One-shot Los Lycanroc de Dequilate

Título: Los Lycanroc de Dequilate
Fandom: Pokémon Rol
Personajes: Casi todos los roleros: Emily, Liza, Lucas, Dante, Mimi, Talía, Drake, Alpha, Ian, Elisa, Hubert, Effy y Nikolah participan en esta pequeña historia.
Sipnosis: los holders, después de sus agotadoras aventuras y heroicidades por toda Galeia, se merecen un descanso y un momento de risas y diversión, ¡y, por qué no, un poco de misterio! De la mano de un excelente narrador, doce de los holders jugarán a la versión del mundo pokémon de Los Lobos de Castronegro: ¡Los Lycanroc de Dequilate! ¿Eres capaz de adivinar quién es el nocturno...?
N/A: pues eso, esto es una partida de los holders al famoso juego :D Solo que cambiando y versionando la temática para adaptarla a pokémon, pero es casi idéntico, en síntesis, ¡eso sí, en su versión simple! El género podría ser misterio, pero creo que os vais a echar alguna risa con la historia, así que lo dejé en comedia. ¡Espero que os guste!

Contenido oculto

Etiquetas rolerosas:
Amane Hygge Lucas Diamond Nekita Yugen SweetSorrow Graecus Juanjomaster Factummale Eyeshield Nami Roronoa (we miss u :'() No u

***

Los Lycanroc de Dequilate

—En la manada de pequeños Rockruff de la Colina Dequilate, múltiples evoluciones comenzaron a sucederse. Los Rockruff se convirtieron en heroicos Lycanroc diurnos, y sus rocosos pelajes marrones se ondeaban ahora al aire. Eran felices, eran poderosos, y eran una manada.

El joven daba vueltas alrededor de un corro de personas que, sentadas formando un círculo, escuchaban atentamente las palabras de aquel muchacho. El que hablaba, haciendo las veces de narrador de aquel juego, parecía estar sumamente metido en el papel. Los cabellos rubios y los ojos azules se ondeaban y brillaban, respectivamente, con cada frase que decía. Nikolah, desde luego, sería el narrador de aquella partida de “Los Lycanroc de Dequilate”, pero, sin duda, era el que mejor se lo iba a pasar, eso lo tenía claro.

—… sin embargo… —mientras decía aquello, puso más grave el tono de voz, como haciendo hincapié en que algo malo se avecinaba. Y, juguetón, se acercó a Talía por la espalda, sobresaltándola y haciéndola temblar cuando habló a un volumen más alto—, ¡no todos eran normales! Uno de ellos, un Lycanroc, había evolucionado, sí… pero por la noche, se transformaba en una versión oscura de sí misma, ¡¡un Lycanroc nocturno que, con afiladas garras, era poseído por la locura de la luna y, sediento de sangre, buscaba las cabezas de sus congéneres!!

—¡¡Eeeek!! —gimió la pequeña, agachando la cabeza—. ¡N-No quiero jugar, me retiro!

—No seas boba, Talía —le dijo, sonriente, Liza, sentada a su lado, dulce y serena—. Es solo un juego, no te va a pasar nada.

—¡Venga ya, no te enrolles tanto! —reprochó, desde el otro lado del corrillo, Mimi, que parecía cansada ya de la pomposidad de las narraciones de Nikolah—. Quiero empezar a jugar ya.

—… calma, calma —sonrió Nikolah. ¡Ah, si es que él había nacido para esto! —. Así pues, todos vosotros sois Lycanroc, pero… al llegar la noche, uno de ellos se vuelve nocturno, uno de vosotros, y… ¡devorará a los demás!

—¡Noooo! —gimió Talía, encorvada hacia delante en su sitio.

—Así pues, los Lycanroc diurnos tendréis que deliberar y encontrar al traidor, ¡antes de que os mate a todos!

—¡Sabemos ya las reglas! —reprochó Mimi.

—¡Qué nervios! —aplaudió entonces Emily, sentada entre Dante y la propia Mimi—. ¿Quién será el nocturno?

—Lo comprobaremos rápido, señoritas Lycanroc —casi se diría que Nikolah estaba empezando a creer de verdad que estaba en la situación que narraba. Probablemente, de hecho, así era—. La cacería… iba a comenzar. Porque, al fin, se hizo la noche. Y la manada … duerme.

Así, todos cerraron los ojos, menos… un despistado muchacho, que seguía con la mirada a Nikolah.

—He dicho que la manada duerme, Lucas —repitió Nikolah.

—… oh, ah, vale, que cierre los ojos. Perdón —y se tapó los ojos, al fin, sentado entre una Liza y una Elisa que hacían lo propio.

Así pues, Nikolah empezó a moverse alrededor de los holders, mientras iba haciendo sonidos de lobo, aullidos, rugidos. Corría, luego andaba, luego soplaba, casi como si el viento fuese el que resonaba entre la montaña. Y comenzó a analizar a todos los participantes. Empezó a pasar detrás de ellos, uno a uno… Talía, Liza, Lucas, Elisa, Ian, Hubert, Effy, Dante, Emily, Mimi, Alpha, Drake, y… vuelta a Talía. Doce jugadores, de entre los cuales, uno de ellos sería el asesino de este particular juego al que iban a jugar. Uno que elegiría personalmente Nikolah.

—Cuando la luz de la luna toque al Lycanroc que sienta su tacto en su piel, ese Lycanroc despertará… convertido en el nocturno —con eso quería decir, en síntesis, que elegiría tocando a quien sería el “villano” de la historia.

Así lo hizo, pues, y una cabeza, con delicadeza, se alzó.

—El Lycanroc nocturno está despierto —comentó, con un tono de tensión, Nikolah, seguido de un aullido malévolo—. ¿Y bien? ¿A qué compañero matará este Lycanroc? ¿Quién será la primera víctima de Dequilate…?

La persona que era “el nocturno” señaló, pues, a alguien.

—… ah, ya veo —dijo Nikolah, enigmático en su tono de voz—. Así que… ese Lycanroc va a morir. Bien. Hecho su trabajo y despedaza su presa, el nocturno se duerme, y… cuando la mañana llega, el sol sale. Y toda la manada se despierta. Todos parecen ser normales, pero… ha ocurrido una desgracia.

Todos retiraron, entonces, las manos de sus ojos. Se miraban unos a otros, sospechando de todos, mientras Nikolah, haciendo una pausa dramática, se detuvo detrás de uno de ellos.

—… ¡Dante ha aparecido muerto!

—¿Eh? ¿Yo? ¿Tan pronto…? —susurró el muchacho.

—Lo siento, lo siento, Dante, los muertos no hablan.

—… bueno, buena suerte chicos —y, con un suspiro, se dejó caer hacia atrás, tumbándose en el sitio.

—Bien, ¡los Lycanroc deben decidir ahora! —exclamó Nikolah—. ¿Quién ha sido el culpable? ¿Quién es el nocturno infiltrado? ¡Debéis deliberar y votar, camaradas!

Y el debate empezó… con una sospechosa clara.

—Bueno, yo lo veo claro —sentenció Alpha—. Ha sido Mimi.

—Sí, definitivamente ha sido Mimi —acompañó Ian, brazos cruzados.

—¿¡Eh!? —exclamó la acusada, sorprendida—. ¿¡Pero por qué yo, demonios!? ¿Qué tenéis en mi contra?

—La pregunta es qué tienes tú en contra de Dante —reflexionó Drake.

—¡Pero bueno, ni que nos llevásemos tan mal o algo! ¡Además, que es un juego! ¿Creéis que de verdad mataría a Dante, de todas formas, en la primera noche? ¿Me veis tan tonta, en serio?

—Uhm —susurró Emily, a su lado—. Tal vez no sea Mimi, ¿no? Ese argumento me convence.

—Nop —Ian negó lentamente con la cabeza—. Mimi es mi apuesta, no hay más.

—¿Pero por qué? —le preguntó, confuso, Lucas.

—¡Porque tenemos que eliminar a alguien, y ella es la única a la que podemos señalar así a priori! —aseveró, convencido, Ian—. Que se muera y ya, después, iremos teniendo más pistas si ella no es la culpable.

—¿Y n-n-no podemos no votar a nadie? —sollozó Talía.

—¡Nope! —exclamó el narrador entonces—. ¡¡Tu manada está muriendo, Talía!! ¡¡Hay que hacer algo, no quedarse de brazos cruzados!! ¿¡Es que quieres morir tú también!?

—¡E-Eek, n-no! ¡P-Pues…! Ehm, supongo que Mimi, sí —señaló ella.

—E-Esto es increíble, ¡anda que sois buenos amigos! —sentenció Mimi, tremendamente molesta—. ¡Pues votadme, si total! ¡A este ritmo perdéis seguro!

—Uhm, Mimi, tú eras la que decías que era un juego, ¿no? —susurró Liza—. Defiéndete de algún modo, digo yo.

—Intentar pensar con lógica ahora mismo es complicado —comentó de pronto Hubert—. Como dice Ian, no tenemos pistas sobre comportamientos, y Mimi está actuando demasiado a la defensiva. Tal vez sea una buena apuesta para empezar.

—¡¿C-Cómo esperáis que actúe si me acusáis así nada más empezar el juego?! —gritó ella, aludida e, incluso, algo ofendida.

—… yo me la creo —asintió Emily—. Mimi actuaría así aunque sea inocente~.

—… no sé si tomarme eso como piropo o no —comentó ella.

Así pues, Nikolah se detuvo en su andar y, mirando a todos, dijo:

—Bien… ¿algún sospechoso más?

—… yo voy a votar a Ian —fue Effy la que lo dijo, de pronto—. No me gusta cómo ha saltado al cuello a Mimi de pronto. Y conociéndole, puede tramar algo.

—Sí, eso es cierto —asintió Emily, convencida por el argumento.

Ian se encogió de hombros, confiado.

—Heh, ¿y no decís nada de Alpha? Él fue el que empezó con lo de Mimi.

—¡Alpha es demasiado estúpido para manipular así! —exclamó la propia Mimiko—. A ti te pega más manipular de esa manera.

—Eso, Ian, no me eches tus mierdas a mí —y solo fue entonces cuando Alpha se dio cuenta de qué había dicho la muchacha que tenía al lado, y reaccionó en ese momento—. ¡Hey, y tú córtate, que sigo sospechando de ti!

—¡Bien, tenemos dos sospechosos claros! —cortó de pronto la conversación Nikolah—. Lucas, has estado callado esta ronda. ¿Alguna sospecha por tu parte? Elisa, tú también, ¿qué opinas?

—Hum —Lucas se cruzó de brazos, apretando las cejas, como si estuviese haciendo un esfuerzo mayúsculo por encontrar una solución a aquello— … no sé. Iré contra Ian, creo, porque no me fio de él demasiado.

—¿Elisa?

La chica, observando a su alrededor, sonrió.

—… no creo que sea ninguno de los dos. Voy a votar a Hubert, por una mera cuestión de instinto.

—¡Vaya, vaya, otro sospechoso sale a la palestra! Así pues, ¡votemos! Que levanten sus manos quienes voten a Mimi —tras contar las manos alzadas, Nikolah lo tuvo claro: la votaban Alpha, Ian, Talía, Drake, Hubert y Liza la votaban a ella—. ¡Seis votos para Mimi! Ahora, ¿quiénes votan a Ian? —y alzaron las manos Effy, Emily, Lucas y Mimi—. ¡Cuatro votos para Ian! Y el voto de Elisa es para Hubert, que queda solo con uno. Así pues, ¡los Lycanroc saltaron todos sobre Mimi, y la despedazaron por completo, matándola! ¿Sería ella la asesina, la traidora?

—¡Claro que no, idiotas! —frunció el ceño, molesta—. Vais a perder todos a este ritmo, con lo fácil que os manipulan.

—… en efecto, ¡Mimi no era el nocturno! Mimi, por favor, muérete, gracias —le dijo, sonriente, y, aunque en otro contexto habría sido algo ofensivo, Mimi lo entendió y, suspirando resignada, se dejó caer hacia atrás—. ¡Bien, la noche vuelve a caer! Los Lycanroc… duermen. Y la manada, silenciosa, esperó, sin saber que no sería así, a que no hubiese más víctimas. Pero… el maléfico nocturno se despertó una vez más, durante la noche. Y la manada tendría a una nueva víctima al amanecer. Ahora bien, ¿a quién mataría el nocturno?

Así, Nikolah observó, tremendamente entretenido con la situación, a quién señalaba “el nocturno”. Y, con cuidado, siguió andando mientras hablaba.

—… el nocturno, hecho su trabajo, volvió a dormir. La luz del sol, una vez más, despertó a los Lycanroc en Dequilate. Y esa vez, la sangre que salpicaba el suelo era la de… ¡Liza!

—¡Jo! —exclamó ella, haciendo un puchero—. ¿Y por qué yo? ¿Qué he dicho?

—Liza, tienes que morir, lo siento —Nikolah le tocó los hombros un par de veces, y, de nuevo con el puchero dibujado en su rostro, se dejó caer hacia atrás.

Solo quedaban nueve jugadores, y, tras dar paso a las votaciones, unos segundos de silencio se sucedieron. Fue Lucas el que lo rompió esta vez.

—Hum, si no tenemos más pistas, digo yo que sería lógico volver a los sospechosos de antes, ¿no? Ian, ¿qué tienes que decir?

Ian rio de forma algo ególatra.

—Que seguís razonando de forma un poco tonta, creo —afirmó—. Fijémonos en los patrones. Ha muerto primero Dante, y la segunda asesinada, Liza. Encima, al morir Dante estaba claro que se sospecharía de Mimi. Quien está haciendo esto sabe de sobra que va a quedar fuera de sospecha precisamente porque esas personas serían quienes ella no querría ver muertas, por mera afinidad. ¿Quién se os ocurre que puede ser?

Y fue Hubert quien, reflexivo, dijo:

—… Emily, ¿no? —la miró, acusador—. Emily, tú tienes una buena relación con los tres muertos, seguramente más cercana que los demás. La teoría de Ian se sostiene si tú eres la nocturna.

—¡Eso! —asintió Drake—. Me gusta cómo piensa Ian.

—U-Uhm, chicos… —Emily miró a su alrededor, algo confusa—. ¿Me estáis diciendo que sospecháis de mí precisamente porque soy que es menos probable que quiera matar a los que han muerto?

—Es una buena lógica, desde luego —señaló Effy—. ¿No te defiendes de la acusación?

Emily se sonrojó un poco.

—Es que, ehm, no sé muy bien qué decir. ¡Yo no soy, os lo prometo!

Talía, sollozando ligeramente, con ojos brillantes, dijo:

—¡N-No ha sido Emi-chan! ¡Emi-chan no haría eso!

—¿Os imagináis qué giro argumental sería que fuese Talía? —comentó, jocoso, Alpha—. Pero nah, no lo creo, sería tan poco esperado que te lo esperarías. ¡Algo así como lo que argumentáis contra Emily, de hecho! —Alpha reflexionó por unos instantes—. Pero qué sé yo, a mí algo me dice que Ian apesta a kilómetros, eh. Está haciendo demasiado el papel de líder, y eso no me gusta.

—Opino como Alpha, sí —Lucas parecía estar, también, convencido por esa lógica.

—Así pues, ¡otros dos sospechosos! Parece que la favorita, sin embargo, es Emily. ¿Emily, qué opinas tú, quién es tu sospechoso?

—N-No lo sé, ay. Este juego es más difícil de lo que pensaba. Supongo que diré Ian, solo porque yo no quiero ser eliminada…

—¿Elisa? —como la otra vez, Elisa estaba… particularmente callada.

—Mantengo mi voto en Hubert. Mi sospecha sigue puesta en él~. Y no tengo motivos, es solo corazonada.

—… —Hubert no dijo nada, solo se cruzó de brazos, sin más.

—¡Bien! Pues es hora de votar en este segundo día. Hubert tiene un voto, el de Elisa. ¿Quién vota, definitivamente, a Emily? —las manos las alzaron, pues, Ian, Drake, Hubert y Effy—. ¡Cuatro votos para Emi! ¿Y quién vota a Ian? —y fueron Alpha, Lucas, Emily y Talía—. ¡Otros cuatro votos! Vamos a tener que desempatar. Ya que Elisa es quien ha votado diferente… siento darte esta responsabilidad, ¡pero la manada te necesita, Elisa! ¿A quién votas?

—… haré esto como demostración, simplemente, entonces —asintió ella—. Quiero que todos penséis en quiénes han votado a quiénes en las otras rondas y quiénes se unen sin pensar a las votaciones, cuando no es propio de ellos hacer eso. Emily, lo siento, sé que tú no eres la nocturna, pero… te voto a ti. Solo porque así se comprobará que mi teoría es cierta~.

Con algo de confusión en las miradas, los jugadores no tuvieron mucho más tiempo a hablar, pues Nikolah cortó la conversación para sentenciar a la ejecutada: Emily.

—Así pues, Emily fue descuartizada por sus compañeros… pero ella, ¡no era la nocturna!

Emily, sonriendo resignada, se tumbó también hacia atrás. Y Nikolah, de nuevo, comenzó a narrar la que sería la tercera noche.

—… el nocturno se levanta una vez más. ¿A quién asesinará hoy? ¿Quién será su víctima? … bien. De acuerdo. El trabajo del nocturno, malévolo y sanguinario, estaba hecho.

>> A la mañana siguiente, toda la manada despierta. Y, con estupor, todos observan cómo junto a Lucas hay un charco de sangre. Pero el charco no es de su sangre, sino de la Lycanroc que dormía a su lado: ¡Elisa!

Elisa suspiró.

—Pensad en lo que os dije, chicos. ¡Mirad lo que ha pasado! Lo que estaba claro que pasaría.

Resignada, ella también se dejó caer hacia atrás. Pocas personas quedaban sentadas pues: Ian, Hubert, Effy, Drake, Alpha, Lucas y Talía. Solo siete jugadores, que pronto serían seis.

—… Hubert, explícate —acusó Drake nada más comenzar a deliberar—. Lo que Elisa insinuaba era claramente que tú has votado las otras dos veces a la persona que ha salido finalmente eliminada siendo inocente, y te has unido a acusaciones de otros sin ser realmente algo propio de ti hacer eso sin razonar. Y, encima, ahora va y muere Elisa, precisamente. ¡Todo apunta a ti!

—¿Cómo te defiendes de eso, Hubert? Drake tiene un buen punto —corroboró Lucas.

—… me defiendo diciendo que las circunstancias que han llevado a Elisa a llegar a esa conclusión aplican también a ti, Drake. Es más: creo que es más propio de ti haber votado a la primera sospechosa, a Emily, sin pensar demasiado, que a mí. Porque si yo fuese el nocturno, habría votado a Ian; suponiendo que soy yo el nocturno, los dos son inocentes, y tanto me da que muera cualquiera de los dos. Es más, Ian es más peligroso por cómo está jugando, ¿no? Y si hubiese votado a Ian, no habría habido empate. Yo habría tenido en cuenta esos detalles. Y por eso yo no habría sido.

>> Ahora bien, ¿qué hay de ti, Drake?

—¡Boom, en la cara! —exclamó Alpha, sorprendido por la buena argumentación de Hubert y girándose al momento para ver la reacción de Drake.

Drake parecía, desde luego, muy acorralado.

—D-Drake, ¿eres tú? —temblaba Talía—. A-Ay… no sé a quién creer.

—Buena estrategia —reconoció Drake, que no podía evitar sudar por la tensión—. Devolverme la acusación, ¿huh?

—Je —Ian se cruzaba de brazos, entretenido—. Veo que te ha cogido totalmente desprevenido, Drake. Te ha salido mal tu jugada de nocturno perfecto, ¿eh?

Pero Effy, sin embargo, no parecía comprarlo del todo.

—… pues creo que Hubert sí que puede ser el culpable, después de todo. Siendo como es, me puedo llegar a creer que vaya a un paso por delante, y sepa que le creeremos cuando dice que él habría tomado en cuenta el empate. Así pues, si actúa sin tomarlo en cuenta y luego dice este argumento, le creeremos. ¿No pensáis igual?

—… Effy —se sorprendió Hubert—. Ya veo que no te frena nada, ¿eh? Ni siquiera acusarme a mí.

—Cuando juego, juego en serio, Hubert —le dijo ella, sonriendo con mirada desafiante.

Confusos, todos se miraron entre sí, sin saber bien qué hacer. Pero Nikolah tenía claro que… la hora de votar había llegado.

—Bien, bien… entonces, habiendo solo dos sospechosos, ¿quién vota finalmente por Drake? —las manos alzadas fueron las de Hubert, Talía, Lucas y Alpha—. ¿Y a Hubert? —y le votaron Effy, Ian y Drake—. Vaya, está reñido, pero… sigue siendo cuatro a tres. ¡Drake es el escogido!

—¡Tché! Os están engañado, chicos. ¡Al final va a ganar el nocturno!

—… Drake fue asesinado por los desesperados Lycanroc —siguió comentando Nikolah—. La manada no sabía qué hacer, sus números se iban reduciendo y no encontraban al nocturno. Y, cuando la noche cayó, Drake fue asesinado por la desesperada muchedumbre, pero… ¡él no era el nocturno!

Tras un bufido, se dejó caer hacia atrás también, resignado.

La tensión empezaba a notarse en los rostros de cada uno de los holders supervivientes.

—Bien, ¡la noche ha llegado! Y con ella, la luna. La misma luna que despierta la sed de sangre del nocturno. Nocturno, dime: ¿quién será tu presa esta noche? ¿Qué desafortunado compañero sería eliminado? … de acuerdo, de acuerdo —el gesto del culpable le llevó a caminar hasta estar detrás de uno de los holders—. La mañana se hizo, y… —tocando los hombros del susodicho, sentenció, así, su muerte—. ¡Hubert ha sido asesinado!

—¿Eh? —Lucas no daba crédito—. ¿H-Hubert…?

Hubert, sonriendo con la resignación de alguien que sabe que ha sido superado y es capaz de aceptarlo, dijo, antes de echarse hacia atrás.

—Ya veo. Nuestro nocturno es más listo de lo que pensaba…

Y así, la nueva deliberación comenzó.

—No entiendo nada —Alpha parecía confuso—. ¿Quién sería tan tonto como para quitarse de encima a Hubert, cuando es del que más se sospechaba?

—… si fuese cuestión de ser el más tonto, hasta sospecharía de ti —le dijo, hiriente, Ian—. Pero no, el que ha hecho esto es de todo menos tonto. Precisamente por eliminar a un sospechoso potencial y claro, pensaríamos esto, que la jugada ha sido sin planificar y sin meditarlo mucho, cuando es todo lo contrario. Nuestro nocturno es muy ávido. ¿No crees, Effy?

—¿Qué insinúas? ¿Crees que soy yo la nocturna? —la chica se cruzó de brazos, reflexiva—. Hmpf. Mis apuestas, precisamente, iban a recaer sobre ti, me temo. Por una lógica similar a la que has usado tú para sospechar de mí, pero con un añadido: hacer tal jugada era tu oportunidad perfecta para acusarme de forma tremendamente creíble.

—M-Menudo duelo de titanes —susurró Lucas—. No sé muy bien a quién creer, los dos podrían ser…

—… ¿y si al final sí que es Talía? —comentó Alpha, mirándola con incredulidad.

—¿Y-Y-Yo? —sollozó ella—. ¡No soy yo! ¡Yo no podría jugar a esto así, ay!

—¡Al final las que más buenas parecen son las peores! —señaló Alpha—. Te daré mi voto de confianza esta vez, ¡pero si el que salga votado no es el nocturno, voy a sospechar de ti! Eso, claro, si no me matas por la noche por esta acusación.

—¡P-P-Pero… que no soy yo! ¡J-Jo!

—Bueno, bueno, chicos —sentenció Nikolah—. El tiempo apremia. Tenéis a un nocturno que cazar. ¿Quién va a ser el linchado esta vez? ¿Effy, o Ian? ¿Quién vota a Effy? —Ian, Alpha y Lucas alzaron la mano—. De acuerdo, entonces… ¿quién vota a Ian? —Effy y Talía fueron quienes lo votaron.

—¿Por qué me votas a mí? —le dijo, repentinamente y con una mirada asesina, Ian a Talía.

—¡E-Eeeek! P-P-Porque eres el que más miedo me da de los dos, ¡ay!

Y la mirada asesina se mantuvo por unos segundos más, segundos en los que la pequeña Talía no pudo sino ocultar la cara entre sus manos.

Pero, impasible, Nikolah siguió con su narrativa.

—… el día cayó, y Effy fue seleccionada entre los pocos miembros de la manada que quedaban como el próximo sacrificio. Así pues, ¡fue asesinada por todos! Pero… ¡ella tampoco era el nocturno!

Effy suspiró.

—… bien jugado, Ian, bien jugado. Disfruta de tu inminente victoria.

Resignada, pues, se tumbó hacia atrás.

—A dormir de nuevo, manada, pues la luna ha vuelto a ascender —siguió entonces Nikolah—. Claro que… la luna trae consigo una gran desgracia: el nocturno despertará otra vez y, salvaje y despidadamente, asesinará a uno de los diurnos. ¿A quién será esta vez?

Nikolah, con asombro, observó a quién se apuntaba para ser asesinado. Y, tras asentir, dio paso al nuevo día.

—… bien. Despertad. Esta noche ha sucedido algo terrible. La más pequeña, la más vulnerable de todas las Lycanroc… ha sido asesinada. Talía… Talía ha muerto.

—¡Noooo! —gimió ella, haciendo un puchero exagerado, y dejándose caer hacia atrás—. ¿Por qué yo…?

—Es hora de la última deliberación, chicos. Lucas, Ian y Alpha. Sois los únicos Lycanroc que quedáis en pie. Solo encontrando al nocturno, uno de vosotros tres, seréis capaces de sobrevivir. De lo contrario, en la noche siguiente, el nocturno devorará al último diurno. Aprovechad esta votación sabiamente si queréis conservar la vida.

Así pues, tenso, Alpha señaló a Ian.

—¡Mira que lo dije al principio! ¡Eres tú, tío, eres tú!

—… —Ian sonrió—. Tal vez sea yo. O tal vez no, quién sabe. A mí me da la sensación de que el perfil bajo y amigable que ha mantenido nuestro pequeño amigo Lucas es sospechoso, ¿no crees?

—¿Y-Yo? —Lucas se puso nervioso al momento—. ¡Y qué hay de Alpha! Él también ha estado con perfil bajo, y cuando hablaba era para acusar, ¡eso es muy de asesino!

—¡Oye, cómo te atreves! —Alpha pareció enfurecerse—. ¡Encima de que no te acuso a ti!

—… yo apuesto por ti, de hecho —apuntó Ian.

—¡Y-Y yo por Alpha! —señaló Lucas.

—¡Pues yo voto a Ian! —dijo Alpha, furioso.

—… tener un triple empate sería algo problemático, sin duda. La manada, como es natural, está nerviosa, y no saben qué hacer. Veamos si, en efecto, se produce el empate. Así pues, ¿quién vota a Alpha? —Lucas fue el único de los tres que alzó la mano—. Excelente. ¿Quién vota a Lucas? —Ian alzó la mano, y… para sorpresa de todos, también lo hizo Alpha—. ¡Vaya! ¡Parece que al final sí que tenemos dos votos contra uno de vosotros!

Lucas, ojiplático, miró a Alpha.

—¿Por qué me votas a mí…?

Pero Alpha solo sonreía.

—¡Muy bien, entonces, las pocas fuerzas de la manada se concentrarían en matar a Lucas! Él… sería el último sacrificio que elegirían por unanimidad.

—… maldito bastardo, no esperaba esta partida de ti, debo decir —reconoció Ian, sonriendo con resignación.

—¡Lucas es linchado! —exclamó Nikolah—. Pero él… no era el culpable. Así pues, la noche se hizo… y el nocturno solo tuvo que acabar el trabajo. ¡Ian fue el último en quedar devorado, y, así, Alpha, el Lycanroc nocturno, se proclamó como el único Lycanroc amo de la Colina Dequilate! ¡Enhorabuena por su victoria!

—¡Auuuuu! —exclamó, extasiado y feliz, Alpha, dando un brinco para levantarse—. ¡Tooooma ya! ¡¿Qué os ha parecido, eh?! ¡Os he engañado a todos!

Poco a poco, todos se fueron levantando.

—¡Me parece de coña que el tonto de Alpha nos haya ganado, en serio! —bufó Mimi.

—Hey, pero ha jugado muy bien —comentó Emily, sonriente.

—Y-Yo no me lo esperaba —admitió Talía.

—Qué bien mientes, ¿eh? —alabó Drake.

Alpha, rodeado de halagos, sonrió ampliamente mientras sacudía el cabello de su nuca.

—Je, je, je, ¡para que luego digáis que solo uso la fuerza bruta y no se pensar! ¡Tomad esa, ja!

Nikolah, estirándose, dio una palmada.

—¡Ha sido divertido, sí! Enhorabuena, Alpha. Bueno, ¿nos vamos, entonces? ¿O queréis otra partida?

—… aunque ha sido muy interesante y me gustaría volver a jugar, lo dejaré para otro momento, me temo —dijo Hubert, mirando a Effy—. Tenemos más asuntos que atender. ¿Nos vamos, Effy?

Asintiendo, ella miró a Alpha antes de alejarse.

—Ah, y bien jugado, Alpha. Nos has engañado con todas las de la ley.

—Nosotros nos vamos ya. ¿Lucas, Liza? ¿Vendréis a Udan?

—¡Sí! —asintió la chica, alegre, correteando hasta ella. Lucas, sonriendo también, las siguió.

—¡Iré con vosotros! —susurró Mimi—. Me desahogaré un poco derrotando a alguno de esos capitanes de pacotilla.

—Nosotros deberíamos ir a practicar para el torneo, Tali, ¡que empezará pronto! —le dijo Nikolah.

—¿E-Eh? ¿T-Tengo que combatir? ¡P-Pero…!

Y la chica, sin embargo, fue arrastrada por su “hermano mayor”.

Drake e Ian, también, partieron por su cuenta a realizar sus propias pesquisas, y todos se terminaron yendo. Solo Dante, el primer eliminado, y Alpha, el ganador, quedaron allí cuando todos se fueron. Y, con gran curiosidad, el primero se dirigió al ganador, intrigado, y le preguntó:

—Menuda partida, Alpha. Has sido el primero que gana a este juego, ¿eh? ¿Cómo lo has hecho? Menudas estrategias has llevado a cabo.

—¿Sí o qué? —preguntó él, mirando hacia arriba, un poco confuso—. ¡Supongo que debo ser más listo de lo que yo mismo pienso!

—Seguro, sí —asintió Dante—. Después de todo, ¡mira cómo los has confundido a todos! Es como si cada decisión de a quién matar hubiese estado super calculada, ¿no?

—Hmmm, bueno, ¡el proceso de elección no ha sido sencillo! —aseguró Alpha, alegre y sonriente—. Estaba tan indeciso al principio, ¡que decidí usar la misma técnica cada vez, una infalible, que me ha llevado a esta victoria!

—¿Ah, sí? —preguntó Dante, interesado, cabeza ladeada—. Y… ¿cuál ha sido, si puedo preguntar?

—Está bien, te lo diré, ¡pero es mi secreto, guárdamelo! —tras hacer una pausa dramática, Alpha procedió a explicar su táctica de elección de víctimas infalible.

Dante, desde luego, no olvidaría jamás esa estrategia. Porque, probablemente, era la última estrategia en la que habría pensado.

—¡Atento! ¡Mi estrategia ha sido… esta! —y, rítmicamente, comenzó a mover la mano, con el dedo índice señalando al aire, de un lado a otro—. ¡Pito, pito, gorgorito, donde vas tú tan bonito, a la casa de mi abuela, pim, pom, fuera!

… sin duda, una estrategia magistral, ¿eh?