Los niños.

Tema en 'Relatos' iniciado por Nicolai, 7 Enero 2011.

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    Nicolai

    Nicolai Guest

    Título:
    Los niños.
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2241
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    La tarde caía gris sobre aquel pequeño pueblo. La nubes del cielo hacían visible el padecimiento de la incesante lluvia mañanera, que ahora se despedía lanzando sus ultimas gotas frías sobre el ganado.
    Pero lo único realmente frío era el viento que se filtraba por los pequeños espacios de la madera. Vivir en el campo era así, si no te mataba el frío el calor lo haría llegado el momento. Aunque era fácil acostumbrarse, pues la paz era lo mas apreciado por aquellos lugares.
    Los niños despertaban a la mañana sin otra cosa que hacer mas que ayudar a sus padres con los quehaceres. Los viejos normalmente contaban historias de viejas aventuras que nunca tuvieron, las mujeres preparaban a las gallinas para el guisado, los niños alimentaban a los animales mas pequeños y los hombres preparaban el fuego. Siempre era así, nunca nadie se alteraba.
    Y en un pueblo donde lo mas importante es saber como esta la salud del vecino, siempre había mas de un secreto. Pero lo que había pasado aquí ya era tan viejo que muchos pensaban que era mito: Algo de unos indios originales, que practicaban rituales a un dios innombrable y que gracias a los soldados nunca se volvieron a ver. Pero ya nadie sabe mucho de eso. Ni siquiera como se llamaba originalmente el lugar.
    Extrañamente, a diferencia de los días normales, la tarde se había proyectado mas larga. "Los domingos siempre son más largos," decían las ancianas mientras bebían vino. Pero más extraño aún era que los niños se quedasen sin nada que hacer, y para colmo se escapasen de la casa.
    Pero no era la primera vez que el niño Luis terminaba de limpiar antes que los de más, y que buscaba escaparse para oler la tierra hu meda. Y hasta para eso era arriesgado salir, pues si era descubierto se ganaría una paliza, una de esas que nunca se olvidan. Y mas arriesgado aún si alguien del pueblo llegaba a verlo, dado que todos los vecinos del campo eran cómplices uno del otro. Con excepción del viejo Hidalgo, que parecía tener mas alma de niño.
    El niño Luis, sin embargo sabía donde debía ir. Sabía como cruzar los cercados de la granja, robarle un poco de leche a la vaca y escabullirse hasta el bosque sin ser detectado.
    El cielo estaba en blanco, lleno de nubes. Esperando a que el sol las haga precipitar nuevamente, y alimentar al bosque en sus anchas. Y si pronto llovería, debía darse prisa para ir y volver.
    El niño ya había llegado frente a la granja de cerdos, pasando la casa de madera de Hidalgo. Se proponía a ir por de tras de la casa de la granja, sin que lo viera Sacaría, quien ahora dormía cerca del fuego, mientras su mujer ponía la mesa.
    Y así lo hizo, aprovechando su pequeño tamaño para arrastrarse cual serpiente por entre el largo pastizal. Se paro al llega al final para correr y se escondió por entre los arboles para planear su entrada a la granja de vacas. Pero en vez de ello, tan solo se decidió por ir por fuera del cercado y vigilar el interior desde afuera.
    -Juan!- murmuro Luis. -Juan, estas ahí?
    Juan era el amigo de aventuras del niño Luis. Juan era uno de esos niños de se dejan arrastrar por los demás, a pesar del riesgo que ello conlleve. Pues a pesar de negarse a participar, siempre era convencido.
    Juan apareció de pronto, con escoba en mano.
    -Luisito, no ves que estoy ocupado?
    -Juan, vente idiota!
    -No. Tengo que limpiar la caca de vaca si quiero comer. Vete de aquí.
    -Pero vente Juan. No ves que pronto va a llover?
    -Pues por eso. Mejor que termino rápido.
    -Juan, no seas una nenita. Si no vienes eres como una nena.
    -Pero Luisito, qué quieres que haga con la caca?
    -Deja Juan, yo te ayudo.
    Y el niño Luis no tardo en saltar la cerca, juntar algunos excrementos de vaca con sus propias manos, para luego deshacerse de ellos tirándolos por fuera del cercado.
    -No tonto! ¿Qué haces?
    -Qué dices, te estoy ayudando....
    -Debes meter los excrementos en esa bolsa.
    -A, claro! Luego la usaran de abono.
    -Claro que sí, maldito idiota!
    -Qué me has dicho?
    -He dicho que eres un pendejo idiota!
    -Así que te gusta andar con la boca sucia.
    Acto seguido, el niño Luis levanto un poco de excremento con la mano y se lo arrojo a Juan en la cara. Juan se quedo helado por un instante mientras su amigo reía.
    -Ha, que hijo de ...
    -Cuidado que te doy otra.
    -Ya veras!
    Pero en el momento que Juan había alcanzado la pala con excremento, el niño Luis ya se encontraba corriendo al bosque. Y obviamente Juan fue tras él.
    Y ambos niños se encontraban corriendo por el sendero de tierra. Corrían a riesgo de tropezar con un charco, o inclusive de ser descubiertos por las fuertes rizas de Luis.
    En cierto momento Luis se quedo acorralado al llegar frente a un árbol grueso. Juan tan sólo atino a tirarle el contenido de la pala, pero fue esquivado por la casi víctima. Y en el momento que la mierda se desarmaba en el tronco, el niño ya había desaparecido por uno de los oscuros huecos entre los arboles.
    Y siguieron persiguiéndose por unos metros más, cada vez entraban más al bosque. E inclusive, podría decirse que jamas habían estado tan dentro de este.
    El niño Luis reía mientras que a Juan ya le comenzaba a pesar el paso por culpa de la pala. Y Luis salto algunos arbustos pequeños, cayó a la tierra y rodó por un charco hasta llenarse de lodo.
    -Y Juan? No vienes?
    Juan tan sólo dejó caer la pala y se detuvo, buscó alguna roca para sentarse, pero lo hizo sobre un tronco caído, un poco más apartado de los arbustos .
    -Ves, Juan? Al final te hice venir.
    -Como siempre.
    Juan se miro sobre el reflejo de un charco, y al momento se agacho para limpiarse la cara con el agua.
    -Oye, Juan. ¿Estas bien?
    -Sí, es que...
    -Qué bien. Sabes?, nunca había llegado aquí antes.
    -Ja, mira a esa ardilla. A dónde ira?
    La ardilla se movía velozmente sobre la tierra, escalo una roca grande y desapareció por los setos.
    -No quieres seguirla, Juan?
    -Claro que sí.
    El animal corría rápido, pero los niños podían seguirle el paso fácilmente.

    Las vacas habían mugido por espacio de segundos, pero fueron suficientes para que los granjeros se alarmasen.
    -Marta, qué carajo esta haciendo Juan que esas vacas muguen tanto?
    Aquel hombre parecía molesto, aunque su rostro era apacible aún cuando lo estaba.
    Se paro y fue a ver las vacas.
    -Juan. Juan! Qué pasa ahí?
    Pero nadie respondió.
    -Juan! Mierda -dijo al momento que escupía el tallo de trigo. -Marta, ese maldito niño Luis esta con Juancito de nuevo.
    -Dejalos, Pa. Ya van a volver.
    -Que pendejo de mierda ese Luis. Ya vera Juan cuando vuelva.
    El hombre miró al campo de vacas y se acerco para calmarlas. "Pero ni siquiera junto la bosta", pensó. Y en ese momento vio el recorrido de las huellas de ambos niños hacía el cercado. Las huellas salían del terreno y entraban al sendero.
    -Marta, dios mío. Juan y el niño Luis están en el bosque.
    -En el bosque?! Y qué esperas, Pa, vamos a buscarlos...

    Los niños habían perdido un poco la noción del tiempo. Aún iban tras la ardilla, y se adentraban a un bosque casi oscurecido por las nubes.
    -Ahí! Esta por ahí, donde están todas esas hojas.
    Los arboles tapaban el camino, pero podía verse una luz muy fuerte que opacaba el color de los arboles desde la perspectiva de los niños. Al estar un poco mas cerca, eran muy visibles unas flores rojas y un poco de pastizal tapado por las hojas secas que la lluvia había arrancado.
    -Pero, Luisito. Qué es ese olor?
    Un poco después que la ardilla, ambos niños salieron de entre los arboles.
    El niño Luis hizo una cara de asco frente a la avalancha de olores que se le enfrento. Pero Juan no pudo disimular demasiado.
    -Jesús, huele peor que la caca de vaca.
    Algunas mocas se estrellaron contra el sucio rostro del niño Luis, y otras más volaron cerca de la cara de Juan.
    Solo cuando las moscas y la brillante luz disminuyeron pudieron ver cual era la fuente de tanta pestilencia. Y en el momento en que esa imagen aparecía frente a ellos, Juan se llevo las manitos a la boca para ahogar un grito. Los brillantes ojos del niño Luis tan sólo se abrieron de par en par.
    -Eso es un...? -dijo Luis, pero Juan no le respondió. De echo, ni siquiera podía hablar del espanto.
    Frente a ellos había sobre un lecho de hojas salpicadas en agua, lo que desde la distancia en la que se encontraban aprecia ser una persona tendida panza para abajo.
    Juan aún seguía impactado por tal imagen. Pero el niño Luis solo parecía estar asombrado.
    -Vamos, Juan -Murmuro en voz baja. -Quiero verlo de cerca.
    -Estas loco, Luis? -dijo aun mas bajo.
    -Ven, no seas una nenita.
    Luisito camino por sobre las hojas amarillas, y cada paso se le hundían los pies.
    -Qué haces tonto? Ven aquí.
    -Hum! -pero esta vez fue a él a quien se le corto el aire.
    El cadáver estaba completamente podrido. Tenía un brazo estirado hacía los hombros y la cara mirando para el lado contrario a este. Una cantidad incontable de moscas estaban por sobre la espalda blanca y desnuda del hombre. También, parecía no traer zapatos. Pero lo que el niño Luis no paraba de observar era su rostro, ya que en media cara le faltaba la piel, y dejaba al descubierto una capa de gusanos y hongos que se formaban sobre la carne descolorida, ya casi hueso.
    Luis miro a su alrededor y luego se agacho para recoger algo.
    -Qué haces, Luis? -Seguía hablando en vos baja.
    -Voy a picarlo con esta rama.
    -No, bobo!
    Lentamente Luis fue acercando la punta de la rama a la cara de muerto. Juan desde lejos decía "no", mientras él insistía en picarlo.
    Algunas mocas se alejaban mientras Luis molestaba a los gusanos.
    -No, Luis, no. No, no, no!!
    Juan corrió hacía el niño Luis para detenerlo. Pero lo resbaladizo de las hojas hicieron que el cayese y se fuera de bruces al lado del cuerpo.
    -Luis, no...
    -Juan, qué estas haciendo?
    Y el pobre niño levanto su cabeza y miro de cerca al rostro del cadáver. Una sensación de pánico invadió el cuerpo de Juan, pero estaba muy asustado como para hacer algo.
    -Anda, dame la mano.
    Pero Juan sólo intento levantarse, bastante tembloroso, y sintió como que no podía. Su brazito izquierdo no respondía, y fue ahí que realmente afloro el pánico en Juan.
    -Luis, ayudame!
    Juan tironeaba sosteniéndose con el otro brazo.
    -Luis? -Pero este parecía tener la cara pálida, como si hubiese visto un cadáver.
    Al momento en el que Juan miro a su brazo, se dio cuenta de que este había sido atrapado por la mano húmeda y blanda del muerto.
    El niño tiro con tanta fuerza que parecía no importarle deshacerse de su brazo con tal estar lejos de ahí. Pero logra salvarse y se alejo del cuerpo lo más que pudo.
    -Dios, Juan. Estas bien?
    -Mi, mimi...mira!
    Las mocas ya estaban despegando cuando el niño Luis dirigió su mirada. El cuerpo se movía, pero no solo eso, también parecía querer incorporarse. Al parecer, hizo un ruido raro, como si se ahogara. Luego se abalanzo con las piernas hacía los niños, cayendo con la cabeza debajo del pecho.
    A lo lejos se oían gritar personas. Gritaban el nombre de los niños.
    -Corre Juan. Debemos irnos, ya!
    -Sí, SÍ.
    La lluvia caía nuevamente sobre el bosque. Las primeras gotas caían más pesadas, y provocaban un efecto de salpicón en los charcos.
    La ardilla corría con un pedazo de oreja entre los dientes a buscar refugio, pero al parecer otra ardilla se le acerco, como queriéndole decir "yo sé donde hay un lugar seco."
    Los niños corrían pesadamente por sobre el suelo de hojas resbaladizas. Y aunque el cadáver seguía gimiendo, ellos ya estaban lejos como para oírlo...
     
  2.  
    MimiKarin

    MimiKarin Entusiasta

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    Bueno, nada mal, nada mal, me encantan los relatos paranormales :D pero dejame decirte eto 1) No menciones malas palabras, está prohibido, ya que, en esta página hay niños de todas edades inscritos, podrías decir en ves de "pendejo de mierda" "que pendejo este" y ya ta ^^. 2) separar un poco los dialogos de la narración no estaría mal. 3) narra un poquito más. y 4) Usa Word, es muy buen programa para escribir historias, ya que, aquí son muy estrictos los moderadores con respecto a la ortografía, y hablando de eso, hay bastantes errores, pero en las tildes vas muy bien ^^.

    Espero que no te moleste mi comentario, son sólo consejos que quizás te sirvan de algo para seguir escribiendo, ya que los moderadores son muy estrictos si rompes las reglas, pero, al ser estos sólo errores, no te regañaran, sólo te diran lo que debes mejorar. Pasate por el subforo "Plaza Fanfics" allí estan las reglas del foro y de que te debes cuidar de hacer, ahora, sin más que decir y muchas felicitaciones, me largo.

    nada es perfecto...~

    Sayonara~

    Att: Mimikarin
     
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