Llantos de guerra

Tema en 'Relatos' iniciado por George Asai, 4 Agosto 2014.

  1.  
    George Asai

    George Asai Maestro del moe

    Aries
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    15 Mayo 2011
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    Escritor
    Título:
    Llantos de guerra
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
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    1
     
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    Saludos, hoy les tengo un One Shot basado en mi escrito: "Flores Entrecruzadas", para ser preciso en la guerra de resurección.

    Pero este escrito es diferente, no hay guerreros ni soldados, solamente personas.

    Les invito a leerlo.


    Llantos de guerra

    ¿Por qué existe la guerra?

    ¿Qué necesidad tenemos de matarnos mutuamente?

    No lo sé, nunca supe la respuesta y aunque la supiera seguiría sin entender el significado de una palabra tan horrenda y tormentosa. Yo nací en el año 1995, mis padres eran diferentes pero eso no importó a la hora del amor, mamá pertenecía a la raza de las ninfas, una especie sobrenatural que vivía entre los árboles y entablaban una armonía perfecta con la naturaleza.

    Papá en cambio era un aventurero que se perdió en el bosque y ahí conoció al amor de su vida. Ellos me contaron que para vivir como una familia debíamos huir a un sitio donde las reglas no pudiesen alcanzarnos, esa utopía maravillosa a la que llamamos hogar se presentó frente a nosotros bajo el nombre de Chamber, una ciudad gigante que estaba oculta del mundo exterior y donde las razas no importaban a la hora de ser felices.


    Yo apenas era un niño cuando la desgracia comenzó, cierto día mi madre y yo salimos de la escuela hacia casa en nuestro coche familiar, a pesar de su origen mi madre amaba las cosas tecnológicas y siempre decía que moverse en carro era la mejor opción para llegar temprano a casa. Todavía podía recordar la sonrisa que me dijo al decirme lo que íbamos a comer esa tarde, a mis diez años no estaba enterado de las cosas terribles que sucedían fuera de estas murallas.

    Chamber estaba amurallada y bien custodiada por guardias de diferentes razas y ante ese poder militar yo me sentía seguro, creía que nada podría alterar las vidas tranquilas que llevábamos en ese tiempo. Mis padres habían estado nerviosos durante unos días, pero yo pensé que eran simples preocupaciones laborales o económicas, nada me preparó para lo que pasó esa tarde.

    Una enorme bola de fuego surcó los cielos hasta impactarse con un rascacielos, posteriormente la muralla norte cayó y de ahí salieron miles de soldados armados con rifles de asalto, espadas y demás armas destructoras. No comprendía lo que ocurría, todo pasó tan rápido que apenas tuve tiempo de bajarme del coche y correr miserablemente hacia cualquier lado.

    —¡No sueltes mi mano! —gritó mamá, la gente corría hacia todas partes, trataban de huir para salvar sus vidas sin ningún éxito. Giré mi cabeza hacia atrás para ver a los agresores que nos atacaban, grande fue mi sorpresa cuando noté a más de doscientos hombres disparándole a los guardias con rifles M-16, aquella visión aterradora me asustó mucho, quise hablarle a mamá para decirle que ocurría pero mi voz no salía.

    —¡Cuidado! —escuché gritar a un hombre detrás de nosotros, posteriormente una enorme explosión nos alcanzó y todos los presentes salimos volando en diferentes direcciones, en mi mente seguía viva esa memoria trágica de ser lanzado hacia unos edificios a toda velocidad, como si estuviese teniendo un accidente automovilístico.

    —¡Cariño! —Esa palabra fue la última que logré escuchar de mi madre, de ahí vino un silencio ensordecedor que me consumió desde las entrañas. Cuando desperté me quité unos cuantos escombros de encima, por un momento creí que estaba en el infierno, pues la visión de la ciudad no se parecía nada a mis recuerdos de hace algunas horas.

    Los edificios yacían destruidos y envueltos en llamas, el cielo estaba pintado con un rojo escarlata que daba una pinta cercana a la muerte. Vi muchos cuerpos calcinados en el suelo, mis ojos se llenaron de lágrimas instintivamente ya que no pude encontrar a mamá.

    —¡Mami!, ¡dónde estás! —Mis gritos no llegaron a ella, de hecho ya no había nadie vivo aquí, volteé hacia ambos lados en búsqueda de algún sobreviviente pero no pude encontrar a nadie. Entre los cadáveres vi a un hombre vestido con una túnica extraña, ésta tenía una cruz cristiana bordada e igualmente portaba un rifle de asalto.

    Caminé un poco por las calles destruidas, desconocía el tiempo que pasé inconsciente o el porqué de esta destrucción indiscriminada, así que simplemente me limité a seguir caminando por este cementerio nauseabundo. Los automóviles quedaron inutilizados por las explosiones y las carreteras perdieron todo el concreto que tenían, ya nada era igual, todo cambió en cuestión de segundos.

    —Oye, niño… —Una voz me llamó desde los escombros de un viejo edificio abandonado, traté de ignorarlo al principio pero la falta de compañía me hizo acercarme a ese sujeto. Era un tono masculino y grave, seguramente algún adulto mayor o miembro de la mediana edad.

    —¿Qué pasa? —Una parte de mí no quería saber el origen de esta desgracia, estaba teniendo un nudo en la garganta, quizá este hombre podría revelarme la verdad de este ataque tan injusto, no obstante si lo hacía tal vez perdería toda esperanza que aún se almacenaba en mi corazón. No deseaba aceptar esta realidad, quería despertar de esta pesadilla para volver con mamá y comer su rica comida todos los días hasta volverme adulto.

    —Ven, siéntate. —Al acercarme lo suficiente pude ver bien a ese hombre, era en efecto un anciano, tenía una barba blanca muy grande y también portaba una túnica parecida a la de ese hombre muerto que topé hace rato —. Esto es un desastre, ¿no es así? —cuestionó con una ligera sonrisa.

    —¿Cómo puedes decir eso?, ¡todo ha sido destruido! —exclamé, estuvo mal gritarle a este anciano, pero no podía seguir guardando esta tristeza todo el tiempo.

    —Tienes derecho a estar enojado y gritar, después de todo eres humano como yo, la pregunta es… ¿Por qué nos ordenaron hacer esto? —El viejo soltó un suspiro depresivo, sus orbes café se veían totalmente carentes de alma, poco a poco pude ver como la vida se estaba hiendo de sus manos. Fue una imagen triste y desolada, al apreciar bien su estado pude notar un agujero en su pecho, de éste brotaba sangre que lentamente escurría hacia el piso.

    —¿Ordenar?, ¿a qué te refieres? —cuestioné mientras tapaba mi boca con la mano, estaba a punto de vomitar por el olor a muerte que aquí nos inundaba. Yo estaba realmente mal, pero ese hombre no se veía inmutado por la horrible tragedia que sucedía a su alrededor.

    —Este ataque lo hicimos nosotros, los agentes del Vaticano, yo soy un hechicero. —Cuando él dijo la palabra “hechicero” varios escombros pequeños empezaron a levitar, en efecto él no mentía. Gracias a mi madre me enteré un poco acerca de los conceptos de hechicería y control elemental, aunque nunca tuve la oportunidad de ver a un hechicero en vivo.

    —¿Ustedes fueron?, ¿por qué?, ¿por qué hicieron algo tan terrible? —Era solo un niño, no podía odiar fervientemente a este hombre, la herida en su pecho era mortal que tener sentimientos malvados hacia este sujeto simplemente era una pérdida de tiempo. Mi voz lentamente empezó a romperse, los recuerdos de mi hermosa madre me golpearon cuando volvía a la realidad que estaba frente a mí.

    —¿Por qué será?, ni yo mismo lo sé. Esto es la guerra de resurrección, el Ejército de la Felicidad contra el Vaticano. —Aquel hechicero hizo una pausa, sus ojos perdían brillo conforme pasaba el tiempo y ante dicha situación simplemente soltaba quejidos ahogados —. Esto es estúpido, si ustedes eran felices entonces porque mierda vinimos a matarlos, ¡no lo entiendo! —exclamó, esas palabras seguramente no iban dirigidas a mí, sino a su propio subconsciente, como una especie de reclamo hacia el final de su existencia.

    —¿De qué hablas?, no comprendo...

    —Esta guerra la causamos nosotros y al final nadie ganará, todo quedará hundido en la infamia. —Nuevamente seguía sin entender lo que decía, mi corazón no soportaba ver estas imágenes tan crueles, era demasiado para un niño de diez años y posiblemente para cualquier ser humano.

    —¡No te entiendo!, no quiero saber más, deseo ir con mamá y papá, ¿ellos están bien, verdad?, ¿no les pasó nada, verdad? —pregunté, el hechicero me miró a los ojos y con una sonrisa fingida negó con la cabeza.

    —Quisiera decirte que sí, pero ya no puedo decir más mentiras. He mentido suficiente para una vida y por única vez en mi fatídica historia te diré una verdad irrefutable: Todos están muertos, nadie sobrevivió al ataque.

    Cuando escuché eso no pude más, me di la vuelta y salí corriendo de ese lugar dejando al hechicero atrás. Corrí hacia mi casa deseando de todo corazón que alguien estuviese ahí, cerré mis ojos y le pedí a Dios desde el fondo de mi alma que mis padres estuviesen bien.

    Por favor, si existe un Dios salva a mis padres.

    Por favor, si existe un Dios sálvame de este destino tan atroz que está comiéndome desde adentro.

    En ese momento una imagen feliz entró a mis recuerdos, me veía a mí mismo comiendo pastel junto a papá, ambos sonreíamos mucho mientras llamábamos a mamá para acompañarnos. Ella era hermosa, la mujer más maravillosa que jamás conocí con mis escasos diez años.

    —Ven, acércate para que recibas tu rebanada. —Mamá muy tímidamente se sirvió también, en ese momento papá la tomó de la cintura y le robó un beso muy romántico. Ellos se amaban mucho y al mismo tiempo me querían con gran fervor, estar en casa era lo mejor, cada día me hacían sentir especial con juegos o regalos.

    —Está bien, pero solo si prometen comerse sus verduras todos los días.

    —¡Sí! —exclamamos papá y yo al mismo tiempo.

    —Ustedes realmente se parecen, ¡pero por eso los amo! —Los tres nos reunimos en un abrazo cálido y lleno de amor, ¡amaba a mi familia!, ellos lo eran todo para mí y el solo pensar que jamás volvería a verlos me llenaba los ojos de lágrimas.

    Las memorias felices siguieron golpeándome con más fuerza cuando llegué a casa…

    Ya no había nada ahí, lo que alguna vez fue mi hogar se convirtió en un agujero calcinado carente de vida.

    —No puede ser, ¡es imposible! —grité, posteriormente me arrodillé y empecé a llorar como nunca antes lo había hecho.

    ¿Por qué nos pasó esto?

    No lo entendía, simplemente las imágenes iban más allá de mi inocente comprensión.

    Elevé mi semblante hacia el final de la calle, fue ahí donde lo vi…

    Era un hombre alto, tenía el cabello castaño y también portaba las túnicas que ese viejo hechicero usaba. A diferencia suya él no se veía cansado ni anonadado por la enorme cantidad de cadáveres que estaban dispersos por toda la ciudad.

    La distancia entre nosotros era de veinte metros, por lo tanto me sentí seguro para ponerme de pie, darme la vuelta y correr, no obstante en menos de un parpadeo ese sujeto se colocó frente a mí.

    —¿Eh?, espera… ¡No! —exclamé.

    —Uno quedó vivo. —Eso fue lo último que escuché antes de morir decapitado por su espada.

    ¿Por qué existe la guerra?

    ¿Qué sentido tiene matarnos mutuamente?

    Al final nunca obtuve la respuesta.

    Pero lo que sí aprendí en mis cortos diez años fue lo siguiente.

    La vida es un sueño maravilloso del cual despertamos con la guerra

    Fin



    Este escrito lo hice en media hora y la verdad ha sido de lo más crudo que he hecho, para los que no sepan muy bien el contexto la guerra de resurección es un conflicto sobrenatural que aparece en mi novela: "Flores Entrecruzadas", pueden leerla en el foro también. En dicha guerra pelean dos facciones, los agentes del Vaticano contra el Ejército de la felicidad, la batalla de Chamber en Flores apenas y es mencionada como un hecho aislado, pero acá quise mostrar un lado más realista de ese conflicto.

    Aunque sea una guerra sobrenatural y con poderes (como ya lo notaron) no deja de ser una guerra y en dichos combates los inocentes sufren.

    Las preguntas de siempre.

    1 ¿Qué piensas del escrito?

    2- ¿Cuál fue tu escena favorita?

    Como nota extra, siempre quise escribir algo de este género, normalmente mi especialidad son los combates, las escenas de acción mano a mano o en masa, donde los combatientes pueden defenderse y luchar usando todas sus habilidades y técnicas para mantenerse vivos.

    ¿Pero qué pasa con los inocentes?, ¿qué pasa con los civiles?

    Hasta ahora nunca me había puesto a pensar qué sentían ellos, los que no combaten, aquellos incapaces de sostener un arma para defenderse. En este escrito lo intento y durante la parte final, confieso que lo sentí muy feo, incluso estuve a punto de soltar lágrimas mientras escribía. Lamento haberlos aburrido con estas confesiones, pero este escrito, si bien fue corto creo que sirvió como una experiencia para mí y que me hizo crecer como escritor. Gracias por leerlo, espero que mi relato haya causado al menos un sentimiento en ti.
     
    Última edición: 4 Agosto 2014
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  2.  
    Valerie Joan

    Valerie Joan Espada de Hielo y Escudo de Fuego

    Sagitario
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    Vaya, oh woah.

    Primero que nada, te agradezco que me recomendaras esta historia en mi perfil hace un tiempito. Finalmente la pude leer, me atrapaste desde el inicio.

    Las guerras existen por el egoísmo de las personas. Son el peor grado de egoísmo, en realidad, porque incluso que un amigo te mienta para que no tengas algo que él quiere, es egoísmo. Las guerras solo sirven para eliminar poblaciones y enriquecer a personas sin escrúpulos, porque estas conductas tan ruines nada resuelven.

    1- ¿Qué piensas del escrito?
    Que es la realidad, que las guerras son sin sentidos y los inocentes pagan con su vida por personas que están sentadas en un escritorio manejando dinero y engañando a otros más con falsos ideales de supremacía.

    2- ¿Cuál fue tu escena favorita?
    El anciano arrepentido, porque él sabía que eso que hacía no tenía sentido. Porque al final tuvo conciencia, aunque pagó por sus crímenes.

    Eres un buen escritor, nuevamente gracias por invitarme.
     
  3.  
    Kuroshi Lucifer

    Kuroshi Lucifer Iniciado

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    Pluma de
    Escritora
    ¡Tarde como nunca, no Kuroyukihime?!!
    Deja de fastidiarme, quieria estar alejada de ti, tonta conciencia ¬¬. Bueno, con respecto a tu One-Shot:
    Me dejaste con la boca abierta, sin duda me has dejado impresionada. La guerra no es cosa de juego, y en tu fic me has demostrado que los mas afectados son los niños al perder lo unico que tienen, a sus padre.
    Ese hombre, el que habla con el pequeño, me alegra que haya mostrado un poco de compasión, sería horrible que matara a un pequeño indefenso que no tiene idea de nada.
    Sin duda de lo mejor que he leído.
    Espero leer algo tuyo de nuevo.
     

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