de Inuyasha - Lo que siento por él (SessXRin)

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por Asurama, 23 Septiembre 2010.

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    Asurama

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    Lo que siento por él (SessXRin)
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    Lo que siento por él (SessXRin)

    Vine a la universidad desde un pueblo pequeño. Todo me resultaba nuevo y excitante, pero también me causaba cierto temor. Yo no conocía a nadie y, debido a que en mi niñez me molestaban mucho, tenía miedo de relacionarme con los demás por miedo a que pudieran traicionarme o lastimarme. No quería arriesgarme a sentir más dolor del que mi corazón herido fuera capaz de soportar.
    Las burlas y los empujones eran algo común cuando era pequeña. Nunca había podido superar aquel trauma. De niña, solía pelear mucho e intentar defenderme, pero hubo un momento en el que me cansé de pelear. Sí, decidí que no lucharía más, que no respondería a nada. Tal vez fue un gran error, porque la vida es una constante lucha y no luchar equivale a morir. Tal vez, en lo más profundo de mi corazón, deseaba la muerte.

    Era común que yo atravesara por profundos cuadros depresivos debido al estrés cada vez que cambiaba de colegio o si me mudaba. Ahora, estaba sola y mi estrés llegaba a un punto en el que incluso había pensado en suicidarme para acabar de una vez con todo. En esos momentos, no me daba cuenta de que podía llegar a herir a mucha gente si decidía sin más acabar con mi vida. El suicida es naturalmente egoísta, si se puede decir que un suicidio es “natural”.
    Ahora que lo pienso, suicidarse está mal. No es una “forma de vivir” ni un “derecho”, ni mucho menos. Suicidarse es sencilla y llanamente una forma de morir, una forma de hacer daño. Y nadie tiene derecho a hacer daño. Claro que en esos momentos no lo veía y todos los que se oponían a mí, yo los veía como enemigos. Nunca llegué a hacerme heridas graves, pero sí autolesiones. De todos modos, intentaba ocultarlas bien para no asustar a nadie y terminaba avergonzándome de esas heridas.

    Mi corazón siempre había sido demasiado sensible. Tendía mucho a confiar en la gente y aferrarme en seguida a ella, aún cuando no los conociera bien. Era como una necesidad estar con alguien para poder vivir. Necesitaba motivos que me demostraran que valía la pena seguir luchando. Pero me desilusionaba con la misma rapidez. Como la mayoría de mis compañeros eran varones, tendía a fijarme demasiado en ellos y lo peor era que no podía ocultarlo. Ellos solían malinterpretar mis muestras de afecto y trataban de pervertirme. Además, me sentía blanco de la envidia de mis compañeras mujeres. No era raro, entonces, que cada vez me fuera aislando más y metiéndome dentro de un caparazón blindado para que nadie se atreviera a herirme. Creí que así estaría a salvo, pero me equivoqué. Al encerrarme, me exponía a mi mayor enemigo: yo misma. Sí, esos ataques externos no eran más que un producto de mi imaginación y mi falta de confianza. La situación era peor cuando me daba cuenta de que me había vuelto misántropa y tenía una grave fobia social.

    Las cosas dieron un giro brusco cuando lo conocía él. Era frío, altivo, controlado y muy inteligente. Era el mejor de la clase. Se llama Sesshoumaru. Al principio, no lo veía más que como otros compañeros de clases, de vez en cuando, nos reuníamos a estudiar junto con los demás. Pero a medida que fue pasando el tiempo, descubrí lo increíble que él era. Pero yo me sentía demasiado débil e inferior a su lado, me sentía como un vil insecto, no creía estar a su altura y mucho menos pensaba que llegaría a fijarse en mí. Pero sucedió.

    Me visitaba a menudo, con cualquier excusa, charlábamos un rato de cosas varias, estudiábamos los dos solos, tomábamos algo en una cafetería o salíamos a caminar. Cuando le preguntaba qué quería comer o beber, él solo asentía y decía que consumiría lo mismo que yo. A veces quería pellizcarme, porque no sabía si se trataba de algo real o si solo despertaría en mi cama para descubrir que había sido un sueño.
    A veces, deseaba que él fuera un poco más expresivo, pero eso era pedirle demasiado, ya que no condecía con su forma de ser. Él siempre se mostraba solícito y dispuesto a ayudarme en lo que fuera y mostraba preocupación por mis cosas.
    Yo, sin embargo, seguía sintiéndome insignificante a su lado. Además, no me sentía lo suficientemente fuerte como para poder estar con él así que, en un acto de inmadurez emocional, comencé a tratarlo de forma esquiva y brusca y así conseguí que nunca volviera a visitarme. Quería sentirme aliviada, pero aquello sería mentirme a mí misma. En realidad, me sentía triste de haberme quedado nuevamente sola, decepcionada de mí misma, odiándome. ¡No podía haber tratado tan mal a alguien tan bueno! ¿Cómo había podido? Yo no competía con él, yo no le odiaba… ¡aquello no era cierto! ¡era una vil mentira!... una mentira cruel…
    Mi miedo fue más fuerte que lo que sentía por él y había permitido que me dominara. La confusión me había hecho tomar una mala decisión. Sin embargo, no tenía el valor de decirle la verdad y pedirle disculpas. Reconozco ahora que aquel fue un gran error.

    Poco tiempo después, reprobé un examen y volví a caer en un pozo depresivo. No tenía nada a lo que asirme para seguir luchando y me dejé ir a la deriva. Desde entonces, no volví a la universidad. Desaparecí. Por dos años. Sin embargo, todas las cosas que sentía y deseaba seguían en mi corazón como brasas candentes esperando ser removidas para reiniciar un fuego. Y yo no podía apagarlas. Me aislé completamente del mundo y en todo ese tiempo, sufrí. Sufrí porque estaba sola y no tenía el valor de volver a ver a nadie. Tenía miedo de lo que fueran a pensar de mí, sin saber que en realidad muchos me admiraban y apreciaban. Sin embargo, nunca llegué a saber qué pensaba él. Tal vez también me apreciaba… pero mi miedo había sido más fuerte.

    Anoche, hubo una tormenta muy fuerte. Había truenos, relámpagos, un viento muy fuerte y un terrible aguacero. Yo estaba sola e incómoda, revolviéndome en la cama sin poder dormir. Asustada. Nunca deseé tanto tener a alguien que me abrazara para así no sentir frío.
    Anoche soñé con él. Soñé que yo regresaba a la universidad, que nos encontrábamos y nos abrazábamos con fuerza. Por primera vez, en aquel sueño, no tuve miedo de nada. En ese sueño le decía todo lo que sentía por él. Que siempre me había gustado, que era una gran persona, que yo había sido cobarde y que sentía mucho haberlo tratado mal. Y que lo había extrañado mucho, que nunca había dejado de pensar en él.

    Desperté y sentí deseos de cumplir aquel sueño. Decidí que no importaba cuánto miedo tuviera, que debía intentar cumplirlo ¡había sido n sueño tan dulce, tan ameno, tan tentador! ¿Pero cómo lo haría? ¿Y si me había olvidado? ¿y si me odiaba? ¿y si le gustaba otra persona? ¿y si no lo encontraba?

    De nuevo el miedo se hizo presente, me arrojé en la cama y lloré con fuerzas. Pero decidí que, sin importar qué tanto miedo tuviera, debía armarme de valor y, al menos, intentarlo.

    Me di un baño para despejarme, me puse la ropa más bonita que tenía, metí mis libros en la cartera, tomé un paraguas y caminé las calles que me separaban de la universidad, sin dejar de darme fuerzas, como si estuviera escalando una montaña.

    Cuando llegué, comencé a recorrer todo el edificio, sin ver a nadie conocido. Hasta que, de pronto, una muchacha que estaba hablando con otras personas volteó a verme con rostro sorprendido. Al principio no la reconocí. Kagome. Estaba tan cambiada.

    —¡Rin-chan! ¡Volviste! ¿En dónde habías estado?

    Ella era ayudante de cátedra y sentía especial afecto por mí. Hablé con ella con toda confianza y le conté muchas cosas, pero no le dije que había ido con el solo propósito de buscar a Sesshoumaru. Aún así, ella me dijo que el solo hecho de regresar demostraba la gran cantidad de valor que había necesitado. Me sentí mejor, pero no pude evitar llorar. Ella no sabía nada de él. Tal vez, me había ido allí en vano, tal vez no lo encontraría. Me despedí de ella y me senté en un pasillo. Él no estaba.

    Escondí mi rostro entre mis manos y me puse a llorar en silencio.
    —Él no está.

    —¿Rin-chan? —cuestionó una voz a mis espaldas.

    Me erguí sorprendida y volteé. Era él, no estaba soñando, de verdad era él.

    —¿Sesshoumaru? —salté del asiento y lo abracé, restregué mi cara contra su pecho y le sonreí—. Te extrañé mucho.

    Él me sonrió y me preguntó cosas pero no pareció darse cuenta de lo que yo realmente quería expresarle. Esa repentina frialdad me desconcertó. Claro, yo estaba olvidando quién era él.

    Le hablé de algunas cosas, le di mi número de móvil y me pegué a él sin importarme que toda la población estudiantil pudiera estar mirándome. En ese momento no me importaba nada, me sentía como flotando en una nube. Sin embargo, volvió a fallarme el valor para decirle las cosas ¿Qué hacer?
    Lo acompañé con toda la humildad, pero me asustaba el hecho de que tal vez ya no sintiera nada por mí...
     
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    Lucy Nyu

    Lucy Nyu Lectora y amante de las buenas historias ❤

    Aries
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    Re: Lo que siento por él (SessXRin)

    hola hola!!!! wiiiii creo q soy la primera en postear :D
    Bueno, esta bonito como inicia la historia, pero rin me parece q es demasiado sensible o es emo u.u No se pero eso me parece. Me gustaría saber que es lo que hará Sesshy ahora que se reencontró con Rin. Volverán aquellos sentimientos o será algo completamente diferente???? Bueno, solo tu lo sabes xD
    Pon la conti pronto si lo sigues ^^
    Bye!!!! :rosa:
     
  3.  
    sangura

    sangura Entusiasta

    Acuario
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    Pluma de
    Escritora
    Re: Lo que siento por él (SessXRin)

    O.O me guto mutcho, lo malo es que es un One-shot, si no lo fuera te pediria la conti, es que se quedo super padre.
    Es pero y Sesshy siga enamorado de ella o con el mismo interes que antes en fin me encanto.
    Espero la continuacion del otro xD
    Nos leemos luego.
     

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