Liesel, la saumensch de himmlestrasse

Y ahi estaba ella, en medio del desastre, todo reducido a Cenizas. La ladrona de Libros me cautivó nuevamente.

~Un dato interesante~
Himmelstrasse, o Paraíso fue destruida en un bombardeo.
Por error
​

Siempre me ha gustado ver a las personas que a pesar de su tragedia salen por sí solas, me miran a la cara y me llaman "Saukerl".

Rosa Hubermann me llamó de la misma manera antes de cargarla en mis brazos, por que como sabes, todos mueren, tu morirás. Y allí me verás, como un buen amigo que te siguió siempre.

Y Hans Hubermann, su último pensamiento dirigido a su adorada hija: Liesel Meminger. Aquella niña que llegó muerta de frío y hambre, que ansiaba poder leer y escribirle a su madre. No, no Rosa. Su madre comunista.

~ Casualidades de la Vida
Recogí a su madre un año después de que la ladrona de libros
llegará a casa de los Hubermann.
Nunca recibió esa primer carta de Liesel.
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Pero vamos, con calma. Aun no es tiempo de conocernos, pero puedo contarte una historia. Una historia escrita en un pequeño libro negro, que encontré entre los escombros de un bombardeo, y que nadie recogió.
Te contaré de Liesel Meminger, y de su Rudy. Te contaré de los ojos de plata de Hans, de los insultos llanos de cariño de Rosa. Ah, y de un púgil judío.

~ Oculto en el sótano, claro.
Le serví fielmente al Führer.
Pero eso ya lo sabes.
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Acompañame, y descubre a la Saumensch de Liesel.

 

PRIMERA PARTE​

A estas alturas ya sabes quién soy. Y has empezado a trazar en pensamientos la vida de Liesel Meminger.

~ Presentando:

Una saumensch. Un Cabello Limón. Una mujer Tormenta. Un Acordeón hecho hombre. Y un Judío…​

Empezaré por el principio. Pocas veces me detengo a observar a las personas, rara vez hablamos. Pero admito que existen algunos seres que me causan admiración y asombro. Y curiosidad, verhest?

La conocí en una situación poco grata. Viajaban en tren, los tres muertos de hambre y frío. Un niño pequeño con un terrible acceso de tos.

~Ya sabes lo que significa:

Cargué al niño, era tan liviano y suave.​

Y ahí estaba ella. Miraba fijamente a los muertos ojos de su hermano, susurrando un inaudible “Mamá”.

Hicieron una parada rápida en un cementerio, y dejaron al niño arropado con tierra y nieve. Liesel Meminger, lloraba, pataleaba. Su madre, miraba estática la escena. Más dolor le vendría encima.

~Pequeña Nota Mía

No quieres saber lo que le ocurrió con la Joven Madre de Liesel.

Perdió dos hijos. Y vivía en el apogeo del Führer.

¿Olvidé mencionar Kommunist?​

Pero lo más adorable de aquel episodio, fue ver su primer hurto. Claro, no podrías considerar “robar” a algo que encuentras en el suelo. Un mozalbete aprendiz lo dejó caer en algún momento después de enterrar a Werner Meminger.

Y ella en medio del dolor vio algo negro y pequeñito con letras doradas, ella no supo que decían. Yo sí. Lo guardó en su pobre y desvaído abrigo. Y siguió a su madre de vuelta al tren.

Sabes que es lo mejor, mi amor- pensaba la madre sin poder externar su pensamiento.

Silencio.

Se encontraban en una situación difícil, no tenían dinero, no tenían hogar. No tenían un hombre y padre que las protegiera. Y tenían el apellido y apariencia de comunistas. Era equivalente a ser judío. Daba igual, todos terminaban de la misma manera.

Amaba a sus hijos, y quería darles la seguridad que ella no podía darles. No hasta el fin de la guerra.

~ Un dato interesante

Aunque se hubiera salvado de Adolf Hitler,

No habrían podido encontrarse.​

Un hogar de Acogida. Un hogar Alemán. Nada mejor para sus hijos. Su hija, perdón. Le dolía el corazón pensar así, y ahora viviría con más dolor, no le era fácil aceptar alejarse de sus hijos, y ahora la Muerte le arrebata uno.

~Llámame Saukerl de Mierda, pero No soy cruel.

Yo no tomo las decisiones aquí.​

Después de dejar a Liesel con Frau Heinrich, la trabajadora social que llevaría a su hija a Molching, calle Himmelstrasse, regresó a ese pequeño y frío cementerio. Y no se movió de ahí hasta muy entrada la noche.

La penúltima vez que la vi fue ese día, unos hombres la tomaron del hombro.

- Frau wer Sie sind und dass hier?

No fue capaz de decir su nombre ni supo precisar que hacía en aquel lugar. Las cosas no se quedaron así. La llevaron a rastras de ahí a la comisaría más cercana. Ya sabes, a nadie le gustan los comunistas.

Kommunist….

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Pronto vendré con la continuación de la primera parte.
Gracias Por Leer...