Lluvia Estar bajo las sábanas se convertían en su oasis, por esa misma razón amaba que la noche llegara, porque podía descasar. Podía cerrar los ojos y olvidarse de todas las cosas por unas cuantas horas. No obstante, esa noche fue diferente, sí, se encontraba en su oasis; un refugio que días pasados se iba secando. Se rascó la nariz y tragó saliva con dificultad, sintiendo un nudo en ella. Su pecho dolía como nunca lo había hecho, ¿por qué? Se encontraba con una salud física impecable, ¿qué era esa sensación entonces? Se llevó la mano al rostro y lo sintió empapado, no, no era sudor, eran lágrimas. Las nubes negras rompieron sus puertas y dejaron caer un aguacero. Aquella noche, la fuerte lluvia había arrasado con toda la basura y suciedad de su interior, dejando un sentimiento de serenidad. Por la mañana se levantó con los hombros muy ligeros, y una paz interna envidiable, hacia tiempo que no se había sentido de esa forma. Se miró al espejo y se sonrió, por primera vez se miraba relajada. . . .