Lluvia y algo de lágrimas.

Cada vez que tomaba la mano de mi madre sentía una inmensa calidad, siempre me sentía seguro, de camino a la guardería, al igual cuando me recogía.

Los días siempre habían sido soleados y llenos de felicidad pero un día el cielo se torno gris y me sentí muy triste y solo, incluso las manos de mi madre estaban frías, mi madre noto mi pena y me pregunto que sucedía.

Y pues yo le respondí con mucho desanimo – es que el cielo esta gris – mi madre dijo con una gran sonrisa – a caso no es hermoso el tono de este cielo – yo mire el cielo con mucho disgusto – pero parece que el cielo esta triste – mi madre solo me miro y dijo – hasta el cielo se siente triste y con ganas de llorar a veces, en la vida no todos los días estarán llenos de felicidad sin embargo debemos de aprender a superarlos.

En aquel entonces no comprendí muy bien lo que quiso decir mi madre, unas horas después de haber charlado con ella, cuando me encontraba sentado en la mesa con mis amigos los cuales sonreían y jugaban con mucho entusiasmo al verlos me sentí solo.

Decidí sentarme frente a la ventana, recuerdo que era una gran ventana y que tenía unas cortinas de color azul marino me gustaban mucho de repente una gota salpico la ventana y capturo mi atención se deslizaba lentamente sobre ella, luego empezaron a caer más.

No sé si fue mi imaginación pero todo comenzó a moverse más rápido las aves que se encontraban reposando en un frondoso árbol elevaron el vuelo y el viento tomo velocidad y se escuchaba su soplar, cada vez las gotas de agua eran más grandes hasta el punto que todo la ventana estaba salpicada por ella.

Tuve el impulso de posar mi mano sobre aquel vidrio frio en un instante un rugido se escucho a lo lejos pensé que era una clase de monstruo y todos mis amigos gritaron y temblaban de miedo, otros se ocultaban debajo de las mesas y una niña que se había asustado pero se calmo rápidamente dijo – no es un monstruo, es solo un rayo – y los niños que se ocultaban bajo las mesas dijeron - ¿un rayo? ¿Qué es eso? - la maestra se acerco y les explico que era.

Un rugido se escucho nuevamente pero esta vez más fuerte fue algo inusual en vez de sentir miedo sentí tristeza mi madre había dicho que el cielo se sentía triste, pensé en que estas gotas que salpicaban la ventana era sus lágrimas me dio mucha pena y rompí en llanto quería que el cielo estuviera feliz que ya no llorara y me preguntaba que le hacía sentir tanta tristeza.

No tarde mucho en caer en sueño, mis ojos se encontraban hinchados y la nariz la tenia llena de mocos, la maestra noto que estaba llorando y me llevo a descansar me dijo que durmiera que muy pronto pasaría la lluvia, pero yo quería seguir frente a la ventana sin embargo el aroma de Lavanda que despedía las sabanas que me acogían hizo que conciliara el sueño.

Al despertar note que el cielo ya no lloraba y corrí hacia la ventana la cual aun tenía unas cuantas gotas, abrí la ventana y Salí al patio el sol irradiaba mucha luz era magnifico había pequeños pozos de agua por todo el patio y muchas flores cubiertas de roció el aire se sentía puro, lo que más me sorprendió fue un rio de colores que parecía plasmado en el cielo, imagine que el cielo estaba sonrojado eso me calmo y comprendí las palabras de mi madre.

La vida está llena de desdichas y por ello hay que levantarse en cada caída, no retroceder a todo aquel mal trago y recordar que hasta esos malos momentos llegan a su final.