One-shot de Pokémon - Los chistes de May...¿Ley?

May estaba sentada en una de las mesas del club de mala muerte de la ciudad, no era que frecuentara esos lugares de vicio ni nada por el estilo pero un pajarito le había informado que era el mejor lugar donde podía festejar su victoria.

Sólo que ese pajarito en realidad era como un Fearrow electrocutado y chillaba peor de que Loudred y en realidad le caía mal… Ni siquiera sabía por qué le seguía haciendo caso.

Antes de irse viendo que una mala idea, vio a Solidad y Drew entrar, pronto se sentaron junto con ella en la mesa.

—Chicos, ¿qué hacen aquí?

—Espera, ¿qué haces tú aquí? —Cuestionó Drew.

—¡Yo no sabía que este era uno de esos lugares, lo juro!

—Eh, no, me refiero a qué haces aquí abajo, ¿no deberías estar en el escenario ya?

—¿Pero de qué hablas?

Solidad le entregó un papel que decía que hoy habría una presentación especial a cargo de May y que habían ido a darle apoyo moral y primeros auxilios (porque muy seguramente iba a salir con un pedazo de vidrio incrustado en la cabeza). Antes de que pudiera decir algo, se apagaron las luces de la parte baja y se encendieron los reflectores.

—Ooooh Yees! Ya llegó la reina de Hoenn, la única y fabulosa… ¡Mayley!

Sí, otra vez se había puesto el ridículo atuendo que usó en su presentación durante el Gran Festival y las reacciones no se dejaron esperar.

—¡Qué asco! —Gritó Drew.

—¡Qué pena! —Chilló May mientras se tapaba la cara de vergüenza.

—¡Qué piernas! —Murmuró Solidad. Los chicos sólo se quedaron viendo con cara de: ¡qué gustos tan malos los de esta pobre mujer!

Recibió un par de chiflidos coquetos, albures y un “hazme un hijo” de parte del Profesor Oak, pero nadie le dijo nada al viejo senil porque hasta los más perspicaces tenían problemas para saber si lo que estaba sobre el escenario era un chico, una chica o un pokémon muy deforme.

—Me encanta recibir su atención, besitos a todos, otras cosas las recibo después de las diez de la noche —dijo guiñando un ojo; May no entendió a qué se refería mientras que Drew deseaba ser el sujeto abusivo y golpeador que era en la mitad de las historias que escribían sobre él en internet—. En fin, esta noche no se trata de mi… bueno, sí… pero hoy he venido a divertirlos a todos… divertirlos con chistes sobre la enana de May.

—¡Tú eres el chiste, Harley! —Gritó Jessie desde su mesa mientras James y Meowth le hacían segunda… y siguieron riendo hasta que Banette apareció tras ellos usando su ataque de rayo y mandándolos a volar.

—¡Vaya, pero qué explosivo está el público el día de hoy! —Se oyeron al fondo un par de risas grabadas como en esos shows de los 90— A ver. Estaba May ayudando a cocinar a Cilan y el chef le dice: “May, pásame las agarraderas” y ella le pregunta cuáles y le responde que las de silicona. Entonces ella se enoja y le dice “Pero que son naturales, carajo”.

Se oyeron unas carcajadas en la mesa donde se encontraban las chicas; Misty, Serena , Iris y Dawn que ya antes le habían preguntado a la coordinadora dónde se había operado.

—¡Envidiosa! —se oyó un grito más a la izquierda, se trataba de Zoey que ya tenía un par de tragos encima.

—Cállate que tú tampoco tienes, pero a ti qué te preocupa si no las quieres sobre ti sino “sobre” de ti —Zoey dejó de reír mientras se tomaba otro trago muuuuy lentamente—. Y bueno ya que estamos hablando de implantes, esas bolsas de aire no se las puso un cirujano… ¡Se las puso un mecánico!

Varios de los conocidos de May se estaban intentando aguantar la risa pero no pudieron, ella estaba entre hundirse en la depresión más profunda o correr a casa a echarse un maratón de Mirai Nikki para aprender cómo clavarle un cuchillo en el pescuezo.

—May pasa tanto tiempo diciendo que soy un cabeza hueca —no, ya no pensaba que sólo era un cabeza hueca sino que era TODO UN HIJODESU— porque claro, ella es la voz de la experiencia.

Esta vez sólo se oyeron las risas pregrabadas.

—Humm… vaya, qué rápido evolucionaron de TentaCOOL a TentaCRUEL. ¿Por cierto, saben en qué se parece una medusa y esa enana?

—No jodas Mayley, el horario para adultos es hasta dentro de dos horas —reclamó Brock que conocía perfectamente los horarios del lugar…

—Urgh —refunfuñó la vestida— bueno de todos modos la bola de mocosos aquí no iban a captar la referencia. A ver uno que sus cerebritos de medusa si van a captar. May es tan tonta, pero tan tonta que durante los descansos se compra zumos y se los queda viendo como veinte minutos porque en la etiqueta dice “concentrado”.

Esta vez el que se rió era Ash porque era un chiste tan básico que entonces sí le entendía.

Esa era la gota que había derramado el vaso y ella no le iba a dejar pasar semejante humillación, pensaba en llamar a Blaziken y quemar todo el lugar pero antes de poder hacer algo, fue Drew quien le puso una mano en el hombro.

—Esto es asquerosamente demigrante pero no puedes desquitarte usando la violencia, no te rebajes a caer en su nivel, piensa en algo que pueda ser más efectivo.

—¿Pero qué podría usar?

—Harley es de la clase de personas que ama llamar la atención, podrías intentar eso a tu favor.

La castaña pensó y pensó hasta que halló un plan. Recordó que un viejo amigo suyo le había comentado algo de ese lugar, así que se acercó a él para decirle un par de cosas, este escuchó atentamente su plan y aceptó colaborar.

—… Y entonces ese día yo le dije…

—¿Chicos, quieren un chiste verde rápido? ¡Una lechuga verde en moto! —contó Brock alzándose de su lugar, era un chiste malísimo pero por alguna razón todo mundo se comenzó a reír.

—¡Óyeme, tarugo, YO soy quien está contando los chistes! —Gritó Harley bastante cabreado por haber sido interrumpido.

—Entonces Ricky Martin dice: “Mi coche es una experiencia religiosa” y el señor le pregunta por qué y le responde “Cada mañana rezo para que arranque” —y todo mundo estaba que se moría de la risa medio ahogándose en sus asientos.

—¿¡Es que todos están locos!? ¡Ni siquiera fue gracioso! —Haber dejado de ser el centro de atención lo estaba matando.

—¿Qué problema hay en comprarse un bumerán nuevo? Que hay que tirar el viejo, y tirar el viejo, y tirar el viejo... —El público estaba estallando, se oían aplausos y chiflidos, pronto le lanzaron rosas, números de teléfono y tangas.

—¡Argh! ¡Son todos unos idiotas! ¡Ya me vengaré de esto! —Exclamó antes de salir echando chispas.

El show concluyó con la ovación del público y un abrazo de la chica a su viejo y algo pervertido amigo, que por cierto se quedó hasta bien tarde en el local y May no quiso descubrir la razón de ello.