Loba El sonido de gimoteos en la privacidad de la enorme biblioteca de Central era inusual a altas horas de la noche con las puertas selladas. El tétrico silencio obligatorio se perdía entre gemidos suaves de dolor de una dama de castaños cabellos sentada en una silla apartada en un rincón oscuro del pasillo. En su mente resonaban pensamientos reprimidos que días atrás había dejado salir. Sonrisa astuta, ojos avellana y rubio cabello; un hombre, que la hacía actuar con lujuria en sus más bajos instintos. Una loba en la intimidad dispuesta a todo pero un ciervo frágil a las circunstancias. La enamoró, la atrapó como un cazador a su presa; y la dejó caer a pedazos en su tristeza. Un hombre con dueña; cuyo corazón nunca le pertenecería… cuyos ojos solo irradiaban hambre por su piel de seda. Sheska lo sabía; Edward nunca sería suyo por completo pero al menos una parte de él, le pertenecía. Un ciervo cegado de amor cayendo a pedazos cada día; pero al menos, en las noches con Ed una loba disfrutando del cebo.