalda, momento en el que tomó su daga, lo sujetó con su antebrazo izquierdo por el cuello y antes de que el hombre pudiese siquiera alarmar a sus otros dos compañeros, sintió cómo la hoja fina se hundía en su cuello, provocando un brote de sangre considerable que comenzó a salpicar el mobiliario.

    Klein lo sujetó delicadamente para dejarlo caer sobre el polvoriento sofá sin hacer ruido y no le quitó la daga del cuello hasta que lo hizo, mientras los otros dos soldados arriba debatían si las huellas en el polvo eran recientes o permanecían así desde hacia tiempo. Jacob se asomó por la puerta de la entrada principal, viendo varias parejas de soldados patrullando el área. Aprovechó que ninguna miraba a su zona para salir corriendo y cruzar la calle hasta otro callejón, el cuál solo tuvo que seguir recto durante varios minutos hasta llegar a mezclarse con las calles más transitadas de la ciudad. El afroamericano alzó la vista entre la multitud y vio el edificio de tres plantas que destacaba por encima del resto, siendo parte de la base militar, donde supuso que Lio se habría llevado a Sun.

    Finalmente, emprendió el camino hacia allí con la intención de rescatar a su líder o en todo caso, de asegurarse que no sería asesinada por los más extremistas de la Alianza.

    [...]

    No fue tarea fácil para Lio llevar retenida a Sun por las calles de Ciudad Anixis ante las miradas de todos. Por suerte para él, se encontraban relativamente cerca de la base militar y no tardaron mucho en llegar hasta ella, siendo recibidos por un grupo de guardias de la Alianza que custodiaban la entrada con las armas Rhage. Tras esto, fueron escoltados hasta el interior del complejo donde aguardaba el hasta ahora único líder de la Alianza Interestelar de Especies, ubicado en la tercera y última planta del edificio que sobresalía, siendo antiguamente la vivienda de los Emperadores Xom.

    Antes de subir al ascensor que les llevaría directos a Yak —funcionaba con un generador—, dos de los soldados que les acompañaban optaron por maniatar a la asiática, que hasta el momento iba suelta. No parecía que Sun tuviese intención alguna de intentar escapar, pero los soldados desconfiaban hasta el punto de que preferían atarla al menos de manos. De no ser porque los humanizados Anixis llegaron a Neonia en plena guerra civil, atrapar a la líder de la Resistencia habría sido motivo de celebración, aunque ahora significaba tener capturada a una de las personas más influyentes en la gente desde Jim Baker, sin poder presumir de ello.

    Tras esto, tanto ella cómo Santos entraron en el ascensor y éste último pulsó el botón que les llevaría a la última planta, pasando un incómodo momento de silencio entre ambos hasta que la puerta del aparato se abrió una vez llegado a su destino. El hombre de Ceres sujetó a la mujer por la nuca y la empujó fuera del ascensor, ante la mirada desafiante de Sun a modo de respuesta. Quetaryan se hallaba sentado frente la famosa mesa alargada y cuadrada que ocupaba el centro del salón principal, antaño lugar de reuniones entre Gar Xom y sus expertos en distintos campos. Al ver entrar a Lio junto a Sun, el neoniano se incorporó con una expresión de sorpresa evidente, pues lo que menos esperaba en la situación actual de todos, era tener a la mismísima líder de la Resistencia frente a sus ojos.

    — Esto es... — Yak permaneció en silencio durante unos segundos — Esto es realmente inesperado.

    — Créeme, para mí también — Musitó Brume, con una expresión de indiferencia en su rostro.

    — Cállate, Sun — Intervino Lio, sentando a la asiática a la fuerza mientras se centraba en el neoniano — Ha sido toda una sorpresa encontrarla, parece que la discreción es algo que desconoce.

    — Claro, porque un hombre de metro ochenta, piel morena y complexión fuerte puede pasar muy desapercibido, ¿no? — Dijo la asiática en un tono burlón que no gustó a Lio.

    — Estoy seguro de que podría hacerlo mejor que tú — Le respondió el propio Lio, desafiante.

    — ¿Por qué no dejáis de decir tonterías? — Yak no quería seguir escuchando una discusión absurda — Vayamos a lo importante. ¿Qué ha pasado?

    — La encontré saliendo de una casa, escuché que había peleado contra unos tipos hasta que se fue con un grupo — Explicaba el hombre de Ceres — La seguí y la capturé.

    — ¿Cuáles son tus planes, Sun? — Preguntó Quetaryan directamente — Considerando la situación actual, me imagino que habrás oído hablar de Regresión...

    — La gente habla mucho pero yo no presto atención a idioteces — Contestó la mujer con seriedad — Supuse que eran rumores, aunque al ver que la tecnología no funcionaba y tuve un accidente de lanzadera en pleno vuelo...

    — No son rumores, son la pura realidad y parece que vamos a permanecer así mucho tiempo — Indicó el líder neoniano, mirando fijamente a la asiática — ¿Qué pretendes, Sun? ¿Qué hacías ahí fuera llamando la atención?

    — Somos conscientes de que trabajabas para el inútil de Deon cuando te eyectaste en la única cápsula de la Seven durante el reconocimiento a Paraíso — Lio supo de ello tiempo después de que ocurriera — Seguro que tu Resistencia quería formar parte de ese grupo de idiotas que se creían otra especie, ¿verdad?

    — Algo así — Musitó Brume, mostrándose realmente tranquila — Aunque ahora que todo eso ya es historia, no tengo ningún plan, sinceramente.

    Lio y Yak se miraron al instante, ambos pensando lo mismo. Estaba claro que ninguno de los dos se creía que Sun no tuviese ningún plan o alguna idea para tratar de provocar un nuevo conflicto, cosa que siempre hacía. Repentinamente, el hombre de Ceres tomó una daga de encima de la mesa y la colocó en el cuello de la mujer, tratando de asustarla y de sonsacarle toda la información.

    — Quiero la verdad, Sun — Murmuró Lio, apretando los dientes — Dinos que pretende tu maldita secta esta vez o te aseguro que no cometeremos el mismo error de encerrarte en una celda de nuevo.

    — ¡Está bien, Lio, está bien! — La líder de la Resistencia sabía que sus opciones de mantenerse con vida pasaban por revelar la verdad — La verdad es que ahora mismo, la Resistencia cómo tal no existe. Cuando tuve el accidente con la lanzadera, algunos miembros iban conmigo, pero solo sobreviví yo junto a otro. Él es Jacob Klein y se encontraba en muy mal estado, por lo que tuve que dejar de lado la idea de huir de la ciudad y regresé cargando con él hasta que me encontraron varios soldados que servían a Deon y un tal Kieran les lideraba. Le pedí ayuda para que le salvaran la vida a mi amigo y él me la dio a cambio de que reuniera de nuevo a la Resistencia, de lo contrario le dejarían morir. ¡No tenía más opción! Fue por eso que me encontraste en las calles, salvé a uno de mis miembros de recibir una paliza por parte de los civiles por haber robado unas manzanas, me encontraron más y huimos. Debí haber huido antes pero no lo hice, me quedé a pelear y por eso me pudiste capturar. Os contaré que pretende Kieran si me aseguráis que iréis a por Jacob, está en una zona de la ciudad desocupada donde los soldados Anixis aún fieles a Deon se esconden. En estos momentos deben saber que me ha ocurrido algo.

    Por primera vez en mucho tiempo, el hombre de Ceres y el neoniano Quetaryan se sorprendieron de oír a Sun revelar información con la intención de que salvaran a un amigo suyo.

    Aquello no era propio de la Sun que conocían, una mujer sin escrúpulos y decidida a llegar hasta el final para obtener lo que deseaba. Por su forma de contarlo y su expresión facial, ambos supieron que la asiática estaba diciendo la verdad.

    — ¿Qué opinas, Lio? — Yak se dirigió hacia su compañero para saber que pensaba de lo que acababa de oír.

    — Te doy mi palabra de que iré a por ese tal Jacob, pero debes contarnos todo lo que sepas sobre el tipo llamado Kieran.

    — ¿Cómo sé que cumplirás tu palabra? — Brume miraba fijamente al que años atrás fue amigo suyo, consciente de que era un especialista en el arte del engaño.

    — Nos conocemos, Sun — Murmuró Santos, mostrándose firme — Sabes que siempre cumplo mi palabra.

    [...]

    — Maldito bastardo... — Murmuró Kieran mientras observaba el cadáver de uno de sus soldados, tendido sobre un sofá sucio de la vivienda anexa a la suya — ¡Quiero diez hombres explorando la maldita ciudad! ¡Meteos entre la gente, preguntad, lo que sea! ¡Ese tipo está jodido físicamente, no puede ir muy rápido ni puede andar muy lejos! — Acto seguido se volteó hacia unos pocos soldados que estaban tras él — Vosotros venís conmigo, vamos a ver al syleriano ese del que oísteis hablar.

    Dicho y hecho, los soldados Anixis al mando de Nordeck se fueron a cumplir las órdenes de éste mientras unos pocos le acompañarían a ver a un syleriano del que se rumoreaba en la ciudad que vendía varias Rhage requisadas a soldados muertos de la Alianza. El trayecto desde la zona desocupada en la que vivían Kieran y sus soldados hasta el núcleo urbano de Ciudad Anixis era de media hora andando debido a que los vehículos terrestres no funcionaban. Si Nordeck quería armas no era por encontrar a Jacob simplemente, sino porque para el asalto futuro a la base militar las necesitaría. No sería nada sencillo liberar a Deon Xom con simples dagas de energía cuando los guardias y soldados de la AIE portaban Rhage en su mayoría.

    Una vez llegados al centro de la ciudad, cinco soldados Anixis —contando al propio Kieran— se dirigieron a uno de los tantos callejones que se abrían alrededor del núcleo urbano y por los que apenas había gente. El día en Paraíso comenzó a nublarse y muy pronto llegaron las precipitaciones, rociando así las calles de una fina capa de agua mientras el ambiente pasaba a ser algo más frío. Nordeck y sus soldados avanzaron por uno de esos callejones hasta que frenaron en la entrada de una casa visiblemente pequeña, siendo el lugar en el que supuestamente vivía aquel syleriano traficante de armas. El líder del grupo se aproximó a la puerta y la golpeó repetidas veces con el puño, esperando una respuesta que tardó en llegar, pues no fue hasta pasados varios minutos que un syleriano con aspecto imponente se asomó por la ventana de la casa, mirando de arriba a abajo al grupo de soldados.

    — ¿Qué queréis? — Preguntó el alienigena, siendo conciso y directo.

    — Armas, amigo — Respondió Kieran, apoyando sus manos sobre la reja instalada en la ventana — Queremos armas.

    — ¿Para qué? — El syleriano comenzó a desconfiar en el momento en el que vio los uniformes de estos.

    — ¿Acaso te importa, syleriano? — Nordeck se molestó por la segunda pregunta de éste — Lo tuyo es hacer negocios, no conocer las intenciones de tus clientes.

    — Es mi negocio y pregunto lo que quiero — El vendedor mostró su carácter — No voy a hacer tratos con idiotas Anixis.

    Los cuatro soldados que acompañaban a Kieran se miraron entre sí, sorprendidos con la respuesta del syleriano. El autoproclamado líder del grupo Anixis frunció el ceño y acto seguido asintió enfadado, indicando a sus hombres que se marcharan. Ninguno entendía las intenciones de Nordeck al marcharse, sin haber intentado convencer al traficante de armas y simplemente rindiéndose ante la primera negativa de éste.

    — ¿Vamos a irnos sin más? — Preguntó de pronto uno de los soldados, mostrando su desacuerdo — ¡Necesitamos esos Rhage!

    — Es cierto, no podemos irnos con las manos vacías, Kieran — Murmuró otro, sin querer resignarse.

    — ¿Acaso he dicho que vayamos a dejar pasar esa falta de educación por parte de un ser inferior a nosotros? — El líder del grupo, que iba al frente, se volteó hacia los suyos mientras estos respondían levantando los hombros — Vamos a conseguir esas armas sea cómo sea.

    — ¿Cómo lo haremos?

    — Quiero que dos de vosotros vayan por la entrada principal de la casa mientras que uno subirá al tejado y el otro vendrá conmigo por detrás — Indicó Nordeck, revelando su plan — Pillaremos por sorpresa a ese malnacido y le robaremos en sus narices.

    — Entendido, pongámonos a ello.

    Dos soldados decidieron ir a la parte del frente mientras uno subiría al tejado y otro acompañaría a Kieran por la parte trasera de la vivienda. Las casas de Ciudad Anixis tenían una salida de emergencia en el techo del salón por si había un incendio en el interior o para huir de cualquier situación, por lo que el soldado que estaba en el tejado entraría por ahí a la casa, usando así el factor sorpresa. Los dos hombres que se dirigían a la entrada de la vivienda llegaron primero y volvieron a llamar a la puerta, haciendo que el syleriano volviera a asomarse por la ventana con cara de pocos amigos.

    — ¿Qué pasa ahora? — El traficante se mostró reacio de nuevo — ¿Los humanos que os creeéis Anixis no aceptáis un no por respuesta?

    — Lo siento, pero debemos insistir — Dijo uno de los dos soldados que se presentaron en la puerta, atrayendo la atención del syleriano para facilitar la entrada a sus otros compañeros — Necesitamos de verdad esas armas y estamos dispuestos a ofrecer lo que sea.

    — ¿Qué es 'lo que sea'?

    — Bueno, ¿qué pides?

    En ese instante, la puerta trasera de la casa fue derribada por Kieran y el soldado que le acompañaba, entrando éste primero con su daga de energía en mano. El alienigena se vio sorprendido pero no por ello se achantó, reaccionando con rapidez y lanzando una daga hacia el humano que terminó con ésta clavada en el ojo izquierdo del tipo. Nordeck decidió no lanzar su daga para quedar desarmado, por lo que se cubrió en el interior del cuarto de baño de la vivienda, habiendo comprobado antes que el syleriano tenía una cantidad considerable de Rhage colgados en la pared.

    — ¡Amigo, acaba de matar a un soldado mío! — Exclamó Kieran, hablando desde su cobertura — ¡Estoy dispuesto a perdonarle si me entrega todos los Rhage que tiene!

    — ¡¿Tratáis de irrumpir en mi casa y encima me exigís?! — El syleriano cogió uno de esos Rhage y apuntó hacia donde se escondía Kieran — ¡Si no te largas, serás hombre muerto!

    De pronto, la trampilla de emergencia ubicada en el tejado se abrió y el soldado Anixis que se hallaba en el tejado lanzó su daga contra el alienigena, no acertando por muy poco pero provocando que éste tuviera que salir del salón. Los otros dos soldados que estaban en la entrada se encargaron de abrir la puerta principal tras una serie de patadas, sin embargo, el primero en entrar recibió una flecha justo en el corazón, retrocediendo unos pasos y cayendo en brazos de su compañero mientras éste veía cómo brotaba la sangre de la herida y la boca de su amigo.

    — ¡Trent, no! — Gritó el soldado, totalmente impactado por ver morir a su amigo entre sus brazos — ¡Ha matado a Trent! ¡Lo ha matado!

    — ¡También a Kevin! — Exclamó el Anixis del tejado, que veía el cadáver de su compañero justo al asomarse por la trampilla.

    Quedaban tres soldados en contra de un syleriano armado con un Rhage y realmente hábil en todos sus aspectos, además de saber moverse perfectamente entre la distribución de su actual hogar. Nordeck sabía que aunque aún tenían ventaja, ésta la podían perder rápido si no actuaban con cabeza. El soldado que tenía en brazos a su fallecido amigo de nombre Trent, dejó el cuerpo a un lado y entró cómo una exhalación a la vivienda, lanzando su daga a la esquina donde el syleriano se escondía, clavándose ésta en la pared. Acto seguido, el alienigena se asomó por su cobertura y disparó su Rhage, impactando éste a escasos centímetros del enemigo, quedándose en la pared.

    Esa salida hizo quedar expuesto al traficante de armas syleriano, que vio cómo Kieran lanzaba esta vez su daga y la recibía en el omoplato izquierdo, sufriendo así una herida superficial que a su vez le podría lastrar. No se percató, pero el hombre que se hallaba en el tejado logró caer al interior de la casa aprovechando ese momento y se abalanzó sobre él, sujetándole los brazos y dándole un cabezazo que desorientó al alienigena. El vendedor vio cómo su Rhage caía a un lado y el soldado Anixis trataba de estrangularlo, por lo que tomó una flecha suelta y se la clavó en el cuello, matándolo al instante. Sin embargo, al quitarse el cadáver de encima, vio cómo Nordeck y otro soldado le apuntaban con dos Rhage que habían logrado coger de la pared.

    — Has matado a tres soldados míos — Murmuró Kieran con seriedad — Eso no lo puedo perdonar.

    — Espera — El otro soldado frenó las intenciones de su líder, que iba a disparar su Rhage — Déjame hacerlo a mí, por Trent.

    — Trent, Kevin, Davies... — El que fuera líder del grupo asintió ante la petición de su soldado — Hazlo por ellos y salgamos de aquí con todas las armas, antes de que vengan curiosos a husmear.

    El soldado sujetó el arco syleriano con fuerza y apuntó a la cabeza del ser, que era consciente de que su momento había llegado. No se inmutó ni siquiera cuando el humano disparó una flecha que acertó en su frente y se abrió en el interior cómo un paraguas, agravando la herida y matándolo instantáneamente. El alienigena cayó abatido al suelo y su sangre comenzó a mezclarse con la de los tres soldados Anixis abatidos, mientras Kieran y el único de sus soldados que quedaban con vida comenzaban a coger todos los Rhage que había colgados en la pared más los que portaban en brazos, siendo un total de diez armas sylerianas que serían muy útiles para el rescate del Emperador Xom.

    [...]

    — ¿Dónde está ahora?

    — Los guardias la han llevado a la celda.

    La pregunta fue de Bárbara y la respuesta de Leonardo, el cuál hacia referencia a donde había sido llevada Sun. Tras la revelación de la líder de la Resistencia, Yak ordenó que fuera encerrada en la prisión subterránea de la base militar, donde únicamente estaba encerrado Deon. Mientras se llevaban a la asiática, el hombre de Ceres se dirigió al hangar reconvertido en armería, donde la ex general Mason probaba su puntería con la única arma de larga distancia que funcionaba tras el efecto de Regresión.

    — No consigo acostumbrarme a manejar un Rhage — Murmuró Bar, tomándose un descanso tras más de una hora de práctica — Tenía un amigo en la Tierra que hacía tiro al arco y era realmente bueno, ojalá hubiese practicado con él en aquel entonces.

    — Bueno, practicas ahora — Contestó Lio, sentándose a su lado — Debemos acostumbrarnos a muchas cosas ahora mismo; usar la principal arma syleriana es una de ellas.

    — Eso parece... — Musitó la mujer, que optó por cambiar de tema — ¿Has venido a practicar?

    — No, he venido a pedirte un favor — La respuesta de Santos fue totalmente inesperada para Mason — Si estás dispuesta, claro.

    — ¿De qué trata?

    — Debemos rescatar a un hombre llamado Jacob Klein, que se encuentra en una zona deshabitada de la ciudad, donde precisamente conviven aquellos soldados que aún son fieles a Deon — Explicó el hombre — Al parecer, un tal Kieran Nordeck ha tomado el mando de esos renegados y pretende asaltar la base militar en algún momento, con la intención de liberar a su líder. Yak se ha encargado de poner en alerta a nuestros soldados y toda la base está vigilada.

    — Sabía que esto no había terminado... — Dijo al momento la ex general Anixis — ¿Por qué debemos rescatar a ese Jacob? ¿Y por qué yo?

    — Jacob es... un amigo de Sun, le he dado mi palabra de que le rescataría. Se encuentra malherido y seguramente retenido. A cambio, podremos averiguar más sobre ese grupo de Anixis — Continuó explicando Lio — Sé que tú y yo tenemos cosas pendientes que hablar y no te pediría venir de no ser porque Lill, Ender y Cia han salido de la ciudad para buscar a Om y Uriow. Pero aún así, tienes todo el derecho de negarte.

    — No voy a negarme, te acompañaré — Decidió Bárbara, recogiendo varias flechas para su Rhage — No puedo dejar que vayas tú solo, probablemente Iris me mataría — Esto último lo dijo entre risas, pero tras una pausa, se puso seria — Y yo no me lo perdonaría si te llega a ocurrir algo.

    — Iris no lo sabe, sino no me dejaría marchar otra vez — Santos sonrió al recordar a la pequeña, la cuál había adoptado — Es más lista de lo que parece... — Lio recogió también un Rhage para él, mientras cambiaba de tema — Te agradezco que vengas, de verdad.

    — No me agradezcas nada hasta que hayamos terminado.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Saludos, amigo. Paso a comentar el capítulo de esta semana,

    Tengo que decir que se nota una mejoría en este capítulo. El ritmo siento que está más tranquilo que en los tres anteriores, y me gusta como van saliendo las cosas. Al punto de que es una gran intriga ver cómo todo se desarrolla.

    Estando en el capítulo 4 de los 9, imagino que pronto podría haber un conflicto mayor entre los dos grupos principales. Aunque, quizá suceda algo que termine haciendo que eso ya no se dé, pero no voy a apresurar conclusiones hasta que no conozca todas las cartas que van a estar en juego.

    Parece que Kieran no sospecha que Sun ha elegido traicionarlo, ya que tanto él como su soldado parecen pensar que ella en realidad fue capturada. Lo que nunca me imaginé sería que Jacob sería capaz de escabullirse de ellos haciéndose el dormido y en tan poco tiempo. Yo digo que su apodo no debería ser Shadow, sino rata. Vamos XD. Es más escurridizo que una rata en la cocina, y parece que tiene una armadura tremenda cubriendo su vida. Ender lo placó y lo hizo caer de gran altura, y luego tuvo un accidente en lanzadera. Mientras sus compañeros murieron, él sobrevivió, y se las arregló para volver a caminar sin ningún tratamiento médico avanzado que necesitara tecnología. Yo quiero tener esa suerte de poder accidentarme y que no me pase nada, pero bueno, al menos ha servido para algo. Con Jacob suelto, estos Anixis rebeldes ya no pueden chantajear a la alianza para que liberen a Sun, lo que les facilita las cosas a los buenos (y menos mal).

    Ya vamos unos dos capítulos que no hay noticias ni de Om ni de Uriow, y mucho menos de esa cúpula donde cayeron. Espero pronto poder ver algo de ellos pronto ya que ansío ver qué se encontrarán allí, y qué tan útil puede ser lo que haya. Porque si están en las afueras de la ciudad, debe haber algo que quizá puedan usar. Digo, Regresión fue encontrado fuera de la ciudad, seguro en esa cúpula hay algo que les ayude a afrontar Regresión. Pero bueno, todo a su tiempo.

    Yak me ha parecido muy razonable cuando Sun llegó. Creí que, siendo ella la fundadora del movimiento que terminó en el asesinato de Narisha (aunque no fuera ella quien la mató) y la que desencadenó una guerra civil, él se volvería más violento con ella al tenerla de prisionera. Imagino que la imagen que Sun les da en persona es muy lamentable y sincera, de lo contrario, no creo que él (en su furia actual) hubiera aceptado mantener la viva. Pero bueno, si tienen a Deon encerrado, a ella también la pueden encerrar, aunque ella debe ser más odiada que el propio emperador Anixis.

    Sun no ha sido tonta, y ha hecho un trato. Lo que me preocupa es lo que puede pasar si Jacob se presenta ante ellos. Digo, si ella hizo un trato a cambio de que lo salvaran, si él se rescata solo, no tiene por qué haber trato XDD. Digo esto porque conozco que Sun es una tipa mañosa, y parece que siempre busca aprovecharse de la situación. Tal y como antes de que se desencadenara la guerra contra los Anixis. Pero bueno, a esperar lo que pueda ocurrir.

    Me dio asco imaginarme al traficante syleriano. De por sí, los que se dedican a traficar me repugnan. Este simplemente está tomando cosas de sus compañeros muertos y las está vendiendo. Un concepto super interesante en este mundo sin tecnología donde los arcos son la única arma que pueden tener disponible. Pero no por eso me deja de repugnar. Sobre todo porque eran compañeros suyos. Su propio líder pudo haber muerto, y ese caradura habría saqueado su cadaver y hubiera hecho negocio con las armas. Pero bueno, al menos tenía la integridad suficiente para no venderle a los anixis, y pudo combatir al punto de que mató a tres de ellos. Pero las armas las han perdido, y ahora van a ser un problema si eligen atacar el cuartel de la alianza.

    Al final, se ve que Lio eligió tomar la oferta de Sun e irse a buscar a Jacob. Espero no le ocurra nada malo cuando llegue al lugar y vea que no está. Digo, sé que él será inteligente, pero se va a infiltrar en un cuartel donde los tipos ahora tienen armas (cosa que él no sabe) por alguien que se escapó. Espero que tanto él como Bar puedan llegar a toparse con él en la huida, o bien, escuchar rumores de su escape. Así no correrían un riesgo innecesario. Yo me pregunto si Lio podría tomar alguna identidad de algún compañero muerto. Ya ha tomado la de Logan Smith, pero la versión oficial dice que él murió en el ataque a Syleria, por lo que ese nombre clave no le funcionará más. Pero quizá tenga algo que pueda usar a su favor para infiltrarse sin ser descubierto. Igualmente, me tranquiliza que irá acompañado por Bar, que conoce mejor el planeta y los sitios. Así, al menos, tendrá algo de conocimiento del terreno. Incluso es posible que ella sepa algo sobre Kieran y que eso los pueda ayudar a tomar ventaja.

    Por un comentario dicho por la soldado, parece que ella está empezando a sentir algo por él. Al menos, eso es lo que me parece a mí. Supongo que estar un tiempo juntos le esté haciendo despertar sentimientos por el hombre de Ceres. Bueno, tú sabes que yo lo veía formando una buena pareja con Hillary, pero Bar ya ha demostrado ser una mujer correcta, así que, si ella logra ganarse el corazón de Lio, que así sea. Supongo que ambos adoptarán a la pequeña Iris, aunque el capítulo confirma que Lio la ha adoptado.

    Quedo impaciente por ver cosas en lo que resta de la parte. Quizá una conversación entre Deon y Sun ahora que ambos lideres de grupos rebeldes están encerrados allí. Sería interesante saber de qué se hablarían. También quisiera ver qué estará sucediendo en Neonia, ya que allí no tienen noticias de nada. Eron y Ashley, quienes fueron enviados a investigar, no podrán responder porque fueron alcanzados por Regresión, así que ese sitio debe ser un tumulto de incertidumbre. Sobre todo para gente como Snow, Arva, Cinthia, West, Hylda y Erie.

    Pero bueno, se tiene que esperar para ver como se sucede todo. Así que, seré paciente para ver qué es lo que esta historia me tiene que ofrecer. El segundo capítulo todavía sigue siendo mi favorito de momento, y eso que ha sido reescrito. No quiero imaginarme el original. Pero sé que los siguientes podrían llegar a hacerme cambiar de opinión pronto.

    Nos vemos, amigo. Un abrazo :)
     
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  9. Threadmarks: Sin pulso (Parte 1)
     
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Saludos a todos los que estéis aquí, decididos a leer un nuevo capítulo, especialmente y como siempre a mi querido amigo Reydelaperdicion por no perderse ninguno y estar al día siempre que puede. Ya hemos llegado al ecuador de esta breve parte, la cuál constará de 9 capítulos, siendo éste el número 5. Las cosas se van a caldear conforme avancemos hacia el final, aunque considero que el clímax se encuentra en éste y el próximo capítulo. No me explayaré más, espero que disfrutéis la lectura.



    Sin pulso (Parte 1)







    Si la mirada de Deon fuese un arma, Sun ya estaría muerta. El que se hacía llamar Emperador no apartaba la vista de la líder de la Resistencia, sentada justo en la celda de enfrente y manteniendo el contacto visual, cada vez más incriminatorio y desafiante. La asiática llevaba varias horas encerrada en el que sería su nuevo hogar y por su aspecto no parecía estar llevándolo muy bien. La frente le brillaba por la sudor y las gotas de esto caían al suelo tras recorrer ambos lados de la cara. La luz allí se filtraba por entre las rejas de diminutas exclusas que daban al exterior, por lo que la falta de iluminación y el hecho de que apenas corría el aire, propiciaban la sudoración. Brume estaba descubriendo por las malas que la cárcel que fabricaron los supervivientes del arca cuatro en la base militar era más propia de una época pasada que de la actual, más considerando las infinitas diferencias y las diversas comodidades que tenía la cárcel de Promesa. Aunque ya estuvo encerrada allí durante su planificada traición a la Alianza y a sus compañeros de la nave Seven, por alguna extraña razón, esta vez no se sentía nada bien en el lugar.

    Por otro lado estaba el hombre que confió en ella y terminó encerrado por su culpa, en parte. El mayor de los Xom fue traicionado por Jacob, Sun y unos pocos miembros de la Resistencia que les acompañaban, los cuáles le dispararon a quemarropa hasta casi matarlo. Su torso jamás volvería a tener la apariencia de antes debido a las serias quemaduras que había sufrido por el plasma de los Flasher. De no ser por la ética moral que regía a Lill Crane, a día de hoy no estaría respirando. Esto, sumado a la traición de la Resistencia, hacía que Deon se sintiese terriblemente estúpido y a su vez furioso por no haber actuado a tiempo. El odio le corroía por dentro más que nunca y el ver a la mujer tan cerca solo le hacía desear que las puertas de las celdas se abriesen para poder asesinarla. Sin embargo, conforme pasaban los días, el hombre iba perdiendo la esperanza de que sus fieles soldados le liberaran. Precisamente lo que él anhelaba, ella lo sabía, pues Kieran le informó del plan aunque no reveló detalles. Sus ojos continuaban cruzándose durante el pasar de los minutos, hasta que la asiática comenzó a sentirse peor y su vista comenzaba a nublarse.

    — No tienes buen aspecto, Sun — Murmuró de pronto el mayor de los Xom — No sé que te está pasando, pero espero que te estés muriendo.

    — Supongo que tu presencia me produce náuseas — Respondió la mujer, visiblemente pálida y sudorosa.

    — Veo que continuas manteniendo el sentido del humor — Deon, que se hallaba sentado al borde de su camastro, se incorporó y agarró las rejas de su celda — Veremos si sigue siendo así cuando te borre la sonrisa de la cara.

    — No vas a volver a tocarme, asqueroso malnacido — Sun se mantuvo sentada en el borde de su poco acolchada cama, haciendo un esfuerzo por no perder la energía — Al menos no con tu diminuto soldadito.

    — Oh, créeme cariño, lo haré con mi diminuto soldadito — El tipo comenzó a reírse tras esto — Y después de que me hayas satisfecho, te mataré a golpes sin dudarlo.

    — El día que... el día que estés cerca de... cerca de mi... — Brume parecía cada vez más débil.

    — Viendo tu estado actual, dudo que llegue ese día — Dijo Deon en un tono sarcástico.

    — Quizá tengas razón... — Murmuró la líder de la Resistencia, luchando por no cerrar los ojos — Pero moriré sabiendo que el día que te acerques a alguna mujer, tu aparato reproductor no te obedecerá cómo sí hacían tus soldados marionetas.

    — ¿Qué mierda quieres decir con eso? — El hombre apretó su frente contra los barrotes — ¡¿Qué significa eso, zorra?!

    — Tú me drogaste y me violaste — Sun cerraba los ojos debido al repentino bajón de energía que estaba sufriendo — Yo te drogué y te castré químicamente. Ese placer que tanto te gusta... no lo volverás a tener.

    — ¡Maldita hija de puta! — Exclamó Deon mientras golpeaba con rabia los barrotes de su celda — ¡Te aseguro que si salgo de aquí, vas a pagar por todo! ¡Disfrutaré matándote!

    La asiática no pudo aguantar más y cayó inconsciente al suelo, mientras el mayor de los Xom gritaba furiosamente y golpeaba lo poco que tenía en el interior de su celda. Debido a todo ese alboroto, el guardia que vigilaba la entrada a la cárcel subterránea bajó, encontrándose con un Deon desatado y una Sun que yacía en el suelo. El soldado corrió a la celda de la mujer e introdujo el código de apertura, sacándola de allí en brazos y llevándola rápidamente hacia la enfermería ante la mirada de descontrol que proyectaban los ojos del que fuera llamado Emperador Xom.

    [...]

    Mostrando una apariencia desaliñada y visiblemente debilitado, Jacob caminaba por entre la gente con un poncho que le cubría la mayor parte del cuerpo y evitaba que se vieran las heridas superficiales que tenía. El segundo al mando de la Resistencia había logrado alejarse de la zona deshabitada donde solo vivían los rebeldes soldados Anixis y llevaba bastante rato pasando inadvertido, dirigiéndose a la base militar de la ciudad para reencontrarse con su líder y amiga Sun. El camino se le hizo breve hasta llegar a la entrada del complejo ahora controlado por la Alianza, el cuál parecía haber aumentado la vigilancia puesto que se veían soldados hasta donde podía alcanzar la vista.

    — Debe haber una manera de entrar sin llamar la atención... — Pensó el hombre apodado Shadow, quién era un auténtico especialista en infiltración.

    Klein hacía cómo que observaba la fruta de uno de los puestos ambulantes más cercanos a la entrada de la base, pero de reojo se fijaba en cualquier punto ciego del que pudiese aprovecharse. Todos los soldados de la Alianza portaban Rhage consigo, pero el afroamericano suponía que no todos tenían una puntería digna cómo para acertar de lleno a un objetivo, por lo que su plan dada la situación pasaría por moverse rápido y encontrar una debilidad en la valla que rodeaba el lugar. Tuvo que esperar unos minutos para armarse de valor, pues era consciente de que dada su condición física, un fallo o mal paso terminaría con su muerte.

    Sin embargo, justo cuando iba a dar inicio su táctica, las puertas de la entrada se abrieron para dejar salir a dos personas. Estas portaban un Rhage a sus espaldas y emprendieron el camino de la izquierda, dirigiéndose a la zona despoblada de Ciudad Anixis. Jacob no le daría más importancia de no ser porque una de esas dos personas era Lio, a quién conocía, el cuál iba acompañado de una mujer de la que recordaba su cara pero no su nombre. El segundo al mando de la Resistencia frenó su plan inicial y pensó detenidamente cuál iba a ser su siguiente paso.

    — Escuché a unos tipos decirle a Kieran que Sun había sido capturada por Lio, así que él sabrá exactamente su paradero y qué pretenden hacer con ella — Jacob hablaba consigo mismo — Les seguiré hasta encontrar un buen lugar en el que emboscarles con ventaja.

    Tras un cambio de idea abrupto, Klein decidió finalmente desechar el plan inicial de infiltrarse en la base militar para seguir desde una distancia segura al dúo formado por Lio y Bar, quiénes se dirigían precisamente en busca de aquel que les estaba siguiendo. Todo ello añadido a que Nordeck y sus soldados continuaban buscando al propio Jacob por el núcleo urbano de Ciudad Anixis, ahora armados con Rhage tras haber robado y asesinado al civil syleriano que los requisó durante el fin del conflicto.

    [...]

    Conforme avanzaban, Santos y Mason se alejaban cada vez más de la concentración de gente para encontrarse en calles que anteriormente estaban llenas pero que ahora habían sufrido severos daños fruto de la que todos llamaban cómo Guerra de las Dos Humanidades, por el especial protagonismo de ésta especie en el conflicto. A pesar de que solo en Ciudad Anixis había al menos cien mil personas —ahora de distintas especies debido a los miembros de la Alianza que habían sobrevivido al combate— se creía que entre los supervivientes de naves que habían caído lejos de la civilización durante el pulso electromagnético de Regresión y aquellos que decidieron abandonar la ciudad para probar suerte en el inexplorado exterior, había cerca de diez mil personas, siendo la cifra de muertos de unos veinte mil aproximadamente.

    Aunque no hacía ni una semana que la guerra entre la Alianza y los humanizados Anixis había terminado, las secuelas de esto permanecían recientes y tardarían años en ser sanadas. Actualmente, el paraje era desolador allá donde miraras y para la ex general Anixis y el hombre de Ceres no era una excepción. Ambos cruzaban ahora por una calle repleta de cadáveres en descomposición y una nave de gran dimensión partida en dos trozos, aún en llamas debido a la colisión. Bárbara se arrodilló ante uno de los cuerpos y comprobó que se trataba de una neoniana, lo que indicaba que aquel accidente había sido probablemente de una nave de la Alianza. Lio hizo lo propio y descubrió que así era, pues algunos portaban trajes especiales con las siglas 'AIE' (Alianza Interestelar de Especies) que confirmaban la identidad del bando en el que estaban.

    — Hay demasiados — Dijo Santos mientras miraba a su alrededor — Esto no está bien...

    — ¿Crees que Lill hizo lo correcto al ordenar la activación de Regresión? — Bárbara tenía la sensación de que su compañero no compartía la decisión del que fuera en su momento el comandante humano.

    — Por supuesto, él hizo lo que debía, considerando la situación de todos — El hombre recogió del suelo un Striker partido por la mitad — Era una decisión mala, la mirases por donde la mirases... no me hubiese gustado tener que tomarla.

    — ¿Y si tuvieras que haberlo hecho? — Mason se aproximó a éste — ¿Habrías tomado la misma decisión o habrías actuado de distinta manera?

    — ¿De qué sirve responder a eso ahora? — Lio lanzó los restos del Striker de nuevo al suelo — Lo hecho, hecho está.

    — Tan solo pregunto, quizá algún día estés en una posición que requiera tomar una decisión así de drástica — La ex general observaba la grandaria que tenía la nave destruida, la cuál se alzaba al menos veinte metros al cielo.

    — Yo no soy un líder, Bar, y tampoco planeo serlo.

    — Yo creo que sí lo puedes ser, simplemente te da miedo tener una responsabilidad tan grande.

    — ¡Mis decisiones, han hecho que muera gente importante para mi! — Exclamó Lio, mostrando la carga de errores que siempre le atormenta — Yo...

    — Es sorprendente ver que tras ese aspecto de tipo duro, hay un hombre sentimental — Dijo Jacob de pronto, apareciendo de la nada entre las diversas casas derruidas y sujetando un Buster en sus brazos — Esa faceta jamás la mostraste cuando estabas en la Resistencia, amigo.

    Lio y Bar se voltearon nada más oírlo, levantando ambos las manos mientras eran apuntados con la escopeta de fabricación humana llamada Buster. No obstante, el dúo se miró durante unos segundos, viendo que Klein sujetaba un arma que muy probablemente no funcionaría dado a que era tecnológica y Regresión había inutilizado toda la que había. Jacob aún no sabía nada del arma de origen Anixis y de que ésta era la causante de su accidente en lanzadera, por lo que creía tener la ventaja.

    — Te estábamos buscando, Jacob — Dijo Santos, fingiendo con las manos en alto — Sun está retenida y reveló lo que planea Kieran a cambio de que te llevemos con ella. Parece que por primera vez en su vida, aprecia a alguien que no es ella misma.

    — ¿Quiere que me llevéis con ella? — Preguntó el segundo al mando de la Resistencia, con una media sonrisa — ¿No tenéis otra mejor excusa para detenerme?

    — Es la verdad — Intervino Bárbara, también con las manos en alto — Te aprecia, Jacob, quiere que te llevemos con ella para que Kieran no te haga daño.

    — Prolongar esto es absurdo, amigo — Musitó el hombre de Ceres, bajando las manos por primera vez en la conversación.

    — ¡No bajes las manos, joder! — Klein enfureció al ver dicho gesto y amenazó con disparar el Buster.

    — Esa arma no funciona — Indicó la ex general, también bajando las manos — La tecnología ya no funciona.

    — ¿Cómo? ¿Pero qué...? — Shadow apretó el gatillo repetidas veces, sin obtener respuesta del arma — ¿Qué mierda ha pasado en éste planeta?

    — Te lo contaremos una vez estemos en la base militar — Respondió Lio, mostrándose confiable — Allí podrás ver a Sun, aunque será en la celda de al lado. Es eso o esperar a que Kieran y sus soldados te usen o te maten. Nosotros no te mataremos, no vamos a hacerte nada, pero la decisión es tuya. Estamos aquí por Sun y por ti, después de todo lo que habéis hecho, desaprovechar la oportunidad significará rechazar el futuro.

    — No sé qué pensar, es... — Jacob se quedó inmóvil durante varios segundos, sorprendido por la oferta que le estaban ofreciendo.

    — Aún necesitas recuperarte de tus heridas, y créeme, te recuperarás de tus errores — Santos parecía verse en un espejo, así lo sentía cuando miraba a Klein — Sun también lo hará, aún podéis ser gente de bien.

    — Te llevaremos a la base militar y después volveremos a salir en busca de Kieran Nordeck — Añadió Bar, recordando que tenían también una misión.

    — Está bien, yo... iré con vosotros, creo que no tengo más alternativa — Finalmente, Shadow decidió acompañarles a la base militar para reunirse con Sun — Respecto a Kieran, puedo daros la ubicación exacta de donde se esconde junto a sus soldados, está dond...

    Repentinamente, Jacob fue atravesado por una flecha de Rhage que se clavó justo en el centro de su espalda, provocando su caída sobre Lio, quién estaba delante suya. El afroamericano aún estaba vivo mientras el hombre de Ceres lo sujetaba y la ex general Anixis apuntaba con su Rhage hacia una montaña de restos donde se escondía el tirador enemigo.

    — ¡Lio, estamos rodeados! — Gritó Bárbara, apuntando con su Rhage en todas direcciones mientras salían soldados Anixis por alrededor.

    Lio aún sujetaba en sus brazos a Jacob, viendo cómo de la herida y la boca de éste comenzaba a brotar una cantidad incesante de sangre debido a la herida de la flecha, que al abrirse la punta en su interior con forma de paraguas —esa era la especialidad y letalidad del arma syleriana— había propiciado una rápida y repentina hemorragia interna al segundo al mando de la Resistencia. Santos no solía quedarse en shock, pero en aquel instante lo estaba. Antes de exhalar su último aliento, Klein hizo un esfuerzo por decirle algo al oído.

    — Eventualmente... — Jacob jadeaba cada vez más — ...pagamos por nuestros errores.

    El hombre pereció justo después de decir sus últimas palabras, momento en el que Lio vio que estaba rodeado de diez soldados Anixis que portaban Rhage también, siendo uno de ellos, Kieran Nordeck. El líder de los soldados rebeldes dio un paso al frente y bajó su arma mientras el resto apuntaban al dúo. Bar no tuvo más opción que bajar el arma, acto que hizo a Kieran sonreír.

    — No tenía nada en contra de él, pero iba a delatar mi posición y además, escapó matando a uno de los míos — Nordeck se refería al recién asesinado Klein — Y la gran Sun Brume me dijo que no sería capturada, cosa que ha ocurrido. No me cabe duda de que, con el mismo fervor con el que deseaba ayudar a su amigo, deseará matarme.

    — No será la única persona que lo desee — Contestó Lio, conteniendo el impulso de la ira.

    — Desear es algo muy humano, ¿no creéis? — Kieran parecía hablar para todos — Puedes desear que tu vida sea placentera y tranquila, pero sabes que con eso no basta. Debes actuar antes de que te quedes sin pulso, porque de lo contrario, no conseguirás aquello que deseas y todo lo que te rodea no tendrá significado.

    — Ahórrate la lección y dinos que quieres, Kieran — Bar estaba cansada de oírle hablar.

    — Un trato — Respondió el líder de los renegados mientras aplaudía con las manos — Vuestras vidas por la de Deon.

    — ¡No vamos a liberar a ese hijo de puta! — Exclamó Santos, quién segundos antes había dejado el cuerpo de Jacob en el suelo.

    — Quieto amigo, no te conviene ser imprudente en estos momentos — Kieran sonó bastante serio en ese momento, mientras apuntaba con el dedo al hombre de Ceres — ¿Acaso no veis lo jodidos que estáis? Si no aceptáis el trato, yo no pierdo nada, porque os mataré y continuaré con mi plan. Si aceptáis, no asalto la base militar y nadie termina herido, siempre y cuando reciba al Emperador Xom en perfecto estado.

    — ¿Y después qué? — La mujer suponía cuál sería el siguiente paso de sus enemigos — Buscaréis la forma de reiniciar la guerra que Regresión paró...

    — Querida Bárbara, eso sería un completo suicidio por nuestra parte — Respondió el líder de los renegados Anixis — La Alianza tiene más soldados, más apoyo, el control de la ciudad... ¿de qué nos serviría atacar? No merece la pena. Simplemente queremos a Deon y después nos iremos de aquí, lejos de Ciudad Anixis.

    — No duraréis nada ahí fuera — Añadió el hombre de Ceres, expresando su opinión con seriedad.

    — Eso ya lo veremos — Musitó Nordeck mientras se dirigía a uno de sus soldados — Átales las manos a los dos y pongámonos en movimiento.

    — ¿Hacia dónde vamos, Kieran? — Preguntó otro soldado, siendo curioso.

    — Vamos a hacerle una visita al Emperador Deon Xom en persona — Contestó el hombre al mando de los Anixis esbozando una sonrisa de oreja a oreja.

    [...]

    Sun Brume yacía dormida en una de las camillas de la enfermería con una vía intravenosa puesta y un suero nutritivo que le haría recuperar las fuerzas tras el bajón energético que había sufrido en la prisión subterránea. El guardia de la cárcel actuó rápido y la llevó con la doctora Vega, quién rápidamente se encargó de que la asiática recuperase la normalidad. Habían pasado más de tres horas desde aquel suceso, tiempo suficiente para que Maya le hiciese algunas pruebas a la líder de la Resistencia, descubriendo algo que le hizo llamar inmediatamente al único líder al mando de la base militar. Normalmente había que ir a ver a Quetaryan en la tercera planta del complejo para contarle lo que ocurría, sin embargo, la insistencia de la médico en no dejar a solas a su paciente propició que fuera el neoniano quién se acercara a la enfermería.

    — ¿Doctora? — Yak golpeó la puerta, que estaba entreabierta, antes de entrar a la sala — ¿Hay algún problema?

    Maya se encontraba sentada justo a los pies de la camilla donde dormía Sun, con el rostro serio y ofuscado, cosa que preocupó más si cabe al líder y soldado neoniano.

    — Siento haberle hecho venir con urgencia, señor Quetaryan, pero según tengo entendido, usted está al mando y... — La médico quedó en silencio durante unos segundos, con la mirada puesta en la asiática — ¿Se ha enterado de lo sucedido en la cárcel?

    — Así es, el guardia me lo notificó justo después de dejar aquí a la reclusa — Yak permanecía serio y esperando esa noticia supuestamente tan importante — ¿Hay algo más que deba saber?

    — Sí, aunque no tiene nada que ver con ese suceso... o quizá sí, ya que el guardia trajo a Sun Brume en un evidente estado de debilidad — Maya se incorporó y se dirigió a una mesa, donde yacían una serie de ecografías — Las condiciones de la prisión no son las mejores para mantener encerrada a una mujer embarazada.

    Al oír aquellas palabras, los ojos del neoniano se hicieron más grandes, mostrando una reacción de sorpresa más que evidente. Quetaryan se aproximó a la médico y ésta le mostró varias ecografías hechas recientemente en las que se veían formas que Yak apenas comprendía, pero que Maya sabía identificar a la perfección.

    — ¿Ves dónde hay una especie de círculo deformado rodeado de oscuridad? — Señalaba la doctora Vega en una de las ecografías — Es la forma de un feto que lleva dos semanas gestándose.

    — Es realmente fascinante ver un feto de humano en formación — Yak nunca había visto nada parecido, pues nunca tuvo la oportunidad — Y más aún si estamos hablando de un bebé de Sun Brume. ¿Podemos saber quién es el padre?

    — Las ecografías las pude hacer mediante escáner ultravioleta y con energía del generador, la prueba de adn tuve que hacerla a mano — Murmuró la mujer, mostrando una jeringuilla con aguja y un aparato cotejador de génoma que también funcionaba gracias a las últimas reservas del generador — Si esto llega a pasar dentro de tres días, no hubiese podido hacer nada de esto.

    — Entonces, ¿en esa prueba de adn está la identidad del padre? — El neoniano tenía mucha curiosidad por ver quién era el padre biológico de ese futuro bebé.

    — Así es, la he cotejado con la lista de datos de mis pacientes, porque tenía una pequeña corazonada — Maya buscó entre varios expedientes clínicos y sacó de entre ellos a uno, dispuesta a dárselo a Yak — Aquí tie...

    — ¡Líder Quetaryan! — Exclamó un soldado de la Alianza, irrumpiendo repentinamente en la sala médica — Tenemos un problema en la entrada de la base.

    — ¿Qué sucede, soldado? — Quetaryan devolvió el expediente a la doctora Vega sin haber podido verlo.

    — Hay una docena de soldados Anixis, tienen a Lio y Bar retenidos y exigen hablar con quién esté al mando — Dijo aquel miembro de la Alianza, mostrándose realmente preocupado.

    El neoniano frunció el ceño en aquel instante, sabedor de quiénes se trataba. Antes de marcharse de la enfermería junto al soldado, se volteó hacia Maya y apoyó sus manos sobre los hombros de ésta.

    — Es importante que se quede aquí y no deje entrar a nadie, ¿entendido? — Quetaryan suponía que Sun podría ser un objetivo para los soldados Anixis — Éste soldado se quedará en la puerta para protegerlas a las dos.

    La doctora Vega asintió y el soldado que había dado el aviso también, recibiendo así una orden por parte del neoniano. Mientras dicho soldado haría guardia en la puerta de la enfermería, Yak salía al exterior del edificio y se dirigía a la entrada de la base militar, descubriendo a dos docenas de sus soldados apuntando con sus Rhage a los enemigos, una docena de soldados enemigos que seguían siendo fieles a sus costumbres y nombres.

    Junto a ellos estaban el hombre de Ceres y la ex general Anixis, atados únicamente de manos pero con un soldado cada uno apuntando con flechas a sus cabezas. Quetaryan se aproximó al lugar del conflicto con tranquilidad y una seriedad que se reflejaba en su rostro, mientras uno de esos soldados enemigos daba un paso al frente y se aproximaba a las puertas de la entrada, que separaban el interior de la base militar del exterior civil de Ciudad Anixis.

    — Kieran Nordeck, ¿verdad? — El neoniano supo inmediatamente de quién se trataba, pues ver que daba un paso al frente y representaba a los suyos, le hizo saber que era el líder y por ende él.

    — El mismo — Contestó el humano, sonriente — ¿Tú eres...?

    — Yak Quetaryan, líder neoniano y actualmente único al mando de la Alianza Interestelar de Especies, aquí en Paraíso.

    — Cuanta cordialidad... — Murmuró Kieran, para acto seguido voltearse y señalar al dúo retenido por sus soldados — ¿Los quieres de vuelta?

    — Obviamente. ¿Qué pides a cambio?

    — Queremos al Emperador Xom. Tráelo ahora mismo.

    Yak apretó los dientes y los puños, consciente de que partía en clara desventaja respecto a la negociación que se estaba dando. Kieran continuaba esbozando una sonrisa con aires de superioridad al saber que tenía la sartén por el mango. El neoniano permaneció dubitativo durante casi un minuto en el que todos se hallaban en completo silencio, siendo éste roto por el bullicio de los ciudadanos a poca distancia del complejo.

    — Que dos soldados vayan a por Deon Xom — Ordenó Quetaryan, viendo que no tenía otra opción si quería recuperar con vida a Lio y Bar.

    — Me alegra haber llegado a un acuerdo, Yak Quetaryan — Dijo el líder de los soldados renegados — Te entregaré a tus amigos una vez vea a mi Emperador.

    [...]

    Deon aún estaba furioso por la revelación de Sun, la cuál le contó de que había sido castrado químicamente cuando éste se ofreció a ella para que le drogara, tal y cómo él mismo le hizo poco antes. Lo que para el mayor de los Xom había sido una muestra de confianza mutua con la asiática, se había convertido en otra traición más por parte de ésta, al menos así lo veía el hombre. En su mente no dejaba de resonar aquello, horas después incluso de que sacaran a Sun de la prisión debido a lo que le había ocurrido. El que fuera Emperador de los humanizados Anixis hasta hacía poco, desconocía por completo lo que le ocurría a la líder de la Resistencia, pero deseaba que fuese grave y desembocara en su muerte.

    De pronto, esos pensamientos pasaron a un segundo plano cuando comenzó a escuchar pasos que bajaban las escaleras, viendo poco después que se trataba de dos soldados de la Alianza. Estos, que eran un humano y un syleriano, se dirigieron a su celda e introdujeron el código de seguridad para abrirla, sorprendiendo al propio Deon. El tipo se incorporó de su cama y se preparó para pelear, pues estos soldados no dijeron nada y temía que fuesen a llevárselo por su cuenta para matarlo o torturarlo. Sin embargo, una vez la puerta de la celda fue abierta, los dos miembros de la Alianza se apartaron a un lado y le mostraron la salida al preso.

    — Tenemos órdenes de liberarte — Musitó el soldado syleriano con seriedad.

    — Parece que hoy es mi día de suerte — Murmuró Xom, sorprendido y a su vez alegre — ¿A qué o quién debo el placer?

    — Al parecer, aún tienes amigos ahí fuera — Respondió el soldado humano — Se las han arreglado para obtener un trato beneficioso para ambas partes.

    — ¿Se puede saber a qué te refieres? — Deon no comprendía a qué se refería el soldado.

    — Ahora lo verás — Indicó el syleriano.

    Ambos soldados de la Alianza llevaron al retenido al exterior de la cárcel subterránea, que conectaba directamente con el patio principal de la base militar, lugar muy extenso para el aterrizaje de naves. Tras cruzarlo de un lado a otro, estos llegaron a la entrada principal del complejo, donde se estaba llevando a cabo la inesperada negociación. Al ver a su líder aparecer, Nordeck y sus soldados levantaron los puños y se arrodillaron en señal de obediencia y sumisión.

    — Esto sí es una sorpresa — Deon sonrió al ver el gesto de aquellos que aún eran fieles a él — ¿Quién de vosotros es el artífice de esto?

    — Soy yo, Emperador Xom — Murmuró el líder del grupo Anixis — Mi nombre es Kieran Nordeck, estoy a su servicio.

    — Te estoy muy agradecido, Kieran Nordeck — Xom se dirigió también al resto de soldados — Estoy en deuda con todos.

    — Cállate y lárgate con esos Ikorfs salvajes — Dijo Quetaryan, molesto por cómo se alargaba la situación — Kieran, suelta a mis dos compañeros ahora mismo.

    — Un pacto es un pacto, por supuesto — Kieran indicó a sus soldados que dejaran ir a Lio y Bar.

    Tanto el hombre de Ceres cómo la ex general Anixis comenzaron a dar pasos en dirección al interior de la base, mientras las puertas de la entrada se abrían para dar paso al intercambio de rehenes. Deon también fue soltado y éste cruzó la mirada con Lio y Bar, sorprendiendo de forma repentina al tomar del brazo a su ex pareja, evitando que continuase avanzando.

    — ¡¿Qué mierda haces, Deon?! — Exclamó Bárbara, tratando de soltarse.

    — ¡Suéltala, maldito idiota! — Intervino Lio, siendo frenado por los soldados Anixis que apuntaban con sus Rhage.

    — La dejaré ir si me entregáis a Sun — Dijo Xom, decidido — Un intercambio de dos por dos.

    — Ese no era el trato que había hecho tu mayordomo — Yak miraba seriamente a Deon — Déjala o habrá represalias, sois muy pocos para todos los que estamos aquí, no creo que merezca la pena morir cuando acabas de recuperar tu libertad.

    El aún Emperador Xom para sus fieles, no lo veía así, por lo que realizó un movimiento rápido para robarle la daga de energía a la mujer, que ésta portaba enfundada en su cintura, y la colocó en su cuello. Ante esto, los soldados de la Alianza rodearon a los soldados enemigos, apuntándose ambos con la misma arma syleriana. La tensión de la negociación estaba en su punto álgido debido al cambio de planes que había efectuado el propio Deon, decidido a llevarse consigo a la líder de la Resistencia para poder hacerle pagar todas sus traiciones.

    No obstante, cuando la situación parecía abocada a acceder las peticiones del mayor de los Xom, una flecha impactó a escasos centímetros de los pies de éste. Todos levantaron la vista rápidamente, confusos por lo recientemente ocurrido, comprobando que el disparo provenía de una ventana del segundo piso del edificio de la base. Allí estaba el ingeniero Sith Regan, sujetando en sus brazos un Rhage que apenas sabía manejar, pero decidido a evitar que Deon y Kieran se saliesen con la suya. Aquello fue la chispa que encendió la llama del combate.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Saludos, amigo. Ha sido un gran capítulo. De todos los que vengo leyendo, este es el que más me ha gustado, colocándose en el puesto 1 de esta parte rápidamente.

    Pasaré a comentar el capítulo. No creí que Deon considerara a Sun como la culpable de la traición, dado a que fue Jacob el que dio la orden de que lo acribillaran a balazos, mientras que ella, a vista del propio emperador, se refugiaba de un ataque. Creí que Deon consideraba al ratón escurridizo de Jacob como el artífice del plan, y a Sun como una que solamente aprovechó las circunstancias. Pero se ve que es imposible para él pensar que los miembros de una organización no actúan sin las órdenes de sus líderes. Al final, la pequeña le confiesa a Deon lo que le hizo cuando lo tuvo retenido. Eso revela que Deon siempre pensó que ella simplemente lo había violado y ya. Poca imaginación la de él. Es muy hipócrita lo de Deon hacia Sun. Ella estaba dispuesta a ser una de sus aliadas, pero él fue quien traicionó primero. Lo que recibió era lo que merecía, e incluso más, ya que hizo lo mismo tanto a Bárbara como a otra de sus compañeras en el pasado.

    Al final, Sun termina desmayándose por la falta de energía, justo cuando parecía que la situación entre ambos se iba a volver más tensa. Luego se descubre que ella está embarazada. Honestamente, no sé que pensar. En lo que a mí respecta, Deon es el peor ser humano vivo del lado de nuestro género, y Sun es la peor en el lado femenino. El pobre niño o niña en gestación va a tener a los peores padres en la humanidad, pero yo realmente no veo a Sun queriendo ser la madre del hijo de su violador. Aunque, considerando que no hay energía o tecnología alguna para poder hacerle algún procedimiento abortivo, creo que ella va a tener que resignarse a tenerlo. Me pregunto si ella lo cuidará por su cuenta, o si buscará alguna pareja para que elija tenerlo. Pero lo cierto es que no la veo siendo madre. Veo que ya empezó un camino de redención, pero para las enormes atrocidades que ha cometido (incluso en la parte IV tuvo la oportunidad de irse por un camino de redención, pero la rechazó poniéndose en contra de la humanidad y uniéndose a los Anixis) el camino que tiene que recorrer es largo. Veremos que tal le va. Si efectivamente cambió, pues, bienvenido sea. Se ve que mientras hay vida, hay oportunidades.

    Me dio risa cuando vi a Jacob apuntándole a Lio y Bar con un arma. Estaba pensando en como se desencadenaría la situación en la que él se daría cuenta de que el arma ya no funcionaba. Hubiera sido más gracioso que él quisiera disparar de sorpresa y ver cómo le fallaba el arma antes de que lo dijeran sus enemigos. Vemos que Lio estaba intentando hacer con él lo mismo que Lill hizo por él cuando sucedía algo similar en la parte III. Aún lo recuerdo :'( Lill y Axlor estaban frente a Lio que parecía perder el camino, y el que ahora es comandante decide tratar de recuperar a su compañero. Veo que Lio hizo lo mismo con Jacob. Pero un flechazo lo alcanzó, por lo que, la vida de Klein acaba en dicho sitio. No me siento mal por su muerte, porque siento que debió haber sufrido más por lo que hizo. Yo sé que él parecía dar indicios de que quería tomar el camino correcto, pero con eso no me alcanza para tenerle lástima.

    La situación ha escalado rápido, y parece que Deon es un completo estúpido. El propio Kieran terminó siendo más razonable que él. Por sus palabras, no querían pelear, incluso planeaban huir de la ciudad tomada por sus enemigos para probar suerte en otro sitio que justo era inexplorado. El intercambio se llevó de forma pacífica, dado a que Kieran parecía saber cuando es mejor someterse, pero el bruto de Xom lo echó todo a perder. Es un verdadero idiota, siempre lo ha sido, y me sorprende que ni su padre ni sus aliados estén decididos a pararle los pies. Pero bueno, él inició el conflicto, y seguro (digo seguro, pero los Anixis son tan idiotas que no estoy seguro realmente XDDD, tú me entiendes) los demás que lo sirven no creo que quieran obedecer más tiempo a alguien que te mete en problemas nada.

    Ahora, los Anixis están en peligro serio siendo muy pocos a comparación con los enemigos que tienen alrededor. Espero que esto signifique el final tanto para Deon como para el estúpido de Kieran (imagina salvarle la vida a alguien y que lo primero que haga sea meterte en un problema XD). Se ve que para Deon, vengarse de Sun porque le puso fin a sus instintos violadores (con qué cara se atreve a juzgar a los humanos de Neonia siendo él tan basura) es más importante que ser libre de tus enemigos. Se ve que Sith no ha perdido tiempo y ha disparado, lo cuál es bueno, ya que lo único que les causaba problemas era Deon reteniendo a Bar. Espero que ella logre soltarse y escapar para ponerle fin a la vida de un hombre que la estuvo torturando con su violencia por casi cuatro años.

    Viendo que solamente nos quedan 4 capítulos, que el siguiente será la continuación de este, y que todavía quedan cosas por ver como lo que está sucediendo en Neonia (me muero por ver sus reacciones a las cosas actuales), y que aún no hemos visto nada de la cúpula donde han aterrizado Om y Uriow, no creo que el conflicto se prolongue más allá del siguiente capítulo. Además, creo recordar al inicio que el clímax empezaba en este capítulo, así que se refuerza mi creencia.

    En fin, no tengo nada más por decir, más allá de que estoy impaciente por ver como sigue la historia en esta sexta parte, además de que quiero saber qué nos deparará el futuro luego de que todo se acabe aquí. Puesto a que, luego de haber leído la llegada de el Arca IV a Paraíso, no sabemos casi nada de los Anixis. Pero por el momento, estoy en la parte VI y me centraré en eso.

    Será hasta la próxima, amigo. Un abrazo fuerte :D Chao ❤️
     
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  11. Threadmarks: Sin pulso (Parte 2)
     
    Manuvalk

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    Hola a todos, ya está aquí el sexto capítulo de esta sexta parte de Los Viajeros. Éste capítulo será un cierre para algunas historias, para algunos personajes y en definitiva un cierre en algunos aspectos. A mi juicio, un gran capítulo que espero que disfrutéis. Gracias como siempre a Reydelaperdicion por su aprecio a esta historia y su interés.



    Sin pulso (Parte 2)








    La flecha disparada por Sith casi acierta en Deon, sorprendiendo a propios y extraños el hecho de ver al ingeniero armado e intentando acabar con la vida de quién fue su líder no hacía mucho tiempo atrás. Este repentino suceso desembocó rápidamente en una lluvia de flechas entre ambos bandos. La entrada a la base militar se convirtió de un momento a otro en una zona de combate. Deon soltó a Bárbara y se cubrió tras un vehículo terrestre que se hallaba cerca, inoperativo por Regresión, mientras ella corría hacia la posición donde Lio y Yak se encontraban, ubicada tras una pequeña caseta que usaba el vigilante de la entrada al complejo.

    — ¡Quiero al ingeniero, Kieran! ¡Tráemelo! — Ordenó el Emperador Xom a su súbdito — ¡El resto! ¡Disparad las flechas a conciencia!

    — ¡Entendido!

    — ¡Emperador, podríamos irnos de aquí! ¡Podríamos desaparecer ahora! — Exclamó Nordeck, quién no creía que enfrentarse a la numerosa Alianza en aquel momento fuese la mejor idea — ¡Eres libre! ¡Es nuestra oportunidad!

    — ¡¿No me has oído?! — Deon se volteó hacia el hombre desde su posición — ¡Quiero a Sith! ¡Y también a Sun! ¡No nos iremos de aquí sin ellos!

    — ¡Puedo entender que quiera a esa mujer, señor! — Kieran tuvo que agacharse rápido para no recibir un flechazo — ¡¿Pero de qué nos sirve el ingeniero?!

    — ¡Piensa un poco, idiota! ¡Es el único capaz de encontrar una explicación al fenómeno de Regresión! ¡Ve tras él! ¡Nos será útil!

    Kieran asintió ante la insistente orden de su líder, escabulléndose de la batalla y corriendo en dirección al interior del edificio de la base. Yak, Bar y Lio lo vieron desde su cobertura, siendo el primero de los tres quién decidió correr tras él de forma repentina.

    — ¡Yak! — Exclamó Santos, que no esperaba esa reacción del líder neoniano — Debo ir con él.

    — Lo haré yo — Musitó la ex general con decisión.

    — No, tú quédate y asegúrate de que Deon muere hoy — Dijo el hombre de Ceres con una seriedad que intimidaba — Iris está ahí dentro, voy a asegurarme de que está bien y después buscaré a Yak y Sith.

    — Está bien, Lio — La mujer lo abrazó de forma repentina ante la sorpresa del hombre — Cuídate y cuídalos.

    — Lo mismo te digo, Bar.

    Santos le sonrió y acto seguido inició una carrera desde su posición hasta la entrada al edificio de tres plantas en el que todos vivían, decidido a poner a la pequeña Hennessey a resguardo para después evitar que Nordeck pudiera dañar a Quetaryan o al ingeniero Regan. Así pues, Mason y los soldados de la Alianza enfrentarían a Xom y su reducido grupo con la intención de acabar definitivamente con el conflicto que comenzó en Neonia meses atrás.

    [...]

    Sith se encontraba en la segunda planta del edificio, ubicado en una de las ventanas que daban directamente a la entrada. Tras haber fallado su primer disparo, el ingeniero decidió preparar una segunda flecha, pero entonces uno de los soldados enemigos disparó su Rhage contra él, estando muy cerca de acertarle. El tipo tuvo que agacharse bajo la ventana para evitar ser alcanzado, momento en el que comenzó a respirar agitadamente mientras dejaba el arma syleriana a un lado. Él nunca había sido un hombre de acción y era la primera vez que manejaba un arma, por lo que sentía una sensación de temor recorriéndole el cuerpo, añadido al haber intentado matar a la persona más peligrosa del lugar.

    En ese momento, levantó la vista y vio a la pequeña Hennessey frente a él, vestida con un vestido blanco de flores estampadas y unos zapatos verdes de vestir. Su pelo ondulado y largo caía por delante de sus hombros y parecía observar a Regan con curiosidad. Su vista se centró acto seguido en el Rhage que yacía tendido a un lado del hombre. Sith la miró a los ojos y rápidamente tomó el arma syleriana de nuevo, pues conocía los deseos de venganza que la niña tenía contra aquellos que aún se declaraban soldados Anixis, sin mencionar que de saber que Deon había sido el asesino de su madre, querría encargarse de él en ese mismo instante.

    — ¿Estás bien...? — Preguntó Iris sin mostrar ninguna expresión en su rostro.

    — Sí, lo estoy, gracias por preguntar — Respondió Sith, apartándola de la ventana para evitar un disgusto — ¿Qué se supone que haces aquí? ¿No deberías estar en la habitación que tienes asignada junto a Lio?

    — He escuchado cosas y he salido.

    — ¿Qué has escuchado?

    — Que hay gente mala que ha venido a pelear.

    — Bueno, eso es cierto — Regan pensó que lo mejor era ponerse ambos a salvo — Así que vamos a ir a la sala de ingeniería y nos quedaremos ahí hasta que los malos se vayan, ¿entendido?

    — Vale.

    El ingeniero le ofreció su mano a la niña y ésta la tomó, dirigiéndose ambos a la sala de ingeniería. Caminaron rápidamente por un pasillo hasta bajar por unas escaleras que llevaban a la primera planta, lugar donde estaba dicha sala. El dúo se movía con rapidez para resguardarse del combate lo más pronto posible, pero Kieran también fue veloz y se presentó justo delante de ambos en el pasillo en el que estaba la sala de ingeniería.

    — Sorpresa, señor ingeniero... y señorita — El soldado al servicio de Deon sonrió al ver a los dos que tenía enfrente — ¿Va a usar esa arma, Regan? Porque de lo contrario, lo mejor sería que la dejara en el suelo. No querría tener que hacerle daño delante de una niña.

    Sith tragó saliva al oír las palabras de Kieran, quién era todo lo duro y maquiavélico que el ingeniero no podía ser, por lo que obedeció y dejó su Rhage en el suelo mientras el enemigo le apuntaba con el suyo propio.

    — ¿Ves, pequeña? Hay que obedecer siempre a los mayores, igual que a alguien con un arma apuntándote — Nordeck le indicó con la cabeza a Regan que se metieran en el interior de la sala de ingeniería, la cuál estaba a escasos metros — Y dame el código de seguridad de la puerta, amigo.

    — Doce, veintisiete, noventa y tres.

    El hombre y la niña accedieron a la sala de ingeniería y tras ellos el propio Kieran, que bloqueó la puerta de cara al exterior con dicho código para así evitar la irrupción de cualquiera. Nordeck comenzó a explorar la amplia habitación donde el ingeniero y otros más trabajaban, encontrándose con la reconstrucción del arma Regresión en una de las varias mesas que había. El soldado Anixis se aproximó al proyecto mientras lo observaba detenidamente, sorprendiéndose de que un aparato cilíndrico tan básico escondiese tanto potencial.

    — ¿Funcionará si los reconstruyes? — Preguntó Kieran, muy intrigado con eso.

    — Es improbable — Contestó Sith mientras se sentaba en una silla al lado de Iris — Creo... bueno, yo y el resto de ingenieros que trabajan aquí, creemos que es de un solo uso.

    — Entonces, ¿por qué reconstruirla?

    — Para estudiarla más a fondo, comprenderla al cien por cien y quizá poder fabricar otra en el futuro — Sith se fascinaba con la tecnología Anixis — Al margen de todo eso, también porque forma ya parte de nuestra historia reciente y dentro de unos pocos años, espero, esté en un museo a la vista de todos.

    — Lo dice usted con mucho fanatismo y entusiasmo, ingeniero Regan — Kieran tomó una silla y se sentó enfrente de ambos — Tranquilo, seguro que cuando el Emperador Xom retome el control, su primera misión será replicar el arma Regresión.

    — Si Deon retoma el control, le aseguro a usted y a cualquiera que tendrán que amputarme las manos, porque no trabajaré para él ni para nadie que esté con él — La contundencia de las palabras del ingeniero chocaron bastante en el soldado Anixis, que no se esperaba en absoluto una respuesta así.

    — Se debía al Emperador Gar Xom y en cuanto pudo cambió de bando... — Nordeck se incorporó de su asiento y comenzó a aproximarse a Sith — Si no fuera por su inteligencia y sus dotes con la ingeniería, yo mismo le cortaría las dos manos y le sacaría el corazón...

    El rostro del ingeniero estaba desencajado al oír aquello y la niña miraba a su captor con una mezcla de temor y odio. En aquel instante, varios golpes en la puerta llamaron la atención de los tres, siendo Kieran quién tomó la iniciativa.

    — Pregunta quién es y qué quiere — Le susurró el soldado Anixis al ingeniero.

    — ¿Quién es y qué quieres?

    — Sith, soy Yak Quetaryan — Se escuchó al otro lado de la puerta — Ya puedes salir, todo ha terminado. Deon ha muerto y sus soldados también.

    Al escuchar aquello, el rostro de Nordeck se ensombreció cómo nunca antes lo había hecho. Si el neoniano estaba en lo cierto, él era el único que quedaba y sería cuestión de tiempo que le atraparan o mataran. De no ser por Regresión, Kieran podría comprobar el estado de Deon solo hablándole por radio, pero al no poder ser, debía fiarse de su instinto y de las palabras de un completo desconocido que por cómo sonaba, parecía confiado. Debía pensar un plan rápido, y éste no tardó en llegar.

    — Déjale entrar — Susurró Kieran, decidido — Hazlo o te mato a ti y hago que la niña lo recuerde toda su vida.

    — Vale, vale... — Sith se dirigió a la puerta para desbloquearla — ¡Un momento, Yak!

    Mientras Hennessey observaba la escena visiblemente nerviosa y Regan abría la puerta, Nordeck se colocaba a una distancia prudente y tras una mesa, para disparar una flecha al neoniano nada más pusiese un pie en el interior de la habitación. Una vez la puerta desbloqueada, Sith la abrió, viéndose sorprendido por una embestida de Quetaryan que hizo que ambos se fueran al suelo justo a tiempo para evitar que una flecha del Rhage de Kieran impactara en alguno de ellos.

    — ¡Maldición! — Exclamó el soldado, que ya tenía preparada una segunda flecha, esta vez apuntando a Iris — ¡Dejadme marchar o la siguiente flecha va para la niña!

    — ¿Tienes la sangre fría de hacer algo así? — Tras Yak, era Lio quién entraba a la habitación, tranquilamente y apuntando con su Rhage a la posición del enemigo — Porque como esa flecha salga de tu arma, te aseguro que desearás haber muerto en el día de hoy.

    Cubierto tras una mesa y varias sillas, Kieran comenzaba a temblar, sufriendo una especie de shock en el que se había juntado tanto saber que su Emperador había muerto junto al resto cómo que su situación era realmente mala para alguien que quería salir con vida, cómo era su caso. El soldado supo que debía actuar si no quería morir en vano, por lo que se preparó para salir de su cobertura rápidamente y disparar una flecha. Con Santos cerca de la puerta, Yak y Sith en el suelo e Iris sentada, las opciones pasaban por convertirse en un auténtico asesino sin escrúpulos al matar a una niña o probar las pocas posibilidades que tenía de ser más rápido que el hombre de Ceres.

    Kieran respiró todo lo hondo que pudo en un intento de calmarse y tras esto, se dispuso a contar hasta tres para asomarse y disparar. Lio se encontraba con medio cuerpo cubierto por la propia puerta de la sala, también apuntando a la posición del enemigo. Con la mirada, le indicó claramente a Iris que se tirase al suelo junto al neoniano y al ingeniero, cosa que ella hizo al instante. El silencio se adueñó de la habitación, donde solo se escuchaban las respiraciones contrapuestas de todos. Los segundos pasaban y cada uno que se perdía significaba uno menos para sobrevivir, especialmente en el caso de Nordeck. El fiel soldado de Deon hizo su cuenta particular y salió rápidamente de su cobertura, apuntando a Santos, quién estaba ya listo para disparar su Rhage. Casi al mismo tiempo, ambos rivales se dispararon una flecha.

    El hombre de Ceres, al haber estado más preparado, disparó su flecha unas milésimas de segundo antes que el soldado Anixis, la cuál impactó en el hombro derecho de éste e hizo que fuera empujado hacia atrás por la inercia, chocando con un armario que se precipitó sobre él y le cayó encima. El disparo de Kieran salió un poco más tarde de su Rhage pero no por ello fue mal disparo, pues su flecha casi termina fulminantemente con la vida de Lio, el cuál sintió cómo parte de su oreja izquierda era arrancada a una velocidad considerable, dejándole solo con la media parte de arriba. La falta de experiencia a la hora de manejar el arma syleriana pasó factura en los dos, que de haber tenido más habilidad en el manejo, podrían haber decantado la balanza hacia uno de ellos.

    Mientras Nordeck gritaba de dolor al sentir cómo la flecha se abría dentro de la herida, al margen de tener un armario sobre él, Santos se echaba la mano izquierda a lo que le quedaba de oreja en el mismo lado. El hombre de Ceres tenía cicatrices de todo tipo, fruto de duros enfrentamientos armados y físicos, pero jamás olvidaría aquel momento pues cada vez que se mirase a un espejo, vería que medía oreja izquierda ya no estaba. La sangre le brotaba de la herida y eso lo vio Iris, que se levantó y corrió hacia él con visible preocupación mientras Sith se incorporaba por su cuenta y Yak se dirigía al lugar donde estaba tirado Kieran. Al aproximarse a su posición, el neoniano levantó el armario que éste tenía encima suya y le observó con desprecio, viendo cómo se desangraba lentamente gracias a la hemorragia provocada por la flecha.

    — Por muchos de los vuestros que vea morir, jamás sentiré la paz de antes — Quetaryan miraba fijamente a su malherido enemigo — Hoy se pondrá fin a los falsos Anixis, por Vanth y Reeda.

    Kieran apenas tenía fuerzas para hablar mientras sentía un dolor muy intenso en la zona donde yacía incrustada la flecha que Lio le disparó, siendo cuestión de tiempo que su corazón dejase de latir debido a la pérdida inmensa de sangre. Lio aún mantenía su mano izquierda en su oreja izquierda, tratando de impedir que saliese libremente la sangre mientras Sith le cedía un pequeño trapo blanco para ponerlo en lugar de su mano.

    — Deberías ir a la enfermería para que Maya lo vea — El ingeniero Regan creía que era lo mejor para su compañero — Ella podrá arreglarte eso.

    Iris observaba con miedo la otra parte de la oreja que se hallaba en el suelo junto a varias gotas de sangre y la flecha disparada por Nordeck. Lio y Sith lo vieron, pensando el ingeniero que quizá se podría volver a implantar. No obstante, su dueño no pensaba lo mismo.

    — Lo único que necesito es suturar y sanar la herida, nada más — Contestó el hombre de Ceres con seriedad — Dile a Yak que aún hay un combate fuera y debemos terminarlo.

    — Lio, tú no deb...

    Santos no hizo caso de Regan, pues tomó su Rhage del suelo y salió de la habitación sin siquiera despedirse de la pequeña Hennessey ni del propio Quetaryan, que aún observaba a su enemigo hasta que vio cómo exhalaba su último aliento tras varios minutos agonizando.

    [...]

    — ¡No puedo dejar que salgas ahí fuera! — La doctora Vega impedía salir a su paciente — ¡Necesitas reponer fuerzas, no malgastarlas!

    — ¡Déjame! ¡Debo acabar con él! — Exclamaba Sun, decidida a confrontar a Deon una vez supo que éste estaba fuera de la cárcel.

    — ¡Sabes que estás embarazada y que es el padre de tu hijo! — Maya intentaba a la desesperada que la asiática cesase en su empeño — ¡Deja que se ocupen otros!

    — ¡Me da igual! ¡Aparta!

    La líder de la Resistencia empujó a un lado a la médico, que cayó sobre un carrito con utensilios de cirugía, el cuál se precipitó al suelo. Brume salió de la enfermería habiendo reposado apenas unas cuatro horas desde su bajada de energía física, con la intención de confrontar a Xom de una vez por todas. El saber que la había dejado embarazada fruto de haberla violado le repugnaba hasta tal punto, que deseaba torturarlo física y mentalmente hasta verle morir. Esa determinación fue la que le hizo salir del edificio de la base militar y cruzar todo el patio hasta la entrada, lugar donde se estaba desarrollando el conflicto entre docenas de soldados de la Alianza y apenas siete soldados Anixis con vida, entre los que se encontraba el Emperador de estos.

    Éste estaba centrado en herir a Bárbara, quién se había quedado ahí por petición de Lio para proteger la entrada y con ello frenar el avance de Deon, quién podría simplemente huir, pero cegado por la ira y seguido por sus ya pocos fieles, se mantenía en sus ideas. Estaba decidido a llevarse consigo a Sun para poder hacerle de todo y en todos los aspectos, por lo que al verla aproximarse hacia allí, una sonrisa no pudo evitar dibujarse en su rostro desde la posición en la que se hallaba. La ex general también vio a la asiática llegar a la zona, extrañándose completamente y temiendo que fuese a escapar también del complejo.

    — ¡Quieta o disparo! — Exclamó Mason, apuntando desde su cobertura a la líder de la Resistencia — ¡No quiero tener que hacerlo, pero ésta flecha podría llevar tu nombre!

    — ¡Prefiero que esa flecha lleve el nombre de Deon! — Respondió Brume, que tras unos segundos a cierta distancia del combate, se aproximó a la posición de Bárbara — Sé que odias a ese hombre tanto cómo yo, solo te pido que muera hoy y te aseguro que volveré a una celda. Pero necesito verlo morir, o de lo contrario, lo haré por mi cuenta aunque sea lo último que haga.

    — No tienes muy buen aspecto — Murmuró Bar, fijándose en ella — ¿Seguro que puedes valerte por ti misma en estos momentos?

    — Déjame tu arma y te cubriré desde aquí, tú flanquéalos por la izquierda y acaba con ese hijo de puta por ambas, ¿vale?

    En otras circunstancias, Bárbara no habría creído en absoluto lo que Sun decía, pero en ese instante pudo ver en su mirada todo el odio que tenía hacia Deon; odio que ella misma también compartía. Tras debatirlo consigo misma durante escasos segundos, la ex general Anixis le cedió su Rhage a la líder de la Resistencia y se preparó para correr hacia otra cobertura cercana, con la intención de aproximarse al objetivo. La asiática se asomó de su posición y disparó una flecha contra un soldado enemigo cercano que no la vio venir, recibiéndola de lleno en el torso y matándolo al no portar las clásicas armaduras con las que llegaron a Neonia varios meses atrás.

    Mason avanzó hacia la siguiente posición mientras el mayor de los Xom veía que ambas mujeres formaban un tándem en su contra. En su interior comenzó a sentir cómo la adrenalina le recorría su cuerpo, pues si lograba llevárselas a las dos consigo, podría ajustar cuentas con ellas. Deon menospreciaba e infravaloraba a Bárbara, pero más lo hacia con la propia Sun, a quién deseaba hacer sufrir hasta el fin de sus días. Fue por eso que el aún Emperador para sus soldados se decidió escabullir del combate de forma repentina, sorprendiendo a las dos chicas que observaban cómo se alejaba hacia las calles próximas a la entrada del complejo.

    — ¡Tras él! ¡Ve! — Le indicó la asiática a su inesperada compañera — ¡Yo iré por otro lado!

    La ex general asintió y comenzó a correr hacia el lugar donde su ex pareja había desaparecido. Se trataba de la primera calle cercana a la base militar, encontrándose a escasos doscientos metros de la entrada de ésta. En el horizonte se escondían los últimos rayos del sol de Faro de la Esperanza y de no ser por algunos candelabros y velas puestas, la visibilidad sería bastante reducida. Bar no portaba su Rhage, el cuál le había cedido a Sun, por lo que solo podía defenderse con su daga de energía, lo que implicaría un combate cuerpo a cuerpo. Deon sí llevaba una de las armas sylerianas y eso lo complicaba todo, pues si la asiática no aparecía pronto, la ex general podría tener los minutos contados.

    — ¡Sal de dónde estés, Deon! — Comenzó a gritar Bárbara mientras miraba a su alrededor — ¡Esto se ha terminado!

    La calle estaba desierta fruto de haber sido deshabitada por los ciudadanos, quiénes dado lo ocurrido, preferían distanciarse de la principal base militar de Ciudad Anixis y por ende un posible punto de conflicto u ataque. Docenas de casas vacías se expandían ante la vista de Mason, que observaba cualquier esquina en busca del mayor de los Xom. Bar comenzó a impacientarse conforme pasaban los minutos y Sun no llegaba, preguntándose si su idea era que tanto ella misma cómo Deon terminasen muertos.

    Aquel pensamiento de haber sido traicionada por la líder de la Resistencia empezó a crecer cada vez más cuando al rato, una flecha impactó por detrás en el muslo de su pierna izquierda, clavándose en ella y provocando un serio desgarro en sus músculos. Bárbara soltó un grito de dolor mientras caía al suelo, sujetándose la pierna y apretando con sus dos manos la herida para evitar que de ésta comenzase a brotar una cantidad incesante de sangre. Mientras se retorcía de dolor, escuchó unos pasos aproximarse a ella, hasta que estos cesaron una vez se encontraban a muy pocos centímetros.

    — Parece que esa zorra también te ha traicionado a ti — La voz era de Deon y hacía referencia a Sun en sus palabras — Esa mujer solo sabe vender a sus amigos.

    — Te equivocas.

    De pronto, una flecha se clavó por detrás en el torso del Emperador Xom, mientras Bárbara le observaba desde el suelo con una expresión de sorpresa, pues no se esperaba eso en aquel preciso instante. Bar no fue quién dijo esas últimas palabras sino Sun, que cumplió con el acuerdo verbal que había hecho con ésta y aunque tarde, apareció justo a tiempo para no dejar a la ex general a merced de su ex pareja. Deon trataba de articular palabras mientras se volteaba para ver llegar a la líder de la Resistencia, pues al no verla anteriormente con Bar, interpretó erróneamente que ya no aparecería. El hombre cayó de rodillas ante Sun, que lo miraba con repugnancia desde arriba, decidida a matarle.

    — Tu violación me salió cara y ahora voy a tener un hijo de un monstruo cómo tú — Las palabras de Brume impactaron tanto a Mason cómo al propio Xom — Haré todo lo posible para que nunca sea cómo su asqueroso padre.

    — Un... ¿hijo? — La expresión de Deon era la de alguien que acababa de descubrir al borde de la muerte que iba a perderse el mayor regalo de la vida — Espera... no... no me... no me mates...

    — Es un poco tarde para suplicar — Sun apuntó con su Rhage a la cabeza de Deon — Esta flecha lleva el nombre de las miles de personas a las que has matado, arruinado y humillado.

    Antes de que Deon pudiese siquiera añadir nada, una flecha le traspasó el cráneo entero, saliendo por la parte de detrás de la cabeza dado a la cercanía del disparo y la velocidad a la que iba éste. El cuerpo sin vida del ya pasado Emperador Xom se precipitó de espaldas contra el suelo, cayendo sobre Bárbara, la cuál lo empujó a un lado con evidente desprecio. Brume dejó el arma syleriana a un lado y le tendió la mano a Mason para ayudarla a levantarse, comprobando la herida que tenía en el muslo de la pierna izquierda, con la flecha clavada y provocando a cada momento que pasaba una herida más grave.

    — Debemos volver a la enfermería — Murmuró la asiática, haciendo que Bárbara se apoyase en ella para caminar.

    — Gracias — Musitó la malherida, que pese a desconfiar inicialmente, ahora veía que quizá Sun estaba cambiando — Debí haberle matado hace años, pero no tuve el valor.

    — Ya está hecho, es lo que importa — Sun decidió aparcar el tema y quiso saber algo — Por cierto, sé que Lio fue a buscar a mi compañero Jacob, ¿donde está?

    — Sí, yo fui con él — Contestó Mason, cabizbaja — Tu amigo fue asesinado por Kieran y sus soldados, nos emboscaron justo cuando él nos encontró. Fue por eso que llegaron aquí con nosotros cómo rehenes y Deon fue liberado.

    Al oír aquello, Sun sintió una fuerte punzada en el estómago acompañada de una sensación de vacío que le llevó a derramar varias lágrimas mientras continuaba ayudando a Bárbara a avanzar, realmente dolida por enterarse de la muerte de Jacob 'Shadow' Klein. Bar notó el estado de la mujer, sorprendiéndose cada vez más con ella al notar esas emociones que antes no tenía.

    — Él estaba dispuesto a venir con nosotros y ser detenido a cambio de poder verte — La ex general quiso que la asiática supiera eso — Nunca lo he conocido hasta ese momento, pero parece que en el último momento, cambió.

    — Siempre se ha preocupado por aquellos que le importaban — Respondió Sun, viendo que se aproximaban a la entrada, donde yacían abatidos el resto de soldados Anixis fieles al Emperador Xom — No cambió, simplemente decidió dar prioridad a ese sentimiento.

    [...]

    Varias horas después del conflicto, del cuál comenzó a hablarse en toda la ciudad una vez terminó, Lio se encontraba en la azotea del edificio de tres plantas de la base militar, el más alto de Ciudad Anixis. Mientras algunos soldados de la Alianza recogían los cuerpos de los soldados enemigos, incluidos los de Kieran y Deon, para incinerarlos en medio del extenso patio, el hombre de Ceres observaba el horizonte y en general todo el cielo, disfrutando del brillo de estrellas cercanas y lejanas. Santos portaba una venda que le rodeaba la cabeza y le cubría la zona donde había perdido parte de la oreja izquierda para evitar una pronta infección, habiendo tomado también unas pastillas para el dolor y obligado por la propia Maya a acudir a la enfermería cada día para que ésta pudiera evaluar la evolución de la herida.

    — Desde aquí hay unas buenas vistas, ¿verdad?

    Lio se volteó y vio al neoniano dirigirse hacia él tras haber subido con el ascensor. Yak se colocó al lado de su compañero y comenzó a observar desde arriba una ciudad que por el momento él dirigía.

    — En unos años, éste edificio será mucho más alto — Murmuró Quetaryan, muy seguro de lo que decía.

    — Puede ser — Musitó Lio, más pensativo que centrado en la conversación.

    — Ahora toca reconstruir, por fin — Yak respiró aliviado por primera vez en mucho tiempo, aunque el agrio recuerdo de Vanth y Reeda jamás desaparecería — Sith y el resto de ingenieros que tenemos disponibles se pondrán de nuevo manos a la obra para descifrar Regresión y ver cómo podemos contrarrestar su efecto, o por el contrario, cómo salir de ésta situación anti tecnológica.

    — Necesitamos volver a la normalidad cuanto antes — Respondió Santos, consciente de que la situación actual era un retraso considerable — En cuanto Lill, Ender y Cia traigan a Uriow y Om, nos tocará contribuir de una forma u otra a que todo esto pase.

    — Así es, espero que estén aquí pronto — Dijo el líder neoniano, observando más allá del muro que rodeaba Ciudad Anixis — Y espero que no tengan problemas ahí fuera.

    — Yo solo espero que Neonia y Syleria no entren en pánico — El hombre de Ceres estaba realmente preocupado en ese aspecto — Ellos no saben que ha pasado aquí y probablemente hayan sido afectados también por el pulso de Regresión...

    — Saldrán adelante, cómo haremos nosotros aquí — Añadió Yak, sonriente — Y cuando estemos sin pulso electromagnético, volveremos a reunirnos con ellos. Estoy seguro de eso.

    — Siento no ser muy optimista, pero espero que así sea — Lio se dispuso a salir de dicha terraza y regresar con la pequeña Iris — Ojalá esto sea un nuevo comienzo de verdad y no otro de esos intentos que hemos tenido.

    — Insistimos y persistimos hasta conseguirlo, amigo — Quetaryan se despidió de Santos con el saludo neoniano, antebrazo con antebrazo, algo que contrastaba con las disputas que tuvieron días atrás y tiempo atrás — Descansa, te lo mereces.

    — Lo intentaré. Buenas noches, Yak.

    — Hasta mañana, Lio.
     
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    Agus estresado

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    Saludos, amigo. Paso a comentar el capítulo de esta semana. Sencillamente, este me ha encantado. De principio a fin fue espectacular. Me alegra que este haya permanecido entre tus archivos, porque ha sido excelente. El puesto 1 que tenía el otro capítulo ha durado poco, puesto a que este ya se alzó con la corona. Pero mejor paso a comentar parte por parte.

    Sin dudas, el necio de Deon tiene a la gente que se merece. Sigo sin entender como Kieran eligió seguirlo, digo, si tanto quería a Sun y a Sith, bien podría haber ido él solo a buscarlos, y no hacer el pedido a otros para que le hagan el trabajo sucio. Pero bueno, al final, eligió seguir las órdenes de su emperador y eso lo llevó a la tumba. Tengo que decir que me sorprendió que Sith haya fallado el tiro. Podría jurar que en el capítulo anterior había leído que logró darle en el disparo, pero supongo que eso era muy bueno para ser verdad.

    El momento en el que Lio y Yak entraron a perseguir a Kieran fue muy tenso y el mejor del capítulo. Teniendo todos un arma syleriana, estaba claro que la inexperiencia era una desventaja para todos ellos. Temía que pudiera morir Lio aquí, pero por fortuna, no ha sido. Supongo que él seguirá vivo por más tiempo, y con la responsabilidad de cuidar tanto de Iris como de Bárbara ahora que ambas están a salvo. Se nota bastante que la general y el ex criminal formaron un lazo de cariño, aunque si me preguntas a mí, yo creo que es más una calentura que un amorío. Pero bueno, ¿quién soy yo para decir algo? Ellos han sufrido mucho y han perdido demasiado. Bar soportó a Deon durante 5 años y Lio carga las muertes de dos personas a quienes quería. Supongo que entre ellos podrían sanar sus heridas y así quizá formar una familia que ayude a Iris a crecer bien, dado a que sus padres ya no están.

    Al final de cuentas, Kieran ha muerto, y me alegra. Era más razonable que el propio Deon, pero viendo que incluso así seguía sus órdenes, no valía la pena que siguiera con vida por más tiempo, mucho menos si estaba dispuesto a lastimar a un hombre indefenso y a una niña. Lo malo es que Lio ha perdido gran parte de su oreja, y espero que ello no le acarree consecuencias en el futuro, sobre todo ahora que no hay tecnología médica para tratarlo y que debe ser todo hecho a ojo y mano.

    Veo que a Sun le dio mucho asco saber que Deon iba a ser el padre de su hijo, pero bueno, yo la comprendo pero aun así no empatizo mucho con ella. Por lo que se vio en sus charlas en la parte V, Sun habría accedido a tener relaciones con él de cualquier forma. Claro que eso no justifica que Deon la hubiera violado, pero si hubiera tomado otro camino, quizá las cosas hubieran sido diferentes. Lo único bueno es que Sun, finalmente, y cuando digo finalmente quiero decir FINALMENTE CARAJO, se dio cuenta de que estaba mal, y se decidió a acabar con él. No creí que Bar se dejara llevar por solo la expresión de Sun para formar equipo con ella y matar a Deon, pero al final tuvo suerte de que Sun no sufrió por su condición y pudo llegar al lugar para salvarla antes de que algo malo sucediera. Pero bueno, al final, el bastardo de Deon está muerto, y tanto él como su padre ya no están. Es una lástima que hayan tenido que sufrir lo de Colapso, ya que se veía que Gar era una persona buena, y que Deon, pese a que era un bastardo, no era un loco de poder. Me alegra mucho de que ahora, el único Xom que sigue en este mundo es el único sensato y buena gente. Ya con las muertes de Jacob, Kieran, Deon y la captura de Sun, ya no quedan villanos por enfrentar. Espero que los pocos soldados anixis que queden no entren a pelear inutilmente y se den cuenta de que pelear y fingir ser algo que no son no es el estilo de la humanidad.

    Respecto a lo de Sun, pues, supongo que el haber matado a Deon y salvar la vida de Bar le da la chance para que empiece su camino de redención. Vemos que ella, pese a que su hijo proviene de un monstruo como Deon, quiere tenerlo para que sea diferente a él. Eso y la forma en la que recordó a Jacob tras que le comunicaran su muerte, demuestra que a ella genuinamente le interesan sus amigos. Me pregunto qué sucederá ahora con los remanentes de la Resistencia. En lo que a mí respecta, estos siguen con su conflicto con los neonianos y con el gobierno humano. Espero que no vuelvan a Neonia para seguir jodiendo, que ya tenemos bastante con lo que podría haber sido ocasionado por Regresión en otros mundos. Digo, si Colapso llevó al Arca IV a Paraíso, este otro fenómeno podría haber ocasionado lo mismo al otro lado de la galaxia. Conociéndote, seguro eso pasó XD.

    Sobre la redención de Sun, pues, a ella le queda un gran camino por delante. Lio ha tenido que atravesar tanto las partes IV como V para redimirse, pero a ella le costará mucho más. Quiero decir, sus crímenes no son menores:

    • Ocasionó disturbios al gobierno humano tras Colapso
    • Fundó la Resistencia
    • Puso a un loco como Guy de segundo al mando
    • Dio inicio a la guerra civil entre humanos y neonianos
    • Intentó matar a Snow
    • Provocó la muerte de Dyrian
    • Quería que le pagaran por trabajar cuando por lejos tenía que estar presa
    • Quería que Eron traicionara a Ashley
    • Se metió infiltrada en la nave de exploración
    • Se unió con los Anixis
    • Intentó matar a varios líderes y provocó la muerte de Zyon
    • Vendió información a Deon por un sitio para ella y los suyos
    No digo que no pueda redimirse si es que quiere hacerlo, pero su historial criminal es largo. Espero que ninguno de los líderes le de libertades solo porque mató a Deon y porque está embarazada. Porque ella tiene mucho por lo que compensar sus crímenes.

    Tengo que decir que la actitud de Yak me sorprendió para bien. Cuando quitó a Lill del mando, yo pensé que el poder se le iba a subir a la cabeza, ya que desde la muerte de Vanth venía medio sensible, y la muerte de Reeda lo hizo peor. Pero ha mantenido la cabeza fría en todo momento. No puso en peligro la vida de nadie para matar a los enemigos, e incluso hizo las pases con Lio. Espero que él sobreviva, no solo porque es el discípulo de Vanth y debe ser importante para su gente, sino porque ha logrado saber controlarse en momentos difíciles. Si luego de todo logra calmarse, será un buen líder de cara a futuro.

    En fin, solo quedan tres capítulos y seguimos sin saber lo que encontraron Uriow y Om en la cúpula, y sin haber tenido un vistazo a lo sucedido en Neonia. Pero bueno, espero que en estos tres capítulos se pueda ver lo que tenías preparados para ello.

    Ha sido fantástico leer este capítulo, ya que de todos los capítulos de batallas "finales" por así decirlo, este fue el mejor de todos en cuanto a narración e intriga a medida que leía. Luego, quizá al final de la parte, quizá ordene las batallas finales de la historia de menos a más, pero esta tendrá el puesto uno.

    Por el momento eso será todo, amigo. Me despido hasta la otra con deseos de seguir leyendo lo que le depara el destino (o sea, tú) a estos personajes. Saludos.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Los Viajeros VI: Una gran consecuencia
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    Ya estamos llegando a la recta final de esta breve pero intensa parte seis de Los Viajeros. Como dije anteriormente, si no recuerdo mal, esta parte cerrará muchos cabos sueltos pero también abrirá otros nuevos de cara al futuro, por lo que sugiero que estén atentos a todo. Reydelaperdicion sé que te preguntas que ha sido de Om y Uriow además de aquellos que fueron a buscarlos, pero eso lo descubrirás en éste capítulo. En los dos próximos se sabrá que ocurrió en Neonia y Syleria, por lo que descuiden, nada de eso se quedará en el aire. Sin más que añadir, los dejo leer.



    La cúpula







    Era la cuarta noche que pasaban en el exterior inexplorado, lejos de Ciudad Anixis. Acampados en el húmedo bosque, el trío formado por Lill, Ender y Cia continuaba su búsqueda para encontrar a los sylerianos Om y Uriow, desaparecidos desde el pulso electromagnético emitido por el arma Regresión. Ninguno de ellos sabía que en la ciudad acababa de sucederse el fin definitivo de los humanizados Anixis, de los pocos que quedaban, además de las muertes de Jacob, Kieran y Deon. Éste último fue salvado por el propio Lill, quién creía que mantenerle encerrado habría impedido un reinicio del conflicto, equivocándose en esto pese a tener la buena fe de creer en una sociedad civilizada.

    Se enterarían de todo eso una vez regresaran, pero antes, debían dar con el paradero del protector Paokt y el soldado Emmon. No obstante, encontrarlos no estaba siendo tarea fácil porque apenas había pistas de lo que les ocurrió, más allá de que iban en una lanzadera y con total probabilidad se accidentaron tras el efecto del arma tecnológica Anixis. El pequeño campamento que instalaron estaba rodeado de árboles altos y frondosos que impedían al diluvio apagar la hoguera donde los tres estaban sentados, rodeándola. El ambiente era fresco pero cerca del fuego la sensación era bastante recomfortable. Crane mantenía la mirada fija en la viva llama que consumía la leña mientras que Xom y Jenner compartían un trozo de carne hecha sin sazonar, parte de los suministros que se llevaron consigo.

    — Parecemos ermitaños — Musitó Ender, rompiendo así el silencio que llevaba rato presente — Pero mentiría si dijera que no me gusta esta situación.

    — ¿A qué te refieres? — Preguntó Cia, quién dio un nuevo bocado a su trozo de carne.

    — En medio del bosque, escuchando la lluvia y a su vez el crujir del fuego... — El menor de los Xom parecía añorar viejos recuerdos — Mi familia solía ir de acampada todos los años, esto me hace sentir nostálgico.

    — Hay tantas cosas que nos hacen sentir nostálgicos... — La ex general Jenner se centró ahora en su otro compañero — Estás muy callado, Lill. ¿Ocurre algo?

    — Echo de menos a mi familia — Contestó el ex comandante de la Alianza — Es sarcástico, porque fui yo mismo quién los alejé de mí.

    — Hiciste lo que debías, Lill, al menos así lo veo yo — El otro hombre del grupo mostró su apoyo — Regresión impidió que hubiese muchas más muertes.

    — Cierto, no deberías torturarte por eso — Añadió la mujer — Cuando se trata de decisiones neutras, es muy probable que caigan bien en un lado y no en el otro, pero forma parte del trabajo que tenemos. Hasta hace poco, yo me sentía una esclava del Emperador Xom y los soldados, pero logré ganar las pruebas y poco después Lio desveló su identidad. Vi lo que estaba haciendo y entendí que estaba en el lado equivocado... Lill, tú y tus amigos podríais haber desconfiado de mi, pero desde el principio me aceptasteis. Era una decisión neutra, confiar o desconfiar de un enemigo que cambia de bando. Y aún sabiendo los riesgos, confiasteis.

    — Lio confiaba en ti, yo solo confié en su juicio — Murmuró Crane, siendo sincero — Pero has demostrado ser de fiar, así que ahora te considero una amiga más.

    — Todo esto pasará, formará parte de la historia negra de la humanidad, pero continuaremos hacia delante y lo haremos mejor — Ender era realmente optimista — En fin, me iré a descansar. Mañana continuamos con la búsqueda.

    — Yo también, tengo sueño — Musitó Cia — Despiértame cuando termines tu turno de guardia, Lill.

    — No te preocupes, dudo que pueda dormir — El ex comandante parecía un tanto deprimido — Además, llevamos cuatro días aquí fuera y no hay rastro de animales salvajes ni nada por el estilo. Es extraño, pero tengo la sensación de que en este planeta solo estamos nosotros.

    — Quizá tengas razón, pero no conviene relajarse — Xom prefería ser prudente — Si ves u oyes algo raro, avísanos.

    Lill asintió a sus compañeros y estos se metieron en la amplia tienda de campaña con la intención de dormir unas horas, quedándose éste último a hacer guardia. Tras haber dejado el cargo de comandante dada la presión que tenía de Yak y de otros miembros más de la Alianza que desaprobaron su decisión de activar Regresión, el humano barajaba la posibilidad de hacerse a un lado una vez todo retomara la normalidad. Si todo salía bien y podía reunirse de nuevo con Snow y Gina, tenía decidido vivir una vida tranquila con ellas. Suficientes desgracias había pasado ya y sentía que debía comenzar a pensar más en su familia.

    En el interior de la tienda, la cuál era bastante espaciosa para los tres, se encontraban Ender y Cia con la intención de tomarse un descanso. Era el cuarto día fuera de Ciudad Anixis y sin haber visto aún nada relevante respecto al paradero de los sylerianos o incluso algo sobre los Anixis, el trío se fue conociendo bastante rápido. Especialmente estos dos, quiénes apenas se conocían pese a haber convivido en el mismo planeta y en el arca que les trajo a él. Con Lill más callado de lo normal, eran Ender y Cia los que compartían la gran parte de las conversaciones. Ambos se estaban conociendo durante estos días que habían pasado y comenzaban a tener cierta afinidad el uno por el otro.

    — ¿Cómo es que no nos conocimos antes? — Pregunto de pronto el menor de los Xom, recostado y con los brazos haciendo de apoyo para su cabeza — Personalmente, digo.

    — Porque yo estaba siendo tratada cómo una esclava en una de esas minas del cinturón de asteroides y tú eras uno de los hijos del Emperador que me puso allí — Respondió Jenner, con algo de contundencia — Exactamente por eso.

    — Siento mucho por lo que has pasado, de verdad — Murmuró el hombre, sincerándose — Yo no tenía la completa certeza de que mi padre tenía esclavos en el cinturón de asteroides para buscar tecnología, aunque ahora entiendo porqué quería que trajéramos aquí al resto de la humanidad y los neonianos, cuando los encontramos.

    — No entiendo cómo los ciudadanos no se rebelaron antes — Cia se sentía frustrada al recordar el pasado reciente — Tuvo que pasar esto para que vieran lo que sucedía y reaccionaran.

    — Supongo que para la gente, las cosas iban muy bien en comparación a todo lo que hemos pasado — Pensaba Ender — Sea cómo sea, hemos salido de esa situación y saldremos de ésta.

    — No lo sé... — La mujer estaba dubitativa — Siempre que superamos una situación, viene otra y toca remontar. Creo que ya va siendo hora de que nos toque ser felices.

    — Lo seremos, no me cabe duda.

    Cia sonrió al chico con ternura, momento en el que se recostó cara arriba. Ender le devolvió la sonrisa y se recostó de lado, quedándose viéndola detenidamente durante unos minutos hasta que sus ojos fueron cerrándose conforme el sueño le invadía por dentro. Mientras tanto, Lill continuaba haciendo guardia completamente despierto, observando las pocas estrellas que se apreciaban entre las ramificaciones de los altos árboles del bosque. Sumido en sus deseos de poder regresar a Neonia más pronto que tarde, el ex comandante humano no se percató de un primer ruido, pero sí del segundo.

    Automáticamente, Crane tomó su Rhage en absoluto silencio y apuntó hacia el lugar del que provenía el sonido. Dado que era de noche, la vista se agudizó lo máximo posible, pero era prácticamente imposible ver más allá de diez metros en la penumbra frondosa del lugar. El hombre se mantuvo de pie frente la fogata y apuntando con el arma syleriana hacia dicha zona, cuando de ésta salió la figura de un ser alienigena difícil de identificar debido a la falta de luz más allá del círculo de la hoguera. Lill tensó el arco y con una flecha preparada, esperó a que el rostro de aquel ser se iluminase conforme éste daba pasos hacia el humano, descubriéndose finalmente que se trataba de Uriow Emmon.

    — ¿Lill...? — El syleriano paró rápidamente al ver al tipo apuntarle con un Rhage.

    — ¿Uriow? — El ex comandante le reconoció una vez pudo ver su rostro, por lo que dejó el arma a un lado — Pero, ¿cómo has...?

    — Vi la luz de la hoguera y supuse que habría algún ser hospitalario — El soldado alienigena sonrió brevemente — Llevo días caminando en cualquier dirección... le estoy agradecido a las estrellas por guiarme hasta aquí.

    — ¿Dónde está Om? — Crane se preocupó al no verlo junto al syleriano — ¿Está bien?

    — No mucho, tuvimos un accidente con la lanzadera y quedó paralítico de cintura hacia abajo — Dijo Uriow — Mi intención era encontrar a alguien y pedir ayuda para recogerle.

    — ¿Conoces su ubicación exacta?

    — Puedo guiarte hasta él.

    — Despertaré a Ender y Cia, están durmiendo en la tienda.

    — ¿Tenéis transporte? Podríamos llegar allí antes de que amanezca.

    Lill paró en seco sus intenciones de avisar a sus otros dos compañeros cuando escuchó a Uriow decir eso. Aquello significaba que el syleriano no sabía nada de Regresión y todo lo que había provocado, incluido su accidente, por lo que el ex comandante se sintió realmente culpable del estado físico del protector Paokt.

    — Ese accidente que tuvisteis con la lanzadera, no fue un simple accidente.

    — ¿Cómo? ¿A qué te refieres?

    — Algunos encontramos un extraño aparato de tecnología Anixis justo antes de la gran batalla, descubriendo que se trataba de un arma llamada Regresión — Ender sorprendió al syleriano y al humano cuando salió de la tienda — Dicho aparato expulsó una onda electromagnética alrededor del planeta e incluso creemos también que se expandió más allá del propio sistema, inutilizando toda la tecnología conocida.

    — Y yo di la orden de que Regresión fuese activado, para poner fin a la guerra — Añadió Crane, decidido a revelar la verdad.

    Uriow escuchaba atónito a los dos humanos, recibiendo en un instante una cantidad de información que era difícil de digerir para alguien que había sufrido por culpa de lo que le narraban. El soldado syleriano tuvo que sentarse debido al estrés que comenzó a sentir al descubrir que su accidente tenía una explicación mayor y que afectaba a todos de un modo u otro. Además, la revelación de Lill le dejó completamente impactado, pues entendía que el humano había tomado una decisión que debería haber sido consensuada al menos por los principales líderes de la Alianza Interestelar de Especies.

    — Yo... yo no... ahora no es momento para que piense en esto — Tras un rato asimilando la realidad, Uriow retomó la iniciativa — Debo llevaros con Om, tenéis que ayudarme a sacarle de la cúpula.

    — ¿La cúpula? — Preguntó una extrañada Cia saliendo de la tienda de acampar.

    — Es parte de un edificio Anixis, donde nos estrellamos con la lanzadera — Explicó el soldado syleriano — De paso, os enseñaré también lo que he descubierto, porque creo que es de vital importancia para nuestro futuro.

    [...]

    — No esperaba verte, Om Paokt.

    El syleriano vio cómo del asiento de piloto se incorporaba el comandante Reed Klamp, quién lideraba al ejército de su especie y quién próximamente iba a formar parte del Consejo Neoniano, que tenía una vacante tras la muerte de Mallok Xaans. La figura del neoniano era oscura y contrastaba con el fondo, un amplio ventanal en el que se veía la forma esférica de Syleria muy próxima y miles de restos de naves flotando por el medio, al margen de explosiones y disparos. La imagen era espectacular y tenebrosa, pero Paokt ni siquiera se fijó en eso. Sus ojos estaban clavados en alguna parte del rostro difuso en la oscuridad del comandante neoniano.

    — Habéis incumplido el pacto que acordamos — La voz de Om era la de un ser consumido por el odio y la culpa — Después de Thaaron pensé que podríais ser razonables... pero queda demostrado que no es así.

    — Nosotros solo buscamos saciar nuestros intereses, Paokt, tú también lo has hecho — Reed se hallaba frente a los controles de la nave — Has negociado a espaldas de tu gente, eres la deshonra de los tuyos, un ser despreciable y egoísta... es triste que no sepan lo que has hecho.

    — ¡Cállate, Reed! — Exclamó el syleriano, apuntando con su Rhajaal al neoniano — ¡No hables de deshonra, desprecio y egoísmo, formando parte de una especie que se define por esas palabras!

    — Quizá tengas razón, pero hay algo en lo que también nos definimos: no mentimos — Dijo el comandante Klamp con absoluta serenidad — Nuestras acciones hablan por nosotros mismos, debiste ser más inteligente antes de ofrecernos un acuerdo que sabías que aprovecharíamos a nuestro favor... Aunque ciertamente, tú también has querido guardarte un as bajo la manga, ¿verdad, syleriano?

    — ¿A qué te refieres?

    — Había algo muy extraño en la nave con la que visitaste mi sistema, mis soldados notificaron de ello a Neonia, ¿no crees que deberías haberme informado de eso?

    — Hice bien que callármelo, es una de las pocas cosas que he hecho bien últimamente.

    — ¡En eso estamos de acuerdo, Paokt! — Exclamó Reed, alzando el tono de voz — Pero no te preocupes, la nave cayó en Neonia y ahora esa cosa, sea lo que sea, nos pertenece.

    — Yo mismo puse el código de seguridad para que nadie la tenga — Murmuró Om, comenzando a sonreír — Acabaré contigo e iré a Neonia a terminar con tu especie aunque sea lo último que haga en mi vida.

    — Quizá lo consigas, pero no tendrás hogar al que volver.

    De pronto, la escena pasó de aquel instante a otro, el cuál se ubicaba en la ciudad subterránea de Sovaam. El pequeño Om Paokt observaba detenidamente el Rhajaal que su padre dejó con ellos la última vez que le vieron, coincidiendo con el nacimiento del primero. El arma de origen neoniano tenía una fisura en la culata, reparada conforme se pudo para mantener la estética.

    — Omnius.

    El joven syleriano de apenas diez años levantó la cabeza y observó a su madre enfrente, cerrando la puerta de su vivienda tras ella. Aunque era más bien una amplia habitación en lugar de una casa, el sitio era considerablemente acogedor si no pensabas en el hecho de que estabas en un búnker gigantesco bajo tierra. El pequeño Paokt solo estuvo en la superficie de Syleria cuando nació, concretamente estuvo dos horas antes de que él y su madre fueran de los primeros en ser evacuados al subsuelo de la ciudad. Por ello, no conocía el precioso aspecto de su planeta natal, más allá de imágenes y hologramas, los cuáles serían muy diferentes de la Syleria post guerra que fue bombardeada con bombas termodinámicas de los neonianos. Y de su padre, al margen de algún primer recuerdo que recibía fruto de la genética de su especie, solo le quedaba el arma que portó en la batalla.

    — Omnius — Insistió su madre — ¿Qué haces con eso?

    — He visto algo, madre — Musitó el jovencísimo Om — Una conversación entre mi padre y otro ser de aspecto similar.

    La syleriana calló durante unos segundos. Ella nunca le había contado a su hijo que estaban viviendo en una ciudad subterránea debido a cómo terminó un conflicto con otra especie, siendo uno de ellos quién terminara con la vida del padre del pequeño. La madre quería proteger del pasado a su hijo, a toda costa, aunque eso implicase no revelarle nada de lo ocurrido. Pese a eso, Omnius —el cuál era el nombre completo— había escuchado ya varias cosas acerca de la guerra entre su especie y los neonianos, por lo que conocía dichos sucesos, pero esperaba que su madre se los aclarara algún día.

    — ¿Cómo sabes que era tu padre quién aparecía ahí? — La syleriana quiso arrojar dudas al joven — Quizá simplemente has tenido un mal sueño.

    — ¡Porque lo sé, madre! — Exclamó el pequeño Paokt, molesto — ¡Y ese otro ser era un neoniano! ¡La gente habla y yo lo escucho todo!

    — ¿Y te crees todo lo que escuchas, hijo?

    — Así es, porque mi madre nunca me confirma nada.

    Om se incorporó del asiento donde había estado todo este tiempo, dejando el Rhajaal a un lado y dispuesto a dejar la conversación con su madre en ese punto, pero ésta le frenó al tomarlo del brazo y lo jaló hacia ella.

    — ¡Tu madre hace lo que puede para que no te estanques en el pasado cómo hacen todos los demás! — La syleriana le recriminó que juzgara su decisión — ¡No permitiré que acabes cómo tu padre, dejando a tus seres queridos con un arma enemiga cómo recuerdo y símbolo! ¡Despierta ya!

    — ¡Om! ¡Despierta!

    El protector syleriano abrió los ojos, observando enfrente a Lill Crane, quién lo zarandeaba para despertarlo. Tras él estaban Ender y Cia acompañados por Uriow. Om respiró aliviado de que hubiesen sido encontrados una semana después de su accidente, pues ya comenzaba a perder la esperanza y el dolor de cintura para abajo era cada vez más fuerte. El soldado Emmon se aproximó a su líder y le ayudó a sentarse, apoyando su espalda sobre la pared.

    — Lill Crane, no sabes cuanto me alegro de verte — Paokt sonrió, pero en su rostro se evidenciaba la debilidad que sentía en todo su cuerpo — Había momentos en los que pensaba que quizá os habíais olvidado de nosotros.

    — Somos un equipo, debemos estar siempre para el compañero — El ex comandante de la Alianza asintió con alegría — Sigue resistiendo, porque te llevamos a casa ahora mismo.

    — ¿Volvemos a Syleria? — La pregunta de Om fue dirigida para su homónimo, quién negó con la cabeza — Entonces, ¿a dónde? ¿Neonia?

    — Te llevaremos a Ciudad Anixis para que te mire algún médico de tu especie y recuperes las fuerzas — Indicó Ender con seriedad — Quizá incluso Sith pueda fabricarte una prótesis que te haga recuperar la movilidad de las piernas.

    — Suena prometedor — Murmuró el protector syleriano, el cuál estaba extrañado — Pero sigo sin entender porqué no podéis llevarme a Syleria o Neonia. Hylda estará preocupada, ¿os habéis comunicado con ella?

    — Om, ¿verdad? — La única mujer presente se aproximó al syleriano, arrodillándose ante él para más comodidad — Me llamo Cia, es un placer conocerte personalmente. Siento decirte que no podemos ir a Syleria o Neonia porque no podemos salir de Paraíso, debido a que toda la tecnología conocida ha quedado inutilizable.

    La expresión en el rostro de Om se convirtió en incredulidad ante la afirmación de la humana, pero rápidamente pasó a la preocupación en cuanto vio que los demás mostraban una mezcla de seriedad y resignación en sus caras.

    — ¿Cómo es eso posible? — Diversas preguntas comenzaron a amontonarse en la mente del syleriano — ¿Cómo puede dejar de funcionar toda la tecnología?

    — Puede suceder si lo causante de eso es un arma de origen Anixis llamada Regresión — Contestó Xom con pesadez, debido a las veces que había tenido que dar dicha explicación a otras personas — Encontramos esa arma justo antes de la llegada de vuestra flota de la Alianza y fuimos descubriendo su utilidad en el camino.

    — ¡¿Qué clase de seres sois?! ¡¿A quién se le ocurre usar un objeto tecnológico avanzado sin haberlo estudiado exhaustivamente?! — Explotó Om, con total lógica — ¡Es una idea totalmente absurda e improvisada!

    — Fui yo — Reveló Lill, mostrándose culpable — Ordené la activación del arma en cuanto supe que podía parar la batalla, aunque con ello sacrificara la tecnología de todos.

    El líder y protector syleriano sentía cómo la furia le corroía por el interior, pues el culpable indirecto de su accidente y por ende la parálisis que sufría, era el propio Lill. En aquel momento, la tensión podía cortarse con un cuchillo, pero fue un calmado Uriow quién intervino para evitar mayor conflicto.

    — Sugiero que, antes de irnos, os muestre lo que he descubierto respecto a los Anixis reales — Indicó el soldado syleriano con una voz pausada — ¿Te importa esperarnos, Om?

    — Me quedaré con él — Dijo Crane, sorprendiendo al resto y dirigiéndose por último a sus dos compañeros humanos — Id vosotros.

    Ender y Cia asintieron al instante mientras Uriow veía bien que Lill permaneciera con Om, pues de seguro ambos hablarían sobre la situación actual y probablemente llegasen a buen puerto respecto a su amistad, la cuál se tambaleaba en esos instantes. La situación entre el ex comandante humano y el protector syleriano recordaba a la no tan lejana entre el primero mencionado y el neoniano Quetaryan, donde éste último recriminaba al hombre el haber tomado una decisión tan importante sin consultarlo con él, Om y el resto de líderes que aguardaban en Neonia. La relación entre Yak y Lill estaba realmente tocada, sin traspasar la seriedad y el respeto mutuo que se tenían.

    — Seguidme, entonces — Musitó Emmon a los otros dos humanos mientras centraba su mirada en Lill y Om — Volveremos pronto.

    Uriow, Ender y Cia se marcharon por uno de los pasillos que salían de la cúpula mientras Lill y Om se quedaban allí. Humano y syleriano permanecieron unos breves minutos en silencio, hasta que el primero inició la conversación.

    — Siento lo que te ha pasado, Om, de veras — Murmuró Crane, repentinamente — Pero sigo pensando que hice lo correcto, aunque todos me odien por ello.

    El protector syleriano miró fijamente al humano durante varios segundos y después agachó la mirada, mostrándose pensativo. Lill sabía que perdonar algo así no era fácil y tenía el ejemplo de Yak, el cuál se mostraba bastante reacio con él desde lo sucedido con Regresión. No obstante, para sorpresa del hombre, su compañero alienigena le entendió.

    — Podría estar realmente enfadado contigo por cómo he terminado, pero lo considero injusto — Om se sinceró — Entiendo lo que hiciste y el porqué, tomaste una decisión drástica en cuestión de minutos y eso es algo que solo hacen los verdaderos líderes. Pensaste en los demás, aunque sabías que habría consecuencias.

    — Agradezco tus palabras, amigo, pero no me considero un verdadero líder. Nunca lo he sido — Contestó Lill, cabizbajo — Fui comandante de la humanidad porque mi mujer me lo pidió, pero no supe parar la guerra civil que incitó la Resistencia en contra de su propia gente y los neonianos. Después no pude evitar que esos falsos Anixis que aparecieron de la nada, llegaran y controlaran a toda la población en medio del conflicto contra la Resistencia, simplemente porque estaba en coma inducido. Y finalmente, no he sabido gestionar toda esa situación de ahí en adelante, llegando a éste punto, en el que estamos porque tomé la decisión en nombre de todos. No soy un verdadero líder, solo soy un simple cartógrafo que aprendió a pelear y que se vio en una posición de poder de forma repentina. Yak y muchos miembros de la Alianza consideraban que debía dejar el cargo de comandante humano y así hice, más por necesidad mía que por presión ajena. Me he dado cuenta de que lo mío es estar junto a mi familia, cuidar de ellos... no andar tomando decisiones cruciales para el destino de nuestras especies.

    — Te equivocas completamente, compañero — Paokt estaba en total desacuerdo con el humano — Cargas con el peso de situaciones que no te corresponden, que trascienden más allá de lo controlable. Hoy en día, donde estamos, se podría considerar un regalo. Convivimos tres especies distintas, las cuáles hemos tenido conflictos encontrados en el pasado y en el presente, uniendo fuerzas para ser una única especie en el futuro, de cara a todo lo que venga. En un universo cargado de peligros, nosotros hemos seguido peleando por encontrar una paz que se nos resiste pero que lograremos. Y para cuando ese momento llegue, un simple cartógrafo humano habrá pasado a la historia de una inimaginable alianza entre especies, simplemente por haber sido un referente para el resto de los suyos. Que no se te olvide nunca, Lill Crane, tú eres historia.

    [...]

    Idioma modificado. Registros y opciones convertidas al lenguaje humanum.

    Días atrás, el syleriano exploró el lugar en el que cayó con la lanzadera. Un edificio de origen Anixis que estaba completamente vacío, exceptuando una consola que muy sorprendentemente, seguía operativa. La información de dicho aparato eran muy relevante y Emmon lo sabía. Ahora con los dos humanos allí, Uriow observó en los rostros de Ender y Cia un asombro absoluto al oír cómo la consola Anixis informaba de la traducción de sus archivos simplemente con oír a ambos humanos hablar. Aquello ya impactó al syleriano y ahora lo hizo con los humanos, siendo totalmente misterioso el cómo era posible que los Anixis conocieran los lenguajes de estos. El soldado Emmon, tras haber llevado al dúo hasta el lugar donde encontró la consola, indicó a estos que leyeran los registros que él encontró hacía pocos días.

    Registro núm. 1: "...fue la gran consecuencia de la corrupción de nuestro ser, que pretendía alcanzar la perfección, desconociendo los límites de la existencia y condenándola, convirtiendo la imperfección que nos había llevado tan lejos en la culpable de nuestros errores..."
    Registro núm. 2: No disponible. Archivo borrado.
    Registro núm. 3: "...es el último año y nosotros somos los últimos, Aqhom es la prueba de que podemos subsistir en un universo vacío, pero quedarnos implicaría que vinieran aquí... el sistema Bardom Qoenar nos ha acogido, protegido y escondido, pero antes de guiarles hacia éste mundo nacido de la ingeniería..."
    Registro núm. 4: "...tantos eones de formación, de evolución y adaptación, para llegar a una situación insostenible. Quizá éste sea el ciclo de la vida, un círculo que se cierra y mantiene dentro su historia, que cómo todas, tienen un principio y un final según las leyes universales... espero que nuestro legado prospere..."
    Registro núm. 5: No disponible. Archivo borrado.

    — Creo que con Aqhom se refiere a éste planeta — Dijo Cia de forma rotunda — Pensadlo; habla de que alguien podría venir aquí... está indicando que esto fue escrito aquí mismo o en una base de datos del planeta.

    — ¿Crees que Aqhom es el nombre real de Paraíso? — Ender se mostró reflexivo ante las palabras de la chica.

    — Así es, además, habla de un universo vacío y de que el sistema Bardom Qoenar les ha acogido, protegido y escondido... ¡se trata de éste sistema! ¡Tiene a Aqhom cómo único planeta y rodeado de un enorme cinturón de asteroides! ¡Eso lo convierte en un sitio aislado, protegido, escondido!

    — Interesante teoría, y creo que muy acertada — Intervino Uriow, contento de haber llevado más gente ante aquel descubrimiento, pues más mentes sacan más conclusiones de algo que una sola.

    — Tiene sentido, la verdad — Añadió Xom, asintiendo — Aunque prefiero llamarlo Paraíso antes que Aqhom.

    — Me intriga a qué se refiere con lo de 'éste mundo nacido de la ingeniería'... — Cia pensaba y tenía curiosidad — El primer registro es poético, interesante, pero poca información se puede sacar... quizá hable de su extinción, pero lo hace de tal manera que es difícil identificar que podría haberles extinguido.

    — ¿Y qué opinas del cuarto registro? — Le preguntó el syleriano a la humana, viendo que ésta era muy buena a la hora de interpretar informaciones.

    — Lo mismo que el primero; es absolutamente poético y poco puedo sacar de eso — Contestó Jenner, dubitativa — Creo que continúa hablando de su extinción.

    — Vale, todo esto es muy revelador pero, ¿nadie ha pensado sobre por qué ésta consola, exclusivamente, funciona? — Ender fue el primero en reconocer que aquello era extraño — ¿Cómo tras Regresión, esto sigue operativo?

    — Cierto, es raro — Musitó Cia.

    — Lo es, pero aprovechemos que podemos conocer más acerca de esos Anixis antes de que dejemos de poder aprovecharlo — Indicó Uriow, decidido a indagar más.

    Mientras el syleriano tomaba la iniciativa y comenzaba a ver distintas opciones de la consola, Ender se aproximó a él con curiosidad.

    — Uriow, ¿a qué se supone que te referías con lo que dijiste cuando nos encontraste?

    — ¿Qué cosa?

    — Dijiste algo sobre que era de vital importancia para nuestro futuro.

    — Creo que Cia ya lo ha dejado claro — Sentenció el syleriano mientras tecleaba otros comandos — Yo pienso que lo que pone, se refiere expresamente a la extinción de los Anixis y por lo que dice sobre 'quedarnos implicaría que vinieran aquí...', da la sensación de que tuvieron un conflicto con algún enemigo poderoso. Y por lo que veo, no sobrevivieron a eso.

    — No lo había pensado así, pero parece que tienes razón — Cia apoyó la suposición de su compañero alienigena.

    — Además, ¿os habéis fijado de que no hay animales de ningún tipo en éste planeta? — Uriow continuó arrojando sus suposiciones respecto a la información encontrada.

    — Cierto, llevamos días fuera y no parece haber ningún peligro — Contestó Xom, afirmando las palabras del syleriano.

    — Mi idea es, y creo no estar equivocado, que Paraíso es un planeta artificial — Dijo Uriow, dando una revelación que de ser algún día comprobada al cien por cien, sería descomunal para la historia conocida — Habla de un mundo nacido de la ingeniería o algo así... refiriéndose al planeta en el que está, el cuál debe ser éste.

    — Maldición, todo encaja... — Susurraba la ex general Jenner, sumida en sus pensamientos.

    El soldado syleriano Emmon prosiguió indagando en los archivos de la consola Anixis, siendo escasos debido a que parecía haber habido un borrón por parte de alguien el cuál intentaría haber eliminado cualquier dato conocido. Ender y Cia observaban desde atrás todo lo que salía en la pantalla del aparato, hasta que Uriow encontró algo realmente interesante que decidió mostrar rápidamente al dúo humano.

    — Leed esto, seguro que confirma algo que hasta ahora no tenía explicación.

    Ambos humanos se acercaron a la consola para observar lo que se podía leer en ella, siendo un archivo inicial que confirmaba la antigüedad de éste. En el se podía apreciar, aunque borrado en parte, lo siguiente: "...cuando terminamos la construcción de todos los portales, repartidos por nuestra galaxia hogar mediante el uso de agujeros negros controlados y con el fin de acortar los viajes interestelares, supimos que en los próximos eones serían de gran utilidad para el transporte de...". Tras leer esto, Ender sonrió mientras negaba con la cabeza en señal de incredulidad, aunque con el gesto quería dar a entender que estaba totalmente asombrado con dicha información.

    — ¿Qué ocurre? — Cia no entendía el gesto del hombre — ¿Por qué niegas con la cabeza?

    — Lo has interpretado cómo yo, ¿verdad? — Uriow sonrió brevemente.

    — Parece que debemos darle las gracias a los Anixis por haber convertido el agujero negro Xhander en un portal para saltar a otro sistema — Dijo Ender.

    — El de mi especie — Añadió el syleriano, pues el ahora portal Xhander daba acceso al sistema Syler — Todo encaja y no deja de sorprenderme cada vez más.

    — Sin lugar a dudas, los Anixis gobernaban la galaxia pero entonces, ¿qué pasó con ellos para desaparecer así sin más? — Cia comenzó a hacerse diversas preguntas lógicas en su cabeza.

    — Me muero por averiguarlo en el futuro — Murmuró Ender, viendo algo más en la consola — Esperad, hay un botón táctil que no deja de parpadear.

    — ¿Estás seguro de pulsarlo? — Preguntó el soldado Emmon, inquieto al oír al humano.

    — ¿Qué es lo peor que podría pasar?

    Xom apretó dicho botón que reflejaba en la consola y automáticamente se abrió una trampilla justo debajo del trío, lo que precipitó su caída por una especie de tobogán metálico el cuál les hizo llegar a una zona que con total seguridad, era subterránea. Los gritos de terror sucedidos en el tobogán, cesaron rápidamente cuando los tres cayeron en un lugar a oscuras. Sin embargo, antes de poder incorporarse, las luces comenzaron a encenderse una a una, iluminando poco a poco lo que sería una sala extensa que hizo que los dos humanos y el syleriano quedaran perplejos ante lo que tenían delante de sus ojos. El trío contempló ante ellos una imponente nave de gran dimensión, nunca vista antes ni siquiera por aquellos humanizados Anixis que conocían las grandes naves que usaban en sus flotas y que visitaron Neonia más de una vez en plena guerra.

    — Justo lo que faltaba por ver — Dijo Ender, atónito mientras apreciaba la belleza estética grisácea de la nave Anixis.

    — Justo lo que podríamos necesitar — Murmuró Uriow, también impactado con la presencia de semejante aparato.

    — Una sala enorme con una nave enorme... ¿quién lo iba a adivinar? — Añadió una asombrada Cia.

    — Si esta preciosidad funciona, podremos ir a Syleria y Neonia a notificar lo ocurrido para así tranquilizar a todos — Xom había pensado en lo más lógico.

    — Tendremos que comprobar primero que funcione — Emmon decidió ser más realista, pues nada les garantizaba que estuviese operativa tras Regresión.

    — Pongámonos con ello, entonces — Jenner tomó la iniciativa.

    Así pues, el trío se dirigió en busca de la entrada al interior de la majestuosa nave Anixis, la cuál parecía tener capacidad para albergar cientos de miles de personas — pudiendo incluso ser un número superior a las doscientas mil personas que cabían en las arcas fabricadas antaño por La Unión— y que confirmaba, de alguna manera, que la especie Anixis evacuó el planeta de manera lógica con varias naves de semejante tamaño. Si los controles de la nave podían traducirse al idioma de cualquiera de las tres especies conocidas, poner manejarla sería una tarea relativamente fácil, por lo que los dos humanos y el syleriano se pusieron rápidamente con ello. Mientras tanto, en la cúpula accidentada, Lill y Om continuaban conversando acerca de la realidad inmediata del syleriano.

    — Ahora mismo será complicado porque la tecnología no funciona, pero estoy seguro de que una vez logremos recuperarla, Sith o West te podrán fabricar una prótesis interna que te haga volver a andar — Dijo Crane con la esperanza de que pudiese ser posible cuanto antes.

    — También tenemos ingenieros sylerianos, Lill, aunque agradezco el saber que alguno de ellos podría contribuir en el desarrollo de dicha prótesis — Respondió Paokt con absoluta sinceridad — Por el momento, me conformo con salir de aquí y que me den algo para el dolor, porque a cada minuto que pasa es más insufrible.

    — Sé paciente, querido amigo.

    Ni Lill ni Om dijeron eso, por lo que ambos se voltearon a ver quién era. Se trataba de Uriow, quién regresaba tras varias horas acompañado de Ender y Cia. Los tres tenían una sonrisa de felicidad inmensa en sus rostros, cosa que intrigó y mucho a sus dos compañeros que les esperaban.

    — ¿Habéis descubierto algo interesante? — Preguntó el ex comandante humano, quién tenía decidido enterarse de la información Anixis más tarde o temprano.

    — ¿Por qué tanta felicidad? — El protector syleriano se percató de la alegría del trío.

    — Hemos descubierto ciertas cosas sobre los Anixis, algunas más inquietantes que otras, pero eso no es lo importante ahora mismo — Ender fue el primero en contestar, mostrándose muy entusiasmado — Podemos regresar a Ciudad Anixis realmente rápido.

    — ¿Cómo? — Lill lanzó una segunda pregunta, ésta vez de manera incrédula — Regresar a la ciudad nos va a tomar varios días andando, salvo que tengas una maldita nave operativa o algo similar.

    — Quizá la tengamos — Añadió Cia, sonriente.

    — Debes estar bromeando — Lill comenzó a sentir cómo una sensación de alegría le invadía por dentro — ¡¿Cómo es posible?!

    — Éste mundo esconde muchos secretos — Intervino el soldado Emmon, visiblemente emocionado — Y creo que hemos encontrado varios de ellos.

    — Tener una nave significa que podremos salir de Paraíso para regresar a Syleria y Neonia y contarles lo sucedido — Por primera vez desde haber sufrido el accidente que le dejó paralítico, Paokt sonrió — Podremos volver a casa.

    — Antes vayamos a Ciudad Anixis y subamos a bordo de la nave a aquellos que tengan familia en alguno de los planetas mencionados — Añadió Xom, pensando en todos los demás — Hay espacio de sobra para todo el mundo.

    [...]

    Cómo cada mañana y noche, el neoniano Quetaryan subía a la azotea del edificio de la base militar en la que se hallaba viviendo para otear el horizonte. Clásico de su especie, allí realizaba su meditación para centrarse en sí mismo y serenarse tras todo lo sucedido. Aquello le recordaba a su maestro, Vanth Dheer, a quién echaba de menos al hacer ese tipo de cosas. Incluso recordaba los sabios consejos de la anciana Narisha Taaliv a la hora de liderar a su pueblo en Paraíso, pero a quién siempre tenía presente en sus pensamientos era a su amor, Reeda Klamp. Solo visitó su altar —los neonianos no enterraban a su gente, sino que la incineraban y creaban un altar para venerarles— en Neonia una vez, tras haber rescatado su cuerpo de los restos de la Arcadia que se estrellaron en el polo norte de Vulkano durante el asalto de los humanizados Anixis a Neonia, pese a que soñaba cada noche con volver allí para poder decirle que aunque no estaba presente la seguía sintiendo con él.

    Yak tenía los ojos cerrados y se encontraba en un estado de paz interior al que solo podían acceder los de su especie, debido a que esa era su capacidad especial. Notaba incluso la leve brisa que había a la altura en la que estaba y cómo el sol de Faro de la Esperanza comenzaba a iluminar la ciudad con sus primeros rayos. Sin embargo, la meditación se vio sorprendentemente interrumpida por algunos gritos y murmullos de la población, ya moviéndose por las calles, que parecían vislumbrar algo en la lejanía. Cuando Quetaryan abrió los ojos y se asomó, pudo ver que la gente señalaba al horizonte y allí, haciendo contraste con el sol de fondo, se apreciaba una nave aproximándose. El neoniano se frotó los ojos deliberadamente, preguntándose si aún estaba en trance con la meditación, pero supo rápidamente que estaba despierto y en la realidad cuando los gritos de la ciudadanía eran de auténtico júbilo.

    Sith se hallaba trabajando en la reconstrucción del arma Regresión, en la sala de ingeniería junto a otros ingenieros humanos, neonianos y sylerianos, cuando al alboroto en el exterior les hizo parar y salir. Lio e Iris se encontraban visitando a Bárbara en la enfermería tras su lesión en la pierna izquierda, donde también estaba Maya, cuando los gritos de la población les alertaron e hicieron que el hombre de Ceres saliera a investigar mientras las chicas esperaban por precaución. Incluso Sun, ya habitando una de las tantas celdas vacías de la prisión subterránea, escuchó el escándalo y trató de ver que ocurría, asomándose por las pequeñas rejas que daban acceso al exterior de la base militar. Todo el mundo vio la llegada de una nave enorme, de origen Anixis, manejada por aquellos que la habían encontrado y que sabían que se trataba de algo esperanzador.

    Lill, Om, Ender, Uriow y Cia veían desde el amplio puente de mando de la nave cómo los ciudadanos les alentaban y celebraban la llegada de dicha nave. Podrían estar asustados al no conocer quién la portaba, sin embargo, algo en el interior de todos les decía que no había peligro. La felicidad había invadido Ciudad Anixis.
     
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    Agus estresado

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    Saludos, amigo. Paso a comentar el capítulo de esta semana.

    Tengo que decir que me ha gustado de principio a fin. Ha sido lo que estaba esperando, y verdaderamente misterioso a la vez que revelador.

    Parece ser que Ender y Cia están formando un vínculo de amistad que está escalando a más con el conforme paso del tiempo. Pero es algo lógico. Digo, llevar mucho tiempo con una persona te dirige a sentir una relación más abierta con el paso del tiempo, incluso a fortalecer lazos con esa persona. Por la forma en que se miran, todo parece indicar que entre ellos está la posibilidad de volverse pareja en el futuro. Tengo que decir que me da algo de pena por Cinthia. creo recordar que en la parte V, ella y Ender han pasado mucho tiempo juntos, incluso hay una parte donde Snow va a la enfermería y los ve a ambos juntos. Creí que ella y Ender formalizarían algún tipo de relación, pero todo parece indicar que el último de los Xom parece tener los ojos puestos sobre alguien más. Pero bueno, quizá el destino de Cinthia sea no estar en pareja, dado a que ella es incapaz de sentir amor por alguien y solo busca que la protejan. Aunque bueno, eso es lo que me ha dejado ver con lo sucedido con West en la parte IV.

    Uriow ha sido inteligente al rastrearlos y encontrarlos siguiendo la fogata. Me alegra saber que Paraíso no tiene bestias, ya que, de lo contrario, habría sido una preocupación más para el grupo, como si hiciera falta algo como eso XDDDD. Veo que él ha sabido cuando enojarse y cuando no, poniendo como prioridad la salud y bienestar de su compañero antes que el enojo por haber tenido el accidente. Cuando se encontraron con Om, me alivié un poco pero al mismo tiempo me puse algo triste. Se ve que él, pese a estar solo, pudo sobrevivir con la comida que tenían. Pero la tristeza es porque, por lo que he ido leyendo, creo que no volverá a caminar. Me da pena. Creí leer en el capítulo 2 que él podría volver a hacerlo si trataban su herida a tiempo, pero supongo que ese tiempo ya pasó. Una pena, era uno de los que me agradaba. Pero todo no se puede pedir, seguro a alguien de los buenos tenías que lastimar si es que los únicos que han muerto hasta ahora fueron los malos de Jacob, Kieran y Deon.

    Lo último fue lo mejor, ya que he deseado saber qué era lo que escondía en la cúpula. Y tengo que decir que, pese a que no era lo que esperaba, estoy satisfecho con lo que leí. Lo que descubrieron tanto Uriow como Ender y Cia ha sido espectacular. Ha dado respuesta a ciertas interrogantes al mismo tiempo que planteaba nuevas en mi mente. Conociéndome a mí mismo, yo sé que se me habrían escapado todas las respuestas en este capítulo si lo hubiera escrito yo. Te felicito por haber tomado la decisión de guardar secretos para que jueguen un papel de misterio para el futuro.

    Al menos la gran interrogante que tenía (y había olvidado) acerca de Xhander y su funcionamiento extraño fue resuelta. Siempre me pareció algo ilógico que un agujero negro pudiera transportar materia, y mucho más que el Supremo, quien encontró ese sitio, pudiera manipularlo para que funcionara tras sus órdenes. Esta parte, más que nada este capítulo, lo ha explicado, y es una buena forma de hilar acontecimientos entre una parte y la otra.

    Ahora, las preguntas que tengo en la cabeza son bastantes.

    • ¿Cuál era el objetivo de los anixis al crear Aqhom como un mundo artificial?
    • ¿Qué fue lo que los llevó a desaparecer? ¿Han huido? Si es así, ¿hacia dónde?
    • ¿De quienes huían o a quienes les temían para mostrarse tan pesimistas en los archivos?
    • ¿Eran seres buenos que se encontraron con seres malos o acaso ellos eran los malos y la fuerza que los enfrentó correspondía a los seres buenos?
    • ¿Por qué querían construir los transportadores? ¿Planeaban usarlos para su beneficio o solamente ayudar a otros?
    • ¿Tuvieron algo que ver con el hecho de que los Neonianos hubieran aparecido en un planeta tan hostil para ellos y en todo lo que derivó eso?
    • ¿Qué tipo de sociedades tenían?
    • ¿Por qué la consola y la nave que tenían en la cúpula no sufrió ante Regresión?
    • ¿Por qué dejaron Regresión en el planeta para que alguien más pudiera encontrarla?
    • ¿Por qué dejaron tecnología armamentística para que otros las usaran? ¿Y por qué lo harían teniendo en cuenta que Regresión podría anularlas?
    • ¿Para qué fabricaron Regresión? ¿Fue para ellos o para otro motivo?
    • ¿Aparecerán o darán señales ahora que Regresión fue activado?
    • ¿Por qué dejar una consola con información "escasa" para que cualquiera la pudiera leer, teniendo en cuenta que la consola no sufre ante Regresión?
    • Si tuvieron que huir, ¿por qué dejaron evidencia de su existencia en el planeta?

    Miles de preguntas, y quizá haya otras más que no se me estén ocurriendo ahora. Espero que, a lo largo de las partes, todo esto se responda, así como se me fueron respondidas las dudas sobre los Rhajik y el Supremo.

    Tengo que decir que me parece algo poco lógico que un grupo de tres humanos y dos sylerianos pudieran encontrar un sitio así explorando unos días mientras que las organizaciones de los humanizados anixis liderados por Gar, contando con vehículos y tecnología rastreadora no lo hubieran podido lograr. Es decir, en una semana cinco personas (o 4, porque Om estaba herido) hicieron algo que miles no lograron en años. No digo que sea malo, y quizá, si hubiéramos visto más de los tripulantes del Arca IV al mando de Gar en su respectivo especial, podría haber sido algo lógico, pero sigue siendo chocante para mí.

    Pero supongo que habrá tiempo para ello. Ahora, con la nave funcionando (ala, otra pregunta más, ¿por qué dejaron una nave en funcionamiento para que cualquiera la encuentre? XD) podrán regresar a Neonia y Syleria y si tú lo permites, vivir en paz. Creo que habrá muchos cambios para cuando vuelvan a sus hogares, pero eso es cosa de otros capítulos.

    La escena donde Yak está meditando y la nave aparece, para luego mostrar a las especies de la alianza festejando me ha encantado. Se sintió un aire de alivio y de tranquilidad al leerla, y eso fue gratificante, ya que sabes que con esta historia me estreso mucho por mis personajes favoritos XDDD. Es broma, pero en serio, la escena me pareció muy bien construida.

    Muero por ver lo que nos deparan los capítulos futuros. Eso será todo por ahora, amigo. Me despido hasta la próxima. Bye bye :)
     
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  15. Threadmarks: Una sociedad primitiva
     
    Manuvalk

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    Los Viajeros VI: Una gran consecuencia
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    Hola a todos los que estén siguiendo esta historia, este será el penúltimo capítulo de ésta parte. Dar las gracias a Reydelaperdicion como siempre y no demorarme mucho más, espero disfruten.



    Una sociedad primitiva








    — Llevamos dos días sin haber recibido noticias de la flota que se envió a Paraíso — Murmuró Eron — ¡Podría haber ocurrido algo terrible!

    Snow agachó la cabeza, sintiéndose en una encrucijada. A su lado, la Elegida Admir y la líder Tovam permanecían de brazos cruzados, mirando fijamente al subcomandante del ejército humano. Al lado de éste se encontraba su pareja y precisamente ex comandante, Ashley. La reunión se estaba dando en el despacho de la gobernadora humana, que junto a las únicas representantes de la recientemente nombrada Alianza Interestelar de Especies, tenía que tomar una decisión. La presión no solo la hacían Eron y Ashley, sino mucha gente que estaba preocupada tras no tener noticias cuarenta y ocho horas después de la única comunicación entre líderes, previa a la llegada al planeta de los humanizados Anixis.

    Pese a la distancia considerable entre los planetas, era de extrañar que no hubiese habido ninguna otra comunicación en la cuál se actualizara el estado de la que se esperaba que fuese la batalla final. Nadie de Paraíso envió un mensaje a Neonia y Syleria para informar de una victoria o una derrota que les hubiese obligado a regresar. Y el simple hecho de no notificar nada, hacía presagiar que la derrota podría haber sido fatal para la propia Alianza. Considerando que ese fuera el caso, el subcomandante Tanner había decidido pedir a los líderes el permiso para tomar la Seven y aventurarse al sistema Faro de la Esperanza, con la clara intención de obtener la información respecto al último conflicto.

    — Aún es pronto para preocuparse — Contestó Erie, que no quería precipitarse en el veredicto de la situación.

    — Quizá pronto, sea tarde — Intervino Ash, mostrando su frustración con la parsimonía de las líderes — Tan solo pedimos que se nos deje la Seven para viajar hasta Paraíso y asegurarnos de que nuestra gente está bien.

    — Y si no es el caso, para al menos tener la certeza de lo que haya sucedido y regresar para prepararnos — Dijo seriamente el humano.

    La líder neoniana no veía nada claro el enviar a Eron y Ashley en una misión de exploración al lugar en el que supuestamente estaba desarrollándose una gran batalla, la cuál supuestamente comenzó hacía dos días. Por su parte, la líder syleriana comprendía la preocupación de la gente, pues tenían seres queridos que formaban parte de esa flota de la Alianza que se envió al sistema Anixis para combatir, pero entendía que enviar a más gente si la situación allí era la de una derrota, sería un grave error, pues se quedarían aún más indefensos en Neonia y Syleria. Por último estaba la líder humana, que estaba igual de preocupada o más que el resto de la gente al tener a su marido peleando allí y no tener noticias suyas tras dos días, aunque comprendía que arriesgar a más gente podría dejarla en entredicho ante su pueblo.

    — Puedo estar de acuerdo o no, pero creo que la decisión debería ser de la gobernadora humana — Hylda lo tenía claro — Al fin y al cabo, ambos sois soldados humanos y estáis bajo su mando.

    Erie asintió, compartiendo así las palabras de la líder syleriana y dejando todo el peso de la decisión en la gobernadora Carver. Eron y Ashley la miraban fijamente con expresiones de súplica, intentando convencerla por la vía emocional de que era la mejor decisión. La pareja estaba decicida a saber que había ocurrido en Paraíso.

    — Si es lo que queréis, está bien — Sentenció Snow, quitándose también la presión de encima — Espero que seáis conscientes de que ahí fuera, estáis solos.

    — Descubriremos lo que ha pasado y os lo notificaremos — Indicó la soldado Ripley con firmeza.

    — Gracias, Snow — Musitó el subcomandante Tanner, agradecido con su amiga y líder — No te preocupes, volveremos.


    [...]

    Doce días después

    Las estrellas brillaban más de lo habitual en aquella noche y eso no pasó desapercibido para Snow, quién se sentaba en los exteriores de la colonia humana de Promesa tras caer el sol del sistema Neon e iniciar así el ciclo nocturno. Con casi cuatro años de edad, Gina comenzaba a dar varios pasos de pie, tambaleándose hasta que el equilibrio le hacía caer al suelo. Al principio de esto, le seguían los llantos tras la abrupta caída, pero la pequeña Crane Carver fue poco a poco acostumbrándose a caer y levantarse hasta el punto en el que ya no lloraba, simplemente se levantaba e intentaba volver a andar más pasos de seguido.

    — Espera a que tu padre regrese y te vea — Pensaba para sí misma la madre, emocionada al ver todo el proceso infantil por el que su hija estaba pasando.

    Era la décima noche desde la falta de noticias de la flota de la Alianza que fue a Paraíso, la octava noche desde que madre e hija salían de su casa para pasar horas vislumbrando la estampa estrellada del cielo de Neonia. En los pensamientos de la gobernadora humana adquiría especial importancia el anhelo de ver regresar a Lill, siendo un deseo tan fuerte que se movía por encima de la preocupación que tenía por el resto de gente que fue al sistema Anixis, incluyendo a última hora a Eron y Ashley. Estos dos llevaban siete días sin informar y en Promesa se presagiaba lo peor.

    Sin embargo, la principal preocupación de Snow acaparaba toda su atención, acumulada y compartida también con el feto que crecía en el interior de ésta. La mujer comenzó a acariciarse el vientre mientras cerraba los ojos, haciendo un esfuerzo por sentir los pequeños latidos del que sería su segundo hijo. Cuando comenzó a oírlos, una media sonrísa comenzó a formarse en su rostro, felicidad inmensa en una situación cuanto menos dramática. Esa paz interior provocó que Snow se relajara y su mente sacara a relucir uno de los mejores recuerdos de su vida: el día que ella y Lill se dieron el 'sí quiero'.

    — ¿Aceptas a Snow Carver cómo esposa, fiel compañera y apoyo, hasta que la muerte os separe?

    La breve ceremonia matrimonial se sucedía en la propia vivienda de la pareja debido a la situación turbulenta en las calles de Promesa, pues hacía solo cinco meses que había ocurrido Colapso. La boda la oficiaba un señor de avanzada edad que había sido cura en la Tierra y que una vez se jubiló, decidió emprender la aventura de Neonia. Para su sorpresa, aquello le salvó la vida, por lo que decidió aprovechar ese tiempo extra y retomar sus hábitos. Lill y Snow no eran creyentes, pero no hacía falta serlo, pues aquel hombre sentía una felicidad inmensa al ver que pese a la dramática situación que vivía la humanidad, aún había instantes donde el amor brillaba por encima de todo lo demás.

    — Acepto a ésta mujer cómo mí esposa y juro quererla, protegerla y viajar hasta los confínes del universo por ella — Respondió un ilusionado y alegre Lill Crane.

    El anciano señor se volvió hacia la mujer mientras ésta sonreía, viéndose totalmente nerviosa pese a que no había invitados y solo eran ellos tres en la casa.

    — ¿Aceptas a Lill Crane cómo esposo, fiel compañero y apoyo, hasta que la muerte os separe?

    — Acepto a éste hombre cómo mí esposo y juro quererlo, protegerlo y pasar el resto de nuestra efímera existencia con él — Contestó la nerviosa y feliz Snow Carver.

    Ambos se cogían de las manos y se miraban fijamente a los ojos con la alegría de dos niños inocentes, soñadores y enamorados, que darían todo de sí por hacerse felices el uno al otro. El cura asintió con una media sonrisa y levantó los brazos, decidido a sentenciar la boda.

    — Ante los ojos del universo, yo os declaro, marido y mujer — El hombre vio con ternura cómo la joven pareja se besaba ante él — Sois un faro de luz en esta etapa de oscuridad.


    La sonrisa no dejó de dibujarse en el rostro de Snow al recordar aquel momento, tan íntimo y puro, tan increíblemente simple pero eterno, tan maravilloso. Aún continuaba acariciando su vientre y sintiendo cada cierto rato que su futuro bebé se movía por la placenta.

    — Ojalá tu padre esté de vuelta para verte nacer — Murmuró la mujer, respirando profundamente.

    En aquel momento se dispuso a buscar con la mirada a la pequeña Gina, esperando que ésta estuviese cerca, pero al no verla a su alrededor, esa paz interior se convirtió en pánico total. La gobernadora de la humanidad se incorporó rápidamente y comenzó a mirar de un lado al otro, llamando a su hija por su nombre.

    — ¡Regina! ¡Hija! — Exclamaba repetidamente — ¡Regina! ¡¿Dónde estás?!

    A medida que avanzaban los segundos y no obtenía respuesta, la mujer comenzó a estremecerse y a desesperarse, pero para su alivio no duró mucho tiempo. De la oscuridad apareció la doctora Marlow con la pequeña Crane Carver en brazos, cosa que sorprendió a la madre de ésta. La médico se aproximó a su amiga y dejó a Gina junto a ella para después sentarse al lado.

    — Yo también vengo aquí cada noche — Murmuró Cinthia, sacando un cigarro de un paquete — ¿Te importa?

    — ¿Desde cuando fumas? — Preguntó Snow, realmente sorprendida.

    — West me convenció de probarlo durante mis ataques de estrés — Respondió la doctora Marlow con total sinceridad — Llevo días preocupada y vengo cada noche aquí para fumarme algunos... me relaja.

    — Entiendo — Musitó la gobernadora Carver, siendo para ella algo realmente indiferente — ¿Y cómo has encontrado a mi hija?

    — De camino hacia aquí — La mujer se encendió el cigarro y le dio una calada para acto seguido echar el humo a un lado, intentando evitar en la medida de lo posible que ni Gina ni Snow inhalaran el tabaco — Tienes una hija realmente independiente, ¿sabes?

    — Sí, es cierto, creo que está creciendo muy deprisa — Contestó Snow, sonriendo mientras veía a Gina distraerse con unos insectos similares a las luciérnagas de la Tierra — Espero que el siguiente que viene no sea igual.

    — Mierda, es cierto, estás embarazada — Automáticamente tras oír aquello, Cinthia apagó el cigarro y lo guardó en su cajeta — Lo siento, últimamente se me olvidan algunas cosas, creo que porque pienso mucho en otras.

    — Tranquila, aunque te lo agradezco — Snow estaba aliviada de que su amiga apagase el cigarro — ¿En qué cosas piensas?

    — ¿En que piensas tú? — La doctora Marlow quiso hacerle ver a su compañera — Es la misma preocupación que tenemos todos. Pienso en qué habrá pasado en Paraíso.

    — Así es... — La gobernadora Carver miró a las estrellas una vez más — Es una especie de tortura no saber que ha ocurrido allí.

    La doctora Marlow asintió a las palabras de su amiga para acto seguido mirarla extrañada.

    — ¿Cómo es que siendo gobernadora de la humanidad, no tengas guardias a tu alrededor protegiéndote de cualquier cosa que pudiera pasarte?

    — ¿Quién ha dicho que no estén alrededor? — Carver contestó con otra pregunta — Créeme, estoy vigilada y protegida.

    — Entiendo — Musitó Cinthia, incorporándose — Bueno, Snow, iré a ver si puedo dormir ésta noche.

    — Voy contigo, ya hemos estado suficiente tiempo aquí fuera — La gobernadora humana se levantó y recogió a su hija en brazos — ¿Mañana a la misma hora?

    — Claro, ¿por qué no? — Asintió la médico, sonriendo — Buenas noches, chicas.

    — Buenas noches — Murmuró Snow, dirigiéndose después a su hija — Dale las buenas noches a la tía Cinthia.

    Gina respondió dando las buenas noches conforme pudo, tragándose algunas letras y diciéndolo de forma un tanto ininteligible. Cinthia soltó algunas carcajadas suaves mientras emprendía el camino de regreso a Promesa y se despedía con la mano, dejando a las mujeres Carver seguir sus pasos en la misma dirección.

    [...]

    — ¡Maldición!

    Westley golpeó la mesa de trabajo con su puño derecho, al ver que siempre se quedaba cerca de poder activar a una de las máquinas Super Rhajik. Hacía casi dos semanas que repentinamente la tecnología dejó de funcionar, convirtiendo la alianza entre humanos, neonianos y sylerianos en lo más parecido a una sociedad primitiva. El ingeniero humano se frustraba cada día desde dicho evento debido a que justo cuando parecía que la máquina iba a reactivarse gracias a haberle cambiado los conductos eléctricos, ésta no respondía. Sentía que se quedaba muy cerca de lograrlo, al mismo tiempo que otros de sus compañeros ingenieros trabajaban en reactivar otras cosas de mayor importancia.

    Finn y el resto llegaron días atrás a la conclusión de que se trataba de un pulso electromagnético a gran escala, algo que les preocupaba pues tenían cómo ejemplo dicho pulso que los Anixis que llegaron a Neonia impusieron en los Super Rhajik y las naves operativas hacia no mucho tiempo. No obstante, aquel pulso era más flojo y requería de un constante flujo de éste para mantener inoperativas a las máquinas y naves, por lo que West supuso que lo que ocurrió en Paraíso podría tener que ver con ese repentino apagón tecnológico.

    Visiblemente molesto, el ingeniero humano decidió tomarse un descanso y salir fuera de la sala de ingeniería. Eran altas horas de la noche y el hombre era uno de los pocos que continuaba en el lugar, pues el resto fueron pronto a dormir para comenzar la siguiente jornada laboral desde bien temprano. Al salir de la sala, la cuál daba a una pequeña calle anexa a la avenida principal de Promesa, éste se sentó en uno de los diversos bancos que había y se encendió un cigarro suelto que tenía en el bolsillo izquierdo de su pantalón de trabajo. Era su forma de desestresarse, pues al margen de lo estresante que era de por sí el trabajo de ingeniero, en la situación actual todo se juntaba y lo era aún más.

    Conforme le daba la primera calada y el humo se expandía, el ingeniero comenzó a sentir una serie de punzadas en los costados de su torso, lugar donde se hallan los pulmones. Finn se extrañó de primeras, pero lo sucedido fue algo puntual y transitorio, por lo que no le dio mayor importancia. El hombre prosiguió con su ya clásico método de relajación, viendo pasar los minutos en una calle completamente vacía, hasta que cuando menos se dio cuenta, otros ingenieros regresaban al trabajo. Ya estaba amaneciendo y West se había dormido en aquel banco, con un cigarro encendido en la mano y unas ojeras que delataban su enfrentamiento diario con el insomnio.

    — Ingeniero Finn.

    Westley entreabrió los ojos al oír aquello, encontrándose con la Elegida Admir y dos soldados sylerianos que la acompañaban a todas partes. La líder syleriana observaba con una mezcla de indiferencia y resignación al humano, pues éste parecía abandonarse conforme pasaba el tiempo. Además, su empeño en reactivar a un Super Rhajik en vez de centrarse en tecnología más útil, hacia ver que el ingeniero todavía no había superado la destrucción de Zyon, a quién consideraba casi cómo un hijo sintético. A eso había que añadirle lo que sucedió con Cinthia, una relación en la que ambos se hicieron daño pero en la que West salió más perjudicado. A pesar de eso, ambos tenían actualmente una relación cordial. Hylda conocía vagamente estas dos situaciones del supuesto mejor ingeniero humano de Promesa, pero no comprendía cómo un ser tan inteligente se dejaba llevar por las circunstancias.

    — Elegida Admir... — Finn se frotó los ojos para ver con mayor claridad — ¿En qué puedo ayudarla?

    — ¿Has logrado avanzar con el aparato de comunicación de enlace cuántico? — Preguntó la syleriana, intuyendo la respuesta — Cómo bien sabes, ninguno de mis ingenieros han podido reactivarlo y es de vital importancia para las comunicaciones con Syleria.

    El ingeniero humano se acomodó en el banco y tiró el cigarro al suelo, el cuál aún se estaba consumiendo y no dejaba de liberar humo. Tras varios segundos y un suspiro por parte del hombre, la líder syleriana obtuvo la respuesta que temía pero no la que quería.

    — Lo siento, Elegida, pero no... — West se veía realmente agotado — ...no lo he intentado siquiera.

    Hylda negó con la cabeza en señal de desaprobación y arrepentimiento, ante la firmeza de los dos soldados que la escoltaban. La líder syleriana le encargó dicho trabajo a Westley debido a que los ingenieros que tenía en Neonia no lograron reactivar el aparato de comunicaciones y conocía que el propio West era uno de los mejores en su trabajo. Aunque no esperaba encontrarse con una persona que parecía estar esperando a que algo le ocurriese, en lugar de emplearse con el objetivo de mejorar su vida y la de todos.

    — Váyase a descansar, ingeniero Finn — Murmuró Hylda con la seriedad y educación que la caracterizaban — Aclare sus ideas y por favor, intente arreglar las comunicaciones. Estamos en una situación comprometida, todos, y necesitamos de sus habilidades para salir adelante.

    La Elegida Admir realizó un gesto a sus dos guardaespaldas para que la siguieran, mientras West asentía a las palabras de ésta. Mientras se alejaban, el ingeniero humano comenzó a contener las lágrimas y se echó las manos a la cara, preguntándose a sí mismo porqué se dejaba arrastrar por la situación, porqué simplemente no podía comenzar de cero y olvidar todo lo sucedido en los últimos meses. Realmente cansado y consciente que necesitaba de un cambio, Westley Finn emprendió el camino de regreso a su vivienda, próxima a la sala de ingeniería donde trabajaba.

    [...]

    Arva caminaba por el bosque cercano a la medio reconstruida Isharay, la cuál quedó a medias cuando la guerra contra los humanizados Anixis requería toda la atención. Los rayos solares se filtraban por las ramas y las hojas de los árboles, dibujando formas completamente distintas en la tierra húmeda debido a la bajada de temperaturas noctura que sufría Neonia. La ex piloto dejaba huellas débiles a cada paso mientras avanzaba en dirección a dónde varios meses atrás había muerto Axlor Vaalot, lugar del que se llevaron su cuerpo para incinerar junto aquellos que perdieron la vida en el asalto a Isharay de la Resistencia, momento que parecía muy lejano en el tiempo.

    La mujer nacida en la Luna portaba consigo una regadera con agua, pues en el mismo lugar donde murió su pareja, una pequeña flor de color turquesa y muy poco comunes en Neonia, había crecido. A medida que pasaba el tiempo dicha flor era más grande y actualmente tenía varios centímetros de tallo además de unos cinco pétalos extensos. Arva se arrodilló ante la flor cuando llegó, comenzando así a regarla con cuidado y cariño mientras sonreía durante el proceso hasta que una vez terminado, la mujer comenzó a acariciar su vientre el cuál estaba cada vez más abultado.

    — Hola, mí amor — Murmuró Tidder, observando con alegría aquella flor sana que para ella representaba el alma de Axlor — Siento no tener novedades respecto a lo ocurrido, cómo bien sabes, la incertidumbre se ha apoderado de todos en Promesa. Llevamos casi una semana sin noticias de la flota y nos tememos lo peor — Arva sintió que se estaba deprimiendo, por lo que decidió cambiar de tema — Pero bueno, no he venido a contarte lo mismo que ayer. De hecho, creo que lo que te voy a contar, te gustará — La mujer de la Luna hizo un silencio previo a la revelación, mostrándose ilusionada — Cinthia me dijo hace poco que uno será chico y el otro será chica... así que creo tener sus nombres. Ella se llamará Karla, pues es el mismo nombre que tenía la primera mujer nacida en la Luna y me hace ilusión hacerle honor, ya sabes que siempre he sido una auténtica fanática de esa chica. Él se llamará Jackon, cómo aquel novelista marciano de ciencia ficción que te encantaba leer en tu adolescencia, según me dijiste. Así que espero que te guste que nuestros hijos tengan esos nombres, estoy segura de que harán cosas igual de importantes o más que esas carismáticas personas que tanto nos influyeron en nuestra juventud. Jackon y Karla Vaalot Tidder. Pronto vendré acompañada con ellos, amor mío. Te quiero, Axlor, hasta mañana y hasta siempre.

    La ex piloto Tidder comenzó a sentir cómo varias lágrimas recorrían sus mejillas fruto de la emoción y el aún presente sentimiento de pérdida, mientras se incorporaba. En completo silencio, Arva se secó dichas lágrimas y emprendió el camino de vuelta a la colonia humana, no sin antes voltearse una vez más para observar la bella flor turquesa que escuchaba hablar cada día a primera hora de la mañana a la mujer nacida en la Luna de la Tierra.

    [...]

    Al menos a diez kilómetros de la colonia humana, un numeroso grupo de soldados de las tres distintas especies se empleaban en una serie de ejercicios de puntería, usando todos el arma reglamentaria syleriana. La Rhage era la única arma que al no ser tecnológica, aún se podía usar sin problema. Tras la caída de toda tecnología conocida, incluyendo las armas, el ejército conjunto de la Alianza Interestelar de Especies no dudó en prepararse ante la posibilidad de que todo fuese obra de los humanizados Anixis y estos estuviesen de regreso a Neonia. Sin embargo, al contar con pocos soldados en comparación a los treinta mil que fueron en la flota dirigida a Paraíso, la cadena de mando pasó de fraccionarse en un líder por especie a un único líder. Éste era el comandante neoniano Khael Yannick.

    Khael era el comandante al mando de la base neoniana en la que Lio, Sun y Yak despertaron a la actual líder Tovam tras la reciente llegada de los humanizados Anixis al planeta. Hermano mayor de Aagron Yannick —soldado neoniano que peleó en la guerra contra los sylerianos hacía ya más de doscientos años— y mano derecha del padre de Erie durante su mandato en la base tras la rebelión Rhajik, el neoniano tenía mucha experiencia en combate y una edad veterana de setenta y seis años que le daban acreditación suficiente cómo para ponerse al mando de todo un ejército, más aún ahora que Neonia estaba falto de líderes militares.

    Tras perderse las comunicaciones con la flota que fue enviada a Paraíso y el contacto total con la sociedad syleriana de Syleria, el comandante Yannick fue puesto al mando de todos los soldados de la Alianza disponibles, pues las líderes temían que todo eso fuese obra de una victoria clara de los humanizados Anixis sobre la flota de la Alianza y que los primeros se dispusiesen a regresar para terminar con todos. Desde ese momento y ya habiendo pasado una semana, el comandante neoniano decidió mantener preparado a todo el ejército mediante sesiones diurnas de todo tipo de entrenamientos, priorizando el aprendizaje del manejo de los Rhage, única arma válida.

    Así, mientras el sol del sistema Neon salía poco a poco en el horizonte, todo el ejército disponible de la Alianza recibía las órdenes de Khael sin rechistar, preparándose para un posible regreso de los humanizados Anixis. Conocían al enemigo y su tecnología, aunque quizá no lo conocían todo. Al menos eso es lo que pensaba el propio comandante Yannick mientras veía a sus soldados disparar las flechas de sus Rhage contra dianas hechas de silicona, las cuáles tenían forma física humana. Algunos humanos se sentían especialmente raros al disparar a una diana con su misma forma, pero era comprensible dado que sus enemigos eran básicamente, humanos. Sumido en sus pensamientos, el neoniano no fue consciente de la presencia de su líder hasta pasados varios minutos.

    — Has hecho que en menos de una semana, muchos de estos soldados hayan aprendido el manejo de un arma syleriana a la perfección — Dijo Erie, satisfecha con lo que estaba viendo — Mi más sincera enhorabuena, Khael.

    — Es extraño entrenar a otros seres que no sean neonianos, pero a su vez, es realmente interesante ver cómo se mueven y cómo reaccionan a cada flecha que sale de sus Rhage — Murmuró el comandante, mirando detenidamente los entrenamientos — No sé si estamos listos para enfrentarnos a una gran oleada de esos Anixis, pero no me cabe duda de que sabemos defendernos.

    — Propuse tu nombre a Hylda y Snow por un motivo claro: sabes lo que haces — La líder Tovam asintió tras sus palabras — Ahora mismo necesitamos estar preparados y aunque confío en tu criterio, yo estoy viendo un buen ejército de soldados.

    — No he dicho lo contrario, Erie, solo digo lo que veo — Khael se giró para mirarla a los ojos — Cuando los veo a ellos, veo ímpetu y decisión, pero no veo la preparación necesaria que podrían tener en meses o años y debo proporcionarles en una semana. Cuando te veo a los ojos, yo... — El neoniano la miraba detenidamente — ...solo veo a una líder preocupada que quiere tener esperanza y confianza. Pero con eso no se ganan combates, ni guerras.

    — Siempre has sido muy directo e impertinente, lo vivió mi padre y me tocará vivirlo a mí — Contestó la neoniana con cierto desprecio — Estás aquí por tus cualidades, no por habértelo ganado. Recuerde eso, comandante Yannick. Prosiga.

    Khael frunció el ceño ante las palabras de su líder, la cuál se volteó y se dispuso a marcharse de la zona donde se estaban llevando a cabo los ejercicios. Ambos no tenían una relación especialmente buena pese a que se conocían de hacía muchísimos años, por lo que pese a estar de acuerdo en algunas cosas, en otras siempre chocaban. El comandante neoniano se sentía estafado teniendo a Erie de líder, al igual que cuando estuvo su padre Zykor Tovam, pues consideraba que estos no tenían la capacidad para liderar a su gente. Pese a ello, Yannick no era alguien que quisiese quitar a sus líderes de en medio para que gobernase él u otro, por lo que acataba las órdenes de quién mandase, le gustase o no.

    De pronto, el sonido que hacían las flechas al salir disparadas del Rhage comenzó a convertirse en un ruido ya no intermitente, sino persistente. El ruido del viento comenzó a incrementarse y las hojas de los árboles comenzaron a mecerse con más fuerza, incluso aquellos muñecos de silicona con forma humana comenzaron a tambalearse con violencia. El ejército entero alzó la vista al cielo, miró a su alrededor y no veían nada, hasta que repentinamente una sombra prominente comenzó a invadir la zona y puso en tensión a todos los presentes. Erie, la cuál se estaba marchando antes de lo que sucedía, corrió de regreso a reunirse con Khael, quién observaba cómo una nave de gran dimensión pasaba lentamente sobre ellos y se movía en dirección a Promesa.

    — ¡¿Son ellos?! ¡¿Crees que sean los Anixis?! — Preguntó una desesperada Erie.

    — Jamás había visto una nave de ese tamaño — Respondió Khael, sin perderla de vista — Deben ser ellos.

    — ¡¿Estás seguro?!

    — ¡Si no son ellos, son nuevos! — El neoniano empujó a su líder rápidamente — ¡Ve corriendo a Promesa, que se preparen! — Acto seguido, el comandante se dirigió al ejército — ¡Preparad los Rhage y acatad mis órdenes! — Khael se volteó una vez más, viendo cómo dicha nave se dirigía a la colonia humana — Pronto descubriremos que ha ocurrido en Paraíso, para bien o para mal.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Saludos, amigo. Ha sido un capítulo breve pero muy bien llevado. Creo que este ha sido el capítulo en el que más te has dedicado a los detalles que suceden alrededor de los personajes y las acciones que estos han tomado. Ha sido el mejor de esta parte en ese aspecto, por lo cual, te felicito, ya que llevaba un tiempo sin leer un capítulo tan completo de esta forma en LV. Me ha encantado, y creo que ha sido genial que haya sido justo aquí ya que se ha centrado en el momento en que las personas de Neonia temen por lo sucedido con sus amigos.

    Me parece increíble que hayan sido Ashley y Eron quienes decidieran pedir a los líderes que les den permiso para ir a explorar y traer noticias, aunque supongo que eso explica por qué han sido ellos dos. Es lógico lo que han dicho, y es mejor que hayan decidido abordar el problema de aquella manera. Si sus aliados hubieran perdido, todos en casa deberían de saber lo que ha ocurrido. Tristemente, el pulso electromagnético los ha dejado varados, y espero que una vez lleguen a Neonia y vean que ellos no están, los vayan a buscar (y que los encuentren :v )

    El momento entre Snow y su hija me ha parecido de lo más tierno del capítulo, no solo porque se ve que la pequeña Gina ya no está siendo tan pequeña como al principio y que está empezando a crecer, sino también porque nos muestra un flashback de Snow en el momento en el que ella y Lill se casaron en medio de la crisis de Colapso. Honestamente, esto me trajo recuerdos de como sufrí con la parte V cuando vi sus escenas conflictivas, pero me alegro que ambos hayan dejado esas disputas atrás y abordaran el tema como pareja, que es justamente a lo que se comprometieron. El momento en el que se dan el sí fue tan hermoso, y es tan doloroso ver que ellos no están juntos ahora mismo. Lo bueno es que Lill está a salvo (super raro, porque a ti te encanta lastimarlo en cada parte) y podrá regresar tanto con Snow como con sus hijos. Espero por ver ese reencuentro en el capítulo que viene, y más vale que tengan una escena tierna al menos. Pediría más, pero como tú escribes, sé que te gusta torturarme con ellos XD. Es broma :v

    La parte de Arva también ha sido tierna. Vemos que la mujer de la luna ya tiene decidido los nombres que les pondrá a sus pequeños, una niña y un niño. Es triste saber que Axlor no estará para ver la hermosa familia que va a tener, pero supongo que así es este universo tan cruel :( Al menos, para Arva, en esa pequeña flor vive su espíritu, y espero que sus pequeños sepan quien fue su padre. También espero que sean amigos del hijo de Snow, quien debería nacer solo unos meses después. Muero por ver lo que les deparas a todas esas familias :D

    Creo que lo de West es algo lamentable. Entiendo que su relación con Cinthia era muy importante, y que ella lo engañó dado a que no se sentía del todo feliz con él, y que también el hecho de que Zyon haya muerto lo haya golpeado así. Pero su actitud no es de lo mejor. De hecho, el mismo dejó que esos sentimientos negativos se apoderaran de él y empezó a fumar mucho más que antes al punto de que parece que está empezando a desarrollar un cáncer de pulmón. Que triste que él no pueda pensar a futuro y seguir adelante, pero supongo que tras lo que sucedió con Regresión y la guerra con los Anixis le ha hundido el espíritu. Yo tenía deseos de ver a West y Sith trabajando juntos combinando conocimientos de tecnología Rhajik con tecnología Anixis, pero parece que West no va a estar sobre la superficie Neoniana mucho tiempo si es que está desarrollando esa enfermedad que creo.

    Por último, la escena donde Erie ve entrenar a todos los soldados a cargo del neoniano Yannik. Tengo que decir que en su presentación me ha parecido muy antipático, pero supongo que sus motivos los tendrá. No parece estar muy contento con Erie liderando a los neonianos, y tampoco parece que la líder esté muy contento con él tras las cosas que parece que su padre le contó acerca de este. Espero que no se traduzca en problemas, pero creo que contigo al frente, es una certeza. No creo que hayas presentado a este neoniano con esa actitud para que eso quede en nada. Y me da miedo pensar que algunos, bajo su mando, sean capaces de formar algún grupo rebelde estilo Resistencia para perjudicar a sus líderes. Si es así, desearé que este tipo muera pronto, ya que no necesito otra resistencia luego de la anterior XD. Sabes de que hablo, justamente por culpa de ellos murieron la líder neoniana y Axlor. Si surgiera otra, pues, me voy a hiper estresar, sobre todo porque varios personajes que me gustan van a tener familia.

    En fin, eso es todo por ahora respecto a lo que se vio en el capítulo. Este comentario es más corto, pero cierto es que el capítulo también lo ha sido. Fue agradable ver lo que ocurría en Neonia y ver como ellos afrontan su momento sin tecnología gracias al pulso magnético. Queda un capítulo más para ver cómo termina todo, y también para ver tanto los reencuentros como lo que decidirán hacer los líderes. Con Lill fuera del comando de la humanidad, un nuevo comandante debe surgir. Creo que Ender y Cia serían buenos candidatos para tomar esos roles, considerando que el primero es en parte responsable de la victoria sobre los Anixis y la segunda es una general que pasó varias pruebas. No veo a Lio ni a Bar tomando el puesto, al menos, no por ahora. Y viendo que Eron no está, no se me ocurre otro. Aunque quizá me sorprendes.

    Espero los reencuentros con mucha ansia para el futuro. Me agradó leer este capítulo, y sencillamente lo pondría en tercer puesto como el mejor de esta parte tras la dupla de los capítulos de Sin Pulso. Realmente me gustó como lo escribiste todo aquí, y se sintió muy bien llevado. Como si la propia historia te envolviera para que sintieras lo mismo que los personajes. Sabes que eso es algo que me encanta de LV, amigo.

    Así que, ahora sí, digo adiós y hasta la semana siguiente. Dejaré un top nuevo de personajes al final de ese capítulo, con la forma en que se desenvuelvan tras el encuentro.

    Hasta la siguiente ocasión ❤️❤️❤️
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Los Viajeros VI: Una gran consecuencia
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    Ciencia Ficción
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    9
     
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    8250
    Hola a todos y bienvenidos al capítulo final de la parte seis de Los Viajeros. Una parte breve que cerrará el gran primer ciclo de la historia, cerrando cabos sueltos y dejando otros abiertos para lo que está por venir (que me entusiasma mucho mostrar y que estoy seguro que os encantará). No quiero explayarme mucho más, simplemente agradecer a mi buen amigo Reydelaperdicion por su lealtad, compromiso y aprecio a la historia. Disfrutad la lectura y... hasta pronto ;)



    Vuelta a casa







    La nave de origen Anixis recientemente encontrada en la edificación de la cúpula, comenzó su descenso en el centro del extenso patio de la base militar de la ciudad. Fuera de ésta se agolparon muchos de los ciudadanos, gente del arca número cuatro de La Unión junto a humanos, neonianos y sylerianos de la Alianza, celebrando unidos lo que para ellos parecía un mito desde hacía más de una semana. Creían que estarían en esa situación durante años, y aunque nada garantizaba que no fuese a ser así, ver una nave operativa les daba esperanza. Ciudad Anixis se encontraba viviendo un éxtasis de alegría, aunque esa efusividad quizá no era la adecuada considerando que el avance respecto a Regresión seguía igual que antes.

    Dicha nave aterrizó cómodamente en un amplio espacio de la base militar, apagando acto seguido sus ocho propulsores de considerable tamaño. Los soldados que habitaban la base estaban atónitos con la grandaria del aparato, porque comparable a un arca humana, ésta era más grande. El misterio por saber de donde había salido y el porqué funcionaba mantenía en vilo a muchos, pero otros simplemente se limitaban a celebrar que al menos había una nave en condiciones para transportarse. Tras varios minutos de incertidumbre, cinco personas salieron de la nave por uno de sus costados, bajando unas escaleras que descendían hasta tocar suelo conforme los tripulantes bajaban.

    Cia y Ender eran los primeros en salir, sorprendiéndose al ver a tanta gente agolpada a las vallas de la base. Les seguían Uriow y Lill, quiénes portaban al paralítico Om entre los dos ya que no podía andar. Yak, que había visto cómo se aproximaba la nave desde lo alto del edificio de la base, salió corriendo al encuentro del grupo. No fue el único, pues Lio hizo lo propio acompañado de Iris, Sith y Maya, la cuál ayudaba a Bar a moverse pues tenía la pierna izquierda fastidiada por una flecha de Rhage. El grupo se volvió a reunir prácticamente al completo tras varios días con distintos objetivos y misiones, teniendo mucho de lo que hablar.

    — Encontré a Sun y nos reveló el plan de los pocos soldados Anixis aún fieles a Deon — Explicó el hombre de Ceres — Nos pidió encontrar a Jacob, pero cuando lo hicimos, fuimos capturados y él asesinado. Así fue cómo se presentaron en las puertas de la base con nosotros cómo garantía.

    — Sun mató a Deon delante mía — Contó Bárbara, cosa que impactó especialmente a Lill y Ender.

    — Lo dejé vivo intentando que sus fieles recapacitaran, pero viendo que no lo hicieron... está bien muerto — Contestó el ex comandante humano.

    — Ese malnacido de Kieran me arrancó parte de una oreja, pero no vivió para contarlo — Lio mostró que solo quedaba la mitad de arriba de su oreja izquierda.

    — Ahora el problema de los humanos que creen ser Anixis parece erradicado — Indicó Quetaryan.

    — Mi hermano merecía morir — Murmuró el único de los Xom que quedaba con vida — No quería que ni él ni mi padre tuviesen ese tipo de final, pero se lo ganaron.

    — Sun está embarazada de Deon, fruto de una violación de éste — Las palabras de Maya dejaron perplejos a todos los presentes — Va a ser madre en prisión.

    — Cuando esa cosa de Regresión hizo efecto, al parecer, nuestra lanzadera se accidentó — Explicó Paokt — En el proceso mis piernas sufrieron demasiado y perdí la sensibilidad de los nervios, por ello estoy paralizado de cintura hacia abajo.

    — Yo exploré el lugar donde chocamos y he descubierto varias cosas interesantes sobre los Anixis — Uriow comenzó a relatar así toda la información obtenida respecto a dicha especie desaparecida.

    — Creo que les pasó algo que les hizo extinguirse y creo que ese algo podría seguir ahí fuera — Cia era sincera.

    — Eventualmente deberemos buscar respuestas a qué pasó con los Anixis — Añadió Ender, decidido.

    — Fuera de la ciudad, todo es muy extraño — Lill recordaba esos cuatro días en el exterior — No parece haber vida de ningún tipo, sin embargo, la vegetación... todo parece estar muy vivo. Tiene sentido que Paraíso sea un planeta artificial, y en ese caso, estamos hablando de una obra de ingeniería increíble.

    — Esa nave que hemos encontrado puede ser la clave para entender cuanto tiempo sufriremos las consecuencias de Regresión — Sith tenía esperanzas.

    — Esa nave es una especie de arca para evacuar, pero antes de investigarla a fondo, la usaremos para viajar a Syleria y Neonia — Crane entendía que ese debía ser el objetivo prioritario — Algunos de nosotros tenemos familia o seres queridos en esos planetas, e incluso hay ciudadanos que podrían subir... sugiero que lo hagamos.

    — Estoy de acuerdo, así podremos tranquilizar al resto de que ahora Paraíso es un planeta más de la Alianza — Yak sonó bastante conquistador en ese momento — Vayamos de vuelta a casa.


    [...]

    Tres días después

    Cuarenta mil miembros de todas las especies de la Alianza se subieron a la nave Anixis que emprendió rumbo hacia Syleria, por estar más cerca que Neonia. Todas esas personas tenían familia en alguno de esos dos planetas y pidieron formar parte del viaje, estando entre ellos Lill, Lio, Iris, Yak y Om. La nave alienígena contaba con la ventaja de modificar el lenguaje, algo que al parecer los Anixis implementaron en toda su tecnología y que hacía crecer más las dudas sobre estos seres, pues de alguna manera, conocían al resto de especies. Al margen estaba el hecho de que esa arca parecía ser muy avanzada tecnológicamente y por ende viajaba más rápido que el resto de naves conocidas, pudiendo llegar al sistema Syler en tres días exactos, cuando anteriormente a las naves convencionales de los humanizados Anixis les tomaba cinco días.

    La ciudad de Sovaam estaba completamente inutilizada tecnológicamente y eso incluía la cúpula de energía que la rodeaba para evitar los gases tóxicos del planeta, por lo que ni siquiera detectaron la llegada de la nave. Regresión les pilló por sorpresa y además nunca supieron de lo sucedido, por lo que al principio murieron varios miles de sylerianos al caer la energía de la cúpula e inhalar los gases tóxicos. Sin embargo, un valiente syleriano logró meter al resto de ciudadanos en la ciudad subterránea, donde llevaban más de una semana sobreviviendo gracias a granjas hidropónicas debido a que los filtros del aire tampoco funcionaban. Aquel héroe de la sociedad syleriana fue alguien llamado Caelum Pallow, un joven que apenas comenzaba su carrera política en Syleria para formar parte del futuro grupo de consejeros que la Elegida tendría a su disposición.

    Caelum era hijo de la conocida soldado y poco después renegada Indrah Pallow, una syleriana que tras abandonar el ejército de su especie, se coronó cómo líder de la pequeña colonia ubicada en una luna de nombre Thaaron, en el sistema Yavok, próximo al de Syler. Ella luchó la guerra contra los neonianos y la sobrevivió, teniendo así una familia y dando a luz al propio Caelum. No obstante, falleció por una enfermedad ocasionada por dichos gases tóxicos que afectaban al planeta. El joven Pallow se quedó solo ya que su padre también pereció poco después, y siempre había pasado inadvertido hasta aquel momento que lo alzó cómo héroe de su sociedad reciente.

    Usando unos trajes especiales privados de la inútil tecnología y solo con oxígeno límitado, el grupo formado por Lill, Lio y Yak salieron al encuentro con los sylerianos mientras Iris, Om y los cuarenta mil ciudadanos permanecían en la nave por seguridad. Aterrizaron al lado de Sovaam, lo que les hizo comprobar de primeras que la cúpula que la rodeaba había caído y que las calles estaban absolutamente desiertas, descontando la cantidad preocupante de cadáveres. Liderando el frente, el neoniano Quetaryan identificó una de las entradas a la ciudad subterránea, dirigiéndose los tres hacia allí. Una vez se presentaron ante sus puertas, el trío se dispuso a buscar la forma de avisar al interior.

    — ¿Funcionarán las cámaras? — Preguntó Lio, consciente de que eso sería algo improbable.

    — Espero que sí, porque sino dudo que haya forma de que sepan que estamos aquí — Respondió Lill, siendo obvio — A menos que tengan un generador que les dure semanas, cosa que puede ser.

    — Son sylerianos, seguro que es así — Intervino Yak, creyendo que los sylerianos sabrían manejarse en cualquier situación — ¡Hola! ¡Estamos aquí! ¡¿Nos oís?!

    Quetaryan comenzó a golpear la compuerta metálica que daba acceso al túnel que llevaba al interior de la ciudad subterránea, en un intento quizá absurdo por llamar la atención de quiénes fuese que estaban en el interior. Éste movimiento desesperado inicialmente no parecía haber dado resultado, pero esto no fue así, pues la cámara que observaba el exterior se movió levemente y esto fue captado por el hombre de Ceres, que la señaló instantáneamente.

    — ¡Están dentro! — Exclamó Santos de manera efusiva — ¡La maldita cámara se ha movido!

    — ¡Somos miembros de la Alianza, abrid! — Dijo Crane, quién en ese momento no pensó que él ya no formaba parte de la cadena de mando de la AIE.

    El trío esperó respuesta alguna, impacientemente, de los sylerianos que se hallasen en la sala de controles de dicha ciudad subterránea. Conscientes de que tenían oxígeno para unas horas, no querían quedarse allí fuera más tiempo de lo necesario. Lill y Lio se miraron seriamente mientras Yak insistía golpeando la compuerta, pero ni la cámara volvió a moverse ni hubo otra señal que indicase que había nadie dentro.

    — Quizá está automatizado el interior — Supuso Crane, algo cabizbajo — Quizá nadie haya quedado con vida.

    — Eso es imposible, estamos hablando de doscientos mil sylerianos que viven aquí — Yak se negaba a ser pesimista — ¡No pueden haber muerto todos tras la caída de la cápsula!

    — ¡Pues mira las calles repletas de cadáveres! — Exclamó Lill, auto culpabilizándose de lo sucedido — Yo ordené la activación de Regresión y quizá... quizá... indirectamente he matado a toda ésta gente...

    Lio se aproximó rápidamente a Lill y le tomó de los hombros, poniéndose delante suya y haciendo que le mirara fijamente a los ojos.

    — Escúchame, amigo, deja de torturarte por esto — Dijo Santos de forma tajante — Todos hemos hecho cosas horribles y tomado decisiones transcendentales, en mayor o menor medida. Pero plantéatelo de ésta manera: ¿hay alguien que pueda hacerlo mejor que nosotros? ¿alguien puede encontrar una solución mágica para nuestros problemas? Entonces, deja de lamentarte y asume una gran consecuencia cómo el gran hombre que eres, Lill Crane. Porque a la hora de la verdad, buscamos la supervivencia de los nuestros, y eso no es algo de lo que debamos sentirnos mal.

    El ex comandante humano miró a los ojos de su amigo y vio en ellos a un hombre que estaba anteponiéndose a sus errores, tal y cómo debía ser. Incluso el neoniano, que escuchó el breve discurso del hombre de Ceres, se quedó por unos instantes asombrado por esto. Ambos, Yak y Lill, encajaron el discurso de Lio de la misma manera y sabiendo que el tipo tenía razón en sus palabras. Sí, quizá Lill había aniquilado sin querer a una gran parte de la especie syleriana, pero ese no era su objetivo y no lo hizo por otra cosa que no fuera frenar definitivamente la guerra.

    El trío se miró consciente de que parecía no haber nadie dentro de la ciudad subterránea, por lo que se voltearon y se dispusieron a regresar a la nave. Sin embargo y de forma repentina, la compuerta se abrió emitiendo un sonido de bisagras oxidadas y desprendiendo una luz cegadora por unos instantes. Yak, Lill y Lio se cubrieron los ojos con el antebrazo pero pudieron ver cómo varios sylerianos en trajes especiales salían del búnker con tranquilidad. El silencio se hizo entre ambos grupos hasta que los sylerianos lo rompieron al momento.

    — Rápido, entrad dentro — Dijo uno de ellos, volviéndose de nuevo al interior — Es una alegría inmensa ver que no todo parece acabado.

    Yak fue el primero en seguirle, siendo ambos humanos los últimos en entrar. La compuerta se cerró tras ellos y los sylerianos se quitaron los cascos de sus trajes, indicando a los invitados que podían hacer lo propio.

    — Aquí dentro ya hay oxígeno — Les tranquilizó otro de los sylerianos.

    — Todo gracias a la creación de la granja hidropónica — Explicó el que quedaba por hablar — Caelum ha hecho un verdadero trabajo aquí.

    — ¿Caelum? — Preguntó Lill, extrañado — ¿Forma parte de los protectores de la Elegida?

    — No, tan solo es un estudiante de política — Contestó el que fue el primer syleriano que habló — Él actuó lo suficientemente rápido para salvar al resto antes de que los gases tóxicos nos aniquilaran a todos.

    — ¿Cómo os salvó? — Esta vez la pregunta fue de Yak.

    — Activó la alarma a los pocos minutos de ver que la cúpula había caído y la tecnología no funcionaba.

    — Después de eso, logró alargar la duración de la energía en los generadores para al menos siete meses, cuando tenían capacidad de funcionamiento para tres.

    — Y no solo eso, sino que fue uno de los pioneros en poner en marcha la granja hidropónica, la cuál fabrica oxígeno y comida.

    — Parece ser un gran tipo — Dijo Lio, el cuál no era de halagar demasiado a los héroes.

    — Lo es — Musitó uno de los sylerianos — Os llevaremos ante él para que habléis.

    — ¿Hablar sobre qué? — Preguntó Quetaryan, mostrándose bastante serio.

    — Habéis aparecido de la nada, en una nave muy grande y golpeando la puerta de entrada a la ciudad subterránea — Indicó otro de los natales del planeta — Sin lugar a dudas, tenéis muchas respuestas y nosotros muchas preguntas.

    — Es comprensible — Lill asintió — Responderemos a todo lo que sepamos.

    El trío fue llevado por el otro trío de sylerianos a lo largo del túnel que daba acceso al interior de la ciudad para finalmente llegar a una segunda compuerta a la que bastaba con introducir un código y una huella dactilar para entrar. Al abrirse, el neoniano y los dos humanos observaron con asombro lo grande y extensa que era Sovaam bajo su superficie. Las viviendas y pequeños edificios eran todos de color blanco, dando así un aspecto muy puro a la ciudad, mientras se veía ciudadanos sylerianos andando de un lugar a otro y realizando sus quehaceres con normalidad. Si algo tenía la sociedad syleriana, era una capacidad de adaptación asombrosa para cualquier situación.

    — Seguidme a mí, os llevaré hasta Caelum — Indicó uno de los sylerianos — Él dirige esto en ausencia de la Elegida Admir.

    — Salvas a tu especie y te ponen al mando, clásico — Murmuró no muy alto el hombre de Ceres.

    Aquel syleriano avanzó junto al trío por varias calles durante al menos diez minutos completos, sorprendiéndose y mucho la ciudadanía, pues creían que nunca más volverían a ver humanos o neonianos debido a la situación ocurrida por Regresión. Ellos no conocían la causa de lo sucedido, pero sus predicciones no eran especialmente alentadoras para el futuro. Los sylerianos creían que la situación sería igual de larga que la primera vez que vivieron algo similar, cuando tuvieron que protegerse más de doscientos años en la ciudad subterránea debido a las bombas termodinámicas lanzadas por los neonianos en la superficie, las cuáles irradiaron el aire puro de Syleria. Finalmente y tras un breve rato andando por las calles de la subterránea Sovaam, el trío llegó a la que era una vivienda común cómo las restantes, pero que contrastaba con las demás pues tenía varios guardias apostados en la puerta.

    — Tenemos visitantes que deben hablar personalmente y en privado con Caelum Pallow.

    Los guardias asintieron y abrieron las puertas de la casa al trío formado por Yak, Lill y Lio. El syleriano que les guió hasta ahí se hizo a un lado y les indicó con un gesto que entraran, siendo el neoniano el primero por su alto cargo en la Alianza que quedó varada en Paraíso. Los dos humanos fueron detrás, sorprendidos con todo lo que estaban viendo de los sylerianos e intrigados con ese tal Caelum Pallow, salvador de su especie. Los tres avanzaron por un estrecho pasillo iluminado con luces de tonalidad azulada hasta llegar a un pequeño salón vacío donde se encontraba únicamente un syleriano frente a un escritorio, el cuál escribía en una especie de lámina digital. Al ser testigo de la presencia del neoniano y los dos humanos, el syleriano dejó lo que estaba haciendo y se incorporó de su silla mientras se colocaba unas gafas metálicas y finas sin cristal.

    — Vaya, no he sido advertido de vuestra llegada — Murmuró el alienigena, hablando realmente rápido — Mi nombre es...

    — Caelum Pallow, ¿verdad? — Le intervino Santos, quién tenía la intuición de que era él.

    El curioso syleriano asintió instantáneamente y repetidas veces mientras se ajustaba las gafas para mayor comodidad, ante las miradas atónitas del trío presente ante él. Su aspecto era joven, pero sus gestos eran los de alguien de relativa avanzada edad, además de la peculiaridad que mostraba en su manera de ser y de hablar. Caelum parecía alguien especial y a su vez un ser de asombrosa inteligencia, alguien que podría ser verdaderamente útil en descifrar el arma Regresión y la duración de su efecto de cara al futuro.

    — Perdón, estoy... la verdad es que estoy confuso — Expresó el joven Pallow — ¿Cómo habéis llegado hasta aquí? Según tengo entendido, la tecnología ha dejado de funcionar.

    — Venimos de Paraíso, que fue donde nos quedamos tras la inutilización de la tecnología — Se dispuso a explicar el líder Quetaryan — Estábamos en plena batalla contra los...

    — Conozco lo que iba a suceder allí — Interrumpió Caelum, colocándose las gafas de nuevo — ¿Sabéis algo del por qué la tecnología no funciona?

    — Encontramos un arma de origen Anixis llamada Regresión, la cuál emitió un pulso electromagnético a gran escala que al parecer se ha expandido considerablemente y además de afectar a Paraíso, ha afectado aquí y seguramente a Neonia — Dijo el ex comandante humano — Yo ordené su activación para parar el conflicto definitivamente, los Anixis nos estaban diezmando.

    — ¿Quién eres tú? — Preguntó repentinamente el syleriano, sorprendiendo a Yak y Lio.

    — Soy el ex comandante humano de la Alianza, me llamo Lill Crane.

    — Vale — Musitó Caelum — ¿Algo más?

    — ¡¿Cómo que algo más?! — Lio se ponía nervioso con la forma de ser de Caelum — ¡Hemos venido en una maldita nave con cuarenta mil personas y entre esa gente hay sylerianos que quieren ver a sus familias!

    — ¿Cómo habéis conseguido una nave operativa?

    Lio se desesperó hasta tal punto que decidió salir de la sala, mostrando su evidente enfado y conteniendo el deseo irrefrenable de golpear al syleriano. Si algo no toleraba el hombre de Ceres, eran las personas frías y calculadoras que no parecían tener alma, siendo Caelum la viva descripción de una de ellas. Su pensamiento analítico y su capacidad de reacción habían salvado a su pueblo, pero no tenía el carisma necesario para liderarles.

    — La encontramos en un complejo Anixis en ruinas, estaba bajo tierra y por ello sobrevivió al pulso, creemos — Indicó Lill, siendo más calmado que su homónimo y amigo.

    — Que raro, aquí estamos bajo tierra y la tecnología no funciona.

    — Es un misterio que tocará descifrar en otro momento, por ahora, centrémonos en lo principal — Yak tomó las riendas de la conversación — ¿Cómo hacemos para traer a tu gente aquí? Deben reunirse con sus familias.

    Caelum se volvió sobre sí mismo y comenzó de nuevo a escribir en dicha lámina digital, tal y cómo estaba haciendo antes de que el trío llegara. Lill y Yak se miraron totalmente perplejos, sin entender nada y cada vez enfadándose más, hasta el momento en el que el ex comandante humano se aproximó al syleriano y le quitó dicha lámina digital de las manos.

    — Se ve que eres un tipo muy inteligente, pero a su vez muy despistado — Crane buscaba buenas palabras para no provocar más tensión — Te devolveré lo que es tuyo una vez nos digas cómo podemos traer a tu gente a salvo, ya que no tenemos trajes espaciales para todos. Después, iremos a Neonia. Cómo ves, tenemos mucha prisa y nos estás haciendo perder el tiempo.

    El joven Pallow miró fijamente al humano mientras permanecía pensativo, pasando casi un minuto entero hasta que el syleriano contestara a la petición de Lill.

    — El hangar de naves — Indicó Caelum con seriedad — Abriré las compuertas y aterrizaréis dentro.

    — Lo dudo mucho, es una nave bastante grande — Comentó Yak.

    — Entonces bastará con que mantengáis la nave sobre el hangar, los sylerianos que quieran quedarse salten rápidamente cayendo sobre extensas colchonetas y así exhalen el mínimo posible de los gases tóxicos — Planificó el actual syleriano al mando — Una vez estuviesen todos, cerraríamos las compuertas y trataríamos primero los casos más afectados por los gases. La exposición a estos será breve, por lo que no debería ser perjudicial para su salud.

    Pese a ser un plan algo improvisado, no parecía haber otra manera rápida de dejar a los sylerianos que deseaban reencontrarse con sus familias y su gente, y el tiempo apremiaba para el resto que querían ir a Neonia. Considerando la situación, Yak accedió a la idea y Lill la apoyó, pues no veían otra forma relativamente rápida de hacerlo. Una vez ambos salieron de la sala y se reencontraron con Lio, los tres emprendieron rumbo de regreso al exterior de la ciudad subterránea para dirigirse de vuelta a la nave y realizar dicha maniobra.

    [...]
    Tres días después

    Tras haber dejado a aquellos sylerianos que deseaban reencontrarse con sus familias tras una semana de incertidumbre respecto al futuro, donde la nave Anixis hallada era un bálsamo de esperanza, el resto emprendió el viaje de regreso a Neonia. En la nave solo quedaban unos pocos sylerianos que tenían a sus familias en los que se quedaron en el planeta del sistema Neon, al margen de una gran cantidad de neonianos, pero sobretodo de humanos. Om podría haberse quedado en su mundo de nacimiento y haber mantenido un cómodo y mejorado reposo, pero quiso ir a Neonia para reunirse con su amada Hylda, quién de seguro estaba muy preocupada por él especialmente.

    Yak subió a bordo pero no por que le quedase familia en Neonia, sino porque detestaba permanecer más tiempo en Paraíso, mundo que ahora era atribuído a los humanos. Después estaba Lio, quién llevó consigo a Iris aunque ninguno de los dos tuviesen familia en el planeta neoniano. El hombre de Ceres quería reencontrarse con todos pero principalmente con Arva, pues siempre se sentiría en deuda con ella y quería estar ahí para lo que necesitara, además, quiso presentarle personalmente a la pequeña Hennessey, considerando que ahora iba a ser su tutor legal. Finalmente estaba Lill, quién de todos, era el más ansioso por regresar al planeta en el que había vivido más de cinco años tras lo ocurrido con el sistema solar. Su mujer y su hija aguardaban impacientemente, al igual que él, un reencuentro familiar.

    Así fue cómo la nave Anixis —por el momento no tenía nombre— viajó otros tres días más desde Syleria hasta Neonia para poder reunir a más familias tras la batalla de Paraíso. Tres días largos para aquellos que no podían esperar para reencontrarse con sus seres queridos, abrazarles y decirles lo mucho que les habían añorado en esa semana que parecía haber durado meses. La emoción invadió los pasillos, las habitaciones y las salas de la enorme nave cuando se informó desde el puente de mando que divisaban Neonia en el radar. Todos empacaron las pertenencias que subieron a bordo y se prepararon para volver a sus hogares, mientras en Neonia veían llegar una nave de tamaño descomunal y completamente desconocida, preparándose ante un posible nuevo conflicto.

    Erie llegó lo más rápido que pudo a Promesa, momento en el que dicha nave se posicionaba a un lado de la colonia y hacía maniobras de aterrizaje inminente. Viendo la situación, muchos de los civiles se temían un suceso similar al de la llegada de los humanizados Anixis, quiénes obtuvieron el control a su modo. La alarma la dio la líder neoniana y tras ella llegaba el ejército que quedaba de la Alianza en el planeta, liderados por el comandante Yannick. Toda la gente que estuviese fuera de la colonia fue llamada a su interior por orden de las líderes, quiénes decidieron encerrarse en Promesa para seguridad del resto al no tener tiempo alguno ni naves operativas para una posible evacuación.

    — ¡Rodead la nave! — Ordenó Khael, decidido a dar una fuerte primera impresión a quiénes salieran de ahí — ¡A la mínima señal de amenaza, disparad a la vez!

    La nave Anixis descendió hasta colocarse a escasos metros del suelo, momento en el que sus propulsores de contrafuerza se apagaron poco a poco para dejarse caer suavemente. Una vez aterrizada la nave, una compuerta lateral se abrió para dar paso a unas escaleras que bajaban conforme alguien hacía lo propio. El comandante neoniano y el resto de sus soldados miraban intrigados a la figura que salía de la nave, sorprendiéndose de ver a otro neoniano, el cuál levantó las manos al ver a todo un ejército apuntarle.

    — Calma, estamos en el mismo equipo — Dijo el neoniano que bajaba de la nave — Soy el líder del ejército neoniano enviado a Paraíso, me llamo Yak Quetaryan.

    Tras Yak, fueron algunos sylerianos quiénes salieron cargando con su líder Om Paokt, seguidos muchos más. Entre ellos estaban Lill, Lio e Iris, que se impactaron al ver un ejército rodeándoles.

    — Vaya comité de bienvenida — Musitó el hombre de Ceres al ver a todos los soldados armados con Rhage.

    — No creían que fuésemos nosotros — Murmuró Lill, siendo comprensivo — De hecho, aún no se lo creen.

    — ¿Esto es Neonia? — Preguntó Iris con un tono dulce y observando todo a su alrededor.

    — Así es, bienvenida — Respondió Lio, cogiéndola de la mano.

    La pequeña Hennessey alzó la vista y sintió el calor del sol de Neon, fijándose en los distintos pájaros que salieron al vuelo en ese instante desde las copas de los árboles lejanos. El cielo era abierto y azulado, idéntico a un día en la Tierra sin ninguna nube, lo que convertía el paisaje en una imagen nostálgica del planeta de origen de la humanidad. No es que Paraíso no fuese similar, pero Neonia tenía algo que la hacía única y especial, cosa que cualquiera podía percibir al poner un pie en dicho mundo.

    — Mi padre me dijo que éste sitio era muy bonito — Recordó la niña de nueve años, visiblemente contenta — Y que aquí empezaríamos una nueva vida.

    — Nos podemos quedar, si quieres — Murmuró Santos, consciente de que la niña sería feliz en el planeta — Tus padres querían traerte aquí, ahora sabes porqué.

    Iris asintió a ambas frases de Lio con bastante efusividad y alegría, lo que fue interpretado por el hombre cómo un sí rotundo al quedarse a vivir en Neonia. Conforme las miles de personas que estaban en la nave iban saliendo de ésta, los soldados del ejército liderado por Khael iban bajando sus armas y observando atónitos, algunos incluso reencontrándose en ese mismo instante con seres queridos. Los murmullos entre la gente y el no oír ningún signo de combate propició que desde dentro se abriesen las compuertas de Promesa, saliendo algunas personas curiosas a ver que sucedía. El comandante Yannick corrió al interior y se encontró muy pronto con las tres líderes de la Alianza, quiénes lo miraban extrañadas.

    — ¿Qué ocurre, Khael? — Erie fue la primera en preguntarle.

    — Son ellos — Respondió el neoniano, notándose en su voz un tono sorprendido — La flota que enviamos a Paraíso...

    Automáticamente, la gobernadora Carver apartó al comandante neoniano de su camino y salió corriendo al encuentro de esa gente, con la esperanza de ver a Lill principalmente. Hylda hizo lo propio pero fue más calmada y menos impulsiva que la humana, dejando a la líder neoniana ante su comandante militar, ambos mirándose.

    — ¿No vas a reunirte con Yak Quetaryan? — La pregunta fue un tanto inesperada para Tovam.

    — ¿Ha venido?

    Khael asintió con la cabeza, dando la afirmación a la pregunta de su actual líder. Erie sonrió y salió corriendo para buscar al que anteriormente había sido su segundo al mando, alguien que además de eso, le provocaba ciertos sentimientos que apenas reveló por estar éste con la ahora fallecida Reeda Klamp. La neoniano salió de la colonia y buscó con la mirada a su compañero de liderazgo, encontrándoselo junto a otros neonianos que le saludaban alegremente por tenerle de vuelta. Erie se aproximó y Yak sonrió tímidamente al verla mientras ella esperaba su turno para hablar con él tras ese grupo de civiles.

    El reencuentro de Hylda y Om no fue el mejor, pues la líder syleriana fue notificada por sus soldados de que su pareja se encontraba débil y paralítica de cintura hacia abajo, por lo que había sido llevado a la enfermería. Sin pensárselo dos veces, la Elegida Admir se dirigió a la enfermería para reencontrarse con él, descubriendo a algunos médicos sylerianos, neonianos y a Cinthia, quiénes lo acomodaban y le realizaban algo parecido a una radiografía para conocer el estado de su columna vertebral y los huesos de sus piernas.

    Snow comenzó a buscar entre la gente a Lill, apartando con desesperación a quiénes se hallaban por el medio, sintiendo cómo se le hacía un nudo en la garganta cada vez más grande conforme pasaban los minutos. Sin embargo, cuando parecía que no habría manera de encontrarlo, dos brazos la rodearon por la cintura tal y cómo ocurrió en el último reencuentro que tuvieron durante el escape de Promesa bajo el control Anixis. La mujer se giró y vio los ojos de Lill clavados en los de ella, momento en el que ambos se fundieron en un apasionado beso, rodeados de más reencuentros felices. Después se dieron un abrazo apretándose con fuerza, pues aunque hacía casi dos semanas que no se veían, el deseo de reencontrarse era absoluto.

    — ¿Dónde está Gina? — Fue lo primero que preguntó el hombre tras los gestos de cariño con su pareja.

    — Está con Arva, en casa — Respondió ella, visiblemente emocionada.

    — Entonces, ¿a qué esperamos?

    Snow se volteó, sorprendiéndose de ver al hombre de Ceres portando en sus brazos a una niña. La gobernadora humana sonrió al ver a su compañero y amigo, para acto seguido indicarles tanto a él cómo a Lill que la siguieran.

    [...]

    — La situación es la que es — Murmuró Quetaryan, con una expresión seria en su rostro — Lill tomó una decisión que nos afecta a todos y a saber hasta cuando lo hará.

    Erie asintió, pensativa, ante la mirada del que fuera su segundo al mando. Mientras decenas de reencuentros continuaban sucediéndose en las calles y exteriores de Promesa, el dúo que lideraba al pueblo neoniano debatía sobre la situación en la que se hallaban. Para Yak, el ex comandante humano era el culpable de lo sucedido, aunque ya no le tenía rencor por ello. Erie pensaba lo mismo y aunque aceptó que el humano dejara su puesto de comandante, no consideraba que eso hiciera justicia, cosa que le hizo recordar que la recientemente formada Alianza Interestelar de Especies no había establecido normas que afectaran a todos por igual y entendía que Lill debía recibir un castigo.

    — Esto deberíamos hablarlo con Hylda y Om, ver que piensan al respecto — Dijo la líder Tovam — Con Snow también, aunque es evidente que ella defenderá a su pareja sin importar nada.

    — Aún así, si convenciésemos a los líderes sylerianos de juzgar a Lill, el voto en contra de la gobernadora humana quedaría en nada — Indicó el neoniano, siendo lógico.

    — Supongo que tienes razón — Musitó Erie, incorporándose de su asiento y mostrándose inquieta — Propondré que mañana hablemos todos los líderes de la situación actual.

    Yak observaba detenidamente a la neoniana, la cuál comenzó a mostrar un peculiar comportamiento muy asemejado al nerviosismo, por lo que también se incorporó y se acercó a ella tranquilamente.

    — ¿Ocurre algo, Erie?

    Tovam miró fijamente a su amigo y éste pudo ver en su rostro cierta preocupación, lo que de alguna forma le contagió dicha sensación. Quetaryan no comprendía que era lo que le pasaba a su líder, teniendo una actitud muy extraña delante suya y más callada de lo normal.

    — Sea lo que sea, dímelo — Insistió el neoniano, preocupándose — Te comportas de manera muy extraña.

    — Yak, yo... — Erie creía que no debía decirlo, pero sentía todo lo contrario — Te he echado de menos, creía que no te volvería a ver, ¿sabes?

    — Lo entiendo, yo también pensaba eso conforme pasaban los días — Murmuró Quetaryan, que no vio nada más allá de esas palabras — Hemos tenido suerte encontrando esa especie de arca Anixis, podremos valernos de ella hasta que la tecnología se recupere... si es que lo hace.

    — Yak, no quiero que te alejes más de mí — Dijo Tovam de forma tajante — Sé que apenas nos conocemos, pero hemos vivido mucho en poco tiempo, tú...

    — No — El neoniano comenzó a echarse atrás — Erie, por favor, no es el moment...

    — Necesito decirte que tengo sentimientos profundos por ti — Los ojos de la neoniana comenzaron a llenarse de lágrimas — No he podido esperar más, y no quiero que pienses que aprovecho ahora que Reeda no está par...

    — ¡Es justamente eso! — Exclamó Yak, violentamente — ¡No hace ni un mes que ha muerto! ¡Conozco tus sentimientos pero esto no puede ser posible!

    El neoniano no comprendía que ella le revelase sus sentimientos en aquel momento, siendo la muerte de Reeda aún reciente en su vida. Sin lugar a dudas, haber vivido las muertes de su pareja y de su mentor, Vanth, en tan poco tiempo, habían afectado profundamente al líder del ejército neoniano. Quetaryan siempre había sido alguien lleno de esperanza y tras estos sucesos había pasado a convertirse en alguien más sombrío, duro y solitario. Lo que menos necesitaba en esos momentos era que una amiga le dijera que tenía sentimientos especiales por él, por lo que no encajó de buena manera las palabras de Erie.

    — He oído que durante mi ausencia, has encontrado a alguien para mi puesto — Yak se mostró indiferente — Khael, ¿no es así?

    La líder Tovam asintió mientras las lágrimas recorrían las mejillas de su fino rostro, pareciendo una escultura de porcelana debido al color tan claro de su piel. Quetaryan comenzó a retroceder en dirección a la puerta de salida de la vivienda donde se encontraban.

    — Perfecto, porque yo voy a dejar mi cargo y Khael parece alguien muy competente para suplirme — Sentenció Yak con cierta lástima pero a su vez con la decisión tomada — Necesito tiempo para mí y ahora voy a tener mucho.

    [...]

    — Dejadnos un rato a solas, por favor.

    La petición de la Elegida Admir fue acatada rápidamente por los médicos presentes en la sala, quiénes se marcharon uno a uno para dar privacidad a los dos líderes sylerianos. El protector Paokt yacía acomodado sobre una camilla mientras su pareja se encontraba sentada en una silla al lado, tomándole de la mano. Ambos no dejaban de mirarse una vez se quedaron solos, pero mientras Om le sonrió, Hylda le mostró una seriedad inesperada.

    — Creí que nunca volveríamos a estar juntos — Las primeras palabras de la líder syleriana eran las mismas que pensaba él — Y cuando ocurre lo imposible, me encuentro con que estás paralizado por un accidente de lanzadera que fue ocasionado por la decisión estúpida de Lill Crane.

    Om se mostró cabizbajo al oír aquello, pues él había perdonado al humano por haber tomado dicha decisión y entendía el porqué lo hizo, aunque eso no quitaba que su pareja tuviese parte de razón. Hylda, por su parte, consideraba injusto que el ex comandante no pagase por haber tomado dicha decisión sin consultarlo antes con todos los líderes de la Alianza y entendía que el precio más alto por la activación de Regresión lo había pagado su pareja.

    — Lill tomó una decisión pensando en el bien de todos, amor — Paokt trataba de suavizar el enfado de la syleriana — Él se siente terriblemente mal por esto que me ha pasado y se disculpó... yo le perdoné.

    — Entonces eres más tonto de lo que pensaba — Contestó la Elegida Admir con un tono enfadado — ¿Eres consciente de que no vas a poder caminar salvo que te pongan un prótesis interna?

    — Lo sé perfectamente, Hylda, y estoy agradecido por eso — Om no dejaba de sorprenderla con cada respuesta — Podría haber muerto, pero no lo hice. Uriow me salvó la vida y el daño que he sufrido podrá ser reparado, ¿entonces por qué tener rencor a alguien que es culpable indirectamente?

    — Pues por eso mismo, porque sea indirecta o directamente, es el maldito culpable de tu desgracia — La líder syleriana frunció el ceño al ver que el protector Paokt no apoyaría en absoluto el intentar castigar a Crane — Eres demasiado bueno, Om, y eso te puede terminar matando.

    — Mí padre fue demasiado bueno, aunque también arriesgó demasiado, y terminó muerto — Respondió el syleriano con contundencia — Vivimos tiempos extraños, en un universo cada vez más vivo y con peligros que ni siquiera aún conocemos... la muerte forma parte de todo esto y llegará en algún momento. Nuestra responsabilidad es que no les llegue a todos tan pronto.

    Las palabras de Om fueron cómo un golpe de realidad para Hylda, que sabía que a su protector y pareja no le faltaba razón. El syleriano era alguien realmente admirable, viendo siempre el lado bueno de las cosas pero sobre todo entendiendo lo malo, aceptando lo que sucedía con una facilidad pasmosa, sin cuestionarse nada y siendo la verdadera imagen del pensamiento syleriano de sus ancestros, ya difuso en la sociedad presente. La Elegida Admir comenzó a asentir con una media sonrisa dibujándose en su rostro.

    — Por eso me enamoré de ti desde pequeña — Dijo la líder syleriana — Eres un ser maravilloso y siempre logras hacerme ver cómo son las cosas.

    — No lo hago yo, lo hace nuestra filosofía como especie — Contestó Paokt, contento de haber hecho entrar en razón a su pareja — Y aquí la única maravilla eres tú.

    [...]

    Cuando la pequeña Gina vio entrar a su padre, su rostro se llenó de una felicidad inmensa que era difícil no ver, mientras corría a sus brazos y él la levantaba en el aire. Snow miraba la escena completamente enamorada de aquel instante mientras que Arva se incorporaba de su asiento para recibir un cálido abrazo de su compañero Lio. Éste se apartó a un lado para presentarle a Iris, quién sonrió y la saludo con la mano, sorprendiendo muchísimo a la mujer nacida en la Luna. A todo ello se sumó la llegada de Cinthia y West a la vivienda de los Crane Carver, donde se estaba dando una reunión de los antiguos miembros de los Viajeros originales tras más de dos semanas de incertidumbre y tensión política.

    — ¿Dónde están Eron y Ash? — La pregunta la hizo Lill, enmudeciendo el encuentro casi al instante.

    Snow, Arva, Cinthia y West se miraron algo apenados, cosa que inquietó tanto al propio Lill cómo a Lio. Aquello pareció respuesta suficiente para los recién llegados de Paraíso.

    — ¿Qué les ha ocurrido? — Preguntó esta vez el hombre de Ceres, completamente serio.

    — Salieron con la Seven en dirección a Paraíso doce días después que la flota en la que ibais vosotros — Respondió West, dando él la noticia — Al igual que con vosotros, también perdimos la conexión con ellos debido al apagón tecnológico.

    Lio comenzó a negar con la cabeza mientras Lill se echaba las manos a la cara y lanzaba un suspiro de agotamiento emocional que era totalmente lógico. Pasase lo que pasase, las cosas nunca salían completamente bien, o al menos eso es lo que pensaba el ex comandante humano. Por la otra parte, Snow sabía que tanto el subcomandante Tanner cómo la soldado Ripley eran personas muy importantes para Lill, por lo que entendía que debía estar bastante afectado. Arva, Cinthia y West les apreciaban, pero no les tenían ese afecto total que sí les tenía Crane. Ni siquiera Lio al menos, quién solo compartía relación personal con Ashley.

    — Fue mi culpa — Dijo rotundamente Lill, impactando al resto de sus amigos exceptuando a Lio — Yo ordené la activación de Regresión, un arma de origen Anixis que inutilizaría toda la tecnología conocida, con el fin de terminar la guerra.

    Arva se puso las manos en la boca mientras abría los ojos a modo de sorprendida, acto que imitó Cinthia, mientras West observaba estupefacto al autor de dicha revelación y Snow se dirigió rápidamente a abrazarle, al ver que Lill se sentía tremendamente mal por su decisión y sus consecuencias.

    — Entonces, ¿lo lograsteis? — La ex piloto Tidder esperaba al menos que el problema de los humanizados Anixis se hubiese terminado definitivamente — ¿Habéis acabado con Deon y su ejército?

    — Algo así — Musitó Lio, confirmando algo que era una realidad — No todos sus soldados aceptaron que Deon fuese encerrado por Lill, por lo que unos pocos nos dieron algo más de guerra — Santos señaló la herida de su oreja, cosa que ninguno había notado debido a la alegría del reencuentro — Pero ya es pasado, al parecer Sun mató a Deon y nuestros soldados acabaron con los suyos.

    — ¿Sun mató a Deon? — Snow no podía creérselo — Dime que es una broma.

    — Es verdad — Añadió Lill, quién no lo vio, pero lo supo al llegar a Ciudad Anixis — Sun le mató, pero eso no es todo... ella está embarazada de él.

    La reacción de todos los presentes fue la misma. Snow, Arva, West y Cinthia no dejaban de sorprenderse con cada descubrimiento que Lill o Lio les revelaban, incluida también la información hallada sobre los verdaderos Anixis. El grupo se mantuvo unido por varias horas, poniéndose más al día de todo lo acontecido durante la ausencia de unos en Neonia y de otros en Paraíso, también entre risas y la celebración de haber logrado juntarse de nuevo tras Regresión. Aquello se prolongó hasta altas horas de la noche, donde finalmente cada uno se fue a sus respectivas casas, quedándose solo la familia Crane Carver en su propia vivienda.

    Ambos estaban sentados en el sofá, cogidos de la mano y viendo disfrutar a la pequeña Regina con los distintos hologramas que ofrecía un aparato específico para eso, ya un clásico juguete de la niña. La hija de estos no dejaba de reírse conforme pasaba la mano por el holograma y éste se difuminaba, distorsionaba o cambiaba al siguiente casi al instante. Había varias imágenes en tres dimensiones sobre el planeta Tierra, animales de dicho mundo y otras cosas que contenían la información sobre el mundo natal de la humanidad y también sobre el sistema solar, para tener siempre un recuerdo del hogar de la especie humana.

    De pronto, el silencio del que disfrutaba la pareja, el cuál era roto por las carcajadas de Gina, se convirtió en caricias entre ambos que fue el paso previo a un dulce beso. Ambos tenían deseos de mantener relaciones sexuales en ese momento, pero encontrándose su hija delante y el hecho de que Snow tenía que decirle algo a Lill, hicieron que dicha posibilidad no se materializara. La actual gobernadora de la humanidad frenó los impulsos del ex comandante y le tomó de ambas manos mientras le sonreía tiernamente, sin dejar de mirarle a los ojos.

    — Tengo algo que contarte — Musitó la mujer, sonrojándose ante la noticia que pretendía revelar a su marido — Estoy embarazada.

    Aquellas palabras, aún no siendo la primera vez que Lill las escuchaba, hicieron sentir al hombre cómo la primera vez que las oyó. Una alegría inmensa comenzó a invadirle por dentro mientras su sonrisa se hacía cada vez más grande y sus ojos se humedecían. Snow no pudo controlar sus emociones y entró en llanto, siendo consolada por el abrazo de Lill. Ambos iban a tener un segundo hijo y aquello les llenaba de felicidad, pues de alguna manera, estaban formando una familia más grande.

    — ¿Cómo...? — Crane apenas podía hablar de la emoción — ¿Cuando...?

    — Aquel despertar en la Arcadia... — Carver recordó el momento y se ruborizó — Sorprendentemente, Eron me lo notó y Cinthia me lo confirmó poco después.

    — ¡¿Y por qué no me lo dijiste en su momento?! — Exclamó repentinamente el ex comandante humano, mitad contento y mitad enfadado — ¡No habría ido a Paraíso!

    — ¡Precisamente por eso! — Contestó la gobernadora, consciente de que también había cometido un error al no contárselo a su pareja y futuro padre por segunda vez — Confío tanto en tus capacidades que no quería que dejaras de liderar a los nuestros — Snow agachó la cabeza con una expresión de lástima — Y no quería distraerte de la misión, ni preocuparte...

    — Lo entiendo, pero que sepas que no me ha gustado eso — Lill estaba siendo sincero — Sobre lo de liderar a los nuestros... no deberías preocuparte más, porque ya no soy comandante del ejército humano de la Alianza.

    Snow levantó rápidamente la cabeza y sus ojos abiertos cómo platos evidenciaban una gran sorpresa al oír aquello. Lill asintió, reafirmando sus palabras ante su mujer.

    — ¿Por qué? — Preguntó Snow, tanto para él cómo para ella misma.

    — La decisión que tomé respecto al arma Regresión no fue bien recibida por muchos, mira donde nos ha dejado — Respondió Lill, mostrando una vez más su resignación respecto al tema — Eso y el hecho de que tú y Gina estabais aquí sin mí... — El hombre alzó la vista para mirar los preciosos ojos verdes de Snow — Me hizo darme cuenta de que quiero parar. Ya no tenemos porqué ser los héroes, ni los primeros en ir a intentar solucionar el problema... ahora tenemos una familia y no pienso renunciar a eso.

    — Lill... — La mujer estaba atónita al oír aquello — ¿De verdad...?

    — Estoy seguro de lo que quiero, Snow — Insistió él — ¿Tú estás dispuesta?

    La gobernadora Carver miró durante unos segundos a su marido y después a su hija, quién continuaba riéndose con los hologramas, evidenciando la total inocencia de una niña de cuatro años de edad que en los últimos meses había vivido un cúmulo de sucesos que le apartaban constantemente de sus padres. Snow sabía eso y comprendía que ahora no podía gestionar otra cosa que no fuera la educación y el crecimiento de su hija, además del segundo que venía en camino. Lill estaba totalmente decidido y no iba a dar marcha atrás, pero aquello significaría apartarse y dejar paso a otros para que tomaran las riendas de todo. Cambiar una responsabilidad por otra.

    — Lo estoy — Dijo ella, decidida a comenzar una nueva y más familiar vida — Desde ahora dejo de ser gobernadora de la humanidad.

    [...]

    Era de noche en Ciudad Anixis y mientras la gran mayoría se marchaban a dormir, el ingeniero Regan continuaba con su exhaustivo trabajo de descifrar el arma Regresión. Sith dedicaba día y noche al aparato de origen Anixis, causante del apagón tecnológico que había afectado primero a Paraíso, después a Syleria y Neonia y probablemente más allá. En esas dos semanas había logrado reconstruir dicha arma, aunque era consciente de que eso no implicaba que volviese a funcionar o que de hacerlo fuese a reinvertir la situación, por lo que se limitaría a estudiar su forma y cualquier indicio que le pudiese dar una pista sobre cuanto duraría el efecto de ese enorme pulso electromagnético.

    El hombre pudo descifrar parte del lenguaje impreso en el metal de Regresión, pues gracias a ello encontró el nombre del arma y cuál sería su función. No obstante, con el aparato ya construido de nuevo, el ingeniero vio que inicialmente pasó por alto algo cuando lo tenía por primera vez en sus manos. Regresión era un cilindro de láminas metálicas con unos intrigantes mecanismos en el interior muy similares a los relojes humanos por dentro, pero aquello que Regan no vio y de lo que se percató en aquel instante era que al haber sido activado, una especie de pequeñísima luz led comenzó a parpadear.

    Lo distinto de esto, era que dichos parpadeos no eran continuos ni tenían el mismo margen de tiempo, sino que variaban hasta llegar a un punto en el que esa led se fundía y tras varios minutos iniciaba de nuevo la secuencia de destellos. Evidentemente, Sith se puso manos a la obra en tratar de comprender que significaba eso, pasando varias horas en la madrugada y aguantando el sueño para llegar a una conclusión muy acertada: el arma Regresión indicaba mediante código morse la propia duración que tenía el pulso electromagnético que había emitido a alta escala. El ingeniero Regan probó su teoría y ésta no tardó en darle la razón al humano, pues tras hacer las comprobaciones pertinentes, el resultado daba un margen de tiempo bastante significativo para que humanos, neonianos y sylerianos recuperasen la tecnología perdida.

    — Cero eones, cero años, nueve meses, una semana, cuatro días, treinta y seis horas, doce minutos, cincuenta y dos segundos, cientoveinte milisegundos — Murmuró Sith para sí mismo, mientras veía el cálculo que él mismo había hecho en una pizarra — Ese es el tiempo que nos queda para volver a la normalidad... para la vuelta a casa.

    FIN

    (Séptima parte de Los Viajeros en Enero del 2022)
     
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    Saludos, amigo. He leído este final y me ha encantado, aunque en la parte del principio tengo que decir que se me ha hecho un poco precipitado que los diálogos se dijeran sin casi nada de narración en el medio, pero supongo que es algo normal, puesto a que cuando se dan noticias en la vida real, uno siempre habla y pocas veces hace pausas.

    Fuera de eso, ahora paso a la trama del capítulo. Vemos que en Syleria las cosas han ido bien y todo gracias a Caellum, quien es hijo de una de las líderes militares sylerianas que han estado en el planeta para afrontar la llegada de los neonianos invasores. Tengo que decir que ese tal syleriano se me hace muy antipático, y al igual que Lio, no me agrada. No me da la sensación de querer ser cooperativo, y parece que le importan muy poco los suyos. Entiendo que no tuvieran forma de bajar de la nave a los sylerianos que abordaron y que querían ver a sus familias, pero arriesgarse a exponerlos a todos, por más que sea un período de tiempo muy corto, ha sido muy temerario. Creo que el fallecimiento de sus padres lo ha vuelto un tipo muy frío para con los demás, y que piensa que las cosas se tienen que hacer de la forma difícil sí o sí, o sino, no se hacen. Entiendo su actitud, pero como la propia historia nos lo deja saber de los personajes, no lo veo capaz de liderar al pueblo syleriano en el futuro. No me agrada tenerlo a él al frente, ni siquiera de una pequeña colonia sleriana. Y para preocuparme más, este tipo es encima estudiante de política, así que se convertirá en alguien importante a futuro. Eso me da miedo, y bastante XDD.

    Ya en Neonia, los reencuentros se han dado, y eso me ha dejado una sonrisa en el rostro. Más que nada porque tú sabes que yo vengo sufriendo desde hace mucho XD. Pero comentaré paso a paso.

    Parece ser que Lio optó por llevar a Iris a Neonia, pero me ha sorprendido el hecho de que Barbara se haya quedado allí. Imagino que no quería arriesgarse a ocupar espacio en la nave donde viajaban personas que iban con sus familias o a reencontrarse con los mismos, más que nada estando herida y pudiendo ser una carga. Igualmente, sigue asombrándome. Creí que ambos adoptarían a la pequeña y le darían una familia unida, que es lo que necesita. Pero supongo que habrá tiempo para eso, y para ver si se afianza o no su relación. Al final, la pequeña Iris ha llegado a Neonia 5 años después y tras una guerra horrible, pero la espera para ella terminó.

    Erie realmente se ha enamorado de Yak en el tiempo que estuvieron juntos, y yo me pregunto, ¿cómo lo hizo? Quiero decir, no sé bien que tipo de estándar de belleza tendrán los neonianos, así que no sé si Yak será el Brad Pitt neoniano o más atractivo, pero más allá de eso, es la personalidad del propio Yak lo que me sorprende. No ha sido muy maduro en casi ningún punto de la historia, incluso diría que su momento de mayor madurez fue en la batalla contra Kieran y Deon. Pero antes no he visto como él desplegaba dotes de madurez dignos de atraer pareja. Sobre todo, en sus últimas conversaciones con ella, él ha estado muy dolido por la muerte de Reeda y también inestable. Dudo que alguien pudiera verse atraída por alguien así, pero bueno, Erie sabrá. O no lo sabrá, porque se ha puesto a llorar por no poder tenerlo. Honestamente, lo prefiero así. Erie parece ser muy manipulable (no en general, sino por el propio Yak) y con Yak como es, no me alienta demasiado. En otro punto, se ve que ellos comparten la idea de querer hacer pagar a Lill una condena. Y yo lo entiendo, porque irrespetó la alianza formada, pero lo dicen como si no se hubiera visto obligado a hacerlo y lo hubiera hecho por mero gusto.

    Lo de Om y Hylda me da más esperanza de que todo vaya bien. Veo que Om es alguien más misericordioso y comprensivo, la situación estaba mal, y ellos han pagado un precio barato al compararlo con el que les esperaba si terminaban perdiendo la guerra. Me alegra ver que Om haya convencido a Hylda de que Lill no es tan culpable como todos lo quieren hacer ver, y también que ella haya entendido sus motivos. A diferencia de Erie y Yak, a esta pareja le veo mucho futuro. Y espero que sean ellos quienes estén al mando de su gente, para que Caellum no cause problemas que sé que va a ocasionar.

    Por último, Lill y Snow se han reencontrado. Tengo que decir que es lo que llevo esperando de hace mucho, ya que me los separaste de principio de año y tardaste mucho en juntarlos XD. Como bien sabes, en cada parte siempre les haces algo que me provoca sufrir por ellos dos, sobre todo sabiendo que es mi pareja favorita y de las que más me gusta en la historia. Creo que debí haber ocultado ese detalle, porque parece que lo estás usando en mi contra XD. Lio ha llevado a Iris ante sus amigos y ante Arva, y me alegra ver que él estará decidido a enmendar su error que provocó la muerte de Axlor. Cintia y West están allí junto al grupo y me da la sensación de que, quizá, si la primera adquiere algo de madurez, que puedan ser equipo de nuevo. Pero no como pareja, ya que dudo que West quiera enredarse con ella otra vez. Luego de dar las noticias de lo ocurrido en Paraíso y también con Deon y Sun, la conversación sigue y se enteran que Ashley y Eron ya no están. Entiendo que Lill sufra por ambos, pero me cuesta creer que Lio casi no se vio afectado, siendo que estuvo peleando al lado de Ashley por varios años. Es como si ya no le importaran, pero bueno, es un capítulo oscuro en sus historias.

    Luego de eso llega la parte donde Lill y Snow quedan solos y es la mujer quien dice a Lill que se encuentra embarazada. Me alegra mucho ver que Lill regresó a casa, ya que no quería ver a otra de las mujeres que me gusta quedarse viuda. Ahora, luego de su decisión, él ha propuesto algo y Snow ha aceptado. Supongo que era lo que tenía que pasar, y creo que es lo mejor en todos los aspectos. Ambos han dejado sus puestos y ahora se centrarán en sus familias. Lill es cartógrafo y Snow era científica, así que creo que tendrán un lugar entre los pilares de la humanidad, pese a que ya no sean estos sus líderes. Me pregunto quien será el que comandará las tropas y a los gobiernos. Om está incapacitado para ser comandante de la milicia, Yak se ha retirado y cedió su puesto a Khael, y tanto Lill como Snow se han ido. Eso quiere decir que Erie, Hylda y Khael son los únicos con máxima autoridad en la alianza de momento. Tengo curiosidad por saber quienes ascenderán de puesto y cómo serán elegidos, pero esa historia es para otro día.

    Al final, el efecto de Regresión no es permanente, y en unos meses todos podrán volver a sus vidas previas al apagón. Lo que me alegra, ya que si una especie invasora desde un mundo que no sufrió los efectos del artefacto los atacara, ahora tendrán la tecnología para preparar defensas y evacuación. Muero por ver si Paraíso se convierte en una colonia de la alianza o si solo permanece como un objeto de estudio sin albergar seres vivos allí. También deseo saber si será posible mezclar las tecnologías Rhajik y Anixis (al final, Sith se quedó en Paraíso, por lo que eso no sería inmediato si ocurriera) para tener mayor poder en caso de tener que afrontar una guerra. Todo esto suma el interrogante de por qué los Anixis programaron Regresión para que fuera algo temporal y no permanente, es decir, ¿por qué? XD. Muchas preguntas que tengo.

    Pero este ciclo se ha cerrado, y parece que tendré que esperar más bien poco para ver qué nos depara el segundo. A mi opinión general, han muerto muchos personajes para el enorme número de capítulos que hemos tenido. Incluso si tuvieran que morir obligatoriamente, creería que algunos como Hillary, Killyan y Axlor debieron de haber llegado más lejos. Pero no me centraré mucho en esto.

    Para despedirme, te envío mi top de personajes y de las partes de la historia hasta ahora, todo siempre de mejor a peor.

    Top de personajes:

    1. Lio
    2. Lill
    3. Ender
    4. Snow
    5. Om
    6. Yak
    7. Arva
    8. Hylda
    9. Bar
    10. Sith
    Aclaro que a Bar y a Sith los puse para completar más que otra cosa. No creo que merezcan estar en el top, pero los demás personajes hacen mucho menos mérito, así que, es por eso que suben. Pero de seguir algunos personajes como Ashley y Eron, garantizo que ellos ocuparían esos puestos finales en su lugar, y que Hylda estaría en el puesto 10. Ya que creo que Hylda sí merece estar en el top, pero incluso el puesto 8 me resulta muy alto para ella.

    Top de partes de LV (esto sin contar los spin off, ya que sería injusto por ser de menos capítulos) :

    1. LV V Regresión
    2. LV I La guerra Rhajik
    3. LV IV Seres Superiores
    4. LV III Secuelas de una catastrofe
    5. LV VI Una gran consecuencia
    6. LV II Cara a cara
    Me encantó esta parte, y eso está claro, pero las partes que están arriba me han gustado mucho más. Aunque esta también tiene en contra que tuvo 3 capítulos que tuvieron que ser reescritos, quizá habría llegado al puesto 4 de no haber sido así. Pero bueno, de nada sirve llorar por la leche derramada.

    Ha sido un buen viaje (guiño guiño) y muero de ganas por ver qué es lo que sigue ahora. Ten por seguro que aguardaré a enero de 2022 con mucha emoción. Me despido amigo. Hasta la otra. Saludos.
     
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    Muy bueno el final de Viajeros VI, aunque sentí que no estaba tu esencia al principio, mientras Lío no muera estaré feliz. Recuerdo cuando leí tu primera historia en 2014, has avanzado mucho, te felicito uwu espero que volvamos a escribir juntos
     
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