Lo que los libros no pueden enseñarte

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Poikachum, 5 Julio 2016.

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    Poikachum

    Poikachum Gurú Comentarista empedernido Usuario VIP

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    Título:
    Lo que los libros no pueden enseñarte
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    1001
    Este es uno de mis muchos escritos que he estado manejando en sucio en el ordenador y que creo que ha llegado la hora de subirlo al foro. Además, se acercan mis vacaciones y tendré más tiempo para subir capítulos ^^. Espero que disfruten la historia.

    Prólogo

    Sam es un estudiante de 18 años que ha accedido recientemente a una de las universidades más prestigiosas. Su estatura es mediana, de 1'72 más o menos, su complexión delgada pero algo musculada le ha ayudado a ser bueno en los deportes. Su pelo corto, sus ojos márrones junto a su actitud algo fanfarrona hacen de él un chico algo extraño. Sin embargo, los estudios se le dan bastante bien aunque podrían ser mejores si se esforzara más. Su madre esta en el extranjero, su padre es algo estricto y su tía vive con ellos dos dado que esta divorciada y prefiere estar así durante un tiempo.

    En clase se junta con una chica llamada Lorena, algo bajita de estatura, pelo rubio, ojos negros, una complexión delgada y una personalidad amable y tierna pero también tiene mucho carácter. Por otra parte esta Juan, mejor amigo de Sam quien es el más alto de los tres, es bastante bromista, tiene el pelo castaño, una mirada que inspira confianza y sobretodo una fuerte musculatura.

    Ese día de universidad supuso un cambio en la vida del joven Sam. La nueva profesora de Economía ha llegado a clase, una mujer alta, con un bello cuerpo, con gafas, pelo largo hasta la cintura, de color negro, lleva unos pantalones algo ajustados, una camiseta blanca por dentro y una fina chaqueta negra. Deja los libros en la mesa y se pone en el centro de la clase.

    —Mi nombre es Eva Sermar, soy su nueva profesora de Economía debido a la baja del anterior profesor por enfermedad—Anuncia ella con un tono tajante.

    En cuanto la escuchan, los alumnos se imaginan aguantarla todo el curso y saben que va a resultar muy duro. Durante una hora y media, la profesora les explicó cuales son sus métodos, que van a aprender y una charla sobre introducción a la economía global del mercado.

    Por suerte, la campana suena haciendo que los alumnos esbocen una sonrisa de alivio. Esa primera clase les ha durado una eternidad. La profesora se despide mientras carga en sus manos unos libros.

    —Esto va a resultar muy duro—Se queja Sam apoyando su cabeza en la libreta.
    —A mi me ha gustado—Dice Lorena con una sonrisa.
    —Demoslé un voto de confianza—Sugiere Juan.

    Mientras tanto, la profesora Eva se encuentra con su compañera de profesión Saray. Tanto ella como su amiga, habian estudiado en el mismo colegio pero en diferentes cursos debido a la edad. Eva tiene 25 a punto de los 26 mientras Saray tiene 29, una mujer bastante guapa, con el pelo corto, rizado y rojizo. Es de estatura baja cosa que provoca que los alumnos no la tomen en serio. Pero tiene mucho más carácter que su amiga.

    —Tu voz se escuchaba desde nuestra aula, deberias calmarte, solo es tu primer día—Comenta Saray mientras da un sorbo al cáfe.
    —Los alumnos deben tomarse esto en serio,además algunos no paraban de mirarme el trasero—Se quejaba mientras daba vueltas al líquido con la cucharilla.
    —Es normal, tienen a una profesora muy guapa—Rie ella dado que la conoce y sabe como se pone con este tema.

    Eva le lanza una mirada para luego soltar un suspiro.

    El resto de clases transcurrieron con normalidad, todos los alumnos de horario de mañana abandonan la universidad. Eva también lo hace debido a que afortunadamente solo tiene tres clases, el resto de la semana dos. Sin embargo se encarga de hacer otras actividades para la universidad como reuniones y talleres entre otros.

    Sam ya ha llegado a la puerta del patio, vive en un bloque de apartementos bastante amplio. Cuando llega a su piso puede ver que hay varios trabajadores cargando cajas y utensilios. Al parecer estan terminando la mudanza del piso de al lado suya.

    —Hola, soy el nuevo vecino—Saluda un hombre algo regordete desde la puerta.

    Sam le devuelve el saludo y se presenta.

    —Eres estudiante, vaya pareces más joven. Por cierto, mi nombre es Gabi—Dice el hombre.

    Lleva el pelo corto, rubio, unos ojos negros y una actitud de momento bastante amable.

    —Cariño, ya estás aqui—Sam se gira y no puede creer lo que ve.

    Nada más y nada menos que su profesora Eva quien pasa de largo y entra en la casa.

    —Disculpala, es algo borde, bueno, nos vemos—Se despide el hombre.

    Sam entra en casa y deja la mochila en su habitación. Luego se tumba, por alguna extraña razón se siente cansado y poco a poco empieza a dormirse.

    Cuando cae la noche, todo esta tranquilo. La mudanza ya habia acabado en casa de Eva quien se encuentra con su marido en el sófa.

    —Ya te he dicho que no, aún no estoy preparada—Dice ella mientras se siente intimidada.
    —¡Tienes 26 años!—Se queja el hombre dando un golpe al sófa.

    Este se levanta y lleva sus manos a la cabeza.

    —Puedes irte con esa mujer—Balbucea la joven mientras sus manos le tiemblan.

    Era lo que le faltaba.

    —¿Cuantas veces vas a recordarmelo?—Gruñe el hombre.

    Se dirige a la nevera y saca una cerveza, luego se marcha dando un portazo. Eva empieza a llorar mientras sus manos cubren su rostro.

    Tras un rato llorando, logra tranquilizarse, toma aire para luego ir al lavabo a limpiarse la cara. El agua fria hace que se sienta un poco mejor.

    Por su parte, Sam ya ha terminado de cenar y ahora se encuentra viendo una peli en su habitación. Cuando en la pelicula surge una escena subida de tono. Entonces en su mente aparece la imagen de su profesora cosa que le hace sonrojarse.

    —¿En qué demonios estoy pensando?—Se pregunta mientras trata de borrar esa imagen.


    Fin del Prólogo


     
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    FXoZ

    FXoZ Cronista temporal

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    El prologo me ha gustado mucho. En sí me imagino como va a ser la historia, y te digo que no hace falta que vallas presentando cada personaje conforme aparece puesto que pienso que es mejor que se deje llevar a la mente.

    En cuanto al escrito, veo que está muy bien. Te felicito, espero que pronto subas el primer capítulo.
     
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    Myriel Iniciado

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    Hola, pasaba por aquí y me paré a leer tu historia.

    Comienza bien, a mi parecer, aunque quizás algo rápido. Escribes limpio y muy bien, ¿te has planteado alargar un poco más las escenas? O las situaciones, las descripciones... Creo que no es necesario describir al pie de la letra como se ven los personajes, quizás podrías probar a soltar algún rasgo o curiosidad del personaje poco a poco, por ejemplo:

    En lugar de esto:
    Lleva el pelo corto, rubio, unos ojos negros y una actitud de momento bastante amable.

    Algo así:
    Su peinado era corto y rubio, el cual hacía que sus ojos negros destacaran aun más sobre su tez haciendo que parecieran penetrantes. Aún así su actitud amable lograba confundirte ante el contraste de su mirada, etc, etc..

    Es un pequeño ejemplo que quizás te ayude a inspirarte, puesto que una descripción menos directa y más insinuante siempre suele ser más atractiva para los lectores y dejar que ellos puedan crearse una imagen de tu personaje tambien.

    También he observado que te haces un pequeño lio con los tiempos en algún momento. No te preocupes, eso nos pasa a todos/as cuando intentamos contar una historia. Siempre es más sencillo el presente pero el pasado sigue siendo necesario.
    Te recomiendo que escojas en que tiempo escribirlo, aunque personalmente creo que en pretérito es más cómodo narrar y así los diálogos suenan mejor:

    —Esto va a resultar muy duro—Se quejaba Sam apoyando su cabeza en la libreta.
    —A mi me ha gustado—Dijo Lorena con una sonrisa.
    —Demoslé un voto de confianza—Sugirió Juan.


    Y bueno, por lo demás me ha gustado mucho :) así que me seguirás teniendo por aqui como lectora ^^

    Suerte.
     
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    Fushimi Natsu

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    ¡Hola! Me gustó mucho el título y ya viendo el prólogo también puedo darme una idea de cómo irá la cosa, mas estoy segura de que me llevaré algunas sorpresas :D

    Estoy de acuerdo con lo dicho de FXoZ y Myriel en cuanto a la descripción de los personajes. En lugar de dedicarle a cada uno un párrafo enumerando todas sus cualidades físicas y demás, mejor juega con esos detalles dejándolos aparecer en medio de la narración tal y como te lo mostró la user Myriel. Así queda más llamativo, ayuda más al lector a imaginarlo y no se hace tan tedioso al leerlo.

    Con lo de la mudanza, me imaginaba que se trataría de la nueva profesora, ¡pero jamás me imaginé que ella pudiera estar de pareja! Aunque ya se ha demostrado que lo suyo no va muy bien y que Sam podría llegar a ser un gran apoyo para Eva, ¿verdad?

    ¡Por cierto, tienes un error en el título! El sujeto de la oración está en plural, por tanto, el verbo debe abarcarlos. Lo que los libros no pueden enseñarte. Seguro fue un dedazo, pero estaría bien que lo corrijas.

    Bien, estaré esperando por la continuación. ¡Saludos!
     
    Última edición: 23 Julio 2016
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    Poikachum

    Poikachum Gurú Comentarista empedernido Usuario VIP

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    Tras la espera llega el capítulo, espero que les guste y comenten que les parece ^^


    Capítulo 1: Las apariencias engañan




    La mujer se despierta con el sonido del despertador, mira a su lado, estaba sola en su cama. Se levanta y marcha al comedor donde encuentra a su marido durmiendo en el sófa desprendiendo una peste a alcohol, descamisado y en mala postura.




    Ya habian pasado muchas veces por lo mismo, ella no se sentía preparada para mantener relaciones en la cama y era algo que frustraba a su hombre.




    — Aguanta Eva, poco a poco serás capaz— Se decia ella misma mirándose al espejo.




    Más tarde en la universidad, la mujer se encuentra impartiendo lecciones a sus alumnos de manera más estricta que el día anterior. Muchos de ellos no sabía resolver los problemas haciendo que la actitud de esta fuera incluso más severa.




    — Y aún estamos a principio de curso— Se quejaba Lorena colocando sus brazos en su cabeza.




    Sam y Juan estaban sudando, apenas entendían los ejercicios y las explicaciones de la profesora no ayudaban demasiado.




    Pero por fin sonó la alarma que hacia concluir la clase para alivio de los alumnos. Eva mandó deberes provocando las quejas de los alumnos.




    — Esto es la universidad, sino les gusta pueden irse a primaria, estoy seguro que allí haran menos faena— Dicho esto se marchó por la puerta.


    El grupo aprovecha el descanso para hablar un rato de otros temas hasta la siguiente clase.




    — Venga, no me negaras que aquella chica de la primera fila esta bastante bien— Juan agarra por el cuello a su amigo mientras sonrie.


    — No esta mal, pero según escuché ayer tiene novio— La sonrisa se esfumó en un instante al chico.




    Lorena interviene algo enfadada.




    — No saldrían con vosotros en la vida con esa actitud inmadura— La joven se acerca a ellos dos.




    Juan mira con cara de odio a su amiga.




    — Y lo dice quien ha sido rechazada por tener un busto pequeño...tabla de planchar— Un capón es lo que recibe el chico.




    Ambos se enfadan y discuten.




    — ¿A quién llamas tabla de planchar?— Aprieta los puños mientras intenta golpearle.




    Sam se levanta para salir de clase.




    — Ahora vendré, espero que sigan con vida alguno de los dos— Bromea el joven pues sabe de sobra la actitud de estos dos.




    El chico cruza un pasillo y se para frente a una máquina para tomar un cáfe. Toma el vaso y justo cuando se dispone a ir a clase ve a su profesora con otra mujer sentada bebiendo algo.




    — Chica, hemos tenido esta conversación muchas veces, debes dejarle cuanto antes— Comentaba la mujer.




    Sam se esconde tras la máquina, apenas habia alguien por ese pasillo a esa hora.




    — Sabes que me es muy difícil, él quiere hacerlo y yo no me siento preparada para ello— La otra mujer da un pequeño golpe en la mesa.




    — Escuchame, debes denunciarlo sino quieres salir más lastimada— Ya no sabía como decirle a su amiga que dejara a su marido.




    Nunca habia imaginado que aquel hombre tan amable fuera así cuando estuviera con ella. Quizás eso hacia que sus clases fueran duras, lo pagaba con la clase.




    Entonces hay un silencio durante unos segundos.




    — Bueno, me voy a hacer unas cosas, luego nos vemos— Se despide la amiga de Eva.




    Sam se toma el cáfe rápido y cuando va a tirar el vaso de plástico se topa de morros con ella que le tira algo hirviendo a la camisa.




    Este se queja al sentir el calor en su torso, realmente estaba muy caliente.




    — Disculpa, ha sido sin querer— La mujer trata de limpiarlo.


    Sam busca el baño que por suerte esta cerca, hace caso omiso de lo que le esta diciendo para abrir lo más rápidamente el grifo y echarse el agua fria. Al sentir el agua el joven suspira aliviado. Entonces entra la profesora.




    — ¿Te encuentras bien?, ¿Estás herido?— El chico no imaginaba que pudiera ser tan amable.


    — Esto...si, algo mejor— Responde mientras se seca con un pañuelo.




    Unos pasos se escuchan desde fuera, alguien se acerca. No sabe muy bien porque lo hizo pero Sam mete a la profesora en uno de los retretes y se mete también. Cierra la puerta con seguro.




    — ¿Has visto la nueva maestra de Economía?, es muy dura pero esta que te cagas— Comentaba uno de ellos.


    — Su pareja debe ser un suertudo, aunque tiene mal genio ya sabes lo que dicen...luego en la habitación...jeje— Ambos rien.




    Sam ve la cara de Eva quien parece estar avergonzada, se le nota incomoda y es entonces cuando recuerda la conversación anterior con aquella mujer.




    — Su marido es idiota— Susurra el joven mientras espera que se marchen.




    Eva abre los ojos como platos, él habia escuchado la conversación anterior. El saber que tendrá que ir a casa con ese hombre le hace temblar unos segundos.




    — Bueno, vamonos a clase un rato. Menos mal que ahora toca con ese viejo de historia y puedo dormir, bastante caña nos ha metido la de Economía hoy— El ruido de una puerta cerrandose se escucha haciendo suspirar de alivio.




    Eva no se mueve, se siente indefensa y quiere salir pero algo le impide andar. Sam abraza a la profesora, no entiende muy bien el porque pero algo le decia que lo hiciera. Ambos se miran a la cara durante unos segundos.




    — Este chico...es de mi clase— Piensa la mujer mientras le mira a los ojos callada.




    Siente como su corazón va a mil, ambos mejor dicho. Un leve sonrojo cubre la cara del chico que lleva su mano al rostro de ella.




    Los minutos pasan muy lentos para ellos, no habia nadie más en el baño pero si les pillaban iba a suponer un problema. El abrazo del chico le hacia sentirse cálida.




    — ¿Cuanto hace que mi marido no me abraza de esta manera?— Se le escapa una lagrima.




    Sam sorprendido, la limpia con su dedo indice.




    — Tu...tu camisa esta manchada por mi culpa— Eva trata de sobreponerse a la situación.




    El chico sonrie mientras se desprende unos botones dejando parte del pecho al aire. Ella al ver la acción del chico se sonroja aún más y su respiración se vuelve más fuerte. Algo que no sabía explicar.




    Suena el timbre haciendo que los dos ''despierten'', era hora de volver a clase.




    — Traeme tu camisa más tarde y yo la lavare como disculpa, ¿somos vecinos no?— Balbucea ella.


    Quita el seguro, abre la puerta marchándose mientras piensa en lo sucedido. No estaba bien, esas cosas indecentes y menos con un alumno...pero habia se había sentido bien para ella.




    Por su parte, el chico se coloca de nuevo los botones mientras aún tiene en su nariz el dulce perfume de la mujer. A pesar de lo dura que se muestra en clase, luego resultaba ser una buena persona.




    — ¡Mierda, la clase!— Sale a toda velocidad para llegar a tiempo.




    El resto de clases transcurrieron normal, Juan y Lorean estaban calmados pero él no podía parar de pensar en lo ocurrido en los lavabos. Quien sabe que podría haber ocurrido sino llega a sonar el timbre.




    Unas horas más tardes, Eva se encuentra en su casa sola viendo la televisión. El recuerdo de aquel suceso le llevaba rondando la cabeza todo el día. Y ahora más mientras ve una telenovela de un amor prohibido.




    — Gabi estará fuera dos días y yo aquí sin hacer nada— En ese instante recuerda que debe lavarle la camisa.




    Toma las llaves y sale para tocar a la puerta de al lado. Abre la madre de Sam que aprovecha para darle la bienvenida y la invita a tomar algo.




    — No se preocupe, yo la lavare— Pero Eva insistia.


    — De verdad, dejeme a mi.


    — No es problema, en serio— No le queda más remedio que dejar de insistir.




    El télefono suena, la madre de Sam escucha con atención.




    — Si, ire ahora mismo— Entonces cuelga y mira a la mujer. — Volvere enseguida, no se mueva que quiero preguntarle sobre como va mi hijo— Dice mientras sonrie sin dejar responder a Eva.




    Ella mira la sala, es confortable y bonita, unas cuantas fotos adornar el sitio. Sam sale en ese momento con una toalla en su cintura.




    — Mamá, ¿has visto?— Se queda a mitad frase al ver a su profesora allí.




    Eva le explica como puede la situación debido a que los nervios le pueden.




    — No se preocupe, bueno voy a cambiarme— Ella le agarra el brazo. — Espera, no te he dado las gracias por...ya sabes, ayudarme esta mañana...cuando me has abrazado— Comenta mientras trata de encontrar las palabras adecuadas.




    Sam sonrie, le levanta el rostro y le dice que no se preocupe. Al ver el torso desnudo del joven no puede evitar sonrojarse, el mismo sentimiento que en la mañana empieza a recorrerle todo el cuerpo pero esta vez de forma violenta. El chico siente como su corazón aumenta el ritmo, la profesora era realmente muy guapa y atrae su atención.




    Se muerde el labio y la agarra de los hombros.




    — Profesora, yo...yo— Tartamudea torpemente.




    Ambos se miran a los ojos directamente mientras sienten el aliento del otro cerca.








    Continuara...
     

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