Lirios Para la actividad ¡Vamos a pensar! Cantidad de palabras: 447 + título Tema: --- (al final, arruinaría la sorpresa) Lirios El silencio que reinaba en el ambiente fue roto por el eco de las pisadas del hombre que acababa de irrumpir en el lugar. Miró hacia todas direcciones, aunque ya estaba acostumbrado a no encontrar a nadie caminando por aquellos corredores a esas horas; aferró con fuerza el ramo de flores que llevaba en sus ya nudosas manos, sintiendo los apresurados latidos de su corazón enamorado. ¡Se sentía como un chiquillo! Reinició su marcha bajo la mirada ausente de las muchas estatuas que bordeaban ambos lados del frío pasillo, y no pudo evitar sentir un escalofrío recorrer su cuerpo. Apresuró el paso, detestaba encontrarse en aquel lugar; cuando los rayos del sol besaron su rostro nuevamente supo que por fin había llegado a su destino. Frente a él se veía el campo abierto, las gotas de rocío aún brillaban perlando el verde prado. El hombre, ya mayor, ajustó su chaqueta al sentir el frío viento matutino en su cuello. Caminó guiado por nuevas estatuas, éstas más bellas que las anteriores pero con la misma mirada vacía; qué solas se deben sentir al tener un corazón pétreo, pensó. Dobló por un último recodo de árboles y entonces la vio: sus cabellos plateados brillaban a la luz de un sol otoñal, sus ojos relucían cual esmeraldas, y una sonrisa cruzaba sus labios con una dulzura infinita. Él también sonrió, bajo la mirada silenciosa de la mujer. —Hola, Amanda —saludó, mas no obtuvo respuesta—. Te he traído un obsequio. El viejo guardó silencio, mientras en sus ojos achocolatados se podían ver el reflejo de la melancolía y de un amor sin fin. Se sentó en el pasto bajo la mirada ausente de su amada y le extendió el ramo de flores. Sabía que ella hubiese saltado de felicidad al verlas: lirios blancos, sus favoritas. Se acercó lentamente y estampó un sonoro beso en la mejilla de su esposa. Se alejó al sentir el contacto frío del papel. Amanda le sonreía desde aquella fotografía con la alegría que él siempre había admiradoy que no le abandonó siquiera al momento de su muerte. Permaneció junto a ella durante toda la tarde contándole las cosas que le habían pasado esa semana, las noticias de sus nietos y de sus hijos, las dolencias del perro viejo que tenían y el amor que por ella sentía. Las personas al verlo sentían pena, mas él se sentía nervioso como un niño enamorado. No estaba junto a una tumba, sino que se hallaba al lado de su esposa y ella estaba más viva que nunca..., en él. Y es que la seguiría amando como el primer día, sin importar que la muerte los separase. Tema: Ir al cementerio
Re: Lirios Cuando quieres puedes ser terrible, Kyros. Prácticamente me hiciste llorar, no sé si sea porque estoy emotiva o porque tu escrito está tan cargado del sentimiento del anciano que me hace estremecer. Es precioso, sencillamente, dulce, real, triste, pero a la vez alegre y cargado vida. No tengo más palabras; si me vieras la cara ahora mismo lo entenderías a la perfección.