Los buenos amigos jamás se olvidan

Tema en 'Literatura experimental' iniciado por Fernandha, 20 Diciembre 2012.

  1.  
    Fernandha

    Fernandha Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

    Acuario
    Miembro desde:
    17 Agosto 2010
    Mensajes:
    3,169
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Los buenos amigos jamás se olvidan
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2484
    Número de palabras: 1,373
    Tipo: One-shot / Capítulo único
    Texto: Self-insert
    Para: Batalla entre el foro de Ciberliteratura y el foro de Vocaloid
    Organizadora: @Shani

    Los buenos amigos jamás se olvidan

    Me levanté con pereza y observé el reloj: las siete de la mañana de un sábado. ¡Sábado! ¿Por qué mierda me tenía que levantar temprano?

    …Y lo recordé.

    Levanté mis manos para estirarlas, haciendo movimientos circulares con éstas, realmente mi cuerpo estaba entumecido; ir a una fiesta y tener un descanso de dos horas no era algo que mi cuerpo agradecía con entusiasmo. Mi celular sonó, de mala gana gruñí un poco antes de acercarme para leer el mensaje recibido.

    Adrián, 7:00am:
    ¿Aún dormida? ¡Pero que floja me salió la niña! ¬¬

    Ladeé mi cabeza de un lado al otro, intentando controlar la poca abrumación que sentí cuando recorrí las cortinas para ver el sol.

    Fernanda, 7:05am:
    Shéeee, muy floja. Me hubiera venido antes de no ser por ti, Animal desconsiderado. :'O

    Envié el mensaje y me dejé caer en la cama.

    Maldita pereza, sal de este cuerpo trabajador me burlé antes de abrir los ojos de reiterada manera y salir en dirección al baño para arreglarme. Tenía un compromiso con mis amigos, quería pero no debía faltar.

    Bostecé varias veces, tenía hambre. Mi estómago rugidor era prueba indudable de ello; el celular comenzó vibrar nuevamente.

    Casi gruñí por lo bajo, sujeté mi cabello en una coleta y lo tomé mientras bajaba las escaleras.

    Adrián, 7:15am:
    ¡Uhhhhhhhy! Fue Juampa el que lo dijo, ¡yo sólo me quedé para ver! e.e

    Fernanda, 7:16am:
    ¡Cómo no! Molina, Juampa y tú son la peor combinación. En mi vida los vuelvo a dejar juntos y cerca de las bebidas, sólo Dios sabe la clase abominación que pueden hacer. °^°

    Revisé el refrigerador.

    Genial, no hay nada murmuré mientras tomaba mi celular.

    Adrián, 7:18am:
    ¡Espera! Que al abrir las botellas de refresco éstas se hayan vuelto locas y salpicado a la mayoría no quiere decir que nosotros tuviésemos algo que ver. Y de ser así: ¡Culpa a la Mula! Si bien él fue el creador de todo ése retorcido plan. D:

    Escribí en una hoja “Salí a la despedida –Fernanda-” y partí de ahí.

    Fernanda, 7:24am:
    ¿Estamos hablando del mismo Molina, Animal?, ¿de la misma Mula que no puede ni siquiera intentar resolver un problema matemático? ¬,¬U

    Afuera me encontré a Juampa en su bicicleta.

    ¿Lista, princesa? me sonrió.

    ¿Se tiene que estar lista para esto, Juampa? susurré casi triste.

    Anda, vamos. Todo estará bien, lo volveremos a ver y será el mismo Animal retorcido que todos conocemos se acercó y me abrazó. En las vacaciones estará por acá y aunque no sea lo mismo es mejor que nada. ¿No, preciosa?

    Le sonreí.

    Quizá tengas razón me solté y caminé hasta su bicicleta. Años que no me subo a una reí, ¿te importaría ser el piloto?

    Mi celular vibró.

    Por supuesto.

    Suspiré y me subí a la parte trasera de ésta. Había sido una idea genial vestir pantalón.
    Tomé mi celular.

    Adrián, 7:27am:
    ¿Juampa entonces? x’D

    Sonreí y Juan Pablo se dio cuenta.

    ¿Platicas con él? me dijo, yo sólo asentí. Eso es bueno, mándale saludos de mi parte y dile que ya vamos para allá.

    Me abracé más a él cuando sentí que me caía por un tope mal cruzado.

    Tú trata de manejar, yo le digo reí.

    Fernanda, 7:32am:
    Serás tonto, Animal. X’D Pero por eso te quiero <’3 Por cierto, Juampa te manda saludos.

    Adrián, 7:35am:
    También te quiero, princesa. La Mula ya llegó~

    Suspiré. Llegamos a su casa.

    ¡Hola, Fernanda! me saludó Lorena, la madre de Adrián. ¡Pero Juan Pablo, has crecido tanto! y mi amigo rió. Respondimos al ferviente saludo de la señora.

    Bajamos de la bicicleta y nos encaminamos a la habitación de mi amigo, Juampa me sujetó de la mano cuando cruzamos los pasillos.

    La casa se sentía tan sola, no había ningún recuadro colgado. Los muebles habían desaparecido, sólo eran habitaciones y lugares cobijados por una pintura un tanto debido al tiempo mugrosa.

    —¡Dios! susurré con una fingida sonrisa, me estoy poniendo tan sentimental.

    Tranquila, preciosa me dijo, acariciando mis nudillos con su mano que me sujetaba.

    Es lo que intento desde que me enteré le dije sin poder evitarlo. Simplemente no me puedo hacer a la idea.

    Nos detuvimos, más que nada porque Juan Pablo se detuvo. Me besó la frente y yo sonreí sin ganas.

    Cuando entremos a esa habitación quiero que lo maldigas como a nadie, que lo abraces y te despidas bien, Fernanda. Golpéalo, que unos buenos moretones se ha ganado rió con desgano, a él tampoco le motivaba mucho la idea de verlo partir. Ya sabes, ni que se fuera a morir… s-sólo ya no estará con nosotros, ¿vale?

    Asentí.

    Prontamente llegamos a la que era su habitación; golpeé la puerta tres veces.

    Pase se escuchó de adentro.

    La puerta se abrió y lo vi. Me solté de la mano de Juampa y me quedé ahí, en el marco de la puerta mientras mi amigo ingresaba a saludar.

    Creí que nunca llegarían, hombre le saludó Molina.

    ¿Y perderme el show? burló Juan.

    Sí, sí. Hola a ti también murmuró un desganado Adrián mientras me miraba.

    H-Hola saludé intentando caminar sin tropezar.

    Quería despedirme de él… ¡de verdad lo deseaba! Pero verlo ahí, verlos a todos ahí no hizo más que sensibilizarme más. Sin más nada me abalancé hacia él y lo abracé… llorando.

    Eres un estúpido animal le dije.

    También te quiero, princesa me dijo mientras me abrazaba.

    Y la habitación se sumió en un silencio incómodo. Silencio que duró muy poco.

    ¡Eh! gritó Molina. No hay que ponernos a llorar, las despedidas nunca son fáciles pero nos volveremos a ver, ¿o no León?

    Cierto, Mula concedió Juampa. Vamos Animal, dile lo que nos dijiste sonrió.

    Adrián suspiró.

    Saben romper los mejores momentos, bestias carcajeó con levedad.

    Cuenten el chiste sonreí.

    Estaremos separados por unos cuantos kilómetros comenzó él, tratando de ponerse serio, ya sabes. Nunca fui bueno con eso de la distancia y yo sonreí mientras me separaba para tomar asiento en la cama, s-sólo quiero… ¡Dios! gruñó divertido. Yo no soy Jairo las lágrimas amenazaban con salir, nunca lo seré ¡y no sabes como me alegro de no ser ése bastardo cabrón! hice una mueca y reprimí unas cuántas lágrimas. Sólo quiero que sepas que sin importar dónde esté siempre seguiremos siendo amigos, Fer.

    Sentí que Molina me abrazaba, me recargué en él.

    Somos unas bestias prosiguió y tú eres nuestra Princesa. Así ha sido desde que éramos unos críos, mujer Juan le colocó una mano en el hombro, dándole apoyo. Nada de eso cambiará, sólo que ahora León y Mula estarán más cerca de ti que yo, vendré en las vacaciones… entre semana si se me es posible sonrió con sinceridad.

    Yo asentí sin decir nada.

    —C-Claro que si un idiota te hace algo sólo dime su nombre y yo le parto la cara por ti —sonreí ante sus ocurrencias.

    —Te quiero Adrián —le dije—, confío en tu palabra —sonreí y lo abracé.

    —¡Oh vamos! —dijo Molina—. ¡Joder, no quería llorar!

    —Los hombres lloran —habló Juampa—. Así que sí te lo permito, adefesio mal hecho.

    Y reí, con ganas… con sinceridad, mientras mis amigos se unían al abrazo y nos tumbábamos en la cama entre risas.

    Después de eso Lorena vino y entre foto y foto se despidió de nosotros, al igual que Adrián. Ambos subieron al coche y partieron.

    Bonita navidad gruñó Molina.

    Vamos, vamos Juan intervino. ¿Qué tal si vamos a comer, después vamos al centro comercial y escogemos algo que mandarle al Animal por navidad? sugirió.

    Que bueno que tengo dinero sonreí.

    No, no, no sonrió Mula. Nosotros, como buenas bestias pagamos la comida y tú sólo cooperas mínimamente para un regalo.

    Suspiré divertida.

    Los quiero, mis bestias.

    Y nosotros a ti me abrazaron.

    Después, Juampa tomó su bicicleta. Y ante los regaños de Molina terminé subiéndome en ella sin pedalear, siendo empujada por mis amigos, hasta el centro comercial.

    Saqué mi celular y escribí un corto mensaje.

    Fernanda, 11:52am:
    Espero que tengas un gran viaje, Adrián. Sé lo mucho que te gustan los aviones.
    Cuídate mucho.

    Te quieren.

    Tus amigos <3

    Después de todo, nos volveríamos a ver ¿no? Después de todo, los buenos amigos jamás se olvidan.
     

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso